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sábado, 6 de septiembre de 2025

LA EPÍSTOLA DE EMILIO ARRIETA

ADELARDO LOPEZ DE AYALA

(Guadalcanal 1828- Madrid 1879)

“Ya no codicio fama dilatada,
ni el aplauso que sigue a la victoria,
ni la gloria de tantos codiciada...”
Adelardo López de Ayala.

    
    La Epístola a Emilio Arrieta de este poeta sevillano figura entre “Las cien mejores poesías líricas de la lengua castellana”, escogidas por Menéndez Pelayo, entre lo mejor de la literatura española antigua y moderna, pero son muy pocos los que se interesan por los versos de López de Ayala.
    El nombre de Adelardo López de Ayala figura entre los importantes nombres de autores que se hicieron famosos en el teatro durante la segunda mitad del siglo XIX, imprimiendo a aquél una tendencia en que el recuerdo del moribundo teatro romántico se mezcla con una especie de realismo y con otros influjos de toda clase. Ayala fue aplaudidísimo en su obra Consuelo (1878) que se hizo popular, durando esa popularidad largos años, por lo sentimental de la obra, por su bella forma, por sus cualidades de fina observación que el público sentía realmente. La protagonista abandona un amor sincero, pero pobre, a cambio de otro capaz de satisfacer sus ansias de lujo: dejada por su marido y despreciada por su antiguo amador, la vida sentimental de Consuelo concluye:
“cercada de ostentación,
alma muerta, vida loca,
con la sonrisa en la boca
y el hielo en el corazón”.

    El manifiesto de Cádiz, 19 de septiembre de 1868, (que terminaba con la famosa frase “Viva España con honra”) presentando al país los acontecimientos de aquella revolución llamada Gloriosa, lo escribe Adelardo López de Ayala. Para agradecerle sus servicios la septembrina hace a López de Ayala ministro de Ultramar.

    Adelardo López de Ayala y Herrera nace en Guadalcanal, provincia de Sevilla, el 1 de mayo de 1828. Siete años antes que Bécquer. Hasta los veinte años pasa su vida en Guadalcanal, en Sevilla y Villagarcía (Badajoz). A los catorce años comienza en Sevilla sus estudios en Leyes, pero los abandona. Se traslada a Madrid en 1849 con la idea de estrenar su primera obra dramática Un hombre de Estado, acerca de la figura de Rodrigo Calderón, favorito de Felipe III, que una vez corregida se estrena en el Teatro Español en 1851.
    Alternó su vocación literaria con la política y fue elegido diputado por Mérida (1858), por Castuera (1863), por Madrid (1863) y por Badajoz (1871). Fue ministro de Ultramar con los gobiernos revolucionarios, con Amadeo de Saboya y con Alfonso XII (en la órbita del conservador Cánovas), Presidente del Congreso en 1878, y antes de su muerte se le ofreció ser Primer Ministro. Adelardo López de Ayala muere en Madrid el 30 de enero de 1879.
    En su tiempo estuvo considerado como un gran orador, y fue, sin duda, uno de los más importantes autores teatrales de su época. Con él alcanzó su más alto rango la llamada alta comedia, típica del teatro realista, que no estuvo exento de algunos caracteres románticos, entre ellos el efectismo y tono pasional.
    El propio López de Ayala empezó haciendo teatro romántico más o menos adulterado, Un hombre de Estado (1851), Los dos Guzmanes (1851) y Rioja (1854); pero mayor importancia tiene su teatro realista, El tejado de vidrio (1856), El tanto por ciento (1861), El nuevo don Juan (1863) y Consuelo (1878), tal vez, su mejor obra. Ayala refleja la sociedad de la época, centrándose sobre todo en la burguesía, de la que toma argumentos y personajes; su carácter escasamente romántico y el cuidado en la construcción de sus obras supone un avance hacia el teatro moderno.
    Su novela Gustavo fue prohibida por la censura en 1852. Los poetas realistas, al renunciar en gran modo a la fantasía y a la evocación no sólo se apartan de los motivos medievales y caballerescos o no retornan al mundo mitológico, sino que también se apartan de lo sobrenatural cristiano que alentaba en la poesía romántica. Durante el periodo realista, la amargura y el desengaño romántico no llevan a la desesperación o al suicidio: se resuelven en una irónica y filosófica sonrisa. Para los poetas realistas, el mundo es tal como se muestra y así hay que aceptarlo.
Todavía guardo en mi memoria unos versos de López de Ayala que aprendí en la adolescencia:
“Brote la clara luz del desengaño
iluminando mi razón dormida.
Para vivir me basta un año”.

Francisco Arias Solís
La Comunidad

sábado, 21 de diciembre de 2024

Hijos de la tierra

 

Hoy no me eches la quincana

        En el oscuro rincón de la humilde torruca, extendido sobre el suelo, dormían sobre un cálido jergón la Juana y Miguel. Miguel llevaba demasiados días sin descansar profundamente. Su Juana estaba preñada a punto de parir el que sería el primer hijo dambos y todas las noches temía dañarla al moverse. Mayeaba la primavera y los primeros pensamientos del despertar de Miguel eran para sus ovejas que eran su sustento. Era tiempo de pelarlas antes que el calor apretara.

            Con delicadeza Miguel se levantó vislumbrando por la luz que entraba por la rendija que había junto a la puerta. Pronto amanecería y sus ovejas le aguardaban. Cogió los dos troncos que reservó la noche anterior y los echó a los restos de la candela para avivarla. Su Juana se removió en el jergón. Era la señal de que iniciaba su despertar y Miguel aprovechó para salir de la torruca y sentir en su curtida piel cómo se presentaba la mañana. La puerta gruñó al abrirla con su estridente sonido. De hoy no pasa que les eche sebo a las bisagras, pensó. Rumba, su fiel perra de agua, ya le aguardaba tras la puerta con su acostumbrado júbilo y Miguel le pasó levemente la mano por su lomo.  ,

            La oscuridad se desvanecía mientras tanto en el horizonte y, tras la sierra de Hamapega, asomaban las primeras luces del alba. Hoy va a hacer bien día, le dijo Miguel a Rumba mientras ésta ya nerviosa estaba al acecho de recibir las señales del inicio de sus labo­res de pastoreo. Miguel sacó agua del pozo y antes de echarla en su desconchada palangana que tenía siem­pre junto a la puerta, echó agua a su perra en su cubil para que bebiera. La Juana, dentro, ya se había levan­tado y tras encender el candil había puesto la olla del café en el anafe. Miguel entró al sentirla y le acarició con ternura el vientre con sus recias manos sin decir nada y mirándola a los ojos se cruzó brevemente con los de ella que le miraba con fijeza. Hoy no me eches la quincana, le dijo. Estaré por aquí cerca con las ovejas por si me necesitas y vendré a comer contigo. La Juana asintió con la cabeza mientras le ponía el café con un mendrugo de pan.

            En la majada las ovejas aguardaban nerviosas balando, la llegada del su pastor y, en cuanto vieron salir a Miguel de la torruca atizaron con fuerza sus balidos a medida que este se les acercaba a abrirles las puertas del redil Como cada día, las más próximas a la puerta, salieron con presteza dirigiéndose hacia la caída de la loma en donde más abundaban los pastos. Rumba se ganaba su jornal impidiendo que se desper­digaran. De las últimas en salir fue la oveja negra que esa misma madrugada acababa de parir a su cordero y se quedaba rezagada del resto lamiendo a su hijo. Este, con torpeza, trataba de seguir a su madre dando sus primeros pasos. Miguel no podía, por menos, que pensar en su Juana en esos instantes y ansiar el mo­mento de conocer a su hijo.

            La mañana transcurría sin sobresalto y el Sol se imponía con dificultad a los oscuros nubarrones que amenazaban en el cielo. No está para llover se dijo a sí mismo Miguel. Su fiel perra vino hacia él como anun­ciándole algo. Miguel recordó en ese instante que la noche anterior había dejado puesto dos cepos junto al arroyo y quiso acercarse a ver si había caído algo. Delante, con prisa, corriendo, Rumba se dirigía, guia­da por su olfato, hacia el lugar en donde estaban co­locados los cepos y en cuanto llegó comenzó a ladrar avisando a su amo de que había caído una gran lie­bre. Miguel cogió la liebre y la guardó en el morral. Le pasó la mano por el lomo a su perra y le dio un cacho del mendrugo de pan que llevaba en el bolsillo.

            Cuando Miguel volvió a la torruca para comer su Juana ya le esperaba con los garbanzos que habían estado cociendo toda la mañana en el fuego de la candela. Tan solo con mirarla ya sabía que todo seguía igual. Sacó la liebre del morral y se la entregó a su Juana que la asió sin decir nada y la colgó de un viejo clavo que colgaba del techo. Esta tarde la limpiaré, pensó, y ma­ñana la pondré para comer.

            Juana sirvió los garbanzos con un trozo de tocino a su esposo en el viejo plato de hojalata que formaba parte de su triste y austero ajuar y empezaron a comer sin decir nada con el único trasfondo del canto de las mirlas y los mojinos en sus peleas nupciales. Una vez terminado, Miguel se levantó del taburete y se mar­chó, con parsimonia, de nuevo al cuidado de su ga­nado. No tenía prisa, sabía que las ovejas a esa hora ya sesteaban y, en todo caso, su fiel perra las guardaba con su leal esmero. A su paso, bandadas de gorriatos se cruzaron, ruidosos, en lo alto.

            Como cada tarde, Miguel pasó el tiempo interpretando cada gesto de su entorno. Es tarde voy a coger pericó, se dijo a sí mismo, Las flores estaban por esas fechas en su punto y Miguel era un entusiasta defensor de las plantas medicinales que conocía muy bien. Su Padre, desde muy pequeño le había enseñado a sacar provecho posible de todo lo que la naturaleza le ofrecía en cada momento del año y Miguel continuó esa misma afición con entusiasmo. Mientras recogía el pericó recordó a su padre fallecido demasiado joven. Le apenaba saber que no conocería a su vástago.

            Al amanecer, sin tener que indicarle nada a las ovejas comenzaron su camino al redil bajo la vigilante mirada de Rumba. Apoyándose en su cayado Miguel se levantó, entonces, de la piedra en que había permanecido sentado a la caída de la tarde y acompañó a las ovejas en su lento caminar hacia la majada. En la misma encina de siempre, como cada tarde, el mochuelo observaba con sus ojos vidriados y moviendo la cabeza con gracia.

            Sentada en su taburete de corcho y recostada sobre la pared de su turruca, la Juana esperaba a su Miguel zurciéndole los pantalones. Al acercarse él dejó la costura y entraron ambos en su morada. Pronto preparó la Juana las gachas que serian la cena y, como de costumbre, pasaron el resto del tiempo mirando la cancela y oyendo su crujir.

            Había transcurrido un día más en sus sencillas vidas con sus rutinas y cadencias. Sien embargo, cuando se fueron a acostar no podían imaginar que, al anochecer del día siguiente, sus vidas cambiarían para siempre con la nacida de su hijo. Una nacencia venida con prisas a la vera del camino junto al arroyo y bajo la luz de la luna que la vida quiso que fuese tan pegada a la tierra como había sido sus vidas hasta entonces. Una nacencia inolvidable acaecida sin médico, sin matrona, sin más ayuda que su fe y las rudas manos de un campesino inexperto y asustado.

 

Publicado en el libro homenaje Luis Chamizo el año del centenario Guareña-Guadalcanal 2021/2022

Autor. – Juan Parra Trigos

sábado, 28 de septiembre de 2024

... Y TENDRÁS EL CIELO DE GUADALCANAL

Manuel Machado, Poeta

            Anualmente se celebra en Teruel, ciudad dende vivo La Semana Cultural sobre el Modernismo y la Generación de 98, curioseando en la exposición de libros encontré un viejo libro de la Editorial Azteca de México titulado “Manuel Machado de la Generación del 98 al Modernismo”, en este libro encontré en el capítulo dedicado a su obra Ars Moriendi (Arte de Morir), en el apartado Sevilla y otros poemas de 1918, en el que sin título comienza un párrafo de un poema inacabado dedicado a Guadalcanal:

Mezcla de plata y gloria,
risa, azul y sal…
y tendrás el cielo de Guadalcanal.

             Me puse en contacto con un amigo que trabaja en el Centro de Estudios Turolenses y solicité permiso para indagar en los archivos de ésta fundación, una vez concedido me puse manos a la obra con dos objetivos claros, encontrar toda la información sobre este principio de poema y la relación del otro Machado con Guadalcanal, la bibliografía de Manuel Machado es muy extensa y algo distinta a mis ideas, pero a la vez, admito que a mi edad la poesía no se debe juzgar por ideas políticas, simplemente hay escritores y tendencias respetables, compartidas o no.

            Las pesquisas fueron decepcionantes, al menos creo que para mí, consulté libros, Obras Completas tan prestigiosas como las editadas por Mundo Latino o las de Editorial Plenitud, La Generación del 98 de Pedro Laín Entralgo, Alma, Ars Moriendi del profesor Pedro del Barco, y varios más, revistas como Cuadernos Hispanoamericanos, El Modernismo, Poesía Hispánica, La Farsa, El Castellano, El lunes del Imperial, Cosmópolis y otras, en la mayoría de estos libros y revistas no aparece ninguna acotación del poema o simplemente aparece con sus tres líneas.

            Lo curioso es que, dentro de su obra del arte de morir, Manuel Machado apela a describir la belleza de paisajes como Finisterre, Regreso o el dedicado a Guadalcanal, escapando de su mente atormentada aparando en el alma y la muerte y refugiándose en la geografía paterna y materna de Galicia y Andalucía.

            Nada, efectivamente en las publicaciones citadas aparece como un poema inacabado, pero curiosamente en una edición Mundo Latino de 1.929, dice en su comentario final que en esta obra desaparecen algunos poemas, entre ellos, después de ”Sevilla” , el que, sin título comienza por Mezcla de título plata y gloría…”, pero en una edición anterior de la misma publicación, en un capítulo en el que comenta que Manuel Machado “recurre a la pintura en su obra Ars Moriendi” y se refugia en el paisaje, aparecen poesías nostálgicas y hermosas como Finisterre, Sevilla y Guadalcanal, y aquí me llevo la sorpresa que aparece bajo el título “poema inacabado de Guadalcanal”, una “versión” distinta:

Mezcla de plata y gloria,
risa, azul y cal,
y tendrás el cielo de Guadalcanal.

             Puede que sea un error tipográfico, pero a mí, particularmente me cuadra más cal que sal, ya que nuestro pueblo es de interior y con minas de plata y no de sal, igualmente se caracteriza por la cal que adereza las paredes de sus casas y hacen blancas y hermosas nuestras plazas y calles, y tal vez por esas calles paseara alguna vez el otro Machado y se enamorara de nuestro pueblo, aun pensando que un poeta no tiene que haber estado en un lugar para describir su hermosura.

            Mis deducciones me hacen pensar que “Guadalcanal” no es un poema inacabado como se induce de varias publicaciones consultadas, simplemente, el poeta seleccionó las palabras justas para describir la belleza de nuestro pueblo.

            ¿Y por qué no pudo estar el poeta en Guadalcanal?, por una parte, su padre, Antonio Machado Álvarez (Demófilo), era íntimo amigo y colaborador en los estudios folklorista de nuestro paisano Juan Antonio Torre Salvador (Micrófilo), y por otra, es sabido que, siendo muy niño, apenas contaba 9 años, su familia abandonó Sevilla y se instaló en Madrid, pero en 1896 su familia le envió nuevamente a Sevilla durante un tiempo, para alejarlo de un lío de faldas y la vida bohemia.

            Durante esa época, combinó sus estudios de filosofía en Sevilla bajo la supervisión y tutela de su tío materno Rafael Ruiz, con su vida de juergas y borrachera, las crónicas dicen que se dedicó a viajar por gran parte de Andalucía e incluso se le sitúa en un ateneo literario en Constantina, en alguna tertulia literaria, taurina o flamenca, así que yo pienso que perfectamente en esa, o en otra época pudo visitar Guadalcanal, y por qué no, visitar a Micrófilo en la calle Guaditoca, amigo de la familia y enfermo ya por aquellas fechas.

Hemerotecas 

domingo, 23 de abril de 2023

Viajes de los Reyes Católicos a través de la ruta de Guadalcanal

La España de los Siglos XV y XVI

        

A principios del próximo año, el día 23 de enero de 2016, se cumplirá el V centenario de la muerte del rey Fernando II de Aragón y V de Castilla “El Católico” (1452-1516).
    Un adivino auguró al rey Fernando que moriría en el lugar donde nació su mujer, la reina Isabel I “La Católica” (1452-1504), en Madrigal de las Altas Torres (Ávila), lugar al que evitó ir a lo largo de toda su vida. No obstante, moriría en un pueblo extremeño de nombre similar, Madrigalejo, en Cáceres. Pueblo próximo a Guadalupe, cerca de Trujillo y situado en la ruta entre Castilla y Andalucía.


    Los Reyes Católicos viajaron de forma ininterrumpida a lo largo de su reinado, a veces juntos y a veces por separado y a lo largo y ancho de la extensa geografía peninsular. La comitiva real viajaba en caravanas de mulas de buena edad y alzada, sobre sillas cómodas y seguras de fabricación artesanal. A veces la Reina también usó carretas y andas llevadas por mulas y a veces por personas.
    He podido documentar algunos de estos numerosos viajes de los Reyes Católicos a través de la ruta de Guadalcanal, por donde pasaron al menos en cuatro ocasiones.
    Guadalcanal en esta época de finales del siglo XV y principios del XVI pertenecía a Extremadura y era junto con Llerena la población que reunía mayor número de habitantes de toda la comarca.

Primer viaje de la Reina Isabel I “La Católica” por Guadalcanal en 1477.

    A comienzos del año 1477 (28-01-1477) los Reyes Católicos estaban en Toledo, en donde determinan la fundación de un monasterio de la orden de San Francisco: San Juan de los Reyes. El 4 de febrero parten hacia Madrid pasando por las poblaciones de Olías del Rey, Illescas y Getafe. Llegan a Madrid el 26 de febrero. Allí reciben noticias de las frecuentes incursiones de los portugueses por Badajoz y Ciudad Rodrigo a tierras castellanas en donde se producen continuos enfrentamientos con numerosas bajas tanto de un lado como del otro. Los Reyes Católicos deciden enviar al Comendador Mayor de León, Don Alonso de Cárdenas y al Conde de Feria, Don Lorenzo Xuarez de Figueroa para defender dichas tierras extremeñas.
    También piensan los Reyes viajar a estas tierras con objeto de impulsar la pacificación de las mismas. Antes de tomar una decisión piden opinión a los caballeros, prelados y doctores de su Consejo, que aconsejan a sus majestades no viajar por la inseguridad que dichas tierras presentan. Así mismo piensan que el Rey debe de acudir a poner sitio a las fortalezas de Cantalapiedra (Salamanca), Castronuño y Cubillas (Valladolid) y que la Reina debe permanecer en Toledo para dirigir la guerra con Portugal en Extremadura y poner fin a la resistencia de la fortaleza de Trujillo.
    Oído al Consejo la Reina Isabel responde: “Yo siempre oí decir, que la sangre como buena maestra va siempre a remediar las partes de cuerpo que reciben alguna pasión: pues oír continuamente la guerra que los Portugueses como contrarios e los Castellanos como tiranos facen en aquellas partidas, e sofrirla con disimulación, no sería oficio de buen Rey, porque los reyes que quieren reinar han de trabajar. A mí me parece que el Rey, mi Señor, debe de ir a aquellas comarcas de allende el puerto, e yo a estotras partes de Extremadura, para proveer en lo uno y en lo otro”.
    De esta manera el 20 de abril la Reina parte de Madrid en dirección a Talavera de la Reina (Toledo) a donde llega el día 23. Entre los días 23 y 25 viaja a través de Calera (Toledo) y Puente del arzobispo (Toledo) llegando el día 26 a Guadalupe (Cáceres).
    Desde Guadalupe la Reina negocia con el alcaide del Castillo de Trujillo, Pedro de Baeza, para que este ponga fin a la resistencia y entregue la fortaleza sin tener que recurrir a la fuerza. Ante la negativa de este, la Reina sale el 12 de mayo de Guadalupe y llega a Trujillo el 15 de ese mes. La acompañan el Cardenal Mendoza, Don Alonso Enríquez, Almirante de Castilla, el Duque de Escalona, el Conde de Cifuentes, El adelantado mayor de la frontera, Don Pedro de Enríquez. Acudieron también de Andalucía el Duque de Medinasidonia, el Marques de Cádiz y otros principales caballeros. Aun así, el sitio aguantó las embestidas durante un mes siendo entregado el 24 de junio.
    Asegurada la fortaleza de Trujillo la Reina parte el día 29 de junio hacia Cáceres adonde llega el día siguiente. En esta ciudad permanecerá hasta el día 9 de julio haciendo justicia y atendiendo reclamaciones. Viaja a través de Mérida, Almendralejo, los Santos de Maimona y Llerena. En esta última ciudad es enormemente agasajada debido a que iba acompañada de Don Alonso de Cárdenas, natural de Llerena y Gran Maestre de la Orden de Santiago entre 1474 y 1476 en que es destituido en favor del propio Rey Fernando, por su enfrentamiento con Rodrigo Manrique por sus disputas por el cargo de Gran Maestre.
    Es probable que Alonso de Cárdenas se ganará los favores de la Reina ya que ese mismo año y muy cerca de allí en Azuaga es de nuevo nombrado Gran Maestre por el mismo Rey Fernando, cargo que ocupará hasta 1493 en que definitivamente la Orden se incorpora a la corona.
    Tras dejar Llerena, la Reina viaja a Valencia de las Torres el día 14 de julio, en donde tienen lugar las fiestas populares con correrías de toros por las calles.
    Desde allí se traslada a Guadalcanal por donde pasa el día 15 de julio. Continuando su viaje hacia Sevilla a través de Cazalla y Lora del Rio, estando el día 20 en Cantillana y llegando a Sevilla el día 24 de julio. Allí mediaría en las luchas internas entre las grandes familias andaluzas de Don Enrique de Guzmán, Duque de Medinasidonia y de Don Rodrigo Ponce de León, Marques de Cádiz.

Primer viaje del Rey Fernando “El Católico” por Guadalcanal en 1477.

    En abril de 1477, a la vez que la Reina parte hacía Extremadura, el Rey parte hacía las fortalezas de Castronuño, Cubillas, Cantalapiedra y Siete Iglesias (Valladolid), con el objeto de cercarlas y poner fin a los desmanes de tales sitios.
    El 23 de agosto y dominadas las fortalezas vallisoletanas el Rey parte de Medina del Campo a través de la siguiente ruta:
    Llega a Sevilla el 13 de septiembre, donde se reúne de nuevo con la Reina Isabel.

Segundo viaje de los Reyes Católicos por Guadalcanal en 1502.
    A comienzos del año 1502 estuvieron los Reyes Católicos en Sevilla. Desde allí deciden partir hacía Toledo con el objeto de convocar Cortes para el día 15 de abril. Allí reciben noticias de que los Príncipes don Felipe “El Hermoso” y doña Juana “La Loca” han desembarcado, el día 3 de enero, en Fuenterrabía (Guipúzcoa).
    Parten de Sevilla el 22 de febrero y viajan a través de Cantillana, el Pedroso y Cazalla, alcanzando Guadalcanal el martes 2 de marzo. Desde allí se trasladan a Llerena a donde llegan el día 3 de marzo. En Llerena se alojan en la casa-palacio del prestigioso Licenciado, Consejero Real, Letrado de las Cortes y fundador del Mayorazgo y Señorío de Cehel de las Alpujarras, don Luis Zapata.
    Durante la estancia de los monarcas en Llerena se fraguan dos acontecimientos de relevante importancia histórica:
• El primero de ellos fue la decisión de nombrar a su hija Juana sucesora y heredera de la Corona, ante la prematura muerte del nieto don Miguel, hijo de doña Isabel y don Manuel, reyes de Portugal. Para ello convocan y citan a los procuradores para celebrar Cortes en Toledo en la fecha de 15 de abril de 1502, siendo firmado la cédula correspondiente en “la Villa de Llerena, a 8 días del mes de marzo año del nascimiento de nuestro Señor Jesucristo de 1502”, según consta en el documento original de esta cedula que se encuentra en el Archivo Secreto de Toledo.
• El segundo acontecimiento importante es la decisión de los monarcas de autorizar el cuarto viaje a las indias a Cristóbal Colón. Se hizo mediante una Carta Instrucción que los Reyes Católicos firman en “Valencia de la Torre a XIII días de marzo de 1502 años”, según el original que permanece en el Archivo de Indias de Sevilla.
    El sábado 12 de marzo salen los monarcas de Llerena en dirección a Guadalupe. La Reina se siente indispuesta y permanecen en Valencia de las Torres hasta el día 14. Allí firmaron la autorización a Colón para su cuarto viaje a las Indias. A través de Campillo de Llerena llegan a Zalamea de la Serena el día 15 y donde permanecerán hasta el día 30 de ese mes, participando de la Pascua de las Flores. Parten de nuevo el día 30 de marzo y viajando a través de Castuera y Quintana de la Serena llegan a Guadalupe el día 4 de abril. En Guadalupe permanecen los monarcas hasta el miércoles 13 de abril, llegando a dormir ese día a la venta de Los Palacios, al día siguiente, 14, duermen en la venta del Puerto de Arrebatacapas y el 15 en Puente del Arzobispo donde permanecen hasta el día 18. Desde allí a través de Calera, Talavera de la Reina, Cebolla y Burujón llegan a Toledo el viernes 22 de abril, habiéndose demorado el viaje varios días por indisposiciones de la Reina Isabel. También los príncipes Juana y Felipe se habían demorado permaneciendo varios días en Olías del Rey (Toledo) por haber contraído Felipe el sarampión.
    Sería finalmente el domingo 22 de mayo cuando en la Iglesia Mayor de Toledo y bajo la presidencia del Cardenal Cisneros y ante la presencia de los Reyes Católicos, se reconoce como Princesa de Asturias y heredera de la Corona de Castilla a Juana “la Loca”.

Tercer viaje del Rey Fernando “El Católico” por Guadalcanal en 1511.

    El 26 de noviembre de 1504, a los 53 años de edad, muere la Reina Isabel I “la Católica” en Medina del Campo (Valladolid). En su testamento la reina estipuló que, si bien la heredera del trono era su hija Juana, el rey Fernando administraría y gobernaría Castilla en su nombre al menos hasta que el infante Carlos, primogénito de Juana, cumpliera veinte años.
    Sin embargo, la nobleza castellana no apoyó a Fernando y este optó por retirarse a Aragón. El gobierno de Castilla quedó entonces para el rey Felipe I, esposo de Juana, pero a los pocos meses murió repentinamente y ello llevó a que Fernando fuese nombrado de nuevo regente. Juana fue encerrada en Tordesillas por su padre, que gobernó Castilla hasta su muerte en 1516. Le sucedió Carlos, hijo de Juana y nieto de Isabel y Fernando. Juana moriría en 1555.
    El Rey Fernando toma una segunda esposa, doña Germana de Foix, con la que casó el 19 octubre 1505, por poderes en la localidad palentina de Dueñas.
    El Rey Fernando parte de Madrid el día 7 de enero del año 1511, viaja a lo largo de todo ese mes siguiendo la ruta: Móstoles, Talavera de la Reina, Calera, Puente del arzobispo, Puerto de Arrebatacapas, venta de los Palacios, Guadalupe, Logrosan, Madrigalejo, Ribera del Fresno, llegando a Llerena el día 26 de enero y pasando en Guadalcanal los días 27 y 28 del citado mes. Sigue por Cazalla, el Pedroso Cantillana y Alcalá del Rio, llegando a Sevilla el 1 de febrero.
    En Sevilla permanece hasta el 21 de junio en que parte con dirección a Burgos, viajando a través de Alcalá del Rio, Cantillana, el Pedroso, Cazalla, llegando a Guadalcanal el día 27 de junio. De esta fecha encontramos un documento llamado Sobrecarta de Naturaleza, (que era la forma de reconocer la nacionalidad castellana a un extranjero) firmado en Guadalcanal:
    -Sobrecarta de naturaleza en los reinos de la Corona de Castilla a favor del “genovés” Francisco de Riberol, particular amigo y colaborador del almirante de las Indias (Cristóbal Colón), firmada en Guadalcanal a 27 de junio de 1511:
Françisco de Riberol.–Sobrecarta de Naturaleza: «Doña Juana por la graçia de Dios reyna de Castilla etc. Por quanto el rey don Fernando, mi señor e padre, e la reyna doña Ysabel, mi señora madre, que santa gloria aya, ovieron dado e dieron una su carta firmada de sus nombres e sellada con su sello e librada de los del su Consejo a suplicaçion de Françisco de Riberol, mercader ginoves estante en esta çibdad de Seuilla, por sy e en nombre de Juanote e Cosme, sus hermanos, fecha en esta guisa…».
    Documento firmado por Doña Juana (la Loca) que se supone recluida por su padre en Tordesillas. Es de suponer que el Rey Fernando firmó dicho documento en su nombre al ser regente del trono de Castilla tras la muerte de Felipe (el Hermoso) en 1506.
    De Guadalcanal partiría hacia Llerena y de ahí a Campillo de Llerena, Higuera de la Serena, Campanario, Guadalupe y Mombeltran llegando a Burgos el día 8 de agosto de 1511.


BIBLIOGRAFÍA.

– “Itinerario de los Reyes Católicos. 1474-1526”. Antonio Rumeu de Armas. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1974. Madrid.
– “Crónicas de los Reyes de Castilla desde Alfonso el Sabio, hasta los Católicos Don Fernando y Doña Isabel”. Cayetano Rosell. Editorial M. Rivadeneyra, 1878.Madrid.
– “Crónica de los Señores Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel de Castilla y Aragón”. Hernando Pérez del Pulgar. Imprenta de Benito Monfort, 1780. Valencia.
– “Historia del reinado de los Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel”. William H. Prescott. Tipografía de R. Rafael, 1854. México.
– “Memorial breve de los lugares donde el Rey y Reina Católicos estuvieron cada año desde el de 1468 en adelante”. Galíndez de Carvajal. Manuscrito. Siglo XVIII. Biblioteca Nacional de España. Madrid.
–“Los Reyes Católicos en Sevilla- 1474-1478”. José Gestoso y Pérez. Oficina de revistas de Tribunales, 1891. Sevilla.
– “Menudencias historiales que iba apuntando en los ratos de siesta Fr. Marcos de Cartagena, franciscano levantino en su convento del Pinatar “. Marcos de Cartagena. Imprenta de M. G. Hernández, 1892.Madrid.
–“Don Luís Zapata, Consejero Real, Letrado de las Cortes y fundador del Mayorazgo y Señorío de Cehel de las Alpujarras”. Manuel Maldonado Fernández. Actas de la II Jornada de Historia de Llerena. Llerena, 2001, pp. 95-116.

Rafael Ángel Rivero del Castillo

Revista Guadalcanal año 2015

domingo, 25 de septiembre de 2022

Un proyecto sin terminar que languidece con los años

UN OBSERVATORIO ASTRONÓMICO EN LA SIERRA DEL VIENTO (GUADALCANAL)

 En el año 1981 un guadalcanalense, un visionario, un artista, alguien con la sensibilidad y conocimientos suficientes para darse cuenta que el cielo de Guadalcanal era un lugar inmejorable para su observación nocturna decidió empezar una obra titánica; una obra que solo se podía llevar a cabo con la ayuda de las instituciones y estamentos públicos, que debía contar con la necesaria complicidad de sus convecinos y de los pueblos aledaños, y cuyos resultados redundasen en la preparación de futuros científicos estelares, sirviese para el ocio, aprendizaje y diversión de los escolares, y fuera fuente de progreso económico y turístico para toda la zona.

El tiempo le fue condenando al ostracismo, y lo que fue la idea de un genio andaluz se quedó en boca de todos nosotros, vecinos que conformamos una hermandad simbólica en torno a nuestro pueblo en el que rige un rancio sistema de control social donde la envidia y la crítica al diferente conforma los procesos de inclusión/ exclusión de dicha comunidad; como la extravagante idea de un loco, de un diferente, de un extraño.

        Yo tuve el placer de conocer a Manolo Chaves en los años 80 a través de mi querido Rafael Rodríguez (“Electrovira”) otro guadalcanalense de pro al que la historia deberá poner en el sitio que le han negado sus deudores. En aquellos entonces Rafalito me dijo que tenía que hablar con uno de esos personajes con los que a mí me gustaba departir, esos que tienen que decir algo, aunque hablen poco, que saben callar y escuchar, que saben mirar de frente y que no se amilanan, aunque vengan mal dadas. Mi sorpresa fue descubrir un genio en medio de la sierra, un excepcional pintor y en aquellos momentos, alguien muy motivado por la idea de hacer de Guadalcanal un referente en la observación astronómica. No me extraña que fuera tertuliano adicto y amigo de Rafael; y por supuesto el que pintara la portada de su obra póstuma: “Guadalcanal, un pueblo en la memoria”.

        Pues bien, han pasado 33 años desde que a Manuel Fernández Chaves se le ocurriese construir su observatorio astronómico, ese que está en la Sierra del viento, visible desde cualquier punto de Guadalcanal mirando al noroeste o desde las tierras y pueblos limítrofes de la campiña extremeña mirando al sur; ese que sigue año tras año deconstruyendo a ratos, como si de una obra postmodernista se tratase.

La semana pasada me lo encontré, como no puede ser de otro modo, en la tienda de Rafalito “electrovira” y él, muy eufórico, me enseñó la foto de cómo estaba quedando la entrada al recinto del observatorio, al que se accede a través de un arco de ladrillos muy del gusto de la arquitectura historicista sevillana de principios del siglo XX que tan de moda puso Aníbal González. Fue entonces cuando le pregunté: Manolo ¿qué ayudas has recibido para hacer el observatorio astronómico?; a lo que me contesto con palabras cansadas que salen de la impotencia y de la frustración de quien ya no confía en nada ni en nadie: “A mí nadie me ha dado un duro, económicamente no me ha ayudado nadie, solamente en la época de Amador ( alcalde de Guadalcanal) me enviaron albañiles para que me echaran una mano en la construcción; por lo demás y hasta el día de hoy todo lo he hecho con mis manos, nadie me ha dado un duro”

Precisamente esa respuesta me hizo plantearme escribir este artículo dado que estoy al día con las nuevas oportunidades de negocio que se plantean para la sierra Norte Sevillana a partir de este año debido a la calificación que ha obtenido Sierra Morena al ser declarada “Reserva y Destino Turístico Starlight, una certificación que acredita y avala la calidad de sus cielos nocturnos para la práctica de la astronomía y la observación del firmamento. Este galardón es otorgado por la Fundación Starlight y está avalado tanto por la UNESCO como por la Organización Mundial del Turismo”; y que debemos agradecer al trabajo y esfuerzo de la Asociación para el desarrollo integral Territorial de sierra Morena (ADIT) “y ejecutado por el consorcio Dark Sky Advisors formado por la unión de la Asociación Astronómica Hubble y la empresa Iberus Medio Ambiente”.

Esta misma asociación ha creado una página web dedicada a la astronomía en Sierra Morena que podéis consultar en la siguiente dirección: http://www.astronomiasierramorena.com o http://astronomia.sierramorena.com.

Igualmente podéis indagar sobre Starlight en la página del Instituto de Astrofísica de Canarias http://www.iac.es/, donde hallareis un artículo muy interesante sobre el nuevo producto turístico de Sierra Morena ligado a la observación de estrellas: http://fundacionstarlight.org/sierra-morena-y-sierra-sur.../ , en el que se pueden leer párrafos como: “A este respecto, destacó que el turismo astronómico será uno de los nuevos productos que quedarán recogidos en la futura la Estrategia Integral de Fomento del Turismo de Interior Sostenible de Andalucía 2014-2020, que movilizará alrededor de 230 millones de fondos públicos”.

Últimamente se ha puesto de moda todo lo relacionado con la observación de estrellas en Sierra Morena como podéis comprobar en las numerosas noticias aparecidas en prensa de la que os pongo un ejemplo: http://www.europapress.es/.../noticia-casi-decena-pueblos..., y que nosotros achacamos a la afluencia de dinero que en un futuro no muy lejano hará su aparición en la zona y de los que ya se está viendo algunos resultados. Extraemos unos párrafos del artículo anterior:

“Casi una decena de municipios de la provincia sevillana realizarán obras encaminadas a la ordenación y promoción turística gracias a los más de 300.000 euros que recibirán del Plan Complementario del Plan Provincial Bienal 2014/2015 para inversiones financieramente sostenibles, también denominado Plan Supera, desarrollado con fondos del superávit de la Diputación de Sevilla de 2012.

    Según la información a la que ha tenido acceso Europa Press, en concreto, son un total de nueve los pueblos que se beneficiarán de estos fondos, siendo Guadalcanal el que mayor número de actuaciones acumula, con un total de cinco proyectos previstos, para lo que cuentan con una inversión de 29.431 euros.

En este municipio, las obras del Plan Supera irán destinadas al acondicionamiento de parte del recinto ferial para uso alternativo como explanada para el estacionamiento de autocaravanas, el acabado de la oficina de información del Parque Natural Sierra Norte, la adecuación de una zona para visualización astronómica y ubicación de una estación de observación 'Starlight' en el enclave de la Piedra de Santiago, así como para la realización de un video documental HD sobre la Semana Santa de Guadalcanal y la reurbanización y remodelación de la calle Santa María.”

Y yo me pregunto: ¿Ahora que hay dinero para desarrollar la observación de las estrellas en Guadalcanal tampoco hay dinero para Manolo Fernández? Chaves y su observatorio? ¿Qué pasa en este pueblo que el único que ha creído de verdad en las posibilidades de la sierra como visor estelar lo ningunean y lo excluyen de lo que puede ser un verdadero motor económico del turismo en esta localidad?; ¿Cuáles son las razones ( yo me las imagino) para que se tenga que realizar una nueva ubicación para ver estrellas existiendo un observatorio astronómico?; ¿Por qué Guadalcanal nunca se da a valer y defiende con uñas y dientes su preeminencia en estos temas dado que posee un telescopio e instalaciones adecuadas para la observación del firmamento desde hace 30 años?; ¿Por qué no se ha contado con Manolo para absolutamente nada cuando él fue el pionero en estos temas en la Sierra Norte de Sevilla con la creación e instalación de un observatorio astronómico?; ¿Quién sabia de estrellas en Guadalcanal y pueblos aledaños en los años 80 y 90 del siglo pasado?

Entonces, después de estas reflexiones, tengo que pensar que quizás el interés no está en el conocimiento de las estrellas, en la investigación y observación de las constelaciones; en tener un lugar para educar y divulgar el conocimiento a nuestros escolares; quizás tan solo sea otra moda que exprimir para sacar el dinero los más rápidamente posible sin interés de construir futuro.

De todas formas, para quien le interese, a continuación, doy aquí unos pocos datos del Observatorio “ALKAID” de Guadalcanal, denominado así porque el mismo día que se le ocurrió a Manolo la idea de construir un telescopio para ver las estrellas se hallaba con sus hijos jugando en la Ribera y en el cénit del firmamento se encontraba dicha estrella denominada también Benetnasch, siendo la tercera estrella más brillante de la constelación de la Osa Mayor:



NOMBRE: OBSERVATORIO “ALKAID
PROPIETARIO: MANUEL FERNANDEZ CHAVES
AÑO DE CONSTRUCCIÓN (INICIO): 1982
SITUACIÓN: SIERRA DEL VIENTO. GUADALCANAL.
COORDENADAS: 5º 49´ 50´´ W / 38º 06´ 35´´ N
ACTUALIDAD: INCONCLUSO. FALTAN OBRAS DE ACONDICIONAMIENTO
DIMENSIONES: ADMITE UN TELESCOPIO DE 1.000 mm. DE APERTURA.
TELESCOPIO: AUTOCONSTRUIDO
AÑO: 1981
TIPO: NEWTON REFLECTOR
FOCAL: 6,5
APERTURA: 310 mm.
MONTURA: ECUATORIAL

Alberto Bernabé Salgueiro.


domingo, 3 de julio de 2022

De Toponimia Hispalense – Rivera de Benalija

Benalija

    Benalija es nombre de una rivera o arroyo que, naciendo en el término de Alanís y sirviendo de linde entre éste y el de Guadalcanal, baja hasta las tierras de Cazalla de la Sierra, caminando de Noroeste a Sur hasta unirse con el Río Viar, que va a parar también al Guadalquivir[1]
1En realidad, la grafía Benalija alterna con la de Benalíjar en la documentación oficial más moderna y en determinadas fuentes editadas, como son las revistas de difusión local, publicadas anualmente con ocasión de los festejos, donde se simultanean las denominaciones corográficas Rivera de Benalija y Arroyo de Benalíjar[2]. Con todo, son más las veces en que se escribe Benalija en los textos actuales, sean literarios o no; así sucede con las hojas catastrales de los tres municipios referidos, con los mapas del Servicio Geográfico del Ejército[3] y con el Catálogo Arqueológico[4]. Dado que la pérdida de -r es un rasgo propio de estas hablas meridionales[5], resulta prácticamente imposible averiguar si la forma Benalíjar es una ultracorrección moderna, una hipercorrección analógica a la de otras formas hidronímicas con -r, como Bembézar o Viar[6], o si, por el contrario, Benalija es reflejo de la pérdida de la consonante alveolar originaria.
    Para la resolución de este problema se precisa de un estudio diacrónico, de la documentación que puedan aportar los testimonios antiguos, dado lo insuficientes que resultan los datos meramente sincrónicos. Veamos, pues, qué nos dicen los textos del pasado.
    La primera mención de la forma con -r final la hallamos en el Diccionario de Madoz (s.v. Alanís), referida a «el (arroyo) de Benalíjar, abundante en truchas y bogas, que da las primeras aguas al río Huerna»[7] . De ahí la tomarían Asín Palacios[8] y García de Diego López, quienes, no conociendo otra variante, establecen sus hipótesis a partir de un étimo diverso, como se verá. Ignoro la fuente de la que bebería Madoz al considerar esta última grafía; seguramente, dado que al tratar del hidrónimo en otros lugares lo hace con la forma Benalija[9], obtuvo el dato de informes enviados desde el mismo municipio de Alanís. Sin embargo, no deja de extrañar este hecho, sobre todo si se tiene en cuenta que las autoridades municipales recurrían a la documentación antigua para dar fe de las propiedades del término, de sus límites, y de los nombres que llevaban en otro tiempo[10]. Y es un hecho que, desde los primeros testimonios conservados en los archivos de estas poblaciones, aparece el nombre Benalija sin excepción. Claro es, que cabría aún pensar que la forma documentada fuera reflejo del rasgo dialectal de la pérdida de -r final, no exclusivo, pero sí de gran incidencia en el andaluz desde temprana época[11]. De ser así, tendríamos en el Benalija del documento de la Donación de Reina, fechado en 1246, el caso más temprano de atestiguación de este fenómeno, no documentado, que sepamos, antes del siglo XIV[12].             Pero no parece posible que ocurra tal cosa, pues, además de que en la mencionada fuente documental se nombra dos veces el nombre del río vecino con la forma Bembezar (sin pérdida de -r), junto a Benalija y a Guezna[13], además de ello, la grafía vuelve a aparecer en el Libro de la Montería de Alfonso XI, así como en otros documentos de los siglos posteriores (vid. aparato documental), siempre exenta de -r.
    Me he detenido en la consideración de las variantes gráficas del topónimo por su trascendencia para el establecimiento de la etimología, a pesar de que no todos los estudiosos de la toponimia árabe consideren relevantes estas diferencias formales; E. Terés, por ejemplo, se refiere a un Guadalija «llamado vulgarmente Gualijar[14]y también Gualija y Alija» (Materiales, p. 370), sin dar otra explicación sobre las grafías. Y en otro lugar de la misma obra, tratando de la voz Guadalijar[15], asegura que «aparece aludido más frecuentemente como Río de Gualijar» (p. 371).        

    Tomando como base el hidrónimo Benalijar, Asín Palacios (Contribución, p. 84) aventura un *Ibn-Alhiyâr, «el de las piedras», apodo, o un *Bina-Alhi^yar, «casa de las piedras»[16]. Igual que él, García de Diego López se refiere al hidrónimo sevillano con la forma Benalija[17], ofreciendo, como es usual a lo largo de su Estudio, posibilidades etimológicas para todos los gustos sin dar explicación de ningún tipo. Así, dice: «Del ár. ben «árbol» y alijar o «erial» de al-dixar sería «el árbol del erial». Bien del lat. penna illisa «peña intacta» o del ár. ben-al-hixen, antropónimo» (p. 63); más adelante, s.v. ribera (p.96), repite la voz, añadiendo: «Ben-alijar se halla en Cádiz y Toledo y puede ser de Hixen»[18] . Se referiría, con toda seguridad, no a esa forma, sino al Alijar de Cádiz y al Alejar de Toledo, que Asín Palacios recoge en su Contribución (pp. 57, 64) con el significado de «las piedras» y que Simonet (Glosario, p. 1 1) considera emparentados con el cast. alijar y ejido, del lat. EXIRE, de donde también los topónimos Aleixár de Tarragona y Los Alixáres de Granada.    
    Como es evidente, las interpretaciones erróneas sobre el étimo del hidrónimo que estudiamos no provienen sino de una falsa lectura y de la utilización de una sola fuente de información. De haber acudido a la encuesta directa hubieran oído una pronunciación [benelíhê] que les habría ahorrado vanas explicaciones.
    Por lo que se refiere a la forma que consideramos más etimológica, Benalija, cabría relacionarla, por su segundo componente, con los nombres del lugar Alija, Gualija o Guadalija y Caudalija, los tres primeros hidrónimos de Cáceres y nombre de caserío el último, perteneciente al municipio de Castuera (Badajoz), que recoge E. Terés (Materiales, 370-371), así como con los que consigna Madoz (Diccionario, s. vv.): Alija de la Ribera (lugar del término de Valdesogo de Abajo, León) y Alija de los Melones (villa de La Bañeza, León, y ayuntamiento de la provincia de León). A pesar de que Terés suponga distinta etimología para Benalija, que él escribe Benalixa posiblemente por extraerlo del Libro de la Montería, no veo clara la razón de negar su parentesco con las formas mencionadas. Si la presencia de topónimos Alija en tierras leonesas se ha querido relacionar con el desplazamiento de algunas tribus árabes desde tierras cordobesas y toledanas[19], donde se encontraba el primitivo Alija de los textos árabes[20], hacia tierras del norte, ¿por qué no conectar el Benalija de estas tierras extremeñas con esos otros nombres de lugar? Téngase en cuenta, además, que Terés sí relaciona con ellos el Caudalija[xxvi]de Castuera, localidad muy próxima a las tierras regadas por la Rivera de Benalija.
    De la etimología de Alija no se ocupan ni Oliver Asín —que se limita a indicar cómo el radical Alija aparece atestiguado en obras literarias árabes, como ‘la Yamhara de Ibn Hazm, bajo la forma Alisa: Orígenes de Castilla, p. 32— ni E. Terés, aunque el último aclara algo más al respecto: «Lo que sí cabe suponer es que aquel Alisa diera nombre al río que corre a sus pies, que sería en árabe Wãdi Alisa, hispanoárabe *W á d A I i s a «río de Alija», nombre, éste, preexistente, y, por tanto, no árabe». Y continúa: «Corominas sugiere un hipotético precedente nominal Aliscia, referido concretamente a los «Alija» leoneses» (Materiales, p. 371). Efectivamente, tratando la posible raíz *ALISANTIA (variante sufijal de ALISONTIA>Eslonza) de los hidrónimos Arlanza y fr. Auzance, añade el etimólogo catalán: «En cambio es bastante más dudoso que vayan con esta raíz y con el nombre del aliso los siguientes: […] Aleje, partido de Riaño pues la vacilación entre x leonesa y ç castellana sugeriría algo como *ALES-CI o *ALÍS-CI; Alija de los Melones, partido de la Bañeza (Alixa en 1253, Vignau; ALISCIA?) »[21]
    Respecto al primer componente del hidrónimo que tratamos, parece ser decisivo para establecer la naturaleza antroponímica o toponímica originaria de este compuesto hispanoárabe. El problema reside en ese mismo carácter de forma compuesta, pues la mixtura formal entorpece la concreta identificación originaria: si se piensa en el prefijo frecuente en la onomástica árabe ben-, de ibn ‘hijo de’, Benalija sería *Ibn-Alisa ‘el (hijo) de Alija’, apodo o sobrenombre de persona (entendido como ‘el oriundo de la localidad de Alija’). Pero cabe la posibilidad de que se trate de un original topónimo, formado a base del ár. bina ‘casa’, con lo que significaría ‘casa de Alija(compárense los topónimos Benacazón, Benagalbón, Benahalí, etc., que Asín Palacios recoge como compuestos de tal apelativo (bina/bena) y otro término arábigo, en algún que otro caso un nombre propio de persona[22].     En último lugar, no podríamos dejar de postular un primitivo ár. banu, romance bena, formante —dice Asín Palacios: Contribución, pp. 34, 84-85— de nombres propios de familias o de tribus berberiscas que han dado nombres a los lugares por ellos ocupados: Benahadús (Almería), Benamegí (Córdoba), entre otros; de ser así, quizá quedaría aun más justificada la relación entre la nuestra y las restantes formas con Alija de las tierras extremeñas y leonesas[23].
    Documentación. 1246: «e ende a las Nabas de Castriel, como va consigo en la Fuente de la Figuera, e como vierte las aguas a Beznalgorfa, contra Benalija, e otra [sic] Guezna» (Tumbo L., cart. 104). H. 1344: «Et son las armadas entre la casa de Sancho Garcia et el Rio de Benalixa»; «et es la bozeria por el çerro que es entre el Rio de Benalixa et la Senda de las Roças, fasta en derecho de la Cabeça del Catalan» (L. Montería, f. 268 r-v). 1633: «es a saver siete arançadas de biña poco más o menos que yo oi tengo por mia propia a el sitio de Venalixa término de la villa de Alanis, que esta en un pedaço» (A.P.G., f. 436 v). 1728: «en el expolon de Monforte, en vera del camino de la puente de Benalixa contra el Arroio Molinos»; «siguiose dicho arroio del Tamujal avaxo asta entrar en el Río de Benalixa, siguiose Benalixa arriva hasta encontrar con el expresado Arroio Molinos»; «para que hechas en los mojones y en camino a dicha dehesa y estando a la linde de ella por la parte de la Rivera de Venalija» (A.Nf.G., ft. 6r, Ir, 31r). 1783: «una tierra […] a el sitio de Gaspar del Valle terrnino de Cazalla, linde con rivera de Venalixa y realenga» (A.M.G., f. 115 r).

Notas.-

[1] P. Madoz, Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de España y sus posesiones de Ultramar, Madrid, 1846-1850, 16 vols. (citado Diccionario). Las abreviaturas bibliográficas utilizadas en lo que sigue son:
ALEA M. Alvar (con la colaboración de A. Llorente y G. Salvador), Atlas Lingüístico y Etnográfico de Andalucía, Granada, 1961-73.
Contribución M. Asín Palacios, Contribución a la toponimia árabe de España, C. S. I. C. Madrid, 1940
Tópica J. Corominas, Tópica hespérica (2 vols.), Gredos, Madrid, 1972.
DECH J. Corominas-J.A. Pascual, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (4 vols.), Gredos, Madrid, 1980 Eguaflaz Glosario
L. Eguílaz, Glosario etimológico de las palabras españolas de origen oriental, Atlas, Madrid, 1974.
Dialectología Mozárabe A. Galmés, Dialectología Mozárabe, Gredos, Madrid, 1983.
Estudio V. García de Diego López, «Estudio histórico-crítico de la toponimia mayor y menor del Antiguo Reino de Sevilla», separata de Archivo Hispalense, nº97 (1959).
Libro del Repartimiento J. González, Repartimiento de Sevilla (2 vols.), C.S.I.C., Madrid, 1951.
Catálogo arqueológico J. Hemández-A. Sancho Corbacho-F. Collantes, Catálogo Arqueológico y Artístico de la provincia de Sevilla (4 vols.), Excma. Diputación Provincial, Sevilla, 1965.
I. G. C. Instituto Geográfico y Catastral.
Nomenclátor Presidencia del Gobierno, Instituto Nacional de Estadística, Nomenclátor de las ciudades, villas, lugares, aldeas y demás entidades de población. Provincia de Sevilla. Separata del t. Iv-41, Madrid, 1973.
Orígenes de Castilla J. Oliver Asín, En torno a los orígenes de Castilla. Su toponimia en relación con los árabes y los beréberes, Real Academia de la Historia, Madrid 1974.
S. G. E. Servicio Geográfico del Ejército
Simonet. Glosario F. J. Simonet, Glosario de voces ibéricas y latinas usadas entre los mozárabes, Real Academia de la Historia, Madrid, 1981 (ed. facsímil de la de 1888, 2 vols.).
Materiales E. Terés, Materiales para el estudio de la toponimia hispanoárabe. Nómina fluvial, t. I, C. S. 1. C., Madrid, 1986.
Dialectología Española A. Zamora, Dialectología Española, Gredos, Madrid, 1970 (2ªed.)
Las abreviaturas documentales mencionadas son las siguientes:
a) de fuentes editadas:
L. Mont. o Libro de la Montería Alfonso XI, Libro de la Montería (según el ms. Y. II. 19 del Escorial), ed. de Dennis P. Seniff, Madison, 1983. Tumbo L. Tumbo de León (vid. J. V. Corraliza, «La geografía extremeña», Revista del Centro de Estudios Extremeños, año V, Sept. – Dic. 1931, t. V. pp. 295-302).
b) de fuentes inéditas:
A.E.G. Archivo Eclesiástico de Guadalcanal, Parroquia de Santa Ana, Libro de matrimonios de 1578
A.P.G. Archivo de Protocolos Notariales de Guadalcanal, año 1633, sig. 2.
A.M.G. Archivo Municipal de Guadalcanal. Amojonamientos y deslindes. Patrimonio. Años 1728 y 1783, sig. 574.
A.M.S.P. Archivo Municipal de San Nicolás del Puerto, carpeta sección 2ºde Hacienda, Libros 63 (1882) y 65 (1888). Carpeta sin signatura, pues el Archivo Histórico permanece sin catalogar.
[2] Para la cuestión del posible dialectalismo del apelativo rivera, remito a mi Tesis, citada en la nº. 4
[3] Hojas 899 y 920 de los mapas de escala 1: 50.000. Lo mismo acontece con el mapa de la Provincia de Sevilla (escala 1:200.000) del I.G.C.
[4] Donde se menciona el hidrónimo con las denominaciones Ribera de Benalija (s.v. Guadalcanal), Ribera del Arroyo de Benalija (s.v. Alanís) y Río de Benalija (s. v. Cazalla de la Sierra).
[5] El ALEA IV (mapa 1721) señala en el área norteña de Sevilla la neutralización de la oposición /1/: /r/ (en posición implosiva final de palabra), realizada por medio de la pérdida de la consonante final. Yo misma he oído de boca de mis encuestados abundantes ejemplos de este fenómeno, del tipo [g w e e k á] por Guadalbacar, [bjá] por Viar, [g w a n p h í] por *Buenagil (de Bonagil), [K a m p 03 í] por Campovil, etimología popular a partir de un original Campovid, [K a m p e y á] por Campallar, que en la cartografía actual aparece grafiado Campoallá, por etimología popular también. De la antigüedad del fenómeno en estas hablas es muestra bien patente el Baltaza (por Baltasar) de un documento eclesiástico de Guadalcanal del año 1578 (A. E. G., 1578, fol. 6 -vid. n. Vid. también n. 16.
[6] Las cuales, a pesar de la eliminación de la consonante final en el habla, han mantenido su grafía intacta desde los primeros documentos. Lo mismo que para la grafía Benalíjar, cabe decir para la de Huéznar (vid. n. 18), por lo que sospecho que la -r de los otros dos nombres de corrientes fluviales haya influido en las modernas grafías de las formas originalmente desprovistas de -r.
[7] Repárese en la falta de acento gráfico, que originará posteriores confusiones en la interpretación a los estudiosos que tomen como referencia única esta fuente. Obsérvese, asimismo, que es sólo aquí donde menciona el hidrónimo con -r final, refiriéndose, como las revistas locales, al arroyo, y no a la rivera (vid supra)
[8] Contribución, p. 84. Ya al principio de su obra (p. 11), Asín señala que el método seguido por él es el de extraer del Diccionario de Madoz todos aquellos topónimos que de primera intención le han parecido, atendiendo a su forma, tener origen árabe.
[9] En efecto, en la entrada dedica a Guadalcanal cita “la ribera nombrada de Benalija”, y “el puente llamado de Benalija, que divide este término con el de Cazalla de la Sierra”; en el artículo de Cazalla vuelve a tratar el nombre: “por el N. y a distancia de una legua, corre otra rivera con el nombre de Benalija, que se seca con facilidad (subrayados míos).
[10] Así, en los documentos del archivo de San Nicolás del Puerto, por ejemplo, se insiste en varias ocasiones sobre la precisión de testimonios escritos para avalar los límites y los nombres de las propiedades del término: «Buscados en el archivo los antecedentes precisos bien antiguos o modernos, no se había encontrado cosa alguna que ilustrase el asunto» (A. M. S. P., libro 63, 1882): «también se acordó que no existiendo en el archivo de este Ayuntamiento documento alguno de los varios deslindes practicados para la conservación de dichas servidumbres»… (libro 65, 1888); «sobre defensa de los bienes comunales para que se practiquen las averiguaciones necesarias para llevar al esclarecimiento legal sus verdaderos límites conocidos por los ancianos de esta villa desde tiempo inmemorial, a falta de documentos que acrediten lo contrario» (libro 66, 1896).
[11] Vid. J.A. Frago Gracia, «La fonética del español meridional y sus fuentes históricas», en Miscel-lania Sanchis Guarner ll, Universidad de Valencia, 1984, pp. 131-137. Por lo que concierne a la documentación de materiales de esta misma área, pueden verse los que aporto en mi Tesis Doctoral (véase n. 4) y en este lugar (n. IO).
[12] Ibídem, p. 136-137 y n. 61. Ahora bien, teniendo en cuenta que el registro del topónimo se hiciera conforme a la forma escuchada de boca de los hablantes de esa zona, pues parece ser que el documento se redactó en tierras leonesas.
[13] Como ya he dicho más arriba, el caso de Huéznar es paralelo al que estudio por no hallarse grafiado con -r hasta época reciente (vid. s.v. HUESNA en mi Tesis, cit. en n.4).
[14] Falta, como en Madoz (vid. supra, n. 12), el acento gráfico en este caso, pues creemos que de Guadalija la variante «vulgar» será Gualíjar, como Gualija y Alija, sin que ocurra cambio de acentuación.
[15] Aquí, sin embargo, está justificada la falta de acentuación gráfica, ya que los hidrónimos se relacionan con el cast. Alijar -según Terés- por lo que el acento recae en la primera sílaba (vid. Supra)
[16] Partiendo, claro está, de la presuposición de una acentuación aguda del hidrónimo, que tendría la etimología misma del cast. alijar ‘especie de ladrillo morisco, azulejo, según Eguilaz (Glosario, pp. 198199).
[17] También interpretando la forma como aguda, pero adjudicándole el étimo correspondiente al cast. alijar ‘terreno inculto’ (Eguilaz, Glosario, p. 199), ‘ejido’ (Simonet, Glosario, p. 11).
[18] También se refiere al topónimo cuando, a propósito del Benajila de Alcalá de Guadaira, afirma: «Posible anterior [Benalíjar] con metátesis». Para la probable filiación de este nombre de lugar, véase s.v. BONAGIL en mi Tesis, cit. en n.4. De otra parte, he de advertir que en la redacción del trabajo de García de Diego López faltan tanto acentos como signos de puntuación, subrayados, etc., que hacen prácticamente ininteligible el texto; por ello he preferido añadirlos a la hora de transcribir sus partes.
[19] Concretamente, de la tribu beréber de Awraba, de los Sabrun, que, después de gobernar ‘Alisa, cayeron en desgracia y huyeron hacia el norte, donde dejarían su huella en otros topónimos como Cebrones, precisamente gentilicio plural romance de Sabrun (vid. Oliver Asín, Orígenes de Castilla, pp. 32-33).
[20 E. Terés encuentra documentada la forma Alija, además, en «el texto histórico de Ibn Hayyãn cuando, al describir el curso del Tajo, afirma que este río, aguas abajo de Talavera, pasa por el Norte de la fortaleza de AIisa, a 80 millas de Toledo, exactamente al septentrión de Córdoba» (Materiales, p. 370).
[21] Como manifiesta explícitamente, deja constancia del topónimo en su obra «por la hipotética relación que en algunos casos se observa entre los encabezamientos G u a d- y C u a d-» (ibídem, p. 371), presunta simbiosis arábigo-romance que no es sino un punto más a favor de la relación del nuestro con la serie de hidrónimos mencionada.
[22] Tópica 1, p. 100, n. 31. Contribución, s. vv.
[23] Por si sirviera de apoyatura histórica para nuestra hipótesis, recordaremos aquí que, como advierte E. Terés, el desplazamiento de los antiguos habitantes de Alija hacia el norte no fue en modo alguno definitivo, ni mucho menos supuso la ruptura de estas gentes respecto a Córdoba, como establecía Oliver Asín, pues «en el texto impreso de los Mafejir al-barbar, se registra un Saydun ibn Wakil al Awrabí (Saydun ha de leerse Sabrun, confusión fácil en grafía árabe), hijo, a lo que se ve, de aquel Waqil caído en desgracia, del cual se dice que desempeñó altos cargos bajo ‘Abd ar-Rah man an-Nasir» (Materiales, pp. 370-371).

María Dolores Gordón Peral
Catedrática Universidad de Sevilla