Ultima época
SIGLO XX .-
Empieza este siglo bajo la óptica de una gran
demanda de los recursos minerales por parte del mercado europeo, muy
especialmente en los años que anteceden a la Primera Guerra Mundial y que a la
minería andaluza afectó en sectores tan importantes como el plomo, el cobre y
el hierro. Por otro lado, esta etapa no estuvo exenta de profundos conflictos políticos,
sociales y laborales que culminaron con la Guerra Civil (1936-1939).
Las minas de hierro de El Pedroso aparecen en
1901 en manos de la firma Sota y Aznar de Bilbao, que intentó proseguir la
explotación entre 1901 y 1907, teniendo que abandonar las labores en el último
de los años mencionados; otra parte de las minas estaban arrendadas a los
señores Latorre que en diferentes ocasiones se propusieron poner de nuevo en marcha
la fábrica siderúrgica y las minas, correspondiendo el más reciente intento a
los años de la Primera Guerra Mundial en que los minerales de esta zona, altos
en sílice, eran bien aceptados por el mercado alemán; entre 1918 y 1921 volvió
a funcionar la instalación siderúrgica, si bien se vio obligada a paralizar
ante la primera reacción del mercado por causa del elevado coste de transporte
que grababan los minerales procedentes de la mina La Jayona, en la vecina
región extremeña y que eran necesarios para proceder a las mezclas oportunas
que permitían la utilización de las menas de estas minas de El Pedroso.
En 1923 y al amparo de la Ley de
Nacionalización y Organización de Industrias, se intenta de nuevo la puesta en
marcha del asunto en base a la fabricación de lingote de acero,
ferroaleaciones, bronces y latones militares, etc., barajándose la combinación
de estos minerales de hierro silíceos con otros de la misma naturaleza de
Cazalla y Constantina, los básicos de la Jayona, las magnetitas de Navalázaro
en esta zona de El Pedroso y las de Zufre en Huelva, los coques de Peñarroya
(Córdoba) y las hullas de Villanueva del Río e incluso las de Valdeinfierno y
Hornachuelos , en Córdoba. No progresó esta intentona que de nuevo se planteó
en 1927 de la mano de una nueva compañía formada a tal efecto bajo la denominación
de Siderúrgica del Huelan, que convocó una suscripción pública de acciones sin
llegar a cubrir ni el 30 por 100 del capital requerido para el desarrollo del
proyecto.
En 1931 surge la Compañía Sevillana de
Ferrocarriles, Minas y Metalurgia, S.A., que en un manifiesto profusamente
repartido criticaba el funcionamiento de la sociedad escocesa Baird,
explotadora del yacimiento de Cerro del Hierro, a la vez que proponía el
desarrollo de un proyecto siderúrgico con capacidad para 15.000 toneladas
anuales de hierro laminado. Estasminas bajo la titularidad primero de Willian
Baird Mining Co.Ltd., denominada después The Baird’s Mining Co., tuvieron una producción
entre 1895 y 1932, es decir, durante un periodo de treinta y siete años, de
7,63 millones de toneladas, o sea un ritmo de 200.000 toneladas anuales por
término medio.
Por su parte las minas de El Pedroso también
estuvieron en manos de capital foráneo hacia 1912, especialmente la zona
central del yacimiento que fue trabajada por la Societe des Mines du Pedroso y
había aportado la Compañía Industrielle et Commerciale D’Anvers; esta compañía
también trabajó entre 1910 y 1912 las magnetitas de la Sierra de la Grana, en término
de Cazalla de la Sierra, con una producción en estos dos años de 20.000
toneladas que eran transportadas en carros a la estación de El Pedroso a 17
kilómetros de distancia, con un coste de nueve pesetas por tonelada. Estas
minas de Cazalla a partir de 1912 pasaron a la Compañía Minera de Andalucía que
realizó trabajos de investigación sin llegar a su explotación industrial.
En Guadalcanal siguieron en activo las minas
de hierro de La Jayona, que en 1902 instalaron un tranvía aéreo de 5,6
kilómetros de longitud hasta la estación de Fuente del Arco con una capacidad
de 400 toneladas a la hora.
Una gran parte de los minerales procedentes
de estos yacimientos situados en el Cerro de las Herrerías y que desde tiempos
remotos habían sido utilizados como fundentes en el tratamiento de los
minerales de plata de Guadalcanal; durante esta época reciente eran adquiridos
por la SMMP para ser empleados con igual fin en su fábrica de función de plomo
de Peñarroya y otras, existiendo por aquel entonces la creencia general de que
contenía altas leyes en plata, si bien este dato nunca fue comprobado ya que la
posible documentación al respecto desapareció en el incendio de los archivos de
la SMMP en el año 1920.
También en Alanís en el año 1906 se
encontraba activa la Sociedad Minera de Onza explotadora de los criaderos de
hierro situados en la margen de Río Onza.
En Cazalla , desde el 1900, Guillermo
Sundheim asociado a la casa Fould Et Cie., de París, investigaba el coto minero
Morena y en 1909 The Cazalla Mining Co.Ltd. adquiría la mina cuprífera San
Miguel y en Constantina proseguía en actividad intermitente la mina del Pago de
Gibla entre 1917 y 1927, centrándose las labores en la antigua Josefina que en
1922 producía 150 toneladas. También en Constantina la sociedad Minas de
Cervigueros explotaba el coto del mismo nombre en 1900, de minerales de hierro
y plomo con abundante plata, cesando su actividad en 1903 en que vendió minas e
instalaciones.
Para la explotación del grupo minero del
Marín cerca de Guadalcanal y en término de Alanís, se constituyó en 1902 la
Sociedad Argentífera Sevillana que dos años más tarde terminaba la instalación
de cinco sistemas de extracción en sus correspondientes pozos maestros, así
como un lavadero mecánico en el grupo Norma, construyendo - dada su lejanía de núcleos
urbanos - cuarteles para trabajadores, talleres, escuelas, etc.; el transporte
del mineral se realizaba a lomos de caballería hasta la estación de Azuaga
(Badajoz) distante 15 kilómetros. La actividad de esta compañíacuya producción
se inició en 1905 con 1241 toneladas de concentrados, cesaba en 1910.
En 1916 hay constancia de la actividad del
grupo minero de plomo Laberinto también en Guadalcanal, que en ese año ocupaba
a 48 operarios en el pozo Ernestina, 22 en La Cierva, 12 en San Luis y 9 en
Norma: su máxima actividad tuvo lugar hasta 1927 cuando las labores se situaban
a 140 metros de profundidad, transportándose el mineral a la estación de Berlanga.
Por su parte, las minas de plata, en el año
1911 volvieron a reanudar con un nuevo intento de desagüe por parte de un grupo
de mineros particulares, mediante la instalación de un sistema de bombas
eléctricas alimentadas con una central a boca de mina; se perforaron 100 metros
de pozo alcanzándose la cota de 200 metros, a la que se encontraban las labores
antiguas, proyectándose una ampliación del capital para dimensionar los equipos
de desagüe que no llegó a verse realizada al sobrevenir la Guerra Europea. En
1919 y sin que hubiera actividad minera, el yacimiento estaba cubierto por
diversas concesiones bajo la titularidad de la Compañía del Pozo Rico, La
Cuprífera Española y Rodolfo Goetz Phillipi.
La explotación de la cuenca carbonera de
Villanueva del Río estuvo en un ritmo de producción del orden de 200.000
toneladas anuales durante el primer tercio del siglo.
La mina del Cerro del Hierro continuaba su
actividad. En 1946 pasaron manos de Nueva Montaña Quijano, S.A. extrayendo
hasta 1966 la cantidad de dos millones de toneladas, transfiriéndose
posteriormente a una nueva sociedad, Cerro del Hierro, S.A., que entre 1972 y
1977 extrajo una cifra similar.
Rafael Remuzgo Gallardo
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