https://guadalcanalpuntodeencuentro1.blogspot.com/

lunes, 9 de septiembre de 2019

Guadalcanal y la Orden de Santiago (2)

plano localización casa de la Encomienda de Guadalcanal
La Casa de la Encomienda de Guadalcanal 2/2

Segunda Parte.- 

En 1766 solo queda la muralla con la arquería que debía dar ligereza y reaice a la plaza mayor. En su interior se sembraba forraje.
En toda la documentación, la referencia para situar el castillo es la iglesia de Santa María (fig. 11), iglesia que está unida a la muralla, como demuestran los documentos n05 9 y 12, pero en el exterior de ella. Si hubiese estado en su interior, la documentación habría descrito su estructura y decoración.
La iglesia existe en la actualidad, mientras que de la muralla no hay ni vestigios. La zona se ha urbanizado y ha tenido un gran acierto el ayuntamiento, el dar el nombre de "paseo del palacio" al paseo situado detrás de su edificio. Este se hizo a finales del siglo pasado en la zona en la que estuvo la fachada principal del castillo.
La casa de la calle Granillos, edificada ya cuando la compra la Orden, era de fábrica moderna. Enfrente de la misma estaba una bodega con las tinajas traídas del castillo.
La estructura de la casa responde a las figs. 6 a 10. El cambio que expresa la descripción de 1756 es funcional; la bodega, situada en la planta alta, es convertida en pajar, bien por problemas de peso o de comodidad, para no tener que subir el vino; la sala y alcoba situadas a la derecha del zaguán, en la planta baja, (fig. 6) en bodega; y se han tapado cuatro arcos del corredor alto, al que dan el pajar y la bodega, junto al granero, y se utiliza dicho espacio como carbonera.
El patio estaba empedrado y había un pozo debajo de uno de los corredores. Los pilares de estos eran de ladrillo, a excepción de los dos de la planta baja, frente a la entrada principal, que eran de mármol, siendo también de este material el pilar que soportaba las dos vigas que reciben las maderas de la cubrición del granero sotaneado. La escalera principal era de ladrillo con un pasamanos de cantería. De la de servicio solo sabemos que fue de material.
De la segunda casa de la encomienda no quedan restos identificables en la zona en que estuvo situada, por lo que, a continuación, vamos a exponer las tres hipótesis que se pueden establecer.
La casa hacia esquina con la calle Granillos y la puerta principal daba  al norte. Con arreglo a estas premisas caben dos interpretaciones: La primera, siguiendo fielmente la orientación, es que la casa estuvo en la confluencia de la calle Granillos con la calle Encomienda, teniendo por esta su entrada principal; La calle Granillos fue, la calle General Varela, sino también la calle Comandante Rodríguez; y la calle Encomienda fue llamada Ramón y Cajal y actualmente Andrés Mirón. La segunda es debida a que, como la orientación de la calle Granillos es noreste, puede ocurrir que el escribano diga simplemente que la fachada está en el norte, en cuyo caso tendría la entrada principal por la calle Granillos, y caben dos posibilidades: que estuviese en la esquina marcada por una interrogación o en la esquina marcada por dos interrogaciones, siendo la más lógica, dentro de esta segunda interpretación, la primera, puesto que como todas las ventanas de la casa dan al norte y al oriente, las del oriente darían a la calle Encomienda.

Notas.-
Del 87,5% de casas con corredores, excluyendo la casa de Fuente de Cantos por ser la única que lo tiene exterior, en el 75% de ellas, los corredores, dan paso directo a las zonas nobles, y en el 25% a la zona noble  a algún servicio. De este 25%, en los corredores que dan paso a servicios, se establece la siguiente proporción: en un 66,8%, un corredor da paso a la caballeriza, en un 16,6% da paso a una caballeriza y un bastimento y en un 16,6% a un bastimento. Excluimos de este porcentaje la segunda casa de la encomienda de Guadalcanal, por ser un edificio cuyo cuerpo principal, de tres crujías, acoge la zona noble y los servicios, que dan al patio, mientras que en los corrales no tenemos documentada ninguna edificación.
Todas estas casas eran de dos pisos en las alas que tenían los corredores, fundamentalmente, sin que esto excluya aquellas que no los tuvieron como se ve a lo largo de la representación gráfica.
El 87,5% de las casas con corredor las clasificamos con arreglo al número de los mismos en un:
42,3% de un solo corredor, 27,0% de dos corredores, 19,2% de tres corredores, 7,7% de cuatro corredores y 3,8% de número incierto.
Como la posición de los corredores puede variar y en algunas ocasiones las mínimas, hubo corredor en un ala de una sola planta, pormenorizadamente se establece el siguiente porcentaje: el 42,3% con un solo corredor de dos lantas; el 15,5% con dos corredores formando Angulo de dos plantas; el ,8% con dos corredores enfrentados de dos plantas; el 7,7% con dos corredores enfrentados, uno de dos plantas y otro de una; el 11,5% con tres corredores de dos plantas; el 7,7% con tres corredores, dos de dos plantas y uno de  una; el 7,7% con cuatro corredores de dos plantas; y el 3,8% con un numero de corredores sin determinar.
El segundo elemento principal de las casas de la encomienda fueron las torres: un 52,2% la tuvieron y un 47,8% no la tuvieron. Del porcentaje que las tuvieron, un 83,3% tuvieron una torre y un 16,7% tuvieron dos.
En esta clasificación no incluimos los castillos, y si incluimos las casas no representadas gráficamente pero de las que nos consta documentalmente que tuvieron torre.
La mayoría de estas casas no estuvieron encaladas originariamente,       sino que tenían sus materiales al descubierto. Fueron muy abiertas hacia su interior y con escasos o pequeños vanos al exterior —ventanas de hombres recatados de sus mugeres—, configuración que va cambiando en el transcurso del tiempo, llegando a su máxima abertura exterior en Ribera,
Guadalcanal y Lobón, en cuyos muros se hace una galería.

He aquí la relación de villas, habitantes y emigrantes en 1550 a según las crónicas de Indias embarcados en Sevilla:

Villas
N° de habitantes
N° de emigrantes
Aceuchal
402
25
Ahillones
109
8
Alange
156
42
Alcuescar
348
14
Almendralejo
800
59
Arroyomolinos de León
145
?
Azuaga
1108
62
Berlanga
303
14
Bienvenida
282
6
Cabeza de Vaca
250
11
Calera de León
130
7
Calzadilla de los Barros
508
31
Campillo de Llerena
196
7
Casas de Reina
?
2
Fuente del Arco
280
32
Fuente de Cantos
?
90
Fuentes de León
382
7
Fuente del Maestre
843
68
Granja de Torrehermosa
333
4
Guadalcanal
1243
157
Hinojosa del Valle
155
8
Hornachos
997
2
Lobón
?
12
Llera
181
1
Medina de las Torres
443
31
Mérida
1047
210
  
Fuentes.- ARQUITECTURA CIVIL DE LA ORDEN DE SANTIAGO EN EXTREMADURA (Aurora Ruiz Mateos)


lunes, 2 de septiembre de 2019

Nuestro Entorno 28


La Sierra Morena de Sevilla y sus paisajes

Primera Parte 

1.1_Ubicación en el contexto provincial
Esta área paisajística se localiza al norte de la provincia de Sevilla, sobre terrenos hercínicos incluidos dentro de la zona geológica de Ossa-Morena, que se articulan en torno a las sierras de Constantina y Cazalla. Su frontera septentrional queda definida por el límite provincial con Badajoz y los términos municipales de El Real de la Jara, Guadalcanal y Alanís. Al sur, el límite discurre sobre el contacto entre el Macizo Ibérico y las unidades postorogénicas neógenas y cuaternarias de la vega del Guadalquivir, seccionando los términos de Cantillana, Villanueva del Río y Minas, Alcolea del Río, Lora del Río y Peñaflor. Al oeste, los términos de Almadén de la Plata, El Real de la Jara y El Pedroso marcan la separación con el área del Corredor de la Plata y la Sierra de Aracena, ya en la provincia de Huelva, quedando finalmente el borde oriental establecido por el límite administrativo entre las provincias de Sevilla y Córdoba, que discurre por los términos de Alanís, Las Navas de la Concepción, La Puebla de los Infantes y la parte norte del de Peñaflor. Al igual que ocurre con el límite septentrional, en este caso se obvian determinadas continuidades territoriales y paisajísticas que se aprecian en el contacto del área con los terrenos que conforman los espacios serranos cordobeses de Hornachuelos y sierra Albarrana. 
Aunque tradicionalmente, Almadén de la Plata y El Real de la Jara, núcleos situados al noroeste del área entre las cuencas de los ríos Viar y Ribera de Cala, han presentado una vinculación territorial con el Corredor de la Plata, debida en gran parte a las dificultades de conexión con los municipios situados en la margen izquierda del Viar, la inclusión de estos sectores dentro del Parque Natural Sierra Norte de Sevilla propicia un régimen jurídico de protección y gestión de los recursos naturales compartido con los sectores orientales de la Sierra Morena de Sevilla, lo que ha sido tenido en cuenta para su inclusión en la presente área paisajística. 

1.2_Encuadre territorial 
El área paisajística de la Sierra Norte de Sevilla se presenta como un espacio agreste de media montaña, fuertemente influido desde los inicios del poblamiento por la difícil accesibilidad y compleja articulación territorial. Se trata de un territorio de dominante forestal marcado por una mayor estabilidad en sus dinámicas de cambio que otros sectores de la provincia, donde desde época calcolítica hasta la actualidad las actividades minera y los aprovechamientos agroganaderos, las dehesas, han constituidos actividades fundamentales en el aprovechamiento del territorio. En el siglo XX aparecen en el áreas nuevas funciones como la de reservorio hidráulico provincial (construcción de numerosos embalses) o aquellas asociadas a la declaración de espacio natural protegido por sus importantes valores ambientales y culturales. 
El poblamiento de la Sierra Norte representa un hábitat mayoritariamente concentrado, de pequeños núcleos rurales, donde las localidades con mayor peso histórico y poblacional, Constantina y Cazalla, no han logrado establecer una estructura territorial claramente jerarquizada. El resto de núcleos poblacionales del área conservan una imagen tradicional y relativamente bien conservada, a pesar de algunos desarrollos recientes, que responden a lógicas turístico-residenciales surgidas en las últimas décadas. Así mismo, y repartido por el conjunto del territorio, existen construcciones tradicionales, relacionadas con las prácticas agrosilvopastoriles del lugar, como cortijos, lagares y haciendas, de gran valor patrimonial y paisajístico. 
En conjunto el área presenta una marcada vocación forestal, primando en su modelo productivo los aprovechamientos extensivos del monte y las oportunidades turísticas y recreativas que ofrecen los recursos naturales y culturales existentes. La figura de protección de Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla constata los valores ambientales, patrimoniales y paisajísticos presentes, que junto con los espacios protegidos del entorno de Aracena y Hornachuelos han sido declarados por la UNESCO como Reservas de la Biosfera bajo la denominación de Dehesas de Sierra Morena. 

1.3_ Contextualización paisajística 
El Atlas de los Paisajes de España establece una marcada distinción en el área entre los paisajes más montuosos, designados como sierras, cerros y valles andaluces, levantinos y extremeños y los paisajes que reflejan con mayor claridad la morfología propia de un macizo antiguo arrasado, identificados como penillanuras y piedemontes. 
En el caso de los primeros, el Atlas distingue dos tipologías básicas, las sierras y valles de Sierra Morena, que aparece representada en el área por las sierras de San Miguel, Albarrana y Sierra Alta, y las laderas y valles de Sierra Morena al Guadalquivir, que coincide con las subcuencas del Rivera de Huelva, el Viar, el Hueznar y otros arroyos que desaguan en el tramo medio del Guadalquivir. 
Por lo que respecta a las penillanuras, en esta área destaca por su extensión espacial la de Constantina, definida por una ancha banda de rumbo hercínico que atraviesa el sector central. De menores dimensiones y en situaciones periféricas, también están representadas en el área las penillanuras de Santa Olalla de Cala, Monesterio, Puebla del Maestre y Malcocinado. En el extremo suroriental del área, se identifican los terrenos campiñeses de la Puebla de los Infantes y los correspondientes a la Vega sevillana del Guadalquivir. 
Dentro del Mapa de los Paisajes de Andalucía, la mayor parte de la Sierra Norte se encuadra dentro del área paisajística denominada Serranías de baja montaña, incluida en la categoría de Serranías, y contiene tres ámbitos paisajísticos: Sierra Morena Occidental que cubre la mayor parte del área, Bembézar-Bajo Guadiato, que se extiende por una pequeña franja al este del área y Sierra de Constantina, situada en una banda central de dirección NO – SE.
En relación con los tipos paisajísticos a escala subregional y comarcal establecidos en el presente estudio, esta área de paisaje contiene los siguientes: Colinas y piedemonte con relieves tabulares, vegas y terrazas de dominante agraria (extremo norte). Relieves tabulares y colinas con influencia de fenómenos endógenos, con altitudes entre 50 y 200 msnm, pendientes entre 1 y 15 %, sobre calcarenitas, pizarras y conglomerados, de brezal arbolado, tierra calma y de labor y olivar, en parcelas medianas y de visibilidad muy baja y baja. Colinas, alineaciones y macizos montañosos de dominante natural sobre sustratos metamórficos (mitad septentrional). Colinas, cerros y superficies de erosión, relieves montañosos y relieves estructurales, con altitudes entre 100 y 400 msnm y pendientes entre 10 y 40 %, sobre pizarras, de breñal arbolado y erial, en parcelas grandes, con asentamientos difusos, y visibilidad de muy baja a baja. Colinas con altitudes entre 200 y 400 m y pendientes entre 4 y 20 %, sobre granitos y gabros, de breñal arbolado, dehesas de encinas con pastos y encinar, en parcelas medianas, con asentamientos difusos, y visibilidad muy baja-baja.. Relieves tabulares y colinas, con altitudes entre 50 y 200 msnm y pendientes entre 1-15%, sobre calcarenitas, de cultivos herbáceos en regadío y olivar, en parcelas medianas, con asentamientos difusos, y visibilidad de muy baja a media alta. Relieves montañosos de dominante natural. -. Colinas y relieves montañosos con altitudes entre 400 y 700 msnm y pendientes entre 7 y 40 %, sobre pizarras, de breñal arbolado, en parcelas medianas y grandes, con asentamientos difusos, y visibilidad muy baja y baja. Colinas y relieves montañosos con altitudes entre 400 y 700 m y pendientes entre 7 y 40 %, sobre complejo vulcano-sedimentario, de breñal arbolado y dehesas de encinas con pasto, en parcelas medianas y grandes, con asentamientos difusos, y visibilidad muy baja y baja. Colinas y relieves montañosos con altitudes entre 500 y 700 msnm y pendientes entre 7 y 40 %, sobre pizarras, de olivar y breñal arbolado, en parcelas pequeñas y medianas, con asentamientos difusos, y visibilidad muy baja y baja. Vegas y terrazas agro-intensivas del Guadalquivir y afluentes. Terrazas, vegas y llanuras, con altitud entre 25 y 100 msnm y pendientes menores a 4 %, sobre arcillas y limos, de cultivos herbáceos en regadío y cítricos, en parcelas medianas, con asentamientos aislados, espacios sin edificación, y con visibilidad de baja a media. 

1.4 _Principales características paisajísticas del área. 
- Territorio serrano de dominante natural que presenta una relativa estabilidad en su paisaje. 
Destacan sus valores naturales y patrimoniales. 
- El aprovechamiento agrosilvopastoril del bosque mediterráneo genera el paisaje de dehesa propio del área, ejemplo de uso racional y sostenible del territorio por parte del ser humano desde tiempos remotos. 
- Las características del relieve, de sierras quebradas, con valles y espacios alomados, generan cuencas visuales cerradas en las vaguadas y partes bajas, que contrastan con las amplias vistas de conjunto desde las penillanuras y puntos culminantes. 
- El desarrollo de la actividad minera, existente prácticamente desde el inicio del poblamiento estable del área, ha tenido gran influencia en la configuración del territorio, tanto en el sistema de asentamientos (Cerro del Hierro) como en las redes de comunicación. 
- La abundancia de cursos de agua y la impermeabilidad de la litología han convertido al área en un espacio prolijo en infraestructuras hidráulicas. 
- La propiedad privada de gran parte del territorio genera problemas de accesibilidad al paisaje. SEVILLA .

2.1_Fundamentos y componentes naturales del paisaje
El paisaje de la Sierra Norte contrasta nítidamente con el resto de ámbitos paisajísticos de la provincia debido a su marcada impronta serrana y natural que, sin embargo, emana de una convivencia respetuosa entre el medio y las actividades humanas. La particular base física, la componente vegetal principal de los suelos y unas pautas tradicionales de ocupación y aprovechamiento antrópico del medio natural, de profundo arraigo histórico, son los elementos paisajísticos más relevantes de este territorio. 

El medio físico como determinante del paisaje 
La trascendencia de la Sierra Norte como espacio montuoso se deriva, por un lado, de su franca separación respecto a las tierras bajas y formas horizontales de la depresión del Guadalquivir y, por otra parte, por la extensión y continuidad que adquiere el macizo como flanco septentrional a lo largo de todo el valle. Su relieve, sin embargo, presenta una modesta altitud, consecuencia de su antigüedad, litología y sometimiento a los procesos erosivos. Estas circunstancias determinan un relieve compuesto por una sucesión de lomas, colinas y sierras de formas suaves que se alinean siguiendo las direcciones predominantes de los plegamientos que dieron origen en su momento al macizo hercínico. 
En determinados casos, la erosión ha configurado extensas penillanuras de marcada topografía plana. Sólo ocasionalmente, coincidiendo con roquedos más duros, persisten resaltes y relieves residuales aislados, como los que integran las sierras de Hamapega, Urbana, del Viento o Padrona, además de los mayores desniveles y pendientes de aquellos enclaves donde la incisión fluvial ha sido más acentuada. Este relieve de la Sierra Norte le confiere al ámbito todos los atributos y significados que identifican a la montaña media mediterránea. La acción modeladora de los cursos fluviales es destacada en relación de la deleznabilidad de los materiales y de los sistemas de fallas locales, lo que ha generado formas incisivas de fuerte impronta paisajística (cañones, gargantas, abarrancamientos) así como importantes rupturas en los relieves principales. 
La litología de la Sierra Norte está constituida fundamentalmente por rocas precámbricas y paleozoicas que experimentaron el empuje de las orogenias Cadomiense y hercínica, lo que explica la intensa deformación que presentan los materiales. 
Se trata de pizarras, calizas y areniscas, más frecuentes hacia el norte, y de rocas plutónicas, predominantes hacia el sur y oeste. Tras el arrasamiento del relieve primigenio, el zócalo hercínico fue rejuvenecido por la orogenia alpina y por la acción de los agentes geomorfológicos externos. Se genera así un relieve estructural de tipo apalachense en el que en el que las unidades morfo-edáficas presentan una orientación noroeste-sureste, lo que influye en la misma disposición de la red hídrica e, incluso, de los aprovechamientos humanos. Los suelos resultantes son poco evolucionados o directamente raquíticos, de naturaleza ácida, colores pardos, texturas arenosas y escasa fertilidad, en función de lo cual su vocación es claramente forestal. 
El clima de la Sierra Norte es típicamente mediterráneo, de carácter templado y semicontinental, si bien está íntimamente ligado a la influencia atlántica tanto en términos de precipitaciones como de temperaturas. Se trata, por tanto, de un clima suave en el que las temperaturas medias se sitúan en valores en torno a 13-15°C y la pluviometría media anual oscila entre 700 y 1.000 mm/año, si bien el régimen de lluvias es notablemente irregular y presenta marcada sequía estival de carácter anticiclónico. El carácter escalonado del relieve contribuye a un gradiente pluviométrico positivo de sur a norte, aunque decreciente de oeste a este. Asimismo, la altitud favorece una suavización estival de las temperaturas desde los espacios más meridionales hasta el segundo escalón serrano, desde el cual la uniformidad es mayor; el proceso durante el invierno es el inverso. 

Catálogos de Paisajes de la Provincia de Sevilla 
2019

lunes, 26 de agosto de 2019

Guadalcanal y la Orden de Santiago (1)

Castillo de la Encomienda de Guadalcanal
La Casa de la Encomienda de Guadalcanal 1/2

Primera Parte.-

Las primeras noticias de la casa de la encomienda de Guadalcanal figuran en el documento de 1313, que es la entrega de la Encomienda Mayor de León por don Arias Gómez, su comendador, al maestre Diego Muniz, por falta de salud, recibiendo a cambio las encomiendas de Coriel y de Guadalcanal. En él se compromete a nin labrar nin fortaleçer el cortijo de Guadalcanal sin licencia del maestre. Por la primera Historia de la Orden de Santiago sabemos que el maestre don Lorenzo Suarez de Figueroa (1)fizo de nuevo la torre de Estepa, i las casas, i bastimentos de Llerena, i Guadalcanal, i de la Fuente del Maestre" (2). En 1406 Gonzalo Domínguez vende a dicho maestre unas casas con su corral que tienen por linderos los palacios de la Orden et de las dos paries las calles Publicas. Es en 1494 cuando por primera vez se habia de castillo e despues de esto visytaron la persona de don Fadrique Enrriques, comendador de la dicha Guadalcanal, e la casa con su castillo declaradas en su lugar de este libro.
Nada sabemos de la distribución del castillo en esta fecha, solamente que tiene en su interior una huerta con naranjos y árboles, que está en buenas condiciones, a excepción de una parte de cerca que mandan reparar, y que a las espaldas del mismo hay un prostíbulo. Prostíbulo que mandan situar fuera de la villa bajo pena, si no lo hiciesen prontamente, de cien azotes a  las meretrices, y al encargado de la casa 2.000 maravedís “la vna terçia parte para el reparo del dicho castillo, e la otra tercia parte para la fdbrica de las yglesias de la dicha villa, e la otra terçia parte para los alcaldes que executasen la dicha pena”.
En 1498 si hay una distribución de las partes del castillo, si bien no se puede hacer un esquema de dibujo debido a que hay habitaciones que la descripción sitúa de una manera muy imprecisa. Pero tanto por esta descripción como por las sucesivas, que son reformas que se verifican hasta 1549, sabemos que una vez atravesada la muralla había un gran corral y, pasando este y a través de un zaguán, se llegaba al patio, que tenía dos corredores bajos, uno de cuatro arcos y otro de dos, y un pozo. En torno al patio se distribuían las distintas dependencias, siendo la zona noble de dos plantas, ubicadas en la parte este y creemos que también en la sur; en la zona este estaban las habitaciones más importantes, una de ellas con pinturas en las paredes y otra con ciertas armas pintadas en los pilares.
Esta última tenía salida directa a la huerta, que tenía su noria y alberca. La zona de servicios —bodegas, bastimentos, caballerizas, etc...— estaba en el ala oeste y en el trascorral, con excepción de una bodega que estaba en el corral delantero.
En 1549 se estan haciendo obras que cambian la distribución interior de la ciudadela. En el corral delantero se hace un palacio, de nueva planta, cuya ejecución se termina, totalmente, en 1604; lo que fue casa principal se transforma en el corral con los servicios, quedando en este, como elemento claramente reconocible de aquella, el corredor de cuatro arcos.
         Interviene en la realización del palacio Pedro Merino, albanir, en quien estua rematada la obra de la caualleriza y quartos nuevos; pero no sabemos en qué parte, dado que el documento que lo cita lo hace únicamente en relación con la compra de unos materiales, procedentes del derribo de una caballeriza y un pajar de la antigua casa, y que el edificio se hace en distintas fases, y no se conservan los libros de todas las visitas realizadas.
La estructura de la parte interior del castillo, una vez acabada toda la obra, responde a las figs. 1 a 5. El molino de aceite lo citan los documentos por primera vez en 1604, y se instala en donde antes estaban los hornos; en esta misma fecha amplían el granero, que suponemos lo hacen tomando las alcobas situadas junto al bastimento del pan. El trascorral, situado detrás del corral del pozo, o parte de él, puesto que no sabemos sus dimensiones, se destina a sembrar cebada.
El muro del castillo estaba todo almenado y tenía saeteras en la zona norte, donde estaba situada la puerta principal. Tuvo otras dos puertas, una en la zona sur y otra en la oeste. Las únicas torres que citan los documentos son una coracha y un torreón, en la zona de la huerta, que tiene un almendro en su interior en 1575. Existe un pasadizo que no se sabe ni de donde sale ni a donde va. Entre la muralla y las distintas partes del palacio hay un espacio que las rodea y comunica las zonas norte, sur y oeste. Los
92 documentos no dicen nada de la zona este que al ser la huerta podía estar pegada al muro. De dicho espacio sabemos que, en la zona oeste, era un callejón y en la norte, por estar la puerta principal, era más amplio.
En la zona norte, tanto la muralla como el palacio tuvieron una espléndida portada. En 1549, la puerta de la muralla era un simple vano, nos figuramos que de canteria, mientras que la del palacio era vnaportada de canteria buena, fecha al romano, con vnas colunas despegadas sobre sus pedestales y encima de ellas su alquitraue y friso y cornica, con vnos candeleros y remates encima de las colunas, y en medio vnas armas del Marques de Aguilar. En 1604 la puerta de la muralla se cierra y se abre otra, hacia la zona este con respecto a la anterior, muy grande y huntuosa, y a los lados tienen vnasfiguras de saluajes, labrados en piedra de canteria, con susmacas que estan como por guardas de la cassa, y encima esta vn escudo dorado con las armas de Castilla y Portugal. La puerta de acceso al palacio es la misma que en 1549.
La cantería también se utiliza en las basas, fustes y capiteles de los corredores del patio, mientras que los arcos eran de ladrillo. De este último material era la escalera principal. En el resto del edificio se empleó la mampostería y el ladrillo.
Las maderas empleadas en las techumbres de las zonas nobles del palacio son: en el anterior a 1549 el roble, en el palacio nuevo el castaño, y en solo tres dependencias, el pino. La forma de las mismas en el primero es desconocida. En el segundo la armadura de la pieza grande de la planta alta del ala oeste (fig. 3), la parte más antigua, es de tijera; el resto son alfarjes y en ocasiones simples jácenas sobre las que descansan las vigas de menor escuadría, que en algunas ocasiones son sustituidas por ladrillo.
Las salas se cubren casi siempre con alfarjes, sin que se pueda establecer una regia general. En los servicios, la madera esta sin pulir y las vigas de menor escuadría se sustituyen por ladrillos. En las piezas situadas a los lados del zaguán de la zona oeste, de las que la descripción dice que son pieças pequenas cuya techumbre es de madera de castaño y lata por tabla, las vigas de menor escuadria son de madera, dado el sentido que puede tener la palabra lata y el que tiene la palabra tenía a lo largo de toda la documentación. En las bodegas y la dependencia del molino de aceite, la techumbre es de bóveda. En este último sabemos que hay siete arcos, mientras que en las bodegas únicamente vna dança de arcos.
El castillo sufrió una reforma entre 1604 y 1690. En el muro de su entrada principal se abrió un corredor de dieciséis arcos pequeños. Dicho corredor se comunicaba con la capilla mayor de la iglesia de Santa María mediante una terraza. A él se accedía por una escalera, situada en el espacio comprendido entre la muralla y la fachada del palacio.
Consta documentalmente que se conserve todo el castillo hasta 1690, por ser dificultoso e inutilsu reparo. Los materiales se vendieron en pública subasta y con su producto se compró otra vivienda principal en la calle Granillos.

(1).- Don Lorenzo a quien bien podríamos llamar el "maestre albañil", por los muchos edificios que hizo, fue promovido a la dignidad maestral el 28 de octubre de 1387 y murió en 1409.
(2).- Orozco, Pedro y Parra, Juan: op. cit., pag. 384.


Fuentes.- ARQUITECTURA CIVIL DE LA ORDEN DE SANTIAGO EN EXTREMADURA (Aurora Ruiz Mateos)

lunes, 19 de agosto de 2019

Nuestro entorno 27

La Sierra Morena de Sevilla y sus paisajes
Última Parte

4.1_ Diagnóstico general del paisaje
Pese a la creciente consideración de los valores y recursos paisajísticos, no puede obviarse el carácter novedoso que esta nueva dimensión y funcionalidad del territorio presenta tanto a nivel institucional como social. Resulta, por tanto, fundamental acompañar cualquier estrategia de protección o mejora del paisaje en un determinado ámbito con iniciativas destinadas a resaltar la importancia que, en términos patrimoniales, socioeconómicos y de calidad de vida, ha adquirido el paisaje en las últimas décadas. Esta tarea de sensibilización, acompañada de las tareas formativas o de asesoramiento a los poderes públicos locales, se hace especialmente necesaria en áreas como la Sierra Norte sevillana, donde todavía se observan algunas reservas respecto a las políticas ambientales, siendo entendidas por determinados colectivos o sectores sociales como negativas para el desarrollo del área.
Se plantea, de esta manera, la necesidad de hacer evidentes las posibilidades que ofrece el paisaje en relación con la cualificación y singularización de los productos y servicios del ámbito serrano, como un nuevo recurso patrimonial que puede ser movilizado y, en definitiva, como un eficaz indicador de la calidad de vida del área. Por el contrario, debe desecharse cualquier lectura que identifique al paisaje como una imposición burocrática que viene a sumarse a las limitaciones específicas que afectan al ámbito en virtud de sus valores ambientales o culturales.
A partir de este reconocimiento del paisaje como patrimonio territorial, deberán desarrollarse las medidas oportunas para preservar y revalorizar los componentes y espacios que contribuyen a generar la cualificada imagen paisajística de la que disfruta este sector de la provincia de Sevilla. En este sentido, es preciso indicar que, junto con la recuperación de determinados recursos en claro proceso de degradación (fundamentalmente, edificaciones vernáculas y muros de piedra seca), es necesario reforzar la dimensión paisajística de determinados elementos patrimoniales (tanto naturales como culturales), en los que no han sido suficientemente explicitados o gestionados sus valores estéticos y perceptivos.
En algunos casos, la reconsideración desde una perspectiva paisajística de estos componentes del patrimonio territorial pasará por el estudio de las relaciones espaciales y visuales que establecen con su entorno inmediato o con otros referentes más lejanos con los que de alguna forma interactúan. En otras ocasiones, el tratamiento paisajístico de estos elementos patrimoniales deberá compatibilizar el mantenimiento de sus valores ambientales, históricos o culturales con los usos y significados que la población les atribuye o les ha atribuido tradicionalmente. No debe olvidarse en ningún caso que la accesibilidad y el disfrute social de estos recursos también contribuyen a su preservación, evitando su abandono o su olvido con el consiguiente peligro de degradación ambiental y paisajística. La apertura y el mantenimiento de itinerarios y equipamientos públicos que permitan el acercamiento a los referentes territoriales y paisajísticos del área deben formar parte, por tanto, de la estrategia general de intervención en el paisaje serrano.
Siendo importante la adopción de medidas paisajísticas relativas a los elementos o espacios con mayor grado de reconocimiento o singularidad, no puede obviarse el carácter dinámico y evolutivo de la mayor parte del territorio serrano, conformado a partir de la actuación continuada del ser humano sobre el medio. El mantenimiento de los paisajes agroforestales del área, con la dehesa al frente, necesitan fundamentalmente actuaciones y medidas orientadas a mantener su funcionalidad. Desde este punto de vista, la preservación de la calidad paisajística del ámbito está estrechamente ligada a la gestión y al mantenimiento de las labores y actividades tradicionales que, en última instancia, son las que han generado los paisajes que actualmente percibimos y apreciamos (prácticas ganaderas extensivas, tareas de mantenimiento de la dehesa, saca del corcho, explotación de recurso selvícolas, mantenimiento de huertas en los entornos urbanos). Junto a estas prácticas tradicionales, la continuidad y la integridad ambiental de los paisajes serranos también requerirá de la adopción de intervenciones e iniciativas destinadas a evitar incendios forestales, a renaturalizar y reforestar espacios degradados, a minimizar los procesos erosivos asociados a la agricultura, así como a promover la integración paisajística de las nuevas construcciones e infraestructuras en el territorio.
En el entorno de los núcleos, así como en determinados enclaves productivos, la actuación paisajística debe orientarse fundamentalmente a la ordenación física del espacio (comenzando por la eliminación de los focos de suciedad o degradación existentes), al control de los procesos constructivos (dimensionándolos y ubicándolo correctamente), a la integración de las actividades o elementos con mayor incidencia paisajística (antenas, instalaciones técnicas, depósitos, playas de descarga o almacenamiento, áreas de estacionamiento) y, cuando resulte pertinente, su recualificación a través de intervenciones con criterios paisajísticos.

4.2_Definición de objetivos de calidad paisajística
• Unos paisajes adehesados sostenibles y multifuncionales que preserven y pongan en valor sus recursos patrimoniales, culturales y paisajísticos.
• Unos paisajes agrícolas serranos compatibles y adaptados a las limitaciones del terreno pero que resulten competitivos en función de su especificidad o de la aplicación de prácticas productivas ecológicas o tradicionales.
• Una imagen tradicional de los núcleos serranos acorde con los valores históricos y culturales que atesoran, siendo imprescindible a tal efecto el máximo respeto por las características urbanas y tipologías constructivas en las que se sustentan las representaciones y significados socialmente atribuidos. Especial atención merecen en este sentido, las vistas externas, los bordes y periferias urbanas recientes, así como las entradas a los núcleos, que presentan una especial sensibilidad en función de los procesos urbanizadores y edificatorios que suelen desarrollarse en ellos.
• Un patrimonio cultural asociado a la explotación de los recursos naturales de la Sierra Norte (minería, aprovechamientos agroforestales, ganadería, obras hidráulicas,…) que se mantenga en buen estado de conservación y que se incorpore como un activo territorial para la implementación de estrategias diversificadas de desarrollo socioeconómico del ámbito mariánico.
• Unos paisajes naturales connotados (parajes o espacios que gozan de un mayor reconocimiento institucional y social) en los que se concilien el acceso y disfrute público de los recursos y valores sobre los que se sustenta su mayor consideración con la preservación de los procesos y formas que los singularizan o caracterizan.
• Unas implantaciones productivas y terciarias (polígonos industriales, enclaves turísticos u hosteleros, naves de transformación o distribución de los productos serranos,…) en medio rural adaptadas a los significados de naturalidad e integridad que se atribuyen a amplios sectores de la sierra.

Bibliografía de referencia y saber más
• AGUDO TORRICO, J. (1984), Arquitectura popular en la provincia de Sevilla, en VÁZQUEZ MEDEL, M. (dir.), Sevilla y su provincia. Tomo I. Ediciones Gever S.A.: Sevilla. pp. 115-148.
• BUENO MANSO, F. (1995), Guía de la naturaleza de la provincia de Sevilla. Centro Andaluz del Libro, Diputación Provincial de Sevilla, 127 pp.
• CARMONA GRANADO, A. y JIMÉNEZ CUBERO, S. (1995), Cazalla de la Sierra. Naturaleza e historia. Sevilla, Ayuntamiento de Cazalla de la Sierra.
• CONSEJERÍA DE MEDIO AMBIENTE (1999), Manual práctico Parque Natural Sierra Norte de Sevilla. Consejería de Medio Ambiente, Junta de Andalucía.
• DÍAZ QUIDIELLO, J. (Coord.) (2009), Atlas de la historia del territorio de Andalucía Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio, Instituto de Cartografía de Andalucía, Junta de Andalucía.
• DIRECCIÓN GENERAL DE LA RED DE ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS Y SERVICIOS AMBIENTALES (2003), Plan de Desarrollo Sostenible del Parque Natural Sierra Norte (Sevilla), Servicio de Fomento de Espacios Naturales, Consejería de Medio Ambiente, 2 vol.
• FERNÁNDEZ CACHO, S., FERNÁNDEZ SALINAS, V., HERNÁNDEZ LEÓN, E.,
LÓPEZ MARTÍN, E., QUINTERO MORÓN, V., RODRIGO CÁMARA, J.M., ZARZA BALLUGUERA, D. (2010), Paisajes y patrimonio cultural en Andalucía. Tiempo, usos e imágenes. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, Junta de Andalucía, Consejería de Cultura, 2 vol.
• Plan Especial de Protección del Medio Físico de la provincia de Sevilla (1987), Consejería de Obras Públicas y Transportes, Junta de Andalucía.
• REQUENA SÁNCHEZ, M.D. (1993), Permanencia y cambios de la Sierra Norte de Sevilla. Estudios Integrados de Geografia. Sevilla, 1993.
• SILVA GARCÍA, J.A. (2002), El Parque Natural de la Sierra Norte, Excmo. Ayuntamiento de Constantina.
• ZOIDO NARANJO, F., SILVA PÉREZ, R., FERNÁNDEZ SALINAS, V., RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, J., TROUT TATE, A., PARDO GARCÍA, S.M. (2011), Entorno urbano de Constantina. Identificación, caracterización y cualificación de recursos paisajísticos. En: Paisajes de Oportunidad. Convención Europea del Paisaje y Participación: las acciones piloto del proyecto
PAYS.MED.URBAN, Ed. Maggioli, pp. 98-103.


Catálogos de Paisajes de la Provincia de Sevilla

lunes, 12 de agosto de 2019

Guadalcanal en Primavera



Excursión para conocer Guadalcanal

Hoy el decimoquinto día de primavera amanece Guadalcanal guapa y con olor a azahar, cruzo la plaza para ir a la Puntilla, allí he quedado con un matrimonio de Madrid para enseñarle nuestro pueblo, después de tomar café con jeringos del Calé nos disponemos a visitar Guadalcanal y sus encantos. 

     Comenzamos por la Ermita de San Benito, desde el puente de del mismo nombre, si se llega desde Sevilla, avistamos la mole portada de la ermita de tal nombre. Un angosto callejón, franqueado de huertas, nos lleva al pórtico del templo, con pozo delantero para la sed del peregrino.        Se compone de una nave cubierta por bóveda de cañón y lunetos, casquete esférico en el ante presbítero y cúpula en el camarín. En el muro del Evangelio existe una portada con arco apuntado y en el de la Epístola, una puerta mudéjar de época tardía. Aquí, el anacoreta Manuel de la Cruz fundó una cofradía de ambos sexos, con el título de Nuestra Señora de la Consolación y San Benito Abad, según un breve dado en Roma el 5 de marzo de 1722.
      Saliendo de nuevo a la carretera, luego de un km de recorrido, el pueblo nos recibe con lo que, de entrada, es ya efectivamente una "recreación": el Paseo del Coso, El Alto y el Bajo, según el nomenclátor. Lo divide, en dirección norte, la carretera de Extremadura. A un lado quedan las instalaciones deportivas municipales, y, ya tocando el pueblo, el paseo propiamente dicho. La fronda arbórea compite en altura con los herrajes de las casetas perennes para los días feriados. En el suelo, siempre en ascensión como el pueblo mismo, se alinean bancos y rosales. Abajo, la fuente estrepitosa, con lápida mariana y patronal prodigando bienvenidas. Ni memoria queda de la sinagoga judía existente en este lugar; pero así lo trae un informe de la visita santiaguista de 1494.
     Por la antigua calle de los Olleros, rotulada hoy de la Feria, se llega al Paseo de la Cruz, así llamado por la que aquí se alza, que en realidad no es sino un ensanchamiento de la actual avenida de la Constitución. Y poco más allá, a la vuelta de la esquina, nos hallamos ante la fachada ingente del desamortizado y, por ende, ruinoso Convento de Santa Clara, en la calle de este nombre, con restos de arcadas y cornisas. Fue fundado por el hijo de esta villa enriquecido en las Indias Jerónimo González de Alanís, según escritura otorgada en La Plata (Perú) el 19 de abril de 1584.
     Calle de Santa Clara arriba y torciendo por la primera de la izquierda, encontramos uno de los monumentos de la arquitectura civil urbana más antiguos de toda la región. Nos referimos a lo que comúnmente se conoce por La Almona, en razón de una de sus últimas "bárbaras" utilidades, pate de ella,utilizada como un bar. Arquitectónicamente, es una construcción de planta ligeramente trapezoidal de sillería. Consta de dos pisos, formado cada uno de ellos por una nave de cubierta de entramado de madera, sostenida la del bajo por arcos apuntados que arrancan del pavimento, como a modo de contrafuertes interiores. La cubierta de la parte superior es de dos aguas, hallándose sostenida por pilares alineados en el eje central de la nave. El frente de la construcción avanza en su parte derecha sobre la línea de fachada para servir de asiento a la rampa que exteriormente da acceso al piso superior. Las puertas a ambas plantas se superponen en el centro de la fachada, la baja es de arco apuntado de escasa altura, que apea en impostas constituidas por un toro y una gola. La puerta de la nave de arriba, precedida de un porche sostenido por pilares de ladrillos, es también de arco apuntado, más peraltado que el inferior, sobre moldura de cuarto bocel. El edificio recibe la luz por estrechas saeteras. Una lápida del interior nos informa que fue construido el año de 1307. Desafiando a los siglos, pues, aquí sigue, incólume y recoleta, la primitiva sede del bastimento de la Orden de Santiago.
     De La Almona, dos pasos apenas, llegamos a la Plaza La Plaza Mayor o Plaza de España y en otra época conocida por Plaza de Los Naranjos, de par en par abierta como un abrazo interrumpida. Su recinto, en lo antiguo, quizás estuvo porticado. En el centro del gran óvalo alzado que la constituye se alza el monumento al orador, dramaturgo y político decimonónico Adelardo López de Ayala, hijo preclaro de la localidad. A un lado, la Capilla de San Vicente, del siglo XVIII, otra joya dedicada hace décadas  a usos profanos. Y al otro extremo, señera y sobria, la iglesia y torre de Santa María de la Asunción, atalaya en la que el vencejo lo mismo vela el cadáver del verano a la hora de la siesta, que, a la del ángelus, ronda por las arista dejando por el aire su alada algarabía. La torre data del siglo XVI. Construida sobre los restos de la muralla que tuvo carácter militar y pertenece al estilo románico, si con alguna influencia gótica en los adornos de los arcos conopiales del último cuerpo de campanas. Está construida sobre un dado de aparejo irregular a base de ladrillos. Conservó las almenas hasta el siglo XVIII.
     Una bellísima portada, de espléndida composición, en La iglesia en la que persisten numerosos elementos del goticismo decadente, da acceso al templo mayor de Guadalcanal, asegurado el dominio cristiano de la villa e iniciado el desbordamiento de su población, las murallas que la circundaban perdieron su originaria finalidad. Esta circunstancia, sin duda, hizo que se levantara el muro norte de esta iglesia sobre parte del sistema fortificado, como se colige por la misma extraña orientación de dicha fachada y por el arco de herradura que describe la puerta de la sacristía, de feliz aprovechamiento. Esto ocurría en las postrimerías del siglo XIII.
      Por su arquitectura, Santa María obedece en gran parte a la corriente mudejárica propia del tiempo de su construcción y al gusto que se prodigó en esta zona de la Sierra Norte sevillana, en la que el gótico de los vencedores y el almohade de los vencidos trataron de imponer sus fórmulas arquitectónicas. El templo tiene forma basilical, de tres naves que primitivamente estuvieron cubiertas de madera, siendo las laterales de cabeceras planas, en cuya parte superior una de ellas conserva un óculo de cinco lóbulos. Construida con arcos transversales, siendo apuntados los del centro, éstos descansan sobre pilares cruciformes, que, salvo el alicatado de la parte inferior, no ha sufrido modificación alguna, pues hasta el sencillo capitel de caveto que poseen abonarían por su antigüedad. Pero aquí en donde a los cristianos interesó sobre manera plasmar su estilo, esto es, en el presbiterio, los alarifes locales lograron imponer su arte, ejecutando la bóveda ochavada, con espléndida crucería en abanico, tramo previo sexpartito, nervio de espinazo decorado con dientes de sierra e impostas de cabezas de clavos. Pertenecen, también, a este período constructivo los capiteles de los baquetones en forma de tronco de pirámide invertida con figuras de gran tosquedad, un decorado de estrellas próximo a la escalera del coro y algunos ventanales, destacando el que se encuentra oculto por el retablo mayor y el que vemos al lado de la Epístola, formado por un óculo central y dos arcadas unidas por un parteluz.
Que la iglesia estuvo originariamente aislada y no adosada a la manzana, como hoy se encuentra, se evidencia por los modillones en forma de caveto y unas pequeñas ventanas con arcos de herradura que advertimos en dependencias del lado de la Epístola y que debieron corresponder a la fachada sur.
Otras partes de la Epístola pueden también situarse en este periodo mudéjar, tales como el altar mayor, la nave de la Epístola, las dependencias anejas al coro y el muro de donde éste sale.
La pila bautismal es mudéjar, con decoración de arcos de herradura apuntados, del siglo XIV.
En los albores de la décimosexta centuria se ejecutó el frontal del altar mayor, a base de azulejos de cuenca del tipo de bordados y reflejos dorados y azules. De traza gótica son la bóveda y la reja de la capilla del Sagrario. Poco después se realizan la bóveda rebajada y casetonada de la capilla del Cristo Amarrado y la oval del testero de La Milagrosa, ambas renacentistas. De la misma época y estilo son las magníficas rejas que comunican estas capillas con el presbiterio, compuestas por dos cuerpos de balaustres y barrotes entorchados con rica cresteria y cruz, ángeles, grifos y otros elementos decorativos, semejantes a las que separan de ambas naves colaterales y a la que -aunque algo más simplificada se halla en la capilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Vemos en el lado de la Epístola de la capilla mayor Una puerta que sale a la sacristía, la cual está rematada por un frontón semicircular, en cuyo friso una inscripción nos informa que "ESTA SACRISTÍA SE HIZO SIENDO MAYORDOMO FRANCISCO XIMENEZ SOTOMAYOR, REGIDOR PERPETUO. LA GLORIA SEA A DIOS". Y en la misma época se ejecutó asimismo el frontal del lado opuesto de este altar, a base de azulejos planos con motivos florales, en cuyo centro se halla una gran cartera con un escudo cardenalicio.
Uno de los más remotos vestigios sepulcrales se encuentra en el muro de la nave del Evangelio, junto a la verja de la capilla de La Milagrosa, consistente en una lápida de caracteres monacales y cenefa gótica, que dice:
AQI JAZ LOURENÇO MORIS CLERICO SERVUS D DIOS NATURAL DE ESENABRIA E FINO EL POSTREMERO DIA DE N OVEMBRO E DE MCCC VI ANNOS REQISCAT I PACE
El único resto romano de que se tenga constancia dentro de la población, se halla, precisamente, a la entrada de este templo. Se trata de un capitel compuesto, de mármol blanco, ahuecado para servir de pila de agua bendita. El templo discreto del trépano lo sitúa cronológicamente entre los siglos II y III. Y, aunque se ignora su procedencia, es curioso el caso de que en el lugar extramuro conocido por la Piedra Corcovada se han encontrado restos de un despoblado romano, consistentes en tegulae, imbrices, ladrillos y fragmentos de vasijas.
Orfrería.-Ostensorio de plata dorada y cincelada (0,60). Está formado por una base lobulada decorada con relieves de bustos de guerreros que soportan un templete de dos cuerpos, con columnillas de fuste estriado el primero y una estructura arquitectónica con relieves el segundo. Puede ser fechable en el último tercio del siglo XVI.
Ostensorio de plata repujada y dorada (0,50), de estilo imperio, fechable hacia 1800.
Cruz parroquial de plata cincelada y dorada (0,83). Nudo de forma arquitectónica decorado con figuras de los evangelistas y en la cruz relieves de la Asunción de la Virgen, San Pedro, San Pablo, Santa Catalina, San Lorenzo, Santiago y María Magdalena. Es fechable hacia 1600.
Copón de plata dorada (0,31), con decoración de gallones y punteado en la copa de temas vegetales, del primer cuarto de siglo XVII.
Copón de plata dorada (0,26) con gallones y astil torneado. Lleva el punzón de la ciudad de México y data del siglo XVII.
Hostiario de plata (0,24). Tiene forma de caja circular cubierta por tapa cónica de gallones. Se decora con una inscripción en caracteres góticos que dice "Pange Lingua" y una banda calada gótica en la base. Es fechable en el segundo cuarto del siglo XVI.
Cáliz de plata cincelada y dorada (0,24) con decoración manierista de cintas planas, carteras y querubes, del último cuarto del siglo XVI.
Cáliz de plata lisa (0,23), fechable en la primera mitad del siglo XVII.
Cáliz de plata repujada y dorada (0,26) con decoración de fines del rococó, de hacia 1800, con los punzones Luque/ Martínez y la marca de Córdoba.
Portapaz de metal dorado (0,15) con un relieve de la Resurrección. Fechable hacia 1600. Dos navetas de plata repujada (0,17 x 0,15) con decoración de estilo imperio de principios del siglo XIX, con la marca de Sevilla y el punzón de Flores.
Naveta de plata repujada (0,17x 0,13) con decoración de fines del rococó, fechable en los últimos años del siglo XVIII.
Vaso de óleos de plata grabada (0, 13), con decoración de cintas planas y carteras, fechable a finales del siglo XVI.
Crismeras de plata lisa, de principios del siglo XVII.
Lámpara de plata repujada de estilo imperio, de principios del siglo XIX.
Incensario de plata repujada (0,15) de estilo imperio, de hacia 1800.
Dos ciriales de plata (1,78) de principios del siglo XIX.
Esta iglesia de Santa María la Mayor o de la Asunción es Filial Perpetua de la Basílica Patriarcal Liberiana de Roma.
Salgamos de nuevo al deslumbramiento de la Plaza Mayor. Una vía pública separa Santa María del edificio del Ayuntamiento, el cual se alza sobre lo que fue, sucesivamente, alcázar musulmán y palacio de la Orden de Santiago. A su espalda, encontramos el Paseo del Palacio, pulmón, vergel y acuarela viviente con que el pueblo se solaza y atrae y embelesa a su numerosa colonia veraniega. En la calle que, en descenso, lo franquea por la izquierda se halla el edificio, moderno y amplio, de la Biblioteca Pública Municipal. Los árboles gigantes urden un entramado verde oscuro y una turba de invisibles aves pone la nota melódica a lo largo del espacioso recinto. Se compone de un paseo central a cielo abierto, con parterres dispuestos longitudinalmente y fuente decorativa en el centro, y otros dos laterales -separados por bancos, rosales y adelfas - umbrosos por la fronda. Al final, la conjunción del cedro hace más íntimo y amable el recorrido. La Sierra del Agua, como telón de fondo. Nosotros lo hemos visto así:
Aquí en la gloria, es decir,
en el Paseo del Palacio,
donde el tiempo y el espacio
olvidan su discurrir,
sacar quiero a relucir,
con permiso de la cal,
que no hay belleza rival
de este viejo paraíso
que porque Dios pudo y quiso
lo puso en Guadalcanal.
Del Palacio, si gustan, podemos dirigirnos a la calleja de la Caridad, que toma tal denominación del hospital que aquí existió. Ya -enseguida- en la calle Luenga, avistamos al final el lugar de la desaparecida Puerta de los Molinos, que estuvo practicada en el sistema murado y por la que arrancaba el camino que se dirigía a Cazalla de la Sierra, pasando cerca de los molinos existentes en el arroyo de este nombre.
Por la calleja de Santa María -escalones abajo-- desembocamos en la Puerta del Jurado, cuyo nombre se conserva en el pueblo no tanto por el acceso fortificado, cuanto por el mesón que, llamado por su enclave del Jurado, hubo en este lugar. Por aquí se salía al Convento de San Francisco de la Piedad, que dio al traste la desamortización de Mendizábal y que hoy es el cementerio de Guadalcanal. Digamos, de rechazo, que aquel cenobio fue mandado erigir por don Enrique Enríquez, comendador mayor de la Provincia de León de la Orden de Santiago y tío materno de Don Fernando el Católico. Y otra curiosidad: éste fue nieto del maestre don Fadrique Enríquez y una judía de Guadalcanal que apodaban "La Paloma".
Pueblo arriba, salvo los Mesones, los Cantillos y poco más, el pueblo es una pura cuesta. Situándonos en los primeros, cualquier perpendicular es válida para iniciar el ascenso. Hagámoslo por la calle de López de Ayala. Pronto, llegamos a la Casa rectoral, antiguo palacio de los marqueses de San Antonio, que lo legaron, "para perpetua memoria", a la parroquia de Santa Maria. En ella se pueden admirar un patio con columnas y arcadas, de dos plantas, y el artesonado del techo del vestíbulo, que se cubre con azulejos de cuenca de dos por tabla del siglo XVI. Y enfrente, el Hospital de los Milagros, en que estuvo instituida la llamada Escuela de Cristo, con portada compuesta por vano de arco carpanel con arquivoltas decoradas y una hornacina sobre el alfiz que la en, marca.
En el número 10 de esta calle nació Adelardo López de Ayala, cuyas armas lucen en la parte superior de la fachada. Sus descendientes poseen una de las más importantes colecciones artísticas que particularmente existian en Guadalcanal y actualmente han desaparecido y la casa amenaza ruina, que consiste en:
Díptico de esmaltes. En una de las hojas se representa a David y Goliat (firmado I.R., 1545) y en la otra a Sansón derribando el templo (Año de 15 ... ). Miden 0,41 x 0,61.
Ecce Homo. Pintura en tabla, española, del siglo XVII. Mide 0,18 x 0,13.
Virgen con el Niño. Pintura en tabla del siglo XVI. Mide 0,65 x 0,50. Escena mitólogica.
Pintura en tabla, del siglo XVII. Mide 0,39 x 0,65.
Crucificado. Interesantísima imagen de marfil, de principios del siglo XVII. Mide 0,38.
Santa Ana, maestra de la Virgen. Esculturas de marfil del siglo XVIII. Miden 0,15.
Santa María Magdalena. Escultura de marfil, muy interesante y fina de ejecución. Mide 0,14.
Niño Jesús. Escultura de marfil del siglo XVII. Mide 0,46. Dos albarelos decorados en blanco y azul, de hacia 1700.
Gran jarrón de porcelana de estilo isabelino.
Seguimos calle arriba, esta calle de López de Ayala, en el pequeño altozano que se produce al confluir esta vía con la de Granillos, dejamos la Puerta de LLerena, de donde partía el camino que llevaba a aquella localidad extremeña. Y todavía más alto, se recorta en el cielo la airosa espadaña del Convento del Espíritu Santo, vigía de vuelos superlativos y reclamo del visitante ávido de historia y de arte. Prosigamos nuestra marcha enpinada hasta alcanzar las calles últimas del pueblo.
Este convento de religiosas fue fundado por un hijo de la localidad afincado en América, para cuya erección destinó de su hacienda la cantidad de 80.000 pesos de plata. Tomó esta advocación el nuevo cenobio, precisamente, por levantarse junto al hospital que, con este nombre, fundara el presbítero don Benito Garzón en 1511. La capilla que aneja a este convento se labró, aunque ha sufrido algunas reformas, aún conserva huellas del tiempo de su edificación, especialmente en el altar mayor, en cuyo banco se halla el retrato del patrono y la leyenda “ESTE CONVENTO FUNDO Y DOTO ALONSO GONZÁLEZ DE LA PAVA, A HONRA Y GLORIA DE DIOS Y DE SU BENDITA MADRE... DE NOVIEMBRE, SIENDO MAYORDOMO JUAN GONZÁLEZ DE LA PAVA”. Año de 1635. El edificio está construido en mampuesto y ladrillo revocado. Posee planta de cruz latina, cubriéndose la nave y el presbiterio de bóveda de cañón con lunetos y fajones y media naranja en el crucero. La portada situada a los pies es de vano adintelado entre pilastras y entablamento con frontón recto. El retablo se decora con pinturas de Pentecostés, la imposición de la casulla a San Ildefonso, Santa Catalina, la Coronación de Nuestra Señora, la Natividad del Señor y la Natividad de la Virgen. Del tiempo fundacional prevalece, también, un patio de ordenación toscana en el interior de lo que fue convento de las comendadoras del Espíritu Santo, hoy (desde l903) de las Hermanas Misioneras de la Doctrina Cristiana.
Y, ya puestos a ascender, salgamos hacia el extrarradio por el camino que antaño -y hogaño- llevaba a la capital de este distrito santiaguista, esto es, Llerena. Porque, a pocos pasos, encontramos lo que otrora fue escenario de devotos festejos y entrañables tradiciones. Se trata del Humilladero del Cristo de la Salud, así llamado por el que existe aledaño a la ermita. Los viajeros que -Berrocal Grande adelante- por este camino transitaban, solían detenerse en este santuario para implorar suerte en el viaje o dar gracias los que regresaban. Se ha perdido la velada que anualmente se celebraba en la parte delantera de la ermita. Algo parecido se hace hoy en la Plaza Mayor en recuerdo de aquella otra Velada del Cristo, con que todavía se conoce en Guadalcanal. Así la ermita como el humilladero anejo son construcciones del siglo XVIII, si bien algún edificio debió existir con anterioridad en este lugar -más antiguamente conocido por la Cruz del Abad Santo-, en donde ya en el siglo XV se había erigido un establecimiento piadoso. Poco más allá, se halla el templete del humilladero, con una fuente y un azulejo en la pared frontal, fechado en 1770, representando un calvario, orlado de florones y grecas, con algunos versos. En la parte superior del Crucifijo se lee: “HVMILLAVIT SEMETIPSVM VSQVE AD MORTEM ADP¨L”. Debajo, una cartera nos informa que el Cardenal Solís, arzobispo de Sevilla, concede cien días de indulgencias a quien rezare un credo delante de este Cristo.
A ambos lados del calvario hay estas décimas que vemos -en tejaroz- en la portada lateral del Evangelio.:
DESDE ESSE SACRO MADERO
AGVAS VIVAS DISPENSAIS
JESVS 1 CON ELLAS DAIS
FORTALEZA AL PASAJERO
EN AQVESTE HVMILLADERO
SOL RESPLANDECEIS HERMOSOQVITANDO DVEÑO PIADOSO
DE LAS TINIEBLAS EL VELO
DIRIGIENDO HACIA EL CIELO
DEL CANSANCIO LO PENOSO.
DVLCE IMAN QVE A LOS SENTIDOS
ATRAES CON DVLCE CALMA
DEXANDO SVSPENSA EL ALMA
DE LA FEE POR LOS OIDOS
A TVS PIES COMO AFLIGIDOS
TVS PIEDADES INVOCAMOS
NVESTRAS DESDICHAS LLORAMOS
I EN MISTERIOSA PISCINA
CON TV FVENTE CRISTALINA
OI NVESTRAS MANOS LAVAMOS.
Y a los pies, esta quintilla,
JVNTO A VNA FVENTE HVMILLADO
MI AMOR A BEBER CONVIDA
I EN VNA CRVZ EXALTADO
DOI AGVA DE Aff COSTADO
QVE SALTA A LA ETERNA VIDA.
La capilla de la Virgen del Carmen, en el lado de la Epístola, data de comienzos del XVII. En su retablo contemplamos unas pinturas que representan la Huida a Egipto, la imposición de la casulla a San lldefonso y San Miguel Arcángel, y en el arco de entrada a dicha capilla, sendas pinturas barrocas de San Pedro y San Pablo. Son también de esta época los retablos de la nave del Evangelio, en que se hallan, respectivamente, San Ignacio de Loyola, el Niño Jesús de Praga y el Padre Eterno. Aquí vemos las lápidas sepulcrales de don Cayetano de Tena e Hidalgo y de su esposa doña Josefa de Vargas y Federigui, la de don Ignacio Sánchez Martínez y la de estilo gótico, magnífica, que dice:
“ESTA SEPOL / TURA ES DE / ANTON MARTIN / DE PALENCIA Y DE / SU MUGER FRAN / CISCA MARTIN”.
Desde la explanada delantera de Santa Ana, contemplamos la danza dilatada y caprichosa de calles que bajan, o de repente suben, o a veces se retuercen. Desde aquí, los tejados pajariles coronados de veletas caudales, las palmeras salpicadas probando esbelteces por los tapiales blanqueados, la mole verdosa -como una mancha oceánica- allá donde El Palacio, el clamor de las torres y espadañas por los cielos... Y la sierra -siempre la sierra- enviando el agua ideal con este río de creación extingue cualquier sed.
Continuemos el itinerario. Podemos hacerlo por la rampa lateral que, bordeando dicha explanada, conduce a la calle de la Mina, hundida y larga, como una galería abierta. Humilde es -ahora- la collación de Santa Ana, pero pulcra y blanca, con la gracia andaluza del geráneo, la gitanilla o la dama de noche fluyendo por patios y brocales. De pronto, una calle escalonada con un peldaño para cada portal. Pero vayamos, en dirección contraria, hacia la calle del Costalero que llaman, para -cruzándola- proseguir la bajada por la de Ortega Valencia, podemos seguir recorriendo calles e impregnándonos de cultura pero así terminamos un recorreido que nos intruduce en el pasado y en el presente de Guadalcanal, edificios catálogados y calles con casas blancas que guardan una perfecta armónia con el contorno. 

María Isabel Gómez Gordón