Veinte mil duros por una ermita, un huerto y un humilladero con azulejos del siglo XVIII
Con este artículo queremos hacer una recopilación de datos y acontecimientos datados en los años setenta del pasado siglo sobre el expolio y la desamortización encubierta de una serie de edificios pertenecientes a la historia monumental de nuestro pueblo y hoy en manos de particulares (primera parte).
Hace
sesenta años que la noticia irrumpió en las radios, los diarios de la provincia
y alguno con tirada nacional, circulando por toda la villa con gran
preocupación e indignación de sus habitantes:
“Un pueblo serrano en los confines de la
provincia de Sevilla, de gran esplendor de antaño en la provincia de León de
Extremadura de la Orden de Santiago, conocida por su riqueza y posición
económica dentro de la estructura de nuestro suelo patrio y ahora maltratada
por las circunstancias, disminución de su población en algo más de una década
en un cincuenta por ciento, una emigración masiva en busca de trabajo y futuro
para ellos y sus hijos a poblaciones importantes, Sevilla, Madrid, Barcelona,
Bilbao… y otras ciudades de menor rango, aceptando diversos y duros trabajos a
los que se tuvieron que adaptar, hombres y mujeres temporeros, la mayoría de
ellos procedentes de la agricultura.
Arruinadas y
abandonadas sus viejas minas de plata de gran riqueza en la época Santiaguista,
que se han intentado en siglos sucesivos su puestas en marcha nuevamente por
distintas empresas sin éxito, un campo rico en recurso y pobre para los
jornaleros…, un pueblo olvidado por entidades locales, provinciales y
nacionales en el corazón de Sierra Morena, es testigo ahora de la destrucción y
expoliación en una decadencia de mezquinas especulaciones de parte de su
patrimonio histórico y artístico heredado en su mayoría de las aportaciones y
dedicación de ilustres hijos indianos del pueblo o legados de una época de gran
esplendor, cuando esta población pertenecía en la ordenación territorial a la
Provincia de León de Extremadura y en lo eclesiástico al Priorato de San Marco
de León con dependencia del Gobernador eclesiástico de Llerena.
Cinco edificios y
conjuntos eclesiásticos han sido vendidos recientemente por el Arzobispado de
Sevilla, con el beneplácito del arzobispo diócesis José María Bueno Monreal y
la complicidad y pasividad para reaccionar del párroco de la localidad Antonio
Espinosa Torre, el alcalde presidente Antonio Nogales Delgado y resto de la
corporación municipal.
Azulejos bellísimos del
siglo XVIII expoliados, pila bautismal sirviendo de macetero, en el patio del
convento de monjas, ermitas utilizadas como graneros o cuadras para animales,
capillas convertidas en salón de juegos juveniles con negocio de futbolines
incluidos y posteriormente en un bar, sin respetar su estructura primitiva
interior, edificios vendidos por debajo de su precio; Por veinte mil duros de
la época, así se vendió el lote de una ermita, un huerto y un humilladero con
azulejos del siglo XVIII”.
Pero
curiosamente no fue una desamortización, ni tampoco las furias revolucionarias
de los acontecimientos del 32 al 36 del pasado siglo, época ya superada y que
todo español con sus facultades mentales normales ha pasado página de aquello,
hoy cualquiera de nosotros, aun sintiéndose ateos o alejados de la iglesia es
lo suficiente culto como para desechar la idea de destruir, alterar o malvender
el legado que un día constituyó el patrimonio levantado para la historia de
nuestra villa y de su habitantes.
Existen
otros antecedentes de la época que afortunadamente no fueron ejecutados, en un
artículo de Andrés Mirón en el ABC de Sevilla el 19 de enero de 1977, puso
sobre la pista del intento de venta de otro monumento histórico. “La
Dirección General del Patrimonio Artístico y Cultural acaba de incoar
expediente de declaración de monumento histórico-artístico, con carácter
nacional, de la iglesia de Santa Ana, antigua parroquia de la villa, hoy
cerrada; Unos años antes se había intentado vender y fracasado el intento pese
a la infidencia de ciertas autoridades locales”. Afortunadamente en la
actualidad este magnífico edificio donde muchos santaneros y santaneras fueron
bautizados, se casaron o tomaron la primera comunión (entre los que me
incluyo), se encuentra restaurado y convertido en un centro cívico para actividades
culturales y que tiene su esplendor en Julio de cada año con las Jornadas
Patrimoniales y la Velá en homenaje a sus santos patronos.
Se
deben citar otras aberraciones y transformaciones cometidas o intentadas con
los monumentos de Guadalcanal, la Almona, el edificio más antiguo de la zona,
vendido a un particular, convertido en parte en un bar y el resto en estado de
abandono, la única iglesia de estilo mudéjar de la localidad, arquitectura
magnifica, que sin el más mínimo decoro y ante la pasividad de las autoridades
fue convertida en plaza de abastos en los años cincuenta, que un vecino
vinculado a una entidad bancaria, gestionaba con el Arzobispado que se
declarara en ruina la espadaña de la Concepción para facilitar su venta, esto
último fue denunciado por el citado Andrés Mirón con un telegrama que fue
cursado a la Delegación Provincial del Patrimonio Artístico con el siguiente
texto:
“En nombre del vecindario y propio, pongo
en su conocimiento hecho lamentable, venta e inminente destrucción Iglesia
Siglo XVII. Desmontaron importantísimo retablo de azulejos primitivos y
trasladaron lugar desconocido pila bautismal renacentista. Suplicamos
conservación del templo, Respetuosamente”
El
seis de junio de 1977, se ponía en marcha una operación oficial ante las
entidades que competen los asuntos histórico-artísticos. La Delegación
Provincial sevillana del Patrimonio telegrafió al comisario general, en Madrid,
rogándole detener el posible derribo de iglesias, poco después la Comisión
Provincial de Monumentos Históricos y la Real Academia de Bellas Artes se
sumaron a esta petición dirigiéndose al Ministerio de Educación y Ciencia en el
mismo sentido, así, con estos antecedentes, Guadalcanal se convirtió
lamentablemente en un símbolo de estos y otros muchos expolios históricos y
artísticos que sufrió nuestra región año tras año.
Poco después se materializó y fue conocido por
la población la venta por el Arzobispado
de cinco edificios, sin incluir el Convento de Santa Clara, que hacía ya
bastantes años que se consumó la venta silenciosa, transformado primero en una
fábrica de harina, hasta que cerrada ésta fue comprado para construir
viviendas, albergando sucesivamente almacenes, taller, fábrica de gaseosas y
otros usos por todos conocidos y actualmente en lamentable estado de
conservación.
Describimos los datos y situación de los cinco
edificios vendidos:
1.- Conjunto del Cristo
2.- Casa Rectoral
3.- Ermita de San Benito
4.- Capilla de San Vicente
5.- Iglesia de la Concepción.
1.- Conjunto del Cristo, Ya no acudo a merendar Chocolate y pan bendito Y hasta borraron lo escrito, Que son ganas de borrar. Ya puestos a profanar Un calvario y sus reflejos Cegaron los azulejos Y tapiaron la hornacina.
Y a fuente cristalina No canta ya ni de lejos. Andrés Mirón En el último trimestre de 1976 fue realizada la venta del llamado Humilladero del Cristo de la Salud, situado cerca del convento del Espíritu Santo que a albergó a las hermanas de la doctrina cristiana, en el antiguo camino que conducía a Llerena, cabeza de distrito santiaguista desde 1241, a la que pertenecía la villa, y que en el siglo XV pasó este conjunto a propiedad de la parroquia de Santa María de la Asunción con el nombre de“Cruz Abad del Santo”. La ermita y humilladero del Cristo de la Salud, es uno de los monumentos de menor valor artístico dentro del conjunto de la villa, siendo parte del antiguo camino real que partía desde la calle del Berrocal Grande por el lateral del convento del Espíritu Santo y que conducía a Llerena, se dice que era lugar de gran devoción entre los viajeros que transitaban por este camino y en él se detenían para implorar al Cristo allí venerado y pedir suerte en el viaje o dar gracias cuando regresaban. Tanto la ermita como el humilladero anejo datan del siglo XVIII, si bien alguna edificación se fechan en el siglo XV, ya que en un escrito de los visitadores de 1481 consta: Humilladero de la Cruz del Abad Santo.- El vecino de esta villa Rodrigo Mata, difunto, ordenó en su testamento a su mujer Catalina Ramírez a quien nombró por albacea y heredera universal de sus bienes, que erigiese un Humilladero al sitio llamado de la Cruz del Abad del Santo, consistente en un templete con cuatro postes, en cuyo frontal debería figurar el misterio de la Quinta Angustia, para la que destinó el testador 10.000 maravedíes. Como aún no se había ejecutado dicha voluntad, la visita pidió el testimonio a Catalina Ramírez y ordenó al alcalde don Juan Sánchez de Bonilla que cumplimentara esta disposición a la mayor brevedad posible. Comprendía este conjunto, un huerto de aproximadamente una fanega de tierra, una pequeña vivienda, la capilla o ermita del Cristo y un templete con una fuente en el centro, terminada con azulejos de estilo trianeros de finales del siglo XVIII. En resumen, una edificación iniciada en el siglo XV y catalogada en 1770 y que fue vendida en su conjunto por cien mil pesetas, apenas 600 € actuales, que sin control alguno fue transformada, la puerta principal tapiada por su nuevo dueño, utilizándola como granero y la huerta cultivada. En este lugar se celebraba la tercera semana de Septiembre o veintiún días después de finalizar la feria y una semana antes de la romería de Ntra. Sra. de Guaditoca, la velada del Cristo, que luego pasó su celebración a la plaza de España de la localidad por acuerdo de la hermandad y la corporación municipal. En este articulo no incluimos los nombres de los vecinos o empresas que compraron los edificios, ellos simplemente se beneficiaron en aquel momento de la venta de unas “gangas” que se pusieron a la venta, sin embargo la actuación del arzobispado, el poco celo del párroco de turno, alcaldes, resto de autoridades locales y la pasividad de los vecinos nos han llevado a una situación actualmente irreversible.
Datos.- Apuntes sobre la historia de Guadalcanal, Arte y religiosidad popular: las ermitas en la baja Extremadura, Historia de Guadalcanal, Revistas de Feria, y Hemerotecas y Autor Rafael
Spínola Rodríguez
asi es, Rafa. Alea jacta es
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