Puente de San Benito. Foto Santi |
Lento pero seguro
Amigo
Pepe:
Te
envío esta carta para darte las gracias por tu invitación a la Semana Santa de
Guadalcanal, por cierto, joder que lejos queda tu pueblo.
Te
voy a contar mi experiencia para llegar a tu pueblo desde Sevilla, como me
dijiste, para aprovechar el día hay que madrugar, así lo hice, a las 7,00 de la
mañana estaba ya en la Estación de Córdoba de Sevilla con mi maleta para ir a
tu encuentro, a las 7,10 horas había anunciado un tren con destino a Mérida que
tú me aconsejaste, un llamado tren correo, vi la hora de llegada a Guadalcanal,
a las 11,46 horas, “lento pero seguro”, me dije, monté y le pregunté al
revisor si esa era realmente la hora de llegada, este me respondió: “joven
este tren es lento por circunstancias de servicio, puede que lleguemos a su
hora o tal vez un poco más tarde, nunca se adelanta a su horario”
Durante
cinco horas disfruté de la compañía de gente variopinta en el vagón, todos me
comentaban que este tren esperaba a todos los empleados de correos y cosarios
de la zona, a veces se para en mitad de la vía me dijo un hombre mayor.
Contemplé con paciencia los maravillosos paisajes de la vega sevillana y las no
menos espectaculares dehesas y montes de la Sierra Morena, a esta celeridad como
vengan los bandoleros a galope de sus caballos, se montan, nos roban y siguen
su camino sin parar el tren, pensé.
Por fin, a las 12,10 horas llegó a la estación de Guadalcanal,
eché un vistazo al maravilloso paisaje y monté en el llamado coche correos, un vehículo
de los que ya están retirados de la circulación en Sevilla y objeto de museo,
no viene mal de hora hoy el correo, comentó un hombre muy simpático que los viajeros
identificaban como Carmelo.
¿Dónde va el joven?, me preguntó el hombre al montar, a
Guadalcanal le dije a casa de un amigo Pepe, me sonrió y me dijo, vale pues le
dejo en La Puntilla, el pueblo no es muy grande, espero que sepa el mote, aquí
hay muchos Pepes.
Por
fin, a las 12,30 del Domingo de Ramos llegué a La Puntilla, última parada joven
me dijo Carmelo, me recibió un repique de campanas y no muy lejos se oía la música
que acompañaba a la procesión, allí estabas esperándome para ofrecerme tu
hospitalidad, recuerdo que me preguntaste si quería un café y jeringos del
Calé, vale porque vengo con más hambre que un soldado de provincias, “la
próxima vez te traes la fiambrera”, me dijo mi amigo Pepe y su novia
entre sonrisas, ya aprenderás que cuando sales de Sevilla hay que ir preparado
para un largo camino hasta llegar a Guadalcanal, acoso pensabas que cuando
vamos nosotros a Sevilla no vamos preparados con paciencia y viandas.
Por
cierto, sé que te llamas Pepe y conozco tu apellido, pero me gusta más llamarte
por tu mote, es gracioso, me gustó la frase de tu abuelo cuando me dijo que en
Guadalcanal el que no tenía mote no era nadie.
Juan
Carlos Mena Osorio
Revista
de Feria 1968
Amigo
Juan Carlos, tuviste suerte de llegar a Guadalcanal con hora de ver la
procesión aun madrugando hace más de medio siglo, en la actualidad en tren no
hubieses llegado, solo hay uno y llega a la hora de la merienda.
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