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lunes, 15 de octubre de 2018

Nuestro Entorno 5

El patrimonio histórico protegido 2/4

En el caso de los Conjuntos Históricos integrados de esta comarca, el importante legado de carácter etnológico y etnográfico conservado en cada uno de ellos, aporta nuevos valores a reconocer teniendo en cuenta el interés y la variedad de las actividades tradicionales allí desarrolladas y las políticas de inserción de nuevos sistemas para el aprovechamiento de los recursos económicos en una comarca que contempla el sector turístico como una de las posibilidades más factibles para el desarrollo local.
El Conjunto Histórico de Cazalla de la Sierra se ubica en un enclave elevado de singular interés paisajístico, presentando su principal punto de apreciación desde la ladera que baja hacia el lugar en el que situaban los descansaderos de la Mesta y un salón y jardines diseñados en el siglo XVIII. Gracias a ello, su contemplación desde el sur resulta de suma importancia, en la que resalta sobre su perfil del promontorio el castillo y la Iglesia de Nuestra Señora de Consolación. El sector de esta población limitado a efectos para la declaración como Bien de Interés Cultural mantiene una clara evolución histórica que, conforme a las características del urbanismo de cada época, presenta en la actualidad una morfología diferenciada fácilmente apreciable en cada uno de sus barrios.
Partiendo desde el núcleo de asentamiento primitivo que ocupó el área de la fortaleza islámica, al Este se extiende el primer sector extramuros perteneciente a época medieval que, al igual que un segundo avance del siglo XVI situado al Noroeste, está compuesto por parcelas irregulares en las inmediaciones de la plaza de la Iglesia, resultado de ser consecuencia del trazado de una red de vías que parten desde este espacio público hacia el norte y oeste con una disposición muy condicionada por la diversidad de cotas que presenta la orografía del terreno. Al norte, pasado el antiguo cauce del arroyo Olivillas, se localiza el llamado Barrio Nuevo, de posterior  configuración a finales del siglo XVII. En este sector la ordenación del parcelario se formaliza sobre la ladera de la colina ocupada con manzanas regulares y calles paralelas de largos trazados atravesadas perpendicularmente por otras de pronunciada pendiente. Más al Norte, la existencia de la Ermita de Nuestra Señora del Carmen y el Convento de
Santa Clara, en origen inmuebles alejados del núcleo poblacional, motivarían el último desarrollo urbano en este sector, un proceso prolongado durante el siglo XIX y principios del XX en el que se colmataron espacios libres y en el que, también, se planteó sobre los terrenos existentes entre estos inmuebles y el pueblo el Paseo de Nuestra Señora del Carmen, una alameda, el mayor de los espacios públicos que presenta este municipio. La tipología de los inmuebles existentes en este Conjunto Histórico, responde a viviendas unifamiliares de gran homogeneidad tipológica en las que se generaliza la casa popular de una sola planta o con doblado, con patio trasero y de escasa altura. Presentan fachadas con una tipología de vanos de reducido formato y una textura, también muy homogénea, conseguida mediante la aplicación de la cal tanto en los paramentos exteriores como en los interiores. Entre este tipo de inmuebles destacan otros de mayor rango arquitectónico que responden a ejemplos de arquitectura religiosa o casas palacios ordenadas en torno a patios centrales que exhiben fachadas en las que destacan portadas labradas en piedra y motivos ornamentales de diversa naturaleza.
El municipio de Cazalla de la Sierra conserva un conjunto de valores inalterados de carácter patrimonial que radica en la importancia paisajística y medioambiental de su emplazamiento y en la morfología urbana que define el sector delimitado a efectos de la Declaración de Conjunto Histórico. En él, debe entenderse la homogénea y bien conservada tipología de su caserío vernáculo como exponente de valores etnológicos que conviven con el interés artístico y arquitectónico conservado en otros edificios de carácter religioso, señorial o nobiliario, todos residentes en un paisaje urbano de singular armonía y belleza. En conjunto, estos valores son exponentes de un importante legado cultural, de dilatada y significativa trayectoria histórica, que justifica la necesidad de protegerlos y conservarlos.
En la apreciación desde la lejanía de este Conjunto Histórico se advierte una fuerte presencia en el paisaje del ámbito que lo acoge por la natural disposición de su caserío en los bordes del promontorio sobre el que se encuentra. Esta relación, muy íntima entre medio geográfico y el conjunto de edificaciones, se ha considerado consustancial a la historia de la población y, en consecuencia, a la propia fisonomía de Conjunto Histórico por su flanco sur, al condicionar su perfil y servir de medio en el que se exponen gran par te de los valores monumentales del embrión del centro histórico de la población, ubicado en torno al castillo y del resto de sus edificios más emblemáticos y de mayor envergadura arquitectónica.
En las proximidades de este sector delimitado como entorno del Bien de interés Cultural existe un considerable número de infraestructuras destinadas al esparcimiento y otras para el aprovechamiento, la transformación y el almacenamiento de los recursos naturales. En una visión de conjunto, en el legado patrimonial que conserva el sector delimitado como entorno de protección de este Bien de Interés Cultural convergen valores de diversa naturaleza que lo presentan como un ámbito de indiscutible valor patrimonial.
Desde su origen, el plano parcelario del Conjunto Histórico de Constantina fue configurándose con un marcado carácter de ciudad lineal como paso natural establecido en las comunicaciones y obligado por las formaciones montañosas inmediatas. En el valle, el curso del Río de la Villa y el trazado paralelo de una vía de comunicación de época romana refuerzan el carácter lineal de su planta, ejes vertebradores que condicionan y protagonizan sus diferentes etapas de desarrollo urbanístico.
Surgido el primer asentamiento por razones de vigilancia estratégica del territorio, sus primeros enclaves documentados fueron elementos arquitectónicos de carácter defensivo y localización dispersa. De ellos, la fortaleza de época islámica emplazada en el llamado cerro del Castillo sería la de mayor relevancia, provocando la primera expansión del proceso de morfogénesis urbanística que se localizaba en el arrabal llamado Barrio de la Morería. Convertido en collación desde la dominación cristiana, a este barrio se sumarían dos nuevas collaciones dispuestas sobre la ladera del promontorio, manteniendo una continuidad espacial que genera una ocupación dirigida hacia el norte en la que las características del terreno generan un trazado del viario condicionado por las cotas de nivel, configurando calles de largo recorrido dispuestas con orientación norte-sur paralelas al curso del río, en las que la diferencia de cota existente entre ambas líneas de fachada obliga, en la mayoría de su trayectoria, a la existencia de andenes que salven los distintos niveles. Estas vías longitudinales están cruzadas por otras perpendiculares que bajan la ladera mediante rampas y escaleras, generando un parcelario irregular ocupado por viviendas de carácter unifamiliar de tipología popular en la mayor par te de su extensión, con planta baja y alta o ático y cubierta de teja árabe o azotea que, en su mayoría, cuentan con patio trasero. Entre éste tipo de caserío vernáculo predominante, existen muestras de viviendas de carácter nobiliario, señorial o pertenecientes al estamento burgués, muy presente en la sociedad de la Constantina decimonónica.
Principalmente concentradas en los espacios más representativos del casco histórico, destacan las conservadas en torno a la Plaza del Padre Félix, Blas Infante, del Llano del Sol y de España, así como en el trayecto de las calles Mesones, Carnicerías, del Santo Cristo y del Peso. Están configurados como inmuebles cuyas plantas presentan grandes dimensiones en las que se generaliza la presencia del patio central y con fachadas básicamente dibujadas bajo los postulados de los estilos neoclásico y regionalista de tradición andaluza.
Resaltados entre los valores urbanísticos, edificatorios y medioambientales de este Conjunto Histórico, se conservan importantes inmuebles de carácter histórico y monumental. De destacada entidad arquitectónica, son los principales referentes en la configuración de la trama urbana a la vez que indiscutibles testigos de la dilatada historia de esta población.
Entre ellos merecen destacarse, por su interés histórico, arquitectónico y artístico la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación construida entre los siglos XIV al XVI, la Iglesia de Nuestro Padre Jesús, edificio del siglo XVIII levantado con una sola nave abovedada y presbiterio cubierto con cúpula semiesférica, así como algunos elementos que, pertenecientes a antiguos inmuebles de importancia, perduran en la trama urbana como ejemplos de otros edificios monumentales que ocuparon importantes sectores del parcelario de esta villa como La Iglesia de la Concepción o el Convento de Santa Clara que conservan sus portadas exhibidas en  las perspectivas creadas desde la ladera sur del promontorio en el que se ubica la localidad de Cazalla de la Sierra obligan a adoptar el estudio de las focalidades en el tratamiento del paisaje como método para el análisis de las características escenográficas que lo presentan en el medio. El dominio del espacio que lo antecede permite interpretar un concepto de fachada natural en la que se exhibe el legado patrimonial de forma emergente, manteniendo un perfil que conserva una de las relaciones más armónicas entre paisaje natural y paisaje edificado de la Sierra Norte de Sevilla.
Asimismo, se conservan también estructuras pertenecientes al antiguo Convento del Tardón convertidas actualmente en casa de vecinos. De época más reciente, Constantina cuenta con ejemplos de edificios de importante presencia en su paisaje urbano entre los que destaca el Ayuntamiento, de corte neoclásico y algunos elementos realizados en hierro pertenecientes al movimiento de la arquitectura ecléctica como la Caseta Municipal de Ferias. Debido al proceso de morfogénesis que experimenta esta población, en el que la configuración espacial del caserío se formaliza mediante un avance ascensorial desde las cotas más bajas del valle ocupando las laderas de las montañas circundantes, la presencia del medio natural en las visuales que se establecen desde el interior del casco urbano hacia el exterior deja patente la evidente relación de las formaciones montañosas como factor condicionante de su propio urbanismo. Asimismo, las características del medio geográfico provocan una fuer te presencia en el entorno que obliga a considerar la importancia de esta relación paisajística que contextualiza el caserío en su medio natural y condiciona el perfil de sus bordes, incidiendo en la conjunción establecida entre los valores del paisaje edificado y el natural. En consecuencia, la concepción de este lugar como un enclave de interés territorial y paisajístico justifica la aplicación una figura de protección que salvaguarde los valores referidos que concurren en las franjas inmediatas al suelo urbano sobre las que se delimita el entorno de protección del Bien de Interés Cultural.
El Conjunto Histórico de Guadalcanal está situado entre las sierras de Capitana, del Viento y del Agua. Sus características históricas y morfológicas conservan los rasgos propios de los asentamientos de la Sierra Norte de Sevilla, formando un núcleo urbano muy compacto y de homogéneas características formales.
Su configuración espacial se ordena en torno a dos enclaves principales, la Plaza de España, actual centro neurálgico de la población en el que se ubican la mayor parte de los inmuebles destacados por su interés monumental y la Plaza de Santa Ana, presidida por la iglesia del mismo nombre que se emplaza sobre un promontorio, situada al noreste de la anterior sobre una cota superior que provoca la suave inclinación existente en el viario entre ambos puntos. El límite del Conjunto Histórico se configura en etapas de ocupación posteriores, experimentando diferentes procesos de expansión en los que se genera un nuevo sector al este, desarrollado como prolongación de la que fue llamada “Puerta de Sevilla”, y otro al norte, hasta alcanzar la iglesia de Santa Ana. Un último desarrollo, de menor intensidad, ocupó la zona marginal situada al oeste del primitivo recinto fortificado de época islámica.
En toda su área, el Conjunto Histórico de Guadalcanal responde a un sistema de asentamiento condicionado por las características del terreno en el que la configuración de su plano parcelario presenta una compacidad muy notoria, formada por divisiones catastrales irregulares, de escasa dimensión en la mayoría de los casos y relacionadas entre sí por un viario de trazado sinuoso. Estos rasgos se generalizan al sur y el oeste de la población, mientras al norte, el sistema de ocupación configura vías rectilíneas y manzanas de mayor dimensión con parcelas más regulares y de mayor tamaño, entre las que se conservan algunos espacios interiores sin colmatar. En su conjunto, este núcleo de población conserva escasamente alterados los límites de las diferentes expansiones históricas relacionadas, manteniendo sus bordes y un contacto muy nítido con el medio natural inmediato. Esta peculiaridad hace fácilmente legible la relación existente entre el área edificada y el medio natural como condicionante morfológico y factor de contextualización espacial.
El legado material conservado en el Conjunto Histórico de Guadalcanal responde al importante capítulo de arquitectura monumental de carácter religioso, suponiendo los principales hitos arquitectónicos y urbanísticos al ser inmuebles que actúan fuertemente tanto en la apreciación panorámica de su conjunto como en la mayor par te de las visuales y perspectivas que se han consolidado en el interior de la trama urbana. Las iglesias de Nuestra Señora de la Asunción o la antigua capilla de San Vicente presiden junto de Guadalcanal conserva inalterado un caserío vernáculo de tipología muy homogénea entre el que destaca un gran número de edificios monumentales. De relevantes valores históricos y artísticos, pertenecen a la primera etapa de formación del núcleo urbano configurado entre los siglos XIV y XV.
Las características de las montañas circundantes y la localización del casco histórico en el valle como núcleo de formación lineal, vertebrado por el Río de la Villa y la antigua calzada romana, hacen de Constantina un Conjunto Histórico en el que se mantiene una constante presencia del medio natural circundante. Esta particularidad es apreciable en las visuales creadas desde el interior de la población hacia los bordes del área delimitada a efectos de la declaración de Bien de Interés Cultural, considerando su entorno de protección como una figura que contextualiza perimetralmente la totalidad del área ocupada por el caserío junto al edificio del Ayuntamiento la Plaza de España, así como la Iglesia de Santa Ana lo hace en la plaza del mismo nombre. A estos monumentos se suman un gran número de inmuebles de carácter popular destinados a residencia que presentan una tipología de similares rasgos estilísticos. En su conjunto, conforman un ámbito edificado en el que la armonía de volúmenes y texturas genera un paisaje urbano homogéneo y tipificado como ejemplo de los asentamientos de sierra ligados íntimamente a la explotación del medio circundante. Entre este caserío se distinguen otros ejemplos de residencias correspondientes a los estamentos burgués y nobiliario que levantaron en el pueblo algunas casas señoriales, inmuebles que muestran rasgos propios de la arquitectura barroca palaciega del siglo XVIII. Estos ejemplos se presentan como escasas excepciones en un contexto básicamente configurado por la proliferación de la arquitectura vernácula ligada a pequeños marcos de almacenamiento y transformación de la materia prima y a industrias de carácter familiar relacionadas con la madera, en los que se generaliza la casa de dos plantas o de una planta y sobrado con vanos adintelados, paramentos encalados y cubierta de teja árabe.

Jesús Cuevas García y María Isabel López Garrido
Departamento de Protección del Patrimonio Histórico Delegación Provincial de la Consejería de Cultura en Sevilla

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