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sábado, 31 de mayo de 2025

GUADALCANAL EN SU SIGLO DE PLATA 1/3


Administrador General de las Minas de plata del Molinillo (Guadalcanal)

Francisco de Mendoza y Vargas “El Indio” (*Socuéllamos (Ciudad Real) 1523 + Málaga 1563)

             Cuando nació entre los años 1523-1524 su padre Antonio de Mendoza, Caballero de Santiago, comendador de Socuéllamos, poseía la Casa de la Encomienda de esta localidad, por lo que se establece allí su nacimiento y allí permaneció sus primeros diez años de vida hasta que su padre fue nombrado primer Virrey, Gobernador, Capitán General de la Nueva España y Presidente de la Real Audiencia de México, el 17 de Abril de 1535 por el Emperador Carlos V y se trasladó a América, dejando aparte de su familia en España.

            Francisco de Mendoza pasó el resto de la infancia y juventud con su tío Bernardino de Mendoza que le enseñó el oficio y las artes de la mar, hasta que en 1542 su padre lo reclamó pese a su juventud para que fuera Visitador General del Virreinato de Nueva España, durante los años 1540/1541 fue Capitán de la Galera "La Paloma”, participando en las batallas navales de Argel y Arbolan, igualmente por aquella época fue Alcaide de las fortalezas de Vélez Málaga y Bentomiz, y durante los diez años que permanece en los nuevos reinos de México y Perú se forja una carrera ascendente hasta que le llega la sucesión a los cargos y del virreinato perpetuo a la muerte de su padre, como antes habían accedido sus antepasados en el Reino de Granada y resto de cargos hereditarios.

            Durante su estancia en América atesoró bienes y poder en la corte, así como un exhaustivo aprendizaje en la marina, agricultura y minas, experiencia que le condujo a su vuelta a España a solicitar diversas mercedes al rey Felipe II en Flandes, concediéndole finalmente en 1556 el nombramiento como Visitador primero y luego Administrador General de las Minas de los Reinos y de Guadalcanal, cargo que le reportaba más de 2.000 ducados anuales, siendo igualmente Comendador de Socuéllamos, Señor de Extremera y Coadjutor del Virreinato de Nueva España (México).

            Cuenta en su libro biográfico el escritor mexicano Salvador Novo que “Allá por el año del señor de 1557 siendo Administrador Real de minas D. Agustín de Zárate y visitador de las minas de Guadalcanal D. Francisco de Mendoza, en la primera visita de este a la villa, que, viendo la mina de plata situada en el Molinillo, le dijo a su interlocutor “Guadalcanal vale un Potosí”, a lo que D. Agustín le respondió que “esta villa tiene plata y nombre e historia propia”. Francisco de Mendoza además de ser conocido y reconocido en la historia por ser un excelente navegante, experto en agricultura, minas y su multitud de cargos en España y América, fue famoso en la medicina americana por ser promotor del Códice de la Cruz-Badiano, primer libro de herbolaria azteca que encargó su elaboración a D. Juan Badiano y D. Martín de la Cruz,

            Igualmente introdujo en México y el resto de Nueva España especies asiáticas como el jengibre y otras, siendo nombrado Factor Real para estos menesteres, en su faceta de empresario, fue el propietario del primer “ingenio” para la extracción de azúcar y la mayor fábrica de la época, instalada en Orizaba o “Ciudad de las Aguas Alegres” en el estado de Veracruz (México).

 

Fuentes. - Biografía de Francisco De Mendoza “Un adelantado en Nueva España”, Francisco de Mendoza “El Indiano” de Escudero Buendía, Web oficial de Socuélanos y autor.

Rafael Spínola Rodríguez

sábado, 24 de mayo de 2025

La cultura del vino en Guadalcanal en los Siglos XV al XIX

  

De Guadalcanal es, y aún tiene un es no es de yeso el señorico

            Durante estos siglos el cultivo de la vid fue extendiéndose por casi toda la provincia de Sevilla, no quedo ninguna comarca en la que no hubiese viñas, siendo su momento más álgido los siglos XVI, XVII y parte del XVIII, muchas de estas viñas y su fruto el vino viajaron en las flotas que partían de Sevilla hacia América. 

    En la edición de la Real Sociedad Económica Matritense de la “agricultura general” de Alonso de Herrera (Agrónomo de 1470 a 1539), figura la siguiente relación de vinos destacados, importantes en los s. XV y XVI: 

… *Guadalcanal con sus recios tintos y Cazalla de la Sierra con sus blancos esclarecidos junto a sus aromáticos aguardientes son presentes en mesas de Infantes y Reyes. (sic)

         No se conoce con certeza cuales eran los viñedos que se cultivaban en Andalucía antes del XV y siglos posteriores, si bien, en algunos anales constan las variedades de la zona como como la garnacha tintorera y marzuela tinta, también algunas variedades de la época eran:  la cencibel, bobal y graciano. En cuanto a blancos, las variedades localizadas eran cayetana blanca, palomino y aljerife. Igualmente  se tiene noticias de 1482 que se producían en jerez los denominados vinos de romania, conforme establecían las ordenanzas del marques de Cádiz: “ mando que lo fagan de Torrontes e de Fergusano e verde agudillo según e por la forma e manera que se facen en Xerez” (sic). Torrontes es uva blanca que está extendida en muchos puntos de la geografía española y argentina. La Fergusano es la llamada Fray Gusano de Manila o de Miraflores que es muy parecida a la Mantúo de Pilas. Y la Verde Agudillo, quizás corresponde al verduguillo actualmente Teta de vaca. Estas variedades fueron llevadas por los españoles en las colonias de ultramar. 

         El tratado que más nos puede aproximar al tipo de variedades cultivadas en aquella época es el de Simón de Rojas Clemente y Rubio “Ensayo sobre las variedades de vid común que vegetan en Andalucía” editado en 1807. En el mismo hace una clasificación de las distintas variedades, agrupándolas en Tribus y habla de 119 variedades distribuidas en XV tribus: Iª las Listanes/Forenses (Listán común, Morado, ladrenado, colgadera, tempranillo, etc.). IIª Palominos/Fissiles. IIIª Mantúos / Pensiles (mantúo castellano, bravío, de Pilas, fray gusano, torrontés, etc). IVª Jaenes/Duracinae (Jaén Negro de Sevilla, de Granada, Jaén Blanco). Vª Mollares/ Helvolae. VIª Albillos/ Dapsiles (Castellano, Negro, etc. Aquí también describe algunas cepas que denomina “variedades sueltas” como la Malvasía, la Tintilla o la Romé, la Morrastell, la Beva). VIIª Ximenecias/ Ximeneciae. Tribu VIIIª Perrunos/ Flaventes. IXª Vigiriegos/ Postratae. Xª Agraceras/Oxicarpae. XIª Ferrares/Pergulanae. XIª Tetas de vaca/Bumasti (Corazón de cabrito, Casco de tinaja, etc.). XIIIª Cabrieles/ Oleagineae. XIVª Datileras/Dactilides. Tibu XVª Moscateles/Apianae. En este apartado también muestra un grupo de “Variedades aisladas” como Vigiriega de Motril Moscatel de flandes, Uva del Rey, etc.

         A falta de fuentes que nos permitan valorar con exactitud la superficie dedicada al cultivo de la vid, hemos de recurrir a las descripciones que hacen de su entorno los coetáneos de estos siglos como las contenidas en la cosmografía de Hernando Colon que allá por el año 1517, nos trasmite una imagen muy positiva en cuanto a la presencia y frecuencia del viñedo por Sevilla. En cuanto a Guadalcanal, en los siglos XVIII y Principios del XIX se habla de una superficie de viña del 30 al 40 por ciento de la superficie total del término cultivada en la variedad de leñosos.

         En la ribera del Guadalquivir nos decía: “party de alcala del rrio para la rinconada que ay media legua grande llana e de viñas” ... “la rinconada e fasta la algaba ay una legua llana e de viñas” ... (sic). Y también como centro productor de vino, encontramos en el itinerario de Hernando en la sierra norte a Constantina, Cazalla y Guadalcanal de la que afirma “en estos lugares ay muy buenos vinos”.

         Ya a partir del siglo XVIII las fuentes serán más generosas y ciertamente contamos con un instrumento muy certero el Catastro de Ensenada desde 1749. El catastro resulta útil para establecer la geografía del viñedo en la Corona de Castilla. Una de las áreas que según datos del catastro superaban el porcentaje medio de superficie dedicada a la vid, era Sevilla: siguen destacando como comarcas productoras la sierra norte y el aljarafe. En la sierra superaban la media Cazalla y Constantina, después Alanís cuyos famosos vinos fueron citados siglos atrás por Lope de Vega, y Guadalcanal que también se distinguió por sus vinos en el XVI. 

         Es difícil conocer que tipos de vinos se realizaban y sobre todo cuales eran sus características organolépticas en la zona, es decir sus aromas y sabores. No quedan vestigios materiales de aquellos vinos, como no puede ser de otra manera. Los conocemos solo y exclusivamente por la literatura de la época, que por cierto fue muy prolija y de una calidad extraordinaria, estamos hablando del Siglo de Oro Español. Y aunque hasta el último tercio del XVIII la vinatería andaluza producía fundamentalmente, mostos, es decir vinos jóvenes que se encabezaban ligeramente con aguardiente vínico a fin de que pudiesen mantenerse en sus traslados, sabemos que también se producían vinos de guarda, es decir vinos añejados y envejecidos, como era el caso de nuestra villa. 

         Vinos que desde luego eran consumidos tanto por el pueblo llano como por la nobleza, alcanzando una merecida fama, recogida por nuestros clásicos (Cervantes, Lope de Vega, etc.). En este sentido, articulistas, historiadores y cronistas como José María Osuna, Antonio Merchán, José María Martín Cornello, Carlos Lora y Santiago Montoto han dado perfecta cuenta de ello en sus artículos de diversas revistas y en otras publicaciones de tirada nacional.

         Así en uno de los Sonetos de Lope de Vega: "Vino aromatizado que sin pena beberse puede, siendo de Cazalla, y que ningún cristiano lo condena" (sic). O en libros como "Rinconte y Cortadillo" de nuestro universal Miguel de Cervantes, que debió ser un excelente catador por la profusión de vinos que conocía, "lo trasegó del corcho al estómago y acabó diciendo: "De Guadalcanal es, y aún tiene un es no es de yeso el señorico"(sic). En el drama religioso “El rufián dichoso” cita Cervantes los vinos de Alanís, al poner en boca del espadachín Cristóbal de Lugo estos versos: Por San Pito/ que han de entrar todos, y la buena estrena /han cíe hacer a la hornada que ya sais/ y más, quo tenso da Alanís un cuero/ que se viene a las barbas…

         En una de las novelas ejemplares, “El licenciado Vidriera”, vuelve a hacer Cervantes su típica alusión a los vinos de esta comarca, y es donde más gala hace del conocimiento de estos líquidos báquicos: Al llegar a Génova el capitán don Diego dé Valdivia y Tomás Rodaja, entran en una hostería, y después que el hostelero ofrece una gran variedad de vinos, dice el autor: ”Y habiendo hecho el huésped la reseña de tantos y tan diferentes vinos, se ofreció de hacer parecer allí, sin usar de tropelía y como pintados en mapa, sino real y verdaderamente, a Madrigal. Coca, Alaejos, y a la imperial más que Real Ciudad, recámara del dios de la risa; ofreció a Esquivias, a Alanís. A Cazalla y Guadacanal, sin que se olvidase de Rivaldavia y Descargamaria. Finamente, más vinos nombró el huésped, y más le dio, que pudo tener en sus bodegas al mismo Baco” (sic).

         El comercio de vinos andaluces y sobre todo los sevillanos de la comarca de la Sierra Morena de estos siglos con América fue sin duda la gran oportunidad para la industria vinatera sevillana, que no supimos capitalizar. Y que dejamos pasar, para haber hecho de Sevilla una de las mejores zonas vitivinícolas 

         En primer lugar, hemos de destacar que el vino en la dieta marinera está perfectamente atestiguado, formaba parte indispensable del avituallamiento de las flotas. El Vino, que, junto al bizcocho, el agua y el queso eran los alimentos más consumidos en estos viajes. Pero lo más trascendental es que conforme avanzaba la conquista de las Indias, las cantidades de vinos que se fueron embarcando fueron progresando casi geométricamente. Pues, aunque también se llevaron vides para su replantación, estas necesitaron mucho tiempo para su adaptación a las nuevas tierras y nuevos climas, aparte de que hubo legislación suficiente para regular en el tiempo y en el espacio estas plantaciones, como la prohibición de finales del XVI de cultivar viñas en las colonias, con el fin de no perjudicar la economía de la metrópoli. 

         Así podemos empezar a distinguir esa gran oportunidad para la viticultura sevillana desde muy pronto; Tomas de Mercado (Economista, teólogo dominico y nacido en Sevilla en XVI), decía que el vino duplicaba su precio en indias “cincuenta pipas de vino entregadas en Guadalcanal o Cazalla valían a quince cada una, setecientos cincuenta ducados. Véndenlas a treinta pagados en nueva España, lo cual excede mucho lo que costara asegurar las pipas de ida y la plata de vuelta” (sic)

         Hamilton (historiador hispanista) también plantea que los productos alimenticios a Indias se duplicaban. Pero un estudio de Mª Carmen. Mena García sobre precios y costos de transporte de algunos productos agrarios remitidos a Indias en 1514 plantea que los precios son bastante mayores. Ella documenta que 1.152 arrobas de vino de Guadalcanal, que importaron inicialmente 79.833 maravedíes y que a su arribo a Darién habían incrementado su coste hasta 171.432 maravedíes (10.099 de gastos de envasado y acarreo hasta el barco y 82.000 de fletes y avería), se vendieron en destino por 821.250 maravedíes, lo que supone un incremento del precio de origen del orden del 1.026% y un beneficio bruto de 479%. 

         Los vinos de Sevilla y su hinterland se vieron favorecidos por la legislación del momento. En 1509 el Juzgado del Vino de Sevilla trato de impedir la entrada en la ciudad de caldos procedentes de otras comarcas con vistas a su exportación a Indias. La Corona dispuso que aquellos vinos destinados al aprovisionamiento de los navíos y armadas de la Carrera gozaran de absoluta libertad, no así su destino para otros usos, como la venta en la propia ciudad.

         Los cosecheros bajo-andaluces si gozaban del privilegio de no pagar el almojarifazgo y la alcabala de primera venta, esto en 1588 y según datos de García Fuentes, él envió de una pipa de vino, pagaba, en concepto de derechos aduaneros, 562 maravedíes si el cargador no era vecino de Sevilla, si lo era solo pagaba 85 maravedís.

         Según Pierre Chaunu (historiador hispanista) entre 1511 y 1550 viajaron 3.153 navíos y entre 1581 y 1590 lo hicieron 873. Si extrapolamos la media por navío que obtiene García Fuentes en la década de los ochenta del siglo XVI al total de los navíos que viajaban cada año, el resultado que se obtendría es de unas 450.000 arrobas anuales, cifra muy parecida a la que estable Chaunu por fuentes de tipo fiscal. 

         La procedencia de los vinos era: 52% caldos jerezanos del total de los embarques controlados, porcentaje que se eleva a un 53,2% si se añade los procedentes de Sanlúcar y el Puerto. El 42% de las comarcas sevillanas del Aljarafe y de la Sierra norte. Los del Condado de Huelva el 1,8% y el 2,6% restante eran vinos con origen desconocido. El 67,5% va destinado a Nueva España, el 2,4% a Tierra Firme, un 7,6% a las Antillas y Margarita y el 3,5% restante a Honduras. La gran diferencia entre el virreinato de Nueva España y Tierra Firme se explica por el rápido desarrollo que alcanzó el cultivo de la vid en este territorio en Perú (Nasca, Ica, Pisco, Paspaya y Arequipa) y Chile (inmediaciones de Santiago).

        

         Durante los siglos XVI, XVII y principios del XVIII, según García Fuentes, contabiliza en esos 50 años 2.054.822 arrobas de vino exportado a las Indias de los que el 95% fueron de procedencia andaluza y el 5% restante de caldos canarios. El destino fundamental continúo siendo el virreinato novohispano con un 55,5% del total. Sevilla y su área de influencia disfrutaron también del llamado “Tercio de los frutos de la tierra”. Para García-Baquero el primer año que se tiene constancia documental que se aplicó “el tercio de los frutos de la tierra” fue en 1673. 

         Para el siglo XVIII las cifras que nos da García-Baquero en el periodo de 1720 a 1751, y medidos en toneladas de aforamiento, los productos agrícolas supusieron el 46% del total de la carga y casi la mitad de los mismos la asumió a su vez el vino (41% del total de los productos agrícolas y el 19% del volumen total exportado). Es decir, para esos 32 años el total de vino exportado fue de 1.332.85 arrobas. En cuanto a la procedencia es de Jerez, el Puerto, Sanlúcar, Rota, Chiclana, la comarca del Aljarafe sevillano y el Condado, más un pequeño refuerzo de vinos “carlones”.

         Pero también durante todos estos siglos el comercio del vino que se producía en el territorio de Sevilla, no solo se limitaba con América, sino que también Galicia, Santander, Guipúzcoa, constituían destinos frecuentes de los vinos trasportados en naves fletadas en Sevilla. Y junto a ellos otros mercados europeos también eran destinatarios del vino sevillano.

            Gracias a esa expansión del negocio vinatero, surgirán en los campos, pueblos y aldeas de Sevilla, en la que destaca la Sierra Norte a lo largo del siglo XVI y siguientes, monumentales haciendas cuyas edificaciones magnificaban la vida rural. Gran número de ellas poseen intactas sus estructuras y muchos de sus elementos, como se recogen en el libro editado por la Junta de Andalucía: “Cortijos, haciendas y lagares de la provincia de Sevilla”

         Cortijo Castañarejo y Merino; en Cazalla de la Sierra. Noticias del XVI informan de un primitivo lagar. En 1578 el italiano Antonio Corzo lo compro, tenía dos lagares. El primitivo lagar tiene una torre de contrapeso. Cortijo de Franco o lagar de los Pollos¸ Cortijo del Inquisidor; Cortijo El Marqués, con lagar del XVIII, Lagar de las Tres Vigas. Lagar de Campovid en Constantina, antiguo lagar con prensa de viga. Bodega del Rey en Guadalcanal del XVIII y XIX. Cortijo El Lagar en Las Navas, instaurado por la Orden de los Basilios en 1575. Cenobio San Antonio del Valle de galleguillas. Y tantos otros, son muestras exactas de esos emporios vitivinícolas que plagaron muchos pueblos de la provincia. La mayor parte de ellas contaban con lagares de viga, lagareta e importantes bodegas y, en algunos casos, con calderas para la quema de vinos (cuando los excedentes lo permitían) y alambiques para la posterior obtención del aguardiente. 

En definitiva y sin duda alguna los tres mejores siglos de la historia de la vitivinicultura de Sevilla, por su cantidad, por su calidad, pero sobre todo por la enorme riqueza que genero a su alrededor.

         Lamentablemente, el cultivo de la vid en nuestra localidad ha quedado solo de forma testimonial en algunas fincas y cortijadas, se han ido arrancando viñas durante el siglo XX y sustituyéndolas por olivos, aun cuando el verdadero declive vino hace aproximadamente hace 140 años con la entrada de la enfermedad de la filoxera en nuestra zona.

Hemerotecas
Rafael Spínola R.
Teruel 2024
Revista de Guadalcanal 2024

sábado, 17 de mayo de 2025

Un guadalcanalense de devoción mariana

 


Agustín Capitán Álvarez

Nacido en Guadalcanal el 15 de diciembre de 1896, en la calle Jurado, 19, Lo bautizan en Santa María, el cura párroco Manuel Ruiz Ortiz. Fue hijo de José M.ª Capitán Velasco, de las segundas bodas de éste con Concepción Álvarez Ferro.

Pasa su infancia en Guadalcanal, fue enviado por sus padres a Sevilla donde cursa sus primeros estudios en el Colegio de Padres Escolapios de Sevilla, más tarde ingresa en el Seminario, a pesar de su gran vocación y su amor por la Santísima Virgen no llega a cantar misa, pero si aprende teología. Terminado su ciclo en el Seminario, como sacristán al Convento de Santa María de Jesús, En la calle Águilas. De aquí se traslada al Colegio de San Diego, para enseñar teología y religión.

Fue un notable escritor y un poeta místico, en los ratos libres hace versos. “Rayo de luz” que se transforman en uno de sus primeros libros, se editó en 1929, igualmente, con fecha posterior publicó otro poemario dedicado a Sevilla titulado “En las Orillas del Guadalquivir”. Es notable el libreto que publicó sobre la virgen de la Esperanza titulado “Oración Lírica”, Deja un libro sin editar que sacan a la luz en 1981. Su título “Sevilla, Jerusalén de Occidente”.

Fue también sustancial las colaboraciones en Revistas y diarios de Sevilla con artículos relacionados con la teología, y en las revistas editadas en Guadalcanal sobre la Semana Santa y la feria y fiestas,
           Ingresa en el I.N.P. y aquí se jubila. Muere en Sevilla el 28 de febrero de 1978.          

         Una brevísima muestra de su acendrado amor mariano, es este sonoro quinteto y esta oda:

Señora, por la realeza

 

A la Poesía de la Virgen María

Yo te amo con fervor,

sacra Poesía,

Y nunca te ofendí con soez insulto;

Lo mismo en el pesar que en la alegría,

De mi doliente amor te ofrecí el culto.

No me apartó de ti la hiriente mofa

Acompañada, acaso, del agravio,

Que despertó en el vulgo alguna estrofa

O no logró entender el hombre sabio.

Te he contemplado triste muchas veces

Ante un inicuo tribunal sentada,

Y he visto la injusticia de tus jueces

En la expresión cruel de su mirada.

Yo de tu templo me acerqué a la puerta

Y te juré desde ella siempre amarte,

Y al débil resplandor de luz incierta

Pude entrever las gracias de tu arte.

No importa, no, que te desdeñe el necio,

Que eres el alma y vida de la Historia,

Y hasta la misma Ciencia, en su desprecio,

Te llama a sí para ensalzar tu gloria.

Mi corazón por ti late y suspira

Y gozar o sufrir quiere contigo,

Que al no poder pulsar mi triste lira

Más infeliz me siento que un mendigo.

No sé más que admirarte, y tus favores

En mi destierro amargo en vano espero,

Y he de sufrir, paciente, mis dolores,

Mi triste soledad, cual otro Homero.

A otro premia ¡oh deidad! con tus laureles,

Pues yo no aspiro a tu inmortal corona;

Endulcen sólo mi dolor tus mieles,

Que el ángel del favor hoy me abandona.

¿Por qué cuanto tú escribes lo respeta

como divino y santo el tiempo, el hombre?

No me respondas, no; ya sé tu nombre:

Eres algo divino, eres poeta.

Y de tu lira el celestial encanto

hiere del alma humana el sentimiento,

y el mar, la tierra, el hombre, el firmamento

escuchan con fervor tu eterno canto.

Cuando de todo muere la memoria

en los obscuros brazos del olvido,

tu fama vive en la inmortal historia;

Y la divina luz de tu poesía,

al corazón del hombre, entristecido,

devuelve la ilusión y la alegría.

     Este libro, editado el año 1972, es un canto sentido a Sevilla y, muy especialmente, a sus devociones marianas y religiosas, aunque también agrupa poemas de otro corte, pero con el mismo sentido de inspiración clásica. Agustín Capitán Álvarez, fue un hombre de una gran religiosidad entre cuyos libros deben destacarse "Rayos de luz" (1929) y este que presentamos, en el que muy pocas advocaciones sevillanas se quedan sin un soneto como el que hoy recogemos.

A trazos esta es la biografía de don Agustín Álvarez. Su obra, personal y literaria, está llena de enseñanzas de su madre; de la mano de ella llega a su devoción al Cristo de la Flagelación y a la de su Señora Guaditoca. También es su madre la que le forma su ser de hombre bueno. Y en este ser de hombre bueno como vive y muere. Cuanto tiene útil para el pueblo que le vio nacer y se lo deja; libros para la Biblioteca Pública; óleos para la Cofradía de la Patrona y toda una obra poética de vivencias guadalcanalenses.

Por todo ello, la gratitud de sus paisanos, ha de mostrarse de alguna manera y, acaso, es forma oportuna de recordarlo entre nosotros con estas breves notas sobre su vida ejemplar, sacadas a la luz en este artículo.

Más notas no podría faltar -sería omisión imperdonable- es siquiera una brevísima muestra de su acendrado amor mariano, como el que trasmina en este sonoro quinteto:

que puso el Señor en Ti,

alíviame en mi pobreza,

ya que en Ti está la riqueza

que en mi vida apetecí.

Pedro Porras Ibáñez (Revista de feria 1983) y hemerotecas.

sábado, 10 de mayo de 2025

Panaderos de Guadalcanal

Un gremio protagonista de los años 30

En los principios de los años treinta del pasado siglo, durante la convulsa etapa del final de la monarquía de Alfonso XIII, también llamada la dictadura de Primo de Rivera y el principio y final de la segunda república. En España se sucedían las huelgas gremiales. Está situación también alteró la vida y al sector primario de los habitantes de Guadalcanal, los jornaleros del campo, albañiles y especialmente el gremio de panaderos protagonizaron unos paros y huelgas que marcaron el futuro de este sector.

            Describimos algunos acontecimientos que se desarrollaron en la época y afectaban a un sector primario y esencial para la población de nuestra villa:

A finales del año 1930, concretamente el 28 de noviembre, encontramos un acta municipal de la reunión mantenida entre el Alcalde José Castelló y Castro, el Inspector Municipal de Sanidad Eugenio Mirón y Villagrán, Juez de Paz Joaquín Llamazares Llano y los representantes de los panaderos propietarios de las fábricas sobre el peso, calidad y precio de venta del producto ante las palpables protestas de los consumidores.

 Durante el año 1931, el sector toma gran importancia, existían cinco fábricas de harinas con sus correspondientes despachos de pan, Isidro Escote Galván en la calle Largo Caballero (actual López de Ayala), Adelardo López de Ayala en la calle Juan Antonio Torres (actual Santa Clara), Francisco García Flores en el extrarradio de la localidad, esta tenía el despacho de pan en la calle Concepción, esquina a calle Olleros, Purificación Rufián Fresno en la calle Joaquín Costa (actual Luenga) y José Arcos Bernabé en la calle Manuel Azaña (actual Antonio Machado). Igualmente, me comentó mi amigo Juan Cote, que se empezó a repartir por las calles pan con un burro y su serón, así dice que comenzó su padre Antonio Cote, cuando apenas contaba con doce años, secuela de ello fue una cojera que le proporcionó una caballería que le cayó encima durante el reparto en un día riguroso de invierno y que luego éste, sería durante muchos años maestro panadero.

En este año coexistían unos ochenta panaderos y ayudantes, se agrupaban en una sociedad de oficiales llamada “La Luz”, que aun cuando inició con gran actividad, estaba poco menos que en disolución, tal vez porque el gremio estaba inmerso en un proceso de huelgas y desavenencias entre ellos.

Durante el primer semestre de este año, se empezó a registrar falta de pan y precios altos, pequeños paros y algún intento de huelga fueron resueltos con la voluntad del sector y la intercesión de las autoridades locales. Pero a partir de los meses de julio y agosto esta situación se agravó. El consistorio se encontraba inmerso en afrontar una serie de huelgas y paros en corto tiempo, así lo reflejaron los diarios de la época en sus ediciones del 27 de agosto:

 “Huelga de panaderos, en Guadalcanal. - El Gobernador interino fue visitado ayer por el alcalde de Guadalcanal, para darle cuenta de que ha sido planteada la huelga indefinida de panaderos en aquella población. También informó al Gobernador que Guadalcanal fue visitada por alteradores del orden forasteros que incitaron al gremio de panaderos a plantear una huelga con carácter reivindicativo e indefinido, estos individuos han visitado diferentes pueblos de la zona con desiguales resultados a sus planteamientos. Jueves, 27 de agosto 1931. Corresponsal”.

            Después de la reunión mantenida entre el Alcalde de la población y el Gobernador interino en Sevilla, la situación no mejoró, el 5 de septiembre aparecían nuevas noticias en la prensa:

“Desde el día 1º del actual está planteada en esta población la huelga de obreros panaderos, en virtud a no haber sido posible atender por los patronos las nuevas bases de trabajo que este gremio presentó. Hasta ahora la huelga se desarrolla pacíficamente, sin haber podido llegar a un acuerdo satisfactorio. El abastecimiento de pan a la población se efectuó, sin embargo, casi con normalidad, debido a que, a excepción de la fábrica de Santa Clara, los demás patronos son del oficio y entre ellos y sus familiares han fabricado el pan necesario para el abastecimiento. La fábrica de Santa Clara, aunque a costa de pérdidas económicas, también suministró pan a su clientela, trayéndolo del vecino pueblo de Llerena (Badajoz). Es de esperar que este conflicto sea resuelto a la mayor brevedad”.

Como comentaba el corresponsal de prensa, no obstante, esta situación no afectó en demasía a los habitantes del pueblo, por un lado, las tahonas excepto la de Santa Clara permaneció a disposición de los voluntarios panaderos que fabricaron parte del pan para cubrir la necesidad básica, por otro lado, en muchas casas y siguiendo la vieja tradición se fabricaba pan para familia y vecinos, todo ello complementado por el que se traía de pueblos cercanos como Fuente del Arco y Llerena.

La prensa sevillana se hace eco de este ambiente el día 7 de septiembre y publica:

“Tal y como informamos con anterioridad, la situación sobre la huelga de panaderos de Guadalcanal ya era insostenible. - El gobernador civil ha manifestado que la huelga que sostenían los panaderos de Guadalcanal ha quedado resuelta. Según nos informa nuestro colaborador en esta villa, esta huelga había creado un mal ambiente entre los convecinos, mientras que una parte de los obreros de las diferentes tahonas se quedaban en casa, en otras, ciertos esquiroles y familiares de los propietarios trataban de aprovecharse de la confusión y producían a mayor escala de lo normal, no obstante, el buen criterio de la población ha evitado altercados de mayor importancia”.

Tras un breve himpas, la situación lejos de resolverse, se hizo insostenible durante meses, así que el Consistorio Municipal presidido por el primer edil el Sr. Sevilla González, convocó dos sesiones ordinarias en los días 8 y 15 del mes de diciembre, en las que se dio cuenta de los escritos presentados por el gremio. Por una parte, de los obreros, el anuncio de una nueva huelga para el próximo dia 11 por considerar que los salarios no iban en consonancia con el trabajo que realizaban, los patronos presentaron una solicitud para solicitar autorización de subir 5 céntimos de pesetas por kilo de pan, informando estos en otro escrito que, si no se autorizaba la subida solicitada, se verían obligados a cesar su actividad a partir del día 16. 

Analizada esta situación, se acuerda autorizar al Alcalde y a la Comisión de Abastos, para que resolvieran estos asuntos. El Alcalde a su vez expone que el Gobernador Civil ha analizado el escenario, manifestando que en caso de no tener solución rápida estos conflictos, tendrá que personarse en Gobernación con una comisión de patronos y obreros para dar solución rápida a la crisis.

 A principios de enero de 1932, en Guadalcanal junto a otros pueblos de la provincia, la situación no mejora y siguen los paros, uniéndose otros jornaleros especialmente del campo y albañiles a la revuelta de los panaderos y se convoca una huelga general, así lo refleja la prensa:

“La huelga de obreros panaderos seguía produciendo altercados en Guadalcanal. El 6 de enero, Ángeles Vázquez Carazo, esposa de Francisco García Flores, dueño de una panadería en los cantillos de la Concepción, denuncia que se habían presentado cuatro hombres del gremio de panaderos ejerciendo coacción e impidiendo que el personal pudiera seguir trabajando para mantener el precio del pan a 8 céntimos de peseta el kilogramo. Al llegar la Guardia Civil observaron que Lorenzo y José Pérez García, José Cote Cabeza y Manuel Vázquez Gordón, sostenían una acalorada discusión con Ángeles Vázquez. El Juez no observó delito en los hechos denunciados y absolvió a todos los implicados".

Una semana después, los conflictos se generalizan en varios pueblos de la provincia, entre ellos Guadalcanal, la prensa comenta:

“Delegados Gubernativos para detener la huelga. - El Gobernador civil de la provincia ha enviado a varios delegados gubernativos a Carmona, El Pedroso, Olivares, Alcalá del Rio, Alcolea y Guadalcanal para tratar de contener la declaración de huelga general en apoyo de campesinos, ganaderos, panaderos y otros gremios de estas localidades. Sevilla, Domingo, 17 de enero de 1932.”

“Cuestiones Sociales. — Se acuerda la huelga general de panaderos sevillanos. Sevilla, 20 de enero 1932. —En la reunión celebrada anoche por el Sindicato de Panificación, y después de discutirse extensamente, se acordó declarar la huelga general en toda la provincia, a partir del día primero del mes próximo, por solidaridad con los panaderos del pueblo de Guadalcanal, que llevan más de un año en huelga y paros intermitentes. Al conocerse este acuerdo del Sindicato de Panificación se han reunido las autoridades para adoptar las necesarias medidas en caso en que la huelga llegue a declararse. Por otra parte, se ha acordado hacer un fondo solidario para ayudar a los huelguistas guadalcanalenses y a sus familias que se encuentran en una situación límite y que resisten gracias a la solidaridad de sus familiares y otros gremios de la localidad, sobre todo de jornaleros del campo y carpinteros, aun cuando escasea el trabajo y el jornal entre ellos”.

El nerviosismo y la intolerancia de unos y la solidaridad y apoyo de otros, enrarece la convivencia en Guadalcanal, en la prensa se puede leer sobre la situación:

“El 1 de febrero se produjo un nuevo altercado por la huelga de panaderos. Manuel Ortega Muñoz denuncia que cuando llevaba a su domicilio a Ignacio García, que estaba un poco beodo, al entrar en su casa tres personas los insultaron y agredieron. Que eran trabajadores de la panadería de Francisco García. Al notar el hijo de Ignacio García el ruido en el zaguán de la casa y encender las luces, pudo conocer a los intrusos, identificando a Rafael Diéguez Vázquez, a su hijo Ramón y a su yerno Eduardo Rubio. Según la investigación del juez, los hechos no ocurrieron como dijo el denunciante y la sentencia fue absolutoria. (Sevilla 3 de febrero 1932. (Corresponsal)”

            Sevilla 3 de febrero 1932. — De nuevo suceden alteraciones de orden público en Guadalcanal.- Como consecuencia de la huelga de trabajadores panaderos. Así el 2 de febrero, Ángeles Vázquez García, dueña de la panadería de la calle Concepción y esposa de Francisco García Flores, conocido por el alias de “Ciego del Arpa”, avisó a la Guardia Civil que los del gremio de panaderos, acompañados de numerosos obreros agrícola, se habían presentado en su panadería impidiendo que los tres panaderos forasteros que estaban elaborando el pan pudieran seguir y obligándoles a que se marcharan a Alanís, de donde eran naturales. La Guardia Civil se personó en el domicilio de la denunciante y encontró en la calle un grupo de obreros, como de 150 aproximadamente. El sargento pidió que se adelantaran tres de ellos para oír sus peticiones y después que se disolvieran pacíficamente, como así hicieron, aunque se volvieron a concentrar en la calle Largo Caballero (López de Ayala), donde se volvieron a disolver pacíficamente a requerimiento de la Guardia Civil. Los trabajadores esquiroles que habían sido expulsados del pueblo, declararon que se habían presentado en la panadería un grupo que les había insultado de palabras y les dieron algunas bofetadas y puntapiés. Después de un amplio expediente -36 páginas- con declaraciones de los intervinientes en el altercado, el juez no encontró pruebas imputadoras suficientes para condenar a los acusados, que fueron absueltos”.

De nuevo las 21 y 22 de mayo toman conciencia de la situación la Corporación, se reúnen en sesión ordinaria y analizaron el problema del pan. Se dio cuenta del telegrama del Gobierno Civil, por el que se comunica al industrial Antonio Fontán y a una comisión de obreros panaderos para que, juntos con el Alcalde, asistan el día 23 a las doce horas en la sede gubernamental de Sevilla, a una reunión para tratar sobre el boicot que tienen declarado a dicho fabricante.

Después del análisis por parte del Gobierno Local sobre actitud de patronos, maestros y obreros panaderos en Guadalcanal, el Alcalde y los representantes designados por patronos y obreros se trasladan a Sevilla para darles cuenta al Gobernador, de la situación irreversible y la nueva huelga planteada por el gremio y la situación de la fábrica del Sr. Fontán, la nueva huelga es apoyada por otros obreros de sectores como carpinteros, zapateros y jornaleros del campo de la localidad y tratar otros asuntos de importancia de la misma. Los resultados fueron nulos.

El día 5 de septiembre, la prensa informaba de la siguiente noticia:

“El Gobernador Civil ha manifestado que la huelga que sostenían los panaderos de Guadalcanal apoyada por una amplia parte de otros sectores ha quedado resuelta. Según nos informa nuestro colaborador en esta villa, esta huelga había creado un mal ambiente entre los vecinos, mientras que una parte de los obreros de las diferentes tahonas se quedaban en casa, en otras ciertos esquiroles y familiares de los propietarios trataban de aprovecharse de la confusión, el pan empieza a ser un bien escaso, no obstante, el buen criterio de la población ha evitado altercados de mayor importancia.

En este año 1932, los juicios de faltas que realizó el Juzgado Municipal fueron 54. Destacan que hubo cuatro por denuncias de agresiones durante la huelga de panaderos y del campo. Aun cuando se produjeron muchos más altercados por las huelgas y paros del sector del pan, pero la intervención de la Guardia Civil, la mediación del Alcalde, el buen hacer de Gabriel Barrientos Rivero Juez de Paz, junto a la coherencia  de gran parte de patronos y obreros panaderos y la sensatez y paciencia de la población para resolver los conflictos del día a día que ocasionaba la falta de un producto vital para la época como era el pan, provocaron que muchos conflictos se resolvieran por la vía del dialogo.

El año siguiente comienza con la misma situación en el conflicto del sector, el 8 de enero, emite el Gobierno Civil la siguiente nota de prensa:   

“Durante la noche de ayer se rumoreó que los panaderos de Sevilla irían a la huelga a las doce de la noche de hoy, por solidaridad con sus compañeros de Guadalcanal. El Gobernador Civil, Sr. García Labella, realizó determinadas gestiones y después facilitó el siguiente comunicado en relación con el presunto conflicto:

He estado estudiando el expediente instruido por el Sr. Villarrubia enviado por delegación a Guadalcanal, del que resulta, efectivamente, los patronos panaderos de aquel pueblo vienen incumpliendo las bases de trabajo, no obstante las sanciones que les han sido impuestas, a propuesta del Jurado Mixto, y que habiendo llegado a convertirse en una cuestión de orden público, yo, a mi vez, sanciono con el máximum de multa gubernativa a los patronos D. Adelardo López de Ayala y D. Antonio Fontán, que son los responsables de la situación presente, remitiendo además al Jurado Mixto un acta de las denuncias comprobadas que existen contra los patronos, indicando que sería procedente la aplicación de las sanciones extraordinarias que determina el artículo 33 de la ley del Jurado Mixto, aunque en este asunto son los organismos de trabajo quienes tienen que decidir, pues su jurisdicción es absolutamente independiente de la mía. Además, se estudió si es procedente pedir al ministro de la Gobernación que aplique la ley de Defensa de la República, y desde luego, se lo propondré si estos patronos persisten en el incumplimiento de las bases.

Una vez más puedo asegurar que tanto yo como el presidente del Jurado Mixto y el delegado de Trabajo, estamos decididos a que dichas bases se cumplan por los patronos de Guadalcanal, y si hasta ahora no han sido suficientes las sanciones ordinarias, acudiré a las extraordinarias. Y siendo esta la actitud de la autoridad, y siendo muy claro y muy preciso el procedimiento legal para el cumplimiento de las bases de trabajo, no puedo admitir como justa la anunciada huelga de panaderos, que hace derivar sobre los patronos de Sevilla y el vecindario sevillano, absolutamente ajeno al pleito que se debate, la carga de este conflicto. Igualmente, he celebrado una entrevista con los obreros, en la que les he hecho estas advertencias, que han prometido tener en cuenta, y quiero esperar de su buen sentido que no se llegue a declarar la huelga”.

Parece que la situación al extrapolarse a la capital hace tomar cartas en el asunto a las máximas autoridades de Sevilla. La presión y la intervención de la máxima autoridad provincial es analizada en una sesión extraordinaria muy concurrida en el Ayuntamiento de Guadalcanal presidida por el nuevo Alcalde Manuel Gálvez Murillo y representantes de obreros y patronos del gremio, llegando a un acuerdo de himpas, roto de nuevo a principios de mayo, reflejándose en la prensa que los panaderos de Guadalcanal, anunciaban que se unían a la huelga provincial de panaderos por cuarenta y ocho horas.  Día a día los diferentes gremios se han ido uniendo a la huelga. Así el 9 de junio la prensa informaba:

“Guadalcanal 8. La huelga de campesinos continúa desarrollándose pacíficamente, aunque parece que han secundado el movimiento durante el día más obreros, notándose, por tanto, mayor afluencia de trabajadores en el pueblo. Dícese que mañana irán a la huelga los panaderos y los caseros de los cortijos. En la población existe intranquilidad”.

De nuevo, se prolonga el conflicto y nuestro pueblo es noticia en la prensa el 10 junio y el 21 de julio por nuevas huelgas, en este caso solo de los panaderos:

“En el Gobierno Civil se recibieron noticias de que los obreros panaderos de Guadalcanal han anunciado que irán a la huelga indefinida por estimar injustos los despidos hechos. Los obreros del sector de Sevilla y algunos pueblos de la provincia anuncian paros intermitentes a partir de las doce de la noche de hoy para solidarizarse con sus compañeros de Guadalcanal, entre ellos los de Valenciana, Carmona, Lebrija, Camas, El Coronil, Lora del Rio y Morón.

            Esta situación es provocada por la decisión de los patronos panaderos de la localidad de despedir a varios maestros y obreros de tahonas por considerarlos responsables de la prolongada huelga que llevó este colectivo durante meses, Por otra parte, un representante de estos, J.C.A., perteneciente a la C.N.T. ha comentado a este corresponsal que no tendrá solución el conflicto hasta ser admitidos sus compañeros, independientemente de sus ideologías políticas o militancias sindicales. Este mismo portavoz nos ha comentado que componentes de este gremio están recaudando fondos para socorrer a las familias de los despedidos.

            Este contexto, desestabilizó el devenir normal de nuestro pueblo, así llegamos a la feria y fiestas de septiembre, la prensa recoge:

“Miércoles, 6 de septiembre de 1933. - Durante el pasado fin de semana ha tenido lugar en la villa de Guadalcanal la feria de ganado y fiestas patronales. Esta feria de ganado que es de las más importantes y concurridas del sur de Andalucía, asistiendo tratantes y ganaderos de varios pueblos, no ha tenido la brillantez que, en años anteriores, debido a los acontecimientos de huelgas que vienen ocurriendo en este pueblo, principalmente en los sufridos gremios del campo, panaderos y albañiles. Los tratantes han comentado el poco negocio de compra-venta-cambio de todo tipo de ganado, esencialmente el equino. Las fiestas patronales, por otra parte, se ha desarrollado con la brillantez de años anteriores con grandes bailes en sus casetas, atracciones para la chiquillería y un partido de fútbol”.

En los siguientes meses continuaron con lo que la prensa describía “como una calma tensa”. Los despidos y represalias contra los obreros de este y otros sectores se hacía evidente y la solidaridad de la población y de algunos pueblos limítrofes se hacía visible.

En 1934 parecía que la población se había acostumbrado a los conflictos, o bien la prensa sevillana había considerado que las noticias de Guadalcanal sobre la situación del gremio de panaderos habían dejado de tener interés, no obstante, el conflicto y los incidentes continuaron, así encontramos una noticia en la prensa de Madrid el 8 de diciembre de 1934 de un periodista que al parecer visitaba la zona:

“Después de abandonar el pueblo de Cazalla de la Sierra, llegué por una carretera angosta que se asemeja a un camino de cabras a la villa de Guadalcanal, cuyos habitantes conocidos como fuellaores me recibieron con amabilidad, bien es cierto que los ánimos no estaban para festejos. Entre otros acontecimientos que tienen alterada la moral, se encuentran el siguiente hecho: En la tarde del pasado lunes unos graves incidentes acaecieron en la localidad, no obstante, debido al civismo y las buenas maneras, la siguiente peripecia fue sofocada. “El gremio de panaderos de la localidad apoyado por algunos agricultores que le facilitaron el grano, abrieron las tahonas después de tres días de huelga y sin pan en la población y a las doce de la mañana repartieron en la plaza de la localidad pan gratis para todos los vecinos que se les acercaban, enterado de estos hechos el Regidor Síndico del Ayuntamiento Sr. Mallén Vélez acompañado por el cabo de los municipales y dos números del cuerpo, el Sr. Mallén en un tono conciliador habló con los representantes sindicales del gremio temiendo una alteración de orden público debido a que cada vez los ánimos estaban más alterados, y finalmente, se llegó a un acuerdo, regresando los panaderos a las tahonas y terminando de repartir los excedentes con orden e ecuanimidad.

Por otra parte, me comentan en la vieja barbería de la plaza de los Naranjos, que el Ayuntamiento está dictando leyes para volver al pasado, así, ha aprobado que nombres de calles tan representativos de la república, han sido cambiadas de nombre y han vuelto a su antigua nomenclatura, Giner de Los Ríos, Largo Caballero, Pablo Iglesias o Juan Antonio Torre, entre otras, ha pasado a ser Granillos, Fox, San Sebastián y Santa Clara. Nosotros -nos comentan el jocoso barbero nos gusta llamar a las cosas por su nombre-, esta siempre ha sido la Plaza de los Naranjos (ahora de la República), cuando termine la república, los naranjos seguirán aquí dando sombra.

Para no hacer más extenso el artículo, diremos que la situación continuó hasta el 36 que fue interrumpido por la contienda civil. Simplemente, hacer mención a unos párrafos descritos del libro GUADALCANAL SIGLO XX, de Ignacio Gómez Galván:

Federico Valverde Gordón, nos contaba sus vivencias de los primeros días del golpe de estado:

Mi padre José Valverde, era panadero de la Cooperativa La Aurora y también en el tiempo de la aceituna trabajaba en el molino de Daniel Herce. Esta Cooperativa estaba compuesta por trece panaderos, pero si venía algún socio que no tenía trabajo, se le dejaba participar. Las ganancias, se repartían entre todos los que habían trabajado ese día”.

No debemos analizar la actitud y la fuerte resistencia de los obreros de Guadalcanal, especialmente el gremio de panaderos, tampoco de los patronos, que igualmente defendían lo que pensaban que eran sus derechos.  Simplemente, he querido razonar unas situaciones que indudablemente ocurrieron en nuestro pueblo durante una época.

Rafael Spínola Rodríguez

Fuentes. -  Eximo. Ayuntamiento de Guadalcanal, Archivo Provincial, libros “Guadalcanal un pueblo el la Menoría de Rafael Rodríguez Márquez y “Guadalcanal siglo XX 1931/ 1940” de Ignacio Gómez Galván, Hemerotecas diarios de la época y autor.

sábado, 3 de mayo de 2025

Un hombre con corazón de trovador

 


Rafael Rodríguez Márquez

         Este año se cumplen diez de la muerte de un Guadalcanalense ejemplar y uno de los impulsores de esta revista, con ese motivo me puse en contacto con su familia para que me autorizada a publicar en mi Blog “Guadalcanal punto de encuentro” su libro póstumo GUADALCANAL, un pueblo en la memoria.

      “Es el nexo de unión entre los dos mundos; es el puente que hace que hoy Rafael Rodríguez Márquez se haya convertido en inmortal, porque uno sólo se muere cuando se olvidan de él, y no sólo estará en nuestros pensamientos, sino que también lo tendremos a nuestra disposición y de las generaciones futuras en nuestras bibliotecas”.

      (Comentario de Alberto Bernabé en la presentación del libro Guadalcanal, un pueblo en la memoria, Guadalcanal, Cine Emperador, sábado 6 de diciembre de 2008).

      Aquel martes dos de enero de 2007, día de san Basilio Magno, apareció Guadalcanal frío e impregnado de una ligera niebla procedente de la Sierra del Agua, siempre presente en nuestro paisaje, altanera y velando por este pueblo serrano que tanto amó nuestro amigo Rafael.

      A pesar del frío reinante, transcurría la jornada casi lúdica por la recién pasada fiesta de fin de año y la proximidad de la festividad de los Reyes, por los Mesones y la calle Santiago bullía la gente organizando compras y saludando a paisanos que por estas fechas señaladas nos acercábamos en nuestro pueblo a pasar unas pequeñas vacaciones e impregnas de amistad y cariño de familiares y amigos, de pronto, parece que todo se detiene, la noticia va de boca en boca, ha muerto Rafael el de Electrovira, a pesar de que familiares y amigos eran conscientes de que el martillo de la vida estaba golpeando la salud de Rafael y que esto nunca resquebrajó su espíritu, la sombra de la muerte vino a buscar a este hombre noble y amigo de todos, para los que le conocimos, con solo el comentario de la lectura de un libro, el murmullo de unas palabras en una conversación de café, sus largos paseos por “su” paseo del Palacio con los amigos o el comentario sobre cualquier noticia de actualidad, te hacían entablar conversación con una de las persona más afable, sencilla, de gran corazón y culta que yo he conocido en Guadalcanal.

         Su nacimiento el 1 julio del 1938 fiesta de san Simeón, cuando España se encontraba inmersa en una fratricida guerra civil y más tarde, su difícil infancia debido a las condiciones familiares y una España devastada, forjaron a un hombre justo, honesto de trato entrañable y un amor y compromiso reconocido con su pueblo, pueblo al que encumbró a través de sus artículos en la revista de feria y en su libro legado “Guadalcanal, un pueblo en la memoria”, que fue presentado por su hija Mari Carmen en homenaje póstumo el sábado 6 de diciembre de 2008 en el cine Emperador (actual cine-teatro Municipal), libro que nos introduce y describe a través de la historia y la memoria de Guadalcanal desde la prehistoria hasta los personajes más ilustres de la villa, recreándonos en datos, fotos o curiosidades recogidas para la memoria.

         Memoria que en mi caso particular, me hace retroceder hasta el verano del año 1.994, cuando me lo encontré cerca de la Plaza de Abasto, curiosamente los dos llevábamos la revista de feria de ese año bajo el brazo, y me comentó que mi artículo Diccionario Humano (Bebeagua) transmitía nostalgia y amor por Guadalcanal, manifestándome lo que ambos amábamos el pueblo, paisanos independientemente que nos encantaramos en Guadalcanal o por la diáspora de la emigración, fuera de él, artículo que fue premiado como el mejor artículo de aquel año en la revista.

         Su amplio currículo no se limita solo a la participación en el aumento de la riqueza y la cultura de Guadalcanal con su contribución en diversas empresas locales, fue el caso del único cine de Guadalcanal de la época y la organización de diversos eventos y espectáculos, que recuerdos..., aquel cine de verano luego transformado en el Cine Emperador (considerado en su día como el más moderno de la comarca),

con sus películas punteras en la época y su finalización siempre con la música del pasodoble, creo recordar “en er mundo”; fue así mismo, socio fundador de la primera caseta particular en el Real de la feria, presidente del Guadalcanal C.D durante muchos años, relanzó la revista de feria y la enriqueció con sus artículos sobre el día a día de nuestro pueblo, fue mayordomo de la Hermandad de Guaditoca en momentos difíciles, formó parte de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús, de la que era gran devoto,

      Para terminar esta pequeña glosa sobre Rafael Rodríguez Márquez, hijo, padre y abuelo de guadalcanalenses y guadalcanalense de corazón, aun cuando por las circunstancias de la guerra naciera en Corral de Calatrava (Ciudad Real).

Reproduzco el prólogo que escribió su gran amigo José Fernando Titos Alfaro del libro editado en el año 2008 y que enardece la amistad y grandeza de corazón de su gran amigo Rafael:

Prólogo del libro.

Conociendo como creo conocer a Rafael Rodríguez Márquez —que bastantes años a que tuve la dicha de empezar a disfrutar de “la güena sombra” de tan leal y fiel amigo—, puedo decir que, ante todo y, sobre todo — porque así lo parió la santa mártir de su madre—, es un hombre con corazón de trovador, por lo que me sorprendió verle como historiador y cronista del que siempre fue el bendito pueblo de “su arma”. Y es que un trovador, por ser hombre, por lo común, de sentimientos tan delicados como frágiles, difícilmente se puede limitar a ser un simple historiador, por lo menos, en su sentido más académico.

Me explico. Quiero decir que me resulta muy difícil concebir a mi buen amigo Rafael caminando por las sendas de la historia o de la crónica como tales, por estar estas veredas, por lo general, tan desnudas de sueños, de colorido, de luz y de poesía. Para esta “güena gente” que, además de sencilla y espontánea, tiene alma de poeta, como es el caso del autor del presente libro, nada puede tener sentido, si es que no le hace vibrar por la emotividad que pueda conllevar en sí mismo, por lo que este o aquel hecho histórico o esta o aquella histórica reseña que, por su propia naturaleza de históricos precisamente, tan pegados han de estar siempre a la realidad de la vida y, consecuentemente, tan alejados de la fantasía del azul del cielo, nada extraño nos podría resultar que, cuanto menos, sospecháramos que casi obligaran al bueno de Rafael a poetizarlos, para elevarlos en lo posible a las estrellas y así poder sentir la dulce templanza que siempre anhela sentir el alma de un soñador ante lo que se ama.

En este sentido, y solo dentro de él, es en el que podemos valorar la historia que ha escrito Rafael de este, ciertamente que sí, tan idílico como montaraz y luminoso pueblo de la Sierra Norte de Sevilla, llamado Guadalcanal, por la sencilla razón de que es en este sentido, y solo dentro de él, en el que el autor se ha dejado el alma y el corazón escribiéndola, que eso otro de la ciencia y de la investigación es otro cantar para el bueno de Rafael, entre otras cosas porque como venimos diciendo— no pueden ser estas las flores que pueden adornar su camino, por lo que Rafael se limita tan solo a recoger — eso sí, con la delicadeza y el mimo que las cosas de su pueblo requieren— lo ya investigado por otros muchos historiadores e investigadores, procurando sublimarlas, sobre todo si es que ve que arañan un poco el alma.

Pero es que si, además y, por si fuera poco, añadimos que este hijo de Guadalcanal, por lo bien nacido que es, tan agradecido fue siempre, ya nos están sobrando todas las palabras con respectó a las susodichas ponderaciones, ya que caen por su propio peso.

Podríamos resumir diciendo, no obstante, que, siendo mi buen amigo Rafael un hombre tan profundamente humano y de convicciones tan hondas, no solo por ser el hombre de bien que es, sino por ser —¡ahí es nada!— ese castizo andaluz de ancestral estirpe y a la antigua usanza, tiene necesariamente no ya solo que amar al pueblo que le vio nacer, sino que venerarlo, por lo que .—vuelvo a repetir— tiene que dulcificar hasta la más cruda realidad histórica, con la idea de darle ese colorido, ese sentimiento y esa poesía que siempre anidan en el alma de un soñador. Cierro los ojos por ello y puedo ver diáfanamente a este trovador como extasiado ante la idílica belleza de este su pueblo, allá encumbrado en la mítica Sierra Morena.

¡Dios bendiga a esta mi tierra,

pues, como arrancando vuelo,

parece escapar del suelo

y allá encumbrarse en la sierra

para estar cerca del cielo!

         Lo termino de insinuar, pero creo que debo decirlo con la claridad con que el pueblo sencillo suele decir eso de que al pan se le llame pan y al vino se le llame vino, no vaya a ser que alguno confunda en mis dichos las churras con las merinas. Así pues, que sepan todos que jamás quise decir que los hechos puramente históricos que Rafael relata en su libro no sean historia en su sentido más estricto y, como tales, dignos de la mayor credibilidad. ¿Cómo voy a decir yo que los capítulos que tratan estrictamente de la historia y que escribe Rafael sean como un fantasioso castillo de fuegos artificiales, que solo en unos instantes puede convertirse en algo tan volátil y efímero como el humo? ¡Ni mucho menos! Lo que, en definitiva, yo he dicho o, cuanto menos, he querido decir es que cualquier hecho referente a la historia de este su pueblo, en manos de Rafael, por el amor y la veneración que le profesa a esta su tierra, lo suele adornar a guisa de cómo pudiera adornar el dosel de la santísima patrona de Guadalcanal, la Virgen de Guaditoca, por poner algún ejemplo, bien con las bellísimas flores que “suelen brotar en los idílicos campos de Guadalcanal o con esas otras flores que, por brotar del alma, solo pueden ser místicas, como son los requiebros que de una u otra manera puedan florecer en los labios de cualquier hijo de este pueblo ante la presencia de tan bellísima y querida Madre.

No quisiera terminar sin referir algo que quizás pudiera sorprender a cualquiera viendo a Rafael como autor de este primoroso libro que nos traemos entre manos, pensando que Rafael, no siendo “hombre de pluma y letra”, según el decir de los más castizos lugareños al referirse a un hombre que no ha vivido de los libros y entre los libros, se haya aventurado en esta hazaña, siempre tan delicada como apasionada y ardua, de escribir un libro, añorando a sus más entrañables ancestros. A esto he de contestar, sin embargo, que nada tiene de sorprendente —¿por qué? — tratándose de un guadalcanalense de bien, además de ser un hombre —vuelvo a reiterarme— de un corazón tan gigantesco como arrollador.

Quisiera poner el broche de oro a esta especie de homenaje de mi sincera amistad a mi muy estimado amigo Rafael contando una anécdota de aquellos nuestros ya tan remotos años del nacimiento de nuestra tan leal amistad, sobre todo p6íque nos viene —como dice el dicho popular—como anillo al dedo con respecto a las palabras que termino de escribir en el último párrafo. Viendo, cada vez más y más, las inquietudes y el talento que tenía Rafael, además de lo emprendedor que era en todo y para todo, me planté en un momento dado ante él y no se me ocurrió decirle otra cosa sino que, si él hubiera nacido en tiempos del descubrimiento de América, el que hubiera conquistado el imperio azteca, el imperio inca e, incluso, el que hubiera descubierto el Amazonas hubiera sido él y solo él, porque ni Hernán Cortés ni Francisco Pizarro ni Fernando de Orellana hubieran tenido nada que hacer en sus respectivas hazañas.

 A la memoria de nuestro amigo Rafael

Rafael Spínola Rodríguez

Revista de Guadalcanal 2017