La
Sierra Morena de Sevilla y sus paisajes
Última Parte
4.1_
Diagnóstico general del paisaje
Pese
a la creciente consideración de los valores y recursos
paisajísticos, no puede obviarse el carácter novedoso
que esta nueva dimensión y funcionalidad del territorio
presenta tanto a nivel institucional como social. Resulta, por tanto,
fundamental acompañar cualquier estrategia de protección
o mejora del paisaje en un determinado ámbito con iniciativas
destinadas a resaltar la importancia que, en términos
patrimoniales, socioeconómicos y de calidad de vida, ha
adquirido el paisaje en las últimas décadas. Esta tarea
de sensibilización, acompañada de las tareas formativas
o de asesoramiento a los poderes públicos locales, se hace
especialmente necesaria en áreas como la Sierra Norte
sevillana, donde todavía se observan algunas reservas respecto
a las políticas ambientales, siendo entendidas por
determinados colectivos o sectores sociales como negativas para el
desarrollo del área.
Se
plantea, de esta manera, la necesidad de hacer evidentes las
posibilidades que ofrece el paisaje en relación con la
cualificación y singularización de los productos y
servicios del ámbito serrano, como un nuevo recurso
patrimonial que puede ser movilizado y, en definitiva, como un eficaz
indicador de la calidad de vida del área. Por el contrario,
debe desecharse cualquier lectura que identifique al paisaje como una
imposición burocrática que viene a sumarse a las
limitaciones específicas que afectan al ámbito en
virtud de sus valores ambientales o culturales.
A
partir de este reconocimiento del paisaje como patrimonio
territorial, deberán desarrollarse las medidas oportunas para
preservar y revalorizar los componentes y espacios que contribuyen a
generar la cualificada imagen paisajística de la que disfruta
este sector de la provincia de Sevilla. En este sentido, es preciso
indicar que, junto con la recuperación de determinados
recursos en claro proceso de degradación (fundamentalmente,
edificaciones vernáculas y muros de piedra seca), es necesario
reforzar la dimensión paisajística de determinados
elementos patrimoniales (tanto naturales como culturales), en los que
no han sido suficientemente explicitados o gestionados sus valores
estéticos y perceptivos.
En
algunos casos, la reconsideración desde una perspectiva
paisajística de estos componentes del patrimonio territorial
pasará por el estudio de las relaciones espaciales y visuales
que establecen con su entorno inmediato o con otros referentes más
lejanos con los que de alguna forma interactúan. En otras
ocasiones, el tratamiento paisajístico de estos elementos
patrimoniales deberá compatibilizar el mantenimiento de sus
valores ambientales, históricos o culturales con los usos y
significados que la población les atribuye o les ha atribuido
tradicionalmente. No debe olvidarse en ningún caso que la
accesibilidad y el disfrute social de estos recursos también
contribuyen a su preservación, evitando su abandono o su
olvido con el consiguiente peligro de degradación ambiental y
paisajística. La apertura y el mantenimiento de itinerarios y
equipamientos públicos que permitan el acercamiento a los
referentes territoriales y paisajísticos del área deben
formar parte, por tanto, de la estrategia general de intervención
en el paisaje serrano.
Siendo
importante la adopción de medidas paisajísticas
relativas a los elementos o espacios con mayor grado de
reconocimiento o singularidad, no puede obviarse el carácter
dinámico y evolutivo de la mayor parte del territorio serrano,
conformado a partir de la actuación continuada del ser humano
sobre el medio. El mantenimiento de los paisajes agroforestales del
área, con la dehesa al frente, necesitan fundamentalmente
actuaciones y medidas orientadas a mantener su funcionalidad. Desde
este punto de vista, la preservación de la calidad
paisajística del ámbito está estrechamente
ligada a la gestión y al mantenimiento de las labores y
actividades tradicionales que, en última instancia, son las
que han generado los paisajes que actualmente percibimos y apreciamos
(prácticas ganaderas extensivas, tareas de mantenimiento de la
dehesa, saca del corcho, explotación de recurso selvícolas,
mantenimiento de huertas en los entornos urbanos). Junto a estas
prácticas tradicionales, la continuidad y la integridad
ambiental de los paisajes serranos también requerirá de
la adopción de intervenciones e iniciativas destinadas a
evitar incendios forestales, a renaturalizar y reforestar espacios
degradados, a minimizar los procesos erosivos asociados a la
agricultura, así como a promover la integración
paisajística de las nuevas construcciones e infraestructuras
en el territorio.
En
el entorno de los núcleos, así como en determinados
enclaves productivos, la actuación paisajística debe
orientarse fundamentalmente a la ordenación física del
espacio (comenzando por la eliminación de los focos de
suciedad o degradación existentes), al control de los procesos
constructivos (dimensionándolos y ubicándolo
correctamente), a la integración de las actividades o
elementos con mayor incidencia paisajística (antenas,
instalaciones técnicas, depósitos, playas de descarga o
almacenamiento, áreas de estacionamiento) y, cuando resulte
pertinente, su recualificación a través de
intervenciones con criterios paisajísticos.
4.2_Definición
de objetivos de calidad paisajística
• Unos
paisajes adehesados sostenibles y multifuncionales que preserven y
pongan en valor sus recursos patrimoniales, culturales y
paisajísticos.
• Unos
paisajes agrícolas serranos compatibles y adaptados a las
limitaciones del terreno pero que resulten competitivos en función
de su especificidad o de la aplicación de prácticas
productivas ecológicas o tradicionales.
• Una
imagen tradicional de los núcleos serranos acorde con los
valores históricos y culturales que atesoran, siendo
imprescindible a tal efecto el máximo respeto por las
características urbanas y tipologías constructivas en
las que se sustentan las representaciones y significados socialmente
atribuidos. Especial atención merecen en este sentido, las
vistas externas, los bordes y periferias urbanas recientes, así
como las entradas a los núcleos, que presentan una especial
sensibilidad en función de los procesos urbanizadores y
edificatorios que suelen desarrollarse en ellos.
• Un
patrimonio cultural asociado a la explotación de los recursos
naturales de la Sierra Norte (minería, aprovechamientos
agroforestales, ganadería, obras hidráulicas,…) que
se mantenga en buen estado de conservación y que se incorpore
como un activo territorial para la implementación de
estrategias diversificadas de desarrollo socioeconómico del
ámbito mariánico.
• Unos
paisajes naturales connotados (parajes o espacios que gozan de un
mayor reconocimiento institucional y social) en los que se concilien
el acceso y disfrute público de los recursos y valores sobre
los que se sustenta su mayor consideración con la preservación
de los procesos y formas que los singularizan o caracterizan.
• Unas
implantaciones productivas y terciarias (polígonos
industriales, enclaves turísticos u hosteleros, naves de
transformación o distribución de los productos
serranos,…) en medio rural adaptadas a los significados de
naturalidad e integridad que se atribuyen a amplios sectores de la
sierra.
Bibliografía
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Catálogos
de Paisajes de la Provincia de Sevilla
2019
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