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sábado, 25 de noviembre de 2023

Las Ordenanzas Municipales de Guadalcanal en el Siglo XVI 1/2

Sancionadas o aprobadas por Carlos II en 1674

Primera parte


        En la Revista de 2001 ya tuve la oportunidad de comentar sucintamente algunos aspectos de las ordenanzas municipales de Guadalcanal sancionadas o aprobadas por Carlos II en 1674. En aquel momento ya sabíamos de la existencia de un ordenamiento anterior, porque así lo indicaban en el texto que precedía al de 1674, pero desconocíamos su paradero, sospechando que los avatares del tiempo habrían eliminado esta importante referencia documental sobre la historia de nuestra villa. Afortunadamente no fue así, pues escudriñando en distintos archivos dimos con su paradero fuera de los lugares usuales, concretamente en los fondos documentales de la Fundación Lázaro Galdiano.
        Desconocemos las circunstancias que mediaron para que dicho documento recalara en la biblioteca y archivos de la citada fundación y, aunque nos gustaría que se custodiase en nuestro archivo municipal, nos damos por satisfecho con su conservación, que probablemente no hubiese sido posible de no mediar el quebrantamiento de la voluntad de los guadalcanalenses de custodiarlas en su pueblo. En cualquier caso, agradecemos las facilidades encontradas para hacernos con una copia digitalizada, copia hoy en nuestro poder tras las gestiones que compartí con el Excmo. Ayuntamiento de Guadalcanal.
        El manuscrito al que nos referimos presenta un estado de conservación más que aceptable. La primera referencia que tuvimos sobre su existencia nos la proporcionó Salvador Hernández González (1), que nos remitió a un catálogo de manuscritos de la referida fundación, obra de Juan A. Yeves (2). En su tomo I, pág. 127, reseña 58, aparece textualmente lo que sigue:

1. Guadalcanal. Cabildo: (Ordenanza y arancel de la villa de Guadalcanal), – (15-), 4hs, cij fols, 2hs. (29lín): perg. : 205 x 144 mm. (3).
2. Manuscrito original. Las ordenanzas se han escrito en letra gótica redonda libraría y los añadidos posteriores, de varias manos, con caligrafía menos cuidada. Encontramos una inicial de adorno en tinta roja y verde en el verso de la tercera hoja, otras iniciales y calderones a lo largo del texto y reclamos al final de cada uno de los cuadernos. La numeración inicial se ha completado después y se ha visto alterada por errores o por la falta de algunos folios: xxiij a xxv, lxxxix xc, que se han cortado; se repiten los folios xcvj y xxv, pues en las dos hojas añadidas aparece esta misma foliación. Después de las modificaciones apuntadas, ha variado, de forma más notable en la parte final del volumen, la composición de los cuadernos, que constaba en su mayor parte de cinco hojas dobladas. Encontramos una anotación a lápiz en el recto de la primera hoja: 248. Encuadernación original en piel sobre tabla con orla plateresca de hierros gofrados, restos de cierre en piel con broche metálico, en mal estado y desprendido del manuscrito; 207 x 148 mm.
3. Sign. M -35; Inventario 15219; Ms.394.
4. Bibl.: Paz: Colección Lázaro, núm. 248.

        Continúa la reseña, diferenciando los cinco documentos que siguen:

1. Tabla de las Ordenanças y alanzel de la villa de Guadilcanal scripto por las letras a, b, c. (h. 1r. 3r.).
2. (Texto de las Ordenanzas), (h, 3v. –f. xcv v.)
3. (Ordenanzas sobre la carnicería, 1527, abr., 29, Guadalcanal). (h. 1r.- 2v. Entre fols. Xcv y xcvj)
4. RAMÍREZ, Pedro: (Decreto judicial del licenciado Pedro Ramírez por el que se incluye en el libro de arancel una sentencia del bachiller Juan González contra los hijosdalgo de la villa. 1525, feb., 18, Guadalcanal). (f. xcvj r. – c r.)
5. (Ordenanza sobre la corta de leña por los extranjeros con el testimonio de Cristóbal Mata y Alonso Ramos, 1537, ene, 12, Guadalcanal). (f c r. –cij r)

        El documento por el que nos interesamos en esta ocasión es el segundo de los descritos, las ordenanzas municipales, que ocupan la mayor parte del manuscrito. De su minuciosa y laboriosa lectura nos sorprende que básicamente se trata del mismo documento de 1674, observándose escasas diferencias entre las que sólo merecen destacar dos de ellas:
        Ambos ordenamientos siguen prácticamente el mismo desarrollo, con la salvedad de que mientras que en el del XVII las 294 ordenanzas van apareciendo consecutivamente, todas con el mismo rango y tratando por orden alfabético distintos núcleos temáticos, en el del XVI el texto está dividido en LXXXVIII títulos, que se corresponden con los mismos núcleos temáticos anteriores, organizados alfabéticamente en torno a las palabras claves que aparecen en el texto con letras capitulares.
        La segunda diferencia radica en la cuantía de las penas o multas que suponía el incumplimiento de lo dispuesto en cada uno de las ordenanzas o apartados, lógicamente más cuantiosas en el segundo de los ordenamientos para compensar la inflación acumulada en los aproximadamente 140 años que median entre ambos textos legales. Precisamente en la declaración de intenciones que justificaba la necesidad de introducir un nuevo ordenamiento en 1674, se admitía esta causa como la principal pues, como indicaban, habían quedado tan reducidas las penas que resultaba más provechoso infringir tal o cual artículo que pagar la pena impuesta.
        Llegado a este punto parece conveniente interesarnos por el origen y significado de las Ordenanzas Municipales. Sobre su origen, hemos de remitirnos a la primera mitad del s. XV, concretamente a los tiempos del maestre e infante don Enrique de Aragón, que incluyó entre las Leyes Capitulares santiaguista una nueva sobre la conveniencia de que cada concejo dispusiese de un ordenamiento claro que facilitara la convivencia vecinal y regulara las relaciones con los concejos limítrofes y con la propia Orden. Debían sustituir a los escuetos y complejos fueros y privilegios aplicados hasta esas fechas en el ámbito jurisdiccional de la Orden, que frecuentemente daban pie a discordias y pleitos entre concejos y encomiendas vecinas. Además, debían atenerse y someterse a disposiciones de mayor rango, como lo eran las Leyes Capitulares, revisadas y matizadas periódicamente en los Capítulos Generales, el órgano regulador y legislador de la institución.
        En efecto, desde finales del XIV los Acuerdos, Leyes o Establecimientos de la Orden de Santiago se formalizaban por escrito, constituyendo textos legales matizando, derogando o ampliándolos de acuerdo con las situaciones coyunturales que iban afectando al señorío santiaguista. Se imprimieron por primera vez en 1502, como parte de un proyecto más ambicioso que tenía como objetivo recopilar las leyes de los distintos reinos bajo la monarquía de los Reyes Católicos.                      Concretamente, lo concerniente a dicha Orden le fue encomendado a Fernandes de la Gama, que lo agrupó bajo el título Compilación de los Establecimientos de la Orden de la caballería de Santiago del Espada (4) recogiendo disposiciones ya en vigor a finales del XIV, sobre las cuales se habían ido añadiendo o derogando los acuerdos tomados en los sucesivos Capítulos Generales celebrados hasta principios del XVI. Desentendiéndonos de los primeros LXXIX Títulos, que se centran en los Establecimientos Espirituales, nos ocupamos de su segunda parte, los Establecimientos Temporales o Leyes Capitulares, es decir, lo relativo a la buena gobernación de los pueblos santiaguistas, desarrollados en LXX Títulos, muchos de ellos subdivididos en apartados con rango de Ley.
        Pese al desorden del texto, entendemos que cubría satisfactoriamente el objetivo propuesto, esto es, su aplicación en las unidades administrativas en que había sido dividido el territorio santiaguista: cada una de sus dos provincias (la de Castilla y la de León) y, dentro de ellas, en sus distintas alcaydías y encomiendas, estas últimas constituidas por uno o varios concejos (5). Como debían ser los visitadores, gobernadores provinciales, alcaldes mayores, comendadores, alcaydes, alcaldes ordinarios, regidores y el resto de oficiales concejiles los garantes de su puesta en práctica y aplicación, sus primeros títulos (del I al XXIII) se dedican a regular el nombramiento de las autoridades citadas, a relacionarlas desde el punto de vista jerárquico y a recoger las competencias de cada una de ellas. El resto de los títulos y leyes regulan los distintos aspectos para el buen gobierno del señorío.
        Por lo tanto, existía una referencia básica para el gobierno de los pueblos santiaguistas. No obstante, como al parecer seguían surgiendo equívocos, los Reyes Católicos insistieron en la iniciativa ya tomada en tiempos de don Enrique de Aragón, confirmando que los concejos debían disponer de un ordenamiento particular para su buen gobierno, recogiendo lo establecido e instituido de forma general, así como ciertas peculiaridades locales concedidas a los concejos diferencialmente por privilegios antiguos (6). Por ello, en Guadalcanal decidieron establecer su primer ordenamiento a principios del XVI, siendo la iniciativa más antigua de esta índole tomada entre los pueblos santiaguistas de la zona que preferentemente nos ocupa, centrada en lo que fue el partido histórico de Llerena dentro de la provincia de León de la Orden de Santiago en Extremadura (7). No se ha podido determinar la fecha exacta de su redacción, pues en ninguna parte del texto legal se indica tal circunstancia. Sin embargo, por el desarrollo cronológico de los distintos documentos que integran el libro, intuimos que las ordenanzas fueron aprobadas por el concejo en fecha anterior a 1525, sin que mediara expresa aprobación o sanción real, la otra circunstancia que motivó la aparición del ordenamiento de 1674.
        El contenido más usual de las ordenanzas municipales abarcaba aspectos relacionados con el orden institucional, la economía, la limpieza, el abastecimiento y la organización, funcionamiento y administración del concejo; es decir, tal como sucede en la actualidad, incluyendo además otras consideraciones hoy fuera de las competencias municipales, como la ordenación de la vida económica y laboral (regulación de oficios, salarios y precios), en aquella época bajo la tutela de los gobernantes municipales ante la incompetencia o escaso desarrollo de la maquinaria administrativa del Estado y de la Orden. Por lo tanto, salvo las cuestiones relativas al derecho civil, procesal o penal, en aquellas fechas las ordenanzas municipales regulaban la práctica totalidad de los asuntos de cada comunidad o concejo.
        Por ello, podemos establecer grupos de ordenanzas centradas en uno u otro aspecto a regular. En este sentido diferenciamos ordenanzas:
        Institucionales o relacionadas con la administración del concejo y su hacienda, cuantiosa en nuestro caso. Se incluyen los derechos y obligaciones del cabildo concejil, de otros oficiales municipales sin voz ni voto en los plenos capitulares, y la administración de los bienes concejiles.
        Aquella otras incluidas para regular las relaciones con los concejos vecinos, aspecto importante en nuestro caso por compartir con ellos arroyos y abrevaderos, e incluso los aprovechamientos de casi 10.000 fanegas de tierras baldías.
        Las orientadas a organizar la economía agraria. Caben en este apartado las introducidas para fomentar y defender los cultivos y la ganadería.
      Las encargadas de garantizar los abastecimientos de artículos de primera necesidad (carne, pescados, pan, vino, aceite, etc.) en buen estado y a su justo precio.
        Las que regulaban las actividades artesanales e industriales, garantizando así manufacturas y productos de calidad, sin vicios y a un precio justo.
     Y otras difíciles de encuadrar en los apartados anteriores, como las que regulaban las fiestas, el trato con los esclavos, las tasas de profesionales liberales, peones, braceros y jornaleros, el control de las epidemias, la defensa del medio ambiente (regulación de los fuegos, caza, pesca, formas de aprovisionarse de leña y madera) etc.
        En nuestro caso, la disposición seguida a la hora de vertebrar el texto legal sigue un orden escuetamente alfabético en torno a determinados núcleos temáticos, como expresamente se indica en la declaración de intenciones (número 6 de la foliación superpuesta con signos árabes, que se corresponde con el folio ii de la organización original del texto):
        Acordamos de fazer este libro por el alphabeto o más vulgar por las letras del a, b, c, porque más ligeramente hallen el título o ley que buscaren buscándole en la letra que suena…

Notas. -
1 Salvador HERNÁNDEZ GONZÁLEZ es de sobra conocido por los habituales lectores de esta revista, donde ha participado en numerosas ocasiones.
2 YEVES ANDRÉS, J. A. Manuscritos españoles de la biblioteca Lázaro Galdiano, Madrid, 1997.
3 identifica al pueblo sobre el que trata el documento, indicando que es propio de su cabildo. Además, reseña el título, la fecha imprecisa de su redacción, que la ubica en el s. XV, y su estructura, indicando que está constituido por cuatro hojas sin numerar al principio, más 104 folios a dos caras con 29 líneas, Por último, aclara que se trata de un libro en pergamino de 205 x 144 mm.
4 existen otras ediciones más actualizadas correspondientes a 1527, 1555, 1565, 1577, 1598, 1605, 1655, 1702 y 1752, generalmente mandadas a imprenta después de algunos de los Capítulos Generales.
5 En este caso se toma como referencia la organización administrativa existente en la Provincia de León, más próxima al ámbito de los potenciales lectores de este artículo y que poco difiere de la observada en tierras castellanas.
6 CORRAL GARCÍA, E. y LADERO QUESADA, M. A. Ordenanzas de los concejos castellanos: Formación, contenidos y manifestaciones (s. XIII-XV), pág. 37. Burgos, 1988
7 Las otras iniciativas de las que tenemos constancia corresponden a años posteriores,

Manuel Maldonado Fernández
Revista de Feria de Guadalcanal 2005

sábado, 18 de noviembre de 2023

Guadalcanal en los archivos eclesiásticos y municipales

Inventarios de archivos históricos  municipales y de de Tentudía

    La vinculación eclesiástica de Guadalcanal con el Priorato de San Marcos de León y el Monasterio de Tentudía durante la época que pertenecía nuestra villa a la Orden de Santiago y enclavada dentro de la provincia de León de Extremadura, ya sido analizada por muchos historiadores y sobre ello hay una enorme bibliografía a disposición en anales y estudios.
    Aquí queremos analizar varios legajos y documentos analizados y clasificados que se encuentran a disposición de los historiadores. Esta documentación se encuentra en el Centro de Desarrollo Comarcal de Tentudía (CEDECO-Tentudía) y en la parroquia de San Pedro de Monasterio (Badajoz), así como en otros archivos municipales y parroquiales, en el caso de los citados archivos en Guadalcanal, me consta la labor de los archiveros para clasificar y catalogación de la documentación que se podrán consultar.
    Relacionamos algunos de ellos:

CONVENTO DE MONJAS CONCEPCIONISTAS
Año 1795.- reglamento del Consejo de órdenes al efecto 26-1 1795 Recurso sobre el pago de los alimentos que debe el convento concepcionista de Guadalcanal a dos religiosas trasladadas al de Segura. Legajos 21-3

CONFLICTOS CON LA [TENENCIA DE VICARÍA DE GUADALCANAL]
Año 1785 Ejecutoria ganada por el vicario de Tudía en el pleito con su teniente de Guadalcanal Legajos 27-15
Año ¿1805? Instancia del vicario de Tudía solicitando testimonio del privilegio de Guadalcanal sobre el nombramiento de los tenientes, e informe del teniente actual 38-59 inc.
Año 1832 Providencias sobre el proceder del teniente de vicario en el encarcelamiento del párroco de Santa Ana de Guadalcanal legajos 38-53.
Sin fecha (s.f.) Impreso del ayuntamiento de Guadalcanal solicitando que su vicario conozca en todas las causas en primera instancia, así como en las de apelación que le fije el Consejo de órdenes 2.7-21.
Sin fecha (s. f.) Impreso. Defensorio por la vicaría de Guadalcanal, en cinco capítulos:
1- Jurisdicción ordinaria del vicario;
2- Es inferior al de Tudía, pero no es su teniente;
3- Puede nombrar teniente;
4- No cesa por promoción o muerte del de Tudía; 5- Ha de ser religioso de la Orden de Santiago Legajos 27-9
OTROS DOCUMENTOS. XI (2).17. GUADALCANAL
1662, 1764 Reales provisiones facultando a los párrocos la administración de todas las capellanías 27-12
774 autos sobre la provisión de la sacristía. Información del personal de servicio y dotaciones 18-12 1792
Autos de la demanda instruida por los incidentes ocurridos en la elección de colector de la parroquia de la Asunción 38-75
1802 apelación de un auto del teniente de vicario contra el presbítero D. Juan García por cerrar una ventana en pared divisoria 18-13
1802 demanda de Alfonso Arenas contra Juan Alonso y sus cuñados de Alanís, por una propiedad que tiene réditos de una capellanía 20-20
1804 juicio de conciliación entre D. Fernando Artero, vecino de Calera, y varios vecinos sobre la bellota de una dehesa 17-5
1843 oficio del alcalde para que se separe de su cargo al vicario por no haberse sumado al pronunciamiento nacional 23-3
1843-1850 Correspondencia entre el vicario de Tudía y el teniente de vicario de Guadalcanal S.C.

MATRIMONIOS DE GUADALCANAL
1801 dispensas y otras diligencias matrimoniales 36 ç
1806-1856 Ídem 34

Jurisdicciones eclesiásticas
    Desde sus inicios las poblaciones de la Mancomunidad, surgidas a la Historia en plena Edad Media, se integran, salvo el caso de Bodonal de la Sierra, en la Vicaría de Tudía y Reina. Contra lo que pensaba Rodríguez Blanco (1985: 329), la Vicaría contaba con atribuciones jurisdiccionales y término bien definido. (“El último titular fue Don Vicente Espínola y Centurione, Marqués de Montemolín (vid. Interrogatorio Real Audiencia, pág. 698). Según el informe incluido en la Estremadura de López de 1798, la recuperación de la jurisdicción fue en 1776. pág. 312”).
    El vicario de Tudía y Reina contaba en un principio con tres vicarios, uno en Llerena, otro en Guadalcanal y otro en la propia villa de la Calera. La polisemia del concepto de vicario y su contenido jurisdiccional originarían conflictos interminables entre las autoridades en contacto, el Vicario de Tudía con su propio vicario de Guadalcanal, o con el Vicario General y el provisor, vicario a su vez del Prior de San Marcos (Un buen estudio sobre las dignidades santiaguistas de la provincia de León puede leerse en la obra de V. Navarro del Castillo, Historia de Mérida y pueblos de su comarca, t. 11, Cáceres 1974, especialmente cap. XXXIII-XXV).

Archivos municipales.
    Origen y estado de los mismos. Pronto se evidenció que el mejor archivo municipal de la Mancomunidad, por lo que a volumen documental guardado se refiere, es sin duda el municipal de t., al punto que, por lo extenso de dicha documentación, la catalogación no ha podido pasar del mediados del S. XVII, puesto que había que dedicar tiempo a los demás de la Mancomunidad y otros de fuera de ella. Le sigue en importancia o masa documental el de Cabeza la Vaca, y en tercer lugar el de Segura de León. Obviamente la relevancia de tal masa documental afecta no sólo al ámbito local de estas y las demás poblaciones mancomunadas sino que rebasa sus límites hasta resultar en muchos casos de interés, cuando menos regional, entendiendo por tal un ámbito no administrativo sino territorial, es decir, de un ámbito tan sólo inmediatamente inferior al nacional ; tal es el caso por lo que respecta a antiguas poblaciones santiaguistas hoy en otras administraciones autonómicas o provinciales como son las de Guadalcanal, en la de Sevilla, o Arroyomolinos y Cañaveral de León en la de Huelva, pero también para las del propio límite mancomunado.

Archivos vicariales y parroquiales
    De forma general se puede afirmar que los archivos parroquiales han guardado mejor la documentación que los municipales. Del archivo del Vicario de Tudía, al trasladarse de Calera a Segura de León hacia 1790, debió desecharse toda la documentación acumulada desde la fundación de la Vicaría a finales del S. XIII. Tan sólo se reservaron los documentos que incluían los pleitos de aquella con diversas instancias santiaguistas (prior de San Marcos, provisor de Llerena, vicario de Guadalcanal, sobre todo) a partir de 1427, bien en los documentos originales bien en transcripción de los pleitos, o ambas cosas a la vez. A eta última fecha corresponden el pleito y la llamada sentencia antigua, favorable al Vicario de Tudía frente al provisor de Llerena, por oposición a la sentencia nueva, de 1536, por la que el provisor asentó sus derechos en perjuicio de los del Vicario. Junto a esta documentación originada en los diversos pleitos, se incluye manuscrita alguna historia de la Orden de Santiago y de su Vicaría de Tudía. Igualmente se conservan escritura de bienes, donaciones y fundaciones a favor de la Vicaría anteriores a 1790. En ellos estaba en juego la supervivencia de la institución. La documentación vicarial se guarda en mejores condiciones a partir de 1790, es decir, la generada por la institución en su último siglo de vida, y en ella encontramos expedientes matrimoniales. El archivo parroquial de Calera de León guarda escrituras de diverso contenido relacionadas con la Encomienda y Vicaría de Tudía, con una cronología que va de 1512 a 1878. Todas las poblaciones de la Mancomunidad estuvieron incluidas en el distrito vicarial, salvo la de Bodonal que lo estuvo en la Fregenal de la Sierra.

Se ha respetado la escritura original de los textos.

Fuentes. - MESTO cuadernos monográficos de Tentudía III
INFORME SOBRE LA TERCERA FASE DEL PROYECTO LA MEMORIA COLECTIVA DE TENTUDÍA Andrés Oyola Fabián.

sábado, 11 de noviembre de 2023

Guadalcanal año a año

Una Revista casi centenaria

             La Revista de Feria de Guadalcanal es prácticamente centenaria, el primer número que aparece en mis archivos es de 1928, pero creo que existen algunos anteriores, esta revista se llamaba “EL COMERCIO DE GUADALCANAL”, dirigida por Manuel Elena y estaba dedicada a las ferias y fiestas de la localidad.

             En ella ya aparecían artículos de escritores locales y foráneos, algunos de ellos, como es el caso de una poesía de Luís Chamizo, insigne escritor y poeta de Guareña que se estableció en nuestra localidad al esposarse con Virtudes Cordo Nogales en 1921, Este artículo que contiene la poesía “HEROES SIN GLORIA”, es una oda dedicada a los héroes sin gloría, los héroes del martillo y del arado. Igualmente aparece en esta revista un curioso artículo como uno de Édouard Heliot, escritor y político francés de la época, titulado “EL PROBLEMA DELALCOHOL”.

           Vemos el programa de la feria de ganado y fiestas del 1928, del 4 al siete de septiembre, organizados por la comisión de festejo, siendo presidente de la misma, Don Ignacio Vázquez, alcalde Don Guillermo Alvarado y actuando de secretario Don Adrián Salinas. La inauguración fue el día 4 a las 7,00 horas de la mañana con un pasacalles amenizados por la banda de música de la localidad dirigida por el profesor señor Escote, el día 6 a las 18,00 horas solemne procesión de Nuestra Señora de Guaditoca, patrona de la localidad, organizada por su Real Hermandad, con acompañamiento de las Autoridades, Banda Municipal de Música y de Tambores y Cornetas, durante el recorrido se dispararán numerosos cohetes y tracas. Por las noches, bailes de sociedad, conciertos, circo (Circo París), teatro, cinematógrafo, fuegos artificiales y otros festejos. Igualmente, se anunciaban el comercio de la localidad y la zona, como PURIFICACIÓN R. FRESNO -Fábrica de harinas y panificación esmerada-, ALBERTO DE LA HERA -Farmacia, droguería y perfumería-, JOAQUIN GARCÍA CALDERÓN -Transportes de mercancías y viajeros, servicio a la estación de tren-, CASA ROMERO – Bisutería, mercería y novedades-, FONDA DE MISERICORDIA - Casa especial para viajeros, amplías y ventiladas habitaciones, limpieza absoluta y cuarto de baños-, JULIO BARRAGAN CORDOBÉS -Paquetería, mercería, perfumería, ferretería, calzados y armas y explosivos de todas clases-, MANUEL NAVAS - Sombrearía-, SANTA CLARA – Molino de aceite, fábrica de harinas y panificación-, ADRIANO ATALAYA RIVERO -Almacén de calzado-, MARCOS ALVARADO Y TENA -Fabrica de aceite de oliva y orujos, jabones y sulfuros-, JUAN ATALAYA ROMERO -Colonias, paquearía, quincalla y vinos.- MANUEL BAÑOS MÁRQUEZ - fábrica de curtidos-. Y otros establecimientos, algunos de ellos han perdurado durante todo el siglo XX a través de sus sucesores.

            En esta canturía, la revista ha tenido diferentes nombres, como EL COMERCIO DE GUADALCANAL -Revista ilustrada-, FOTO Y LUZ -Revista de feria-, GUADALCANAL. Revista de feria o feria y fiestas-, PROGRAMA OFICIAL DE LOS FESTEJOS, REVISTA DE GUADALCANAL, y otras, simplemente ponían en su portada GUADALCANAL y el año. La revista durante tantos años ha pasado por varios estilos y contenidos, algunas de ellas, se limitaban simplemente al programa oficial de la feria, otras, la mayoría han contado con gran variedad de artículos y poesías, de guadalcanalenses y gente que ama Guadalcanal.

            La revista no siempre tuvo una cadencia anual, pero fue a partir de los años 70 cuando cogió su redacción y dirección Rafael Rodríguez Márquez, nuestro añorado amigo “Rafalito Electrovira” cuando realmente la edición tuvo continuidad hasta nuestros días, Rafael aparece por primera vez en el año 1969 con su artículo “REYES MAGOS”, en el reflejaba en aquella época los escasos juguetes que nos traían a los niños “el flaco caballo de cartón o la ruidosa chirriera,..” después siguen apareciendo sus artículos, año tras año, todos ellos relacionados con Guadalcanal, en el año 1973 aparece en el consejo de redacción de la revista, a partir del año siguiente coge la dirección hasta el 1985.

            Con Rafael a pesar de la diferencia de edad y que yo he vivido desde los nueve años fuera de Guadalcanal, me unía una amistad especial, tal vez nos unió nuestro amor por nuestra villa, como a tantos otros. Era la única persona que me llamaba en el pueblo Aguilar, mi segundo apellido por línea materna, tal vez por la amistad que le unía con mi tío Antonio, con el que compartía primer apellido y su gran pasión por el Guadalcanal CD, de los que ambos formaron parte de la directiva.

            Todos los veremos cuando iba a la feria me tenía guardada la revista, recuerdo que en el año 82 hablando con él en la puerta de la Puntilla, me comentó que estaba buscando un libro de poesía en las librerías de Sevilla y no lo encontraba de Agustín Capitán Álvarez, otro ilustre escritor Guadalcanalense poco conocido, le ofrecí que me diese el tirulo y yo se lo buscaba en Madrid, finalmente lo localicé en una librería de viejo de la Cuesta del Moyano de Madrid, se lo llevé en Navidades y me regaló un estuche con una pluma y un bolígrafo de la marca Inoxcrom, que guardo en mi escritorio como un tesoro.

            Cuantos y cuantos artículos, trabajos de personas de nuestro pueblo o muy amantes de él a través de los años, artículos que nos ha enseñado la historia de Guadalcanal, sus monumentos, sus hijos ilustres, el sentir y el pensar de nuestra gente, escritores, poetas e historiadores como los mencionados anteriormente Agustín Capitán y Luis Chamizo, u otros relevantes Manuel Maldonado Fernández, Antonio Gordón Bernabé, María Dolores Gordón Peral, Juan Collantes de Terán, Jesús Rubio, Antonio Fontán, Antonio Burgos, Andrés Mirón, Alberto Bernabé Salgueiro, Salvador Hernández  González, y tanto otros, que unir a la lista interminable de Guadalcanalenses o foráneos, como José F. Titos Alfaro, Pedro Porras Ibáñez, Leopoldo Tena, Rafael Rodríguez Márquez, Ignacio Gómez Galván, José Baños Carmona, José María Álvarez, José Vázquez Márquez, Rafael A. Rivero del Castillo y un largo etcétera, entre los que humildemente me incluyo. Sin olvidar por último en esta larga lista a José Luis Ceballos y Antonio Murillo (Muri) que con sus historias futboleras nos han recordado las vicisitudes y anécdotas de nuestro equipo de futbol.

            La revista y el formato que actualmente conocemos se debe en parte a Ignacio Gómez Galván que en los dos periodos que ha estado en el ayuntamiento como concejal, ha llevado la dirección y le ha dado un formato más actual.

Rafael Spínola Rodríguez
Teruel, mayo 2021.
Publicado en la revista Guadalcanal 2021

sábado, 4 de noviembre de 2023

Barberías y carnicerías en Guadalcanal

¡Qué cosas trae la modernidad!

             Cuando Guadalcanal contaba con muchos más habitantes y actividad, las carnicerías se convertían en centro social para nuestras madres y abuelas y las barberías el centro de reunión y mentidero para nuestros padres y abuelos.          

  

         
Barberías. -

            Recuerdo cómo me contaba mi padre que se tiraban de dómía hasta quince días y cuando regresaban al pueblo eran visitas obligadas, primero ir a la barbería para pelarse o afeitarse, después ir al Bar Cazalla, El Chato, El Botero o cualquier otro casino para tomar unos vinos y chalar con las amistades, eran los noticieros del pueblo.

            En la actualidad y aprovechando la modernidad, los hombres se cortan el pelo y se arreglan la barba, la mayoría en las peluquerías unisex o de señoras, ya no existen barberías en Guadalcanal, ¡qué cosas trae la modernidad, me comentaba un viejo amigo que me vio salir una tarde de una de ellas!

            Aun pensando que podemos dejarnos algunas, citamos:

            En los años 30/40 estaban abiertas, en la calle Calvo Sotelo (actual Antonio Porras) se encontraba la barbería de José Casaus Parra, la de Adelardo Palacios (padre del Sano) en la calle San Sebastián, 24 y también pelaba y afeitaba en las casas, Antonio Criado en la calle Granillos, Rafalillo en la calle Milagros, Clemente en la calle Milagros y después en la calle San Sebastián.

            En la siguiente década, Martin Cote Blanco en Plaza España, 8, José Escote Romero en General Mola, 1 (actual Costalero), José María Gil Cantero en Muñoz Torrado, 1, José Pérez Gusano en Calvo Sotelo, 3 actual Médico Antonio Porras, Pepe el Músico (Plaza de España), entre otras.

            Según el libro de Rafael Rodríguez Márquez, en Guadalcanal hubo 8 barberías en los años 50 y 70.

            Muchos de mi edad recordados como barbero ambulante a nuestro recordado Rafael Palacios Gil (El Sanito), junto a su maletín de barbero y los caramelos que nos regalaba a los niños (para que estuviésemos quietos) y los de menta a nuestros abuelos (para que no tosieran), igualmente, llevaba la cámara de fotos en ristre, en invierno vendía cajas de polvorones, (de los que se pegaban al cielo de la boca decía y había que despegarlos con aguardiente). Si moría alguien allí estaba con su seguro para ofrecer los servicios que cobraba mensualmente puerta a puerta, era igualmente ditero y otros quehaceres…, y aun le quedaba tiempo para organizar y ayudar  a los vecinos de Santa Ana y los Escaloncitos en lo que le pedían, a principio de los 70 se trasladó a Sevilla por motivos de trabajo ( se metió a celador), pero cada vez que tenía vacaciones, Navidades, Semana Santa, Feria o en los fines de semana aprovechaba para venir al pueblo y seguir haciendo fotos (su pasión) decía.

            Hay un artículo en la revista de feria de Guadalcanal (1991) que escribe un paisano con el seudónimo de Pepe Shopson, sobre unos hechos ocurridos en los años 50 en la Barbería de Manolo Escote, situada en lugar privilegiado de la plaza, titulado “Cuernos en la barbería” y que reproducimos:

            “Yerra el lector si supone, por el título de estas líneas, que el asunto se refiere a una infidelidad conyugal consumada en una peluquería, que, en Guadalcanal, donde ocurrió la historia, se denomina en el vocablo cervantino cuando se trata del establecimiento de caballeros".

            Los hechos ocurrieron una tarde de verano de 1950. Fueron protagonizados por ese singular y entrañable guadalcanalense llamado Manuel Escote y por un viajante, cuyo nombre ni conocemos ni hace al caso.

            Baste saber que era sevillano, chaparrito y vacilón. El escenario fue la barbería de Manolo, sita en la impar plaza de España, de Guadalcanal, frente a la estatua de A. López de Ayala, aquel que temía “más al olvido que a la muerte”.  

        Serían las primeras horas de la tarde, en las que la tranquilidad de la plaza, mientras los naranjos agrios aguantaban impávidos la canícula, era absoluta.

         La barbería, como la tenía puesta Manolo, se diferenciaba poco de las de otros pueblos de Andalucía. El detalle distintivo era una hermosa cornamenta de ciervo que había en la pared que quedaba a la derecha de la puerta, y que cumplía la utilitaria misión de perchero. Se trataba de las astas de una pieza no cobrada por Manolo, sino de un regalo que le había hecho uno de sus hermanos, aficionado a la caza mayor, ya que nuestro protagonista, empedernido cazador, lo era de las especies pequeñas que abundaban por nuestro término.

            Aquella tarde, Manolo, después de haberse levantado de la siesta, abrir la barbería y haber leído el ABC, daba cuenta del crucigrama de Cova con la facilidad acostumbrada. De pronto, La cortina dejó entrar la luz de la plaza y una voz netamente sevillana irrumpió en la estancia:

            _ Buenas tardes, maestro. Aquí vengo, a ver si me hace usted un buen arreglo.

            Manolo, al mismo tiempo que se levantaba del sillón giratorio en que se encontraba, contestó:

            _ Buenas tenga Usted. Veremos lo que podemos hacer.

            El cliente se acomodó en el sillón del que Manolo acababa de levantarse.

         Manolo le aplicó el paño blanco, y tras ajustar el respaldo a la altura del cogote, empezó su faena, extendiendo jabón con la brocha sobre el rostro de su desconocido cliente. Este, que ya había reparado en los hermosos cuernos que adornaban la pared de enfrente, no pudo reprimirse las ganas de vacilar a Manolo, y con la entonación ambigua que el caso requería, pausadamente dijo:

            _ Maestro, digo yo que buenos cuernos tiene usted… aquí.

            _ Mire usted qué casualidad, -respondió Manolo sin inmutarse, mientras continuaba su cometido-, precisamente son del último viajante que pasó por aquí, que se los dejó olvidados.

            El Viajante tras la sorpresa de la respuesta, encajó el golpe con deportividad. En Sevilla, en más de una ocasión, tomando unas copas con amigos de su gremio, decía que había algunos, como el barbero de Guadalcanal, que no se cortaba un pelo”. 

Carnicerías. –

      Las carnicerías fue otro sector que tuvo gran actividad en Guadalcanal, ya encontramos una referencia del siglo XVI, en la revista de feria de Guadalcanal (2003) de Antonio Gordón Bernabé:

      Diego Ramos de León el Rico que era hijo de Diego Ramos el Viejo y de Elvira Rodríguez de León, marcho a Indias en la primera mitad del siglo XVI y se asentó en México. Allí testó en 1556 y murió. Mando fundar dos capellanías, una en el convento de San Agustín de México y otra en Guadalcanal, en la iglesia de San Sebastián, esta con 3.000 ducados para decir misas por su alma y la de su familia. Eran sus hermanos García Ramos el Viejo, Alonso Ramos Rico y Rodrigo Ramos de León el Viejo.

      Mandaba que con ese dinero se comprara además una carnicería que se hallaba junto a la iglesia de San Sebastián "y se quite de tal negocio por la reverencia que se debe tener" según consta en la manda testamentaria.

       Al igual que con las barberías, seguro que nos dejamos algunas, pero a continuación describimos las que hemos encontrado referencias:

    En los años 30/40 Francisco Tomé Gil, Jesús y José Vázquez Díaz, Rafael Morente Gusano, en la siguiente década, 41/55, José Álvarez Ibáñez en la calle San Sebastián, 8, la mayoría estaban en la Plaza de Abastos. Juan Arcos García y posteriormente Juan Arcos Yerga (los Romaneros), Manuel y José Galván Muñoz, Félix Ramos Polanco, Antonio, Josefa y Adelardo Álvarez Tomé.

    Otras fueron las de Antonio Tomé Trancoso, Dolores Tomé Vázquez y Tomás Tomé (Tomasin) en la Plaza de Abastos, Patrocino Moreno Chacón (Patro) que la tuvo en la calle San Francisco, en la Plaza de Abastos y al lado de la antigua cárcel, Juan Gallardo Jiménez en los Mesones, entre otras

       En la actualidad, después de cerrar Juan Arcos (hijo del Romanero) por jubilación, en la plaza de abasto la única referencia que queda de nuestros carniceros es Rafael Romero Galván (Chasquito) y en los diferentes supermercados también se venden carne y chacinas, pero aquellas tertulias en la cola de las carnicerías, -pasa Guaditoca, tu tienes más prisa, no pasa tú Rosita que estoy hablando con mi comadre-, eso ya no volverá.     

Publicado en 2018 en el blog “Guadalcanal por su recuperación Patrimonial”