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domingo, 5 de agosto de 2018

Revueltas en Guadalcanal año 2000

Crisis en el Pacifico Sur
  
ISLAS SALOMÓN
El tranquilo país de las Islas Salomón también conoce en estos momentos tumultuosas vicisitudes políticas que, al igual que en el caso de Fidyi, es fruto de tensiones étnicas, pero en este caso entre comunidades de dos de sus provincias, las de la isla de Malaita y las de Guadalcanal.
A fin de entender el conflicto étnico y sus consecuencias políticas en este país, es apropiado hacer algunas consideraciones previas, que a continuación se exponen.
Poco después de acabada la Segunda Guerra Mundial, y con el propósito de utilizar toda la infraestructura construida por los norteamericanos en Honiara (edificios, hospital, pantalanes y sobre todo su aeropuerto), se tomó la decisión de trasladar el centro administrativo del entonces territorio británico, desde Tulagi (en la provincia Central o Florida) a Honiara. En los años 70, se produjeron importantes inversiones agrícolas, sobre todo en la creación de plantaciones destinadas a la producción de copra y aceite de palma. Este desarrollo agrícola atrajo la migración a Guadalcanal de numerosos habitantes de la isla de Malaita, renombrados como buenos trabajadores en el ámbito agrícola.
Los habitantes de Malaita, a pesar de su reputación agresiva y guerrera, se ganaron la calificación de excelentes trabajadores desde finales del siglo XIX, y la isla de Malaita fue uno de los lugares predilectos para el reclutamiento de mano de obra barata, destinada a las plantaciones de caña de azúcar de Queensland (Australia) y Samoa.
La buena reputación se ha visto confirmada más tarde, en la época previa a la independencia y a partir de la independencia del país (el 7 de julio de 1978), por su implicación y dinamismo en el sector de servicios y otras actividades, además de las agrícolas. El floreciente éxito de la minoría originaria de Malaita afincada en Honiara no es un secreto, y constituyen un peso específico  mayor en la administración de Estado (funcionarios), comercio y servicios (empleados, mano de obra especializada, áreas de transporte marítimo y terrestre y un largo etc...)
A título de ejemplo, mencionaré que el 70% de los miembros de la Royal Constabulary of Solomon Islands (fuerzas de policía) son originarios de Malaita. Sólo recordar que la policía es el único cuerpo armado del país dado que no hay ejército. Más tarde se verán las implicaciones de esta fuerte presencia Malaita en la policía, durante el proceso de la crisis.
Por otro lado, es absolutamente necesario recordar que, al igual que la propiedad de la tierra es un factor de vital importancia en la cultura melanesia, también los lazos de unión (a distintos niveles) entre los componentes de un mismo grupo social o etnia, juegan un papel predominante. Esto se conoce popularmente como «Wantok system», y si bien su traducción del «pidgin english» es «sistema basado en una sola lengua» no es fácil hacer una descripción detallada en pocas líneas debido a sus profundas implicaciones sociales, aunque se podría resumir como la obligación de un individuo perteneciente a un determinado grupo social de ayudar a sus miembros y cooperar a los intereses de la etnia y a su vez, es protegido y ayudado por el resto de la etnia en caso de necesidad o requerimiento. En otras palabras, se podría describir como una forma de «seguridad social», basada en los valores sociales melanesios, entre los que destaca el concepto de la «compensación» como primer paso en la resolución de conflictos de cualquier naturaleza.
La tensión étnica no es un factor nuevo entre las poblaciones de Malaita y Guadalcanal. La población de Guadalcanal se ha visto desplazada por el progreso de los emigrantes de Malaita, que en pocos años han ocupado un lugar predominante en la economía de la isla de Guadalcanal y del país. Descontentos con esa situación a lo largo de los años, en 1998 la comunidad de Guadalcanal presentó al Gobierno de la nación una serie de exigencias para compensar el progreso de la población de Malaita afincada en Guadalcanal. Dado que las exigencias solicitadas fueron ignoradas, se inició una campaña de agresión contra la población de Malaita, en las zonas agrícolas al este de Honiara, donde se concentran las plantaciones destinadas a la producción de aceite de palma que, como se dijo previamente, son explotadas por trabajadores originarios de Malaita.
Esta campaña de agresión, que se saldó con varios muertos entre la población Malaita, fue reivindicada por el denominado «Guadalcanal Revolutionary Army», que más tarde se autodenominó «Isatabu Freedom Mouvement», lo que provocó una huida de la población rural malaitana hacia su isla de origen. Unos 20.000 malaitanos debieron emigrar, lo que supuso un problema de acogida en una isla ya superpoblada por unos 120.000 habitantes.
La reacción de la comunidad malaitana, fue crear una estructura paramilitar capaz de contrarrestar la amenaza del también paramilitar «Isatabu Freedoana Mouvement» o IFM.
El resultado fue la aparición en la escena del «Malaita Eagle Forces» (más adelante citado como MEF).
Los miembros del MEF, que han controlado la zona urbana de Homara, iniciaron acciones de intimidación y represalias (saldadas con varios muertos) contra la población urbana originaria de Guadalcanal, que a su vez se ha visto obligada a abandonar la ciudad de Honiara para buscar refugio en zonas seguras en la isla de Guadalcanal. La situación resultante es que Honiara (incluyendo el aeropuerto) se ha convertido en un enclave defendido por el MEF y asediado por las fuerzas paramilitares del IFM.
Como se dijo previamente, y dado que la mayor parte de la policía del país está compuesta por agentes procedentes de Malaita, estos, bajo el «wantok system», no sólo han evitado acciones en contra de los miembros del MEF, sino que los han apoyado en sus incursiones contra los habitantes de Guadalcanal. Con esta situación, el Gobierno ha perdido el control de la seguridad de la ciudad y de la libertad de movimientos, que quedan en manos del MEF por lo que se refiere a Honiara, y del IFM el resto de Guadalcanal.
Recientemente un nuevo elemento se ha venido a sumar a la ya complicada situación, y es la exigencia de una fuerte compensación económica por parte de la población que tuvo que emigrar a Malaita, justificada por las pérdidas sufridas por abandono de sus empleos, casas y otras propiedades.
El día 5 de junio de 2000, después de que la Policía dejara que el MEF se apoderara con total impunidad su arsenal de armas y municiones, la ciudad fue tomada en una operación «conjunta» de la Policía y el MEF, deteniendo al Primer Ministro Bartholomew Ulufa’alu en su residencia.
El portavoz del MEF, el abogado local Andrew Nori, se mostró a la cabeza de la acción, considerada como un golpe de estado. La ciudad y toda actividad quedaron paralizadas.
El mismo día del golpe la Unión Europea, seguida por otras potencias, declara un contundente rechazo del golpe de estado y exige que los principios democráticos y la Constitución del país sean observados. Esta acción rebajó las aspiraciones de los golpistas, que accedieron a poner en libertad al Primer Ministro y a seguir los procedimientos constitucionales mediante la convocatoria del Parlamento y la presentación de un voto de censura. Sin embargo el Primer Ministro presentó voluntariamente su dimisión el día 14 de junio, justificándola como contribución a la resolución de la crisis.
Sin embargo una solución del conflicto está lejos de ver la luz y deberá pasar por una reconciliación haciendo uso el sistema melanesio que incluye: maratonianas conversaciones; acuerdos sobre compensaciones y su pago; la reconciliación de las partes envueltas en el conflicto y, finalmente, el desarme de las fuerzas paramilitares. Teniendo en cuenta la experiencia del proceso de paz en Bougainville, se hace imperiosa la presencia de un intermediario neutral o una fuerza multinacional capaz de asegurar el dialogo necesario.
Posiblemente pasaran años antes de ver una paz firme y definitiva en este pequeño país.
Las consecuencias económicas de este conflicto serán desastrosas para el futuro de este país, el más pobre del Pacífico. Las Islas Salomón tiene básicamente cuatro fuentes propias de ingresos (pesca, madera, minería y agrícola) que se están colapsando o ha terminado sus operaciones por el conflicto, y una quinta que está basada en la contribución de países donantes (cooperación) como el Banco Mundial, la Unión Europea, Australia y otros, y que pudiera paralizarse si las garantías constitucionales no son observadas. La economía de las islas se estaba recuperando desde julio 1997, después de un periodo de nefasta y corrupta gestión efectuada por el anterior Gobierno del Primer Ministro Mamaloni.
La crisis económica sólo ha hecho que empezar, afectando a empresas de servicios básicos (distribución de gas, electricidad, hospital, etc...) y los servicios del Estado que tendrá dificultades para pagar los salarios de sus funcionarios públicos y hacer frente al pago de las importaciones de productos de básica necesidad como combustibles, medicamentos, etc.
  
EVACUACIÓN DE HONIARA
El día del golpe de Estado, el 5 de junio del 2000, me encontraba en Honiara, acompañando una misión de la Asamblea Conjunta EU-ACP (que incluye miembros del Parlamento Europeo), que realizaba una visita en las Islas Salomón, a fin de buscar elementos capaces de contribuir a una solución negociada del conflicto étnico. Como miembro acompañante de esta misión, y en mi condición de Embajador en esa isla, tuve la posibilidad de tener reuniones con las distintas partes en conflicto, visitando las zonas ocupadas por el IMF y el MEF. La posibilidad del golpe se sentía en el aire, pero nos sorprendió con la rapidez con que se produjo, si bien no es de extrañar por la implicación de las fuerzas de la Policía en favor del IFM. La operación comenzó a las 4 de la mañana con la toma del arsenal de armamento de la Policía, hacia las 5 se detuvo al Primer Ministro y a las 9 de la mañana la operación quedo concluida, una vez que el edificio de Telekom (compañía de teléfonos), radio y otros edificios principales de la ciudad estaban bajo custodia de los miembros del MEF y la Policía, en una operación irónicamente denominada «conjunta».
Ese mismo día 5 de junio numerosos controles de rebeldes del MEF con armas sustraídas a la Policía controlaban los pocos vehículos que circulaban por la ciudad. En las zonas «fronterizas» al este y oeste de Honiara se produjeron intercambio de disparos de fuerte intensidad entre el MEF y el IFM.
Nuestra misión desarrolló una intensa acción diplomática el mismo día del golpe, con reuniones que fueron desde el Primer Ministro, que acudió a nuestra cita en el Hotel Mendaña escoltado por dos rebeldes armados, hasta el líder de los golpistas, el abogado Norris, pasando por el líder de la oposición y otros agentes de la vida política. Entre tanto todas las comunicaciones con el exterior del país quedaron cortadas (desde las líneas telefónicas hasta el cierre del aeropuerto), excepto las comunicaciones por internet.
Como la tensión aumentaba, decidimos estudiar una evacuación inmediata de la misión, aunque la falta de comunicaciones y la ausencia de medios de transporte impidieron una acción rápida. Distintas acciones se consideraron y barajaron al mismo tiempo, incluida el uso del atunero congelador de bandera de las Salomón «Alexandros», de tripulación española que se encontraba fondeado en la bahía de Honiara. Para tal propósito se contactó a la compañía armadora, la empresa Calvo, que generosamente puso el atunero a nuestra disposición para una evacuación a partir de Honiara. Otra de las opciones, que por motivos de oportunidad fue la elegida, fue el alquiler de un avión bimotor de la compañía Salomón Airlines, que no conduciría hasta el aeródromo de Munda (Western province) y desde allí hasta el aeropuerto de Buka en la isla papúa de Bougainville.
El día 7, apenas dos días después del golpe, y en tan sólo dos horas, el tiempo de la tregua acordado por las facciones en conflicto, fue posible establecer los contactos necesarios para obtener el avión y despegar del aeropuerto de Henderson rumbo a Munda. Sin embargo, una avería menor en unos de los motores del Twin Other, nos obligó a volver a la zona de estacionamiento, desde la que al cabo de unos 20 minutos más tarde, pudimos salir y despegar con absoluta normalidad. Tras tres horas de vuelo, con una parada para repostar en el aeródromo de Munda, que fue construido por los japoneses durante la segunda guerra mundial, llegamos al aeropuerto de provincial de Buka (Bougainville) donde, y con la ayuda de un laisser-paser, pudimos entrar en territorio de Papúa Nueva Guinea.

Revista Española del Pacífico
Asociación Española de Estudios del Pacífico (A.E.E.P.)
N.º 11. Año X. 1er semestre. 2000 

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