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lunes, 16 de marzo de 2020

Guadalcanal siglo XVI 1/2

Economía, comercio y sociedad en época de crisis (1)

En la provincia de León de la Orden de Santiago, concretamente en una franja de tierra que va desde el sur de Mérida hasta Guadalcanal, en el norte de la actual provincia de Sevilla, limitando por el este con la comarca de la Serena y la Provincia de Córdoba y por el oeste con Tierra de Barros, cuyo sector meridional ocupa parcialmente, y con las comarcas de Zafra y Fregenal de la Sierra aproximadamente. Este era el espacio que en el siglo XVII correspondía al Partido de Llerena, entendido este, como explicaré más adelante, desde el punto de vista jurisdiccional y gubernativo como la tierra dependiente del gobernador de la citada villa, convertida en dudad en el reinado de Felipe IV. La elección de este espacio geográfico ha estado determinada por un conjunto de razones diversas, pero sobre todo por la relava abundancia de fuentes y la facilidad de su consulta para el autor.
Las enajenaciones se Inician en 1540 cuando Carlos I, por carta dada en la Haya a 4 de agosto, desmembró de la Orden ciertas rentas y bienes situados en Guadalcanal pertenecientes a la mesa maestral y encomienda de dicha villa:
— La escribanía pública y la renta del Jabón pertenecientes a la mesa maestral.
— La mitad de los diezmos de pan y vino de dicha villa, la mitad de las casas, lagares, vigas de pisar uvas con sus aparejos, el basumento del pan y vino con sus tinajas, todo perteneciente a la encomienda.
Marqués de Perales.

Como ya se ha indicado anteriormente, la Extremadura santiaguista constituía la casi totalidad de lo que en d siglo XV se llamaba de forma institualizada la provincia de León. La división del territorio de la Orden de Santiago en las provincias de Castilla y León tuvo su origen en la antigua rivalidad entre los reyes leoneses y castellanos que, según Lomax (37), dio lugar a la descentralización en encomiendas mayores correspondientes a los distamos reinos peninsulares, así como al establemente de dos Conventos Mayores, el de Uclés y San Marcos, en contra de lo dispuesto en la bula de fundación. A finales de la Edad Media, cada provincia estaba dividida a su vez en varias circunscripciones administrativas o partidos. Ignoramos el momento en que surgió esta ordenación territorial, pero probablemente está en relación con la aparición de los alcaldes mayores, por lo que podría situarse en los últimos años del siglo XIV o primeros del XV (38). A finales de esta centuria, la provincia de León comprendía los partidos de Mérida y Llerena, de los que el primero era mucho más extenso y poblado, abarcando aproximadamente unos 50 núcleos de población frente a los 27-30 que. según las fechas, tenía el segundo (39). Mas tarde. en el reinado de Felipe II se reorganizó la administración territorial de la Orden de Santiago, quedando estructurada la provincia de León en seis circunscripciones de carácter Judicial y gubernativo, a cuyo frente se encontraba un gobernador o, en su defecto, un alcalde mayor. La reforma implicó una reducción considerable de los primeros poblados de Mérida y Llerena, así como del trasvase de poblaciones de uno a otro partido. Después de estos cambios realzados en 1566, el partido de Llerena integraba las poblaciones siguientes: Llerena con Higuera, Maguilla y Cantalgallo, Palomas, Ribera, Fuente del Maestre, Los Santas, Hinojosa, Puebla de Sancho Pérez, Usagre, Medina de las Torres, Calzadilla, Bienvenida, Fuente de Cantos, Montemolin, Monesterio, Trasierra, Las Casas, Reina, Ahillones, Berlanga, Valverde. Fuente del Arco, Azuaga, Granja y Guadalcanal. En el último cuarto del siglo XVI el partido de Llerena sufría una Importante amputación territorial con la enajenacl6n de un total de siete villas, según se ha explicado anteriormente.
El valor anual de estas rentas se estimó en 659.670 maravedís, las cuales se vendieron el 13 de diciembre de 1540 al Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla dotado por d Marques de Tarifa (20). La fuente utilizada no contiene el precio de la venta, que según una relación de los bienes enajenados de la Orden entre 1538 y 1551. Publicada por Cepeda Adán (21), me de 32.983.500 maravedís.
En compensación por esta enajenación, se dio a la Orden un Juro perpetuo de 539.948 anuales con efecto del 1 de enero de 1541.
Después de estos cambios realizados en 1566, el partido de Llerena integraba las poblaciones siguientes: Llerena con Higuera, Maguilla y Cantalgallo, Reina, Palomas, Ribera, Fuente del Maestre, Los Santas, Hinojosa, Puebla de Sancho Pérez, Usagre, Medina de las Torres, Calzadilla, Bienvenida, Fuente de Cantos, Montemolin, Monesterio, Trasierra, Las Casas, Reina, Ahillones, Berlanga, Valverde. Fuente del Arco, Azuaga, Granja y Guadalcanal. En el último cuarto del siglo XVI el partido de Llerena sufría una Importante amputación territorial con la enajenación de un total de siete villas, según se ha explicado anteriormente.
Desde el punto de vista de la administración económica de la Orden, el territorio del partido estaba repartido entre la mesa maestral, varias alcaidías dependientes de ella y trece encomiendas, entre las que destacaban por sus rentas las de Azuaga, Bienvenida, Guadalcanal, Ribera, Aceuchal y Los Santos.

Orden. -
En cuanto al aspecto Jurisdiccional y gubernativo, la provincia de León comprendía los siguientes parados: Llerena. Mérida, Montánchez, Encomienda Mayor (Segura de León), Jerez y Hornachos, bajo la autoridad de gobernadores o, en su defecto, de alcaldes mayores.
Las demarcaciones fiscales no só1o no coincidían con las anteriores, lo mismo que para más confusión variaban considerablemente para cada uno de renta. Alterándose de vez en cuando sus límites por razones y según criterios que desconocemos.
Así, la recaudación del servido ordinario y extraordinario de la provincia de León incluidas las villas enajenadas, estaba centralizada en Llerena, construyendo en este aspecto un único partido, mientras que la de alcabalas y unos por ciento se distribuía entre los partidos siguientes: Mérida, Llerena, Guadalcanal, Fuente del Maestre y, aparte, la ciudad de Jerez, llamada a veces en aquella época de Badajoz. También eran diferentes los distritos del servicio de millones, que en esta materia tributaria se reducían a dos, el de Mérida y Llerena.
El partido de Llerena, así delimitado, comprendía en la citada centuria las villas y lugares siguientes: Ahillones, Azuaga, Bienvenida, Casas de Reina, Fuente del Arco, Fuente del Maestre, Granja (de Torrehermosa), Guadalcanal, Hinojosa (del Valle), Llerena con los lugares de Cantalgallo, Higuera y Maguilla, Oliva, Palomas, Puebla de Sancho Pérez, Reina, Ribera (del Fresno), Los Santos (de Maimona), lugar de Trasierra y Usagre.
Dentro del partido, las propiedades y rentas de la Orden se distribuían entre la mesa maestral, las encomiendas de Azuaga, Bastimentos, Bienvenida, Fuente del Maestre, Guadalcanal, Hinojosa, Oliva, Palomas, Puebla de Sancho Pérez, Reina, Ribera, Los Santos y Usagre, y las alcaldías de Bienvenida, Cantalgallo, F Cantalgallo, Fuente del Maestre, Higuera, Maguilla y la Puerta de Reina.
El territorio estudiado comprende aproximadamente unos 2.000 kilómetros cuadrados y. según el censo de 1591, Vivian en el 10.604 vecino, que traducidos a habitantes suponían, empleando el confidente de conversación 4, algo más de 42.000 habitantes. Aunque el censo de 1591 parece sobrevalorar la población, según veremos más adelante, debemos admitir que se trata de una zona con una densidad de población alta en aquella época, muy superior a la de la media de Extremadura y de otros muchos regiones españoles y similar a la de Galicia, Castilla la Vieja y Valencia (42); pero a lo largo del siglo XVI el partido de Llerena perdiendo vitalidad y población, y al finalizar la centuria daba muestra, pese a la recuperación, de ser una zona muy deprimida, presentando entonces una densidad probable de población de 12-13 habitantes por kilómetro cuadrado. El poblamiento era casi expulsivamente concentrado. Únicamente en los términos de Llerena, Azuaga y Guadalcanal existan algunos caseríos aislados.

A) La peste.
El siglo comienza con d único contagio de peste que sufrió el partido de Llerena en esta centuria, la gran peste de 1596-1602 (43). Su presencia en guerras extremeñas está comentada por los testimonios aportados por varios historiadores.
En la población de Cáceres se vieron afectadas entre 1598 y 1600 diversas poblaciones como Plasencia (44), Acebo y Torre de Don Miguel en la zona de la Sierra de Gata (45) o Garrobillas y Alcántara en el sur (46).
Igualmente, algunos pueblos de la actual provincia de Badajoz, como Talavera la Real y Hornachos, padecieron en 1600 los estragos de la peste (47), habiendo sufrido poco antes, en el verano de 1599, el azote la propia capital, aunque de forma muy breve (48).
El contagio llegó más tarde al partido de Llerena propagándose desde Andalucía. La extensión del contagió debió de ser reducida. Só1o hemos encontrado noticias de la presencia de la peste en Azuaga y Guadalcanal, aunque es probable que afectara también a otras localidades. En Azuaga la enfermedad aparece a finales de 1601 o principios de 1602. El 15 de enero de este año, en un clima de temor generalizado por el avance del contagio que afecta ya a poblaciones próximas como d Pedroso y Cazalla de la Sierra, el Cabildo recibe la noticia de los dos primeros muertos a causa de la peste en Azuaga; pero probablemente el contagio se habría declarado algunos días antes, según parece indicarse en uno de los acuerdos tornados en aquella fecha:
"... que se digan en la iglesia mayor esta dicha villa nueve misas cantadas a nuestra Señora para que sea servida de rogar a su hijo precioso se sirva de miramos con ojos de piedad y alear esta villa la enfermedad que en ella avia, y que ansimymo en el convento de la Merced esta villa se digan otras nueve misas cantadas al senor San Sebastián y San Roque..." (49).
Simultáneamente, la peste causaba a Guadalcanal y a otras villas cercanas del norte de la provincia de Sevilla, según manifestaba a principios de abril el Cabildo de Azuaga:
"... y ansi juntos en su cabilo dixeron que por quanta se a tenido nueba que en las villas de Guadalcanal, Alaius y Caçalla se mueren de mal de contagloso, acordaron y mandaron se guarde esta villa dellas y que se pregone nemguna persona ttrate ni comunique con jente de las dichas villas, y asi lo mandaron”
Al día siguiente, 20 de enero, el Cabildo continuó tratando el problema de la peste y, ante la urgencia de contar con un cirujano, adopta un acuerdo que podría calificarse de desesperado:
"Item, dixeron que por quanta por el dicho cabildo esta acordado se busque un cirujano para curar la enfermedad que subcediera de peste, y porque en la carel esta dicha villa esta un mulato fugitivo de Portugal y porque este es buen barbero y cirujano, se acordó se saque de la dicha carel para curar la dicha enfermedad y que se le den de comer a costa del concejo esta dicha villa..." (51).
Simultáneamente, la peste causaba a Guadalcanal y a otras villas cercanas del norte de la provincia de Sevilla, según manifestaba a principios de abril el Cabildo de Azuaga:
"... y ansi Juntos en el cabildo dixeron que por quanta se a tenido nueba que, en las villas de Guadalcanal, Alaius y Caçalla se mueren de mal de contagioso, acordaron y mandaron se guarde esta villa dellas y que se pregone ninguna persona trate en comunicarse con jente de las dichas villas, y ansí lo mandaron..." (52).

Ciclo 1622-1632.
Después del mínimo de 1622, la natalidad experimenta una mínima merma unida y corta recuperación. Fielmente observable en la curva de la media, que finaliza en este tramo de natalidad creciente, accidentado por el mínimo secundario de 1626, es un claro reflejo del comportamiento de la nupcialidad, que entre 1619 y 1627 configura un inicio de signo positivo expresado por una tendencia y una pendiente de alza. Asimismo, de comportamiento de la mortalidad en la parroquia de Santiago de Llerena (el índice medio entre 1622 y 1628 es 95) concuerda con la evolución favorable de las otras dos variables demográficas; sin embargo, no sucede lo mismo con la mortalidad en Puebla de Sancho Pérez.
La desaparición durante algunos años de los factores adversos explica esta fase ascendente de la natalidad. Los escasos datos disponibles sobre producción y precios apuntan hacía una mejora de la coyuntura agrícola (59). En Llerena, los precios de los granos permanecieron entre 1624 y 1628 por debajo de la tasa. En 1628, Azuaga y Guadalcanal recogen las mejores cosechas de los años cuya producción conocemos. En definitiva, una buena situación económica frena la mortalidad, estimula los enlaces matrimoniales y anima a las familias a tener una mayor actividad procreadora.


Tomás Pérez Marín

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