Ermitas
y caminos, rutas entre las ermitas de Guadalcanal
Editada por PRODETUR (Turismo de la Provincia de Sevilla), encontramos una descripción de la historia de nuestra villa y las ruta de ermitas y caminos de Guadalcanal, muy interesante, que a continuación transcribimos.
Existe una manera de viajar diferente, única. Es aquella en la que el trayecto forma parte de la experiencia, en la que el viaje cobra un valor singular desde el primer minuto. Y es que a veces el destino buscado aparece ante nosotros a cada paso.
Imagina un sendero casi olvidado, que transcurre por montes, arroyos y valles tomados por la encina, la jara, el águila o el zorro. Un camino milenario usado por el hombre desde el despertar de los tiempos. Aquí los sonidos de la naturaleza despiertan en tu interior un recóndito lugar de la memoria y te transporta al origen de todo, a tu propio origen.
Los caminos sirven para unir puntos, entornos singulares. En este caso, hemos decidido que inicies y concluyas cada etapa en una ermita, lugar tradicional de peregrinación por las gentes de la zona. Dejas de ser entonces un mero caminante y te conviertes en peregrino, tu marcha se transforma en un viaje íntimo que hará que al llegar al final ya no seas el mismo. No te hablamos de una visión religiosa, sino de una reflexión personal, un proceso de autoconocimiento que nace en tu relación con el medio en el que te mueves.
Difícilmente encontrarás un lugar mejor: El Parque Natural Sierra Norte de Sevilla. Aquí la naturaleza virgen convive con el hombre y sus labores. Los pequeños pueblos que se reparten por el territorio deben su razón de ser a la misma sierra, a Sierra Morena. Esto se refleja en cada aspecto de su vida y tradición, con ermitas que guardan vírgenes serranas, como La Virgen del Monte, la del Espino, o la del Robledo. Son lugares sacros y a la vez tan terrenales como los propios campesinos que los visitan.
Este binomio: hombre y naturaleza, define el recorrido. El hombre es la ermita. Está presente en los pueblos, los cortijos, el ganado, las huertas, modificando el entorno con su afán de progreso. Sus acciones a lo largo de los siglos salpicarán el camino a tu paso. Lo verás en los molinos en desuso de la ribera del Huéznar, en las minas del Cerro del Hierro o en embalses como el del Retortillo o el de Melonares. La naturaleza es el camino mismo. Está en todos lados, poderosa, tomando cada rincón con su tranquilo palpitar. La variedad de fauna y flora que encontrarás es incalculable: dehesas, bosques de galería, paisajes de relevancia geológica, entre otros. Prepárate, el viaje de tu vida está más cerca de lo que piensas.
Aunque se han encontrado vestigios íberos y algunos historiadores sostienen que Guadalcanal sería la Tereses nombrada por Plinio el Viejo en su Historia Natural, el primer asentamiento importante en esta población data de época árabe, bajo el nombre de Wad al-Qanal, “río del canal”, o según una etimología popular, “río de creación”. La historia de Guadalcanal siempre ha estado ligada al concepto de frontera, de límite entre territorios, por lo cual estuvo reciamente fortificada. Restos de muralla han sido hallados en los alrededores de la Parroquia de la Asunción. En 1241 fue arrebatada al dominio árabe por Rodrigo Íñiguez, decimoquinto Maestre de la Orden de Santiago, y hasta 1833 perteneció a Extremedaura, lo que ha influido en su arquitectura y etnografía.
Su centro histórico está lleno de bellos ejemplos de arquitectura religiosa y civil. Buena muestra de ello es la Iglesia de Santa Ana, recientemente restaurada.
Guadalcanal, a su vez, dio nombre a una de las Islas Salomón, la Isla de Guadalcanal, bautizada así por Pedro de Ortega Valencia, natural de la localidad y oficial en la expedición de Álvaro de Mendaña en el Pacífico de 1567-1569.
No hay mejor lugar para empezar nuestro largo recorrido que la ermita del Cristo de la Salud. Situada extramuros de Guadalcanal, a unos 300 metros de la zona norte de la localidad, tanto la ermita como el humilladero anejo, son construcciones del siglo XVIII. Los viajeros que por este camino transitaban, solían detenerse en este santuario para implorar suerte en el viaje los que partían o dar gracias los que regresaban. Poseía unos azulejos con un crucificado, bajo el cual, una cartela nos informa que el Cardenal Solís, arzobispo de Sevilla, concede cien días de indulgencias al que rezare un credo delante de este Cristo. Actualmente se conserva una copia en la iglesia de Santa Ana. A 11 kilómetros del pueblo, situada en el extremo Nordeste del término municipal, nos encontramos la ermita de Nuestra Señora de Guaditoca, Patrona de la localidad. El Santuario fue construido en el año de 1647, posee una sola nave dividida en varios tramos por pilares y arcos de medio punto. Las bóvedas de arista dan paso a una cúpula elíptica. La decoración arquitectónica está ejecutada a base de elementos del Toscano. Su riqueza decorativa es excepcional, con pinturas originales de los murales, realizada por Juan Brieva de Llerena, de principios del XVIII.
Enclavada extramuros, se encuentra la ermita de San Benito Abad. El cuerpo del edificio se alzaba sobre cuatro arcos de ladrillos, estando cubierto de madera tosca y tejado a dos vertientes. Esta ermita es una construcción mudéjar, quizás de la primera mitad del siglo XV. Se compone de una nave cubierta por bóveda de cañón y lunetos, casquete esférico en el antepresbiterio y cúpula en el camarín. En el muro del evangelio existe una portada con arco apuntado y en el de la epístola, una puerta mudéjar de época tardía. Actualmente es propiedad privada, pero están abiertos a recibir visitas.
Datos de la ruta.-
Distancia: 16.650 metros. Duración: 4,00 horas. Altitud mínima: 636 metros. Altitud máxima: 813 metros. Ascenso: 172 metros. Descenso: 247 m. Cobertura móvil: 90 %
Rutas complementarias.- Dada la distancia que existe entre la ermita de Guaditoca y el pueblo, es necesario incluir su visita como una ruta en sí misma. Para ello salimos por la zona norte, pasando por la ermita del Cristo de la Salud. Caminaremos un pequeño tramo de la A-433 para desviarnos a la derecha. Es un tramo de varios kilómetros de camino con buen firme. Seguiremos tras ver la ermita para incorporarnos a la BA-018 (estamos en Badajoz) que se transforma en la SE-462 para volver a Guadalcanal. Para visitar la ermita de San Benito Abad, salimos del pueblo por el sureste, por el camino de San Benito. Es un recorrido corto, un paseo agradable de ida y vuelta hasta la propia ermita.
Datos de la ruta.-
Distancia:33.100 metros. Duración: 6,30 horas. Altitud mínima: 488 metros. Altitud máxima: 800 metros. Ascenso: 770 metros. Descenso: 778 metros. Cobertura móvil: 50 %
Comenzamos nuestra singular aventura en Guadalcanal, por excelencia, la localidad serrana de las ermitas. Iniciamos el camino en la ermita del Cristo de la Salud tras, como manda la tradición, acercarnos a su humilladero para implorar suerte en nuestro viaje y dar gracias por los que regresan. Una vez en el camino, comenzaremos a descubrir el paisaje de la Sierra Norte de Sevilla, que no es más que parte de nuestra sierra madre, la romántica Sierra Morena andaluza. Nos alejaremos de la localidad entre olivares, aunque poco a poco nos adentremos en algunas zonas de dehesa y monte bajo, los olivos los tendremos siempre presentes, nos sorprenderá la capacidad que tienen para adaptarse a terrenos con mucha pendiente. Con un camino afable y generalmente en descenso, llegaremos hasta la carretera SE-165, tras cruzar el Arroyo de los Barrancos a la altura de las Casillas Nuevas de la Urbana. Una vez que abandonamos la carretera, alternando veredas y caminos, recorreremos en sentido inverso el paisaje del que hemos disfrutado hasta ahora. De una dehesa abierta, pasaremos a adentrarnos entre olivares según nos acerquemos a Alanís de la Sierra, cuyas casas blancas y castillo divisaremos algún kilómetro antes de llegar a nuestro fin de etapa. Al llegar al pueblo, buscaremos la Plaza del Ayuntamiento y rodeamos la iglesia, subiendo por la calle Jesús. Llegamos a la ermita de Jesús Nazareno
El Olivar de Sierra Morena: En esta primera etapa caminaremos a través de uno de los paisajes más representativos de nuestra sierra: el olivar. Veremos olivares bien cuidados y que dan como fruto uno de los mejores y más reconocidos aceites de oliva virgen extra del mundo
No te pierdas: Las inmejorables vistas desde el monte de La Capitana. Sus edificios históricos, como la iglesia de Santa María de la Asunción o La Almona. La feria, a finales de agosto y la Velá de Santa Ana, a finales de julio.
Fuentes.-
PRODETUR (Turismo de la Provincia de Sevilla)