Cartas desde Whuzland/tercera
Whuzland, Marzo 2024
Creo,
señor, que vuestros españoles ignoran varias cosas. En primer lugar, la
matemática, en efecto, la ganancia de tiempo por circular a 150 Km./hora
(velocidad temeraria a todas luces) es de 6 segundos por cada kilómetro
recorrido a 120 Km./hora (velocidad máxima permitida en sus autovías) para
ganar una hora, una escasa hora, precisaríamos ir a 150 km/hora durante 600 km.
En segundo lugar, la física, se ignora que en una curva padecemos los efectos
de desplazamiento lateral de la fuerza centrífuga, solo compensados por el
rozamiento del neumático, que esta fuerza varía con el cuadrado de la velocidad
y es de efectos devastadores, cuando la adherencia esta reducida por las
características del suelo y/o el estado de los neumáticos.
Como
comprenderá, señor, esta parrafada anterior no es obra de un pobre ignorante
como yo, lo ha leído mí nieto en una revista especializada en automóviles, también,
el fenómeno de aquaplaning, prosigue dicho artículo, siempre presente cuando la
carretera se halla mojada y desgastado el neumático. En tercer lugar, las
sanciones por exceso de velocidad (ustedes de dinero van sobrados para jugarse
la vida) y los desastres personales y materiales en caso de accidente son
irreparables. Además de la ignorancia qué motiva esta atracción de vuestros
españoles por la velocidad, ¿Se sienten más realizados cuando le ganan al
tiempo apenas minutos?. Creo que los españoles tienen una enorme falta de vida
interior y un desprecio por la de los demás, creo que sus paisanos están lo que
en nuestro dialecto se llama duhulem (mal de la cabeza dicen Vds.),
Con
el debido respeto, señor, creo que el español hoy carece de introspección, empatía
con sus congéneres y conciencia ciudadana, creo que el hombre occidental
moderno, renacentista, de espíritu solidario, no abunda entre sus conductores,
que se transforman cuando se sientan en sus potentes vehículos muchos de ellos
de importación, señor. Sí, el hombre premoderno dotado de pensamiento mágico
con escasa capacidad para alumbrar su propio estilo de vida es el que habita en
sus mentes enfermas, un hombre sin principios, descabezado y extrovertido,
mitómano, por su comportamiento, comparsa del primer flautista de Hammelin que
le encandile con su melodía, incapaz de generar sus propias emociones, se
limita a percibir la sensación de poder deseando gozar meramente de la
sensación de avasallar a los demás. De no ser así, señor, el ansia loca por la
velocidad como generadora de fuertes sensaciones y, sobre todo, de una tremenda
percepción de prepotencia, no se daría en sus magníficas carreteras, le hablo
desde la propia experiencia, nuestro medio de transporte es el burro o asno o (Equus
africanus asinus), gerbust en nuestro dialecto, apenas alcanza los 5 Km./h.
y nos lleva a todas partes.
Mis
antepasados me enseñaron que cuando uno vive una rica vida interior, cuando uno
ama, cuando uno cavila y sueña despierto, la velocidad importa poco, tampoco
alzarse sobre los demás les debería llenar de felicidad, podríamos decir que
Vds., no están para esas cosas, pero estoy seguro de que usted, señor, me
entiende. Dígame, ¿no es cierto que cuando conduzca pensativo después de leer
mi reflexión menguará su interés por la velocidad y la prepotencia, ya me dirá
que opina, señor?
Que nuestro Dios Alepeuk, os proteja,
señor
Un anciano observador Luzlandés
Rafael Candelario Repisa.
La fragua del pensamiento
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