Luis Castelló Pantoja 1881-1964
Breve reseña de este pundonoroso militar español y masón,
perteneciente a la Gran Logia Ibérica Unida, cuyo caso fue uno de los más
dramáticos de nuestra guerra civil, que desarrolló parte de su carrera militar
en África, donde obtuvo la Cruz Laureada de San Fernando.
Su fidelidad al gobierno republicano le hizo ocupar
varios cargos de responsabilidad antes y durante la guerra civil, formó parte
de las Juntas de Defensa en la II República, al iniciarse la Guerra Civil se
hallaba al frente de la Comandancia Militar de Badajoz y jefe de la 2ª brigada
de infantería con el grado de general.
El 20 de febrero de 1933 fue nombrado Subsecretario de
Guerra por Manuel Azaña, cargo que desempeñó en varias ocasiones, se mantuvo
leal a la República, desempeñando el cargo de Ministro de la Guerra, en el
gabinete de Giral, nombrado el 20 de Julio de 1936, hasta el 7 de agosto del
mismo año, pasando a ocupar la Jefatura de la I División hasta octubre.
El prestigioso historiador Ramón Salas, analiza su breve
paso como máximo responsable del Ministerio de Guerra, “Castelló vio pronto que
no pasaba de ser un ministro nominal, también allí había llegado la revolución
y el poder lo ejercía en el Ministerio un comité constituido por el teniente
coronel Hernández Saravia, los comandantes Hidalgo de Cisneros, Chirlandas y
Mezquita, los capitanes Codón, Núñez Mata y Freire y el teniente Martín
Blázquez”, pero lo cierto es que, trató de imponer su honestidad e hizo lo
humanamente posible para poner orden en aquel caos sin conseguirlo.
La salida apresurada de Badajoz, dejando allí a su mujer
y a sus dos hijas y posterior detención y prisión de las mismas y la muerte de
su hermano y su sobrino, fusilado por las milicias anarquistas en Guadalcanal,
le hicieron entrar en una profunda depresión nerviosa y tuvo que ser ingresado
en el sanatorio psiquiátrico de Leganés, terminando así su carrera política y
militar y su participación en la contienda.
Después de unos meses de internamiento en este centro se
refugió en la embajada francesa, en la primavera del 37 consiguió salir de
España, exiliándose en Francia, donde desarrolló actividades cívicas y
culturales, siempre supeditado por su estado de salud, al no poder superar su
salida de España y la pérdida de sus seres queridos.
Fue detenido por los alemanes durante la II Guerra
Mundial en 1942 en su exilio francés y devuelto a España, donde se le sometió a
consejo de guerra y condenado a muerte, siendo indultado y puesto en libertad
tres años después por las autoridades del régimen de Franco. Según comenta el
historiador Cristóbal Zaragoza, más tarde se le otorgó el retiro y terminó sus
días en Guadalcanal (Sevilla), donde todavía le quedaba familia.
Rafael Candelario Repisa
Fuentes.
- Hemeroteca de ABC, Centro Estudios Turolenses y Reseñas del profesor
Cristóbal Zaragoza
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