Séptima parte
Declaró D. Juan Pedro que del tiempo de su administración había rendido cuentas del primer trienio al Vicario general “que es a quién corresponde la Visitación de la Ermita y cuentas”, y que se le mandó invertir “el alcance que contra el Administrador resultó de 600 reales en el mayor culto de la Virgen y ornato de la Ermita, lo cual ejecutó incontinenti; estando los otros años pendientes de aprobación por no haber venido a la Visita del Vicario general”. Presentó el mismo D. Juan al Corregidor, en 21 de enero de 1787, “cuatro libretes de cuentas” y su examen dio el siguiente resultado: los productos de la feria en 1783 importan 1.900 reales; los de 1784 suman 2.471 reales; 1.754 reales y medio los de 1.785, y 212 reales y medio los de 1.786; pero notó el Corregidor la falta de hojas, claros y otros particulares que al por menor pueden verse la certificación que firmó el escribano Escutia.
El Auto del Corregidor del 22 de Enero del mismo año contiene duras apreciaciones para la gestión de los Patronos 15-.
15.- Auto del Corregidor.- “Los patronos imponían a los feriantes la contribución que les ha parecido, como se deduce de haberse ido aumentando con ella los productos de dicha feria, aunque con visible mengua en los diez y nueve años que administró D. Pedro de Ortega y Arjona, padre del actual, y que contrajo el alcance de dos mil y más reales en está perjudicado el Santuario, a que ha contribuido no poco el mismo D. Juan Pedro su hijo, que con igual equivocación en su último recurso supone no solamente haberse cobrado por el presente escribano mayor cantidad en la feria del año que la resultante de Autos, sino que ha procurado tergiversar con nuestro informe la verdad de los hechos, desentendiéndose de que para mejor instruir el informe decretado por la superioridad se le mandaron exhibir las cuentas de su tiempo, que no ha cumplido hasta el presente con motivo de la enfermedad que a pocos días de dicha última feria padeció y las que después padecieron igualmente así su merced para los dos escribanos de esta villa en el discurso de la general epidemia que ha experimentado hasta fines del año próximo, por cuya causa, y la muerte del de autos recrecieron las ocupaciones, sin poderse desahogar el juzgado de muchos atrasos; ni tampoco ha presentado el libro de cuenta y razón que le está mandado, y que ha debido llevar de la administración de su cargo, a que no satisfacen los cuatros libretes exhibidos con menos formalidad y levantamiento de algunas hojas, asientos recientes y defectuosos y que no llenan el ministerio de la administración, en el cumplimiento de la prevención que se le hizo por el título que ha presentado: y que además de ser unos borradores manuales de las exacciones de las cuatro últimas ferias padecen a primera vista los reparos de menos formalidad, dispersión, falta de numeración y las de no contener más que el del último año los valores de las cinco casas que todos ha tenido arrendadas para el Alcabalero y tiendas de licores, uno de los mayores renglones de la feria; ni tampoco las limosnas y ofertas a aun pujas que todos los años se hacen con motivo de llevar la Imagen los hombres y las mujeres el Niño en la procesión y entrarla en su Iglesia; en que es notorio y su merced tiene visto el alboroto y atropello de pujas que se causan, ni tampoco las muchas limosnas de Misas que en discurso de la feria se recogen y aun de algunas reses y alhajas, como también entre año… por otra parte del mismo residuo de que da cuenta quiera deducir, como efectivamente lo hace y resulta de sus mismas cuentas, sin haber costumbre en los demás administradores que han sido, ni tampoco por las personas de sacar las tales decimas otros Administradores o Mayordomos de Iglesias o Ermitas o cofradías.”
Administradores; “además de ser la certificación, que firmó el escribano Escutia, unos borradores manuales de las exacciones de las últimos cuatro ferias, padecen de primera vista los repasos de menos formalidad, dispersión, falta de numeración y las de contener más que el del último año los valores de las cinco casas que en todas ha tenido arrendadas para el alcabalero y tiendas de licores, unos de los mayores renglones de la feria; ni tampoco las limosnas y ofertas, y aun pujas, que todos los años se hacen, ni tampoco las muchas limosnas de Misas, que en el discurso de la dicha feria se recogen y aún de algunas reses y alhajas, como también entre año…”
Hasta el 23 de Junio no dio el Ayuntamiento el informe 16.- que se le tenía pedido desde el 22 de Enero. Siempre las mismas dilaciones.
16.-Auto de la villa.- "Juan Antonio Guerrero, Escribano del Rey nuestro señor publico y del Cabildo de esta Villa en observancia y puntual obedecimiento de lo mandado en el auto precedente: Certifico que en el Acuerdo celebrado en el día de ayer por Sres. Corregidor, D. Juan Pedro de Ortega, Alferez mayor consistorial de esta Villa; don Martín Castelló, don Vicente Maeda, regidores perpetuos de ella, a que asistieron de aguacil mayor, síndicos y diputado de esta precitada villa, resulta acordado acerca del Informe sobre la feria de Guaditoca, que se hace anualmente en este término, que el establecimiento de ella no consta, ni habido, ni entendido el tiempo de su principio, ni tampoco que se haya obtenido Privilegio alguno para ello, y solo comprende que se introdujo muchos años hace con el nombre de Velada que se da a los concursos de otras Ermitas del término y otros inmediatos en los días de sus respectivas celebridades el de dicho Santuario y que con el tiempo se ha ido aumentando con la devoción hastaque se ha ganado el nombre común de feria por todo el país; que el terreno de la Ermita citada de Guaditoca, se dice por dicho Ayuntamiento en el referido acuerdo, duda de si en sus principios fue de realengo concedido por la Villa o por la Orden, como duda del tiempo en que se edificó o en el que se apareció, como se dice sobre una peña inmediata a las aguas del arroyo que divide la dehesa de la Vega, y solo sabe que por D. Alonso Carrasco se reedificó y labró la Iglesia que hoy tiene dicha Imagen y por consiguiente se deduce que sería por estrechez o ruina de la antigua, sobre que el citado Ayuntamiento dice no ha visto documento de mayor antigüedad que la dicha reedificación de el año de mil quinientos ochenta y seis, (sic) y que el mismo don Alonso Carranco Ortega, labró así mismo una casa unida a dicha Ermita de nuestra señora de Guaditoca y con una tribuna o balcón a su capilla mayor y mano derecha y por consiguiente que infiere el Ayuntamiento que su terreno pertenecía al mismo, por cualquier modo de adquisición, vínculo, o herencia, como otras algunas tierras y huerta que parece hubo en sitio por la parte de un moral que existe entre la esquina de la espalda de dicha Ermita y dicho arroyo. Que a dicho Santuario no se le conocen tierras algunas en propiedad, ni asignación más que lo que ocupa la Iglesia, pues las tres casa de Hospedería que tienen los Mayordomos de las Villas de Berlanga, Valverde y Ayllones están, la del último en tierra conocida del Encinal, de los propios de esta Villa y las de los otros parece estar en tierras del Vínculo de los Ortegas y su Patronato, que se dice fundado por Don Pedro de Ortega Freire, hijo del mencionado D. Alonso Carranco, lo que mejor constará de los permisos de edificar que obtendrían dichas Villas y sus Mayordomos: y que en cuanto al Patronato de dicha Ermita, dicha villa, entiende que reside en ella y su Ayuntamiento como el de las demás Iglesias y Ermitas de su término, sin saber que dicho Patronato esté enagenado, o titulado en otra Iglesia y persona: que el del convento y Religiosas franciscanas de la advocación del Espíritu Santo de esta misma Villa en la casa y mayorazgo que goza el Sr. D. Vicente Maeda de que obtiene Real Cédula y la renta de su fundación: y según que todo lo relacionado consta de dicho Acuerdo, que se haya –en el libro capitular corriente de esta Villa a que me remito y en fe de ello cumpliendo con dicho Judicial precepto estampo la presente que firmo en Guadalcanal y Enero 23 de 1787.- Juan Antonio Guerrero. Cuaderno de Autos capitulares de este año".
Los sucesos del siguiente año de 1788 los hemos referido en otro lugar; pero hemos de hacer mención de dos hechos: el primero la muerte de D. Juan Pedro, en Octubre, y el segundo haber cesado en el Corregimiento de la Villa D. Antonio Donoso de Iranzos, sucediéndole D. Martín Castelló.
Quedó pues en suspenso toda actuación; pero dispuesto el Ayuntamiento a recabar un derecho, que creía tener, de Patronato sobre el Santuario, aprovechándose de la viudez de D. ª María Teresa de Tena y de la menor edad de su hijo D. Francisco, a quién correspondía el derecho de su padre, para recabarlo. En entretanto queda un poco olvidado el traslado de la feria, hasta que venga a la Villa otro Corregidor que haga de este asunto el objeto principal de sus desvelos.
En la villa quedó D. Antonio de Iranzos dedicado al noble ejercicio de la abogacía, y cuando pasaron cinco años, y volvió a suscitarse el pleito de la feria, lo encontraremos defendiendo la permanencia de ésta en Guaditoca, como abogado de D. ª María Teresa.
¿Fue este cambio efecto de convencimiento?
¿Fue solo cumplimiento del deber profesional?
¿Se debió tal mutación a oposición hacia el que por aquel entonces ocupaba su puesto?
¿Pudo ser efecto de la caballerosidad y nobleza de sus sentimientos, al ver sostener desigual combate a una dama en el desamparo de su viudedad?
A través de los folios del largo expediente quedan sin contestación estas preguntas.
Algún dato nos deja el expediente de la feria de 1789 y siguientes y hemos de aprovecharlo también. Desde dicho año estuvo encargado de recaudar los ingresos de la feria de Guaditoca D. Bruno de Ortega y Saavedra, por delegación del Ayuntamiento.
Antonio Muñoz Torrado
Presbítero
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