El Libro de la
Montería es un tratado de caza elaborado a mediados del siglo XIV que sirvió al rey Alfonso XI de
guía cinegética. El libro ofrece todo tipo de consejos para una óptima
organización de las cacerías según la época del año, las condiciones climáticas
concretas y el tipo de presa, reuniendo valiosas instrucciones (en gran medid, de tradición arábica) para
el tratamiento médico y quirúrgico de los perros de caza, y narrando diversas
anécdotas sobre la materia. De especial interés resulta la descripción,
sorprendentemente precisa, de los más diversos parajes de la mayor parte de la
Península Ibérica. Destaca de forma especial la enorme cantidad de lugares que
se mencionan con su nombre tradicional: se ha calculado un total de más de
nueve mil topónimos menores que se enumeran a lo largo de los 359 folios de que
consta el manuscrito.
También el área
de Guadalcanal es objeto de una minuciosa descripción, que permitirá al lector
familiarizado con su tierra reconocer de inmediato una serie de nombres de
lugares que aún hoy, setecientos años después, siguen empleándose para
identificar los sitios. Transcribo a continuación literalmente los pasajes en
cuestión:
“El Arroyo del fresno, que es entre Caçalla et Guadalcanal, es buen monte de puerco; et a las vezes ay osso. Et es
buen monte de yuierno et en el comienço del verano. Et es la bozería desde en
par de la casa de Johán Royz fasta en asomante de la casa de Sancho Garçia, el
carnicero, por çima del Arroyo del Fresno. Et son las armadas entre la casa de
Sancho Garçia, et el Río de Benalixa, et es otra armada en cima de la casa de Sancho
Garçia, cerca de la bozería.
El Tamuioso que es
entre Guadalcanal et Azuaya es buen monte de puerco en yuierno et en el
comienço del verano, et a las vezes ay osso. Et non ay bozería, saluo monteros
quel hablen de encima de las Cabezas del Guiio. Et son las armadas en el
enzjnalque entre este monte et los bodegones que están en el camjino, desde el
colmenar que fue de Pero García de Magaz
por el Arroyo del Tamuioso ayuso.
El monte de la
Parrilla es buen monte de puerco. Et a las vezes ay osso en
yuierno, et en el
comienço del verano. Et es la bozería por el çerro que esentre el Río de
Benalixa et la Senda de las Rocas, fasta en derecho de laCabeça del Catalán. Et
son las armadas la vna al colmenar de Sancho Muñós, et la otra al colmenar de
Martín Esteuan.
La Sierra de Johán
Peres es buen monte de osso et de puerco en yuierno et en verano. Et en la
bozería por cima de la sierra. Et son las armadas en la Assoiuela, camjno de
Guadalcanal; et la otra entre la Sierra de Johán Peres et la Cabeça de la
Palma, en el camjino que va a la Peraleda. (fol. 272 v.)
La Ladera de Agua
de Toca es buen monte de puerco en tiempo de panes, et a las vezes ay osso en
tiempo de las vuas et de los panes. Et es la bozería por çima de la cumbre de
la sierra. Et son las armadas al arroyo; La Sierra de Hayón es buen monte de
puerco en yuierno, et a vezes ay osso. Et son las bozerías la vna desde los
Veneros fasta la senda que ua de Guadalcanal a las casas de don Berenguer; et
la otra bozería es entre los guijos et esta sierra, sobre el moljno de Alfonso
Peres. Et que estén omnesque deseñen en cima de la cumbre, et son las armadas la
vna a la Xara de Cordobilla, et la otra a Sancta María de Lara, et la otra
deyuso del moljno de Alfonso Peres (fol. 276 r.)
Un primer hecho
que nos llama la atención son las continuas referencias a la fauna de interés
cinegético: en la época videntemente abundaban aún no sólo los jabalíes (“puercos” en el texto), sino también
los osos, en algunas zonas todo el año, en otras en determinadas temporadas (“en
tiempo de las uvas / de los panes”, etc.). Los nombres de los lugares de
importancia para la caza –bien como punto de referencia geográfica, bien como
sitios adecuados para la instalación de las “vocerías”
(lugares donde un grupo de monteros
espantaba con sus gritos a los animales salvajes) y las “armadas” (puntos donde otros cazadores se emboscaban
para acechar a las presas que huían) llevan en parte nombres conservados hasta hoy,
en parte nombres ya perdidos, tanto de origen anterior a la Reconquista como
creados mediante el léxico castellano. Encontramos lugares que derivan su
nombre del propietario o de un dueño anterior (que, como mucho, debió haber vivido un siglo antes, pues la cristianización
de la región era aún reciente en la fecha de redacción del libro): La Casa de Johán Roiz, La Casa de Sancho
Garçía El Carnicero (personaje sin duda vivo aún en la fecha de redacción del libro,
a juzgar por la alusión a su oficio), El Colmenar de Pero García de Magas, La
Cabeça del Catalán (ha de tratarse de un donadío concedido como recompensa por
los servicios prestados en la reconquista), El Colmenar de Sancho Muñós, El
Colmenar de Martín Esteuan, La Sierrade Johán Peres, Las Casas de don Berenguer,
El Moljno de Alfonso Peres. Otros topónimos hacen referencia a características
naturales del terreno que designan, como vegetación típica (El Arroyo del Fresno, El Tamuioso “lugar poblado de tamujo”, La Cabeça
de la Palma, La Peraleda, El Monte de la Parrilla), determinadas formas del
terreno (Cabeças del Guiio; como guijo se
designaba en la lengua medieval a una elevación con cima en pico; El Cabeçuelo,
diminutivo de cabezo “cerro”), a la abundancia de agua (Los Veneros), o a actividades humanas que habían dejado huellas
visibles (La Senda de las Roças “terreno
rozado”, varios colmenares, casas, molinos, etc.). A estos nombres fáciles
de interpretar lingüísticamente gracias a su origen castellano se suman otros
cuya creación remonta a capas lingüísticas anteriores a la Reconquista: además
del nombre de la localidad, Guadalcanal (que suele interpretar como formación
híbrida árabe-mozárabe wadi “río” + canal),
destaca la
mención del santuario más venerado: Guaditoca, que aparece en este texto en su
primera atestiguación, si bien un tanto deformado por influencia de una
etimología popular fácil de comprender (el
primer elemento del nombre, Guadi-, se asocia con la voz castellana agua: Agua
de Toca). Otro nombre anterior a la implantación
del castellano en la región es Belanixa, forma sin duda de origen árabe
antroponímico, basada en el árabe ibn “hijo de” (La Jayona (que figura en el texto como Sierra del Hayón), La
Parrilla, entre otros.
Dedico este trabajo a la memoria de mi padre,
Antonio Gordón Bernabé, de Guadalcanal, que supo transmitirme su profundo amor
por la tierra que le vio nacer.
Mª Dolores Gordón Peral – Catedrática de la Universidad de Sevilla
Revista de Ferial 2006