Cartas desde Whuzland/Quinta
Whuzland, octubre 2024
Buenos
días señor: Hoy quiero hablarle de mi color de piel y mi dialecto, señor, hace
unos días, escuchaba por radio exterior de RNE las intervenciones de cuatro
sesudos profesores y periodistas en el Instituto Cervantes de Utrecht, la cosa
iba del mal uso del español en los medios de comunicación, SMS e Internet, ese
idioma tan rico y universal en el que Vds. se expresan señor; Uno de los
ponentes, un profesor sudamericano muy brillante, según su auto presentación,
comentaba que hoy muchos jóvenes castellano parlantes no usan más de doscientas
palabras en sus conversaciones, contaba una anécdota muy graciosa de uno de sus
alumnos, el chico escribió un día en un ejercicio que Colón era negro, el
profesor le recriminó y le preguntó de dónde había sacado semejante conclusión,
Colón, añadió el maestro, era un marino genovés o español y en ninguno de los
libros de Historia se menciona que fuera negro.
No
es cierto, señor, respondió el chico; lo dice claramente nuestro libro de
texto: “Cristóbal Colón, un oscuro navegante...”.
Se
contaron muchas otras cosas interesantes en esa conferencia, por ejemplo, que
muchos mandatarios sudamericanos se mofaban de un tal Evo Morales porque en sus
intervenciones en español no utilizaba más de 150 palabras, pero nadie se para
a pensar en que el dialecto materno del señor Morales no es el español sino el
aimara o aymara y que seguramente en ese idioma se expresa mucho mejor, como yo
en el mío, señor, igualmente se comentó que cuando miles de campesinos apoyaron
con una marcha al líder boliviano (el de las pocas palabras), el periódico
español El País, apenas le dedicó a la noticia un recuadro de tres centímetros
por cinco y diez líneas (200 palabras aproximadamente), pero cuando un puñado
de terratenientes protestaron contra el gobierno de Morales, el mismo periódico
le reservó media página, otro de ellos comentaba jocosamente que leyera los
discurso de un tal Fidel, que con su fácil verborrea podría estar tres horas
hablando sin decir nada en perfecto castellano, claro que con dos horas de
discurso el señor Morales se iba a repetir más que un gazpacho cargado de ajo,
pienso yo, señor.
Lo
que más me impresionó fue el comentario de otro lumbreras que hizo sobre un
libro de un periodista mexicano que investigó las manipulaciones de la prensa
durante los gobiernos del PRI; Encontró este periodista investigador en los
Archivos Generales de la Nación, en unas cajas abandonadas y sin clasificar,
cuarenta folios con instrucciones para manipular al ciudadano, por su interés,
le cito señor un párrafo de lo que allí se dice: “El ciudadano debe
tropezarse con la propaganda a cada paso y esquina de su vida privada y de su
vida de relación cotidiana y de trabajo, esto le inducirá a pensar en nosotros
y no en las hordas marxistas, por la acción de la propaganda política podemos
concebir un mundo dominado por una tiranía invisible que deberá adoptar la
forma y que nosotros transformaremos en un gobierno democrático”. Esto sí
que es verborrea, pienso yo, para no decir nada.
Todo
esto me lleva a pensar señor español, que si su idioma universal es rico y
claro, no lo utilizan bien ni los de un lado ni los del otro del mundo. Ser
moreno de piel, como le comentó Sarkozy a un insigne mandatario africano,
entonces, lo mío es una macha oscura
fruto de alguna enfermedad tropical, para Vds. hablar bien o mal es pura
semántica, ya que leyendo en sus periódicos los panfletos escritos de muchos de
sus afamados políticos y periodistas, o escuchándolos en la radio, da la
sensación que también estuvieron en aquella conferencia coloquio de Utrecht y
que siguen al pie de la letra esas instrucciones aprendidas, hablar mucho para
no decir nada o escribir poco para decir menos. Con todo respeto señor, se
despide de Vd. un negro del cuerno sur de África que en su dialecto luzlandes
solo utiliza no más de 200 palabras, eso sí, todos en la aldea entendemos lo
que el otro expresa, por ejemplo.
La fragua del pensamiento