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sábado, 15 de noviembre de 2025

LA GUERRA DE NUESTROS ABUELOS

 

Acataban El Franquismo Por Miedo 

Mi abuelo Andrés Cordero Mariscal.-         Nació 1905 en Guadalcanal (Sevilla) y falleció en 1974, de modo que he tenido que elaborar y reconstruir estas vivencias con la ayuda de su familia más cercana, mi madre y sus primos, Antoñita, de setenta y tres años, y su hermano José, de setenta y dos, hijos de una hermana de mi abuelo. El pueblo natal de mi madre es Alanís de la Sierra, en plena Sierra Morena, adonde mi abuelo había llegado a los cinco años, cuando quedó huérfano. En su entorno se encuentran Guadalcanal, San Nicolás del Puerto, Cazalla de la Sierra o Azuaga, ya en Badajoz.
        La geografía de la zona es la típica de la Sierra Norte de Sevilla, llena de olivares, encinas y dehesas, también hay huertas a lo largo de la rivera de Benalíjar, donde se realiza la Romería, arroyo que limita el término por occidente con el de Guadalcanal, antes de rendir sus aguas al Viar.

La Escuela Era Sólo Para Las Familias Bien Posicionadas. -
        Mi abuelo Andrés era el cuarto de seis hermanos, cuatro hembras y dos varones. Su padre, mi bisabuelo, murió cuando mi abuelo era niño todavía. Se dedicó al cultivo del campo, trabajando para los terratenientes, propietarios de los numerosos cortijos de la zona.
        Porque entonces prácticamente los únicos trabajos que había, los más abundantes, eran el de jornalero o el de las minas, muy numerosas también por estos pueblos de la sierra y que en estos años provocaron el desarrollo económico de la zona. Mi abuelo no fue a la escuela, directamente se puso a trabajar a muy corta edad ya que la situación económica lo requería así. Asistir a la escuela estaba reservado sólo para las familias bien posicionadas.

El Fruto Del Trabajo Era Para El Terrateniente. -
        Pues bien, mi abuelo, igual que su padre, trabajó en el campo labrando las tierras, los cortijos, un trabajo muy duro, ya que además de las muchas horas, el fruto del trabajo no era para el labrador, sino para el terrateniente, aunque había familias propietarias que ellas mismas se encargaban de la labranza. Semejante es el caso de mi tío, el marido de mi tía, cuyos padres eran propietarios entonces de un cortijo y varias tierras, que ellos mismos cultivaban y siguen cultivando sus hijos en la actualidad. Y puedo asegurar que es un trabajo muy duro, que no permite descanso, ya que los animales no dejan de comer, incluso los fines de semana. La diferencia está en que el jornalero trabajaba por un pedazo de pan y no veía el fruto de su esfuerzo.

Matarife, Talabartero, Cestero. -
        Como la vida en aquellos años era tan dura y había tanta necesidad, había que buscarse trabajos complementarios: Mi abuelo trabajó como matarife, es decir, se encargaba de matar los cochinos en los meses de matanza, de noviembre a febrero, o bien cogiendo aceituna, o descorchando los alcornoques.
        También realizaba trabajos artesanales, era talabartero o guarnicionero, que hacía monturas de cuero para las caballerías, y cestero, porque confeccionaba cestas y canastos, y echaba asientos a las sillas de enea. Las mujeres, aunque en su mayoría se dedicaban a criar a los hijos y a las labores del hogar, no era de extrañar tampoco que ayudasen a la economía familiar, yendo a coger aceitunas o blanquear las casas. La recogida de la aceituna es algo muy común, ya que abunda mucho en estas tierras y porque hay una cooperativa en el mismo pueblo, aparte de que en aquellos años también había un molino de aceite, el “Molino de la Silla”.
        La situación económica requería saber de todo, aunque fuera por un mendrugo de pan, ya que eran años de mucha escasez.

Aún Hablan Con Miedo. -
        Según mis entrevistados, los años previos a la guerra, fueron de relativa calma. No puedo concretar hasta qué punto esto es cierto, ya que por entonces tenían muy corta edad como para darse cuenta de la situación real. Otra dificultad que he encontrado al realizar este trabajo es la reticencia de las personas mayores a hablar sobre estos temas.
        Aún en nuestros días, hablan con miedo y dejan sin contar detalles que, según ellos, es mejor no contar por lo que pueda suceder. A pesar de esto, he reunido bastantes datos como para reconstruir los hechos lo más fielmente posible. En el momento mismo de estallar la guerra, cuenta Antoñita que estaba en la plaza con otros niños del vecindario y algunas madres que allí reunían, cuando empezó todo el alboroto, los disparos, las tropas.
        El pánico se reflejaba en los rostros de aquellas mujeres, que cogieron a sus hijos huyendo a las casas más próximas a refugiares. Según cuentan, hubo gente que el estallido los pilló en otro pueblo y no pudieron regresar. Dice que, aunque no sabía lo que ocurría, se daba cuenta de que no era bueno. Tenía miedo, todos tenían miedo, fueran niños, adultos o ancianos. Recuerda las largas horas en su casa, reunida toda la familia, en medio de un silencio sepulcral, a la espera de noticias.

La Incertidumbre De Herir A Un Paisano Era Insoportable. -
        El pueblo quedó bajo dominio de las tropas franquistas, al igual que otras comarcas cercanas. A partir de entonces nada volvió a ser igual. Parecía como si la gente no fuera la misma. Mi abuelo tuvo más suerte que otros y no fue llevado al frente, que por esas fechas ya tenía treinta y un años. Sin embargo. un hermano y su cuñado, padre de mis entrevistados, fueron movilizados y llevados a luchar, donde fueron heridos en una pierna y un brazo respectivamente, por lo que se les permitió regresar a sus casas. En el poco tiempo que estuvieron en el frente vieron cosas temibles. La incertidumbre de poder herir a algún hombre del pueblo que estuviera en el otro bando era insoportable. Además, la vida allí era muy difícil: hambre y miseria. Cuenta que su padre y tantos otros, orinaban en los proyectiles, para enfriarlos, debido a las a las temperaturas que se alcanzaban por aquellas tierras.
        Muchas eran las familias que veían partir al frente a los más jóvenes, sin poder remediarlo, muchos de los cuales no regresaron. El dolor era compartido por todos y cuentan que fue impresionante como unió a familias enteras.

Mi Abuelo Se Libró De Una Muerte Segura. -
        Según mi madre y mis tías, mi abuelo era totalmente apolítico. Sin embargo, se lo incluyó en las listas de personas opuestas al franquismo, que eran llevadas a fusilar. Pues bien, lo fueron a buscar y cuando ya lo llevaban al paredón, llegó uno de los jefes del pueblo, que al verlo pregunto que por qué lo habían apresado, porque él lo conocía y sabía perfectamente que no pertenecía a ningún bando. Gracias a su intervención, mi abuelo se libró de una muerte segura. Otros no corrieron su misma suerte.
        Numerosos fueron los casos que me han narrado, de hombres que, sin saber a ciencia cierta si eran republicanos o comunistas y, por el simple hecho de que alguien diera un chivatazo, eran apresados y fusilados, dejando mujeres e hijos. Tal fue el caso de un vecino de la calle donde vivía mi abuelo, la calle Triana.
        La Guardia Civil entró su casa, mientras su mujer estaba de parto, y lo apresó. La mujer se casó de nuevo al cabo de unos años, ya que daba por muerto al primer marido. Pero no fue así. Se oyeron rumores de que había sobrevivido y que iba a regresar. La mujer, como es lógico, se preguntaba qué haría ella con dos maridos. Otro caso especial fue el de dos mujeres acusadas de ser comunistas, a consecuencia de lo cual les raparon la cabeza y las pasearon por el pueblo para mostrar lo que les podía suceder a todas las de su militancia.
        Posteriormente fueron encarceladas y una de ellas, que estaba embarazada, tuvo a su hija en la cárcel.

La Gente Del Pueblo Acogía A Los Guerrilleros. -
        Otros tantos, profirieron huir al monte antes de ser apresados y seguramente fusilados. En esta sierra hubo varios grupos guerrilleros, contrarios a abandonar la lucha, que ofrecieron mucha resistencia al franquismo. Las gentes del pueblo, a pesar de las fuertes represalias, acogían a los guerrilleros cuando por las noches aprovechaban y bajaban por comida.
        Me contaron que más de una noche estuvieron en la casa con mi abuelo y el resto de la familia. En estas visitas aprovechaban y les informaban de todo lo que sucedía fuera, las novedades. Les hablaron de la reforma agraria que se realizaba en la zona republicana y de otros proyectos que tenían para cuando la guerrilla venciese, algo de lo que se mostraban totalmente seguros.
        Estas pequeñas veladas daban algo de esperanza a todos aquellos que por miedo acataban el franquismo. Pero como es de suponer, el mantener contacto con los guerrilleros, estaba fuertemente penalizado, pagándose incluso con la muerte.
        La Guardia Civil, mandaba contrapartidas por las noches, a los cortijos, en busca de estos guerrilleros que bajaban en busca de comida. Eran muy conocidas las brutalidades que estos grupos de las contrapartidas realizaban: desde matar a los perros de los cortijos y colgarlos de los árboles, acusando posteriormente a los guerrilleros, hasta maltratar y golpear a las familias que vivían en los cortijos, violando a las mujeres, por el simple hecho de que la zona era frecuentada por los guerrilleros.
        Hasta el pueblo legaron noticias de la matanza realizada en El Pedroso, un pueblo de la comarca, que provoco en los ciudadanos más miedo si cabe a las fuerzas falangistas. Esta matanza no fue la única, ya que en Guadalcanal o en el mismo Alanís hubo muchas muertes, hasta diecisiete en un mismo día contra la pared del cementerio.
        La Guardia Civil quería evitar a toda costa que la gente escuchara cualquier clase de noticia, por lo que patrullaban las calles para impedir que se escuchase la radio en alguna casa, hecho por el cual eras encarcelado.

Los Moros Tenían Muy Mala Fama. -
        Entre tanto dolor y pena, también hay sitio para las anécdotas, pequeñas cosas que quedaron grabadas en la mente de estos pequeños que tanto vieron y padecieron. Cuentan que un día vieron que el color del cielo no era el de siempre, tenía un tono anaranjado. Se alarmó la gente porque pensaban que podría tratarse de gases que habían echado en el frente.
        Pues bien, se avisó a los vecinos para que salieran al campo, a las zonas verdes, para respirar aire puro, por lo que pudiera pasar. Pero luego uno de los maestros del pueblo anunció que no se preocuparan, que solo se trataba de una aurora boreal (aunque no sé si ese fenómeno es posible por estas zonas). Hechos semejantes muestran el miedo que tenía aquella gente.
        Otro hecho, quizás ya menos alegre, fue que por la calle de la casa donde vivían mi abuelo con el resto de la familia, pasó un grupo de moros, de las tropas africanas, los cuales tenían muy mala fama y al pasar por la puerta de la casa dieron una patada. Menos mal que poco antes había legado mi abuelo de trabajar y cerrado el portón.
        De no ser así, quizá habrían muerto todos los que estaban en ese momento en el interior. En otra ocasión, en esa misma casa, una bala entró por la ventana y se incrusto en la cuna de madera de uno de los niños, con la fortuna de que en ese momento no se encontraba en ella.

Era El Único Modo De Salir Adelante. -
        La situación económica, como es lógico, fue a peor. La imposibilidad de ir a trabajar fuera del pueblo afecto a muchas familias. Si la situación económica ya era bastante difícil, en estos años fue a peor. Familias que no tenían que levarse a la boca y bebés que no salían adelante.
        Pero hubo casos de personas que no se resignaron a vivir así y, arriesgando su vida, se dedicaron al estraperlo. Este fue el caso de una vecina de la familia que sobrevivía gracias a esta actividad. Compraba café y azúcar, productos de primera necesidad, que luego traía al pueblo para venderlos a precios más altos. Este comercio estaba fuertemente penalizado, pero a veces era el único camino para seguir adelante. Pues bien, esta señora, sin saber leer ni escribir, sin haber recibido educación alguna, lo consiguió. Salió adelante y montó su propia taberna con la que se ganó la vida.

Los “Rojos” Tiraban Los Santos Y Las Imágenes. -
        Los monumentos en la guerra también fueron protagonistas de primera mano. Es más, son los más fielmente podrían relatar lo sucedido, pues fueron testigos de todo lo acontecido en aquellos años. El primero de ellos es el castillo. Su historia se remonta mucho más atrás de esta Guerra, pues se construyó en el siglo XIV. Situado en un estratégico montículo al sur de la población, sobrevivió a los bombardeos de las tropas napoleónicas, que lo dejaron en ruinas. En los años de la guerra su función queda reducida a ser el lugar desde donde los “rojos” tiraban los santos y las imágenes como protesta y oposición a las tropas franquistas. Otro monumento clave es la Ermita de Nuestra Señora de las Angustias,
        Destruida por republicanos y comunistas. Según cuentan en el pueblo, fue un alto mando franquista el que prometió que, si sobrevivía a la guerra, reconstruiría esta ermita. Sucedió así, cumplió su palabra y mandó reconstruir la ermita a la Virgen de las Angustias, que se convirtió en patrona del pueblo. La Ermita de San Juan no corrió su misma suerte, ya que, tras su destrucción, sigue prácticamente en ruinas, aunque la gente devota del santo aún la visita.

La Dictadura Prohibió Las Fiestas Populares. -
        Las celebraciones tradicionales del pueblo, quedaron paralizadas en estos años. Una de ellas era la Romería, que se llevaba y lleva a cabo en el mes de mayo. Pero en los años que duró la guerra la gente no tenía ánimos para ningún festejo. Sin embargo, terminada la guerra e instaurada la dictadura franquista, se prohibió de modo absoluto cualquier celebración popular, tanto de la Romería como las Cruces de Mayo, que se hacía el 2 de mayo y se adornaban las calles principales: Triana, Corredera y cale Nueva, que competían entre sí. Todas estas tradiciones volvieron a realizarse, una vez abolido el régimen franquista, con la llegada de la democracia. 

El Miedo Estaba Presente Más Que Nunca. –
        Cuando en 1939 finalizó la guerra y se instauró la dictadura del general Franco, toda posible esperanza de una victoria republicana se vino abajo. A pesar de esto, muchos guerrilleros que no abandonaron su lucha y permanecieron en el monte hasta años más tarde. Otros, en cambio, tuvieron miedo. En el pueblo se conocen casos de hombres que regresaron a sus casas, fueron encarcelados, en el mejor de los casos, o fusilados. El miedo estaba presente más que nunca. Nadie hablaba de lo sucedido, parecía como si no hubieses pasado nada, aunque la situación lo reflejaba todo.

Con El Hambre Y La Miseria Llegaron Las Enfermedades. -
        Al año de 1940 se lo conoce como el Año del Hambre. La miseria se incrementó hasta límites inimaginables. No todas las personas que dejaron el trabajo por la guerra, lo recuperaron luego, pues había escasez. Mi abuelo salía adelante con pequeñas labores, lo que fuera. Los niños se incorporaron a la escuela, aunque muchos de ellos, como en el caso de mis. entrevistados, también trabajaban de porqueros, pastores...
        Cualquier ayuda en casa era poca. Los salarios muy pocas veces superaban la peseta, en el mejor de los casos. El estraperlo seguía funcionando. Se repartieron cartillas de racionamiento, en las que se detallaba la cantidad, precio y fecha en la que se debían adquirir los alimentos, para así controlar que nadie comprase más cantidad de la permitida.
        Como es lógico, esto sólo se aplicaba a las familias humildes, con pocos recursos, porque los ricos, que tenían dinero, compraban todo lo que querían. Con el hambre y la miseria legaron las enfermedades: tifus, poliomielitis, piojos, pulgas... Un hermano pequeño de estos primos murió con dos años de poliomielitis. Estas enfermedades atacaban sobre todo a niños pequeños y durante estos años aumentó el número de muertes infantiles. Les

Daban Leche En Polvo Y Queso De Bola. -
        Mi abuelo se casó en el 41 y tuvo a su tercera hija, mi madre, en el 48. Aunque ya habían pasado varios años desde el final de la guerra, la situación en que mi madre y sus hermanas crecieron no era mucho mejor. Vivían en la misma casa con el resto de familiares, tías y tíos, primos y primas.
        Pudieron ir a la escuela, donde les daban leche en polvo y queso de bola, y tenían que levar la lata para el brasero del maestro. Pero como en años anteriores, también tenían que ayudar a la economía familiar. Esta situación de miseria, dureza y miedo se prolongó durante toda la dictadura de Franco y desapareció poco a poco tras su muerte en 1975, por lo que mi abuelo no pudo ver esta otra forma de vida, la democracia.

La Guerra Los Arrancó De La Infancia. -
        No es fácil sacar conclusiones de algo que no se ha vivido, que no se ha padecido en primera persona y menos de un suceso tan grave como la Guerra. Son muchas las impresiones que quedan tras haber realizado este trabajo y haber escuchado los relatos por boca de personas que sí lo vivieron. La idea básica en la que coincidimos todos, tanto los que pasaron la guerra como las generaciones posteriores, es la gran suerte que tiene mi generación, suerte de la que a veces no somos conscientes.
        Al contrario que nosotros, que no hemos conocido guerra alguna en nuestro propio país (exceptuando el movimiento terrorista del País Vasco), aquella generación creció en medio de un conflicto bélico, que los hizo despertar a muy tierna edad y los arrancó de la infancia.
        Es cierto que esta generación maduró mucho antes que la anterior y, por supuesto, mucho antes que las generaciones posteriores. A pesar de ello, estos niños de la guerra, abuelos hoy en día, prefieren que la juventud actual siga como hasta ahora, viviendo como ausentes al mundo, inmersos en nuestros propios problemas y preocupaciones, sin importarnos todo lo que nos es ajeno, a que despertemos a este mundo de la forma en que ellos lo hicieron, en medio de una guerra.
        Por ello, viendo la situación actual del mundo, creo que sería una buena idea que nuestro Presidente del Gobierno escuchara todos estos relatos de las personas que sufrieron la Guerra Civil y así quizás se daría cuenta de las consecuencias que acarrearía provocar una nueva guerra.

C. D. C., Curso 2002-03

Aurelio Mena Hornero

Jun 2025 – La comunidad

sábado, 8 de noviembre de 2025

NOTICIAS SOBRA SUS CONVENTOS, A TRAVES DE UN INFORME DEL AÑO 1646 (parte 2)

 

3. Convento de San José de la Penitencia (Santa Clara).

         Durante los siglos XVI y XVII se produjo en Guadalcanal una fuerte corriente de emigración a Indias, que tuvo fuertes repercusiones en vida religiosa. Los vecinos de Guadalcanal, una vez acomodados en el Nuevo Mundo, enviaban limosnas y donaciones para fundaciones capellanías, hospitales y conventos en su villa natal.
        Una de estas fundaciones fue promovida por Jerónimo González Alanís, quien en su testamento otorgado en 1582 en la ciudad de Plata en el Perú disponía 30.000 pesos de plata para la fundación de un convento de monjas de Santa Clara, una capellanía y un pósito, lo que fue llevado a la práctica en su nombre por Fray Antonio Delgado (Guardián de San Francisco), Fray Diego de Espinosa (Padre Provincial) y Catalina López (hermana del fundador), por escritura otorgada en Madrid el 4 de mayo de 1591, entrando las primeras religiosas el 28 de abril de 1593 (6).
        Fray Juan Benítez se muestra en su informe muy parco en noticia sobre el convento. En lo referente a la fundación, su relato resulta muy pobre y escueto en comparación con lo que nos cuenta la crónica de Fray Andrés de Guadalupe, pues sólo alude al fundador y su hermana, fecha de entrada de las religiosas en el convento, procedente de Belvis, (Cáceres), y la primera abadesa, en todo lo cual coincide con la cita crónica. En cuanto a la comunidad, señala que en 1646 estaba compuesta por veintisiete monjas y tres donadas (mujeres que, sin ser monjas, vivían retiradas en el convento), siendo abadesa la Madre Francisca de la Encarnación.
        Su breve reseña del convento de San José concluye con la mención de algunas religiosas ilustres por sus vidas ejemplares y virtuosas: Madre San Ildefonso, natural de la localidad; la Madre Leonor de San Bernardo, de la cual cuenta el hecho milagroso de que "en su tierna edad, yendo a la iglesia de Santa Clara, iba delante de ella Cristo Redentor Nuestro con una cruz en los hombros, lo cual vio con los ojos corporales, de donde nació afecto para ser religiosa"; y las Madres Catalina San José, Antonia de la Trinidad y Francisca de San Agustín.

4. Convento de la Purísima Concepción.
        En la fundación de este convento, de franciscanas concepcionistas, también encontramos implicado a otro indiano, Álvaro de Castilla y Ramos, quien por su testamento, otorgado en Guanajuato el 17 de septiembre de 1614, establecía la fundación de un convento de Religiosas de la Concepción, señalándoles 500 ducados de renta (7).
        En su informe, Fray Juan Benítez, aparte de citar a Don Álvaro de Castilla y su mujer Doña María de Loja como fundadores, señala como fecha efectiva de fundación el 14 de agosto de 1624, día en el que entran las religiosas fundadoras, procedentes del convento de la Concepción de Mérida y de las que nos aporta sus nombres: Doña Leonor del Espíritu Santo, Doña Inés de San Gregorio, Doña Olalla de Santiago y Doña Juana Moreno, esta última primera abadesa. En 1646 la comunidad está compuesta por diecinueve religiosas y dos donadas, siendo abadesa la Madre María de San Juan Evangelista. El Patrono del Convento era Don Rodrigo de Castilla. Durante el año la comunidad celebra diversos ejercicios espirituales, con "mucha virtud, oración y mortificación".

5. Convento del Espíritu Santo.
        La fundación del convento del Espíritu Santo en torno a 1612 por parte de otro hijo de Guadalcanal, Don Alonso González de la Pava, enriquecido en Potosí, es un hecho bien conocido y estudiado (8), por lo que no vamos a entrar en sus pormenores.
        Fray Juan Benítez alude a su fundador y señala que el 14 de junio de 1627 entraron en él las religiosas fundadoras, que eran las Madres Catalina de la Asunción (primera abadesa), María de Santa Ana, ambas procedentes del convento de San José de la propia localidad, y Leonor María de San José, del convento de Santa Clara de Alanís.
        En 1646 sigue desempeñando el cargo de abadesa la Madre Catalina de la Asunción, componiéndose la comunidad, "de señalada virtud y que frecuenta mucho los santos sacramentos de la penitencia y eucaristía cotidianos", por veintidós religiosas y dos donadas.

6. La Orden Tercera de San Francisco en Guadalcanal.
        El último punto tratado por este informe de 1646 es la Orden Tercera de San Francisco. En la historia de la iglesia, las Ordenes Terceras son unas asociaciones piadosas, afiliadas a una orden religiosa-franciscanos, dominicos, carmelitas, etc., formadas por laicos pero que participan de la espiritualidad de la Orden en cuestión. Sus miembros buscan la perfección espiritual siguiendo las Reglas de la Orden, aunque sin renunciar a su vida seglar.
        De este modo, existe una Orden Tercera de San Francisco, una Orden Tercera del Carmen, etc. La Orden Tercera Franciscana fue fundada por San Francisco de Asís en 1209 y aprobada por Roma en 1230.
        En el caso de Guadalcanal, Fray Juan Benítez señala que la Orden Tercera fue fundada en el año 1621. En años posteriores se fundó las localidades vecinas, como Azuaga, Berlanga, Valverde y Ahillones. Sus miembros eran "la gente más principal, eclesiástica y seglar", habiendo hermanos" de ejemplares vidas, en penitencia muy austera" y comunión diaria. Los cultos de esta Orden Tercera se practicaban en la iglesia de convento de La Piedad, rezándose todos los domingos "la corona de Nuestra Señora", consistente en siete de los Misterios del Rosario y realizando algunos ejercicios de penitencia y actos de caridad con los pobres. El número de hermanos ascendía a unos setecientos, entre ellos treinta ocho clérigos.
        Entre los miembros ilustres de esta Orden Tercera, Fray Juan Benítez destaca a dos: Don Enrique Enríquez, fundador del convento de La Piedad, en cuyo archivo se conservaba su testamento, y Diego de Ortega Bondéjar, natural de Guadalcanal, "varón muy penitente y de particulares virtudes", de quien nos refiere algunos hechos prodigiosos, muy en sintonía con el gusto por lo milagroso y sobrenatural tan propio de 1a mentalidad barroca:
"Que antes de su fallecimiento le dio a su mujer el día en que había de morir, y que aquella enfermedad que tenía era la última. El cual no consintió en la enfermedad última, que era grave, le desnudasen. Y después de muerto, quitándole el vestido le hallaron un silicio asperísimo, que le cogía todo el cuerpo, incorporado con la carne".

NOTAS.-
6, MUÑOZ TORRADO, Antonio: El Santuario de Nuestra Señora de Guaditoca, Patrona de Guadalcanal: notas históricas. Sevilla, 1918, Pág. 22; GUADALUPE, Fray Andrés de: Op cit, págs. 612 - 6 13.
7. MUÑOZ TORRADO, Antonio: Op. cit., pág. 23.
8. Ibídem, págs. 23 - 24; MENSAQUE URBANO, Julia: "El mecenazgo artístico del indiano Alonso González de la Pava en Guadalcanal", en Andalucía y América en el siglo XVII Actas de las III Jornadas de Andalucía y América. Sevilla, 1985. Vol. págs. 59 - 79.

SALVADOR HERNANDEZ GONZALEZ
Licenciado en Historia del Arte
Revista de Guadalcanal 1998

sábado, 1 de noviembre de 2025

El Porvenir del Obrero

 


Dr. Vallina, un incomprendido  revolucionario

    El 29 de junio de 1879 nace en Guadalcanal, Sevilla, Andalucía. Pedro Vallina Martínez, conocido por Dr. Vallina o El Tigre. Médico y activista anarquista.
    De familia de clase media, su infancia transcurrió en contacto con la naturaleza. Se manifestó muy joven amante de la lectura, pasión que le durará toda su vida. En su lugar de nacimiento, simpatizo con los comités republicanos luego se declaró anarquista, como sus hermanos Natalia y Juan Antonio, enemigo de la Guardia Civil y defensor de los perseguidos.
    Posteriormente, se trasladó a Sevilla, donde estudió bachillerato, escribió poemas y artículos en El Programa, se entusiasmó con los independentistas cubanos, frecuentó las librerías de viejo y participó en manifestaciones, a veces armado.
    Viajaba periódicamente a Santiponce, donde vivía su hermano y donde conoció al médico Puelles Ruíz, padre de José Manuel Puelles de los Santos. Al terminar el bachillerato, se marchó a Cádiz con la intención de estudiar Medicina y conocer a Fermín Salvochea, de quien era fiel admirador.
    En septiembre de 1899 se establece en Madrid, junto a Salvochea, compatibilizando sus estudios con una intensísima vida de revolucionaria antimonárquica y anarquista. Frecuentó el Casino Federal, donde conoció: Nicolás Estévanez, Rossend Castillo, Jaime, Latorre, Bermejo y otros... se encarga, hasta su detención, de una escuela fundada por los albañiles de "El Porvenir del Obrero”.
    En esta época conspira contra la monarquía con el coronel Rosendo Castillo, médico de Sanidad Militar, y conoce a Ernesto Álvarez. En 1900 asiste al congreso de la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), se manifiesta en el entierro de Pi y Margall y en el estreno de Electra de Pérez Galdós.
    En 1901 participó en el congreso de la Federación de Sociedades Obreras de Resistencia de la Región Española (FSORE) llevado a cabo en Madrid. Presidió en 1902 la asamblea madrileña de apoyo a los huelguistas barceloneses, su activismo se extiende al conflicto de las Cigarreras se le vincula en el intentó asesinar Narciso Portas, jefe de la policía especial para la represión del anarquismo durante el proceso de Montjuïc de 1896, todo ello mezclado con ingresos en prisión.
    Entre mayo y octubre de 1902 es encarcelado debido a un complot de la Coronación, que fue un montaje policial, y al salir, gracias a las simpatías de José Canalejas, ante la seguridad de volver a ser encerrado por presiones militares, decide abandonar el país. Se traslada a París en octubre de 1902 comienza un largo exilio, con viajes clandestinos a la Península, hasta 1914.
    En París contacta con los revolucionarios españoles: Ciudad, Nicolás Estévanez, Ferrer i Guardia…, se relaciona con el anarquismo internacional, desde entonces se le considera junto a Ferrer i Guardia, Charles Malato y Lorenzo Portet, promotores e ideólogos de todas las insurrecciones, magnicidios y huelgas que se realizan en España.
    En 1904 viajó a España, para encauzar la revolución que se aplazará, parece que poco después, con motivo del viaje de Alfonso XIII a París, se compromete a poner en marcha la revolución con el asesinato del monarca, proyecto finalmente frustrado, que supuso su detención preventiva durante seis meses en mayo de 1905, para luego ser absuelto en el Proceso de los Cuatro "Malato, Vallina, Harvey y Caussanel" el 27 de noviembre de 1905 es expulsado de Francia.
    Su periodo francés se caracterizó por el activismo: entierro de Louise Michel, mitin antimilitarista con Sébastien Faure, intervención directa en la publicación de La España Inquisitorial, oposición a la llegada del rey italiano, etc., todo con frecuentes detenciones.
    Desde Francia llegó a Londres el 3 de mayo de 1906, con su amigo Max Nacht, ambos representaron España y Portugal en el Congreso Antimilitarista de Ámsterdam de donde salió un comité internacional del que formó parte Vallina; fueron excelentemente recibidos por los anarquistas judíos y por la redacción de Freedom, y retomó sus estudios médicos.
    Su actividad revolucionaria no cesó: secretario y tesorero del Club Anarquista Internacional, contactó con Tarrida del Mármol, presencia en el Congreso Sindicalista Internacional de 1913, conferenciante anarquista y neomaltusiano, redacción con Combe del famoso manifiesto antimilitarista de 1914, dirigente de las protestas contra la ejecución de Ferrer i Guardia, etc.
    En 1914 se acoge a una amnistía y regresa a España, por Portugal, estableciéndose primero en Berlanga, Badajoz, después en Sevilla, donde convalida sus estudios médicos y ejerció la profesión al tiempo que proseguía con sus tareas revolucionarias convertido en referente del anarquismo andaluz: participó en la comisión reorganizadora del Centro de Estudios Sociales sevillano en 1916; fue miembro del comité local sevillano octubre de 1917; representó Andalucía en el congreso anarquista de 1918; fundó y dirigió el periódico Páginas Libres de Sevilla y presidió el comité que desencadenó la campaña de los inquilinos de 1919, por lo que será detenido y confinado con Sánchez Rosas y otros en Fuenlabrada de los Montes, Badajoz, durante tres meses.
    En 1920, tras participar en la reorganización de la CNT, será de nuevo desterrado a Fuenlabrada de los Montes, Peñalsordo y Siruela por dos años, destierros que son el origen del inmenso prestigio con el que Vallina contó en esta comarca de Badajoz llamada "La Siberia extremeña".
    Más tarde, se estableció en Cantillana, Sevilla, donde fundó un sanatorio de tuberculosos, y luego en Sevilla, donde participó como tesorero en el Comité Nacional de la CNT de 1922 a 1923, que presidió Paulino Díez, hasta su caída.
    Cuando Primo de Rivera llegó al poder, pasó medio año encarcelado y será finalmente expulsado a Tánger, Casablanca y Lisboa. En la capital portuguesa contacto con Mogrovejo, Magalhaes Lima i Péres, de nuevo la represión lo ataco por lo que volvió a Siruela, reclamado por sus habitantes, desde donde reactivó su prestigio como médico y como revolucionario.
    Con la caída de Primo de Rivera su confinamiento fue trasladado a Almadén, Estella y Siruela, hasta que es liberado, viajó por Andalucía, Catalunya y Madrid.
    El 12 de abril de 1931 las elecciones implantan la República, proclamada el mismo día en Almadén, Ciudad Real, se levanta el pueblo minero, después marcha hacia Sevilla, siendo detenido y encarcelado en Ciudad Real. Instaurada la República, presidió el Pleno Nacional de Regionales de la CNT-AIT de 1931 y se estableció en Alcalá de Guadaíra, Sevilla.
    Se presentó en una candidatura republicano-revolucionaria por Sevilla con Blas Infante, Pablo Rada, Rexach y Balbontín, en 1931 se acercó al Partido radical revolucionario socialista de Balbontín y se afilió al grupito Junta Liberalista de Andalucía de Blas Infante.
    Poco después se le involucró en la huelga general de Sevilla y es encerrado en la prisión de Cádiz tres meses. En 1932 creó gran tensión en la CNT-AIT andaluza cuando acusó a algunos militantes: Miguel Mendiola Osuna, Carlos Zimmermann, de haber traicionado la huelga campesina "asunto de los explosivos", su actuación fue criticada por entenderse que quería llevar la CNT-AIT al campo político.
    Durante los años republicanos intentó sin éxito implantar el octubre asturiano en Extremadura, participó en el frustrado complot de La Tablada, sorprendió con sus opiniones sobre la reforma agraria, poco después del levantamiento fascista, dirige la expulsión de los alcaldes reaccionarios en la comarca de Herrera del Duque que sustituyó por comités anarquistas revolucionarios.
    El golpe militar lo cogió en Almadén, el comité revolucionario que presidió, y creó las milicias mineras hasta que, en agosto, harto de las intromisiones de los políticos, marchó a Sigüenza, Bajatierra y Baides, donde hizo de médico de la milicia, en Cañete, dirigió el hospital cenetista el Cañizar.
    En febrero de 1937 pasó a Valencia y meses más tarde se enroló en el Ejército, tras comprobar la imposibilidad de mantener las milicias, del frente de Albacete, entre junio de 1937 y marzo de 1938, en Barcelona.
    En enero de 1939 cruza la frontera, por Massanet, siendo detenido en Perpiñán. Será enviado a Narbona como médico del refugio inglés de intelectuales españoles.
    Declarada la guerra europea, se fue a Santo Domingo, donde estuvo dos años en la colonia de Dajabón, donde abrió una clínica para curar el paludismo y la tuberculosis de los nativos; recalando finalmente en México, primero en la capital y luego, durante treinta años, en Loma Bonita, Oaxaca, curando indios y campesinos en el Consultorio Médico Quirúrgico Ricardo Flores Magón.
    Hasta que ya muy anciano se trasladó a Veracruz, México, donde falleció el 14 de febrero de 1970 con grandes penurias económicas, siempre fiel al pensamiento libertario.
    Aunque Vallina fue más un activista, también colaboró en fuerza publicaciones: Açao Directa, Acracia, La Anarquía, Cénit, Espagne Inquisitorielle, Der Freie Generation, Germinal, El Heraldo de París, O Libertario, Naturaleza, Nervio de París, Páginas Libres, El Porvenir del Obrero, El Productor, El Programa, El Proletario, El Rebelde, la Revista Blanca, Almanaque de la Revista Blanca, Solidaridad Obrera de México, Tierra y Libertad de México, Tierra y Libertad, etc. Es autor de Aspectos de la América actual (Toulouse, 1957), Crónica de un revolucionario. Trazos de la vida de Salvochea (Choisy, 1958), Mis memorias (Caracas-México, 1968-1971).

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