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sábado, 11 de noviembre de 2023

Guadalcanal año a año

Una Revista casi centenaria

             La Revista de Feria de Guadalcanal es prácticamente centenaria, el primer número que aparece en mis archivos es de 1928, pero creo que existen algunos anteriores, esta revista se llamaba “EL COMERCIO DE GUADALCANAL”, dirigida por Manuel Elena y estaba dedicada a las ferias y fiestas de la localidad.

             En ella ya aparecían artículos de escritores locales y foráneos, algunos de ellos, como es el caso de una poesía de Luís Chamizo, insigne escritor y poeta de Guareña que se estableció en nuestra localidad al esposarse con Virtudes Cordo Nogales en 1921, Este artículo que contiene la poesía “HEROES SIN GLORIA”, es una oda dedicada a los héroes sin gloría, los héroes del martillo y del arado. Igualmente aparece en esta revista un curioso artículo como uno de Édouard Heliot, escritor y político francés de la época, titulado “EL PROBLEMA DELALCOHOL”.

           Vemos el programa de la feria de ganado y fiestas del 1928, del 4 al siete de septiembre, organizados por la comisión de festejo, siendo presidente de la misma, Don Ignacio Vázquez, alcalde Don Guillermo Alvarado y actuando de secretario Don Adrián Salinas. La inauguración fue el día 4 a las 7,00 horas de la mañana con un pasacalles amenizados por la banda de música de la localidad dirigida por el profesor señor Escote, el día 6 a las 18,00 horas solemne procesión de Nuestra Señora de Guaditoca, patrona de la localidad, organizada por su Real Hermandad, con acompañamiento de las Autoridades, Banda Municipal de Música y de Tambores y Cornetas, durante el recorrido se dispararán numerosos cohetes y tracas. Por las noches, bailes de sociedad, conciertos, circo (Circo París), teatro, cinematógrafo, fuegos artificiales y otros festejos. Igualmente, se anunciaban el comercio de la localidad y la zona, como PURIFICACIÓN R. FRESNO -Fábrica de harinas y panificación esmerada-, ALBERTO DE LA HERA -Farmacia, droguería y perfumería-, JOAQUIN GARCÍA CALDERÓN -Transportes de mercancías y viajeros, servicio a la estación de tren-, CASA ROMERO – Bisutería, mercería y novedades-, FONDA DE MISERICORDIA - Casa especial para viajeros, amplías y ventiladas habitaciones, limpieza absoluta y cuarto de baños-, JULIO BARRAGAN CORDOBÉS -Paquetería, mercería, perfumería, ferretería, calzados y armas y explosivos de todas clases-, MANUEL NAVAS - Sombrearía-, SANTA CLARA – Molino de aceite, fábrica de harinas y panificación-, ADRIANO ATALAYA RIVERO -Almacén de calzado-, MARCOS ALVARADO Y TENA -Fabrica de aceite de oliva y orujos, jabones y sulfuros-, JUAN ATALAYA ROMERO -Colonias, paquearía, quincalla y vinos.- MANUEL BAÑOS MÁRQUEZ - fábrica de curtidos-. Y otros establecimientos, algunos de ellos han perdurado durante todo el siglo XX a través de sus sucesores.

            En esta canturía, la revista ha tenido diferentes nombres, como EL COMERCIO DE GUADALCANAL -Revista ilustrada-, FOTO Y LUZ -Revista de feria-, GUADALCANAL. Revista de feria o feria y fiestas-, PROGRAMA OFICIAL DE LOS FESTEJOS, REVISTA DE GUADALCANAL, y otras, simplemente ponían en su portada GUADALCANAL y el año. La revista durante tantos años ha pasado por varios estilos y contenidos, algunas de ellas, se limitaban simplemente al programa oficial de la feria, otras, la mayoría han contado con gran variedad de artículos y poesías, de guadalcanalenses y gente que ama Guadalcanal.

            La revista no siempre tuvo una cadencia anual, pero fue a partir de los años 70 cuando cogió su redacción y dirección Rafael Rodríguez Márquez, nuestro añorado amigo “Rafalito Electrovira” cuando realmente la edición tuvo continuidad hasta nuestros días, Rafael aparece por primera vez en el año 1969 con su artículo “REYES MAGOS”, en el reflejaba en aquella época los escasos juguetes que nos traían a los niños “el flaco caballo de cartón o la ruidosa chirriera,..” después siguen apareciendo sus artículos, año tras año, todos ellos relacionados con Guadalcanal, en el año 1973 aparece en el consejo de redacción de la revista, a partir del año siguiente coge la dirección hasta el 1985.

            Con Rafael a pesar de la diferencia de edad y que yo he vivido desde los nueve años fuera de Guadalcanal, me unía una amistad especial, tal vez nos unió nuestro amor por nuestra villa, como a tantos otros. Era la única persona que me llamaba en el pueblo Aguilar, mi segundo apellido por línea materna, tal vez por la amistad que le unía con mi tío Antonio, con el que compartía primer apellido y su gran pasión por el Guadalcanal CD, de los que ambos formaron parte de la directiva.

            Todos los veremos cuando iba a la feria me tenía guardada la revista, recuerdo que en el año 82 hablando con él en la puerta de la Puntilla, me comentó que estaba buscando un libro de poesía en las librerías de Sevilla y no lo encontraba de Agustín Capitán Álvarez, otro ilustre escritor Guadalcanalense poco conocido, le ofrecí que me diese el tirulo y yo se lo buscaba en Madrid, finalmente lo localicé en una librería de viejo de la Cuesta del Moyano de Madrid, se lo llevé en Navidades y me regaló un estuche con una pluma y un bolígrafo de la marca Inoxcrom, que guardo en mi escritorio como un tesoro.

            Cuantos y cuantos artículos, trabajos de personas de nuestro pueblo o muy amantes de él a través de los años, artículos que nos ha enseñado la historia de Guadalcanal, sus monumentos, sus hijos ilustres, el sentir y el pensar de nuestra gente, escritores, poetas e historiadores como los mencionados anteriormente Agustín Capitán y Luis Chamizo, u otros relevantes Manuel Maldonado Fernández, Antonio Gordón Bernabé, María Dolores Gordón Peral, Juan Collantes de Terán, Jesús Rubio, Antonio Fontán, Antonio Burgos, Andrés Mirón, Alberto Bernabé Salgueiro, Salvador Hernández  González, y tanto otros, que unir a la lista interminable de Guadalcanalenses o foráneos, como José F. Titos Alfaro, Pedro Porras Ibáñez, Leopoldo Tena, Rafael Rodríguez Márquez, Ignacio Gómez Galván, José Baños Carmona, José María Álvarez, José Vázquez Márquez, Rafael A. Rivero del Castillo y un largo etcétera, entre los que humildemente me incluyo. Sin olvidar por último en esta larga lista a José Luis Ceballos y Antonio Murillo (Muri) que con sus historias futboleras nos han recordado las vicisitudes y anécdotas de nuestro equipo de futbol.

            La revista y el formato que actualmente conocemos se debe en parte a Ignacio Gómez Galván que en los dos periodos que ha estado en el ayuntamiento como concejal, ha llevado la dirección y le ha dado un formato más actual.

Rafael Spínola Rodríguez
Teruel, mayo 2021.
Publicado en la revista Guadalcanal 2021

sábado, 4 de noviembre de 2023

Barberías y carnicerías en Guadalcanal

¡Qué cosas trae la modernidad!

             Cuando Guadalcanal contaba con muchos más habitantes y actividad, las carnicerías se convertían en centro social para nuestras madres y abuelas y las barberías el centro de reunión y mentidero para nuestros padres y abuelos.          

  

         
Barberías. -

            Recuerdo cómo me contaba mi padre que se tiraban de dómía hasta quince días y cuando regresaban al pueblo eran visitas obligadas, primero ir a la barbería para pelarse o afeitarse, después ir al Bar Cazalla, El Chato, El Botero o cualquier otro casino para tomar unos vinos y chalar con las amistades, eran los noticieros del pueblo.

            En la actualidad y aprovechando la modernidad, los hombres se cortan el pelo y se arreglan la barba, la mayoría en las peluquerías unisex o de señoras, ya no existen barberías en Guadalcanal, ¡qué cosas trae la modernidad, me comentaba un viejo amigo que me vio salir una tarde de una de ellas!

            Aun pensando que podemos dejarnos algunas, citamos:

            En los años 30/40 estaban abiertas, en la calle Calvo Sotelo (actual Antonio Porras) se encontraba la barbería de José Casaus Parra, la de Adelardo Palacios (padre del Sano) en la calle San Sebastián, 24 y también pelaba y afeitaba en las casas, Antonio Criado en la calle Granillos, Rafalillo en la calle Milagros, Clemente en la calle Milagros y después en la calle San Sebastián.

            En la siguiente década, Martin Cote Blanco en Plaza España, 8, José Escote Romero en General Mola, 1 (actual Costalero), José María Gil Cantero en Muñoz Torrado, 1, José Pérez Gusano en Calvo Sotelo, 3 actual Médico Antonio Porras, Pepe el Músico (Plaza de España), entre otras.

            Según el libro de Rafael Rodríguez Márquez, en Guadalcanal hubo 8 barberías en los años 50 y 70.

            Muchos de mi edad recordados como barbero ambulante a nuestro recordado Rafael Palacios Gil (El Sanito), junto a su maletín de barbero y los caramelos que nos regalaba a los niños (para que estuviésemos quietos) y los de menta a nuestros abuelos (para que no tosieran), igualmente, llevaba la cámara de fotos en ristre, en invierno vendía cajas de polvorones, (de los que se pegaban al cielo de la boca decía y había que despegarlos con aguardiente). Si moría alguien allí estaba con su seguro para ofrecer los servicios que cobraba mensualmente puerta a puerta, era igualmente ditero y otros quehaceres…, y aun le quedaba tiempo para organizar y ayudar  a los vecinos de Santa Ana y los Escaloncitos en lo que le pedían, a principio de los 70 se trasladó a Sevilla por motivos de trabajo ( se metió a celador), pero cada vez que tenía vacaciones, Navidades, Semana Santa, Feria o en los fines de semana aprovechaba para venir al pueblo y seguir haciendo fotos (su pasión) decía.

            Hay un artículo en la revista de feria de Guadalcanal (1991) que escribe un paisano con el seudónimo de Pepe Shopson, sobre unos hechos ocurridos en los años 50 en la Barbería de Manolo Escote, situada en lugar privilegiado de la plaza, titulado “Cuernos en la barbería” y que reproducimos:

            “Yerra el lector si supone, por el título de estas líneas, que el asunto se refiere a una infidelidad conyugal consumada en una peluquería, que, en Guadalcanal, donde ocurrió la historia, se denomina en el vocablo cervantino cuando se trata del establecimiento de caballeros".

            Los hechos ocurrieron una tarde de verano de 1950. Fueron protagonizados por ese singular y entrañable guadalcanalense llamado Manuel Escote y por un viajante, cuyo nombre ni conocemos ni hace al caso.

            Baste saber que era sevillano, chaparrito y vacilón. El escenario fue la barbería de Manolo, sita en la impar plaza de España, de Guadalcanal, frente a la estatua de A. López de Ayala, aquel que temía “más al olvido que a la muerte”.  

        Serían las primeras horas de la tarde, en las que la tranquilidad de la plaza, mientras los naranjos agrios aguantaban impávidos la canícula, era absoluta.

         La barbería, como la tenía puesta Manolo, se diferenciaba poco de las de otros pueblos de Andalucía. El detalle distintivo era una hermosa cornamenta de ciervo que había en la pared que quedaba a la derecha de la puerta, y que cumplía la utilitaria misión de perchero. Se trataba de las astas de una pieza no cobrada por Manolo, sino de un regalo que le había hecho uno de sus hermanos, aficionado a la caza mayor, ya que nuestro protagonista, empedernido cazador, lo era de las especies pequeñas que abundaban por nuestro término.

            Aquella tarde, Manolo, después de haberse levantado de la siesta, abrir la barbería y haber leído el ABC, daba cuenta del crucigrama de Cova con la facilidad acostumbrada. De pronto, La cortina dejó entrar la luz de la plaza y una voz netamente sevillana irrumpió en la estancia:

            _ Buenas tardes, maestro. Aquí vengo, a ver si me hace usted un buen arreglo.

            Manolo, al mismo tiempo que se levantaba del sillón giratorio en que se encontraba, contestó:

            _ Buenas tenga Usted. Veremos lo que podemos hacer.

            El cliente se acomodó en el sillón del que Manolo acababa de levantarse.

         Manolo le aplicó el paño blanco, y tras ajustar el respaldo a la altura del cogote, empezó su faena, extendiendo jabón con la brocha sobre el rostro de su desconocido cliente. Este, que ya había reparado en los hermosos cuernos que adornaban la pared de enfrente, no pudo reprimirse las ganas de vacilar a Manolo, y con la entonación ambigua que el caso requería, pausadamente dijo:

            _ Maestro, digo yo que buenos cuernos tiene usted… aquí.

            _ Mire usted qué casualidad, -respondió Manolo sin inmutarse, mientras continuaba su cometido-, precisamente son del último viajante que pasó por aquí, que se los dejó olvidados.

            El Viajante tras la sorpresa de la respuesta, encajó el golpe con deportividad. En Sevilla, en más de una ocasión, tomando unas copas con amigos de su gremio, decía que había algunos, como el barbero de Guadalcanal, que no se cortaba un pelo”. 

Carnicerías. –

      Las carnicerías fue otro sector que tuvo gran actividad en Guadalcanal, ya encontramos una referencia del siglo XVI, en la revista de feria de Guadalcanal (2003) de Antonio Gordón Bernabé:

      Diego Ramos de León el Rico que era hijo de Diego Ramos el Viejo y de Elvira Rodríguez de León, marcho a Indias en la primera mitad del siglo XVI y se asentó en México. Allí testó en 1556 y murió. Mando fundar dos capellanías, una en el convento de San Agustín de México y otra en Guadalcanal, en la iglesia de San Sebastián, esta con 3.000 ducados para decir misas por su alma y la de su familia. Eran sus hermanos García Ramos el Viejo, Alonso Ramos Rico y Rodrigo Ramos de León el Viejo.

      Mandaba que con ese dinero se comprara además una carnicería que se hallaba junto a la iglesia de San Sebastián "y se quite de tal negocio por la reverencia que se debe tener" según consta en la manda testamentaria.

       Al igual que con las barberías, seguro que nos dejamos algunas, pero a continuación describimos las que hemos encontrado referencias:

    En los años 30/40 Francisco Tomé Gil, Jesús y José Vázquez Díaz, Rafael Morente Gusano, en la siguiente década, 41/55, José Álvarez Ibáñez en la calle San Sebastián, 8, la mayoría estaban en la Plaza de Abastos. Juan Arcos García y posteriormente Juan Arcos Yerga (los Romaneros), Manuel y José Galván Muñoz, Félix Ramos Polanco, Antonio, Josefa y Adelardo Álvarez Tomé.

    Otras fueron las de Antonio Tomé Trancoso, Dolores Tomé Vázquez y Tomás Tomé (Tomasin) en la Plaza de Abastos, Patrocino Moreno Chacón (Patro) que la tuvo en la calle San Francisco, en la Plaza de Abastos y al lado de la antigua cárcel, Juan Gallardo Jiménez en los Mesones, entre otras

       En la actualidad, después de cerrar Juan Arcos (hijo del Romanero) por jubilación, en la plaza de abasto la única referencia que queda de nuestros carniceros es Rafael Romero Galván (Chasquito) y en los diferentes supermercados también se venden carne y chacinas, pero aquellas tertulias en la cola de las carnicerías, -pasa Guaditoca, tu tienes más prisa, no pasa tú Rosita que estoy hablando con mi comadre-, eso ya no volverá.     

Publicado en 2018 en el blog “Guadalcanal por su recuperación Patrimonial”

sábado, 28 de octubre de 2023

CON LA ALFORJA AL HOMBRO (y 4)

3ª ETAPA DE CAZALLA DE LA SIERRA A EMBALSE DEL RETORTILLO (LA PUEBLA DE LOS INFANTES)

        Comenzamos la cuarta ruta que hemos previsto, como primera parada nos marcamos llegar hasta la Colonia del Galeón, lugar que encontramos otra particularidad del diverso paisaje de nuestro parque, visitamos los viñedos y la bodega del mismo nombre, con un cultivo esmerado y ecológico de variedades en su mayoría de origen francés, como son Syrah, Merlot, Cabernet Saungnon, o el Tempranillo, apreciada por todas las Denominaciones de Origen españolas por su actitud para la mezcla con otras variedades y hacer excelentes vinos, el cultivo de la vid que en épocas anteriores fue muy extensa, se encuentra casi extinguida en esta zona, debido principalmente a la enfermedad de la filoxera, que a principios del pasado siglo mermó este cultivo en toda España.

        Continuamos caminando entre dehesas y monte, dejando a nuestra izquierda Navahonda y el cerro del San Cristóbal, en la Sierra del Cubillo y continuamos camino hacia El Pedroso, no sin ante visitar el cortijo Del Patronato, nos encontramos antes de la entrada al pueblo las confluencias de los arroyos Gondula y Las Cañas, antes de entrar en la localidad nos acercamos a la Ermita de la Virgen del Espino, construcción de estilo mudéjar, edificio de una sola nave que data posiblemente del siglo XV y en siglo XVIII tuvo lugar una serie de obras de reformas y ampliación, siendo muy semejante al estado actual. Cabe destacar el crucero que se encuentra frete a la fachada principal y que según el profesor D. José Hernández Díez, fue obra de los mismos canteros gallegos que labraron la fachada del Ayuntamiento de Sevilla (Plaza de San Francisco).

        Entramos en el Pedroso bello pueblo en el centro del parque, con un casco urbano semicircular en torno a plaza que alberga la Iglesia de Ntra. Sra. de la Consolación, esta villa perteneció en tiempo de los árabes al distrito de La Kura de Firrish, cuya capital que se situaba dentro del término municipal de Constantina se llamaba Firrish, posteriormente, en 1248 en la reconquista como jurisdicción de la Tierra de Sevilla, el Concejo del Pedroso (Tierra de Realengo), posteriormente la consolidación del Lugar del Pedroso está documentada en la Crónica de Alfonso XI, siguiendo con su rica historia, a finales de febrero de 1502, los Reyes Católicos que procedían de Sevilla, permanecieron en El Pedroso. Caballeros castellanos y portugueses que acompañaban a Isabel de Portugal, igualmente pernoctaron en la localidad con la reina en 1526, en su viaje a Sevilla para casarse con Carlos I. Igual que la mayoría de pueblos de la Sierra Norte conocieron tiempo de esplendor en la primera mitad del siglo pasado, acercándose a los 5.000 habitantes, tras la emigración que comenzó por los años 60 y el abandono progresivo de las labores agrícolas y ganaderas, en la actualidad apenas sobrepasa los 2.300 habitantes. Dentro de sus monumentos, nos encontramos.
        La Iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, tuvo su origen en una construcción de estilo gótico-mudéjar, de la que se conserva una capilla y la pila bautismal, que data de principios del siglo XV, introduciéndose modificaciones a mediados del siglo XVI, ampliándose nuevamente en la segunda mitad del siglo XVIII; Otros monumentos son la citada Eremita de la Virgen del Espino; La Cruz del Humilladero que se encuentra frente a la fachada principal de la iglesia, su contrición corresponde a la mitad del siglo XVI, concretamente al año 1540; Ermita del Cristo de la Misericordia que ocupa el antiguo Hospital de la Misericordia, el edificio original era una construcción mudéjar de finales del siglo XV, pero su primitivo aspecto ha sufrido varias transformaciones hasta la imagen actual que corresponde a las obras que se llevaron a efecto a lo largo de los siglos XIX y principios del XX; Y La Cartuja (Casa Granja) construida en el siglo XVI por los frailes de la Orden de San Bruno.
        
        Salimos de la población y nuestra próxima parada será el Embalse del Huéznar, entre paisajes de dehesas y senderos bien acondicionados, siguiendo el curso de la rivera, llegamos al retroceso norte del embalse, ya en los límites del parque, dejamos a nuestra izquierda Cañadas del Romero y cruzamos el embalse en barca en nuestro camino a Constantina.
        Una vez hemos cruzado a la otra orilla, cogemos el sendero que pasa entre el cortijo de Frías del Charlo y la Dehesa de Frías, continuando por dehesas de ganado y toros bravos llegamos a las inmediaciones de Constantina por el sendero entre la Fuente del Negro y las Baltronas.

        Llegamos a Constantina, unas de las villas principales del parque, según los restos arqueológico hallados en cuevas cercanas al núcleo de la población, muestran ya una ocupación en la época calcolítica, después fue llamada Laconimurgi por Plinio en la época celtita, el topónimo se fue renovando en la época de la colonización romana llegando a llamarse Constancia Iulia, pero fue ya en la época islámica cuando se empezó a configurar como núcleo urbano, de la que aún existe el Barrio de la Morería, ubicado en la ladera del cerro del Castillo, fue reconquistada en el año 1247 y entregada al rey Fernando II de Castilla, pasando a agregarse a Córdoba y en 1258 se anexiona al reino de Sevilla por el privilegio de Alfonso X; En el año 1594 ya formaba parte del reino de Sevilla y contaba con 1047 vecinos percheros.
        Durante la segunda mitad del siglo XIX y primer tercio del siglo XX  Constantina tuvo una gran actividad industrial, con fábricas de hielo, corcho, almazaras de aceite, destilerías, etc., pero como el resto de poblaciones de la zona, con la desindustrialización y la emigración que sufrió Andalucía, a mediados de los 60 comenzó el éxodo de la población a otras zonas más industrializadas.
        
        Está población cuenta con gran cantidad de edificios catalogados por el Patrimonio Histórico Artístico Andaluz, como la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación, de estilo mudéjar y que data del siglo XIV, ampliada en el siglo XVI por Hernán Ruiz II que construyó su torre y fachada; La Iglesia de Nuestro Padre Jesús, edificio construido en el siglo XVIII; La Iglesia de la Concepción y el Convento de Santa Clara, que conservan la portada del Convento del Tardón que actualmente se ha convertido en casa habitada por vecinos; El Castillo que descansa sobre los resto de un castrum romano, el edificio actual data de la época islámica y era una fortificación de defensa importante del eje norte-sur hacia Sevilla en la línea defensiva de La Kora de Firrish, las últimas modificaciones del conjunto del edificio fueron efectuadas en el siglo XV por Rodrigo Ponce de León.
        Otros monumentos so el conjunto de viviendas del barrio de la morería, la plaza de toros, la Torre del Reloj y el centro histórico en su conjunto por sus edificios de variada arquitectura de fisonomías burguesas y señoriales.        

        Cogemos el camino de la Jurdana que se inicia en la ladera del parque de “El Castillo” pasando por la Fuente El Chorrillo (siglo XVI), la Ermita de Ntra. Sra. de la Yedra y la Huerta de Fuente Nevada para llegar finalmente al Centro de Visitantes de El Robledo, donde podemos percibir el sonido de los bosques de las riberas de los ríos del parque y los olores de las plantas aromáticas del monte mediterráneo, cuenta con un jardín botánico, exposiciones para comprender el ayer y el hoy del parque y el equilibrio hombre-naturaleza en montes y dehesas , así como restos de las culturas que a través de los siglos han poblado las distintas zonas del parque.
        Continuamos nuestro camino para hacer una parada en las Navas de la Concepción, dejamos al margen el cerro de Gibarrayo, cruzamos el río Guadalvacar y el nacimiento del arroyo Mazacán y por el sendero del cortijo de Doña Catalina llegamos a Las Navas de la Concepción. 
        
        Las Navas de la Concepción tuvieron su origen allá por el año 1557 que con el permiso de Felipe II se construye un asentamiento de viviendas de trabajadores dependientes de Constantina que desde tiempos inmemoriales criaban cerdos en las dehesas, de ahí su nombre de Navas o Colinas, allí los frailes de la orden de San Basilio construyeron el Convento de San Antonio del Valle, desaparecido en la época de la desamortización y cambian su nombre de las Navas de las Puercas por el actual Las Navas de la Concepción, firmado por Real Decreto de Isabel II de 11 de febrero de 1854 y otorgándole el título de villa. Su monumento más representativo es la Iglesia Parroquial, construida en la mitad del siglo XVIII, en su interior destacan las esculturas de los siglos XVII y XVIII procedentes del antiguo convento de San Antonio del Valle. 
        Salimos de la población por el sendero de la Rivera de Ciudadeja entre bosques de galerías y nos dirigimos por el margen del Río Retortillo al pantano de su mismo nombre construido 1970, dentro del término municipal de La Puebla de los Infantes, el núcleo urbano de esta localidad se encuentra ya fuera del ámbito del parque, así que decidimos terminar aquí esta etapa.

RESUMEN. -
En este viaje imaginario que hemos hecho en tres etapas, hemos recorrido el Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla, con sus pueblos y sus gentes, sus cortijos, sus montes y dehesas de encinas y alcornoques centenarias, sus riberas y ríos…, en definitiva hemos conocido una zona natural con rica vegetación, bosque frondoso mediterráneo, dehesas de alcornoque y encina, en zonas húmedas aparecen formaciones de quejido, lentisco, madroño, y acebuche, fresno, olivo, aliso, sauce, olmo, castañares y pinos piñoneros y el protegido eucalipto.
La fauna es igualmente diversa y rica, ciervos y jabalí constituyen la reserva de caza mayor del parque, una escasa población del lince ibérico, y otras especies esquivas y difíciles de ver, como el zorro, la jineta, la nutría, el turón, el gato montés, el meloncillo, y el tejón, a pesar de los depredadores y el hombre, la fauna más extendida son las aves, con especies tan interesantes como el buitre negro, el águila real, la cigüeña negra o el mirlo acuático.
Entre sus muchos monumentos, debemos destacar dos naturales, El Cerro del Hierro y las cascadas de la Rivera del Huéznar, ambos declarados Monumentos Naturales y protegidos de la Naturaleza.

Fuentes. - Webs Ayuntamientos, Guía de Parques Naturales de España, página Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y autor. 

Rafael Spínola Rodríguez 

sábado, 21 de octubre de 2023

Fábricas, tiendas y recuerdos de mi infancia en Guadalcanal

La vida social de mi infancia en Guadalcanal.  Datos de Manuel Muñoz Serrano (segunda parte) 

       Recuerdo que había lo que ahora llamamos un tejido empresarial en Guadalcanal, ya desaparecido, gran actividad de tiendas y fábricas diversas que había en nuestro pueblo, quizás por criarme en la calle Santa Clara, es de la zona que más recuerdos infantiles tengo, así contaré algunas de las que recuerdo:

Farmacias. - En lo más alto de la calle Santa Clara, junto al bar "La Puntilla", había una farmacia regentada por Joaquín Isern Fabra, hombre con inquietudes para la investigación histórica. Investigó sobre el descubridor en Oceanía del archipiélago Salomón y descubridor de la isla que bautizó con el nombre de Guadalcanal, Pedro Ortega Valencia. En esta farmacia trabajó Rafalito Calado hasta que decidió irse a Sevilla al Seminario.
Fábricas de harinas. - En el edificio del antiguo Convento de Santa clara, estuvo instalada una fábrica de harina, regentada por un señor llamado Lucio. La maquinaria era Suiza. A mi paso para los "los Mesones" me asomaba a las ventanas y ver su funcionamiento. A mediados de los años cincuenta, se produjo un fuego, recuerdo que cuando vinieron los bomberos estaba ya casi apagado y destendieron las lonas y de tres pozos secaron agua y detrás de la fuente de la Plaza quitaron unas baldosas y no tuvieron forma de secarla y dijo el jefe de los bomberos que por debajo iba un rio de agua, como para secarla, apagado el fuego, entré en el local y me impactó como una botella de gas carbónico se había estampado contra el muro quedando como si fuera un sello de correos.
La tenería. - Con mucho gusto paso a facilitar datos sobre la antigua tenería que existía en Guadalcanal y que estaba ubicada en la esquina de la Avda. de Portugal y la calle de la Poza. En esta tenería se curtían las pieles de los animales. Aprovechaba, al igual que el Matadero y la Poza y lavadero público, el agua residual de la fuente de la Plaza de España. Detrás de la poza del Palacio había un canalillo de desagüe de la tenería y de vez en cuando salían despojos por él, así que la chavalería en competencia con los gatos y perros aprovechábamos para matar las ratas que allí se acercaban, algunas de mayor tamaño de los gatos.
    Estaba regentada por Manuel del Baño Márquez, "Manolito el de la tenería", pocas personas recuerdan a Manolito el de la tenería. Un personaje simpático, lo recuerdo cuando iba por la calle Santa Clara canturreando al son de su bastón, era hermano de mi abuela materna Concepción del Baño Márquez. Manolito el de la tenería hizo el servicio militar en la Guerra de Cuba. En unas dependencias de esta tenería nací yo, el 21 de agosto de 1935.
Fábricas de anís. - Recuerdo en Guadalcanal y en distintas épocas, existieron dos fábricas de aguardiente. La primera fundada por Leopoldo Fernández estaba ubicada en la calle San Sebastián, casi llegando a la Iglesia de la Concepción y fabricaba el Anís "La flor de la Sierra”.
    La segunda que recuerdo, fundada por Manuel Porras Ibáñez, hermano del notario Pedro Porras y ubicada en la calle Santa Clara que fabricaba el afamado aguardiente "Anís de la Jara". en la casa que vivió Antonio Criado.
Pensiones o fondas. - Claro que me acuerdo con la de Pepe Pinto, y otra que era la del "Musiquin", más tarde la del Nene. Pues anda que yo no lleve maletas de viajantes y transeúntes a esas pensiones y la posada, que por su enorme puerta entraban bestias como en los antiguos hospitales y mesones de la Edad Media, y después más tarde quedo como una pensión más.
Comercios. - Aún recuerdo los comercios más importantes en la época de mi niñez. En tejidos y confecciones, José María Álvarez Medina y Julián Palacios Martínez, en mercería, Antonio Romero Blandez. Los estancos de Julio y Jesusito. En ferretería, Julio y Mallen. En droguería, Susi. En comestibles Manuel Carbajo, donde se vendía petróleo para los quinqueles y los infrernillos de mecha y Pepe el de la Gasolina. En imprenta y papelería, Cándido Fernández. El taller de carros de los Sernas. Seguro que me he olvidados de muchos otros.
    En vino y anisados a granel Pedro Rivero y el bar Cazalla, en alfarería Domingo en el coso detrás de la fuente, la alfarería de la calle Sevilla y Pepe en la calle de la farmacia de Carmelo Rivero…herrerías había tres Ángel Fintan, la citada de Matarriña y los Núñez en donde luego se instaló un banco......
    También recuerdo a Manolo Porras, Hermano del Notario, que tenía una tienda y vendía las guindas que le sacaban de los anises por una gorda te hartabas de guindas, y ahí nació el primer despacho de víveres para los trabajadores picapiedras de Hamapega para la Renfe.
    Había otra mercería y me voy a referir a su dueño, Antonio Romero Blandez. Un hombre de una entereza increíble ante la adversidad. Tenía tres hijos varones que fueron falleciendo cuando llegaban a la edad adulta, decían de una extraña enfermedad.
    En la Avda. de Portugal, hoy Constitución, pocos coches pasaban quitando el de Carmelo que sí pasaba a diario hacia la estación, lo que nos permitía jugar a piola en la calle. Existía el de Remujo como taxi. Un viejo Chevrolet puesto a punto y que expulsaba un humo de mil demonios, el de Natividad Alvarado, que tenía como chofer a Facundo. Algunas veces venía al pueblo y aparcaba en la calle Juan Campos, un Fiat Balilla y cuyo propietario era Luis Castello. Otras veces, recuerdo haber visto en más de una ocasión pasar un coche con animales encima del capó muertos, quisiera recordar que algunos eran lobos, tal vez sí, pues supongo que fueron abatido por hacer daño al ganado. Cuando íbamos a Sevilla o algún pueblo de la sierra, madrugábamos para coger aquel destartalado autobús, la Automovilista Bética y su chofer, mi buen amigo Sanani, que vivía en los altos del sastre, muy cerquita de la Pza. de España.
Recuerdos de mi niñez. – En Guadalcanal, en la calle del Costalero y frente al establecimiento de Leandro e Hijos, vivía un señor llamado Juan Pastor que en su día fue director de Banesto. Creo que era concuñado de Luis Chamizo. Me llamó para que le decorara un tresillo sevillano. En los descansos me entretenía hojeando una colección de periódicos "Crónicas". Como novedad incorporaba fotos artísticas de desnudos femeninos. Hice amistad con este señor.
    Recuerdo el derribo de la torre de la Iglesia de San Sebastián. Al pretender bajar las campanas amarradas con cuerdas, la mayor de ellas, cayó en caída libre al vacío, viniendo a empotrarse en el adoquinado de la calle Juan Campos Navarro, esquina con Santiago, abriendo un cráter y permaneciendo allí mucho tiempo. Quiero comentar algo curioso de esta Iglesia de San Sebastián. Hay una capilla cuya bóveda está decorada. En uno de los medallones está representada una mano negra abierta. Según parece es un símbolo masónico.
    En los difíciles años de la guerra civil, me contaba mi madre que, a finales de Julio de 1936, estando ella en la puerta de la calle de nuestra vivienda y conmigo en brazos de 11 meses, pasó un batallón de milicianos y uno de ellos todo polvoriento se acercó a mi madre, y cogiéndome en brazos me dijo: "Hijo, que nunca te veas como yo me veo".
    El 18 de Julio de 1936. A mi padre, “Francisco el cosario”, le coge en Sevilla mientras su familia está en Guadalcanal. Se dirige hacia la estación de Plaza de Armas por las calles más estrechas, ya que las anchas estaban "barridas" por las ametralladoras. Al llegar, le dicen que los servicios de trenes están suspendidos. Sin dudarlo, junto a otros, emprenden el camino a pie por la vía férrea. Tres días andando, 130 kms. hasta que llegó a Guadalcanal. Los horrores de una guerra que no tuvo que suceder.
    Después de las tormentas y las lluvias intensas, cuando el Arco Iris surcaba el cielo; el agua y el sol iban de la mano; un grupo de niños, por caminos y veredas cantábamos aquello de: “Agua y sol, tiempo del requesón”, comíamos el fruto de unas plantas que crecían en los bordes de los caminos y que ignoro su nombre. Y es que recuerdo las grandes tormentas y su duración. Empezaba a tronar a las dos de la tarde y eran las nueve de la noche y seguía tronando. Había mujeres que se encerraban en una habitación, cerraban los "postiguillos" y rezaban aquello de “Santa Bárbara bendita, que en el cielo estás escrita con papel y agua bendita. En el ara de la Cruz, Páter Noste(er), amén Jesús”.
    La casa donde vivía, en el patio, había una muralla medianera con el antiguo convento de Santa Clara. Una noche de temporal de agua y fuerte viento se derrumbó viniendo a caer hacia el patio de la casa enterrándolo todo. Mis padres ya se habían acostado y yo estaba dibujando. La muralla en su caída hizo tambalear la casa. Los cascotes, varias toneladas, vinieron a matar a un cerdo y varias gallinas de nuestro corral.
    No se la razón, pero nunca fui monaguillo, si me gustaba unirme a ellos. Subíamos a la torre de la Parroquia. El suelo de la azotea era una alfombra de huesos de aceituna. Al venir a dormir los estorninos, en el pico traían una y en cada pata otra. Al quedarse dormidos se le caían al suelo, aquellos pájaros, eran tan ambiciosos como algunas personas...
    Recuerdo aquellas ciruelas claudias llamadas "bruños" de color verdoso, que cuando estaban bien maduras eran pura miel. Pero para comerlas frías. Que no se te ocurriera comerlas del árbol calientes a no ser que tuvieras cerca un cuarto de baño. Mi padre las dejaba secar las echaba en aguardiente y hacia un licor muy rico, igual que con los bruños, Luego se sacaban en un platito, todo el mundo que lo probaba le encantaba.
    En calle Santa Clara vivía una señora que se llamaba Joaquina García. Cuando me veía pasar me llamaba y me daba pan con chocolate. Yo era tan vergonzoso que me iba por otra calle para evitarlo. ¡Qué cosas!. También en la calle Santa Clara, vivían dos viejecitas encantadoras, “las Caballeras”. Con frecuencia subía a verlas y me permitían que curioseara en su biblioteca. Recuerdo un libro que me fascinaba, era una historia de la Mitología Griega. A la subida de la escalera, tenían un paisaje al óleo y que me permitieron copiarlo.
Estas son algunas de las notas que me pasó mi amigo Manolo Muñoz Serrano, el hijo de "Francisco el Cosario".
    Manolo fue persona entrañable me pasó por teléfono e internet una serie de notas que he reproducido en estos dos artículos, Una vez con voz alegre recuerdo que me dijo: Aquella fue la infancia y juventud que viví en Guadalcanal, con sus carencias, años de hambre y cartillas de racionamiento, pero fui feliz, muy feliz en mi calle Santa Clara.

Rafael Spínola.

sábado, 14 de octubre de 2023

CON LA ALFORJA AL HOMBRO (3)

 


2ª ETAPA DE GUADALCANAL A CAZALLA DE LA SIERRA

        Salimos por el paseo del Coso en dirección a Alanís, nos adentramos en la Sierra del Agua y recordamos la maravillosa Rondeña escrita e interpretada a la guitarra por Vicente Amigo natural de esta localidad y que incluye en su disco Vivencias Imaginarias. Dejamos a la izquierda la Ermita de San Benito y nos adentramos por caminos y senderos entre olivos y monte bajo de tipo mediterráneo, por donde nos invade la fragancia del monte a jara, salvia, tomillo, etc., ante nuestro ojos el monte de Hamapega, el punto más alto del parque situado a 907 metros sobre nivel del mar, desde su mirador en un día claro las vistas son maravillosas, visitamos la famosa antena de TVE, inaugurada el 1 de Octubre del año 1961, continuando el recorrido, dejamos a un lado los cortijos de Dos Hermanas, El Hornillo y otros, por el sendero de la vieja estación de Alanís nos dirijamos al pueblo para hacer la obligada visita a las localidades de la ruta que nos hemos marcado.

        Nos adentramos por las calles típicas y blancas de los pueblos serranos en Alanís, su nombre y su origen actual se remonta a la época islámica, que le pusieron el nombre del que deriva su denominación actual Al Haniz (tierra fértil o tierra prospera), fue reconquistada para tierras cristiana por los ejércitos de Fernando III en el año de 1249 y en 1472 el Duque conquistó su fortaleza que defendía el Marqués de Cádiz, se conservan edificaciones del siglo XIV, posteriores a la reconquista cristiana.
        Sus edificios y monumentos más importantes son: La Ermita de San Juan que data del siglo XIV de estilo mudéjar y restaurada hace unos años, la Ermita de Ntra. Sra. de las Angustias, que fue construida en recuerdo de la batalla ganada a los musulmanes a unos 250 metros de la población en el valle llamado Matamoros, su construcción esta efectuada en tres fases, la primera se remonta al siglo XVII, existe una lápida con la inscripción de 1656, Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves: data del año 1356, en su interior se encuentra una capilla del siglo XVI en la que se conserva la decoración de azulejos mudéjar, es de destacar su valioso retablo barroco, que adorna todo el frontal del altar mayor, y que data del siglo XVI, sufrió un semi derrumbe a causa de un terremoto y se reconstruyó parcialmente en el siglo XVIII, otras edificaciones religiosas son la Ermita de Jesús Nazareno y la Ermita de San Miguel de Breña.

        La edificación civil más importante y emblemática son las ruinas del castillo de origen árabe, que se remonta a fecha anterior de 1392, está situado en un montículo estratégico al sur de la población, era una edificación hexagonal con torreón y barbacana (hoy ya desaparecida) que dejaban como único acceso por su cara norte desde donde se avistaba y se protegía a la población, en la época Napoleónica fue atacado y asediado por los franceses, estos dinamitaron el muro suroeste, conservándose en la actualidad las ruinas. Otras arquitecturas populares son la Fuente de Santa María que data de tiempos de Carlos V, construida junto a un manantial y lugar que durante siglos a abastecido de agua a la población, se erigió un muro frontal en honor a la Virgen de las Angustias, ubicándose un panel de cerámica Sevillana con la imagen, fechado en 1767, otras edificaciones civiles son la Fuente de Pilitas, fuente de ladrillo de origen árabe situada en el camino al cementerio y que aun en la actualidad cumple la función de abrevadero y riego para los huertos cercanos, cabe destacar igualmente las Cruces de Mayo de hierro forjado y piedra, en la actualidad se pueden ver en las calle Nueva, Corredera y Barrio de Triana

        Salimos de la población y nos dirigimos al nacimiento de Huéznar, pero antes nos acércanos al mirador de la Loma del Aire, desde donde divisamos las maravillas del parque, sus cortijos, dehesas y arbolado tradicional de la zona, caminando entre alcornoques, dehesas, olivos y prados, visitamos el área recreativa del arroyo de San Pedro, nos adentramos por el sendero peatonal de Los Carros y el cordel del Robledo, volvemos a nuestra primera intención que es buscar el nacimiento del río más representativo del parque. Ya cerca de San Nicolás nos acercamos a las estribaciones de la Sierra del Águila para ver el origen del nacimiento del Huéznar, Entre la Loma del Aire y Gallego en la zona del Encinar vemos las primeras cascadas y recogida de agua de lo que pronto se convertirá en la Rivera del Huéznar, los manantiales de descarga del acuífero kárstico de Guadalcanal-San Nicolás, ante nuestros ojos un paraje de gran belleza, discurriendo a partir de este paraje entre bosques en galería en pequeños tramos con abundantes cascadas y saltos de agua, unidas a las cuales se desarrollan tobas travertínicas de gran valor paisajístico.
        Llegamos a San Nicolás del Puerto, entrando por el puente de piedra y contemplando la playa artificial construida como un pequeño dique donde el Huéznar se detiene por unos momentos, nos encontramos otro pueblo típico de la Sierra Norte con sus calles estrechas de casas blancas y simétricas, es una de las localidades más pequeña del parque natural, mermada su población en el último tercio del pasado siglo por la emigración.
        Aquí dejaron su huella diferente civilizaciones, ya los celtas establecieron un asentamiento que llamaron Iporci, los romanos dejaron su huella con numerosos restos que lo atestiguan, siendo el más importante el puente de piedra sobre el río Galindón, destacados historiadores defienden que la antigua población llamada Hiporcia tuvo gran trascendencia pues la cruzaba la calzada romana que enlazaba Híspalis con Emérita Augusta, pero los árabes fueron los artífices de del progreso de esta zona, gracias a la explotación de las minas de plata, construyendo para su defensa una fortaleza, de la que apenas quedan resto, salvo una de sus torres, finalmente pasando a dominio cristiano en el siglo XIII.
        Entre sus monumentos destaca la Iglesia de San Sebastián construida entre los siglos XV y XVI de estilo mudéjar, en cuyo interior se encuentra la pila bautismal dende fue bautizado San Diego de Alcalá, la ermita de San Diego situada a 2 Km. del núcleo urbano en la zona determinada como la Ruta de la Dehesa, de estilo mudéjar y el crucero del puente de piedra a la entrada de la población que data igualmente del siglo XVI.

        Salimos de la población en dirección al Cerro del Hierro, pero antes nos adentramos nuevamente en la rivera del Huéznar, entre bosques y vegetales de rivera como alisos, frenos, olmos chopos y diversas especies de sauces y almez, etc., cruzamos las primera grandes dehesas del parque, antes de desviarnos por el sendero que nos lleva a la zona del Cerro del Hierro.
        La llegada al Cerro del Hierro se rompe el paisaje y nos encontramos nuevamente con las sierra, llegamos al Cerro y a la pequeña población que los mineros escoceses bautizaron como “La Siberia Sevillana”, debido a la temperatura extrema en invierno al encontrarse en una zona de sierra protegida y a la vez conductora de vientos fríos, debido sobre todo a su altitud y frondosidad de los bosques que la rodean, así como el constante viento que sopla desde las laderas de la sierra., que a su vez provoca bajas temperaturas y abundantes heladas en invierno, todo su conjunto está catalogado como monumento natural.
        Esta zona kárstica de roca caliza es rica en mineral de hierro, durante siglos, hasta mediado del siglo XX, actualmente se mantiene parte del antiguo poblado minero.
        Durante los siglos XIX y XX un trazado de ferrocarril unía estas minas con el Puerto de Sevilla, donde era embarcado el mineral para su transformación, como curiosidad cabe destacar que con el hierro extraído de estas minas se forjaron las estructuras del puente de Isabel II (Puente de Triana) y las rejas de la Real Fábrica de Tabaco (hoy Universidad).        

        Continuamos nuestro recorrido pasando por El Robledo, dejamos a nuestra izquierda el pico Negrillo y cruzando nuevamente la rivera llegamos a la Estación de Cazalla en el corazón del parque natural, antes de entrar en Cazalla, una de las poblaciones más importantes del parque visitamos la Ermita de la Virgen del Monte, patrona del pueblo, esta ermita está situada a uno cuatro Km. del casco urbanos entre una frondosa sierra de espeso arbolado y al lado de la Rivera del Huéznar, donde los Cazalleros veneran a su patrona en la romería que se celebra el segundo domingo de Agosto, ya se acerca el final de esta etapa en la que hemos disfrutado de una gran diversidad de paisajes y parajes.
        Entramos en la localidad por la zona denominada El Moro y por su paseo después de visitar la plaza de toros, nos adentramos en el casco urbano, todo el un conjunto simétrico de calles y monumentos con historia y encantos.
        Se tiene constancia de este núcleo ya desde la época del neolítico y el calcolítico, como atestiguan los restos arqueológicos hallados, los romanos fundaron la localidad de Callentum, sobre la antigua fortificación de los cartagineses, su nombre se cree que procede de Castalla cuando fue conquistada por las tropas cristianas a los árabes en el siglo XIII., alcanzó su máximo esplendor en los siglos XVI y XVII, a principios del siglo XVIII llegó a convertirse en una de las residencias del rey Felipe V.
        En su conjunto monumental destacan la Iglesia de Ntra. Sra. de la Consolación que hace función de iglesia parroquial y agrupa dos proyectos inacabados, su origen es del siglo XIV y soportando obras y decoración hasta el siglo XVIII, de estilo mudéjar, combinando renacimiento y barroco; La Cartuja de Cazalla que se encuentra a unos cinco Km. del casco urbano y su construcción data del siglo XV, fue ocupada por esta orden hasta el siglo XVIII, sus restos hacen pensar en la aproximación de tiempos de mayor esplendor; Convento de Madre de Dios, construido en el siglo XV, destacando su claustro renacentista, reconstruido tras su progresivo deterioro en el año 1722, durante la pasada guerra civil fue saqueada y nuevamente sufrió graves daños en su estructura, siendo finalmente restaurado a principios de los noventa del pasado siglo; El convento de San Francisco, fundado por D. Diego de Torres, maestro de artes y catedrático de Salamanca, aproximadamente en el año 1493 y costeado por el pueblo a base de presentes y limosnas, actualmente es un edificio multiusos en el que se encuentra la plaza de abastos, el centro de servicios sociales, el centro juvenil y la sede de Guadalinfo.
        Otros edificios importantes son: La iglesia de San Benito de estilo gótico mudéjar, la Ermita de Ntra. Sra. del Carmen, el Monasterio de Santa Clara, el convento de San Agustín y la citada Ermita de Ntra. Sra. del Monte, sin olvidar otros monumentos civiles y el conjunto de casas señoriales.

Fuentes. - Webs Ayuntamientos, Guía de Parques Naturales de España, página Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y autor.

Próxima entrada. - De Cazalla de la Sierra a Embalse del Retortillo (La Puebla de los Infantes)

Rafael Spínola Rodríguez

sábado, 7 de octubre de 2023

Personajes de mi infancia en Guadalcanal


Portada pintada por Manolo

La vida social de mi infancia en Guadalcanal.  Datos de Manuel Muñoz Serrano (primera parte)

    Manolo colaboró con varias portadas en la revista de feria de Guadalcanal.

    Hoy quiero plasmar a modo de conversación datos y curiosidades que recogí de mi amigo Manuel Muñoz Serrano. Una visión muy particular de la época y los personajes que conoció en un su periodo de infancia y juventud en Guadalcanal. Entre estos personajes que dejaron huella en Guadalcanal por diferentes motivos, se encuentran: Pípoles, Rajamanta, Larita, Hito, Matarriña, Carmelo el del coche correo, Rafalito Calado, José María el de las bicicletas, Pedro el ditero, José el de los lobitos…
    Recuerdos, recuerdos…., de un pueblo y una gente grande, nuestro pueblo, Guadalcanal tierra de conquistadores, literatos, políticos, escritores, poetas y otros muchos hombres y mujeres prominentes que han puesto a nuestra villa en los libros y en la órbita que le hace ser mundialmente conocida y los guadalcanalenses orgullosos de serlos, no quiero referirme en este articulo a ellos precisamente por+ ser conocidos de todos, sin embargo, en el Guadalcanal que yo conocí en mi niñez y juventud allá por el siglo XX, ya sé que hay otros guadalcanalenses que solo pasaran a la historia por el boca a boca, ellos marcaron una época y merece la pena recordarlos, seguro que me dejo muchos de ellos, pero aquí hay unos pocos:

Pípoles. - “Pipolillo el terror del chiquillo”, un personaje inolvidable, Pípoles. No era originario de Guadalcanal y no sé si era jefe de los agentes municipales o se lo hacía. Una actuación suya fue que en un molino de aceite robaron unas correas de transmisión de cuero. Descubrió al autor del robo porque observó que éste se había echado en la planta de sus botas medias suelas. ¡¡¡Genial¡¡¡. Sus dominios principales eran la plaza y el palacio, los chiquillos le temíamos “más que a una vara verde”.
    Un día recuerdo que nos pilló jugando en la plaza jugando con las naranjas, a un amigo que le decíamos “El Sevillano” y cuyo nombre de pila no recuerdo, le hizo pelar una naranja agría y comérsela, entre las carcajadas de la gente mayor y el acongoje de la chiquillería.
    De Pípoles recuerdo otras muchas anécdotas, personalmente, en aquellos años de posguerra por desgracia a veces para comer algo más de lo que había en casa, teníamos que ir al comedor de Auxilio Social, todos los días antes de la ración correspondiente teníamos que catar el “Cara al Sol” con el brazo en alto, un día me dio un varazo en la mano por no tener el brazo bien alto, siempre se acompañaba de una vara de olivo bien trabajada “y eso picabaaa”
Rajamanta. - Recuerdo a un personaje muy polifacético apodado "Rajamanta". Creo que era empleado municipal pues ejercía de pregonero leyendo por las esquinas los bandos municipales precedidos de un toque de una cornetilla. También creo que trabajaba en el cementerio de enterrador. Era cobrador de recibos, tiraba los cohetes en feria, romerías, procesiones y otros eventos, y desempeñaba otros múltiples oficios.
Carmelo el del coche. - En la calle Santa Clara, no podía faltar un recuerdo para Carmelo el del coche. Otra persona inolvidable. Trabajador infatigable. Subía con su coche a diario a la estación de ferrocarril al paso de los trenes de viajeros, recogía el Correo y a los viajeros que venían a Guadalcanal los bajaba en su coche al pueblo. Uno de sus coches más significativo era "la rubia". Este vehículo traído de Granada, tenía en la puerta de los viajeros una bisagra grande, Carmelo acuñó una frase, “esperen señores que pongo la balita”. Cada parada que hacía la anunciaba previamente, así, cuando se acercaba a la esquina de la calle Feria, decía “próxima parada Macarena”. Es difícil imaginar las subidas a la estación que vivimos sin el alma del servicial Carmelo que tantas veces nos subió y bajó con su inolvidable coche de correos que tan maravillosamente conducía sin tener carnet ni falta que nos hacía.
Rafalito Calado. - Que murió siendo Abad de los Jerónimos en el monasterio de Yuste. Efectivamente, Don Rafael Calado Guerrero falleció a los 84 años siendo prior desde 1994 a 1998 del Monasterio de Yuste, donde el Emperador Carlos V pasó los últimos años de su vida. Tuve el gusto de ser invitado a su primera Santa Misa, y el convite se celebró en vida de Doña Natividad Alvarado, y gracias a ella la Parroquia tiene retablo en el Altar Mayor y el Sagrario con el Sagrado Corazón de Jesús, pues antes de la guerra estaba en la Capilla de la Milagrosa con la Santa Cena de italiano Dabinchi,
    Manuel comentaba que no sabía cómo llego esas pinturas a nuestro pueblo, cuando san Pedro lleva un cuchillo y ni Cristo ni los Apóstoles llevan el haz luminoso que todos los santos llevan, por ello decía Manuel, que el pueblo cierra muchos misterios y parece que vivió en la prehistoria pues no hay nada escrito lo más antiguo lo de Hermandad de Padre Jesús.
José María el de las bicicletas. - En la misma calle Santa Clara. José María "el de las bicicletas", llamado así por tener en la planta baja de su vivienda un taller de reparaciones de bicicletas. Trabajador infatigable, tenía en unas dependencias del Convento de Santa Clara, una fábrica de gaseosas autóctona de nuestro pueblo, "La Paisana", así como sifones, hielo y polos. Repartía estos productos con un "Isocarro" incluso por los pueblos limítrofes. Recuerdo que cuando subía a Santa Ana para repartir a El Mosco, Rita, El Tuerto y otros, esperaba con su motocarro a los chavales a media altura de la calle Castelo que salieran del colegio para que empujando le ayudaran a subir la cuesta.
Larita. - En el coro de la Iglesia Parroquial y como sochante cantaba un señor llamado "Larita". Un torrente de voz que inundaba las bóvedas y capillas de esta Iglesia. Y el órgano lo tocaba Morente creo yo porque no estoy muy seguro, a mí de niño me encantaba subir al coro y ver como cantaba Larita y tocaban el órgano. Recuerdos de mi niñez y adolescencia que lamentablemente se van difuminando con la edad.
El ditero. - Como precursor de los pagos aplazados existía el ditero. Aún recuerdo a aquel señor apellidado Atalaya, que se recorría el pueblo con su libro gordo bajo el brazo y a veces con la mercancía sobre el hombro. Vendía sábanas, ollas, toallas, mantas y toda clase de utensilios de cocina y popa de casa. Era un hombre paciente en los cobros, pues muchas veces tenía que oír de las parroquianas la famosa frase, “ya te pagaré cuando mi marido cobre la aceituna”, otras veces cobraba en especies, es decir, con un pollo, una gallina o algún conejo, que el siempre como persona equitativa valoraba a su justo precio.
Hito. – “Hito dame una guantaita en el culo”. Este personaje tal vez fue uno de los más querido de nuestro pueblo, yo lo conocí toda la vida como una persona mayor, creo que murió con más de cien años. Me viene a la memoria, siempre con aquel trozo de goma en el hombro derecho que utilizaba para apoyar los cantaros de agua que la gente le encargaba y llenaba en las fuentes de la Plaza, La Cava, Berrocal Chico o la del Coso, según donde vivía la clientela. Aquel hombre pobre de necesidad, con sus harapos, pantalones y chambra remendados, pero con una ternura y bondad que lo hacían querido por grandes y chicos.
Matarriña. – Cuando he vuelto a Guadalcanal después de los años, aún retumba en mis oídos el ruido producido por el aro de hierro o acero al rebotar sobre el empedrado en aquellas cuestas abajo de algunas calles y guiado por la horquilla. Cuando lo cogíamos de buen humor también nos ponía la punta a los trompos. Matarriña era en eso un artista. Era lugar de encuentro de los agricultores cuando la lluvia impedía ir al campo, “allí se trasegaba vino sin medida”, comentaban los moradores.
José el de los lobitos.- No recuerdo bien si se llamaba José, o tal vez Manolo, lo que si recuerdo es que siendo yo niño, apenas contaría diez u once años, ocurrió un acontecimiento muy comentado en la calle Sevilla, en aquella época aun existía gran cantidad de lobos en nuestros campos, se pagaba por las piezas cobradas para controlar este depredador, José o Manolo, vino un día ya anochecido con un saco conteniendo una camada de lobitos, el hombre decidió dejarlos en casa para ir al día siguiente a entregarlos y cobrar su recompensa. Aquella madrugada se preparó un gran revuelo en la calle, la madre de los cachorros decidió venir a buscarlos seguida por su olfato, los aullidos eran atronadores, el hombre con toda tranquilidad salió con la estaca de atrancar la puerta y la abatió, aumentando su recompensa.

    Existían otros personajes inolvidables en Guadalcanal. Recuerdo a “Manuela la de la Bersa” con su puesto en el rincón frente al bar "La Puntilla", a Marcelino Ceballos y a Juan Ceballos, al Mudo y su puesto ambulante, a Joaquinita la de los altramuces, a un hombre pequeño y enjuto que le llamaban "Rafalito Palote" que escribía coplillas de carnaval y poesías para todos los santos de las iglesias. Son personajes qué con su impronta, escribieron la historia de nuestro pueblo. Son personas que han dejado huella.
    También recuerdo a los llamados curanderos y curanderas. La superstición era un culto a un tal Santa Cruz, que se realizaba en casas particulares de gente de nivel cultural bajo, que tenía la particularidad de ser un culto sincrético, puesto que se realizaba al margen de la religión católica, pues creo recordar que empleaba oraciones tales como el Padrenuestro cambiando la letra. Yo recuerdo a una persona en cuya casa se practicaba, pero no me parece oportuno señalarla. Lo que no puedo precisar si este santo varón era del pueblo o de otra población de la zona, y en qué años vivió.

Rafael Spínola R.