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lunes, 23 de septiembre de 2019

Las pinturas de Guadalcanal Siglo XX

José Pinelo Yanes (Pintor)

En la villa de Guadalcanal, a las dos de la tarde, del día veinte y siete de Septiembre de mil ochocientos noventa y dos, ante D. Antonio J. Calleja Galindo, Juez municipal y D. Manuel Molina, Secretario, compareció D. José Pinelo Llull, natural de Cádiz provincia de ídem, mayor de edad de estado casado, su ejercicio pintor, domiciliado en este pueblo calle López de Ayala catorce, según acredita por cedula personal que exhibe, expedida según el Ayuntamiento, presentado con objeto de que se inscriba en el  Registro Civil, un niño; y al efecto, como padre del mismo, declaró:
            Que dicho niño nació en su domicilio el día de ayer a las cinco de la mañana
            Que es hijo legítimo del declarante  natural de Cádiz provincia de ídem y de su esposa Doña Ana Yanes Ferro, natural de esta villa provincia de Sevilla, mayor de edad, dedicada a las ocupaciones propias de su sexo y domiciliada en el de su marido.
            Que es nieto, por  línea paterna de D. Manuel Pinelo, natural de ídem y Dña. Margarita Llul natural de Sanlúcar la Mayor y por línea materna de D. Eleuterio Yanes  Cabeza natural de esta villa y Dña. Dolores Ferro Palacios natural de la misma.
            Y que al expresado niño se le impone nombre de José Damián.
            Todo lo cual presenciaron como testigos Rafael Osuna y Antonio Ibáñez, vecinos de esta villa y mayores de edad.
            Leída íntegramente este acta, e invitadas las personas que deben suscribirla a que la leyeran por si mismas, si así lo creían conveniente, se estampó el sello del Juzgado Municipal, y lo firmaron el Sr. Juez y los que comparecen y de todo ello, como secretario, certifico,
            Así consta en la copia literal del Acta de Nacimiento del Juzgado Municipal de Guadalcanal, libro uno, asiento 153.


El pintor José Pinelo Yanes nació circunstancialmente en el pueblo de Guadalcanal, villa natal de su familia materna, era el tercer hermano de una familia de cinco vástagos. La familia residía en Sevilla pero el periodo estival lo pasaban en el pueblo de la madre, así lo atestiguan indicios encontrados en hemerotecas y los cuadros que tanto el padre como el hijo pintaron de lugares de Guadalcanal y que su amigo y también Guadalcanalense Rafael García-Plata de Osma dedicara un artículo en 1917 en “El Liberal”, titulado “En el estudio del pintor Pinelo en Guadalcanal” y solicitara mediante un escrito al Ayuntamiento de esta villa en ese mismo año “que se rotulara una calle con el nombre de Pinelo.
José Pinelo (hijo) fue pintor catalogado como paisajista y caricaturista, estudió en las Escuelas de Bellas Artes de Sevilla y en la de Granada, fue hijo y discípulo aventajado del también pintor José Pinelo Llull, tal vez era un pintor más anárquico e inconstante que su padre y era conocido en las noches sevillanas y granadinas, no obstante, acompañó y expuso con su padre desde 1909 (participando con la obra “Figura Andaluza” hasta el fallecimiento de su progenitor en las Exposiciones Iberoamericanas (catorce en Argentina, cuatro en Rio de Janeiro y tres en Sao Paulo), e igualmente participó en la exposición primaverales sevillanas y otras en las pinacotecas dicha ciudad y en Granada, en esta última fueron muy elogiadas las colecciones sobre paisajes y personajes de la ciudad, por las formas originales de interpretar con maestría y modos los lugares y rincones de la ciudad de la Alhambra, Así como las exposiciones y conferencias en el Ateneo de Bellas Artes sevillano. 
En 1915 como excepción, la exposición organizada por la sección de Bellas Artes del Ateneo sevillano fue instalada en una casa particular de la calle Fernández y González, inaugurada el 25 de Abril por el alcalde de la ciudad Sr. Marqués de Torrenueva, Pinelo Yanes expuso un gran número de cuadros de su catálogo. En el siguiente año en la hasta ahora llamada Exposición Primaveral sevillana expone los cuadros “Rincón del Parque”, “Patio Pueblerino”, “Primavera” y “Huerta de Perico”, sobre esta exposición un afamado crítico de la época escribe varios artículos y opina sobre el joven pintor Guadalcanalense Pinelo Yanes “De él opina que posee un concepto del arte dentro de la moderna escuela pictórica, es un espíritu inquieto que se renueva constantemente buscando la fórmula definitiva del ideal artístico”. En la exposición de 1917 concurre con varias obras, entre otras por su importancia: “El jardín de los aromas, “La nevada sierra” y “La ciudad desventurada” oleos de la colección dedicada a Granada, en esta exposición ya se diferencia los personalísimos paisajes de Pinelo Yanes, muy contrapuestos con los afiligranados y detallados presentados por su padre.
A Granada Pinelo Yanes
Prosigue el pintor con su extensa obra y exponiendo en salas principalmente de Sevilla y Granada, en el año 1918 una vez clausurada la exposición el cronista Adriano del Valle y Rossi titula “El arte y sus príncipes” en “El Liberal” uno de sus típicos artículos típicos llenos de poesía y alabanzas, en este caso hacia la ciudad de Granada, tema principal de los envíos de este pintor: "...Tiene este pintor-poeta una visión lozana y clara de los afrodisíacos jardines granadinos, en donde la Naturaleza, sintiendo envidia de los orientales boatos de las mujeres de Boabdil el Chico, supo mostrarse ostentosamente envuelta entre la pompa de sus mejores galas. Y todo lo impregna de un luminismo fuerte y vigoroso. El representa, a mi entender, el romanticismo lírico en el paisaje. La exaltación, la alegría, el canto y la oda al otoño y al recamado ropaje purpúreo del sol -el duro y violento emperador sanguinario de la tarde- nadie, poeta alguno jamás la ha dicho, la ha cantado (solo el dios Dánnunzio, en "El fuego") con el lirismo pintor ha puesto en esos paisajes de los vergeles granadinos, donde Boabdil hizo florecer las rosas con la ardiente linfa de sus lágrimas...".
No faltó el pintor a las exposiciones de los siguientes años del Ateneo, ya en 1923, año de su grave accidente sufrido en Sevilla, la exposición fue instalada en el Palacio de Arte Antiguo de la plaza de América, concurriendo con entre otros, los cuadros “Flor de Sevilla”, “Rosarito romántica” y “La del Gran Abanico”, tal vez esta exposición del 23 fue de las más celebradas de nuestro pintor, escribiendo Eduardo Paradas Agüera en el diario El Correo de Andalucía: “Dentro de la primera tendencia encuadra las obras enviadas por: Pinelo Yanes; del que destaca sobre todo "Rosarito romántica", aunque todas sus obras son armoniosas de color, tienen sólida factura y están dotadas de cierto sedimento romántico...”
Obras de Pinelo Yanes
Parece que durante los tres años siguientes, coincidiendo con la convalecencia de las secuelas de su accidente el pintor se prodigó menos en exposiciones y presentación obras pictóricas, ya en 1927, año después de su fallecimiento, fue inaugurada el 1 de Abril la exposición instalada en el Palacio de Arte Antiguo, donde se le dedico una sala al joven pintor guadalcanalense fallecido en la que se exponen las obras exponen paisajes de: Granada -dos-, Pontevedra y Galicia. La obra "Atardecer otoñal" (Granada) y los cuadros "Atardecer" ambientados en. Granada -tres-, Mallorca -dos- y Galicia -dos-, también se exponen las obras "Flor de ovilla", "Mantilla negra", "Sevillana", "Rosarito" y tres estudios y bocetos. Esta exposición fue la más visitada y comentó Joaquín de Torres en “El Liberal” acerca de Pinelo que fue un artista pleno de talento y fantasía, que mostró todos matices de color posibles en sus paisajes y que trató la estética de sus retratos de mujer con una factura elegante y bella. En 1934 la exposición de Primavera del Círculo de Bellas Artes de Sevilla fue dedicada de forma monográfica al pintor fallecido. 
Cabe destacar otras exposiciones en las que se exponen obras del pintor, en 1910 Pinelo es invitado a participaren Buenos Aires a una exposición sobre el emergente arte Andaluz en el Salón L´Aiglon de la capital de la República Argentina, exponiendo los cuadros “El Guadalquivir” y “El puente de Triana de Sevilla”, tal vez fue al año siguiente cuando tuvo más relevancia la presencia de su obra en América exponiendo "Qué hermosa es la tarde", "La sonrisa de Eva", "Silueta fantástica", "Niebla y bacanal", “Escuchando el brindis” y "La hora del ensueño”, vendiendo en el periplo americano las siguientes obras: “Escuchando el brindis”, “Azucenas”, “Malvalocas” y seis cuadros dela series tituladas “Rincones en Primavera” y otras de “!Divino Genelife!”. Continuando en las exposiciones de este país y en las de Rio de Janeiro durante los años siguientes y hasta el fallecimiento de su padre.
Las crónicas de sus exposiciones siempre fueron favorables, así el periodista José Francés en el “año Artístico” escribe con el título “ La pintura española en la República Argentina” “El pintor sevillano José Pinelo Yanes, que expuso algunos trabajos en la XIV de la serie de su padre; exhibió de forma individual en 1918 treinta y cinco paisajes de Granada. Acerca de su estilo opinó el crítico Julián de la Cal: "...El arte de Pinelo (hijo) no consiste en deslumbramientos producidos por los reflejos de oro de la Vega, ni lo ni los perfumes de rosas de los cármenes, ni le asombra el espacio. Pinelo hace un arte espontáneo a la luz de un ideal. De Granada le seduce el silencio de la naturaleza y el ritmo de elegancia que origina la quietud; la idea mística de naturaleza, cuyo pensamiento oculto es superior a toda descriptiva. La pintura de Pinelo Yanes es más noble que se puede decir...”. También sobre la obra de esta muestra fue recogida una opinión vertida en el Diario Español de Buenos Aires: Pinelo Yanes ha interpretado el magno paisaje con ternura no encontramos otra palabra. Color, emoción, verdad, amplia perspectiva, hasta ser panorámica como en Claudio de Lorena, riqueza de paleta, matices variadísimos. Es Pinelo Yanes uno de los grandes paisajistas españoles...”
Fue invitado especial a la exposición de Alcalá de Guadaira, en agosto de 1922, coincidiendo con las fiestas de Ntra. Sra., del Águila se celebra una Exposición de Pinturas.
Ostentó varios cargos en la sección del Ateneo de Bellas Artes Sevillanos entre ellos el de Secretario en 1922 .
Es numeroso el legado de cuadros que dejó para la posteridad, entre ellos destacamos: “Rincón del Parque”, “Figura Andaluza”, “Patio Pueblerino”, “Primavera”, “Huerta de Perico”, “El jardín de los aromas, "Qué hermosa es la tarde", "La sonrisa de Eva", "Silueta fantástica", ', "Niebla y bacanal", "La hora del ensueño” “La nevada sierra”, “La ciudad desventurada”, “Majestad gitana”, “Flores”, “El Guadalquivir”, “El puente de Triana de Sevilla”, “Flor de Sevilla”, “Rosarito romántica”, “La del Gran Abanico”, "Atardecer otoñal", "Mantilla negra", "Sevillana", etc.
El 11 de Agosto de 1923 sufrió un grave accidente al caer al foso del Cuartel de Caballería de Sevilla, no volvió a recuperar totalmente la salud y finalmente murió el 16 de Septiembre de 1926 en Pontevedra. 
Pinelo Llull pinturas de Guadalcanal
Su madre, Ana Yanes Ferro nació en Guadalcanal el año 1863 y falleció en 1907 en Sevilla, cuando solo contaba con contaba con 44 años, no se han encontrado más datos sobre ella en hemerotecas.

Su padre el también pintor José Pinelo Llull nació en Cádiz, el día 14 de Octubre de 1861 y falleció en Sevilla el 29 de Diciembre de 1922. Siendo muy joven y ante el talento artístico manifestado desde su niñez, la familia le envió a la Escuela de Bellas Artes de Sevilla donde cursó sus primeros estudios, con 19 años marchó a Roma para continuar su aprendizaje y realizar sus primeros trabajos, se doctoró como pintor esencialmente paisajista y costumbrista, siempre se le identificó adscrito con la pintura hispalenses. Fue el inductor de las exposiciones Iberoamericanas de la llamada escuela sevillana desde el 1909 hasta su muerte. 
Tiene una serie de cinco cuadros dedicados a Guadalcanal: “Visita a un Lago de Guadalcanal”, “Arroyo de San Pedro”, “Arroyo de la Cava” “Pelando la Pava en un Patio de Guadalcanal” y “Lavadero de la Porrita”.

Fuentes.- La Escuela de Alcalá de Guadaíra y el paisajismo sevillano  (Fernández Lacomba, Juan), Historia de la pintura sevillana: siglos XVIII al XX. (Valdivieso González, Enrique), Arte y cultura en la Prensa.- La pintura Sevillana 1900/1936 (Inmaculada Rodriguez  Aguilar) y Hemerotecas

Rafael Spínola R. 
Publicado en Revista de Feria 2019

lunes, 16 de septiembre de 2019

Nuestro entorno 29



La Sierra Morena de Sevilla y sus paisajes
Segunda Parte 

Sistemas naturales: el bosque mediterráneo
Clima y suelos, en el contexto físico de relieve conocido, permiten un potencial biológico forestal, donde los bosques esclerófilos mediterráneos constituyen el clímax vegetal. La distribución
bioclimática de las fitocenosis atienden al escalonamiento del relieve, apareciendo el piso termo mediterráneo subhúmedo, que se corresponde fundamentalmente con el piedemonte, el primer escalón serrano y el valle del Viar, y el piso meso mediterráneo –también subhúmedo aunque en parte del dominio cerca los umbrales húmedos– que ocupa las áreas más septentrionales. Los bosques potenciales son encinares y alcornocales, con la aparición de bosquetes de quejigos y robles en micro hábitats particularmente húmedos, incluso castañares cultivados, además de formaciones de ribera que ocupan las orillas y suelos más humectados en torno a los ríos. Variedad vegetal que contribuye a la diversificación paisajística especialmente por los contrastes cromáticos otoñales y primaverales. 
Sin embargo, la arraigada explotación forestal de este ámbito, aunque con menor intensidad y con criterios más sostenibles que en otras tierras provinciales, ha contribuido decisivamente a la transformación de las anteriores formaciones vegetales a lo largo de la historia. De esta manera, aunque sigue manteniéndose la componente y la vocación forestal del área, resulta difícil encontrar en la actualidad bosques de quercíneas en una situación próxima a su estado climácico. En cualquier caso, los bosques se concentran en las laderas de mayor pendiente y escarpes más alejados del hacha del humano y del diente del ganado. Por el contrario, la cubierta vegetal predominante en la actualidad está constituida por orlas preforestales de espinal, coscojar, retamar, madroñal, lentiscar, acebuchal, escobonal, etc. y estadios seriales de matorral noble –jaral, brezal, aulagar, cantuesal– y de pastizal, vallicar y majadal. Esta diversidad vegetal y otros valores naturales (fauna, riqueza geológica) han favorecido la catalogación como Parque Natural y Reserva de la Biosfera de buena parte de la Sierra Norte de Sevilla. 

Sistemas agroforestales: la dehesa 
La antedicha explotación forestal de la Sierra Norte se concreta en el agro sistema de dehesas como forma de aprovechamiento tradicional sostenible del bosque mediterráneo y, junto a éste, constituye el elemento más identificativo del paisaje de esta área. Su fisionomía se caracteriza por superficies de pastizal –incluso herbáceos de secano– y monte mediterráneo con presencia de un estrato arbolado de encinas y alcornoques más o menos denso, cuya funcionalidad productiva se basa en un aprovechamiento mixto agrícola, forestal y ganadero. 
Las dehesas configuran uno de los paisajes humanizados de mayor valor de toda la provincia de Sevilla (y del conjunto de Andalucía e, incluso, de la Península Ibérica). Son el resultado de la particular convergencia entre los aspectos funcionales, culturales y estéticos en el medio natural, dentro de un modelo de desarrollo consecuente con las limitaciones y oportunidades que ofrecen los ecosistemas mediterráneos. Contribuyen decisivamente al desarrollo socioeconómico de la población del medio rural, al mantenimiento y conservación de la biodiversidad y recrean paisajes humanizados de singular valor cultural y etnológico. Su imagen concilia las referencias al bosque primigenio y al campo cultivado o humanizado, sin que ninguna de estas dos situaciones parezca querer imponerse a la otra. Al mismo tiempo, representa un sistema productivo que reúne prácticas y saberes colectivos tradicionales que facilitan su valoración y aprecio desde una interpretación cultural y etnológica, esencial para su conservación. 
Sin embargo, a pesar de su valor, la dehesa se ve sometida a una serie de amenazas que centran la gestión de estos sistemas agroforestales, cuya degradación o desaparición supondría notables repercusiones ecológicas y económicas, además de la pérdida de valores sociales y culturales tanto en las propias dehesas como en los pueblos que de ellas dependen. En este sentido, las principales actuaciones se centran en garantizar su conservación y su continuidad como elemento característico del paisaje y paradigma de desarrollo sostenible, en la valorización de productos y servicios de la dehesa, en alcanzar un enfoque múltiple e integral que contemple las posibilidades productivas y la conservación de sus recursos y en contribuir al desarrollo socioeconómico y la mejora de la calidad de vida de la población del medio rural ligada a estas explotaciones. 

Los espacios humanizados 
Las pautas tradicionales de ocupación y aprovechamiento de un territorio como éste, de notables condicionantes litológicos, orográficos y edafológicos, más allá del sistema productivo agroforestal de las dehesas, debe relacionarse con la capacidad y prolongada voluntad que han tenido históricamente los habitantes de la Sierra Norte para superar dichas barrenas naturales haciendo uso de los recursos del medio sin llevarlo al límite de sus potencialidades reales. Se conforman así una serie de espacios claramente humanizados que corresponden bien a afloramientos calizos de mayor aptitud agronómica, donde prevalecen tierras de cultivo, o a los entornos transformados de los pueblos serranos. Los campos de cultivo más extensos corresponden al olivar; también en secano, son frecuentes en los entorno urbanos extensiones de cereal, mientras que los regadíos se limitan a determinadas vegas aluviales. Estas teselas agrarias, pues en muchos casos acogen prácticas ganaderas extensivas, determinan cierta heterogeneidad en los biotopos vegetales y en los espacios adehesados. 
El poblamiento de la Sierra Norte representa un hábitat mayoritariamente concentrado, pequeños núcleos rurales que no superan los 10.000 habitantes. Los núcleos serranos se localizan preferentemente en espacios con una topografía amable o poco montuosa, aprovechando valles (Constantina), navas (Las Navas) y otros espacios alomados o situándose al resguardo de determinadas vertientes serranas (El Pedroso, Guadalcanal, Almadén). Del mismo modo, la localización de los núcleos también está relacionada con los pasillos naturales que se establecen entre las alineaciones montañosas principales. Junto a los pueblos tradicionales, en la Sierra Norte es posible reconocer un importante hábitat diseminado tradicional que se relaciona con las prácticas agro-silvo-pastoriles del monte y, especialmente, de la dehesa. Este hábitat se manifiesta a través de un conjunto construcciones vernáculas, como cortijos, lagares y haciendas serranas, que imprimen un notable carácter a determinados sectores serranos. Además, persisten evidencias de otros sistemas de explotación pasados, como la minería, que contribuyen, junto a los anteriores, a la cualificación y singularización del paisaje de la Sierra Norte. Sin embargo, el abandono general que presenta este patrimonio rural y minero constituye una dramática pérdida de identidad cultural en el paisaje. Por último, como elemento que humaniza al paisaje y que posee importantes implicaciones territoriales, ambientales y escenográficas, también hay que conservar las láminas de agua de los diferentes embalses que se localizan en el área. 

Catálogos de Paisajes de la Provincia de Sevilla 
2019

lunes, 9 de septiembre de 2019

Guadalcanal y la Orden de Santiago (2)

plano localización casa de la Encomienda de Guadalcanal
La Casa de la Encomienda de Guadalcanal 2/2

Segunda Parte.- 

En 1766 solo queda la muralla con la arquería que debía dar ligereza y reaice a la plaza mayor. En su interior se sembraba forraje.
En toda la documentación, la referencia para situar el castillo es la iglesia de Santa María (fig. 11), iglesia que está unida a la muralla, como demuestran los documentos n05 9 y 12, pero en el exterior de ella. Si hubiese estado en su interior, la documentación habría descrito su estructura y decoración.
La iglesia existe en la actualidad, mientras que de la muralla no hay ni vestigios. La zona se ha urbanizado y ha tenido un gran acierto el ayuntamiento, el dar el nombre de "paseo del palacio" al paseo situado detrás de su edificio. Este se hizo a finales del siglo pasado en la zona en la que estuvo la fachada principal del castillo.
La casa de la calle Granillos, edificada ya cuando la compra la Orden, era de fábrica moderna. Enfrente de la misma estaba una bodega con las tinajas traídas del castillo.
La estructura de la casa responde a las figs. 6 a 10. El cambio que expresa la descripción de 1756 es funcional; la bodega, situada en la planta alta, es convertida en pajar, bien por problemas de peso o de comodidad, para no tener que subir el vino; la sala y alcoba situadas a la derecha del zaguán, en la planta baja, (fig. 6) en bodega; y se han tapado cuatro arcos del corredor alto, al que dan el pajar y la bodega, junto al granero, y se utiliza dicho espacio como carbonera.
El patio estaba empedrado y había un pozo debajo de uno de los corredores. Los pilares de estos eran de ladrillo, a excepción de los dos de la planta baja, frente a la entrada principal, que eran de mármol, siendo también de este material el pilar que soportaba las dos vigas que reciben las maderas de la cubrición del granero sotaneado. La escalera principal era de ladrillo con un pasamanos de cantería. De la de servicio solo sabemos que fue de material.
De la segunda casa de la encomienda no quedan restos identificables en la zona en que estuvo situada, por lo que, a continuación, vamos a exponer las tres hipótesis que se pueden establecer.
La casa hacia esquina con la calle Granillos y la puerta principal daba  al norte. Con arreglo a estas premisas caben dos interpretaciones: La primera, siguiendo fielmente la orientación, es que la casa estuvo en la confluencia de la calle Granillos con la calle Encomienda, teniendo por esta su entrada principal; La calle Granillos fue, la calle General Varela, sino también la calle Comandante Rodríguez; y la calle Encomienda fue llamada Ramón y Cajal y actualmente Andrés Mirón. La segunda es debida a que, como la orientación de la calle Granillos es noreste, puede ocurrir que el escribano diga simplemente que la fachada está en el norte, en cuyo caso tendría la entrada principal por la calle Granillos, y caben dos posibilidades: que estuviese en la esquina marcada por una interrogación o en la esquina marcada por dos interrogaciones, siendo la más lógica, dentro de esta segunda interpretación, la primera, puesto que como todas las ventanas de la casa dan al norte y al oriente, las del oriente darían a la calle Encomienda.

Notas.-
Del 87,5% de casas con corredores, excluyendo la casa de Fuente de Cantos por ser la única que lo tiene exterior, en el 75% de ellas, los corredores, dan paso directo a las zonas nobles, y en el 25% a la zona noble  a algún servicio. De este 25%, en los corredores que dan paso a servicios, se establece la siguiente proporción: en un 66,8%, un corredor da paso a la caballeriza, en un 16,6% da paso a una caballeriza y un bastimento y en un 16,6% a un bastimento. Excluimos de este porcentaje la segunda casa de la encomienda de Guadalcanal, por ser un edificio cuyo cuerpo principal, de tres crujías, acoge la zona noble y los servicios, que dan al patio, mientras que en los corrales no tenemos documentada ninguna edificación.
Todas estas casas eran de dos pisos en las alas que tenían los corredores, fundamentalmente, sin que esto excluya aquellas que no los tuvieron como se ve a lo largo de la representación gráfica.
El 87,5% de las casas con corredor las clasificamos con arreglo al número de los mismos en un:
42,3% de un solo corredor, 27,0% de dos corredores, 19,2% de tres corredores, 7,7% de cuatro corredores y 3,8% de número incierto.
Como la posición de los corredores puede variar y en algunas ocasiones las mínimas, hubo corredor en un ala de una sola planta, pormenorizadamente se establece el siguiente porcentaje: el 42,3% con un solo corredor de dos lantas; el 15,5% con dos corredores formando Angulo de dos plantas; el ,8% con dos corredores enfrentados de dos plantas; el 7,7% con dos corredores enfrentados, uno de dos plantas y otro de una; el 11,5% con tres corredores de dos plantas; el 7,7% con tres corredores, dos de dos plantas y uno de  una; el 7,7% con cuatro corredores de dos plantas; y el 3,8% con un numero de corredores sin determinar.
El segundo elemento principal de las casas de la encomienda fueron las torres: un 52,2% la tuvieron y un 47,8% no la tuvieron. Del porcentaje que las tuvieron, un 83,3% tuvieron una torre y un 16,7% tuvieron dos.
En esta clasificación no incluimos los castillos, y si incluimos las casas no representadas gráficamente pero de las que nos consta documentalmente que tuvieron torre.
La mayoría de estas casas no estuvieron encaladas originariamente,       sino que tenían sus materiales al descubierto. Fueron muy abiertas hacia su interior y con escasos o pequeños vanos al exterior —ventanas de hombres recatados de sus mugeres—, configuración que va cambiando en el transcurso del tiempo, llegando a su máxima abertura exterior en Ribera,
Guadalcanal y Lobón, en cuyos muros se hace una galería.

He aquí la relación de villas, habitantes y emigrantes en 1550 a según las crónicas de Indias embarcados en Sevilla:

Villas
N° de habitantes
N° de emigrantes
Aceuchal
402
25
Ahillones
109
8
Alange
156
42
Alcuescar
348
14
Almendralejo
800
59
Arroyomolinos de León
145
?
Azuaga
1108
62
Berlanga
303
14
Bienvenida
282
6
Cabeza de Vaca
250
11
Calera de León
130
7
Calzadilla de los Barros
508
31
Campillo de Llerena
196
7
Casas de Reina
?
2
Fuente del Arco
280
32
Fuente de Cantos
?
90
Fuentes de León
382
7
Fuente del Maestre
843
68
Granja de Torrehermosa
333
4
Guadalcanal
1243
157
Hinojosa del Valle
155
8
Hornachos
997
2
Lobón
?
12
Llera
181
1
Medina de las Torres
443
31
Mérida
1047
210
  
Fuentes.- ARQUITECTURA CIVIL DE LA ORDEN DE SANTIAGO EN EXTREMADURA (Aurora Ruiz Mateos)


lunes, 2 de septiembre de 2019

Nuestro Entorno 28


La Sierra Morena de Sevilla y sus paisajes

Primera Parte 

1.1_Ubicación en el contexto provincial
Esta área paisajística se localiza al norte de la provincia de Sevilla, sobre terrenos hercínicos incluidos dentro de la zona geológica de Ossa-Morena, que se articulan en torno a las sierras de Constantina y Cazalla. Su frontera septentrional queda definida por el límite provincial con Badajoz y los términos municipales de El Real de la Jara, Guadalcanal y Alanís. Al sur, el límite discurre sobre el contacto entre el Macizo Ibérico y las unidades postorogénicas neógenas y cuaternarias de la vega del Guadalquivir, seccionando los términos de Cantillana, Villanueva del Río y Minas, Alcolea del Río, Lora del Río y Peñaflor. Al oeste, los términos de Almadén de la Plata, El Real de la Jara y El Pedroso marcan la separación con el área del Corredor de la Plata y la Sierra de Aracena, ya en la provincia de Huelva, quedando finalmente el borde oriental establecido por el límite administrativo entre las provincias de Sevilla y Córdoba, que discurre por los términos de Alanís, Las Navas de la Concepción, La Puebla de los Infantes y la parte norte del de Peñaflor. Al igual que ocurre con el límite septentrional, en este caso se obvian determinadas continuidades territoriales y paisajísticas que se aprecian en el contacto del área con los terrenos que conforman los espacios serranos cordobeses de Hornachuelos y sierra Albarrana. 
Aunque tradicionalmente, Almadén de la Plata y El Real de la Jara, núcleos situados al noroeste del área entre las cuencas de los ríos Viar y Ribera de Cala, han presentado una vinculación territorial con el Corredor de la Plata, debida en gran parte a las dificultades de conexión con los municipios situados en la margen izquierda del Viar, la inclusión de estos sectores dentro del Parque Natural Sierra Norte de Sevilla propicia un régimen jurídico de protección y gestión de los recursos naturales compartido con los sectores orientales de la Sierra Morena de Sevilla, lo que ha sido tenido en cuenta para su inclusión en la presente área paisajística. 

1.2_Encuadre territorial 
El área paisajística de la Sierra Norte de Sevilla se presenta como un espacio agreste de media montaña, fuertemente influido desde los inicios del poblamiento por la difícil accesibilidad y compleja articulación territorial. Se trata de un territorio de dominante forestal marcado por una mayor estabilidad en sus dinámicas de cambio que otros sectores de la provincia, donde desde época calcolítica hasta la actualidad las actividades minera y los aprovechamientos agroganaderos, las dehesas, han constituidos actividades fundamentales en el aprovechamiento del territorio. En el siglo XX aparecen en el áreas nuevas funciones como la de reservorio hidráulico provincial (construcción de numerosos embalses) o aquellas asociadas a la declaración de espacio natural protegido por sus importantes valores ambientales y culturales. 
El poblamiento de la Sierra Norte representa un hábitat mayoritariamente concentrado, de pequeños núcleos rurales, donde las localidades con mayor peso histórico y poblacional, Constantina y Cazalla, no han logrado establecer una estructura territorial claramente jerarquizada. El resto de núcleos poblacionales del área conservan una imagen tradicional y relativamente bien conservada, a pesar de algunos desarrollos recientes, que responden a lógicas turístico-residenciales surgidas en las últimas décadas. Así mismo, y repartido por el conjunto del territorio, existen construcciones tradicionales, relacionadas con las prácticas agrosilvopastoriles del lugar, como cortijos, lagares y haciendas, de gran valor patrimonial y paisajístico. 
En conjunto el área presenta una marcada vocación forestal, primando en su modelo productivo los aprovechamientos extensivos del monte y las oportunidades turísticas y recreativas que ofrecen los recursos naturales y culturales existentes. La figura de protección de Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla constata los valores ambientales, patrimoniales y paisajísticos presentes, que junto con los espacios protegidos del entorno de Aracena y Hornachuelos han sido declarados por la UNESCO como Reservas de la Biosfera bajo la denominación de Dehesas de Sierra Morena. 

1.3_ Contextualización paisajística 
El Atlas de los Paisajes de España establece una marcada distinción en el área entre los paisajes más montuosos, designados como sierras, cerros y valles andaluces, levantinos y extremeños y los paisajes que reflejan con mayor claridad la morfología propia de un macizo antiguo arrasado, identificados como penillanuras y piedemontes. 
En el caso de los primeros, el Atlas distingue dos tipologías básicas, las sierras y valles de Sierra Morena, que aparece representada en el área por las sierras de San Miguel, Albarrana y Sierra Alta, y las laderas y valles de Sierra Morena al Guadalquivir, que coincide con las subcuencas del Rivera de Huelva, el Viar, el Hueznar y otros arroyos que desaguan en el tramo medio del Guadalquivir. 
Por lo que respecta a las penillanuras, en esta área destaca por su extensión espacial la de Constantina, definida por una ancha banda de rumbo hercínico que atraviesa el sector central. De menores dimensiones y en situaciones periféricas, también están representadas en el área las penillanuras de Santa Olalla de Cala, Monesterio, Puebla del Maestre y Malcocinado. En el extremo suroriental del área, se identifican los terrenos campiñeses de la Puebla de los Infantes y los correspondientes a la Vega sevillana del Guadalquivir. 
Dentro del Mapa de los Paisajes de Andalucía, la mayor parte de la Sierra Norte se encuadra dentro del área paisajística denominada Serranías de baja montaña, incluida en la categoría de Serranías, y contiene tres ámbitos paisajísticos: Sierra Morena Occidental que cubre la mayor parte del área, Bembézar-Bajo Guadiato, que se extiende por una pequeña franja al este del área y Sierra de Constantina, situada en una banda central de dirección NO – SE.
En relación con los tipos paisajísticos a escala subregional y comarcal establecidos en el presente estudio, esta área de paisaje contiene los siguientes: Colinas y piedemonte con relieves tabulares, vegas y terrazas de dominante agraria (extremo norte). Relieves tabulares y colinas con influencia de fenómenos endógenos, con altitudes entre 50 y 200 msnm, pendientes entre 1 y 15 %, sobre calcarenitas, pizarras y conglomerados, de brezal arbolado, tierra calma y de labor y olivar, en parcelas medianas y de visibilidad muy baja y baja. Colinas, alineaciones y macizos montañosos de dominante natural sobre sustratos metamórficos (mitad septentrional). Colinas, cerros y superficies de erosión, relieves montañosos y relieves estructurales, con altitudes entre 100 y 400 msnm y pendientes entre 10 y 40 %, sobre pizarras, de breñal arbolado y erial, en parcelas grandes, con asentamientos difusos, y visibilidad de muy baja a baja. Colinas con altitudes entre 200 y 400 m y pendientes entre 4 y 20 %, sobre granitos y gabros, de breñal arbolado, dehesas de encinas con pastos y encinar, en parcelas medianas, con asentamientos difusos, y visibilidad muy baja-baja.. Relieves tabulares y colinas, con altitudes entre 50 y 200 msnm y pendientes entre 1-15%, sobre calcarenitas, de cultivos herbáceos en regadío y olivar, en parcelas medianas, con asentamientos difusos, y visibilidad de muy baja a media alta. Relieves montañosos de dominante natural. -. Colinas y relieves montañosos con altitudes entre 400 y 700 msnm y pendientes entre 7 y 40 %, sobre pizarras, de breñal arbolado, en parcelas medianas y grandes, con asentamientos difusos, y visibilidad muy baja y baja. Colinas y relieves montañosos con altitudes entre 400 y 700 m y pendientes entre 7 y 40 %, sobre complejo vulcano-sedimentario, de breñal arbolado y dehesas de encinas con pasto, en parcelas medianas y grandes, con asentamientos difusos, y visibilidad muy baja y baja. Colinas y relieves montañosos con altitudes entre 500 y 700 msnm y pendientes entre 7 y 40 %, sobre pizarras, de olivar y breñal arbolado, en parcelas pequeñas y medianas, con asentamientos difusos, y visibilidad muy baja y baja. Vegas y terrazas agro-intensivas del Guadalquivir y afluentes. Terrazas, vegas y llanuras, con altitud entre 25 y 100 msnm y pendientes menores a 4 %, sobre arcillas y limos, de cultivos herbáceos en regadío y cítricos, en parcelas medianas, con asentamientos aislados, espacios sin edificación, y con visibilidad de baja a media. 

1.4 _Principales características paisajísticas del área. 
- Territorio serrano de dominante natural que presenta una relativa estabilidad en su paisaje. 
Destacan sus valores naturales y patrimoniales. 
- El aprovechamiento agrosilvopastoril del bosque mediterráneo genera el paisaje de dehesa propio del área, ejemplo de uso racional y sostenible del territorio por parte del ser humano desde tiempos remotos. 
- Las características del relieve, de sierras quebradas, con valles y espacios alomados, generan cuencas visuales cerradas en las vaguadas y partes bajas, que contrastan con las amplias vistas de conjunto desde las penillanuras y puntos culminantes. 
- El desarrollo de la actividad minera, existente prácticamente desde el inicio del poblamiento estable del área, ha tenido gran influencia en la configuración del territorio, tanto en el sistema de asentamientos (Cerro del Hierro) como en las redes de comunicación. 
- La abundancia de cursos de agua y la impermeabilidad de la litología han convertido al área en un espacio prolijo en infraestructuras hidráulicas. 
- La propiedad privada de gran parte del territorio genera problemas de accesibilidad al paisaje. SEVILLA .

2.1_Fundamentos y componentes naturales del paisaje
El paisaje de la Sierra Norte contrasta nítidamente con el resto de ámbitos paisajísticos de la provincia debido a su marcada impronta serrana y natural que, sin embargo, emana de una convivencia respetuosa entre el medio y las actividades humanas. La particular base física, la componente vegetal principal de los suelos y unas pautas tradicionales de ocupación y aprovechamiento antrópico del medio natural, de profundo arraigo histórico, son los elementos paisajísticos más relevantes de este territorio. 

El medio físico como determinante del paisaje 
La trascendencia de la Sierra Norte como espacio montuoso se deriva, por un lado, de su franca separación respecto a las tierras bajas y formas horizontales de la depresión del Guadalquivir y, por otra parte, por la extensión y continuidad que adquiere el macizo como flanco septentrional a lo largo de todo el valle. Su relieve, sin embargo, presenta una modesta altitud, consecuencia de su antigüedad, litología y sometimiento a los procesos erosivos. Estas circunstancias determinan un relieve compuesto por una sucesión de lomas, colinas y sierras de formas suaves que se alinean siguiendo las direcciones predominantes de los plegamientos que dieron origen en su momento al macizo hercínico. 
En determinados casos, la erosión ha configurado extensas penillanuras de marcada topografía plana. Sólo ocasionalmente, coincidiendo con roquedos más duros, persisten resaltes y relieves residuales aislados, como los que integran las sierras de Hamapega, Urbana, del Viento o Padrona, además de los mayores desniveles y pendientes de aquellos enclaves donde la incisión fluvial ha sido más acentuada. Este relieve de la Sierra Norte le confiere al ámbito todos los atributos y significados que identifican a la montaña media mediterránea. La acción modeladora de los cursos fluviales es destacada en relación de la deleznabilidad de los materiales y de los sistemas de fallas locales, lo que ha generado formas incisivas de fuerte impronta paisajística (cañones, gargantas, abarrancamientos) así como importantes rupturas en los relieves principales. 
La litología de la Sierra Norte está constituida fundamentalmente por rocas precámbricas y paleozoicas que experimentaron el empuje de las orogenias Cadomiense y hercínica, lo que explica la intensa deformación que presentan los materiales. 
Se trata de pizarras, calizas y areniscas, más frecuentes hacia el norte, y de rocas plutónicas, predominantes hacia el sur y oeste. Tras el arrasamiento del relieve primigenio, el zócalo hercínico fue rejuvenecido por la orogenia alpina y por la acción de los agentes geomorfológicos externos. Se genera así un relieve estructural de tipo apalachense en el que en el que las unidades morfo-edáficas presentan una orientación noroeste-sureste, lo que influye en la misma disposición de la red hídrica e, incluso, de los aprovechamientos humanos. Los suelos resultantes son poco evolucionados o directamente raquíticos, de naturaleza ácida, colores pardos, texturas arenosas y escasa fertilidad, en función de lo cual su vocación es claramente forestal. 
El clima de la Sierra Norte es típicamente mediterráneo, de carácter templado y semicontinental, si bien está íntimamente ligado a la influencia atlántica tanto en términos de precipitaciones como de temperaturas. Se trata, por tanto, de un clima suave en el que las temperaturas medias se sitúan en valores en torno a 13-15°C y la pluviometría media anual oscila entre 700 y 1.000 mm/año, si bien el régimen de lluvias es notablemente irregular y presenta marcada sequía estival de carácter anticiclónico. El carácter escalonado del relieve contribuye a un gradiente pluviométrico positivo de sur a norte, aunque decreciente de oeste a este. Asimismo, la altitud favorece una suavización estival de las temperaturas desde los espacios más meridionales hasta el segundo escalón serrano, desde el cual la uniformidad es mayor; el proceso durante el invierno es el inverso. 

Catálogos de Paisajes de la Provincia de Sevilla 
2019