https://guadalcanalpuntodeencuentro1.blogspot.com/

lunes, 9 de marzo de 2020

Historia de las Minas de Plata de Guadalcanal 2/8


Los primeros años de la época de la Real Hacienda (1555-1576)

Continuación
Gracias a los informes enviados por Agustín de Zárate sabemos que, desde que se sellaron los pozos, se anegaron parcialmente las minas debido a la falta de desagüe y también a las inclemencias del tiempo, y que por ello se volvieron más inestables: “se desboronaba la tierra al entrar” (González, 1831, I: 69), lo que obligó a labores de saneo y entiba. También se da noticia de la decisión de llevar las labores metalúrgicas de afino a la casa de la Encomienda de dicha villa, deshaciendo el resto de las fuslinas, para su mejor control. Asimismo, se trajeron fundidores expertos. Por otro lado, en la respuesta, la Corona solicita a Zárate se indemnice con 500 ducados a Martín Delgado: “que halló la primera mina rica” (González, 1831, I: 75). A Gonzalo Delgado, repuesto en la propiedad, también se le dio algo por el descubrimiento de su mina y se le admitió la renuncia a la mitad de las rentas procedentes de explotaciones futuras, y consiguiente cesión a favor del rey Carlos I. Se determina que no se pueden conculcar derechos a los descubridores, pero también se admiten las pretensiones de Ceder sobre la parte de la Corona. A ésta solo le quedaría el beneficio vía impuestos y el control de todo el proceso, incluidos los ingresos y gastos (González, 1831, I). De todas formas, durante algún tiempo, las pretensiones de descubridores, arrendadores y dueños de mercedes (mercedarios) chocaron entre ellas y también con los intereses de la Corona. Las Ordenanzas de Minas de Felipe II, de 1559 y posteriores, vinieron a poner orden en estos asuntos. Con estas leyes todas las minas se reincorporaban al Estado, “aunque con justa compensación” (Molina, 2000: 1017)
En 1556 vemos ya la presencia de los denominados mineros alemanes (la mayoría eran flamencos, también había franceses, suizos, etc.), pero no trajeron grandes novedades tecnológicas. El laboreo se caracterizaba por la extracción y desagüe mediante zacas (odres), con la ayuda de tornos manuales, preparación de la mena con rodillos, selección mineral por tamaños mediante cribado (harneros) y lavado con cajones alemanes, así como recolección posterior del mineral enriquecido (estrío), el cual se guardaba con varias llaves en casa próxima (una llave la tenía el descubridor, otra una persona de confianza de Juan Ceder y otra Zárate), por último, fundición a pie de mina y afino en el pueblo. De la aleación Pb-Ag, obtenida en los hornos, se sacaba la plata mediante copelas de cendra (copela con cenizas de
hueso), también llamadas fuslinas. Aunque la pretensión, por entonces, era hacer todas las operaciones “insitu”, salvo la amonedación que se realizaba en Sevilla.
Narran Mafia y Rúa de Figueroa (1871, II: 463-464) que Francisco de Mendoza y Vargas (1523-1563) era hijo de Antonio de Mendoza, que fue Virrey de Nueva España y después del Perú, país al que Francisco pasó en 1551 y donde recibió el encargo de que “tomase entera y verdadera relación del cerro de Potosí” (documento hoy extraviado). Esta experiencia y otras adquiridas en México le valieron para que el Rey le comisionase, por Cédula de 25 de abril de 1556, como Visitador de las Minas de Guadalcanal. Mendoza, de acuerdo a sus conocimientos, propone un cambio en el método de beneficio, sobre todo que se realicen ensayos para ver la riqueza del mineral antes de tratarlo, también fundir sin lavar, ya que en los relaves se iba un porcentaje alto de metal, y modificaciones en la metalurgia, abogando por técnicas autóctonas frente a las alemanas. Trae fundidores de Sevilla, y más adelante de otros lugares, para que refuercen sus ideas por escrito. El Rey, pensamos que, asesorado por Zárate, contesta a Mendoza, el 29 de julio, señalando que el ahorro de fundir sin lavar no era tanto ya que habría más gastos en fundentes, caso de la almártaga (litargirio) (González, 1831, I: 218). Zárate, debido a las discrepancias con Mendoza, pero también por la enfermedad que le sacudía desde primeros de agosto 1556, fue sustituido por Diego López. El cual, primero administró las minas de forma interina, pero ya fue su titular desde el 24 de enero de 1557, hasta que en julio fue reemplazado por Mendoza. En 1570 Zárate retornó a las minas como Visitador, donde permaneció hasta mediados de 1571.
Mendoza, gracias a sus propuestas, debió lograr mejoras económicas, sobre todo al fundir y afinar al estilo de la Nueva España, versus lo propuesto por los mineros alemanes. Zárate tenía una fe ciega en ellos (al menos al principio, luego vio que muchos hurtaban metal), pero estos cobraban tres veces más que un operario español, lo que generaría un cierto malestar. Por oto lado, Diego López, tampoco fue capaz de poner en orden la situación de las minas y tuvo muchos enfrentamientos personales. Todas estas circunstancias hicieron que fuera sustituido por Mendoza: “En 29 de julio de 1557, y para poner coto a los abusos y discordias que reinaban en Guadalcanal (…) se le expidió el título de su administrador y director”. Cargos en los que continuó hasta octubre de 1562 (Mafia y Rúa de Figueroa, 1871, II: 464). Mendoza era Administrador General de las Minas del Reino y particular de Guadalcanal, eso demuestra la importancia de esta mina. Poco después del nombramiento, el Rey dio para estas labores unas Ordenanzas (de 30 de octubre de 1557) e incluso se nombró un juez privativo de las mismas.
A partir de 1560, hubo problemas de desagüe, por alcanzar las minas mayores profundidades, lo que repercutió en el laboreo. También se agotó el criadero por su zona Sur, al llegar a una falla (‘salto de la vena’) que lo limitaba. Con las mermas productivas vino la reducción de costos, despidos, rebajas salariales, así como la contratación de esclavos como mano de obra barata, etc. (ENADIMSA, 1980). En enero de 1570 se pedía a los oficiales “informar si convendría abandonar las minas de Guadalcanal, visto que no se hallaban venas ricas” (González, 1831, II: 277), pero en junio de ese mismo año se encontró, en Pozo Rico, una nueva zona mineralizada más profunda (a 130m), pero las complicaciones en el desagüe y de nuevo la escasez de metales hicieron
que la mina se cerrase definitivamente en 1576 (ENADIMSA, 1980)
La producción obtenida entre 1555 y 1576 fue de 3.200.000 onzas de plata (Goetz Phillipi, 1919) (Tabla 1). El precio actual de la plata es 16,39 euros/onza troy (Cotización Bolsa de Metales de Londres a 28-IV-2015, considerando que 0,91446 onzas troy =1 onza) luego el valor, a precios actuales, sería de más de 47,96 millones de dólares (unos 43,94 millones de euros), aunque en aquella época suponía muchísimo más. Poco después, los precios del metal fueron bajando de forma continuada, según se iban incrementando las producciones con motivo de la progresiva implantación de la amalgamación en las minas americanas.
Tabla 1. Producción de plata en los primeros tiempos de Guadalcanal (Goetz Phillipi, 1919). En 1555, las cifras que estima Zárate, para justificar el embargo de las minas, son más de 30.000 ducados, esto es 180.000 marcos o 1.440.000 onzas, que con probabilidad son exageradas.
El embargo o control estatal de la mina ayudó a que la Corona tuviese liquidez para poder sufragar las guerras de Europa y Norte de África, entre otros.

Algunos datos técnicos de la mina de Guadalcanal. -
Según el inventario de octubre de1556, conocemos la magnitud de las instalaciones de lámina que recibiría Diego López. En ella había 13 pozos activos, 4 hornos de fundición, 5 buitrones (son otro tipo de hornos, usados para el afino) y 5 fuslinas (o copelas). Como anécdota, también se mencionan siete bombas de madera, lo que supone una cierta tecnificación (González, 1831, I).
En 1561, Mendoza contrata al pintor y dorador granadino Juan de Orihuela (†1579) para que hiciese un cuadro de las labores extractivas: “el lienzo se colgó en la iglesia de las minas para que los oficiales y operarios tuviesen à la vista, y se gobernasen por aquel dibujo” (González, 1831, II: 81). Estamos en los antecedentes de la cartografía minera española, lástima del extravío de este óleo para ver la magnitud de la obra subterránea y de superficie, que fue realizada en aquella época.
Otro tema importante es el de la seguridad, en Cédula de S.M. Felipe II de 23 de octubre de 1570, se aprecia una preocupación de la disminución de los trabajos extractivos, pero también se indica que no debe bajarse la guardia en la prevención de riesgos laborales: “que anden é trabajen con seguridad en lo hondo de dichas minas los plomeros é oficiales y personas que debe haber, y para desaguar las dichas minas” y que las labores mineras: “vayan fijas y ademadas (entibadas) para que no haya hundimiento” (González, 1831, II: 283-284).
Al momento del cierre, en 1576, había 4 hornos de fundición con sus dependencias y fuelles, 8 buitrones con sus dependencias y fuelles, la casa de la molienda con sus dos ingenios, así como iglesia y varias casas e instalaciones anexas, caso de viviendas y almacenes, instalaciones de beneficio por azogue, fuslinas, horno de pan y corrales, entre otros. Mencionar a parte la casa del ingenio de bombeo, al igual que las casillas que había sobre algunos pozos: Adán, La Red, Traviesa, Quinto, Cuarto, Segundo, Rico, Puerta, Armadilla, así como la existente junto al Pozo Quinto (González, 1831, I: 482-483)

ETSI Minas y Energía, Ríos Rosas 21, 28003 Madrid

lunes, 2 de marzo de 2020

El arte de los muros de piedra seca


La construcción en piedra seca 
Patrimonio de la Humanidad


En los años 90 del siglo pasado dimos comienzo a nuestros trabajos sobre arquitectura vernácula en Sierra Morena, los cuales fueron plasmados en diversas publicaciones, aunque una gran parte de ella sigue estando inédita. Uno de esos artículos trataba sobre las construcciones en piedra seca diseminadas por todo el término de Guadalcanal: las Torrucas. Estas edificaciones son de planta circular, realizados con muros de mampostería sin argamasa y cubiertos por una falsa cúpula mediante aproximación de hiladas. 

Pese al interés académico que despertó dicho trabajo y aunque hoy en día sigue siendo todo un referente en relación al estudio de este tipo de arquitecturas, poco o nada se ha hecho en Guadalcanal para inventariarlas o conservarlas. Son múltiples las razones que han provocado este desinterés por parte de las autoridades y habitantes de este nuestro pueblo, aunque yo tan solo destacaría una: la escasa o nula valoración que este tipo de patrimonio tiene para los guadalcanalenses. 
Efectivamente, nadie le da importancia al derrumbe o desaparición de una “torruca”, es algo considerado sin valor y por lo tanto prescindible. Nadie repara en que esas construcciones son un testigo fiel de nuestro pasado, relacionadas con la cultura del trabajo campesino, con la economía de la vid y el olivar, con la ganadería, con la arriería, con el tránsito de caminos, andaluza singular: “Las Torrucas”, publicada en Demófilo, Revista de cultura Tradicional de Andalucía, núm. 21; 1997; págs. 207 a 226; y vuelto a publicar en Piedra con Raíces: 1ª Monografía de estudios de A.R.T.E. (Coord. José Luis Martín Galindo), en el 2003, págs. 273 a 297. 
La arquitectura vernácula diseminada en Constantina (Sevilla): Economía, prestigio social y representaciones ideológicas; ed. Producciones Culturales del Sur S.L. Sevilla. 1998. 
“Procesos de desacralización de espacios religiosos: de ermitas y conventos a cortijadas en Sierra Morena”, en Demófilo, Revista de cultura Tradicional de Andalucía, núm. 31; 1999; págs. 41 a 58con la guarda y custodia de los campos, con el refugio ante la intemperie, con las formas de vida de nuestros abuelos… algo que nos identifica y que nos muestra la senda que recorrimos, algo que nos define como pueblo y que fundamenta nuestra idiosincrasia. 
Quizás la culpa de todo lo tiene que nos hayan enseñado desde pequeñitos lo que se debe poner en valor y ha de conservar: los palacios, las iglesias, los conventos, las grandes haciendas.., aquellas residencias del prestigio y el relumbrón, sede de reyes y ricos hombres, ejemplos de la arquitectura del poder y el dinero; menospreciando aquellas otras construcciones de carácter tradicional que son ejemplo de formas de vida sencillas, del trabajo, reflejo de las clases populares y que seguramente representan a la mayor parte de nuestra sociedad. 
Sin embargo, esa desidia y abandono de la arquitectura vernácula por parte de sus propietarios y herederos tienen una componente “psicológica” que también es difícil de erradicar. En esta división arquetípica en la que está representada la desigualdad social a través del hecho arquitectónico entre nobles y campesinos, entre ricos y pobres; existe una valoración negativa de aquellos elementos que simbolizan el sufrimiento de antaño, el trabajo semi-esclavo, la pobreza del jornalero, el sudor del agricultor, el riesgo del minero, la dureza del pastor, la ausencia del arriero, el esfuerzo del paredero… 
Hemos avanzado mucho como sociedad en estos últimos 40 años, alcanzado unos estándares de bienestar social impensables a principios del siglo XX, donde los trabajadores y las clases populares han adoptado formas y actitudes que antaño correspondían tan solo a las clases privilegiadas. Es natural que esa misma sociedad le de valor, o, mejor dicho, valore negativamente, aquellas construcciones que simbolizan esa etapa de pobreza y marginación a la que se vieron abocadas tantas familias. 
Colectivo de investigadores de Sierra Mágina (CISMA): “Art of dry stone walling, knowledge and techniques” https://ich.unesco.org/en/RL/art-of-dry-stone- Croacia , Chipre , Francia , Grecia , Italia , Eslovenia , España y Suiza. 
Sin embargo, habría que explicar bien que el abandono de esas arquitecturas no cambia en nada los hechos históricos acaecidos, o lo que es más que probable, que su destrucción si puede conducir al olvido de las circunstancias que vivieron nuestros antepasados; siendo muy importante entender que esas construcciones no tienen su origen en esa época de consideración peyorativa para los que la vivieron o sufrieron, sino que proceden de un tiempo lejano, de antiguas culturas, donde los conocimientos y las técnicas que la hicieron posible se han ido transmitiendo de generación en generación y que han pervivido hasta la actualidad; por lo que cada vez que cae un muro de piedra seca, se destruye una torruca o se rompe una era, estamos arrancando una página de nuestra propia historia difícil de recuperar. 
Esta problemática no es exclusiva de nuestra tierra, sino que está bastante generalizada en toda España (y fuera de ella), y a día de hoy no podemos saber a ciencia cierta si es reversible o aún estamos a tiempo de parar sus efectos. 
Es en este contexto que varias instituciones civiles y académicas europeas decidieron iniciar el proceso de proteger este patrimonio, un trabajo largo y arduo que ha tenido su recompensa a finales del año 2018 como se ha puesto de manifiesto en el Simposio internacional de construcción en Piedra Seca (31-mayo a 1 de junio de 2019) celebrado en Jaén y promovido por una de estas asociaciones civiles. 
En efecto, la UNESCO ha declarado como patrimonio inmaterial de la humanidad “El arte de los muros de piedra seca, conocimientos y técnicas”, en una candidatura conjunta de 8 países, entre los que se encuentra España, y que han quedado inscritos en dicha lista para la protección y salvaguarda de dicho patrimonio. 
Por tanto, estamos ante un momento crucial, una oportunidad que Guadalcanal no debe perder, por lo que pueda significar a futuro la conservación, protección y difusión de este patrimonio; máxime si tenemos en cuenta la cantidad de construcciones en piedra seca que se localizan en nuestro municipio y por haber sido los primeros en dar a conocer la existencia citados, de estas técnicas constructivas en la Sierra Morena sevillana a través de los artículos ya efecto, nuestros campos están repletos de muros de piedra seca que dividen fincas, marcan lindes, separan cultivos, aterrazan las pendientes, delimitan caminos…, han servido para construir viviendas, chozas, torrucas, corrales, eras, minas, diques… y lo que es más importante, tenemos la tradición de los paraderos, de aquellos que conocían las técnicas y las formas de construir en piedra seca, en la voz popular de “obra de portugueses”, aunque habrá que preguntarse si aún queda alguno de estos “constructores vernáculos” y no es demasiado tarde para recoger su conocimiento y transmitirlo a las nuevas generaciones. 
No obstante, superar este hándicap no solucionaría la problemática de fondo que envuelve a nuestro patrimonio más desprotegido, porque o ponemos en valor este tipo de construcciones o no valdrá de nada ni el esfuerzo realizado ni el que las técnicas y conocimientos que lo hicieron posible hayan sido considerados patrimonio de la Humanidad. 
Creo que nuestros conciudadanos deberían saber por qué la UNESCO ha considerado que el arte de construir en piedra seca debe ser protegido y qué ventajas tiene con respecto a otro tipo de materiales, para que los guadalcanalenses puedan tomar conciencia de su valor. 
En este sentido dice que “el arte de los muros de piedra seca” refiere al conocimiento relacionado con la fabricación de dichos muros apilando piedras unas sobre otras, sin utilizar ningún otro material o argamasa, a excepción de la tierra seca proveniente del suelo. La estabilidad de la estructura creada va a depender de la cuidadosa selección y colocación de las Opus cit, nota 1 piedras, por lo que es imprescindible el conocimiento y la transmisión de dichas técnicas de unas generaciones a otras. 
Estas construcciones van a modelar un paisaje, van a crear unas imágenes que conforman nuestro entorno-mundo, aquello que denominamos nuestro terruño. Esa arquitectura vernácula que utiliza técnicas tradicionales de construcción, y que podemos verla tanto en edificaciones de la antigüedad como en las obras más modernas y vanguardistas tiene significativas ventajas con respecto a otros materiales y tipos de construcción. 
Habría que subrayar el alto valor ecológico y medioambiental de estas construcciones, dado que los materiales que usa son del entorno natural en el que se encuentran; se integra perfectamente en el paisaje puesto que son parte de él, no son barreras infranqueables para la fauna y la flora que incluso sirven de refugio para numerosas especies; no produce residuos de ningún tipo y cuando un muro se cae o una torruca se derrumba, los materiales pueden ser reutilizados al cien por cien. No podemos decir lo mismo de un muro de hormigón o cementado, o de una cerca metálica, cuya caída o abandono genera una gran cantidad de residuos y elementos extraños al propio lugar donde se encuentran, cuestión muy importante al situarnos en pleno parque natural. 
Así mismo, las edificaciones en piedra seca crean un microclima muy agradable en su interior que protegen del calor en verano y del frio en invierno. 
Otra de las características esenciales de la fábrica en piedra seca radica en su eficiencia, muy por encima de otros sistemas materiales de construcción, jugando un papel vital en la prevención de deslizamientos, inundaciones y avalanchas, y en la lucha contra la erosión y la desertificación de la tierra, mejorando la biodiversidad creando condiciones micro climáticas adecuadas para la agricultura y la ganadería. 
Si comparamos un muro de hormigón de los que tan a menudo nos encontramos en la carretera con un bastimento de piedra seca podría parecernos que ese rectilíneo muro da más fiabilidad y confianza que esa pared serpenteante y deformada de guijarros que dibujan los aterrazamientos del terreno. Sin embargo, la utilidad de los muros de piedra seca no es solo estético o medioambiental (que también) sino que responde a una necesidad técnica, ampliamente contrastada a lo largo de la historia por todos los pueblos que la usaron. 
En este sentido cuando se produce un corrimiento de tierras, una avalancha o una inundación debido a unas lluvias torrenciales, ese muro cementado y rectilíneo le es muy difícil aguantar la presión y suelen romperse. Todos hemos visto imágenes de paredes y puentes hundidos o carreteras socavadas por aguas torrenciales. Sin embargo, esos muros de piedra seca tienen movilidad, se encajan en el terreno, y si éste se mueve, el muro de piedra seca también se mueve con él; y si se parte o abre una vía en él, no arrastrará a todo el muro sino una porción ínfima que podrá ser repuesto rápidamente con solo colocar las piedras de nuevo en su lugar. 
Por otro lado, ante una lluvias torrenciales, el muro de hormigón funciona como un dique rígido, mientras que nuestro maleable muro de piedra seca tiene una ventaja infinita sobre el anterior: puede evacuar el agua por todos lados ya que la piedra no está sellada sino que presenta numerosas oquedades que sirven de aliviaderos por donde puede discurrir el agua torrencial sin que se rompa el muro, manteniendo el terreno libre de erosión al dejar pasar el agua pero no la tierra que permanecerá en sus bancales. 
Estas y otras muchas cuestiones hacen necesaria la conservación de este tipo de construcciones, y naturalmente sus técnicas constructivas y los conocimientos acerca de ellas, por lo que hemos creado un grupo estudio de la piedra seca en Guadalcanal para poder llevar a cabo un proyecto de inventario en el que conozcamos el estado de conservación en el que se encuentra este patrimonio e intentar ponerlo en valor. 
Con los resultados obtenidos, realizaremos una publicación anual, de contenido específico, que incluya los avances sobre este estudio, para lo cual hemos contactado con diversos patrocinadores de Guadalcanal que han decidido unirse a este proyecto y que esperemos sea una realidad el próximo año 2020. 
Aunque sabemos que el apoyo institucional es imprescindible para llevar a cabo este proyecto, al igual que poder contar con recursos materiales suficientes que lo hagan posible, en realidad lo fundamental es que los guadalcanalenses lleguen a valorar positivamente sus construcciones en piedra seca y quieran mantener los conocimientos y técnicas que la hicieron posible.
Alberto Bernabé Salgueiro 
Doctor en antropología

lunes, 24 de febrero de 2020

Historia de las Minas de Plata de Guadalcanal 1/8



Pozo Rico, una mina con leyenda  


Resumen. -
La mina de plata de Guadalcanal (Sevilla) es una de las principales minas históricas españolas. Su riqueza hizo pensar que este yacimiento era el Potosí español, por eso, en 1555, el Estado se hizo cargo del mismo. Por ella pasaron importantes personajes, tales como Francisco Mendoza, Antonio Boteller, Juanelo Turriano, Jerónimo de Ayanz, los Fúcares, Lieberto Wolters, María Teresa Herbert, Thomas Sutton, Louis Le Camus, Guillermo Bowles, Cristóbal Störr, Juan Martín Hoppensak, Zacarías Helms, Fausto Elhuyar, Francisco de la Garza, el Marqués de la Remisa, Duncan Saw, etc. Este trabajo es una síntesis histórica de las minas. En ella podemos ver las innovaciones y la evolución de las técnicas productivas.

Algunos datos históricos. -

Introducción. -
La mina de Pozo Rico se sitúa al E-NE de Guadalcanal, en la zona del Arroyo Molinillo, cerca del término municipal de Azuaga (Badajoz) (2º 05’ 30’’ y 38º 06’ 20”).
Estas labores tuvieron una gran importancia histórica, en relación con la extracción de plata, sobre todo durante la segunda mitad del siglo XVI. En aquellos años, el metal se obtuvo a profundidades inferiores a los 56m (67 varas) (Goetz Phillipi, 1919), aunque después se ampliaron notablemente las labores. En la zona hay vestigios mineros muy antiguos, pero la documentación escrita disponible (muy abundante) aparece sobre todo a partir de 1555, a raíz del redescubrimiento del criadero.
Pozo Rico suena muy parecido a Cerro Rico, nombre dado a las minas de Potosí (Bolivia), descubiertas en 1545; a mediados del siglo XVI, y hasta principios del XVII, fue una de los principales productores de plata del Mundo. Las minas de Guadalcanal se convierten en la pretensión o esperanza de ser el Potosí español.
Se trata de una mineralización asociada a filones hidrotermales Pb-Zn-Cu-Ag de la Zona de Ossa Morena (en el flanco Sur del Macizo Hercínico). Estos filones, N 60-70º E, rellenan estructuras distensivas variscas. La mineralización encaja en rocas del Cámbrico Inferior (Serie Malcocinado). Según García Cortés et al. (2011):
La paragénesis es compleja: como minerales principales, galena argentífera, esfalerita, cuarzo, platas rojas (pirargirita), tetraedrita y ganga de carbonatos (calcita); como accesorios pirita, calcopirita y sulfosales complejas de Pb-Ag-Cu”, existiendo también, entre las gangas, la barita. La minería anterior al siglo XVIII se realizaba, como era típico en la época, completamente dentro del cuerpo mineralizado, así las galerías seguían al filón y se realizaban anchurones en las bonanzas.
Al estar la mina y sus instalaciones en una finca privada cercada, se han preservado en parte de su destrucción y todavía se aprecian algunos restos de edificios y estructuras antiguas. Varios de los pozos, caso de San Antonio, han sido cegados. Frente al pozo principal se está produciendo un importante y peligroso proceso de subsidencia, que en un futuro no muy lejano tal vez impida el acceso a estas minas.
En el municipio de Guadalcanal hay otra mina de plata interesante, llamada Potosí. A las dos minas de plata mencionadas, se han sumado otras más modernas de plomo, carbón y otras sustancias. Nosotros centraremos el estudio en la mina de Pozo Rico y colindantes.
Este estudio se enmarca dentro del proyecto Patrimonio Histórico Minero de Andalucía (P06-HUM-02159), en el marco del programa Proyectos de excelencia en equipos de investigación, de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía, dirigido por Víctor Hurtado, que junto Mark Hunt, tuvimos la ocasión de realizar trabajos de campo en este lugar.

Labores antiguas. -
En el plano que realiza Goetz Phillipi (1919) de las concesiones mineras existentes en torno a Pozo Rico, representa la posición de una villa romana. Cerca de este lugar hemos comprobado que existen unas explotaciones mineras antiguas, tipo rafas. Claude Domergue (1979) también identifica labores romanas, pero en la zona de Mina Potosí, que es otra mina del municipio.
La prospección arqueológica llevada a cabo en la otra mina mencionada, Potosí, por Hunt (2000) y Hunt et al (2010), han puesto en evidencia la existencia en la zona de una fase de explotación en el Calcolítico final, así como otras de época Ibérica y Romana imperial, junto con otras más modernas.
Manuel Colmeiro (1863, I: 246), aludiendo sin citarlos a cronistas de la época islámica, dice que: “La plata existía en abundancia en las inmediaciones de Murcia, Alhama y Gudalcanal”. Se conjugan datos para pensar en una continuada actividad extractiva minera a lo largo de la historia, pese a posibles pausas.

Redescubrimiento de la mina de Pozo Rico. -


Señala Tomás González (1831, I: I) que las célebres minas de Guadalcanal se descubrieron en verano del año de 1555 y “se labraron por cuenta de la Real Hacienda hasta finales del de 1576”. Tomás González hizo una recopilación de los documentos existentes relativos a estas labores, pretendiendo dar: “noticia exacta de las famosas minas de Guadalcanal, que hasta ahora se reputan por ser las más productivas de cuantas se han cultivado, no sólo en España, sino en la misma América” (Tomás González, 1831, I: IV)
Dos vecinos de la villa, uno llamado Martín Delgado y poco después un familiar de este, llamado Gonzalo Delgado, redescubren y registran las minas, pero como señala Sánchez Gómez (1989: 334) en base a documentos del archivo de Simancas: estos tenían una absoluta
falta de condiciones económicas, que “junto a su nula experiencia empresarial, lleva a ambos a establecer conciertos (cesión de derechos mineros) con otras personas para emprender el laboreo de una mina que ya desde el principio prometía riqueza”. Martín Delgado era un indiano, un personaje que había “hecho las Américas”, que conocía la importancia de la minería del Nuevo Mundo, y por ello se había dedicado a prospectar su territorio, sin embargo, parece ser que Gonzalo era de escasa formación y luces.
No sólo había mineral en los filones aflorantes, sino también “rastro de mina antigua, aunque de la solo se ven los pocos y minas”. Parece ser que antes habían estado por allí unos alemanes que: “quisieron ver lo que había en ella y la empezaron a limpiar y hallaron unas minetas grandes cegadas… que dieron bien a entender su antigüedad” (Sánchez Gómez, 1989: 332-385)
El 11 de octubre de 1555, el Gobernador de la provincia, Gastón de Peralta, Marqués de Falces (1510-1587), recibe Cédula de su Majestad, donde se señala: “soy informado que en esa provincia en término de la villa de Guadalcanal y otras partes cerca de ella se han descubierto ciertas minas de plata (...) diz que hay una (…) parece ser que muy rica; é que sobre ella hay y ha habidoalgunos pleitos” y pide información (González, 1831, I: 33). Son muchos los que, en corto periodo de tiempo, pretenden derechos sobre las minas y se suceden los recursos. Entre ellos están Diego de Vargas Carvajal, heredero del doctor Lorenzo Galíndez de Carvajal (1472-1528), que había recibido merced, en 1513, sobre las minas del obispado de Badajoz y Juan Ceder (castellanización de Hans Scheler), en base a un contrato de 1553 y con derechos sobre las minas del obispado de Córdoba y otros lugares (contrato con duración de diez años, texto que recoge íntegramente en su obra Tomás González, 1831, I). Juan Ceder era un bávaro que había pasado a Almagro al servicio de los Fugger (Fúcares), llegando a administrar las minas de Almadén.
El 17 de octubre se ordena a Juan de Palencia y Pedro de Valencia que hiciesen detener las operaciones extractivas mineras y para ello se pusiera vigilancia, pero que los operarios de las minas (naturales de otras zonas, como Hornachos, Fuenteovejuna y Azuaga, así como los propios de Guadalcanal), caso de moledores, lavadores, fundidores y folladores (los que accionaban los fuelles), afinadores, etc., aprovechen el mineral ya extraído, y que el metal obtenido se registre, selle y quinte. De la relación de oficios se deduce que al principio la plata se obtenía por fundición.
En el mismo mes de octubre el Rey envía a Agustín de Zárate (1514-1560), contador de la Casa Real y que había residido en las Indias, para que pasara por Guadalcanal y averiguase la cantidad de metal que se había sacado de las minas y que las pusiese en cobro.
También se decía se admitiese a Juan Ceder para la explotación de las minas y se estableciesen tres libros de contaduría (1.-Gastos de extracción, 2.-Costes de lo que se extrajese, fundiese o afinase. 3.-Gastos del proceso de beneficio), así como se nombrase a administradores regios, para que llevasen cuentas, custodiasen los metales bajo llave y así no hubiese pérdidas ni fraudes.
También se debía garantizar el combustible para la fundición y madera para el sostenimiento de los pozos. De esta forma, Agustín de Zárate llega a Guadalcanal el 6 de noviembre de 1555, señalando que se habían sacado de la mina principal (la de Martín Delgado): “más de treynta mil ducados”, ganancia enorme para tan corto periodo de tiempo, y que de ellas “saldrá tanta riqueza quanta jamás se ha visto ni oído en estos reinos”. La otra mina (la de Gonzalo Delgado, que ya había perdido la propiedad sobre ella) era menos rica.
También informa de la existencia de fuslinas (instalaciones metalúrgicas) en casas particulares, lo que favorecía los extravíos.
Y comenta, asimismo, la detención en Sevilla, por orden suya, de Martín Delgado, que había salido de viaje con un importante cargamento de plata, al enterarse de la inminente llegada de Zárate (González, 1831, I). Con la llegada de este enviado regio, podemos decir que la mina queda embargada.
  
ETSI Minas y Energía, Ríos Rosas 21, 28003 Madrid

lunes, 17 de febrero de 2020

Ciudadanos de tercera


¡Buen progreso!

Cuando el Ministerio de Hacienda no hace ninguna discriminación entre las distintas regiones del país a la hora de recaudar los necesarios impuestos para al funcionamiento de los distintos ministerios, lo vemos totalmente normal.
Aceptamos como normales las campañas en prensa, radio y televisión en las que nos indican fechas y formas de presentar las declaraciones sobre la renta patrimonio, etc., que nos afectan prácticamente a todos. Igualmente aceptamos los  impuestos indirectos, que nos gravan todos los artículos de nuestra vida la. desde el superlativo de la gasolina, hasta el último que grava las medicinas. Y los aceptamos porque sabemos que son necesarios para cubrir los presupuestos generales del Estado, y que por lo tanto, ese dinero que todos pagamos revierte en beneficios para todos, en forma de carreteras, hospitales, viviendas,  subvencionadas, servicios, etc.
Sin embargo, esos Ministerios, parece que no son tan ecuánimes a la hora de distribuir dichos presupuestos.
Me aclaro. A la hora de recaudar, todos los ciudadanos somos de la misma categoría para el gobierno, pero en el momento de dicha distribución, la cosa cambia. Nuestra Sierra Norte es una zona deprimida en una región deprimida, y eso se ve claramente. Es posible que la recaudación de impuestos en nuestra zona no sea suficiente como para autofinanciamos en la creación de una infraestructuras  que tanto necesitamos, pero no por ello se nos debe de tratar como ciudadanos de tercera.
O, acaso, ¿no nos trata como ciudadanos de tercera el Ministerio de Obras Públicas, cuando nuestros accesos por carretera son de lo peorcito de España? sin ninguna seguridad, con infinidad de curvas, piso en mal estado, que no soporta el peso de camiones normales, a las que se da la solución ponerles unas placas de limitación de peso totalmente ridículo para la época que vivimos,, y sobre lo que nos comentan que si no puede entrar un camión con diez toneladas, que entren dos de cinco...  ¡Buen progreso!
¿Y la Renfe? Con material en su mayor parte desechado de otras regiones con promedios de velocidad de 40 a 50 kilómetros hora, y con un tren bastante aceptable, como el “Ruta de la Plata”... que no para en nuestra estación.
Y la Sanidad, con un solo médico y un A.T.S., y ninguna matrona para censo de unas 4.000 personas.
Con la enseñanza, teniendo nuestra juventud que marcharse fuera para hacer el B,U,P…, por la falta de un Instituto.   
Lo mismo nos pasa con el Ministerio de la Vivienda, con la carencia de viviendas subvencionadas al alcance de nuestro nivel de vida, ya que a pesar retroceso en nuestro censo, hay parejas esperando años para poder casarse por falta de las mismas, y familias viviendo en casas que no reúnen las condiciones que hoy consideramos mínimas.
Y, para no alargarme demasiado hasta TVE, que a cambio de cederle gratuitamente los terrenos donde se halla instalada la emisora, nos tiene sin segundo canal, a pesar de la promesa reiterada en varias ocasiones (hasta en la propaganda electoral de un partido en las pasadas municipales)  de que instalaría un equipo para poder sintonizar el UHP en nuestro pueblo.
Mas, seamos sensatos; no podemos pretender, por más que lo deseemos de la noche a la mañana, tener autopistas gratuitas, trenes rápidos y cómodos, muchas viviendas gratuitas y un hospital con una cama por cada 200 personas, porque tenemos que ser consecuentes con la actual realidad económica del país, pero si tenemos que pedir LO MISMO que tengan los demás, porque es y debe ser la hora de la solidaridad. Solidaridad de otras zonas más privilegiadas, nosotros hemos contribuido a que lo sean, con nuestra mano de obra barata, creándoles esa infraestructura que a nosotros nos falta, dejando nuestros pueblos vacíos para aportarles vigor y riqueza.
Pero no queremos solidaridad rogada, sino debida, y no pedida cumplida por los distintos Ministerios que deben obligarse a que las categorías ciudadanas desaparezcan en el país, como, gracias a Dios, han desaparecido prácticamente en nuestra pequeña comunidad.
Pidamos desde estas páginas de la Revista de Feria a nuestras autoridades Municipales,  Comarcales  y Provinciales,  como  representantes del pueblo elegidos por el pueblo, que no cejen en el empeño de conseguir, que lo que deseamos se convierta pronto en realidad.

Han pasado cuarenta años desde que se escribió este artículo, ¿como estamos?, casi igual 

UN GUADALCANALENSE
Revista de feria 1980

lunes, 10 de febrero de 2020

La arquitectura de la orden de Santiago en Guadalcanal 6/6


Nuestro patrimonio monumental 6 
Cristo del Humilladero
El convento del Espíritu Santo fue fundado y dotado por Alonso González de la Pava, un vecino enriquecido en Indias, en 1635, en el sitio que previamente ocupaba una denominada capilla del “Santispiritu", que tenía un hospital anejo (127). La iglesia del Espíritu Santo está unida al convento de las hermanas de la Doctrina Cristiana (quienes lo han ocupado en los últimos cien años). Es de planta de cruz latina, y está cubierta con bóvedas de cañón con lunetos y media naranja en el crucero, El templo y el convento fueron saqueados en 1936 (128), y hoy parte del segundo, que sigue siendo propiedad del arzobispado, se utiliza como guardería. Está prevista la realización de un proyecto de reforma y ampliación para ade­cuarlo a albergue infantil (129).
El convento de la Concepción fue funda­do por Álvaro de Castilla y Ramos, otro ve­cino enriquecido en Indias, por testamento otorgado en 1614 (130), con la condición de que las religiosas debían asistir a cuatro enfermos acogidos en un hospital anejo, entonces re­cién construido (131). El Catastro de Ensenada lo señala como de religiosas franciscanas. (132).
Su iglesia es de una nave cubierta con bóveda de catión con luneros y media naranja en el presbiterio; y cuenta con dos portadas, una a los pies y otra lateral, ambas del primer tercio del siglo XVÍI (133). Fue saqueada en 1936 (134), y hoy es de propiedad privada. Actualmente está abandonada y en ruinas, presentando importantes pérdidas en su cubierta (135).
Por último, el Convento de Santa Clara fue fundado en 1591 por Jeró­nimo González Alanís, otro vecino que había hecho fortuna en América, por testamento otorgado en 1582 (136). Sabemos que está en ruinas desde 1955 quedando restos de patios y claustros (137).
En 1494 los visitadores también hallaron en el término de la villa una casa de devoción, denominada la celda, que fue hecha por un fraile de la tercera regla para dos religiosos. Tenía buenos aposentamientos de cámaras, una capilla pequeña y una buena huerta (138). No se ha localizado ninguna noticia de la misma.
Finalmente, Guadalcanal también fue singular por el gran número de hospitales existentes en la villa (139). Ya se han mencionado dos: el del "Santispiritu", cuyo lugar ocupó el convento del Espíritu Santo a partir de 1635 y que debió de clausurarse en el siglo XVI (140); y el de la Concepción, vinculado al convento homónimo y fundado en 1614.
Sin embargo, desde 1494 hay noticias de cuatro hospitales más (141): los de Santiago, Nuestra Señora, San Bartolomé y la Caridad. El de Santiago se situaba junto a la iglesia de San Sebastián y estaba hecho "en forma de patio", con sus arcos de cal y ladrillo. Contaba con tres camas, dos abajo y otra "sobre la entrada", y lo sostenían tres cofradías: la de Santa María, la de Santiago y la de San Bartolomé. El de Nuestra Señora (que creemos es el después llamado de los Milagros) contaba con buenas cámaras y seis camas en ellas, y dependía de las mismas cofradías. El de San Bartolomé tenía cuatro o cinco camas en cámaras bajas. Y, por último, el de la Caridad, que era mantenido por una cofradía homónima (142). En 1575 perduraban todos ellos (143), pero sólo los de Santiago y la Caridad se mantuvieron hasta finales del siglo XVIII (144). Ya en el siglo XIX, Madoz sólo da noticias de un hospital llamado de la Santa Caridad y, entre las ermitas situadas en la villa, menciona una denominada de los Milagros, que probablemente fuera la iglesia del hospital homónimo. (145)
De todos ellos, sólo quedan restos del hospital de la Caridad y del de los Milagros. Hernández Díaz, Sancho Corbacho y Collantes de Terán, en 1955, describen la iglesia de la Caridad (debía tratarse de la capilla del hospital) como un edificio en ruinas. Se trataba de un templo de una nave, sin cubiertas, con la capilla mayor con bóveda de crucería, que contaba con un arco triunfal apuntado y tenía, en el lado del evangelio, otro de medio punto con su arquivolta muy decorada. De­lante de dicho arco triunfal, existía otro apuntado con restos de una inscripción pictórica que indicaba DXXVIII (146), En el lugar que ocupaba el hospital, está hoy el consultorio de Guadalcanal; y dentro del mismo, en un patio al que se accede a través de una nave auxiliar, aún perdura la cabecera de la iglesia del hospital de la Caridad, en estado de ruina y con serio peligro de derrumbe.
Finalmente, existe hoy un edificio en Guadalcanal denominado hospital de los Milagros. Maldonado apunta que en la visita de 1575 se menciona un hospital denominado de Ntra. Sra. de los Milagros, ya casi fuera de servicio, del que dice que era un edificio con cierto valor arquitectónico en el que destacaba su espléndida iglesia (147). Flores Guerrero señala que en el Archivo Judicial de Toledo se conserva una licencia concedida en 1576 por Felipe II a la villa de Guadalcanal para que el concejo del lugar pudiese fundar un monasterio de monjas de la orden de Santa Clara en el hospital de Ntra. Sra. de los Milagros, que estaba bien situado en la villa, era grande y contaba con una buena iglesia (148) El convento se fundó pocos años después, pero de nueva planta y en otra ubicación, por lo que el edificio debió de subsistir.
Hoy el hospital, que creemos que podría ser el mismo que el del de Nuestra Señora, aunque muy transformado, es una edificación que se encuentra en buen estado, pues se restauró hace pocos años, que se utiliza parcialmente para actos benéficos y que conserva una interesante portada que ha sido fechada a principios del siglo XVI (149).

Notas.-

 (127) CORDÓN BERNABÉ, Antonio, "Convento del Espíritu...", ob. cit., pp. 35-40; HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DE TERAN. Francisco, Catálogo Arqueológico. cit., t. IV, p. 223; MUÑOZ TORRADO, Antonio, El Santuario... ob. cok., pp. 23-24; RODRÍGUEZ MÁRQUEZ, Rafael, Guadalcanal... ob, cit p. 136; y MIRÓN, Andrés, Historia... oh. cit., pp. 211-213.                                                           
(128)"HERNANDEZ DÍAZ, José y SANCHO CORBACHO, Antonio, “Edificios Religiosos…” ob.cit.,p. 131,
(130) SANCHEZ RIVERO, Esther y CASTILLO ARENAS, José Luis, "Anteproyecto de Reforma y ampliación del convento del Espíritu Santo para su adecuación a uso de hotelero, Guadalcanal", Sevilla, 2005. Esta documentación la conocemos por la Oficina Técnica del Ayuntamiento de Guadalcanal
(131) MUÑOZ TORRADO, Andrés, El Santuario... ob. cit., p. 23.
(132) MIRÓN, Antonio, Historia... ob. cit., pp. 209-211. Álvaro de Castilla fue albacea testamentario de Pedro de Ledesma, residente en las Indias, aunque nacido en Guadalcanal, quien en primera instancia donó cierta cantidad para la construcción de un hospital, cuya edificación fue demorada y sufrió algunos incidentes, aunque finalmente se edificó. Posteriormente, junto al mismo, Álvaro de Castilla fundó un convento de religiosas denominado de la Concepción, con la obligación de éstas de atender a cuatro enfermos del hospital. A la muerte de Álvaro de Castilla, su viuda eximió a las monjas de esta obligación.
(133) Catastro de Ensenada, consultado en http://pares.mcu.es/CatastW; y RUIZ RODRÍGUEZ, José Ignacio, Los Órdenes Militares en la Edad Moderna. col. Cuadernos de Historia, nº 85, Madrid, 2001, p. 36. Este autor apunta que este convento pertenecía a la orden de Santiago.
(134) HERNANDEZ DIAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DE TERAN, Francisco, Catalogo arqueológico... ob. cit,. t. IV, pp. 223-224.
(135)  HERNANDEZ DIAZ, José y SANCHO CORBACHO, Antonio, Edificios Religiosos... ob. cit., p. 131-
(136)  RODRÍGUEZ MÁRQUEZ, Rafael, Guadalcanal... ob. cit., p. 134.
(137) MUÑOZ TORRADO, Antonio, El Santuario... ob. cit., p. 22; MIRÓN, Andrés, Historia... ob. cit., pp. 143-145; y FLORES GUERRERO, Pilar, El arte del priorato... ob. cit., vol. 11, pp. 777-781. Esta autora recoge una visitita de 1604 que indica que estaba recién fundada este monasterio y que fue enseñada la licencia del convento.
(138) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO Antonio y COLLANTES DE TERAN, Francisco, Catálogo arqueológica., ob. cit., t, IV, p. 225.
(139) PEINADO SANTAELLA, Rafael Gerardo, La Orden... ob. cit., apénd. dot, t. 111, pp. 834-835.
(140)  PEINADO SANTAELLA, Rafael Gerardo, "la asistencia...", ob. cit., p. 386. La finalidad esencial de estos edificios era el hospedaje y mantenimiento de los pobres y, en algunos casos, además, el reparto de limosnas o vestidos para los mismos.
(141) MIRÓN, Andrés, Historia... ob. cit.,pp. 132-134. Este autor apunta que don Benito Garzón, clérigo del Espíri­tu Santo, edificaba el hospital en 1511, cuando los visitadores se personaron en el mismo y, a falta de licencia, lo clausu­raron. PEINADO SANTAELLA, Rafael Gerardo, La Orden... ob. cita., apénd. doc, t. IV, pp. 1313-1314. Está recogido que en 1515 los visitadores fueron a una casa en la villa, "a manera de monasterio" bajo la advocación de Santispiritu, que se había hecho sin licencia y fue entregado a los visitadores anteriores. CORDÓN BERNABÉ, Antonio, "Convento del Espíritu Santo", Revista de Guadalcanal (2000), pp. 35-40; y PEINADO SANTAELLA, Rafael Gerardo, "La asis­tencia...” ob. cit., p. 385. El autor señala que el edificio era una casa y hospital, y quedó en un intento que se paralizo.
(142)  PEINADO SANTAELLA, Rafael Gerardo, La Oteen... ob. cit., apénd, doc., t. III, pp. 847-848. Los visitadores apuntan la existencia de cuatro hospitales en esta Fecha, pero sólo recogen 1a visita a tres de ellos.
(143) Ibíd., apénd. doc., t. III, pp. 964-971, y t. IV, pp. ] 308, 1310 y 1312. En la visita de 1509 los visitadores señala­ron que el de Santiago era buena casa y que en el de Santa María no se había hecho una capilla mandada, que se mandó de nuevo hacer junto con otros reparos. En 1515 se visitaron de nuevo los cuatro hospitales y, entre los datos aportados, se destaca que se situaba el de la Caridad en una casa junto a la iglesia; que se estaban labrando la portada y el portal del t de Santiago; que el de San Bartolomé era una casa y corral caídos; y que en estos dos últimos edificios se mandó que a sus puertas se pusiesen imágenes de los santos titulares para que se supiera que eran hospitales. Véase también, del mismo autor, "La asistencia...", ob. cit., p. 398, donde se recogen las siguientes descripciones de una visita de 1498; sobre el de Santiago, "... en entrando por la puerta, a la mano ysquíerda, esta vna cámara... en que duerme el ospitalero. Ay dos palacios... Tiene vn patio con sus arcos de ladrillo y a la vna parte está un pozo"; del de San Bartolomé, "... a la entrada tiene vna portada grande con vnas puertas buenas. Tiene vna delantera larga e vn portal delantero cubierto de su madera y cabrios. Tiene vn patio con ciertos arcos de ladrillo... e vna como despensa"; y, finalmente, del de Santa María, "...en entrando, hazia la mano ysquierda, tres cámaras baxas e dos bazas (sic) nuevas. Suben a ellas por vn escalera nueva de ladrillo, al descanso de la qual están vnas verjas de madera... esta otro quarto en el dicho ospital que tiene tres cámaras... tiene vn parin a la rredonda con sus arcos buenos de ladrillo, a las espaldas del qual ay otras dos cámaras. Son fas paredes buenas e encaladas con sus pollos a la rredonda” Igualmente puede consultarse MENDEZ VANEGAS, Eladio “Hospitales de la Diócesis de Mérida Badajoz” Memoria Eclesiae Vol X, Oviedo 1997 p. 443. Este autor recoge una descripción de los hospitales de Santa María, de San Bartolomé y de Santiago.
(144)  MALDQNADO FERNANDEZ, Manuel, "El clero...", ob. cit., pp. 164-165. El autor apunta la existencia, en 1575, de cinco hospitales: el de Santiago, el de la Caridad, el de Nuestra Señora de los Milagros {debe ser el antes denominado de Ntra. Sra.), ya casi fuera de servicio, y del que se recogía que tenía una espléndida iglesia; y finalmente, los de San Bartolomé y del Sancriespiritu, que debía estar ya clausurado.
(145)  "Despacho de Juan de Silva y Pantoja a la villa de Guadalcanal en el año 1797 siendo Rey Carlos IV", (Guadalcanal Feria y Fiestas (1990).
(146)  MADOZ, Pascual, Diccionario... ob. cit., p. 88. Probablemente denominó ermita a la iglesia del antiguo hospital del mismo nombre.
(147)  HERNÁNDEZ DIAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DE TERÁN, Francisco, Ca­tálogo arqueológico... ob. cit,, t. IV, pp. 224-225. La publicación contiene unas fotografías del edificio ruinoso y un plano de planta y sección.
(148) MALDONADO FERNÁNDEZ, Manuel, “EI clero...", ob. cit., PP. 164-165.
(149) FLORES GUERRERO, Pilar, El arte del priorato... ob. cit., vol. 11, pp. 774-777.

María Gracia y María del Valle Gómez Terreros Guardiola