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domingo, 12 de febrero de 2023

La ermita de San Benito

Colaciones de los visitadores de la orden de Santiago

En 1.494, la Orden de Santiago hizo visita a Guadalcanal, y refiriéndose a esta ermita, dice lo que sigue:
"Está en término de la dicha villa de Guadalcanal cerca del camino que va pa Alanís de la vocación de Señor Sant Benito en que los de la dicha villa tienen mucha devoción, hecha de quatro arcos de cal e de ladrillo e otro arco en la capilla del altar. Está cubierta de madera tosca e de sanos dejara e encima, barro e teja, e el suelo de la dicha hermita enladri­llado. Está todo razonablemente reparado e limpio.
En el altar principal está un crucifijo de bulto de madeja asentado en una crus asaz devoto arrimado sobre el dicho altar e una ymagen de Sant Benito de bulto de madera vestido con un roquete de lienzo bien hecha la dicha ymagen e una crus pequeña de palo pintado e una tabla pintada con la yrmgen de Na Señora. Un candelero de fierro, unos manteles e ante el dicho altar un frontal de lienzo viejo, roto, pintado. A la espalda de la dicha ymagen una cortina pintada de lienzo, en lo alto por cielo un paramento de lienzo con floraturas de hilo alderredor. Estaba ante dicho altar colgada una lámpara con un bacín de latón pequeño con sus cadenillas, ytem una campanilla pequeña e dos ampollas de plomo.
    Avía otro altar de Nra Sra en que estaba su bulto de madera con su hijo en los brazos metida en una caja de madera. Esta­ban otras dos ymágenes de bulto e otra caxa sin ymagen, una cruz de palo, un portapaz de palo pintada, dos candilexos de barro e unos manteles viejos rotos. Ante el dicho altar, un bacín dé latón por lámpara.
Otro altar de Sra Santa Lucia en que estaba su bulto de madera vestido un roquete de lienzo delgado e otra ymagen de bulto de Señor San Blas vestido otro roquete de lienzo viejo delgado e una cruz de palo, un candelera de hierro, unos manteles bue­nos e delante por frontal, un paño de lienzo pintado; a las espaldas de dicho altar, un paño pintado de ymágenes viejo e roto.
    A la entrada de la hermita, estaba un portal bien hecho de ladrillo con sus arcos e un antepecho en que asientan los pilares de los dichos arcos cubierto de madera tosca e de teja vana. Del otro cabo de la dicha hermita tiene tres pilares sobre que están armadas las maderas desde el hastial de la Iglesia hasta los pilares e desde ally hasta otra pared que cierra este portal está todo cubierto de madera tosca e de xara e teja vana.
    Encima del tejado de la dicha Iglesia en un pilar de ladrillo está una campana mediana. Junto al dicho portal de los pilares está un aposentamiento para los que vienen a la hermita a velar e a sus devociones e por dentro del dicho aposentamiento está un corral en que está un olivo de olivas asaz gruesas, e en cabo de dicho corral una casa buena en que mora el hermitaño e por dedentro deste corral entran por una puerta a ciertas huertas e una viña conmuchos árboles de nogueras e higueras e ciruelos e de otros frutales lo qual todo estaba muy buena heredad sy fuese bien reparado. Hallaron por mayordomo de la dicha hermita a Alonso García Carranco vecino de la villa".
    Plata e hornamentos de la hermiía quel dicho mayordomo tenía en su casa: una arra grande nueva, dos bulas en pergamino, una de diez sellos y otra de tres sellos, un cáliz de plata con su patena, otro cáliz destaño, dos vestimentas pa decir misa con sus albas e amitos e aderezo, una ara pa decir misa, dos cortinajas viejas, seis frontales viejos e raídos, quince pares de manteles, los cinco pares de lino e los diez de estopa, dos pares de tonajas romaniscas labradas con hilo mediano y tres pares más, otros dos pares de tonajas labradas, un paño de lino labrado de bastones, un cielo de estopa pintado, un amito por bendecir e unos corporales e una hijuela, cinco alfondillas, dos acetres de cobre, una calde­ra, un azadón viejo, una cajeta, seis mano­jos de lino bayal e un bellosino de lana e un aniño, ocho fanegas de trigo, ocho libras de cirro (sic), una mesa e dos bancos de asen­tar".
    "Cuentas del mayordomo: Dijo que había recibido de limosnas e de unas perdonanzas de una bula 578 maravedís y había gastado en pro de la hermita un millar de ladrillos que esta en ellas pa labrar, 678 maravedís, en tal manera que alcanza dicho mayordomo a la hermita por 100 mrs. Y tem dió por relación que la dicha hermita de los alcaldes pasados estaban recogidos 5000 maravedís e que el concejo desta villa los había tomado prestado por necesidad que tenía de lo que se labra e edifica en la Iglesia de Sant Sebastián con seguridad de resti­tuir a la dicha hermita los dichos 5000 mrs".
    Aquí termina la visita, la cual es una transcripción y por tanto está escrita con la ortografía de la época. Del escrito se des­prende que ya existía mucho antes del Descubrimiento de América, pues tienen muchos objetos viejos y rotos. Con su dinero se ayudó a la construcción de la Iglesia de San Sebastián y el Maestro Alonso de Cárdenas en capítulo celebrado en Llerena concedió un mayorazgo a Lorenze Remuzgo de Gálvez y Francisco de Gálvez hermanos, que tenía tierras con viñas por San Benito, por los servicios prestados a la Orden en la Guerra de Granada.
    La ermita de San Benito era una construcción mudéjar, quizás de la primera mitad del siglo XV en tiempo de los maestral Lorenzo Suarez de Figueroa y el infante Enrique de Aragón, en que proliferaron las construcciones de este tipo, algunas de ellas se edificaron sobre morábitos arábigos. Por otra parte, encontramos una ermita de San Benito, muy famosa, en Castiblanco de los Arroyos, que ya existía en 1344, donde iba a cazar el rey Alfonso XI padre del maestro Don Fadrique.
    En la visita realizada por la Orden a Guadalcanal en 1549 consta lo que sigue: 
    "La hermita de San Benito que es una iglesia de una nave fecho en ella tres arcos de ladrillo sobre los quales estaba una techumbre de madera de castaño con sus alfagias de lo mismo y ladrillo por tabla tiene una capilla de bóveda sobre cruceros de ladrillo y el casco de lo mismo con cinco marcos de piedra en ella ay un altar mayor en el qual está una ymagen de bulto de Señor San Benito y otra de Nuestra Señora de bulto y en la pared del dicho altar mayor están ciertas pinturas, muy viejas. Divide la dicha capilla del cuerpo de la iglesia una rexa de palo pintada de negro y encima de ella un friso en que están pintados los doce apóstoles y encima de ellos un crucifijo de bulto. En el cuerpo de la iglesia, a la mano derecha del altar está una sacristía con la techumbre de madera tosca y cabrías y ripia por tabla. A la entrada de la dicha hermita está un portal baxo sobre cuatro arcos de ladrillo e la techumbre del maderado de castaño y ladrillo por tabla. Junto a la hermita está un huertezillo que tiene algunos árboles y parras y dentro del está una silla en que está el hermitaño".
    Era el mayordomo Hernán García de Flores en 1.548, y en 1.549 fue elegido Hernán Mexia que había recibido 1873 maravedís pero no se le pide cuenta por no llevar un año.
    Tenía dos capellanías, una servida por Perianes -Pedro Yanes- clérigo que te­nía que decir una misa a la semana con los bienes siguientes: tres viñas, en la Laguna, Molinillo y Calera, un parral, tres zumacales, en huerta del Gordo, cuesta de la Horca, y Castillejo, y tierras al Encimar de Valverde, Majada, Mata de la Orden y Donadío. La otra capellanía la servía el clérigo Pedro de Ortega que tenía de carga cien misas en diez años y con los bienes siguientes: Una casa en la calle del rico, una bodega al lado con 16 vasos, tres pedazos de castañal al valle de Setenil, un pedazo de tierra con 4 ó 5 olivas al monasterio de San Francisco, y dos mil maravedís de renta de unas viñas a la Calera.
    Vemos como las devociones a un santo se traducían en construcciones de ermitas y, a veces, de cofradías. En el muro, se ve una cruz de Santiago de brazos igua­les por estar enmarcada en un círculo, lo que demuestra la influencia santiaguista en su construcción. Estaba a un cuarto de legua de Guadalcanal.
    En el año 1712, Manuel de Acuña era ermitaño de Nª Sª de Consolación de Señor San Benito, conocido como Manuel de la Cruz y que fundó una cofradía de Nª Sª de Consolación y San Benito Abad, aproada por el Papa Inocencio XIII en 1722.
    La descripción de su arquitectura, según el Catálogo Arqueológico y Artísti­co, es de una nave cubierta por bóveda de cañón y lunetos, casquete esférico en el ante presbiterio y cúpula en el camarín, porche de ingreso y coro: En el muro del Evangelio, se descubre por el interior del templo, una portadita con arco apuntado, y en el muro exterior, del lado de la Epísto­la, una portada mudéjar de época tardía.
    En 1923 se hizo un inventario de la Capilla de San Benito Abad y dice que está frente a la línea férrea. Consta de una hermosa nave, coro alto, sacristía y varias piezas de casa habitación del ermitaño. En 1920 se encontraba en mal estado y una chispa electrónica la perforó por varias partes, dejándola en estado ruinoso, en el que se encuentra. Tiene cuatro altares, el mayor con las imágenes de la Asunción y del tamaño mayor del natural, Santa Eusebia y Santa Máxima; el de San Pedro con la imagen; el del Señor de la Humildad y Paciencia -Señor sentado en la Peña- y el de la Virgen de los Dolores, bellísima es­cultura, y a los lados, Santa Águeda y Santa Lucía. Por debajo del altar del Señor de la Humildad, hay un nicho formado en el arco donde se encuentra una colosal imagen de extraordinarias proporciones de San Antonio Abad con un hermoso cochino, y una pequeña imagen de la Virgen del Rosa­rio.

    Me contaba mi madre (q.e.p.d.) que a principios de este siglo y hasta los años veinte, iban de romería a San Benito, qui­zás el 21 de Marzo,, y que había la costum­bre de traer al Sr, sentado en la Peña y la Virgen de los Dolores desde su ermita de San Benito a la Iglesia de Santa María para salir el Jueves Santo en procesión y luego regresar el Domingo de Resurrección. Per­tenecían a la cofradía de Las Tres Horas. Esta costumbre siguió hasta 1936 en que fue saqueada la ermita salvándose sólo el Cristo. Yo visité la ermita con mi padre en 1967 y estaba llena de maleza. Actualmen­te es de la sociedad de D. Antonio Fontán Pérez, amigo y pariente lejano nuestro, que la adquirió el 11 de Abril de 1977 y la ha limpiado y arreglado, evitando así que la incuria del tiempo la destruyera. 

Antonio Cordón Bernabé
(De mi libro inédito: Guadalcanal y su Encomienda).
Revista de feria 1995
  

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