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domingo, 13 de marzo de 2022

Guadalcanal Siglo XIX

 


GUADALCANAL 1852/56

Fuentes. Leopoldo Tena (Datos curiosos sacados del archivo de nuestro Ayuntamiento de algunos acuerdos que se tomaban en las sesiones celebradas por la corporación de aquellos años…)

    Después de varios hechos delictivos en la localidad y caminos lindantes que desencadenaron robos y saqueos en los cortijos y la muerte por asesinato del vecino de la localidad Antonio Vázquez Mena, se acordó en pleno municipal celebrado el 11 de Enero de 1852, siendo alcalde y presidente de la corporación D. Leandro López de Ayala y Montero de Espinosa, dirigir escrito al Gobierno Civil de la Provincia de Sevilla, para solicitar la instalación de una casa cuartel y dotarla de una partida de la Guardia Civil, cuerpo de seguridad creado mediante Real Decreto de 28 de marzo de 1844.
    En el año 1854, siendo alcalde presidente de la villa D. Miguel Ramos i Lobo, en sesión de 30 de junio, se propone dotar de una cantidad de dinero para la construcción de un cementerio municipal, como es sabido, hasta aquella fecha se disponían los enterramientos en las parroquias más cercanas al domicilio del finado.
    Para esta construcción se acordó la zona del Prado de San Francisco, sobre las ruinas del antiguo convento franciscano de la Piedad y San Francisco, solicitando la debida autorización, mediante exposición documentada a la autoridad eclesiástica con sede en Llerena.
    En esa misma exposición y ante el gobernador eclesiástico de Llerena D. Pedro Nogales y Granda, el Ayuntamiento solicita la cesión de las capillas de Los Milagros y San Vicente para construir en las mismas la Casa Consistorial y dependencias municipales de las que en la época se carecía, ya que no eran útiles, debido a considerarse innecesarias para el culto y la proximidad de las iglesias de San Sebastián y Santa María.
    Estas solicitudes fueron concedidas por la cúpula eclesiástica, pero finalmente, tras la gestión en Madrid de D. Ignacio Sánchez Martínez, la casa Consistorial se construyó sobre las ruinas del palacio de los comendadores de la Orden de Santiago, que durante siglos habitaron o visitaron la villa.
    Se acuerda efectuar el pago de los instrumentos para la banda de música de la “MILICIA NACIONAL” de esta villa según factura firmada de D. Pedro Taberner, la que asciende a la cantidad .de cuatro mil reales vellón.
    En sesión ordinaria se reúne este Ayuntamiento y acuerda: Que habiéndose hecho pedazos el pellejo del tambor de guerra de la banda de la Milicia Nacional de ésta villa, se acuerda ponerle un parche, para lo que se comprará un pellejo de cabra que asciende a siete reales vellón.
    Sale a subasta las obras para la colocación de nombres a las calles y números a las casas.
    Haciéndose sospechoso el estado sanitario en los pueblos comarcanos a causa del cólera morbo, se suspende la celebración de la Feria, pidiéndose toda la ayuda que a bien tenga al Gobernador de la provincia.
    Según los partes diarios que los profesores de la ciencia de curar remiten a esta alcaldía se declara libre de epidemia del cólera morbo asiático, encontrándose la población en estado de sanidad completo, por lo que, se cantará en la iglesia parroquial un solemne Tedeum en acción de gracias por el Sr. Cura Párroco de la de San Sebastián, asistiendo todo el pleno de este Ayuntamiento que preside D. Miguel Ramos i Lobo.
    Se da comienzo al empedrado de las calles, el 23 de agosto de 1.855, al poco tiempo la Excma. Diputación lo suspende para dedicar ese dinero a calamidades públicas”.
    En el año siguiente se termina la construcción del cementerio municipal, acordándose llamarlo de San Francisco, en recuerdo del convento que allí existía con anterioridad, procediendo a su inauguración junto con el Paseo de la Cruz.
Se acuerda asistencia del Pleno del Ayuntamiento a la bendición del nuevo cementerio que se halla en el Prado de San Francisco.
    Por estas fechas se hacían casi a diario peticiones del vecindario de trozos de terrenos comunales para distintos fines, plantío, huertas etc. y un vecino hizo la siguiente petición: “Por necesidades para vivir quiero hacer una casa de habitación, por lo que, a bien pido un trozo de terreno en el huerto del Palacio junto donde está el corral de conejos, tirando la tapia que tanto afea a nuestra plaza municipal” (naturalmente no existía el edificio del Ayuntamiento).Nos detenemos en el año 1856 y finales de la década, es cuando nuestra villa recibe un impuso económico, por una parte, el Ayuntamiento recibe en la persona de D. Luís López de Ayala de la Real Hacienda de España, gran parte de la dote concedida por los gastos ocasionados durante la pasada Guerra de la Independencia a este municipio, por otra, la corporación municipal decidió vender algunas dehesas y cortijadas a particulares, para ello se nombró una junta pericial designado presidente de la misma a D. Antonio Llamazares.
    Fue precisamente en este último cuatrienio, cuando se llevó a cabo una gran transformación urbanística en Guadalcanal, adecentamiento y empedrado de calles, rotulación de las mismas, numeración de las viviendas y adecuando lo que hoy conocemos como Plaza de España, pasando a ser el centro neurálgico y económico de la población y que perdura siglo y medio después.

Guadalcanal 1854/1855

Ayuntamiento de Guadalcanal
Archivo Municipal – Leopoldo Tena Cabezas – RG año 1972

     Voy a intentar enumerar algunas cosas que ocurrieron en el Guadalcanal de hace más de 117 años, concretamente en los años 1854-55, que por su curiosidad merecen conocerse, debido a haber buscado estos datos, cogiendo de aquí y de allá lo que pudiera interesar a los habitantes del Guadalcanal de hoy.
    Guadalcanal tenía en repetido año 5.506 almas, de las cuales 1.558 eran cabezas de familia. Regían la villa D. Miguel Ramo Lobo, como Alcalde 1º.; D. Leonardo Castelló i Donoso, como Alcalde 2º.; D. Juan Rivero Silvestre, como Regidor 1º.; Don Antonio María de Castilla, como Regidor 2º.; D. José Rivera, Regidor 3º.; D. Antonio Llamazares, como Regido 4º.; D. José Barragán Palacios, Regidor 5º.; D. Francisco Vázquez, Regidor 6º.; D. Nicolás de Gálvez, Regido 7º. ; D. Félix Nogales, Regidor 8º.; D. Lucas de Torres, como Síndico 1º.; D. Antonio Fontán, Síndico 2º.; y D. Enrique Vicente Moreno, como Secretario del Ayuntamiento.
    Destaquemos aquellos acontecimientos más importantes ocurridos en aquel año. Fue colocada en el reloj público una campana, que se quitó del campanario del Convento del Espíritu Santo, y cuyo acto tuvo sus más y sus menos, debido a la reclamación interpuesta por un cura ante el Priorato de San Marcos en León, teniendo el Ayuntamiento que obligarse a colocar otra campana en el campanario de dicho convento para sustituir a la que se había trasladado para el reloj público.
    También en aquellos días fue trasladada las Casas Capitulares al domicilio de Doña Concepción Barragán.
    Fue señalado el cupo de soldados a esta villa, que ascendió a ocho entre los 50 mozos que fueron alistados por la Municipalidad.
    También en aquellos días fue trasladada la Cruz existente en el final de la calle Santa Clara al sitio donde aproximadamente se encuentra en la actualidad.
    Con motivo de la declaración del cólera morbo en los pueblos limítrofes y al objeto de evitar la aglomeración de personas, fue suspendida la feria de esta localidad.
    El Ayuntamiento concedió infinidad de terrenos baldíos para plantación de olivos en diferentes pagos de este término en su mayor parte de la Sierra del Agua y en la Palomilla.
    La Municipalidad toma el acuerdo de evitar la residencia fija de las familias forasteras, permitiéndoles solamente que pernoctasen el tiempo necesario para realizar sus negocios, con motivo de la enfermedad del cólera morbo asiático existente en los pueblos limítrofes.
    El 4 de Octubre se declara la población invadida del Cólera morbo asiático, dándose orden a los profesores de la ciencia para que cursasen parte diario a la Secretaría del Ayuntamiento de los casos de cólera que ocurran y el número de invadidos y muertos de la villa y la consternación del vecindario se prohíbe el toque de campanas para la administración de sacramentos y funerales y que los cadáveres se depositen en el Cementerio pasadas las tres horas del fallecimiento, pudiendo causarse depósito del mismo en la Ermita del Cristo, siempre que las partes costeasen su conducción.
    Fueron adquiridos cien fusiles ingleses de chispa con destino a la Milicia Nacional, constituida aquel año, por la suma de setecientos reales vellón con objeto de tener armada la Milicia para los casos que pudieran ocurrir.
    La construcción de la Fuente del Berrocal Chico se debe al Presbítero D. Juan Barragán, que solicitó del Ayuntamiento para el uso de su caso las aguas vertientes de la fuente de La Chica, extramuros del Berrocal Chico, con la condición de recogerlas a su costa en una cañería cerrada y construir una fuente donde pudiesen tomarse las aguas con comodidad en la pared del huerto de su casa. El Ayuntamiento, el día 25 de septiembre, acordó acceder a que el solicitante levantarse una fuente para el uso común en este sitio donde nacen, siendo de su exclusivo aprovechamiento en los meses de verano solamente, pues en los restantes del año pertenecerán al público.
    Debido a las circunstancias aflictivas por que se hallaba la población, el Ayuntamiento acordó la construcción de un Cementerio al sitio del Padro de San Francisco. Actuaba de Alcalde en dicho acuerdo del primer Tte. de Alcalde, D. Leonardo Castelló i Donoso, y asistieron a la misma, además de los concejales, los curas párrocos D. Juan Antonio Salvador, D. Mariano Martín de Arriva y D. Gonzalo Canelo Hidalgo, así como los médicos cirujanos D. José Torrico y D. Dionisio Palacios.
    Pero el Cementerio tardó bastante tiempo en ser construido debido a las constantes quejas y entorpecimientos que para ello puso D. Leonardo López de Ayala, propietario lindante cercano al sitio designado del Prado de San Francisco, donde tenía una huerta, y a la cual irrogaba perjuicios dicha construcción.
    Por fin se celebró la subasta de la obra del día 10 de Diciembre de 1854 debido a que el día 22 de Noviembre anterior había dispuesto el Gobernador Civil se procediese a la inmediata construcción del Cementerio del Prado de San Francisco, desestimado la instancia producido por D. Leandro, en queja de la designación del terreno para dicha obra.
    El 2 de Julio de 1855 dirigió escrito al Ayuntamiento el Sr. Cura de la Parroquia de Santa Ana y Arcipreste de esta villa, manifestando “que reconocido el nuevo Cementerio y encontrándolo con las precisas circunstancias de solidez, decencia y seguridad, deberá bendecirse en el día de mañana y horas de las seis de ella, para cuya ceremonia y dar mayor solemnidad a este acto religioso invita a la Municipalidad”.
    El 5 de Julio de 1855 del mismo año, el aludido Sr. Cura de la Parroquia de Santa Ana, participaba a la Municipalidad “haber fallecido en su feligresía JOSEFA DE LA CRUZ, pobre de solemnidad, que vivía en la calle del Berrocal Chico y a fin de proceder a lo convenido entre la Municipalidad y el Clero respecto al enterramiento del primero que falleciese después de bendecido el Cementerio. El Ayuntamiento, considerado que el clero de las tres Parroquias de esta villa tienen ofrecido hacer las exequias al cadáver del primero que se entierra en el nuevo Cementerio acompañarlo hasta el mismo sin denegar por ello derechos algunos, acordó, en vista de lo convenido verbalmente asistir como corporación a este acto religioso para darle más solemnidad, relevando a la familia de la mencionada Josefa de la Cruz del pago de los derechos de sepultura.
    Como consecuencia de la puesta en marcha del Cementerio el Ayuntamiento tuvo que crear la plaza del peón del Cementerio y aumentar la dotación de otro que ya existía en 90 reales mensuales, “estando obligados los que la desempeñaren, no sólo a la inhumación de los cadáveres, sino también a la conducción de los mismos desde la casa mortuoria hasta el campo Santo, evitando de esta manera el conflicto que pudiera sobrevenir y más en las circunstancias actuales de no haber quien los llevase a causa de la distancia”. Pocos días después, o sea el 17 de junio siguiente, entró a ejercer sus funciones el segundo peón nombrado Francisco González, y el día 28 del mismo mes fueron aprobados los derechos de sepulturas en el nuevo Cementerio de la manera siguiente:
“Por el cadáver de un adulto: Derecho de sepultura diez reales y derechos de los sepultureros diez y seis reales. Por el cadáver de un párvulo: Derechos de sepultura seis reales y de los sepultureros ocho reales.”
    Visto el censo de población de 1855 vemos que las profesiones u oficios de los habitantes del Guadalcanal de entonces contrastan con los de hoy. Vean un ejemplo:
Existían 5 abogados; 5 sacerdotes, tres de ellos párrocos; 2 sacristanes, 2 cirujanos, 1 médico, 2 escribanos, 2 farmacéuticos, 4 militares, 3 Maestros Nacionales o Profesores de Letras como se hacían llamar, 32 zapateros, 21 molineros, 28 albañiles, 9 herreros, 2 panaderos, 4 lanceros o pañeros, 4 carpinteros, 16 arrieros, 1 sillero, 2 tintoreros, 5 tejedores, 13 comerciantes, 11 taberneros, 4 jaboneros, 4 sastres, 3 posaderos, 5 mineros, 3 estanqueros, 1 medidor, 8 barberos, 1 jalmero, 1 herrador, 1 de Correos, 1 Romanero, 1 calderero, 1 bonitero, 1 hojaldrero, 34 pastores, 6 chalanes o esquiladores y 4 alguaciles.
    El resto hasta la totalidad de la población lo comprendían entre propietarios, labradores, jornaleros, algunos cabreros y porqueros y el resto mujeres dedicadas a sus labores.
 

Publicados en Revistas de Feria de Guadalcanal

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