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sábado, 13 de enero de 2024

Guadalcanal en los libros antiguos 3/3

Tercera parte

RAZONADO Y CRÍTICO DE LOS LIBROS, MEMORIAS Y PAPELES IMPRESOS Y MANUSCRITOS, QUE TRATAN DE LAS PROVINCIAS DE EXTREMADURA, ASÍ TOCANTE A SU HISTORIA, RELIGION Y GEOGRAFÍA, COMO Á SUS ANTIGÜEDADES, NOBLEZA Y HOMBRES CÉLEBRES:

COMPUESTO. -POR D. VICENTE BARRANTES, EN EL CONCURSO PUBLICO DE 862, É IMPRESA DE REAL ÓRDEN. 

Se transcribe y mantiene el léxico y acentos del castellano de la época

             . . . «Cielo alegre, suelo fertilísimo y sierras apacibles (tiene Guadalcanal), aires muy saludables, arroyos deleitosos, collados, tierras para labor, para arboledas, viñas, sembrados y asiento y solar de piala y oro, puerto en el corazon de España, envidiado de otras extrañas naciones (fól 17).

            «Escrúpulo ó indignacion podria causar este sentimiento en algunos, que asidos á lo que hallan escrito tan solamente, sin otro exámen de razones y fundamentos, tienen por delito el buscarlos apellidando el respeto que se debe á los que primero abrieron el camino á la historia; como si fuera descortesia proseguir de donde ellos lo dejaron, ó hubieran echado esposas á los discursos de los que les habian de suceder para que no diesen paso adelante, y no buscasen concordancias de historias para sacar de tinieblas muchas cosas, que por falta y descuido de aquellos primeros que escribieron, se quedaron en oscuridad de ignorancia (fól. 17).

            . . . «Cuando se constituyeron conventos juridicos en nuestra España pertenecia Guadalcanal á la cancilleria de Sevilla. (V. Pineda, 3.a parte, lib. x, cap. Ii , § 2.) Emerita eequorem, qtum prtrter íabitar amnis Submitit cui tola tuos Bitpania fasces. (Ausonio)

            . . . «Por Guadalcanal era el ordinario paso de los romanos para pasar de Extremadura á Andalucia (fól. 19).

            . . . «Unas losas... se descubrieron años pasados en una heredad de D. Antonio de Toledo, natural de Cazalla, donde me han informado que estaba escrito el suceso de este martirio (de San Servando y German), y que con poca advertencia se volvieron á enterrar las piedras, donde se ocultan estas dulces memorias (id.).

            . . . «Hasta hoy se ven algunos pequeños pedazos de los muros y cerca antigua (de Guadalcanal), y de cuatro puertas que solia tener han quedado las tres en pié, que incorporadas con el edificio de las casas, viene á estar casi toda la villa cercada. La una puerta llaman de Sevilla, la otra de los Molinos y la otra del Jurado. La de Llerena está caída en estos tiempos. Bien muestran las otras la antigüedad en su edificio: parece de romanos... La capacidad que incluyen estas puertas es suficiente para 2,000 casas de las que los árabes usaban. Se tiene por cosa muy cierta que estaban poblados el cerro de Santa Ana y los demas de la sierra.

            Muestran ser esto así algunas ruinas... y la tradición tiene por cierto que la parroquia de Santa Ana fué su mezquita, porque luego que la villa se recuperó de los moros, se bendijo en iglesia, como consta de escrituras fidedignas (fól. 20).

            «Año de 1088, jornada de Alonso VI contra los moros, atravesando Extremadura pasa el puerto de Guadalcanal.

            «1185. Sale de Toledo Alonso VIII con poderoso ejército, pasó por Talavera y Trujillo, robando los lugares de la Serena, pasó por Zalamea y las tierras .de Berlanga y Valverde, y por Guadalcanal atravesó la Sierra Morena basta la tierra de Sevilla, y á la vuelta, victorioso, descansó en Guadalcanal, y pasando hasta el castillo de Reina le puso cerco y le tomó por combate (fól. 21).

            «1190. Gana D. Alonso de los moros á Magacela y otros lugares fuertes de Extremadura.

            «1231. Perdido el castillo de Reina y Guadalcanal, era este castillo frontero de moros.

            «1241. Restauración de Guadalcanal.

            . . . «Con este santo celo (que se les infundió á los caballeros de Santiago en el capitulo general que tuvieron en Mérida, 1239) mandó el maestre Don Rodrigo Iñiguez juntar todos los caballeros de su órden y recibieron mucho número de gente de sueldo; salió de la ciudad de Mérida con deseo de acabar con los moros que habian quedado en la fortísima provincia de Extremadura. Entró haciendo guerra por todos los lugares y aldeas que estaban donde ahora son Almendralejo, Usagre, Llerena, y no pudiendo tomar el castillo de Reina por su grande fortaleza, pasaron á Guadalcanal, y despues de haberla sitiado, se dió á partido el moro que tenía la guarda de ella por Axafat, caudillo de la ciudad de Sevilla, que era en este año el que más nombre y poder tenía en las fronteras de los cristianos (V. Bleda, lib. ív, cap. x). Ya con esto quedaron los moros muy desmayados, y viendo el año adelante de 1246 que la villa de Carmona se rendia al ejército del santo Rey, se le fueron á dar vasallaje los moros del castillo de Reina y Constantina, con que quedó del todo limpia de moros la nación de los extremeños (fólios 22 y 23).

            «Entre los caballeros de la órden que se hallaron con el Maestre en la jornada sobredicha y en la recuperacion de Guadalcanal, segun he visto en algunos papeles de autoridad, fueron D. Rodrigo de Valverde, comendador de N.; D. Rodrigo Iñiguez, comendador de Montanches; Lope Sanchez de Porras, trece de la órden; D. J. Muñis de Godoy, comendador de Extremera; D. Hernan Melendes, comendador de N.; D. P. Yañez, comendador de Montiel; D. Rodrigo Yañez, su hermano, comendador de Almoguer; Albar Martínez de Aibar ó Ibarra, comendador de Mora., y otros muchos caballeros y gente de sueldo de la órden.

            «A este lugar pertenece el trueco que dejamos advertido de la mezquita de los moros en la parroquial de Santa Ana, que segun la tradicion antigua fué la primera iglesia que hubo en el maestrazgo despues de la de Mérida; y por los libros antiguos de esta iglesia, consta que de todo el partido de Llerena se llevaban á bautizar los niños, y que se hizo esto mucho tiempo, hasta que los lugares se poblaron (fól. 23).

            «Dió el Sr. Rey D. Fernando á Guadalcanal á la órden de Santiago y las demas tierras de la conquista, y desde entónces tomó por armas una teja ó canal y dos espadas á los lados, como hoy las usa (id).

            «Uno de los años ántes que Reina y Constantina se ganasen, sucedió, dia de Nuestra Señora, una memorable batalla entre las gentes del Maestre y los moros que le iban á correr la tierra, y despues de haber peleado muchas horas, se encomendó el mismo maestre á la Virgen Maria diciéndole: Señora, deten tu dia, y á sus ruegos se detuvo milagrosamente el sol hasta que él con sus cristianos quedaron vencedores. En memoria de esta victoria quedó el nombre á un arroyo , donde sucedió la batalla, Matamoros, y en lo alto de la sierra mandó edificar el Maestre una iglesia con título de Nuestra Señora de Ten tudia, que hoy corrompido se llama de Tentudia. Dotóla de grandes rentas y puso en ella algunos frailes de su órden, y últimamente se mandó enterrar allí, y mandó que se leyese en este colegio gramática, artes y teologia , y por ser lugar desierto se mandó despues permutar á el colegio que la órden tiene en la ciudad de Salamanca, en que las casas de San Marcos de Leon y Uclés acuden cada año con 3,000 ducados de renta, y que el colegio se llame Santa María de Tudia, y que tenga por patrono al maestre D. Pelayo Perez, que se ponga su busto en la capilla mayor, y no se entierre nadie en ella (fól. 24).

            «Tiene Guadalcanal un convento de padres franciscos, tres conventos de monjas y cuatro hospitales.

            «La ermita de San Antonio de Padua está en el cerro que llaman de las Minas, en cuarto de legua de la villa. Es la iglesia donde oyen misa las gentes que trabajan en ellas.

            «... Entre otras muchas ciudades y villas que (en las comunidades de Castilla) se alzaron en Extremadura... fué Guadalcanal con las demas villas y ciudades, por quien habla en córtes la ciudad de Salamanca , y que de todas no debió de escapar sino fueron Mérida y Trujillo... En esta ocasion (en castigo) se mandaron (falta derribar ó destruir) las murallas de esta villa (fól. 29). Llerena fué más notada en las alteraciones dichas.

 

Hijos ilustres de Guadalcanal.

«EI progenitor de los almirantes de Castilla, Don Alonso Enriquez.

«Fray Cristóbal Ramirez, comisario general de la órden de San Francisco en N. E.

«Fray Diego de los Angeles, idem en Jerusalen.

«Fray Juan del Hierro, general de San Francisco.

 

Proyecto ferrocarril.

            9.—Proyecto de ferro-carril de Mérida á Sevilla, por Mr. Napoleon Lionnet. 1859.

            Fué presentado al Gobierno en 11 de Febrero del año de su fecha por la Compañía general de crédito, que se proponia construir el camino. Creemos que no mereciera la aprobacion superior.

            10.— Proyecto y Memoria descriptiva del ferro-carril de Mérida á Sevilla, por Don Víctor Rapin, ingeniero de la construccion del camino de hierro de Córdoba á Sevilla.—1851.—Aprobado por Reales órdenes de 9 de Setiembre de 1862 y 12 de Enero de 1863.

            Hemos podido examinar con detencion la Memoria del Sr. Rapin, y aunque incompetentes para juzgar de ella, dirémos que nos ha parecido muy notable. Empieza emitiendo un juicio sobre el trazado propuesto por la Compañía general de crédito, que concuerda en un todo con la opinion que nos merece. «Tiene (dice) 103,684 metros de longitud, y empieza á 2,600 metros más acá de la estacion de Mérida; atraviesa muy oblicuamente el rio Guadiana, pasa por Calamonte, Torremejia, Almendralejo, y se dirige hacia Llerena, dejando sobre la derecha Villafranca á 1,500 metros, los Santos á 15,000 metros. Zafra á 20 kilómetros, Usagre á 4,000 metros, Bienvenida á 12 kilómetros, Fuente de Cantos á 12 kilómetros; y sobre la izquierda, Ribera á 5.500 metros y Villagarcia á un kilómetro. Nos parece que en esta parte no sirve bastante las poblaciones importantes, y se aleja demasiado de la sierra de San Jorge, centro productivo de ganados de toda especie.

            «De Llerena se dirige á Guadalcanal, dejando esta poblacion á 3,500 metros y separada del trazado por una montaña bastante elevada; luégo a Alanis, San Nicolas, el Pedroso, las minas de Villanueva, y viene á empalmar con la via férrea de Córdoba á 27 kilómetros de Sevilla, formando un ángulo muy abierto con esta línea. Ademas de las fuertes rampas y pendientes adoptadas para este trazado, que llegan hasta 0,0191 por metro, de un túnel que ha de pasar debajo de los torrentes del Huesna y del Galindo, y de una serie de viaductos de costosa y difícil construccion, este proyecto ofrece el grande inconveniente de obligar los transportes hácia Córdoha á un rodeo de 9 kilómetros, sin disminuir sensiblemente la distancia para los que hayan de dirigirse á Sevilla.

            Hace luégo á grandes rasgos un análisis del proyecto que presenta, y que tiene de extension 188,706'37 metros, ó sea 4,977*63 metros ménos que el anterior. «Parte (dice) de la estacion misma de Mérida, pasa por Calamonte, Almendralejo, Villafranca, los Santos, Llerena, Guadalcanal, la fábrica del Pedroso, las minas de carbon de Villanueva, y viene á desembocar al camino de Córdoba en la estacion de Tocina. Quedan á su derecha Fuente del Maestre á 10 kilómetros; Zafra á 5,300 metros, Bienvenida á 4,500 metros, Fuente de Cantos á 10 kilómetros, Fuente del Arco á un kilómetro, Cazalla á 5,000 metros, el Pedroso á 3,000 metros; y á su izquierda Rivera á 13 kilómetros, Usagre á 4 kilómetros, Villagarcia á 3 kilómetros, Alanis á 3 kilómetros, San Nicolás á 5 kilómetros; de modo que sirve las mismas poblaciones que el anterior, y se acerca considerablemente á los terrenos más productivos, como Fuente de Cantos, los Santos, y sobre todo Zafra, que es el centro del comercio de granos y ganados de esta parte de Extremadura.«

            La descripcion topográfica y geográfica del terreno atravesado por esta linea es, en nuestra opinion, excelente, y prueba los concienzudos trabajos de campo hechos por el autor. Sentimos que sus grandes dimensiones nos impidan extractarla, y sería de desear que viese la luz pública.

            Por último, el coste total de la construccion de esta línea se gradúa en 224.846,221´23, y el producto bruto de la explotacion en 18.348,633'08 reales. anuales.

            Aprobado, como hemos visto, esle excelente proyecto, y subvencionada ampliamente la obra por las dos provincias de Badajoz y Sevilla, se adjudicó á la Compañía general de crédito, que no habiendo comenzado á la hora presente los trabajos por circunstancias inexplicables, acaba de solicitar (en 13 de Abril de este año) que se le permita variar el trazado en la parte que- corresponde á la cabeza de línea. Aunque esta pretension es muy combatida por las provincias de Córdoba y Sevilla, puesto que sólo parece tener por objeto que empalme el camino con el de Cádiz (perteneciente á la misma Compañia concesionaria), y no con el de Córdoba, como en el proyecto aprobado de Rapín, por si al cabo se realizára, indicaremos la alteracion propuesta en el plano que hemos visto del ingeniero Sr. Aramburu. Partiendo de Mérida y pasando por Calamonte, Torremegia, Almendralejo y Villafranca, llega á Zafra con 62 kilómetros de desarrollo. Aqui, por buscar la cuenca del arroyo del Prado, pasa la línea por un desierto entre Bienvenida y Usagre, dejando muy léjos á Fuente de Cantos, pueblo importantísimo, va luégo á Villagarcia, Llerena, Casas y Reina y Fuente del Arco, donde empalma con el camino de Belmez á 113 kilómetros de Mérida. A 13, 1/3 kilómetros de este empalme se pasa el puerto de Llerena por un túnel de 810 metros, y se llega á Guadalcanal, presenlándose en seguida á 1, 1/3 kilómetro otro túnel de 375 metros para pasar el puerto du Cazalla. De Alanis sigue á Constantina, Pedroso , con dos túneles, uno de 310 metros en el collado de Malos Pasos, y otro de 180 entre Parroso y el castillo de la Encarnacion; y por último, por Cantillana, Villaverde y Alcalá del Rio (donde pasa el Guadalquivir) y por la Rinconada llega á Sevilla en las inmediaciones de la ermita de San Onofre.

La longitud de la linea es de 219 kilómetros 935,29 metros.

 

POR D. VICENTE BARRANTES, EN EL CONCURSO PUBLICO DE 862, É IMPRESA DE REAL ÓRDEN.

Publication date 1865 Publisher  Madrid: Impr. de M. Rivadeneyra

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