El patrimonio
histórico protegido 2/4
En
el caso de los Conjuntos Históricos integrados de esta comarca, el importante
legado de carácter etnológico y etnográfico conservado en cada uno de ellos,
aporta nuevos valores a reconocer teniendo en cuenta el interés y la variedad
de las actividades tradicionales allí desarrolladas y las políticas de
inserción de nuevos sistemas para el aprovechamiento de los recursos económicos
en una comarca que contempla el sector turístico como una de las posibilidades más
factibles para el desarrollo local.
El
Conjunto Histórico de Cazalla de la Sierra se ubica en un enclave elevado de
singular interés paisajístico, presentando su principal punto de apreciación
desde la ladera que baja hacia el lugar en el que situaban los descansaderos de
la Mesta y un salón y jardines diseñados en el siglo XVIII. Gracias a ello, su
contemplación desde el sur resulta de suma importancia, en la que resalta sobre
su perfil del promontorio el castillo y la Iglesia de Nuestra Señora de
Consolación. El sector de esta población limitado a efectos para la declaración
como Bien de Interés Cultural mantiene una clara evolución histórica que,
conforme a las características del urbanismo de cada época, presenta en la actualidad
una morfología diferenciada fácilmente apreciable en cada uno de sus barrios.
Partiendo
desde el núcleo de asentamiento primitivo que ocupó el área de la fortaleza
islámica, al Este se extiende el primer sector extramuros perteneciente a época
medieval que, al igual que un segundo avance del siglo XVI situado al Noroeste,
está compuesto por parcelas irregulares en las inmediaciones de la plaza de la
Iglesia, resultado de ser consecuencia del trazado de una red de vías que
parten desde este espacio público hacia el norte y oeste con una disposición
muy condicionada por la diversidad de cotas que presenta la orografía del
terreno. Al norte, pasado el antiguo cauce del arroyo Olivillas, se localiza el
llamado Barrio Nuevo, de posterior configuración
a finales del siglo XVII. En este sector la ordenación del parcelario se
formaliza sobre la ladera de la colina ocupada con manzanas regulares y calles
paralelas de largos trazados atravesadas perpendicularmente por otras de
pronunciada pendiente. Más al Norte, la existencia de la Ermita de Nuestra
Señora del Carmen y el Convento de
Santa Clara, en
origen inmuebles alejados del núcleo poblacional, motivarían el último
desarrollo urbano en este sector, un proceso prolongado durante el siglo XIX y
principios del XX en el que se colmataron espacios libres y en el que, también,
se planteó sobre los terrenos existentes entre estos inmuebles y el pueblo el
Paseo de Nuestra Señora del Carmen, una alameda, el mayor de los espacios
públicos que presenta este municipio. La tipología de los inmuebles existentes
en este Conjunto Histórico, responde a viviendas unifamiliares de gran
homogeneidad tipológica en las que se generaliza la casa popular de una sola
planta o con doblado, con patio trasero y de escasa altura. Presentan fachadas
con una tipología de vanos de reducido formato y una textura, también muy
homogénea, conseguida mediante la aplicación de la cal tanto en los paramentos
exteriores como en los interiores. Entre este tipo de inmuebles destacan otros
de mayor rango arquitectónico que responden a ejemplos de arquitectura religiosa
o casas palacios ordenadas en torno a patios centrales que exhiben fachadas en
las que destacan portadas labradas en piedra y motivos ornamentales de diversa
naturaleza.
El
municipio de Cazalla de la Sierra conserva un conjunto de valores inalterados
de carácter patrimonial que radica en la importancia paisajística y
medioambiental de su emplazamiento y en la morfología urbana que define el
sector delimitado a efectos de la Declaración de Conjunto Histórico. En él,
debe entenderse la homogénea y bien conservada tipología de su caserío
vernáculo como exponente de valores etnológicos que conviven con el interés
artístico y arquitectónico conservado en otros edificios de carácter religioso,
señorial o nobiliario, todos residentes en un paisaje urbano de singular armonía
y belleza. En conjunto, estos valores son exponentes de un importante legado
cultural, de dilatada y significativa trayectoria histórica, que justifica la
necesidad de protegerlos y conservarlos.
En
la apreciación desde la lejanía de este Conjunto Histórico se advierte una
fuerte presencia en el paisaje del ámbito que lo acoge por la natural
disposición de su caserío en los bordes del promontorio sobre el que se
encuentra. Esta relación, muy íntima entre medio geográfico y el conjunto de
edificaciones, se ha considerado consustancial a la historia de la población y,
en consecuencia, a la propia fisonomía de Conjunto Histórico por su flanco sur,
al condicionar su perfil y servir de medio en el que se exponen gran par te de
los valores monumentales del embrión del centro histórico de la población,
ubicado en torno al castillo y del resto de sus edificios más emblemáticos y de
mayor envergadura arquitectónica.
En
las proximidades de este sector delimitado como entorno del Bien de interés
Cultural existe un considerable número de infraestructuras destinadas al
esparcimiento y otras para el aprovechamiento, la transformación y el
almacenamiento de los recursos naturales. En una visión de conjunto, en el
legado patrimonial que conserva el sector delimitado como entorno de protección
de este Bien de Interés Cultural convergen valores de diversa naturaleza que lo
presentan como un ámbito de indiscutible valor patrimonial.
Desde
su origen, el plano parcelario del Conjunto Histórico de Constantina fue
configurándose con un marcado carácter de ciudad lineal como paso natural establecido
en las comunicaciones y obligado por las formaciones montañosas inmediatas. En
el valle, el curso del Río de la Villa y el trazado paralelo de una vía de
comunicación de época romana refuerzan el carácter lineal de su planta, ejes
vertebradores que condicionan y protagonizan sus diferentes etapas de
desarrollo urbanístico.
Surgido
el primer asentamiento por razones de vigilancia estratégica del territorio,
sus primeros enclaves documentados fueron elementos arquitectónicos de carácter
defensivo y localización dispersa. De ellos, la fortaleza de época islámica
emplazada en el llamado cerro del Castillo sería la de mayor relevancia, provocando
la primera expansión del proceso de morfogénesis urbanística que se localizaba
en el arrabal llamado Barrio de la Morería. Convertido en collación desde la
dominación cristiana, a este barrio se sumarían dos nuevas collaciones dispuestas
sobre la ladera del promontorio, manteniendo una continuidad espacial que
genera una ocupación dirigida hacia el norte en la que las características del
terreno generan un trazado del viario condicionado por las cotas de nivel,
configurando calles de largo recorrido dispuestas con orientación norte-sur
paralelas al curso del río, en las que la diferencia de cota existente entre
ambas líneas de fachada obliga, en la mayoría de su trayectoria, a la
existencia de andenes que salven los distintos niveles. Estas vías
longitudinales están cruzadas por otras perpendiculares que bajan la ladera
mediante rampas y escaleras, generando un parcelario irregular ocupado por
viviendas de carácter unifamiliar de tipología popular en la mayor par te de su
extensión, con planta baja y alta o ático y cubierta de teja árabe o azotea
que, en su mayoría, cuentan con patio trasero. Entre éste tipo de caserío
vernáculo predominante, existen muestras de viviendas de carácter nobiliario,
señorial o pertenecientes al estamento burgués, muy presente en la sociedad de
la Constantina decimonónica.
Principalmente
concentradas en los espacios más representativos del casco histórico, destacan
las conservadas en torno a la Plaza del Padre Félix, Blas Infante, del Llano
del Sol y de España, así como en el trayecto de las calles Mesones,
Carnicerías, del Santo Cristo y del Peso. Están configurados como inmuebles cuyas
plantas presentan grandes dimensiones en las que se generaliza la presencia del
patio central y con fachadas básicamente dibujadas bajo los postulados de los
estilos neoclásico y regionalista de tradición andaluza.
Resaltados
entre los valores urbanísticos, edificatorios y medioambientales de este
Conjunto Histórico, se conservan importantes inmuebles de carácter histórico y
monumental. De destacada entidad arquitectónica, son los principales referentes
en la configuración de la trama urbana a la vez que indiscutibles testigos de
la dilatada historia de esta población.
Entre
ellos merecen destacarse, por su interés histórico, arquitectónico y artístico
la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación construida entre los
siglos XIV al XVI, la Iglesia de Nuestro Padre Jesús, edificio del siglo XVIII
levantado con una sola nave abovedada y presbiterio cubierto con cúpula
semiesférica, así como algunos elementos que, pertenecientes a antiguos
inmuebles de importancia, perduran en la trama urbana como ejemplos de otros
edificios monumentales que ocuparon importantes sectores del parcelario de esta
villa como La Iglesia de la Concepción o el Convento de Santa Clara que
conservan sus portadas exhibidas en las
perspectivas creadas desde la ladera sur del promontorio en el que se ubica la
localidad de Cazalla de la Sierra obligan a adoptar el estudio de las
focalidades en el tratamiento del paisaje como método para el análisis de las
características escenográficas que lo presentan en el medio. El dominio del
espacio que lo antecede permite interpretar un concepto de fachada natural en
la que se exhibe el legado patrimonial de forma emergente, manteniendo un
perfil que conserva una de las relaciones más armónicas entre paisaje natural y
paisaje edificado de la Sierra Norte de Sevilla.
Asimismo,
se conservan también estructuras pertenecientes al antiguo Convento del Tardón
convertidas actualmente en casa de vecinos. De época más reciente, Constantina cuenta
con ejemplos de edificios de importante presencia en su paisaje urbano entre
los que destaca el Ayuntamiento, de corte neoclásico y algunos elementos realizados
en hierro pertenecientes al movimiento de la arquitectura ecléctica como la
Caseta Municipal de Ferias. Debido al proceso de morfogénesis que experimenta esta
población, en el que la configuración espacial del caserío se formaliza
mediante un avance ascensorial desde las cotas más bajas del valle ocupando las
laderas de las montañas circundantes, la presencia del medio natural en las
visuales que se establecen desde el interior del casco urbano hacia el exterior
deja patente la evidente relación de las formaciones montañosas como factor
condicionante de su propio urbanismo. Asimismo, las características del medio geográfico
provocan una fuer te presencia en el entorno que obliga a considerar la
importancia de esta relación paisajística que contextualiza el caserío en su medio
natural y condiciona el perfil de sus bordes, incidiendo en la conjunción
establecida entre los valores del paisaje edificado y el natural. En
consecuencia, la concepción de este lugar como un enclave de interés
territorial y paisajístico justifica la aplicación una figura de protección que
salvaguarde los valores referidos que concurren en las franjas inmediatas al suelo
urbano sobre las que se delimita el entorno de protección del Bien de Interés
Cultural.
El Conjunto Histórico de Guadalcanal está situado entre
las sierras de Capitana, del Viento y del Agua. Sus características históricas
y morfológicas conservan los rasgos propios de los asentamientos de la Sierra
Norte de Sevilla, formando un núcleo urbano muy compacto y de homogéneas
características formales.
Su configuración espacial se ordena en torno a dos
enclaves principales, la Plaza de España, actual centro neurálgico de la
población en el que se ubican la mayor parte de los inmuebles destacados por su
interés monumental y la Plaza de Santa Ana, presidida por la iglesia del mismo
nombre que se emplaza sobre un promontorio, situada al noreste de la anterior
sobre una cota superior que provoca la suave inclinación existente en el viario
entre ambos puntos. El límite del Conjunto Histórico se configura en etapas de
ocupación posteriores, experimentando diferentes procesos de expansión en los
que se genera un nuevo sector al este, desarrollado como prolongación de la que
fue llamada “Puerta de Sevilla”, y otro al norte, hasta alcanzar la iglesia de
Santa Ana. Un último desarrollo, de menor intensidad, ocupó la zona marginal
situada al oeste del primitivo recinto fortificado de época islámica.
En toda su área, el Conjunto Histórico de
Guadalcanal responde a un sistema de asentamiento condicionado por las
características del terreno en el que la configuración de su plano parcelario
presenta una compacidad muy notoria, formada por divisiones catastrales irregulares,
de escasa dimensión en la mayoría de los casos y relacionadas entre sí por un
viario de trazado sinuoso. Estos rasgos se generalizan al sur y el oeste de la
población, mientras al norte, el sistema de ocupación configura vías
rectilíneas y manzanas de mayor dimensión con parcelas más regulares y de mayor
tamaño, entre las que se conservan algunos espacios interiores sin colmatar. En
su conjunto, este núcleo de población conserva escasamente alterados los
límites de las diferentes expansiones históricas relacionadas, manteniendo sus
bordes y un contacto muy nítido con el medio natural inmediato. Esta
peculiaridad hace fácilmente legible la relación existente entre el área
edificada y el medio natural como condicionante morfológico y factor de
contextualización espacial.
El legado material conservado en el Conjunto
Histórico de Guadalcanal responde al importante capítulo de arquitectura
monumental de carácter religioso, suponiendo los principales hitos
arquitectónicos y urbanísticos al ser inmuebles que actúan fuertemente tanto en
la apreciación panorámica de su conjunto como en la mayor par te de las
visuales y perspectivas que se han consolidado en el interior de la trama urbana.
Las iglesias de Nuestra Señora de la Asunción o la antigua capilla de San
Vicente presiden junto de Guadalcanal conserva inalterado un caserío vernáculo
de tipología muy homogénea entre el que destaca un gran número de edificios monumentales.
De relevantes valores históricos y artísticos, pertenecen a la primera etapa de
formación del núcleo urbano configurado entre los siglos XIV y XV.
Las
características de las montañas circundantes y la localización del casco
histórico en el valle como núcleo de formación lineal, vertebrado por el Río de
la Villa y la antigua calzada romana, hacen de Constantina un Conjunto
Histórico en el que se mantiene una constante presencia del medio natural
circundante. Esta particularidad es apreciable en las visuales creadas desde el
interior de la población hacia los bordes del área delimitada a efectos de la
declaración de Bien de Interés Cultural, considerando su entorno de protección
como una figura que contextualiza perimetralmente la totalidad del área ocupada
por el caserío junto al edificio del Ayuntamiento la Plaza de España, así como
la Iglesia de Santa Ana lo hace en la plaza del mismo nombre. A estos monumentos
se suman un gran número de inmuebles de carácter popular destinados a
residencia que presentan una tipología de similares rasgos estilísticos. En su
conjunto, conforman un ámbito edificado en el que la armonía de volúmenes y
texturas genera un paisaje urbano homogéneo y tipificado como ejemplo de los
asentamientos de sierra ligados íntimamente a la explotación del medio
circundante. Entre este caserío se distinguen otros ejemplos de residencias
correspondientes a los estamentos burgués y nobiliario que levantaron en el
pueblo algunas casas señoriales, inmuebles que muestran rasgos propios de la
arquitectura barroca palaciega del siglo XVIII. Estos ejemplos se presentan
como escasas excepciones en un contexto básicamente configurado por la proliferación
de la arquitectura vernácula ligada a pequeños marcos de almacenamiento y
transformación de la materia prima y a industrias de carácter familiar
relacionadas con la madera, en los que se generaliza la casa de dos plantas o
de una planta y sobrado con vanos adintelados, paramentos encalados y cubierta
de teja árabe.
Departamento de Protección del Patrimonio Histórico Delegación Provincial de la Consejería de Cultura en Sevilla
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