Crisis en el Pacifico Sur
ISLAS SALOMÓN
El tranquilo
país de las Islas Salomón también conoce en estos momentos tumultuosas
vicisitudes políticas que, al igual que en el caso de Fidyi, es fruto de
tensiones étnicas, pero en este caso entre comunidades de dos de sus
provincias, las de la isla de Malaita y las de Guadalcanal.
A fin de
entender el conflicto étnico y sus consecuencias políticas en este país, es
apropiado hacer algunas consideraciones previas, que a continuación se exponen.
Poco después de
acabada la Segunda Guerra Mundial, y con el propósito de utilizar toda la
infraestructura construida por los norteamericanos en Honiara (edificios, hospital, pantalanes y sobre
todo su aeropuerto), se tomó la decisión de trasladar el centro
administrativo del entonces territorio británico, desde Tulagi (en la provincia Central o Florida) a
Honiara. En los años 70, se produjeron importantes inversiones agrícolas, sobre
todo en la creación de plantaciones destinadas a la producción de copra y
aceite de palma. Este desarrollo agrícola atrajo la migración a Guadalcanal de
numerosos habitantes de la isla de Malaita, renombrados como buenos
trabajadores en el ámbito agrícola.
Los habitantes
de Malaita, a pesar de su reputación agresiva y guerrera, se ganaron la
calificación de excelentes trabajadores desde finales del siglo XIX, y la isla
de Malaita fue uno de los lugares predilectos para el reclutamiento de mano de
obra barata, destinada a las plantaciones de caña de azúcar de Queensland (Australia) y Samoa.
La buena
reputación se ha visto confirmada más tarde, en la época previa a la
independencia y a partir de la independencia del país (el 7 de julio de 1978), por su implicación y dinamismo en el
sector de servicios y otras actividades, además de las agrícolas. El
floreciente éxito de la minoría originaria de Malaita afincada en Honiara no es
un secreto, y constituyen un peso específico
mayor en la administración de Estado (funcionarios),
comercio y servicios (empleados, mano de
obra especializada, áreas de transporte marítimo y terrestre y un largo etc...)
A título de
ejemplo, mencionaré que el 70% de los miembros de la Royal Constabulary of Solomon Islands (fuerzas de policía) son
originarios de Malaita. Sólo recordar que la policía es el único cuerpo armado
del país dado que no hay ejército. Más tarde se verán las implicaciones de esta
fuerte presencia Malaita en la policía, durante el proceso de la crisis.
Por otro lado,
es absolutamente necesario recordar que, al igual que la propiedad de la tierra
es un factor de vital importancia en la cultura melanesia, también los lazos de
unión (a distintos niveles) entre los
componentes de un mismo grupo social o etnia, juegan un papel predominante.
Esto se conoce popularmente como «Wantok
system», y si bien su traducción del «pidgin
english» es «sistema basado en una
sola lengua» no es fácil hacer una descripción detallada en pocas líneas
debido a sus profundas implicaciones sociales, aunque se podría resumir como la
obligación de un individuo perteneciente a un determinado grupo social de
ayudar a sus miembros y cooperar a los intereses de la etnia y a su vez, es
protegido y ayudado por el resto de la etnia en caso de necesidad o requerimiento.
En otras palabras, se podría describir como una forma de «seguridad social», basada en los valores sociales melanesios,
entre los que destaca el concepto de la «compensación»
como primer paso en la resolución de conflictos de cualquier naturaleza.
La tensión
étnica no es un factor nuevo entre las poblaciones de Malaita y Guadalcanal. La
población de Guadalcanal se ha visto desplazada por el progreso de los
emigrantes de Malaita, que en pocos años han ocupado un lugar predominante en
la economía de la isla de Guadalcanal y del país. Descontentos con esa
situación a lo largo de los años, en 1998 la comunidad de Guadalcanal presentó
al Gobierno de la nación una serie de exigencias para compensar el progreso de
la población de Malaita afincada en Guadalcanal. Dado que las exigencias solicitadas
fueron ignoradas, se inició una campaña de agresión contra la población de
Malaita, en las zonas agrícolas al este de Honiara, donde se concentran las
plantaciones destinadas a la producción de aceite de palma que, como se dijo
previamente, son explotadas por trabajadores originarios de Malaita.
Esta campaña de
agresión, que se saldó con varios muertos entre la población Malaita, fue reivindicada
por el denominado «Guadalcanal
Revolutionary Army», que más tarde se autodenominó «Isatabu Freedom Mouvement», lo que provocó una huida de la
población rural malaitana hacia su isla de origen. Unos 20.000 malaitanos
debieron emigrar, lo que supuso un problema de acogida en una isla ya
superpoblada por unos 120.000 habitantes.
La reacción de
la comunidad malaitana, fue crear una estructura paramilitar capaz de contrarrestar
la amenaza del también paramilitar «Isatabu
Freedoana Mouvement» o IFM.
El resultado fue
la aparición en la escena del «Malaita
Eagle Forces» (más adelante citado como MEF).
Los miembros del
MEF, que han controlado la zona urbana de Homara, iniciaron acciones de
intimidación y represalias (saldadas con
varios muertos) contra la población urbana originaria de Guadalcanal, que a
su vez se ha visto obligada a abandonar la ciudad de Honiara para buscar refugio
en zonas seguras en la isla de Guadalcanal. La situación resultante es que
Honiara (incluyendo el aeropuerto) se
ha convertido en un enclave defendido por el MEF y asediado por las fuerzas
paramilitares del IFM.
Como se dijo
previamente, y dado que la mayor parte de la policía del país está compuesta por
agentes procedentes de Malaita, estos, bajo el «wantok system», no sólo han evitado acciones en contra de los
miembros del MEF, sino que los han apoyado en sus incursiones contra los
habitantes de Guadalcanal. Con esta situación, el Gobierno ha perdido el
control de la seguridad de la ciudad y de la libertad de movimientos, que
quedan en manos del MEF por lo que se refiere a Honiara, y del IFM el resto de
Guadalcanal.
Recientemente un
nuevo elemento se ha venido a sumar a la ya complicada situación, y es la
exigencia de una fuerte compensación económica por parte de la población que
tuvo que emigrar a Malaita, justificada por las pérdidas sufridas por abandono
de sus empleos, casas y otras propiedades.
El día 5 de
junio de 2000, después de que la Policía dejara que el MEF se apoderara con
total impunidad su arsenal de armas y municiones, la ciudad fue tomada en una
operación «conjunta» de la Policía y
el MEF, deteniendo al Primer Ministro Bartholomew Ulufa’alu en su residencia.
El portavoz del
MEF, el abogado local Andrew Nori, se mostró a la cabeza de la acción, considerada
como un golpe de estado. La ciudad y toda actividad quedaron paralizadas.
El mismo día del
golpe la Unión Europea, seguida por otras potencias, declara un contundente rechazo
del golpe de estado y exige que los principios democráticos y la Constitución
del país sean observados. Esta acción rebajó las aspiraciones de los golpistas,
que accedieron a poner en libertad al Primer Ministro y a seguir los
procedimientos constitucionales mediante la convocatoria del Parlamento y la
presentación de un voto de censura. Sin embargo el Primer Ministro presentó
voluntariamente su dimisión el día 14 de junio, justificándola como contribución
a la resolución de la crisis.
Sin embargo una solución del conflicto
está lejos de ver la luz y deberá pasar por una reconciliación haciendo uso el
sistema melanesio que incluye: maratonianas conversaciones; acuerdos sobre
compensaciones y su pago; la reconciliación de las partes envueltas en el conflicto
y, finalmente, el desarme de las fuerzas paramilitares. Teniendo en cuenta la experiencia
del proceso de paz en Bougainville, se hace imperiosa la presencia de un intermediario
neutral o una fuerza multinacional capaz de asegurar el dialogo necesario.
Posiblemente pasaran años antes de ver
una paz firme y definitiva en este pequeño país.
Las consecuencias económicas de este
conflicto serán desastrosas para el futuro de este país, el más pobre del
Pacífico. Las Islas Salomón tiene básicamente cuatro fuentes propias de ingresos
(pesca, madera, minería y agrícola)
que se están colapsando o ha terminado sus operaciones por el conflicto, y una
quinta que está basada en la contribución de países donantes (cooperación) como
el Banco Mundial, la Unión Europea, Australia y otros, y que pudiera paralizarse
si las garantías constitucionales no son observadas. La economía de las islas
se estaba recuperando desde julio 1997, después de un periodo de nefasta y
corrupta gestión efectuada por el anterior Gobierno del Primer Ministro
Mamaloni.
La crisis económica sólo ha hecho que
empezar, afectando a empresas de servicios básicos (distribución de gas, electricidad, hospital, etc...) y los
servicios del Estado que tendrá dificultades para pagar los salarios de sus
funcionarios públicos y hacer frente al pago de las importaciones de productos
de básica necesidad como combustibles, medicamentos, etc.
EVACUACIÓN
DE HONIARA
El
día del golpe de Estado, el 5 de junio del 2000, me encontraba en Honiara,
acompañando una misión de la Asamblea Conjunta EU-ACP (que incluye miembros del Parlamento Europeo), que realizaba una
visita en las Islas Salomón, a fin de buscar elementos capaces de contribuir a una
solución negociada del conflicto étnico. Como miembro acompañante de esta
misión, y en mi condición de Embajador en esa isla, tuve la posibilidad de
tener reuniones con las distintas partes en conflicto, visitando las zonas
ocupadas por el IMF y el MEF. La posibilidad del golpe se sentía en el aire,
pero nos sorprendió con la rapidez con que se produjo, si bien no es de
extrañar por la implicación de las fuerzas de la Policía en favor del IFM. La
operación comenzó a las 4 de la mañana con la toma del arsenal de armamento de
la Policía, hacia las 5 se detuvo al Primer Ministro y a las 9 de la mañana la
operación quedo concluida, una vez que el edificio de Telekom (compañía de teléfonos), radio y otros
edificios principales de la ciudad estaban bajo custodia de los miembros del
MEF y la Policía, en una operación irónicamente denominada «conjunta».
Ese
mismo día 5 de junio numerosos controles de rebeldes del MEF con armas
sustraídas a la Policía controlaban los pocos vehículos que circulaban por la
ciudad. En las zonas «fronterizas» al
este y oeste de Honiara se produjeron intercambio de disparos de fuerte intensidad
entre el MEF y el IFM.
Nuestra
misión desarrolló una intensa acción diplomática el mismo día del golpe, con reuniones
que fueron desde el Primer Ministro, que acudió a nuestra cita en el Hotel
Mendaña escoltado por dos rebeldes armados, hasta el líder de los golpistas, el
abogado Norris, pasando por el líder de la oposición y otros agentes de la vida
política. Entre tanto todas las comunicaciones con el exterior del país
quedaron cortadas (desde las líneas telefónicas hasta el cierre del
aeropuerto), excepto las comunicaciones por internet.
Como
la tensión aumentaba, decidimos estudiar una evacuación inmediata de la misión,
aunque la falta de comunicaciones y la ausencia de medios de transporte
impidieron una acción rápida. Distintas acciones se consideraron y barajaron al
mismo tiempo, incluida el uso del atunero congelador de bandera de las Salomón «Alexandros»,
de tripulación española que se encontraba fondeado en la bahía de Honiara. Para
tal propósito se contactó a la compañía armadora, la empresa Calvo, que
generosamente puso el atunero a nuestra disposición para una evacuación a
partir de Honiara. Otra de las opciones, que por motivos de oportunidad fue la elegida,
fue el alquiler de un avión bimotor de la compañía Salomón Airlines, que no
conduciría hasta el aeródromo de Munda
(Western province) y desde allí hasta el aeropuerto de Buka en la isla
papúa de Bougainville.
El
día 7, apenas dos días después del golpe, y en tan sólo dos horas, el tiempo de
la tregua acordado por las facciones en conflicto, fue posible establecer los
contactos necesarios para obtener el avión y despegar del aeropuerto de
Henderson rumbo a Munda. Sin embargo, una avería menor en unos de los motores
del Twin Other, nos obligó a volver a la zona de estacionamiento, desde
la que al cabo de unos 20 minutos más tarde, pudimos salir y despegar con absoluta
normalidad. Tras tres horas de vuelo, con una parada para repostar en el
aeródromo de Munda, que fue construido por los japoneses durante la segunda
guerra mundial, llegamos al aeropuerto de provincial de Buka (Bougainville) donde, y con la ayuda de
un laisser-paser, pudimos entrar en
territorio de Papúa Nueva Guinea.
Revista Española
del Pacífico
Asociación
Española de Estudios del Pacífico (A.E.E.P.)
N.º 11. Año X.
1er semestre. 2000
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