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sábado, 31 de agosto de 2024

¿Adiós barquitos hundidos?


Cartas desde Whuzland/cuarta

Whuzland, Abril 2024

          Buen día Sr. Europeo,

          Hoy quiero hacerle un análisis sobre los últimos diarios que amablemente me ha enviado y concentro la noticias sobre la migración de mis semejantes de continente, como ya le he mencionado en alguna anterior, mi pequeño poblado a contribuido con varios jóvenes, entre ellos mi nieta a crecentar esta lista.

         Pero permítame, con el debido respeto señor, que antes le haga una pequeña reflexión: “Si en algún lugar se reunieran los mares y océanos para hablar, a buen seguro que habría mucho dolor en sus conversaciones y que ese dolor sería un agua negra que empaparía a toda la humanidad”.

         Leo pomposos titulares en sus prestigiosos diarios, hoy se celebra “El Día Internacional de los mares”, uno de tantos días internacionales reivindicativos que no valen para nada, pienso, sabido es que los mares son una de las vías con que la naturaleza nos envía inequívocos mensajes de alerta de cómo va nuestra relación con ellos. Y esos mensajes son tan rotundos en su forma y contenido, como reacios son muchos de vuestros políticos en escucharlos y tomar las medidas oportunas.

         Sigo leyendo, esta vez en un editorial del periódico de mayor tirada de su quimérica nación las declaraciones de un político, en este caso del de un partido que dice llamarse el “Partido Popular”, no analizo sus tendencias, el color político es lo de menos, las necedades no tienen color, decía textualmente “el tema de las pateras es comparable a los trenes de inmigrantes españoles que iban a la vendimia francesa allá por los años 60 del pasado siglo”, craso error, mi querido regente.

         En una de sus cartas que conservo señor, usted me comentaba: “Mi padre como tantos andaluces y extremeños fue varios años en uno de estos trenes, “a ganarse unas perrillas para pasar el invierno”, decía cuando se marchaba”, pero con una diferencia fundamental sobre las pateras, ellos viajaban con billete de ida y vuelta y trabajo fijo, pensión completa y horario y salarios “europeos”, terminada la vendimia, volvían a España.

         Permítame que le diga con todo respeto, las peteras son el trampolín de miles de africanos hacia al mal bautizado “primer mundo” construidas y tripuladas con la esperanza y la constancia de la desesperación y recibidas con la incoherencia de Europa, abandonan el arraigo de nuestra tierra y muchas veces, demasiadas, pierdan todo su equipaje (con consiste solo en su vida) a bordo de los barquitos hundidos cerca de vuestras costas, convirtiéndose éstas, en cementerios sumergidos de hambre, miseria y esperanza.

         Y es que cada vez tienen ustedes más faros apagados para no alertarnos de la presencia de arrecifes de piratas y malos capitanes –unos varados en el velo anacrónico de los políticos y otros disfrazados de peroratas, todos igualmente prisioneros de la desgracia ajena- , que desde la frágil trinchera de la intolerancia se niegan a buscar soluciones, son o mejor dicho, ignoran que todos cómplices, simplemente porque hablando y lamentándose de los negritos que pululan por sus ciudades y  curiosamente han denominados como nahuhtú (desheredado en nuestro dialecto) “ninis”, ¿han pensado en dar soluciones para empuñar con firmeza la solución y concienciaros con el timón de la responsabilidad?.

         Me surgen muchas preguntas hacia sus congeneres: ¿Cuántos barquitos hundidos más hacen falta para que vuestros dirigentes comprendan que van por una singladura equivocada?, ¿Cuántos desvelos de guardia civil, voluntariados, ONGs y patrones de pesca hacen falta para evitar la muerte segura de esperanzas a la deriva?, ¿Cuánto dolor y olor a muerte más tienen que sangrar vuestras playas?...

         Demasiadas preguntas, ustedes señor, piensan que no existe ninguna respuesta, sus políticos quizás con buena voluntad, o no y poca eficacia se reúnen con otros políticos de países exportadores de desesperanza para tomar soluciones, primero fue con Marruecos, muchas concesiones por vuestra parte, poca eficacia por Marruecos, ahora quieren reunirse con Mauritania y otros países del Magreb  para “tomar soluciones”, pienso que al final, más concesiones y poco o ningún medio por parte de Mauritania y otros países exportadores de penurias, ya que éstos países nos encontramos entre los más pobres del mundo y su renta per cápita se sustenta casi exclusivamente de “exportaciones humanas” a Europa.

         ¿Soluciones?, yo no las tengo, pero pienso que su país señor y la Unión Europea tampoco las busca o no le interesa “hincarle el diente”, y ahí es donde tienen que ponerse a trabajar, basta ya de bla, bla, bla..., tomen conciencia para dar esperanza y vida a éstos mal llamados migrantes.
         No soy demasiado optimista en este tema. Es más, creo que mi análisis es demasiado escéptico y usted desde la frontera del bienestar tampoco, pero me pregunto, por qué no ser un poco optimista y pensar que algún año podremos celebrar “El Día Internacional del Adiós de los barquitos hundidos”.

 Rafael Candelario Repisa

La fragua del pensamiento

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