Don Fernando de Rivas y Luisita su hija casadera
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domingo, 10 de marzo de 2024
El señor marqués de Guadalcanal y los amores de Juan Palomo
Don Fernando de Rivas y Luisita su hija casadera
sábado, 22 de julio de 2023
Los Partistas santiaguistas en Guadalcanal de Alfonso X al siglo XVI (4/4)
ÚLTIMA PARTE
En realidad, si observamos las mencionadas ordenanzas de los abogados de 1495, en su prólogo se dice que los monarcas aspiraban a que todos los que abogaban en el foro, ante cualesquier tribunales, fueran competentes, reconociendo, por el contrario, que muchos de los existentes tienen menos letra e suficiencia e abilidad de la que devían e han menester, además de cobrar derechos abultados a sus clientes. Ahora bien, cuando en la primera ordenanza prohibían que los que no fuesen graduados universitarios no pudiesen abogar, realmente se estaba refiriendo tan sólo a los que lo hicieran ante el Consejo —en este momento el Consejo real de Castilla— y la Corte y Chancillería, pero no ante el resto de los tribunales de justicia. Para poder ejercer delante de éstos últimos las mismas ordenanzas —en su ordenanza 22, que es la final— se remitían a lo que ya se había dispuesto en la mencionada ley de la Tercera Partida, que transcriben, según la cual el que pretendiera abogar debía primero ser examinado de su preparación por el tribunal ante el que desease ejercer como tal, fuese en la Corte o en cualquier otra jurisdicción.
Es, pues, gracias a esta
norma, revalidada expresamente por los Reyes Católicos, a la que existían
partistas, que debían estar bien instruidos en las materias jurídicas sobre las
que aconsejaban a sus clientes, siempre a juicio del tribunal que los habría de
oír. Si las causas que promovían sólo trataban de penas de ordenanza municipal,
es de suponer que fuera suficiente con que conocieran el contenido de dichas
ordenanzas, amén de algunos rudimentos del procedimiento. En temas de mayor
enjundia jurídica, les sería exigible el conocimiento de fuentes más
importantes, pero no podemos ir más lejos. No obstante, todo parece indicar que
el examen ante el tribunal por el aspirante a abogado era único y genérico, habilitándole
al que lo pasase para cualquier tipo de casos. Parece claro que, a vueltas con
esta normativa, florecieron oportunistas, que, sin saber derecho y, en
ocasiones, sin saber tampoco leer y escribir, se atrevían a aconsejar a sus
pobres clientes. Es difícil distinguir a unos y otros en nuestros documentos.
En cualquier caso, a mi modo de ver, estas exigencias de la monarquía a la hora
de dignificar el mundo judicial fuera de las grandes cabezas de partido y de la
Corte, QUINTAS_CHD-24-2017.indd 420 19/9/17 7:19 Porras Arboledas, P.A.
Cuad. hist. derecho 24, 2017: 411-487 421 tenían mucho que ver con la
construcción del Estado moderno, en la que también se empezaron a demandar
requisitos más exigentes también a jueces y a médicos titulados, entre otros.
No obstante, una cosa era lo que se pretendía y otra distinta lo que la
realidad permitía obtener, ya que hasta que las Universidades no estuvieran en
posición de cubrir la demanda de especialistas habría que echar mano de los
expertos no titulados, que en el ámbito de la abogacía eran estos partistas. A
éstos se les exigía para ejercer el haber residido 10 años en la Universidad,
así como haber cumplido 26 años, como bien pudo comprobar el bachiller Hernando
de Úbeda, alcalde mayor del partido de Valdesegura y Beas: mandamiento al
gobernador de Montiel o a su teniente, comunicándole el texto de una provisión
dada en Consejo de Órdenes [texto no transcrito, en la cabecera se indica
sobrecarta de una provisión que se dio a suplicación del concejo de Veas, ynserta
la premática para que los letrados que no ovieren residido diez años en Estudio
general no puedan tener cargo de justicia]; Juan Guijarro, en nombre del
concejo, había presentado en Consejo testimonio de cómo el 08/07/1257 le había
sido notificada dicha provisión al bachiller Hernando de Úbeda, alcalde mayor
del partido del Valdesegura y de la villa de Beas, que respondió que no hablaba
con él e que la premática encorporada en la dicha mi provisión no se avía hecho
por respeto de los que no tenían letras ni abilidad para tener los tales
oficios de juezes, e que hera letrado graduado en Estudio general e ábil e
suficiente para tener e usar el dicho oficio, e que por tal estava esaminado e
aprovado por el presidente e oydores de la nuestra Abdiencia e Chancellería que
reside en la çibdad de Granada por abogado de la dicha Abdiencia e que avía
tenido otros oficios de justicia e hecho en ellos la residencia que hera
obligado e avía sydo pronunciado por buen juez, e que avía estudiado mucho
tiempo en el dicho Estudio general, e que pocos letrados destos Reynos podrían
mostrar el testimonio que la dicha premática manda, e que unos saben más en
seys años que estudian que otros en diez, e que teniendo la abilidad que se
requiere, recebirían mucho agravio sy por no mostrar el dicho testimonio los
dexasen de administrar los dichos oficios, e que es de más hedad de veinte e
cinco años e puede e debe usar el dicho oficio de alcalde mayor, e que porque
con él no haga justicia contra los alcaldes e regidores de la dicha villa de
Veas le avían hecho notificar la dicha provisyón, segúnd que más largamente en
la dicha respuesta e testimonio se contyene. Solicitaba que, pues no tenía los
10 años de estancia en Estudio general, le mandase ejecutar dicha provisión.
De poco le serviría su
alegación, pues le ordenaron que viera dicha provisión y la cumpliese, sin
embargo, de todo lo pretextado (14/08/1527, AHT, expte. 78.128). Tales
requisitos fueron establecidos por pragmática de 1493 de los Reyes Católicos,
recogida en N.R., III, 9, 2. Es evidente que no todos los letrados tenían las
características personales necesarias para ser jueces, como se sugiere en los
versos de la cabecera, hablando del Lcdo. Saldaña, aunque estuvieran
técnicamente capacitados para serlo. Un caso evidente de esto es el del
bachiller Tomás de Ribera, activo en Uclés en 1530 (véase mi mencionado trabajo
sobre esa villa). 37 Para muestra basta sólo un ejemplo, aunque se podrían
alegar muchos más: incitativa al gobernador de la provincia de León o a su
teniente, a petición del bachiller Pedro Fernández médico, vecino de Usagre, que
denunció que, estando proybido por leyes e premáticas destos Reynos que nynguna
persona pueda curar ny cure de medezina e çurugía syn ser exsamynado, diz que,
contra el thenor e forma de lo susodicho, algunos vezinos de la dicha villa han
curado y curan dello, de que se han seguido y esperan recrescer muchos daños e
otros ynconvinientes y que, no enbargante que le ha sido denunciado a los
alcaldes ordinarios de la dicha villa, no lo han querido remediar. Solicitaba
que se procediera contra ellos y se les castigase (24/05/1544, AHT, expte.
78.329).
Hay un evidente paralelismo
entre los que ejercían el derecho y la medicina sin estar graduados. 38. He de
aclarar que la cronología usada en este primer apartado viene determinada por
el total de los legajos vistos hasta la fecha en el Registro General del Sello
del Consejo de Órdenes, en lo relativo a la Orden de Santiago, abarcando desde
el inicio de la administración de Carlos I en 1517 hasta fines de 1544, fecha
máxima a la que he llegado en mis actuales investigaciones; de ahí a 1556 es
seguro que aparecerán nuevos testimonios. Una consideración comparada de las
fechas entre peticiones para abogar y quejas contra los partistas nos sirve de
poco a la hora de discriminar una evolución hacia un predominio de abogados
letrados sobre los no letrados, pues unas y otras se distribuyen por todo el
período de estudio. Granada Mandamiento a las justicias de Segura de la Sierra,
al gobernador o su teniente y a los alcaldes ordinarios, presentes y futuros, a
petición de Pedro Bellón, vecino de la villa, que como uno del pueblo había
denunciado que Juan Rodríguez y otros actuaban de abogados sin tener título
oficial, pero con la permisividad de las autoridades. Solicitaba que no se les
permitiese. Acuerdan trasladar la última de las ordenanzas de abogados de 1495,
por la que se mandaba que sólo abogasen los que estuviesen previamente
examinados en la Corte por jueces o sabedores en derecho, así como en las
tierras o localidades donde pretendieran ejercer, ordenando que fuese cumplida.
Archivo de la Real Chancillería de Granada, expte. 5.531.
Para que la justicia de
Segura de la Sierra bea una ley aquy yncorporada para que unos no aboguen
sin ser letrados. Escrivano Gumiel [Registro] .IX. Don Carlos e doña Juana,
etc. A vos, el governador de la villa de Sigura de la Syerra o a vuestro
lugartenyente en el dicho oficio e [a los] alcaldes de la dicha villa que agora
son o serán en ella de aquí adelante e a cada uno de vos a quyen esta nuestra
carta fuere mostrada. Salud e gracia. Sepades que Pedro Vellón, vezino de la
dicha villa, como uno del pueblo della e como mejor podía e de derecho devía,
nos hizo relación por su petición que los oydores de la nuestra
Audiencia, qu’están e residen en la nonbrada e gran cibdad de Granada, fue
presentada diziendo [que] en la dicha villa está un Juan Rodrigues e otros que
abogan en pleitos e cabsas de los vezinos de la dicha villa e de otras partes
syn ser esamynados ny tener títulos de bachilleres ni otro título para ello y
que, a cabsa que vos, la justicia de la dicha villa, les consentís que aboguen,
destruyen muchos pleitos, de que a la comunydad e vezinos de la dicha villa
benía muy gran daño e perjuizio y que, deviendo vosotros, conforme a las leyes
de nuestros Reynos, mandarles que muestren lo títulos para que conste por ello
cómo son graduados e pueden abogar en pleitos, diz que no lo abéys querido ny
queréys haser. Por ende, que nos pedía e suplicaba que cerca dello proveyésemos
de remedio con justicia, de guysa que los susodichos ny alguno dellos no
abogasen en pleitos algunos syn mostrar cómo son graduados de bachilleres e
puedan abogar o como la nuestra merced fuere. Lo qual por los dichos nuestros
oydores visto, por quanto en las leyes de nuestros Reynos ay una ley que cerca
desto fabla, fue por ellos acordado que devíamos mandar dar esta nuestra carta
para vos en la dicha razón, en ella ynserta la dicha ley. E nos tovímoslo por
bien, el tenor de la qual dicha leyes es este syguiente: «E por quanto el señor
rey don Alonso, de gloriosa memoria, nuestro progenitor, entre otras leyes que
fizo e hordenó, en la Tercera Partida hizo e hordenó una ley que cerca desto
dispone, su tenor de la qual es este que se sygue: «Estorbadores e enbargadores
de los pleitos son los que se fazen abogados, no syendo sabidores de derecho ni
de fuero o de costunbres que deven ser guardadas en juyzio. Por ende, mandamos
que de aquy adelante ninguno sea osado de trabajarse de ser abogado por otro en
nynguno pleito, a menos de ser primeramente escogido de los juzgadores e de los
sabidores del derecho de nuestra Corte o de las tierras e de las cibdades o de
las villas en que ovieren de ser abogados, e a qualquier que fallaren qu’es sabidor
honbre para ello, dévenle fazer jurar qu’él ayudará bien e lealmente a todo
honbre a quyen prometiere su ayuda e que no se trabaxará con sabiendas de
abogar en ningún pleito que sea mentiroso o falso o de que en tienda que no
podrá aver buena cima, e aún los pleitos verdaderos que tomare que procure que
se acaben ayna, syn nyngún alongamiento qu’él faga maliciosamente, e qu’el que
ansy fuere escogido mandamos que sea escrito en su nonbre en el libro que
fueron escritos los nonbres de los abogados a quyen fuere otorgada tal poder
como éste, e qualquier que por sy quysyere tomar poderío de seguyr pleito por
otro contra este nuestro mandamiento, mandamos que no sea oydo no le consientan
los juzgadores que abogue ante ellos». Por ende, hordenamos e mandamos que la
dicha ley que de suso va encorporada se guarde e cunpla e faga guardar e
cunplir en todo e por todo, segund e por la forma e manera que en ella se
contiene». Porque vos mandamos que beáys la dicha ley que de suso en esta
nuestra carta ba encorporada e la guardedes e cunplades y executedes e fagades
guardar e cunplir y executar e trahed e guyades a pura e devida execución con
efeto, en todo e por todo, segund que en ella se contiene. Y contra el tenor y
forma della no bayades ny pasedes ny bayan ny pasen ny consyntades ny
consientan yr ny pasar. E los unos ny los otros non fagades ny fagan ende al
por alguna manera, so pena de la nuestra merced e de diez myll mrs. para la
nuestra cámara. E demás mandamos al ome que vos esta nuestra carta mostrare que
vos emplaze que parescades ante los dichos nuestros oydores del día que vos
enplazare fasta quynze días primeros siguientes, so la dicha pena, so la qual
mandamos a qualquier escrivano público que para esto fuere llamados que dé’nde
al que vos e a ellos mostrare testimonyo sinado con su syno, por [que] nos
sepamos en cómo se cunple nuestro mandado. Dada en la cibdad de Granada, a
treze días del mes de otubre, año del señor de myll e quinientos e veynte años.
Libráronla los licenciados Girón y Corte y Castro. Apéndice II 1602/09/27.
Castro Urdiales El Lcdo. Martín de Ahedo, vecino de Castro Urdiales, celebra
contrato con don Juan de Arcentales y Zabala, vecino del Valle de Otañes, para
actuar como su abogado.
domingo, 29 de enero de 2023
Dehesas de Sierra Morena: espacio protegido al Norte de Sevilla
Esta Reserva de la Biosfera es el lugar ideal para conocer atardeceres únicos y saborear la dehesa.
La dehesa, un valor a cuidar
Dehesas de la Sierra Morena, espacio protegido al Norte de Sevilla, es un
enclave natural único en el mundo abierto a visitantes y turistas en busca del
origen. Gastronomía, cultura, calidad de vida y paisajes de ensueño son un
reclamo turístico cada vez más en alza.
La dehesa es, según la RAE, una «tierra generalmente acotada y arbolada,
por lo común destinada a pastos». Durante siglos la intervención de la mano
humana en este espacio natural ha sido determinante para que hoy exista la
dehesa. Bosque mediterráneo adehesado gracias a la ganadería y a la agricultura
de la zona en perfecta simbiosis con el medio. Lo que hoy llamamos «desarrollo
sostenible» es el germen de este espacio que atesora, además, otras
distinciones por sus valores geológicos y naturales.
El Parque Natural Sierra Norte de Sevilla, declarado en 1989, comparte parte del territorio de las Dehesas de Sierra Morena siendo uno de los más extensos de Andalucía con 177.484 hectáreas. Además, este enclave es Geoparque Mundial de la UNESCO desde 2015 por su singularidad geológica, minera y arqueológica. Sus cielos, libres en su mayoría de contaminación lumínica, son también único en Europa. Y por ello se encuentra dentro de la Reserva Starlight avalada por la UNESCO pudiéndose considerar el telescopio de la provincia.
La bellota de Europa
Encinas y alcornoques son la seña de identidad de la vegetación de estas
Dehesas de Sierra Morena. En su monte, acompañado
de jarales, durillos, madroños y esparragueras entre
otros, alcornoques y encinas dan como fruto la bellota. Este fruto madura en
otoño y se desprende del árbol en otoño e invierno siendo alimento del cerdo
ibérico más selecto.
El alcornoque
además es el origen del corcho de mayor calidad de Europa.
Aunque otros países con bosque mediterráneo pueden tener alcornoques, el clima,
el suelo y la dehesa sevillana son claves en la obtención de un corcho de
primera calidad muy valorado en el mercado. Un alcornoque puede tardar hasta
treinta años en producir corcho de excelentes cualidades. Este dato, entre
muchos otros, demuestra el compromiso de la población de la comarca con su
entorno. Quien decide plantar alcornoques lo hace pensando en el futuro y en el
bienestar de la dehesa, no en el propio exclusivamente.
Agricultura y ganadería extensiva
Visitar las Dehesas de Sierra Morena es aprender el origen de lo auténtico.
Desde hace siglos el cultivo de olivos, viñas, y huertas han marcado la
agricultura de la zona. Y, por otro lado, estas grandes extensiones de terreno
han permitido mantener hasta hoy el modelo de la ganadería extensiva. Es decir,
producir carne de calidad dejando la menor huella posible en el medio. Las
producciones de la zona, hoy ejemplos de innovación y tradición,
están sujetas a una alta exigencia durante todo el proceso de producción que
culminan ofreciendo un producto de calidad certificada.
La dehesa no solo se puede ver, también se puede saborear. Como era de
esperar este lugar protegido por su alto valor natural y singularidad en la
producción de materias primas presume de gastronomía. Las tradiciones
culinarias maduran en las diferentes estaciones al igual que los recursos
forestales, ganaderos y agrícolas.
Sus montes adehesados son el escenario perfecto en el que se crían cerdos
ibéricos, ovejas y reses de vacuno. Por tanto, para entender la dehesa hay que
probar sus: chacinas, jamones, quesos de cabra y guisos de carnes de retinto,
cordero, cerdo, jabalí. Además, encontramos el verde en sus aceites de oliva de
personalidad única. La tradición, el ingenio y el aprovechamiento de sus
recursos naturales han hecho que, además, esta comarca sea la cuna
de aguardientes y licores que dieron la vuelta al mundo.
Turismo rural en las Dehesas de Sierra Morena
A tan solo una hora de la capital andaluza los visitantes no solo
encontrarán una oportunidad de disfrutar de atardeceres de ensueño y de
paisajes únicos. También podrán realizar un turismo activo adaptado a sus
necesidades y gustos. Las empresas turísticas de la comarca se han adaptado a
la demanda decididas en la puesta en valor de lo que les hace únicos.
En familia, con amigos o para encontrarse a uno mismo. Las dehesas pueden
disfrutarse a través del senderismo, escalada, ciclismo… Y las posibilidades se
multiplican con el astroturismo (turismo de observación astronómica) el orniturismo
(turismo para conocer la diversidad de aves de la zona) o el geoturismo (el
turismo que difunde el valor geológico y su repercusión en la Historia).
ALMUDENA GONZÁLEZ CABALLERO
Sevilla
domingo, 15 de enero de 2023
!De ése me encargo yo!
CHAMIZO Y SU FAMILIA DURANTE LA GUERRA CIVIL
Ma. Victoria Díez Chamizo
(1)
Ante todo, quiero dar las gracias a mi madre y a mis tías, por las muchas historias que les he oído contar a lo largo de mi vida y que han hecho posible que pudiera escribir estas páginas. Huelga decir que, si algún mérito encierra, no es mío, sino de ellas y que mucho me temo que de los errores tengo la exclusiva. Asimismo, deseo hacer constar que en ningún momento he pretendido molestar u ofender a nadie. Y que sí, torpemente, lo he hecho, le pido perdón. Mi único interés es relatar unos hechos familiares con la máxima objetividad que he podido y con la esperanza de que haya llegado la hora de que todos sustituyamos antiguos resentimientos por un clima de afecto y compresión. Y en este sentido, también describo... ¡un sueño!
"Apenas
llegados, entramos, deliciosamente ignorados, -así me lo pareció en aquel
momento- en un modestísimo bar todavía en las afueras. Nadie descompuso el
gesto, ni hizo movimiento alguno que denotase la entrada de una persona
conocida. Bebimos unas cervezas y Don Luis pidió el importe de la consumición.
Entonces ocurrió lo que para mí hubo de representar una gran sorpresa. Mi
primera sorpresa de Mérida".
El mozo del bar, sin levantar apenas
los ojos hacia nosotros, sin detenerse siquiera un momento en su faena de
limpiar el mostrador, contestó poniendo cierto énfasis en las palabras:
Esta fue, como os
decía, mi primera sorpresa, acabados de llegar a Mérida. Hasta hacía poco yo
había vivido en una primerísima ciudad, en la que seguramente por su gran
población, todo el mundo, incluso los valores más constatados, se
impersonaliza, y nadie cuida de expresiones admirativas o deferentes -solo
quizás algún amigo- ni siquiera de esas tan sencillas y enternecedoras como ésta que había vivido al
lado del ilustre poeta, y que luego habían de repetirse en más de una ocasión durante nuestra corta estancia
en esta bella ciudad del Guadiana". (2)
Cuando estalló la guerra mi abuelo estaba en Guareña con su hija mayor, Ma. Luisa, visitando a su madre, Asunción. Intentó llegar a Guadalcanal en tren a fin de reunirse con mi abuela y sus otras cuatro hijas, pero no pudo. No consiguió pasar desapercibido. Le detuvieron unos milicianos, junto con otros viajeros, al hacer trasbordo en Mérida. De este episodio existen dos versiones. La primera de ellas (defendida por mi madre y por María Luisa, que aseguran habérsela oído contar a su padre) consiste en que estuvo preso varias horas, con la amenaza de que le matarían al día siguiente, de madrugada. Se quejó amargamente, alegando que iban a matar a un poeta que tanto había cantado a Extremadura y a sus gentes. Consiguió que le retaran a que lo demostrase. Y aceptó el reto, insistiendo que necesitaba las manos libres para poder recitar. Lo desataron y recitó "la nacencia" y "los héroes sin gloria". Les emocionó tanto que le dejaron marchar.
Dijeron
que no querían comprometerse. Volvió a Guareña en la máquina de un tren de
carbón. Llegó completamente tiznado. Como les suplicara tener noticias de su
familia, al poco tiempo esos mismos milicianos le comunicaron que su esposa y
sus hijas estaban huidas, que se encontraban bien y que se habían refugiado en
Malcocinado (Badajoz).
La segunda versión (defendida por mi
tía Ma Virtudes, que me ha dicho que se la contó su abuela Asunción cuando
vivió con ella en Guareña) (3) se remonta a
hechos que ocurrieron mucho antes de que se declarase la guerra civil. Al morir
mi bisabuelo Joaquín, su hijo se hizo cargo de la fábrica de tinajas y otros
utensilios (que ocupaba una gran superficie en la parte trasera de la
vivienda), con la ayuda de un operario de toda su confianza. Sólo ellos dos
tenían llave de la caja fuerte que había en la casa. Un día, mientras mi abuelo
dormía la siesta, oyó unos ruidos muy extraños. Con todo sigilo se levantó (sin
ponerse el ojo de cristal) (4), cogió un
arma, y fue a ver qué pasaba. Se encontró a su hombre de confianza con la caja
fuerte abierta, apoderándose del dinero. Al verle, el operario se echó a
llorar. Le contó una circunstancia familiar muy difícil que hizo que mi abuelo
no sólo le perdonase, sino que le regalase parte del botín que pretendía
llevarse. Además, le prometió que nunca diría nada (este trabajador, por
voluntad propia, se fue al poco tiempo). Y es así que cuando le cogieron
preso en Mérida, la casualidad quiso que uno de los milicianos que le
detuvieron fuera su antiguo hombre de confianza, que creyó reconocerle. Este
comentó a sus compañeros, "¡de ése me encargo yo!". Ya a
solas, le pidió que se quitara el ojo, cosa que hizo. Así comprobó su
identidad. El miliciano le dijo que una vez le había hecho un gran favor y que
él, ahora, se lo devolvía dejándole escapar. Le escondió en un pajar y ese
mismo día, por la noche, le permitió volver a Guareña, en un camión. (De ser
esta segunda versión cierta, mi abuelo sólo le contó este episodio a su madre.
Muy posiblemente, él mismo habría inventado la versión anterior.)
Sea quien fuere su liberador y las
razones que tuviera para dejarle marchar, el caso es que se libró de una muerte
casi segura (poco tardó en llorar que su misma suerte no la hubiese tenido
su amigo Federico García Lorca). Padre e hija permanecieron en Guareña unos
tres meses, hasta que fue tomada por los nacionales. Durante este periodo, mi
abuelo se escondió en los hornos de la casa, que en más de una ocasión
registraron, sin que lo encontraran. Normalmente los registros coincidían con
la llegada de "refuerzos" de Madrid. Cuenta Ma. Luisa que en
una de estas ocasiones la cogieron y la llevaron, a la fuerza, a la parte
trasera de la casa, cerca de donde estaban los hornos, amenazándola con pegarle
hasta que su padre saliera del escondite; y que, al primer impacto, antes de
que empezara a gritar, se cayó, golpeándose con fuerza la cara contra el suelo
y perdiendo el conocimiento (dice que desde entonces tiene la nariz torcida).
En casa de Asunción también vivían Marcial y Atanasia, hermanos solteros de
Asunción. Marcial trabajaba en las bodegas de vino del pueblo y tenía un hijo,
Joaquín, ya muchacho (Marcial y su hijo también se escondieron en los hornos
de la casa). Atanasia ayudaba en las faenas domésticas.
En Guadalcanal, pared con pared con la
casa de mi abuela estaba la de su hermana Consuelo, que vivía con su marido,
Juan Pastor (en realidad ambas casas eran sólo una, que se dividió en dos
cuando se casó Consuelo, que hasta su boda convivió con mis abuelos en la que
había sido la casa de sus padres). Consuelo y Juan no tuvieron hijos. La
relación entre las dos familias era muy estrecha, prácticamente vivían juntos.
Un poco antes de declararse la guerra varios amigos de la familia avisaron a mi
abuela de que la situación se estaba poniendo muy seria, que acumulara víveres
y que bajo ningún pretexto saliera a la calle. Las casas de mi abuela y de
Consuelo se unieron por un agujero en la pared, que disimularon con un mueble a
cada lado. Así se visitaban. Los milicianos registraron las viviendas en varias
ocasiones. Buscaban armas. Ya el primer día de guerra hubo muchos
fusilamientos, en el cementerio. Mi abuela, Consuelo y Juan decidieron huir de
Guadalcanal. Salieron del pueblo "medio disfrazados" (mal vestidos
y sin ningún equipaje) y se fueron, andando, a Malcocinado, a casa de
Rafaela, el ama de leche de mi madre. Eran las tres de la tarde y caía un sol
de justicia (por el camino se encontraron con una mujer que les regaló un
pan y una botella de aceite -con el tiempo mi abuela la pudo localizar y le
volvió a expresar su agradecimiento-). Llevaban consigo dinero, oculto en
la ropa. La casa de Rafaela era pequeña. Se apañaron cómo pudieron. Por las
noches se instalaba en el suelo un jergón muy grande de paja. Mi abuela,
Consuelo y Juan dormían "en la cabecera". Las niñas,
perpendiculares a ellos, "a los pies". Así estuvieron un mes.
Los milicianos se personaron en casa de Rafaela, buscando al tío Juan (que
había sido director del Banco de Guadalcanal). No lo encontraron.
Volvieron todos a Guadalcanal cuando
fue tomada por los nacionales. Las casas se las encontraron intactas, al
contrario de lo que había ocurrido con muchas otras casas, que las habían
saqueado y quemado. Y allí permanecieron hasta que "aparecieron"
mi abuelo y Ma. Luisa. Una vez todos juntos y pasado un tiempo, se fueron a la
finca "La Gastana", propiedad de Consuelo. En Guadalcanal
escaseaban los alimentos y se respiraba mucho terror. Muy cerca de La Gastana
estaba el cortijo de mi abuela, "El Burgalés". Mi abuela y sus
cinco hijas permanecieron en La Gastana el resto de la guerra, con Consuelo y
Juan. Mi abuelo, no. Se ausentaba a temporadas, incluso semanas o meses.
Colaboraba con Auxilio Social.
La vida en el campo transcurría
tranquila, lejos de los lujos y comodidades a los que la familia había estado
acostumbrada. Buen testimonio de ello es las siguientes canciones, de letra de
mi abuela y escritas en ausencia de mi abuelo, que tanto mi madre como mis tías
cantaban a voz en grito por La Gastana y El Burgalés (a todos los nietos y
nietas, estas coplas y otras parecidas nos las cantaba mi abuela y su hermana
Consuelo, y también nuestras madres, de pequeños).
Primera canción:
Somos los refugiados en La Gastana de Burgalésque vivimos felices sin servidumbre y sin parné.
Cuando tenemos mucho calor
vamos derechos hacia el albercón
y entre sus aguas frescas y claras
¡lavamos nuestros cuerpos y nuestras caras!
Cuando la servidumbre poquito a poco se fue a segar
nos quedaron tan solo las dos doncellas, Manuel y Juan.
Una doncella se descalabró (5)
la otra enfadada al pueblo marchó
por el alpiste (6) se fue el Sr. Juan
¡y Manuel con tito a Guadalcanal! (7) .
Cuando todos marcharon, que bien quedamos, ¡gracias a Dios!
comimos y cantamos y trabajamos con ilusión.
De cocineras tita y mamá
Ma. Victoria para lavar
con dos jarritas trae el agua Consuelo
¡mientras que Ma. Luisa da brillo al suelo!
La otra Ma. Victoria (8) y Virtuditas mondan patatas
mientras que Asuncioncita por cualquier cosa ¡nos da la lata!
Sólo nos falta para vivir bien
que tito traiga mucho que comer
y el panadero (9) le traiga a mama
¡la carta que impaciente espera de papá!
Para que no faltase ningún festejo en la Castaña
celebraron dos niñas una gran lucha greco-romana (10)
Que nadie sabe por lo que empezó
ni tampoco cómo terminó
pero si vuelven a boxear
¡ninguna de las dos se queda sin cobrar!
Segunda canción (11):
Consuelito y Asunción y Virtuditas Chamizo.
Las bañan y las perfuman, las visten de arriba abajo
y cuando pasa media hora parecen escarabajos:
se quitan los calcetines, pierden la traba y el pantalón,
se enchancletan los zapatos ¡y corren más que un ciclón!
Cuando las veas pasar en la chica fíjate
sí se ensucia los baberos se los vuelve del revés.
Pero la otra mayor tiene más mala intención
se rellena de papeles el babi y el pantalón:
por si su mamá le da una lección
y con la correa, la explicación;
pero su mamá la va a comprender
y en una tinaja la va a meter
a ver si así ¡se amansa bien!
Si pasas por Burgalés y no ves a Consuelito,
está dentro de una tinaja espiando su delito.
Y si no ves a Asunción ni a su hermana Virtuditas,
están en la habitación lo mismo que dos guarritas:
sin comer ricas cerezas, dulce de membrillo, ni salchichón,
veremos si estos castigos, ¡han servido de lección!
Durante la guerra, por casa de Asunción pasó mucha gente (como había ocurrido en otros tiempos de forma habitual) y eso implicaba muchas bocas que alimentar. Asunción había sido siempre una mujer muy generosa. Mi abuelo sentía por ella verdadera admiración. Marcial prestó dinero a su hermana, probablemente en muchas ocasiones, y también a mi abuelo. Ella le firmaba pagarés a cargo de la casa de Guareña. La deuda llegó a ser tanta que, con el tiempo, Marcial se quedó con la casa. Esto originó graves problemas en la familia, ya que no siempre las liquidaciones de Marcial coincidían con las cuentas que llevaba mi abuelo de las deudas pendientes. Aproximadamente al año de acabar la guerra civil murió Asunción, ajena al disgusto de su hijo (que se negó a decirle que había perdido aquella casa que tanto quería y añoraba, ¡antes de heredarla!). Con su muerte cesaron las visitas a Guareña.
¡Ay abuelo!Abuelo idealista,
abuelo bueno,
¡cuánto me hubiera gustado conocerte!
Y cuánto me gustaría que la casa de Asunción,
la casa de Joaquín, el tinajero,
esa casa a la que tanto añorabas volver...
"Aquella casona grande con su fachada de piedra,
con aquel pasillo largo que llevaba a las bodegas;
aquellas bóvedas altas, lo mismo que en las iglesias;
aquella cocina grande con su hermosa chimenea"... (12)
esa casa y no otra,
fuese algún día tu casa,
¡la casa de Luis Chamizo,
¡Casa de Cultura del Pueblo!
¡Reivindico este sueño!
A modo de apéndice:
Guareña tuvo un poeta,
un poeta muy castúo, que quiso mucho a su Tierra
y que cantó a sus campos, a su Extremadura entera,
bajo el sol abrasador de sus llanuras inmensas:
sus versos recios, rompieron las venas de gran poeta
y brotaron de su sangre más que de la inteligencia.
¡Cómo amabas, padre mío, aquellas tierras morenas
cuna de tus ilusiones y consuelo de tus penas!;
¡cómo añorabas volver a tu casa solariega
donde esperaba tu madre, donde tenías tu hacienda!
Aquella casona grande con su fachada de piedra
con aquel pasillo largo que llevaba a las bodegas;
aquellas bóvedas altas, lo mismo que en las iglesias;
aquella cocina grande con su hermosa chimenea
donde la leña al arder hablaba de tu nacencia
y prendía en ti sus llamas ardiendo tu inteligencia...
Todo aquello, ¡padre mío!, con desconsuelo te espera;
¡qué pena que estés tan lejos... que ni siquiera tu Tierra
te acompañe en las frialdades de esa soledad tan negra!
Solo estás, solo, muy solo... y muy lejos de Guareña:
tu madre, desde la tumba, te llama con la voz muerta,
y el miajón de una raza de castúos también te espera.
¡Qué lloren los extremeños, que solo está su poeta!:
su sombra vaga en la noche por las calles madrileñas
añorando sus terruños a los que tanto quisiera.
¡Qué redoblen las campanas! ¡qué redoblen con tristeza!,
el cantor de Extremadura polvo se hace en otras tierras.
Notas. -
(2)
Párrafo de la conferencia "Chamizo y Mérida en el recuerdo",
pronunciada por el Dr. Osuna el cuatro de abril de 1964, en la Sociedad Liceo
de Mérida. Folio 5. (Obra en mi poder el original de esta conferencia, que
el autor dedicó y regaló a mi madre, Ma Victoria).
(3) Ma.
Virtudes cuidó de su abuela, que estuvo muy enferma, casi un año. Ambas
llegaron a intimar mucho.
(4) Durante
toda su vida mi abuelo llevó un ojo de cristal que únicamente se quitaba para
dormir. (El ojo lo perdió al nacer, en el parto.)
(5) se
accidentó y se fue al pueblo.
(6) el
vino (mi abuela le despidió por borracho).
(7) el tío
Juan y Manuel se fueron a comprar víveres.
(8) una
sobrina de Málaga del tío Juan.
(9) el
panadero visitaba las distintas fincas y cortijos de la comarca una vez por
semana. Era costumbre que a la vez que vendía el pan repartiese el correo.
(10) pelea
muy sonada entre mi tía Consuelo y la sobrina del tío Juan, Ma. Victoria.
(11) esta
canción se canta con la tonadilla de "si vas a París papá..."
(12)
fragmento de la poesía "A mi padre” que se reproduce íntegramente a
continuación.
(13) poesía
de mi madre publicada el domingo uno de septiembre de 1957 en el
"Hoy" de Badajoz. (Los restos de mi abuelo yacen en su querida
Guareña, como fue siempre su voluntad, desde 1994, año del centenario de su
nacimiento, gracias al esfuerzo de las mujeres y los hombres de la villa muy
especialmente del Ayuntamiento- y de sus hijas).
Ma. Victoria Chamizo (Ceuta, 1957).
Publicado en la
Revista El Carro de Guareña 1997 (Año 4 nª2)
domingo, 1 de enero de 2023
Guadalcanal, paraíso natural, destino turístico y zona Starlight
Un refugio en los confines del Parque Natural Sierra Norte
Esta población, que marca el fin de Andalucía y el comienzo de Extremadura, cuenta con numerosos encantos para el visitante.
La zona norte de la provincia de Sevilla es una zona privilegiada desde el punto de vista natural, ya que está dotada de magníficos paisajes, tranquilos pueblecitos y muchas opciones para disfrutar de turismo rural de calidad. Al margen de las localidades más conocidas, como pueden ser Cazalla de la Sierra, El Pedroso o Constantina, hay otros lugares más desconocidos que terminan convirtiéndose en una magnífica opción para una pequeña escapada o para disfrutar de unas tranquilas vacaciones en cualquier época del año.
Es el caso del municipio de Guadalcanal, situado en el extremo septentrional de la provincia de Sevilla, en el interior del Parque Natural Sierra Norte –que está declarado por la UNESCO como reserva de la biosfera- y que se encuentra prácticamente entre la frontera marcada por los hombres que divide a dos tierras hermanas como son Andalucía y Extremadura. Guadalcanal se encuentra a algo más de un centenar de kilómetros de la capital sevillana
Como dato curioso, existe en el suroeste del océano Pacífico una isla que lleva el nombre de Guadalcanal, y que durante la Segunda Guerra Mundial se hizo tristemente famosa por ser escenario de una cruenta batalla. Esta isla, cuyo nombre nativo es Isatabu, fue descubierta en 1568 durante la expedición que comandaba Álvaro de Mendaña, quien por orden de Felipe II buscaba la ‘” Terra Australis Incognita”'. En su expedición viajaba el explorador Pedro de Ortega Valencia, quien era natural de Guadacanal y le puso el nombre de su pueblo natal a la isla, dándole así para siempre proyección internacional a esta población sevillana.
Contemplar las estrellas, son muchas las formas en las que se puede disfrutar de un destino tan atractivo como Guadacanal, que se convierte también en un lugar ideal para los amantes y aficionados a la Astronomía. Y es que Sierra Morena, la región a la que pertenece esta localidad sevillana, está certificada por la UNESCO como Reserva y Destino Turístico Starlight, lo que significa que nos encontramos en uno de los mejores lugares de Europa para observar el cielo. Una zona en la que apenas hay contaminación lumínica, y donde tumbarse a observar galaxias, estrellas y planetas, puede llegar a ser una experiencia completamente inolvidable.
Es también Guadalcanal, una zona privilegiada para disfrutar practicando deportes que tengan como escenario la naturaleza, entre los que destacan el senderismo, la equitación o la bicicleta de montaña. Todo el término municipal de esta población sevillana está repleto de caminos y senderos que descubren sus encantos naturales y en los que existen rutas indicadas para deportistas de todas las edades y niveles. En estos lares se celebra una de las pruebas de bicicleta de montaña más emblemática de Andalucía, célebre por su dureza y que todos los años concentra a cientos de ciclistas. Se trata del “'Maratón BTT La Capitana”', que recorre algunos de los parajes más bonitos de Guadalcanal, entre ellos, como no podía ser de otra manera, el citado cerro de la Capitana.
Al igual que ocurre en todos los pueblos de la Sierra Norte sevillana,
la gastronomía en Guadalcanal ha alcanzado el grado de prácticamente una
disciplina artística. Los exquisitos productos que se pueden
encontrar en esta zona –que son famosos en toda la región-, combinados con
recetas que se han ido transmitiendo de generación en generación, permiten que
en la actualidad comer en Guadalcanal sea todo un deleite para los sentidos.
Los productos más emblemáticos que se encuentran en Guadalcanal son sin
lugar a dudas el aceite de oliva, las carnes de caza, las carnes ibéricas, así
como las chacinas y embutidos que se elaboran de una manera completamente
artesanal. El visitante no puede dejar la oportunidad de probar las migas con
chorizo, las calderetas, el gazpacho majado a la antigua usanza, las
setas, los espárragos y terminar la comida con un inmejorable sabor de boca,
con postres como los famosos roscos, hojaldres y gañotes de Guadalcanal.
Para disfrutar de manera tranquila y sosegada de todo lo bueno que tiene
Guadalcanal para ofrecer al visitante, lo mejor es dedicarle a la comarca un
fin de semana completo y alojarse en alguno de los numerosos
establecimientos hosteleros con los que cuenta la localidad. El turismo rural
aparece como una magnífica opción ya que existe una extensa red
de alojamientos rurales.
Así, completamos una intensa visita a una localidad que se encuentra
entre dos tierras hermanas, en las que podremos ver las estrellas como nunca,
visitar bonitos monumentos, disfrutar de una inolvidable ruta en bicicleta o
degustar exquisitos productos naturales que ofrece esta bendita tierra.
Guadalcanal