La Sierra Morena de Sevilla y sus paisajes
Quinta Parte
3.1.2_Percepciones y representaciones actuales
(Continiación)
En cuanto a las riberas y la presencia de
cursos de agua se señaló la desaparición de los sistemas asociados a los
huertos periurbanos, también de fuentes que servían de abastecimiento para la
población y el ganado. Esta pérdida se identifica a su vez como causa de
deterioro general de las áreas cercanas a los núcleos, ya que la presencia de
agua garantizaba más vegetación y una temperatura más agradable durante el
verano.
Por otro lado, se mencionaba la construcción
de los embalses como un elemento positivo de transformación y de cualificación
de los entornos afectados. Respecto a los caminos hay dos procesos valorados
negativamente por la mayoría de los participantes: la desaparición de los
vallados de piedra tradicionales se señala como una pérdida identitaria y
estética que ha sucumbido a las razones puramente económicas; y la progresiva
privatización de los caminos públicos, mediante la proliferación de cierres y
vallas, que impide el acceso real a los paisajes.
En el interior de los pueblos, se reconoce
una mejora en la calidad de los espacios públicos, aunque se destaca la pérdida
de carácter de la arquitectura urbana tradicional. En este sentido se ha
mencionado la pérdida de detalles constructivos autóctonos (arcos de medio
punto rebajados en los vanos, detalles en las puertas y ventanas, teja árabe,
encalados, chaflanes en los cruces de calles, utilización del color “rojo
carruaje”, dinteles pintados…) y de elementos propios (cobertizos, cortinares),
la proliferación de elementos ajenos, la extensión de la construcción tipo
adosado y la estandarización de elementos del mobiliario urbano.
“Por estos campos grises,
por estas duras sierras,
talladas por el viento,
la lluvia y el arado
pasaron los pastores,
los siglos y las guerras,
sembrando sus vestigios
de olvido y de pasado.
Va desgranado piedras
con puños torrenciales,
no abrieron en su lomo,
jamás, una vereda
y sin embargo cría cardos y matorrales,
difíciles juncales y mísera arboleda”.
ANTONIO PARRÓN CAMACHO.
Poemas inéditos.
2005.
“En estos montes,
cubiertos desde el comienzo de los tiempos de enormes masas de matorral formado
por espesos jarales de troncos retorcidos y entrelazados, por viejas matas de
romero, por lentiscos siempre verdes, entre los que crecen apretados los
alcornoques y las encinas, tejió la naturaleza un recio entramado, bajo el cual
encontraron eficaz refugio osos, venados, ciervos y jabalíes”.
José María Osuna
Cuando se cazaban
Osos a unas leguas de Sevilla 1965
3.2_ Establecimiento del carácter paisajístico
El paisaje de la Sierra Norte de Sevilla
presenta una marcada impronta serrana y natural que emana de una tradicional y
respetuosa convivencia entre el medio y las actividades humanas. La particular
base física de este territorio, la componente vegetal de los suelos y los
modelos tradicionales de ocupación y aprovechamiento antrópico del medio
natural, de profundo arraigo histórico, son los principales rasgos identitarios
del paisaje del área.
Desde el punto de vista del relieve, la
extensión y continuidad que presentan los suaves relieves de la Sierra Nortea
sevillana confieren al área todos los atributos y significados que identifican
a la montaña media mediterránea. Una montaña que, como corresponde a su
condición de macizo antiguo largamente erosionado, se resuelve desde un punto
de vista fisiográfico en una sucesión de lomas, colinas y sierras de formas
suaves que se alinean siguiendo las direcciones predominantes de los plegamientos
que dieron origen en su momento al macizo hercínico. La trascendencia de la
Sierra Norte como espacio montuoso se deriva, por un lado, de su franca separación
respecto a las tierras bajas y formas horizontales de la depresión del Guadalquivir
y, por otra parte, por la extensión y continuidad que adquiere el macizo como
flanco septentrional a lo largo de todo el valle.
Los suelos resultantes son poco
evolucionados, de naturaleza ácida y escasa fertilidad, por lo que su vocación
es claramente forestal. Los bosques potenciales son encinares y alcornocales,
con la aparición de bosquetes de quejigos y robles en microhábitats particularmente
húmedos, incluso castañares cultivados, además de formaciones de ribera que
ocupan las orillas y suelos más humectados en torno a los ríos. Esta diversidad
vegetal no sólo contribuye a la diversificación paisajística, sino que, unida a
otros valores naturales del área (fauna, riqueza geológica), ha favorecido la catalogación
como Parque Natural y Reserva de la Biosfera de buena parte de la Sierra Norte
de Sevilla.
Por lo que respecta a la percepción de estos
espacios serranos como un área de marcada naturalidad y continuidad histórica,
cabe señalar que dicha apreciación se encuentra profundamente relacionada con
las pautas tradicionales de ocupación y aprovechamiento de un territorio con
notables condicionantes litológicos, orográficos y edafológicos. La capacidad
que han tenido históricamente los habitantes serranos para adecuarse a los
citados condicionantes, haciendo uso de los recursos del medio sin llevarlo al
límite de sus potencialidades reales, se encuentra en la base de muchos de los
valores que actualmente tiene atribuidos esta área como paisaje singular y de calidad.
La máxima expresión de este aprovechamiento tradicional del bosque mediterráneo
en el área es la dehesa, que constituye uno de los elementos más identitarios
de la Sierra Norte y la máxima expresión de sus valores.
Fruto de esta convivencia del hombre con el
medio, se encuentran también algunos espacios cultivados que corresponden a
afloramientos calizos de mayor aptitud agronómica o a los entornos urbanos,
donde prevalecen los cultivos de olivar y cereal en secano. Estas teselas
agrarias, que en muchos casos acogen también prácticas ganaderas extensivas,
determinan cierta heterogeneidad en los biotopos vegetales y en los espacios
adehesados.
El poblamiento de la Sierra Norte se compone
de un hábitat mayoritariamente concentrado de pequeños núcleos rurales que se
emplazan en espacios con una topografía amable o poco montuosa o bien
aprovechando los pasillos naturales que se establecen entre las alineaciones
montañosas principales. Estas localidades no han sido sustancialmente
transformadas desde el punto de vista urbanístico, manteniendo además
determinados rasgos de la vida rural tradicional. Junto a los pueblos del área se
mantiene un importante hábitat diseminado tradicional que se relaciona con las prácticas
agro-silvo-pastoriles del monte y, especialmente, de la dehesa.
Entre las percepciones del área, destacan
también las relacionadas con otros sistemas de explotación pasados como la
minería, cuyas evidencias contribuyen a la cualificación y singularización del
paisaje de la Sierra Norte. Otro elemento que posee importantes implicaciones
territoriales, ambientales y escenográficas, son las láminas de agua de los diferentes
embalses que se localizan en el área.
Finalmente, el reconocimiento institucional
de estos espacios serranos a través de distintas figuras de protección ha
contribuido a reforzar esta imagen de calidad ambiental y de integridad histórica,
al tiempo que ha favorecido el desarrollo de numerosas posibilidades en
relación con diversos tipos de turismo (activo, turismo cultural, etnológico…).
3.3_Valores y recursos paisajísticos
Valores escénicos,
estéticos y sensoriales
• Diversidad de este paisaje serrano: colores, olores,
texturas, diferentes perspectivas.
• Se destacan como valores la tranquilidad, la belleza,
la armonía entre lo natural y lo humanizado.
• La lámina de agua de pantanos, embalses, ríos como
lugares que destacan por su belleza.
• Abundancia de lugares y miradores que permiten amplias
panorámicas del paisaje del área.
• La imagen externa de los cascos históricos
tradicionales de algunos núcleos.
• Valor escénico y estético de los paisajes de dominante
natural y también rural como dehesas y huertas.
Valores naturales y
ecológicos
• Bosque galería de la ribera del Huéznar; así como las
riberas y cabeceras de otros ríos.
• Características geológicas del paisaje kárstico del
Cerro del Hierro.
• Robles melojos del Cerro del Hierro.
Valores productivos
y utilitarios
• A pesar de ser un espacio protegido, se destaca que es
un espacio productivo: dehesas, aprovechamientos forestales...
• Fincas representativas del paisaje tradicional de la
dehesa (La Travesía, UPAPalmilla,
La Atalaya, la Jarosa, Navalvillar, Monte San Antonio, La
Armada,…).
• Abundancia de huertas, olivares y viñedos, valorados
positivamente.
• Espacio de gran riqueza cinegética, valorado así
históricamente.
Valores históricos
y patrimoniales
• Vestigios del cultivo de vid en la sierra y elementos
patrimoniales asociados al mismo.
• Huellas de la explotación minera de la Sierra. Poblado
e instalaciones abandonadas del Cerro del Hierro.
• Patrimonio arquitectónico del paisaje de la ribera del
Huéznar: molinos, batanes, martinetes, fábricas de electricidad.
Valores simbólicos
e identitarios
• El paisaje de la dehesa se reconoce como el que mejor
refleja la identidad del área.
• Los muros de piedra seca, muy en relación con las
dehesas, como linde característica de este tipo de explotación.
• Destacan, en relación con la construcción tradicional,
detalles constructivos autóctonos (arcos de medio punto rebajados en los vanos,
detalles en las puertas y ventanas, teja árabe, proporciones constructivas,
encalados, chaflanes en los cruces de calles, utilización del color “rojo
carruaje”, dinteles pintados…).
• Pozos de nieve.
• Huertas tradicionales y viñedos de los ruedos de las
poblaciones.
• Los castaños de Constantina.
Valores de acceso y
uso social
• Vía Verde de la Ribera del Huéznar.
• Presencia de numerosos caminos tradicionales y vías
pecuarias, utilizados por las personas de vinculación más directa con el área.
• Paisaje como recurso turístico y principal reclamo de
este sector en el área.
Valores religiosos
y espirituales
• Presencia de ermitas que gozan de un alto
reconocimiento social.
Lugares, hitos y
recursos
En la percepción de los que conocen el área en el
contexto de visitas turísticas más o menos frecuentes son habituales las
menciones a núcleos de población (Cazalla, El Pedroso, Guadalcanal, Alanís, San
Nicolás del Puerto…) y a lugares menos localizados asociados a movilidad
turística (paseo por las carreteras comarcales, sendero de Almadén-El Real de
la Jara, cualquier ermita, los castañares, dehesas…). Asimismo es muy
mayoritario el reconocimiento de tres espacios emblemáticos:
• La ribera del Huéznar. Se hace referencia especialmente
al bosque galería y su accesibilidad. También se nombra el puente sobre el río
en San Nicolás del Puerto y hay menciones a la Vía Verde de la Sierra.
• El Cerro del Hierro. Caracterizado por su
espectacularidad y singularidad.
• Los alrededores de Cazalla de la Sierra.
Entre las personas
residentes o con mayor vinculación se hace referencia a otros muchos lugares:
• El entorno de los barrancos del Viar. Un lugar que
generalmente se caracteriza como desconocido, peligroso, pero con
espectaculares valores paisajísticos.
• Riberas de otros ríos, no sólo el Huéznar o el Viar:
Benalija, Cala o Guadalbacar. También se mencionó la cabecera del Ciudadela.
• Se mencionan también numerosas fincas como
representativas del paisaje de la dehesa.
• Otros lugares mencionados se destacan por la belleza y
singularidad (el pantano en La Puebla de los Infantes y de Cala, la Cartuja de
Cazalla, La Yedra en Constantina -a pesar del deterioro y el abandono-), por su
carácter de hito para una visión panorámica del paisaje (el cerro de La
Capitana, Cerro Negrillo, castillo de Alanís, la zona de las Colonias de El
Pedroso, el Mirador de Azulaque, el Balcón de la Dehesa de Upa) o por su
componente.
Catálogos de Paisajes de la Provincia de
Sevilla
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