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domingo, 13 de febrero de 2022

LOS ORÍGENES DEL CONVENTO DE CLARISAS DEL ESPÍRITU SANTO DE GUADALCANAL 1/2

Protocolos Notariales

Primera parte.-

1. Guadalcanal y la Orden franciscana


    El propósito del presente trabajo no es otro que dar a conocer la documentación hallada en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla, en su sección de Protocolos Notariales, que viene a completar de forma notable los conocimientos sobre los inicios del proceso fundacional del Convento de clarisas del Espíritu Santo de Guadalcanal. Entre las Sierras del Agua y del Viento, al Norte de la provincia de Sevilla, limítrofe con la de Badajoz, se sitúa la histórica y artística población de Guadalcanal, que pertenece a la comarca de la Sierra Norte de Sevilla. Separada unos 114 kilómetros de la capital hispalense, presenta una población aproximada de 3.000 habitantes. Fue a raíz de la división provincial de España realizada por el ministro Javier de Burgos, en 1833, cuando esta bella localidad pasa a pertenecer a la provincia de Sevilla, ya que anteriormente dependía de Extremadura. Con esta división territorial el país se divide en cuarenta y nueve provincias, que son las mismas que las actuales, a excepción de Canarias, que no se fraccionó en dos hasta 1927.
        De acuerdo con Antonio Muñoz y Torrado, Guadalcanal disfrutó de un pasado ilustre, sobre todo en lo concerniente a su religiosidad; llegando a detentar una "merecida fama por el esplendor del culto en sus iglesias, por lo numeroso de sus cofradías y hermandades y por los templos consagrados a Nuestro Señor: De todo ello algo puede decirse, así como de la fundación de los conventos, hospitales, obras pías, instituciones para sostén del pobre y del desvalido…" [1] Sin la menor duda posible, la intensa relación de la Orden franciscana con la villa de Guadalcanal ha sido uno de los puntos más llamativos de la historia de esta localidad, en donde se establecen cuatro centros conventuales franciscanos, que son los siguientes: Convento de Nuestra Señora de la Piedad (más conocido por San Francisco), Convento de San José de la Penitencia (vulgo de Santa Clara), Convento de la Purísima Concepción y Convento del Espíritu Santo. Del mismo modo, hay que sumar la presencia en esta población de la Orden Tercera de San Francisco, que desarrollaba sus cultos en la iglesia del cenobio de Nuestra Señora de la Piedad. Dichas celebraciones consistían en el rezo los domingos de la denominada “corona de Nuestra Señora“, que se basaba en siete de los Misterios del Rosario, y en algunas prácticas penitenciales, además de ejercitar la caridad con los pobres [2].
        Tanto este último centro, que ya hemos señalado se conocía popularmente con el nombre de San Francisco, como el de San José, de monjas clarisas, pertenecían jurídicamente a la conocida Provincia franciscana de los Ángeles, en la que se incluían los conventos de la Sierra Norte de Sevilla y algunos otros de la Sierra de Córdoba, la vega del Guadalquivir y Extremadura. [3] Los otros cenobios franciscanos citados, es decir, el de la Purísima Concepción (franciscanas concepcionistas) y el del Espíritu Santo (clarisas), no estuvieron bajo la jurisdicción de la mencionada Provincia de los Ángeles, ya que dependían del Ordinario o Provisor de la Provincia de León de la Orden de Santiago, a la que perteneció la villa de Guadalcanal hasta que en el siglo XIX fue incorporada al Arzobispado de Sevilla [4].
            En resumen, vemos que la Orden del seráfico San Francisco de Asís en esta pequeña localidad llegó a alcanzar una gran importancia, predominio que influyó notablemente en la espiritualidad y religiosidad de los vecinos de Guadalcanal, considerando -sin miedo a pecar de excesivo- que sus conventos fueron verdaderos centros en los que se promovió la vida espiritual y cultural. Tras esta breve aproximación a la Orden franciscana en la villa de Guadalcanal, nos centramos en el origen del Convento del Espíritu Santo.

2/1.La fundación del Convento del Espíritu Santo

        Subiendo tanto por la calle López de Ayala como por la de Granillos llegamos a la del Espíritu Santo, denominación que tiene su razón por encontrarse en ella el antiguo cenobio de clarisas del Espíritu Santo. El fundador e impulsor de este centro religioso fue Alonso González de la Pava, natural de la villa de Guadalcanal; que se enriqueció tras establecerse en el Nuevo Mundo. El proceso migratorio hacia América protagonizado por numerosos vecinos de Guadalcanal se desarrolló esencialmente en el siglo XVI y en menor medida en la primera mitad de la centuria siguiente, siendo a partir de 1650 cuando disminuye el movimiento de población hasta casi su desaparición. Entre las circunstancias que influyeron en este flujo transoceánico, podemos señalar la vinculación y cercanía de Guadalcanal a la ciudad de Sevilla, único punto de salida hacia las Indias, y el propio reclamo de los vecinos que ya estaban asentados en e: nuevo continente y facilitaban la llegada de sus parientes y paisanos. La zona de Nueva España, seguida de las Antillas y Perú, fueron los territorios en los que mayor concentración de vecinos procedentes de Guadalcanal se dio, el propio González de la Pava se asentó en la ciudad de Potosí [5]. Esta, levantada junto al conocido cerro minero del mismo nombre, se convirtió a finales del siglo XVI en una de las principales urbes del Imperio español en América.
        El ya citado con anterioridad Muñoz y Torrado piensa que una de las causas de la situación de pobreza y disminución de la población de Guadalcanal en la primera mitad del siglo XVII "fue la emigración de muchos de sus hijos a América" Si bien, afirma "que no olvidaron a su pueblo natal, dejando testimonios fehacientes de su piedad y largueza". Antes de centrarnos en la figura de Alonso González de la Pava querernos citar otros indianos procedentes de Guadalcanal. Uno de ellos fue Jerónimo González de Alanís, quien en su testamento del 10 de marzo de 1582, otorgado en la ciudad de La Plata en el Perú, donde residía, disponía la cantidad de 30.000 pesos de plata para la fundación de un convento de monjas de Santa Clara, así como una capellanía y pósito para los pobres de Guadalcanal. Todo ello se cumplió gracias a la escritura notarial fechada en Madrid el 4 de mayo de 1591. Sabemos que las primeras religiosas clarisas entraron en el Convento de San José de la Penitencia en el mes de abril de 1593. Otro indiano natural de Guadalcanal que mediante su testamento mandó fundar un convento femenino en su pueblo natal fue Álvaro de Castilla y Ramos. Este otorgó su testamento en ciudad mexicana de Guanajuato el 17 de septiembre de 1614, por el que fundó el Convento de la Purísima Concepción, fijándose una renta de 500 ducados. Parece que las primeras monjas, pertenecientes a las franciscanas concepcionistas, llegaron a dicho cenobio en el mes de agosto de 1624, procediendo del Convento de la Concepción de Mérida. [6].
        Indiscutiblemente, de entre todos estos indianos naturales de Guadalcanal debemos destacar al citado Alonso González de la Pava. Hijo de Juan González de la Pava y María Yáñez Ramírez, se asentó en la villa imperial de Potosí, en la provincia peruana de la Chancas. Allí adquirió una importante fortuna en el negocio de la extracción de la plata en las conocidas minas de las montañas de El Cero. Su sólida posición económica le permitió, junto a la concepción espiritual del momento y su deseo de alcanzar la salvación de su alma con obras piadosas, destinar una importante cantidad para la fundación del Convento del Espíritu Santo [7].
        Antes de iniciar el estudio y análisis de la documentación hallada en el Archivo Histórico Pro­vincial de Sevilla, debemos preguntarnos qué razones motivaron al fundador del Convento del Espíritu Santo para que dispusiera que estuviese habitado por monjas clarisas. Lamentablemente, en los protocolos examinados no se hace referencia a las causas que incidieron en Alonso González de la Pava para que se decidiera por la citada Orden religiosa corno la encargada de regentar el incipiente cenobio. Hay que tener en cuenta que antes de la creación del Convento del Espíritu Santo ya había en Guadalcanal otra casa conventual llevada por monjas de la misma religión, nos referimos al ya nombrado Convento de San José de la Penitencia o de Santa Clara. Curiosamente, éste había sido fundado por otro indiano, el citado con anterioridad Jerónimo González de Alanís. Es posible que esto último, junto a la fuerte presencia de la Orden franciscana en la villa de Guadalcanal, influyera en Alonso González de la Pava para determinar que fueran religiosas clarisas las que ocuparan el convento que se quería levantar. No obstante, los dos cenobios de clarisas dependían administrativamente, como ya vimos, de distintas jurisdicciones, el de San José a la Provincia de los Ángeles y el del Espíritu Santo al Ordinario o Provisor de la Provincia de León de la Orden santiaguista. Respecto a la advocación del mismo está bastante claro que lo tomó de un antiguo hospital que existía en el lugar donde se iba a construir el nuevo convento.
        Julia Mensaque Urbano en su citado artículo sobre la figura del indiano Alonso González de la Pava y su mecenazgo artístico en Guadalcanal transcribe una escritura de donación y fundación del Convento del Espíritu Santo, localizada en el Archivo Parroquial de Guadalcanal, otorgada por el mencionado González de la Pava y fechada en la indicada población el 16 de junio de 1615. Mediante este protocolo Alonso González de la Pava, que declara no tener ningún hijo, afirma que había "determinado, muchos días a (como veremos más adelante), de fundar en esta dicha villa de Guadalcanal, un convento de monjas de la orden de la vienabenturada Santa Clara, de la observancia sujetas al ordinario desta provincia de León". En este documento se hace referencia a otro que pasó ante el escribano público y del cabildo de la ciudad de Potosí, Juan Altamirano, el 4 de junio de 1612. Mediante éste Alonso González de la Pava hacía do-nación de 50.000 pesos de a ocho reales cada uno, cantidad que más tarde aumentó en 1.500 pesos. Finalmente, sabemos que se reservó la cantidad de 3.078 ducados para iniciar las obras del edificio conventual, mientras que el resto del capital se invirtió en rentas, que proporcionaban unos réditos anuales de 1.334 ducados. De esta última cantidad se destinaban 700 para la subsistencia de las monjas y las obras en el cenobio, 500 para el patrono que Alonso González de la Pava fijara y 134 para el salario del capellán [8].
        A continuación, pasamos a analizar la documentación encontrada en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla, fechada con anterioridad a la escritura fundacional anteriormente comentada, y que viene a mostramos los primeros pasos dados por Alonso González de la Pava para llevar a cabo su deseo de fundar un convento de clarisas en su villa natal de Guadalcanal. Sabemos que Alonso González de la Pava otorgó poder a Diego de Ortega Ramírez, vecino de Guadalcanal, el 17 de marzo de 1612, escritura que pasó ante el escribano de su majestad, público y número de Potosí, Lucas Ortiz Carbonel. Dicha escritura notarial aparece transcrita íntegramente en el protocolo que despachó el citado Ortega Ramírez en Sevilla el lunes de 10 de junio de 1613, ante el escribano público Fernando de Sotomayor y Cuéllar. Por medio de dicho documento, que ya hemos fijado su fecha el 17 de marzo de 1612 -data conocida más antigua a propósito de la fundación del Convento del Espíritu Santo-, Alonso González de la Pava alegaba que era "patron y fundador de un convento de monxas que se a de hazer y fundar en la dicha cilla de guadalcanal de la adbocasion del Espiritu Santo en el sitio parte y lugar donde esta al presente un hospital de la dicha adbocacion nombrado el berrocal grande y para ello tengo mandado en limosnas donacion a el dicho conbento treynta e cinco mili pessos corrientes de a ocho reales" [9].
        Parece que el apelativo de Berrocal (pedregal o roquedal) grande por el que se conocía al Hospital de Espíritu Santo tendría relación con el nombre de la calle donde se localizaba. Así vemos que en una de las cláusulas de la escritura de fundación del Convento del Espíritu Santo, que va vimos se fecha el 16 de junio de 1615, se establece como lugar de asentamiento del cenobio de clarisas "un oratorio con su casita y corral y árboles de la advocacion del Espirito Santo, que está en esta villa de Guadalcanal entre las dos calles que llaman del Berrocal grande y Berrocal chico, que es en la entrada de esta dicha villa en la calle Real y pasaxera a la ciudad de Sevilla y a toda Andaluçia. y a la villa de Llerena y provinçia de León y Extremadura, por ser sitio muy alegre y sano y donde hay agua de pie muy buena y sutil para las monjas y ser más acomodado para poder labrar que otro alguno desta villa, por el material principal que es piedra. que está al pie de la obra. y ser varrio apartado de las yglesias parrochiales y monasterios y de jente pobre que por falta de adornos dexan de oyr misa y por la devoçion particular que yo le tengo a el dicho oratorio y no ayer daño de tercero, sino que será muy gran servicio de Dios y bien desta villa que se labre y edifique en el dicho oratorio"  [10].
   
Notas.-

[1] MUÑOZ Y TORRADO, Antonio: El Santuario de Nuestra Señora de Guaditoca. Patrona de Guadalcanal. Sevilla, 1918, pp. 1-2.
[2] HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Salvador: “La Orden Franciscana en Guadalcanal. Noticias sobre sus conventos, a través de un informe del año 1646” en Guadalcanal. Feria y Fiestas 1998. Guadalcanal, 1998, s.p.
[3] Ibídem. Véase también la siguiente obra: GUADALUPE, Fray Andrés de: Historia de la Santa Provincia de los Ángeles. Madrid, 1662. Los conventos franciscanos de la Sierra Norte sevillana pertenecientes a la Provincia de los Ángeles han sido estudiados por Salvador Hernández González en este Primer Simposio “Cuatro siglos de presencia de los franciscanos en Estepa”.
[4] MUÑOZ Y TORRADO, Antonio: El Santuario de Nuestra Señora de Guaditoca… Op. cit., pp. 3-6; HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Salvador: “La Orden Franciscana en Guadalcanal…”. Op. cit., s.p.
[5] ORTIZ DE LA TABLA DUCASSE, Javier: “Emigración a Indias y fundación de capellanías en Guadalcanal, siglos XVI-XVII” en Primeras Jornadas de Andalucía y América. Tomo L La Rábida, 1981, pp. 441-460; ORTIZ DE LA TABLA DUCASSE. Javier: “Rasgos socioeconómicos de los emigrantes a Indias. Indianos de Guadalcanal: sus actividades en América y sus legados a la Metrópoli, siglo XVII” en Andalucía y América en el siglo XVII. Actas de las III Jornadas de Andalucía y América. Vol. L Sevilla, 1985, pp. 29-62.
[6] MUÑOZ Y TORRADO, Antonio: El Santuario de Nuestra Señora de Guaditoca. Op. cit., pp. 21-23; HERNANDEZ GONZALEZ, Salvador: “La Orden Franciscana en Guadalcanal…”. Op. cit., s.p.
[7] ORTIZ DE LA TABLA DUCASSE, Javier: “Rasgos socioeconómicos de los emigrantes a In­dias…”. Op. cit., pp. 29-62; MENSAQUE URBANO, Julia: “El mecenazgo artístico del indiano Alonso González de la Pava en Guadalcanal” en Andalucía y América en el siglo XVII. Actas de las III Jornadas de Andalucía yAmérica. Vol. II. Sevilla, 1985, pp. 59-79.
[8 ] Ibídem, pp. 67-69.
[9] Archivo Histórico Provincial de Sevilla (A.H.P.S.). Sección Protocolos Notariales. Legajo 11.704, fs. 568r.-v.
[10] MENSAQUE URBANO, Julia: “El mecenazgo artístico del indiano Alonso González de la Pava…”. Op. cit., p. 70.
[11] Se habla de peso ensayado cuando se refiere a una moneda imaginaria que servía de unidad en las casas de moneda de América para apreciar las barras de plata, y que excedía al peso fuerte en el importe de los gastos de braceaje y señoreaje.
[12] A.H.P.S. Sección Protocolos Notariales. Legajo 11.704, fs. 568v.-569r. Ibídem, fs. 569r.-572v.
[13] Esta nota que debería estar entre las páginas 233 y 234 del libro original, no aparece.
[14] Ibid., fs. 573r.-574v. El tomín es la tercera parte del adarme y octava del castellano, la cual se divide en doce granos y equivale a 596 miligramos aproximadamente. También se refiere a una moneda de plata que se usaba en algunas partes de América, equivalente a unos 30 céntimos de peseta.
[15] Ibid., fs. 574v.-57.5r.
[16] Ibid., fs. 575v.-577v.
[17] ORTIZ DE LA TABLA DUCASSE, Javier: “Rasgos socioeconómicos de los emigrantes a Indias…”. Op. cit., pp. 29-62; MENSAQUE URBANO, Julia: “El mecenazgo artístico del indiano Alonso González de la Pava…”. Op. cit., pp. 72-74.
[18] El señoreaje es el derecho que pertenecía al príncipe o soberano en las casas de moneda, por razón de la fábrica de ella.
[19] A.H.P.S. Sección Protocolos Notariales. Legajo 11.704, fs. 579v.-580r.
[20] AA.VV.: La España Moderna.Madrid, 1992, p. 158.
[21] SANZ, María Jesús: “Platería hispanoamericana en las Hermandades de Sevilla” en Signos de Evangelización. Sevilla y las Hermandades en Hispanoamérica. Sevilla, 1999, pp. 98-99.
[22]A.H.P.S. Sección Protocolos Notariales. Legajo 11.704, fs. 580r.-581r. y 589r.-590r.
[23] MENSAQUE URBANO. Julia: “El mecenazgo artístico del indiano Alonso González de la Pava…”. Op. cit.. p. 68.
[24] Ibídem, pp. 62-63 y 71-72.
[25] Ibid., pp. 62 y 71; HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Salvador: “La Orden Franciscana en Gua­dalcanal…”. Op. cit., s.p.
[26] MUÑOZ Y TORRADO, Antonio: El Santuario de Nuestra Señora de Guaditoca… Op. cit., pp. 17-20. Sobre la Virgen de Guaditoca también se puede consultar: MUÑOZ Y TORRADO, Antonio: Novena a Nuestra Señora de Guaditoca. Sevilla, 1916.
[27]MUÑOZ Y TORRADO, Antonio: El Santuario de Nuestra Señora de Guaditoca… Op. cit., pp. 145-146 y 187-192.
[28]AA.VV.: Guía para visitar los santuarios marianos de Andalucía Occidental. Madrid, 1992, pp. 421-422.
[29] HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio, COLLANTES DE TERÁN, Francisco: Catálogo arqueológico y artístico de la provincia de Sevilla. T. IV. Sevilla, 1951, p. 22 AA.VV.: Guía artística de Sevilla y su provincia. Sevilla, 1981 (Reimpresión, 1989),
[30] MENSAQUE URBANO, Julia:El mecenazgo artístico del indiano Alonso González de la Pava…”. Op. Cit., pp. 63-66 y 74-79. Según este autor, en el friso del banco del retablo ma­yor existe la siguiente inscripción: “Este convento fundó y dotó Alonso González de la Pava, a honra y gloria de Dios y de su Bendita Madre… (roto)… de Noviembre, siendo patrono Juan González de la Pava. Año de 1639”.
[31] DÍAZ, José y SANCHO CORBACHO, Antonio: Edificios religiosos y ob­jetos de culto saqueados y destruidos por los marxistas en los pueblos de la provincia de Sevilla. Sevilla, 1937, pp. 130-131.

Juan Aranda Doncel (dir.), páginas 225 – 235 del libro Cuatro siglos de presencia de los franciscanos en Estepa. Actas del I Simposio, Ayuntamiento de Estepa, Estepa. 2007, 992 pp.

Francisco Manuel DELGADO ABOZA – Licenciado en Historia del Arte

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