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lunes, 16 de diciembre de 2019

La arquitectura de la orden de Santiago en Guadalcanal 2/6

Nuestro patrimonio monumental 2

La Almona 
En 1509 la casa de la orden o palacio estaba bien reparada, aunque se mandaron hacer algunas obras. Los visitadores dijeron entonces que estaba "dentro del cirçuito de la yglesia”. (22) Ruiz Mateos describe la distribución general de dicha primera casa de encomienda o castillo y aporta noticias sobre obras, como las realizadas en 1549, cuando se cambió la distribución interior de la ciudadela al construirse un palacio de nueva planta en el corral delantero, que se concluyó en 1604 y que transformó el anterior edificio en corral con las dependencias de servicio. También aporta numerosas noticias y datos de este nuevo palacio y alguna reforma posterior que sufrió, y realiza un levantamiento del mismo en el que queda recogida e integrada la anterior casa de encomienda (23). Tiempo después, en 1690, el Consejo de las Órdenes dispuso la demo­lición del interior del castillo, ya deteriorado, por las dificul­tades que planteaba su reparación. Los materiales resultantes del derribo se vendieron en pública subasta, comprándose con lo obtenido una buena vivienda en la calle Granillos, que tenía enfrente una bodega, y que fue la última casa de la enco­mienda que hubo en Guadalcanal. Ruiz Mateos describe esta casa, señalando que era de "fábrica moderna" y que tenía un patio empedrado con pilares de ladrillo, salvo dos de la planta baja, que eran de mármol. También realiza un levantamiento de ella, apunta reformas hechas en su distribución en 1756 y, finalmente, plantea dos posibles ubicaciones de la misma (24). El equipo de investigación de la Asociación Cultural Benalixa cree haber localizado esta última casa de la encomienda en un edifi­cio situado en la calle actualmente denominada Andrés Mirón (antes Encomienda), esquina con la antigua calle Milagros (ac­tual prolongación de Granillos). Pertenece a doña María Cár­denas de la Hera. Quien la está restaurando a su costa. (25)
De la anterior casa de la encomienda o "castillo" en 1766 sólo quedaba la muralla con la arquería que debía dar realce a la plaza de la villa (26). Estos últimos restos se demolieron al construir el edificio del actual Ayuntamiento. Hoy los últimos vestigios de la muralla del castillo están integrados en la fábrica de la iglesia de Santa María: un trozo en el costado norte, la puerta de la sacristía y parte de la torre (27).
Además de la casa de la enco­mienda, en Guadalcanal se con­serva un edificio denominado La Almona que parece que fue una casa de bastimento perteneciente a la mesa maestral (28). Hernández Díaz, Sancho Corba­cho y Callantes de Terán la data­ron en la primera mitad del siglo XIV 232  por lo que puede ser una de las construcciones destinadas a almacenaje de granos más antiguas de Andalucía 233. Por otra parte, el profesor Rafael Gómez Ramos la ha calificado como un edificio "único en su género dentro de la arquitectura civil andaluza de época medieval (29).
De las descripciones de los visitadores de 1494, 1509 y 1515 se deduce que la casa del "bastimento del pan e vino de la mesa maestral" en Guadalcanal era una construcción de dos plantas, independiente del lla­mado palacio de la encomienda, ubicada en la plaza y a cuyo piso alto se subía por una rampa o escalera con pretil. Arriba se guardaba el "pan" y abajo el vino. El edificio, además, necesitaba bastantes reparos, lo que viene a indicar que debía de estar hecho desde un tiempo atrás (30).
Algunas fuentes datan su construcción en 1307, al parecer por una pequeña lápida con una ins­cripción de difícil lectura que se conserva en el edificio (31). Otras publicaciones la relacionan directamente con Lorenzo Suárez de Figueroa (32), personaje incompatible con dicha cronología, pues su maestrazgo tuvo lugar entre 1387 y 1409 (33). Gracias a la inestimable ayuda de la Dra. Elena E. Rodríguez Díaz, se ha trascrito la citada inscripción, rellenándose los vacíos (entre corcheta), de tal forma que puede leerse:
(E) RA:D(E)MIL (::C)
CC:LXX:E:Q(UA)
TRO : ANNOS : FUE (A)
CABADA : ESTA : C[A]
SA : E: MANDOLA : F(A)
ZER : EL : M(aestr)E : DON : U(asc)O : R(odrígue)Z
(AL)FONSO : M(elé)N(d«z) : M(aestr)O : ME FEZ(ir)
ia última línea igualmente podría completarse como:
(AL)FONSO : M(elé)N(dez) : M(and)O : ME FEZ(it).
En definitiva, la inscripción, sí es correcta la transcripción, informa de que "esta casa" fue acabada en 1336 (restados los correspondientes 38 años, por la era hispánica) y mandada hacer por don Vas­co Rodríguez Coronado, maestre de la orden entre 1327 y 1338. Un tal Alfonso, cuyo apellido podría ser Meléndez pudo quizás ser el autor de la inscripción o quien la mandó hacer, dado que entre 1338 y 1342 consta como maestre de los santiaguistas don Alfonso Meléndez de Guzmán (34). Esta cronología encajaría perfectamente con la dada por Hernández Díaz, Callantes de Terán y Sancho Corbacho.
Sin embargo, no puede descartarse que Lorenzo Suárez de Figueroa dejase su huella en La Almona por existir noti­cias alusivas a la relación del citado maestre con Guadalca­nal. La primera procede de un texto del siglo XV, escrito por los comendadores Pedro de Orozco y Juan de la Parra, quie­nes al tratar sobre dicho maestre destacaron su muy relevante actividad constructiva. En concreto apuntan que "... labró, i fizo de nuevo la torre de Estepa, i las casas, i bastimentos de Llerena, i de Guadalcanal…" (35). La segunda noticia, proporcionada por Aurora Ruiz Mateos, informa de que en 1406 Gonzalo Domínguez vendió a Lorenzo Suárez de Figueroa unas casas con su corral que tiene por linderos "los palacios de la Orden et de las dos partes las calles Públicas" (36). Ade­más, cuando visitamos el edificio pudimos ver en las impos­tas del arco de la puerta superior unas formas esculpidas en la piedra, muy desgastadas y parcialmente ocultas por antiguos encalados, que podrían ser hojas de higuera, seña heráldica que el referido maestre fue colocando por otras de las edifi­caciones que impulsó, caso de la magnífica torre del castillo de Estepa o de la iglesia del monasterio de Santiago de la Espada de Sevilla. Por todo ello nos inclinamos a pensar que pudo reparar e incluso mejorar el edificio y que quizás él se daba la aludida portada de piedra que, que sobresale ligeramente sobre el muro de fachada y cuenta con la referida inscripción, que está un poco rehundida.
Como ya ha sido referido, en 1540 Carlos V vendió la mitad de los derechos de la encomienda y todas las rentas que la mesa maestral poseía en Guadalcanal al Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla (37). En dicha operación el hospital se quedó con "el bastimento de pan, y vino con sus tinajas", siendo a par­tir de entonces el encargado de su mantenimiento y gestión, posiblemente hasta la desamortización (38).
El edificio fue descrito por José Hernández Díaz, Antonio Sancho Corbacho y Francisco Collanres de Terán en su famoso catálogo sevillano (incluyendo planos de José Esteve), Su texto dice lo que sigue:
"Es una construcción de planta ligeramente trapezoidal de sillería. Consta de dos plantas, formadas cada una de ellas por una nave con cubiertas de entramado de madera, sostenida la de la baja por arcos apuntados que arrancan del pavimento formando a modo de contrafuertes interiores. La cubierta de la parte superior es a dos aguas, hallándose sostenida por pilares alineados en el eje central de la nave. El frente de la construcción avanza en su parte derecha sobre la línea de fachada para servir de asiento a la rampa que exteriormente sirve de acceso a la planta superior. Las puertas de acceso a ambas plantas se superponen en el centro de la fachada; la de la planta baja es un arco apuntado de escasa altura, que apea en impostas constituidas por un toro y una gola. La puerta de la nave de arriba, precedida de un porche sostenido por pilares de ladrillos, es también de arco apuntado, más peraltado que el inferior, sobre sencilla moldura de cuarto de bocel. El edificio recibe la luz por estrechas saeteras, algunas de las cuales han sido ensanchadas con posterioridad a la primitiva edificación, que, por sus características, especialmente por la proporción de los arcos, cabría colocar en fecha bastante remota, quizás en la primera mitad del siglo XIV. (39)
Poco hay que añadir a la descripción, salvo alguna puntualización. Al perder su revestimiento, puede apreciarse que en los muros exteriores parece predominar la mampostería en la planta baja, combinada con ladrillo en la alta, limitándose el uso de sillares regulares a la construcción de amplios paños en las esquinas, las portadas y algún vano. En ladrillo también se construyeron parte del muro de la rampa adosada a la edificación, los pílales del porche que soporta, los enmarques de algunos huecos y los arcos transversales inferiores. Destacan en el edificio la extraña ubicación de los pilares superiores sobre la clave de los arcos y el contraste generado entre la importancia dimensional de los arcos y la escasa separación entre ellos. El edificio debió de asentar y moverse de forma un tanto irregular, dada la solución que se aprecia de duplicar los arcos por su intradós, a modo d« apeo interior.
Actualmente La Almona pertenece a diversos propietarios 245. La mitad izquierda del edificio, mirando su puerta de frente, está en un penoso estado de ruina: la cubierta superior y el piso intermedio presentan derrumbes importantes. La parte de la derecha de la fábrica alberga, en planta baja, un bar-restaurante bien acondicionado, mientras que el piso superior sirve de almacén (40). La rampa ha sido parcialmente modificada, en su parre inferior, contando hoy con un grupo de escalones de reciente factura. La visión y lectura de La Almona como un elemento unitario hoy no es posible.
Pero no era La Almona el único edificio que h mesa maestral poseyó en Guadalcanal. En 1494 y 1509 los visitadores fueron a ver la casa de los lagares del maestre, de la que poco sabemos (41). Finalmen­te, Madoz menciona también k existencia de un pósito en la villa (42).
Guadalcanal presenta la singulari­dad de que en ella se erigieron, sin que conozcamos con certeza la razón, tres parroquias: Santa María (que era la igle­sia mayor de la villa), Santa Ana y San Sebastián (algo más tardía). Las tres permanecieron como tales hasta el siglo XIX, cuando, al quedar bajo la jurisdic­ción del arzobispo de Sevilla, Santa Ma­ría se mantuvo como titular y las otras dos pasaron a filiales (43).


Notas.- 
22) PEINADO SANTAELLA, Rafael Gerardo, La Orden... ob. cir., «pcrtd. doc., r. ¡II. pp. 971-973. y t. IV, 1316-1317. En 1515 la casa seguía bien reparada y se habían efectuado buena parte de las obras ordenadas.
(23) RUIZ MATEOS, Aurora, Arquitectura civil... ob. cir., pp. 92-93 y 97. Sobre el primer castillo dice que, una vez atravesada la muralla y pasado un carral, un zaguán daba acceso a un patio, que tenía dos corredores bajos, uno de cuatro arcos y otro de dos, y un pozo. En romo a dicho parió se distribuían las distintas dependencias. La zona noble, de dos plantas, se situaba en la parte este y probablemente en la sur, y tenía salida a la huerta. De la zona de servicios, bodegas, bastimentos y caballerizas se situaban en el ala oeste y en el trascorral, salvo una bodega, que estaba en el corral delantero. De la segunda casa señala que se hizo en distintas fases y que en 1604 los documentos mencionan, por primera vez, la existencia de un molino de aceite.
(24) Ibíd., pp. 94-95 y 98. Para plantear las posibles ubicaciones, la investigadora recoge el dato documental de que la casa hacía esquina con la calle Granillos y que la puerta principal daba al norte. RODRÍGUEZ MÁRQUEZ, Rafael, Guadalcanal... ob. cit., p. 54.
(25) Véase htt;//guadaJcanaIfundacionbenalixa.blogspot.com//2008/ ultima-casa-de-la-encomienda, consulta realizada el 1 de diciembre de 2008.
(26) RUIZ MATEOS, Aurora, Arquitectura civil... ob. cit., p. 94; y RODRÍGUEZ MÁRQUEZ, Rafael, Guadalcanal ... ob, cit.. p. 54.

(27) HERNÁNEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DE TERÁN, Francisco. Catalogo Arqueológico... ob. cit., t. IV, pp. 228-229. Los investigadores apuntan que la puerta de la sacristía perteneció sin duda a la fortaleza, considerando de características almohades el despiece de su arco exterior de herradura apuntado, y señalando de éste que, por algunos pormenores de su trazado, debió de construirse en época cristiana, en fecha muy cercana a la reconquista de la villa. En cuanto a la torre, señalan que parece haber pertenecido al sistema defensivo del castillo, al estar edificada sobre un dado macizo de aparejo irregular,
(28) Vid, CORDÓN BERNABÉ, Antonio, "La Almona". Guadalcanal Feria y fiestas (1991); y MIRÓN, Andrés, Historia... ob, cit., p. 51. Sobre este edificio hemos realizado el trabajo "Casas tercias o de bastimento de la orden de Santiago en Andalucía: La Almona de Guadalcanal, Temas de Estética y Arte, XXIV (2010), pp. 113-142.
(29) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DE TERAN, Francisco. Catalogo Arqueológico cil., (. IV. pp. 23Q-232.
(30) Vid. MONTERO FERNÁNDEZ, Francisco Javier y otros, Pósitos, cillas y tenias de Andalucía. Catálogo de antiguas edificaciones para almacenamiento de granos. Sevilla 1991. Esta publicación, realizada por varios autores y editada por la Consejería de Obras Públicas y Transportes de k Junta de Andalucía, fue coordinada por María Dolores Gil Pérez, Magdalena Torres Hidalgo y Nicolás Ramírez Moreno.
(31) GÓMEZ RAMOS, Rafael, "Sevilla Gótica", en FERNÁNDEZ LÓPEZ, José (coord), Andalucía, col. "La Espa­ña Gótica” (dir. Joan Sureda Pons), Madrid, vol. 11, 1992, pp, 273-274.
(32) PEINADO SANTAEl.LA, Rafael Gerardo, La Orden... ob. cit., apénd. doc., t. III, pp. 857-859 y 978-979, y t. IV, pp. 1321-1325; y MIRÓN, Andrés, Historia... ob. cit., p. 78.
(33) CORDÓN BERNABÉ, Antonio, "La Almona...", ob, cit. La lápida está situada a k derecha del arco apuntado que da acceso a la planta alta, bajo el porche.
(34) RODRIGUEZ  MÁRQUEZ, Rafael, Guadalcanal... ob. cit., p. 135,
(35) Vid. RODRÍGUEZ AMAYA, Esteban, "Don Lorenzo Suárez de Figueroa. Maestre de Santiago”, Revista de Estudios Extremeños, 12 (1950), pp. 241-302; y MAZO ROMERO, Fernando, El Condado de Feria (1394-1505). Badajoz, 1980. p, 62 y «i. Ambos investigadores tratan sobre Lorenzo Suárez de Figueroa.
(36) AYALA MARTÍNEZ, Carlos de, Las trema militares hispánicas en la Edad Media (siglas XlI-XV), Madrid, 2003, p. 850. Las fechas de los maestres proceden de esta publicación. La profesora Rodríguez Díaz ha contrastado la inscrip­ción con otras similares que figuran en: DIEGO SANTOS. Francisco, Inscripciones medievales de Asturias, Oviedo, 1993. Aprecia que son pocas las que hacen mención a los, autores materiales de las lápidas o las obras, riendas más comunes las que se refieren a sus promotores.
(37) OROZCO, Pedro de, y PARRA, Juan de k, Primera hatería de la Orden de Santiago, ob. cit,, pp. 383-385.
(38) RUIZ MATEOS, Aurora, Arquitectura civil. ob. cit., p. 91. Esta noticia también la recoge MIRÓN, Andrés, Historia., ob, cit., p. 68,, añadiendo que dichas casas sirvieron para ampliar el palacio de los comendadores.
(39) MALDONADO FERNANDEZ, Manuel, "La encomienda santiaguista...", oh. cit,, p, 42.
(40) Así se confirma por documentos que sobre La Almona hemos podido consultar en el Archivo de la Diputación de Sevilla, Hospital de las Cinco Llagas, legs. 10, 12 y 101.
(41) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DE TERAN, Francisco, Catalogo Arqueológico... ob. cit., t. IV, pp. 230-232.
(42) Hemos realizado un levantamiento aproximado del estado actual del edificio, basado en la planimetría realizada por José Esteve (publicada por José Hernández Díaz, Antonio Sancho Corbacho y Francisco Collantes de Terán en su ya citado catálogo) y en algunas cotas que se pudieron tomar in situ. En él que se plasman las divisiones interiores con que hoy cuenta la edificación y los huecos que se han podido confirmar en la mitad derecha del edificio. En 1a representación de la mitad izquierda de la planta alta (hoy inaccesible), los vanos tomados son los de los aludidos dibujos, aunque añadiendo los divisados por el exterior. Véase también Edificios de tradición mudéjar en Sevilla, Jornadas Europeas de Patrimonio, Consejería de Cultura, Delegación Provincial de Sevilla, 2000, pp. 83-84.
(43) Quisiéramos agradecer a la familia Rius que nos permitiera acceder al edificio, hoy de su propiedad, y a D. Ezequiel Rius Sanz, que nos acompañara en esta visita.
(44) PEINADO SANTAELLA, Rafael Gerardo, La Orden... ob. cit., apénd. doc., t. III, pp. 859-860 y 977-978, y t. IV, p. 1321; y MIRÓN, Andrés, Histeria... ob. cit., pp. 77-78.
(45) MADOZ, Pascual, Diccionario, ob. cit., p. 88. Probablemente se trate del edificio que actualmente ocupa la asociación de pensionistas, sito lejos de la zona del palacio y de la casa de bastimento del maestre.
(46) MUÑOZ TORRADO, Antonio, El Santuario de Ntra. Sra. de Guadítoca, Patrona de Guadalcanal: notas históri­cas, Sevilla, 1918, pp. -4-6; MIRÓN, Andrés, Historia... ob. cit., pp. 57-58. Una razón que podrán justificar la existencia de las tres parroquias podría ser el gran número de vecinos con que contaba Guadalcanal.
  
María Gracia y María del Valle Gómez Terreros Guardiola

lunes, 9 de diciembre de 2019

Los niños de la guerra


La guerra los arrancó de la infancia
  
Mi abuelo Andrés Cordero Mariscal nació 1905 en Guadalcanal (Sevilla) y falleció en 1974, de modo que he tenido que elaborar y reconstruir estas vivencias con la ayuda de su familia más cercana, mi madre y sus primos, Antoñita, de setenta y tres años, y su hermano José, de setenta y dos, hijos de una hermana de mi abuelo.
El pueblo natal de mi madre es Alanís de la Sierra, en plena Sierra Morena, adonde mi abuelo había llegado a los cinco años, cuando quedó huérfano. En su entorno se encuentran Guadalcanal, San Nicolás del Puerto, Cazalla de la Sierra o Azuaga, ya en Badajoz.
La geografía de la zona es la típica de la Sierra Norte de Sevilla, llena de olivares, encinas y dehesas, también hay huertas a lo largo de la rivera de Benalija, donde se realiza la Romería, arroyo que limita el término por occidente con el de Guadalcanal, antes de rendir sus aguas al Viar.
La Escuela Era Sólo Para Las Familias Bien Posicionadas. -
Mi abuelo Andrés era el cuarto de seis hermanos, cuatro hembras y dos varones. Su padre, mi bisabuelo, murió cuando mi abuelo era niño todavía. Se dedicó al cultivo del campo, trabajando para los terratenientes, propietarios de los numerosos cortijos de la zona.
Porque entonces prácticamente los únicos trabajos que había, los más abundantes, eran el de jornalero o el de las minas, muy numerosas también por estos pueblos de la sierra y que en estos años provocaron el desarrollo económico de la zona.
Mi abuelo no fue a la escuela, directamente se puso a trabajar a muy corta edad ya que la situación económica lo requería así. Asistir a la escuela estaba reservado sólo para las familias bien posicionadas.
El Fruto Del Trabajo Era Para El Terrateniente. -
Pues bien, mi abuelo, igual que su padre, trabajó en el campo labrando las tierras, los cortijos, un trabajo muy duro, ya que además de las muchas horas, el fruto del trabajo no era para el labrador, sino para el terrateniente, aunque había familias propietarias que ellas mismas se encargaban de la labranza.
Semejante es el caso de mi tío, el marido de mi tía, cuyos padres eran propietarios entonces de un cortijo y varias tierras, que ellos mismos cultivaban y siguen cultivando sus hijos en la actualidad. Y puedo asegurar que es un trabajo muy duro, que no permite descanso, ya que los animales no dejan de comer, incluso los fines de semana. La diferencia está en que el jornalero trabajaba por un pedazo de pan y no veía el fruto de su esfuerzo.
Matarife, Talabartero, Cestero...
Como la vida en aquellos años era tan dura y había tanta necesidad, había que buscarse trabajos complementarios: Mi abuelo trabajó como matarife, es decir, se encargaba de matar los cochinos en los meses de matanza, de noviembre a febrero, o bien cogiendo aceituna, o descorchando los alcornoques. También realizaba trabajos artesanales, era talabartero o guarnicionero, que hacía monturas de cuero para las caballerías, y cestero, porque confeccionaba cestas y canastos, y echaba asientos a las sillas de enea.
Las mujeres, aunque en su mayoría se dedicaban a criar a los hijos y a las labores del hogar, no era de extrañar tampoco que ayudasen a la economía familiar, yendo a coger aceitunas o blanquear las casas. La recogida de la aceituna es algo muy común, ya que abunda mucho en estas tierras y porque hay una cooperativa en el mismo pueblo, aparte de que en aquellos años también había un molino de aceite, el “Molino de la Silla”.
La situación económica requería saber de todo, aunque fuera por un mendrugo de pan, ya que eran años de mucha escasez.
Aún Hablan Con Miedo. -
Según mis entrevistados, los años previos a la guerra, fueron de relativa calma. No puedo concretar hasta qué punto esto es cierto, ya que por entonces tenían muy corta edad como para darse cuenta de la situación real.
Otra dificultad que he encontrado al realizar este trabajo es la reticencia de las personas mayores a hablar sobre estos temas. Aún en nuestros días, hablan con miedo y dejan sin contar detalles que, según ellos, es mejor no contar por lo que pueda suceder. A pesar de esto, he reunido bastantes datos como para reconstruir los hechos lo más fielmente posible.
En el momento mismo de estallar la guerra, cuenta Antoñita que estaba en la plaza con otros niños del vecindario y algunas madres que allí reunían, cuando empezó todo el alboroto, los disparos, las tropas. El pánico se reflejaba en los rostros de aquellas mujeres, que cogieron a sus hijos huyendo a las casas más próximas a refugiares. Según cuentan, hubo gente que el estallido los pilló en otro pueblo y no pudieron regresar.
Dice que, aunque no sabía lo que ocurría, se daba cuenta de que no era bueno. Tenía miedo, todos tenían miedo, fueran niños, adultos o ancianos. Recuerda las largas horas en su casa, reunida toda la familia, en medio de un silencio sepulcral, a la espera de noticias.
La Incertidumbre De Herir A Un Paisano Era Insoportable. -
El pueblo quedó bajo dominio de las tropas franquistas, al igual que otras comarcas cercanas. A partir de entonces nada volvió a ser igual. Parecía como si la gente no fuera la misma. Mi abuelo tuvo más suerte que otros y no fue llevado al frente, que por esas fechas ya tenía treinta y un años. Sin embargo, un hermano y su cuñado, padre de mis entrevistados, fueron movilizados y llevados a luchar, donde fueron heridos en una pierna y un brazo respectivamente, por lo que se les permitió regresar a sus casas.
En el poco tiempo que estuvieron en el frente vieron cosas temibles. La incertidumbre de poder herir a algún hombre del pueblo que estuviera en el otro bando era insoportable. Además, la vida allí era muy difícil: hambre y miseria. Cuenta que su padre y tantos otros, orinaban en los proyectiles, para enfriarlos, debido a las a las temperaturas que se alcanzaban por aquellas tierras.
Muchas eran las familias que veían partir al frente a los más jóvenes, sin poder remediarlo, muchos de los cuales no regresaron. El dolor era compartido por todos y cuentan que fue impresionante como unió a familias enteras.
Mi Abuelo Se Libró De Una Muerte Segura. -
Según mi madre y mis tías, mi abuelo era totalmente apolítico. Sin embargo, se lo incluyó en las listas de personas opuestas al franquismo, que eran llevadas a fusilar. Pues bien, lo fueron a buscar y cuando ya lo llevaban al paredón, llegó uno de los jefes del pueblo, que al verlo pregunto que por qué lo habían apresado, porque él lo conocía y sabía perfectamente que no pertenecía a ningún bando. Gracias a su intervención, mi abuelo se libró de una muerte segura. Otros no corrieron su misma suerte.
Numerosos fueron los casos que me han narrado, de hombres que, sin saber a ciencia cierta si eran republicanos o comunistas y, por el simple hecho de que alguien diera un chivatazo, eran apresados y fusilados, dejando mujeres e hijos. Tal fue el caso de un vecino de la calle donde vivía mi abuelo, la calle Triana. La Guardia Civil entró su casa, mientras su mujer estaba de parto, y lo apresó. La mujer se casó de nuevo al cabo de unos años, ya que daba por muerto al primer marido. Pero no fue así. Se oyeron rumores de que había sobrevivido y que iba a regresar. La mujer, como es lógico, se preguntaba qué haría ella con dos maridos.
Otro caso especial fue el de dos mujeres acusadas de ser comunistas, a consecuencia de lo cual les raparon la cabeza y las pasearon por el pueblo para mostrar lo que les podía suceder a todas las de su militancia. Posteriormente fueron encarceladas y una de ellas, que estaba embarazada, tuvo a su hija en la cárcel.
La Gente Del Pueblo Acogía A Los Guerrilleros. -
Otros tantos, profirieron huir al monte antes de ser apresados y seguramente fusilados. En esta sierra hubo varios grupos guerrilleros, contrarios a abandonar la lucha, que ofrecieron mucha resistencia al franquismo. Las gentes del pueblo, a pesar de las fuertes represalias, acogían a los guerrilleros cuando por las noches aprovechaban y bajaban por comida. Me contaron que más de una noche estuvieron en la casa con mi abuelo y el resto de la familia. En estas visitas aprovechaban y les informaban de todo lo que sucedía fuera, las novedades. Les hablaron de la reforma agraria que se realizaba en la zona republicana y de otros proyectos que tenían para cuando la guerrilla venciese, algo de lo que se mostraban totalmente seguros. Estas pequeñas veladas daban algo de esperanza a todos aquellos que por miedo acataban el franquismo.
Pero como es de suponer, el mantener contacto con los guerrilleros, estaba fuertemente penalizado, pagándose incluso con la muerte. La Guardia Civil, mandaba contrapartidas por las noches, a los cortijos, en busca de estos guerrilleros que bajaban en busca de comida.
Eran muy conocidas las brutalidades que estos grupos de las contrapartidas realizaban: desde matar a los perros de los cortijos y colgarlos de los árboles, acusando posteriormente a los guerrilleros, hasta maltratar y golpear a las familias que vivían en los cortijos, violando a las mujeres, por el simple hecho de que la zona era frecuentada por los guerrilleros.
Contra Las Tapias Del Cementerio. -
Hasta el pueblo llegaron noticias de la matanza realizada en El Pedroso, un pueblo de la comarca, que provoco en los ciudadanos más miedo si cabe a las fuerzas falangistas. Esta matanza no fue la única, ya que en Guadalcanal o en el mismo Alanís hubo muchas muertes, hasta diecisiete en un mismo día contra la pared del cementerio.
La Guardia Civil quería evitar a toda costa que la gente escuchara cualquier clase de noticia, por lo que patrullaban las calles para impedir que se escuchase la radio en alguna casa, hecho por el cual eras encarcelado.
Los Moros Tenían Muy Mala Fama. -
Entre tanto dolor y pena, también hay sitio para las anécdotas, pequeñas cosas que quedaron grabadas en la mente de estos pequeños que tanto vieron y padecieron. Cuentan que un día vieron que el color del cielo no era el de siempre, tenía un tono anaranjado. Se alarmó la gente porque pensaban que podría tratarse de gases que habían echado en el frente. Pues bien, se avisó a los vecinos para que salieran al campo, a las zonas verdes, para respirar aire puro, por lo que pudiera pasar. Pero luego uno de los maestros del pueblo anunció que no se preocuparan, que solo se trataba de una aurora boreal (aunque no sé si ese fenómeno es posible por estas zonas). Hechos semejantes muestran el miedo que tenía aquella gente.
Otro hecho, quizás ya menos alegre, fue que por la calle de la casa donde vivían mi abuelo con el resto de la familia, pasó un grupo de moros, de las tropas africanas, los cuales tenían muy mala fama y al pasar por la puerta de la casa dieron una patada. Menos mal que poco antes había llegado mi abuelo de trabajar y cerrado el portón. De no ser así, quizá habrían muerto todos los que estaban en ese momento en el interior.
En otra ocasión, en esa misma casa, una bala entró por la ventana y se incrusto en la cuna de madera de uno de los niños, con la fortuna de que en ese momento no se encontraba en ella.
Era El Único Modo De Salir Adelante. -
La situación económica, como es lógico, fue a peor. La imposibilidad de ir a trabajar fuera del pueblo afecto a muchas familias. Si la situación económica ya era bastante difícil, en estos años fue a peor. Familias que no tenían que llevarse a la boca y bebés que no salían adelante.
Pero hubo casos de personas que no se resignaron a vivir así y, arriesgando su vida, se dedicaron al estraperlo. Este fue el caso de una vecina de la familia que sobrevivía gracias a esta actividad. Compraba café y azúcar, productos de primera necesidad, que luego traía al pueblo para venderlos a precios más altos. Este comercio estaba fuertemente penalizado, pero a veces era el único camino para seguir adelante. Pues bien, esta señora, sin saber leer ni escribir, sin haber recibido educación alguna, lo consiguió. Salió adelante y montó su propia taberna con la que se ganó la vida.
Los “Rojos” Tiraban Los Santos Y Las Imágenes. -
Los monumentos en la guerra también fueron protagonistas de primera mano. Es más, son los más fielmente podrían relatar lo sucedido, pues fueron testigos de todo lo acontecido en aquellos años.
El primero de ellos es el castillo. Su historia se remonta mucho más atrás de esta Guerra, pues se construyó en el siglo XIV. Situado en un estratégico montículo al sur de la población, sobrevivió a los bombardeos de las tropas napoleónicas, que lo dejaron en ruinas. En los años de la guerra su función queda reducida a ser el lugar desde donde los “rojos” tiraban los santos y las imágenes como protesta y oposición a las tropas franquistas.
Otro monumento clave es la Ermita de Nuestra Señora de las Angustias, destruida por republicanos y comunistas. Según cuentan en el pueblo, fue un alto mando franquista el que prometió que, si sobrevivía a la guerra, reconstruiría esta ermita. Sucedió así, cumplió su palabra y mandó reconstruir la ermita a la Virgen de las Angustias, que se convirtió en patrona del pueblo.
La Ermita de San Juan no corrió su misma suerte, ya que, tras su destrucción, sigue prácticamente en ruinas, aunque la gente devota del santo aún la visita.
La Dictadura Prohibió Las Fiestas Populares. -
Las celebraciones tradicionales del pueblo, quedaron paralizadas en estos años. Una de ellas era la Romería, que se llevaba y lleva a cabo en el mes de mayo. Pero en los años que duró la guerra la gente no tenía ánimos para ningún festejo. Sin embargo, terminada la guerra e instaurada la dictadura franquista, se prohibió de modo absoluto cualquier celebración popular, tanto de la Romería como las Cruces de Mayo, que se hacía el 2 de mayo y se adornaban las calles principales: Triana, Corredera y calle Nueva, que competían entre sí. Todas estas tradiciones volvieron a realizarse, una vez abolido el régimen franquista, con la llegada de la democracia.
El Miedo Estaba Presente Más Que Nunca. -
Cuando en 1939 finalizó la guerra y se instauró la dictadura del general Franco, toda posible esperanza de una victoria republicana se vino abajo. A pesar de esto, muchos guerrilleros que no abandonaron su lucha y permanecieron en el monte hasta años más tarde. Otros, en cambio, tuvieron miedo. En el pueblo se conocen casos de hombres que regresaron a sus casas, fueron encarcelados, en el mejor de los casos, o fusilados. El miedo estaba presente más que nunca. Nadie hablaba de lo sucedido, parecía como si no hubieses pasado nada, aunque la situación lo reflejaba todo.
Ni Miembro De Falange, Ni Amigo De La Iglesia. -
En estos años se observa que las personas que se mostraron fieles al bando franquista, tuvieron su compensación con la victoria. A mi abuelo le llegaba todos los años una carta en la que se le distinguía como miembro de Falange y se le invitaba a asistir a misa, con una camisa azul. Esto tiene una explicación: cuando un hombre del pueblo lo salvó de ser fusilado y explicó el error, se consideró que era franquista. Mi madre cuenta que, aunque recibía estas cartas, nunca hacía caso de ellas, pues ni era miembro de Falange, ni amigo de la Iglesia.
Con El Hambre Y La Miseria Llegaron Las Enfermedades. -
Al año de 1940 se lo conoce como el Año del Hambre. La miseria se incrementó hasta límites inimaginables. No todas las personas que dejaron el trabajo por la guerra, lo recuperaron luego, pues había escasez. Mi abuelo salía adelante con pequeñas labores, lo que fuera. Los niños se incorporaron a la escuela, aunque muchos de ellos, como en el caso de mis entrevistados, también trabajaban de porqueros, pastores... Cualquier ayuda en casa era poca. Los salarios muy pocas veces superaban la peseta, en el mejor de los casos.
El estraperlo seguía funcionando. Se repartieron cartillas de racionamiento, en las que se detallaba la cantidad, precio y fecha en la que se debían adquirir los alimentos, para así controlar que nadie comprase más cantidad de la permitida. Como es lógico, esto sólo se aplicaba a las familias humildes, con pocos recursos, porque los ricos, que tenían dinero, compraban todo lo que querían.
Con el hambre y la miseria llegaron las enfermedades: tifus, poliomielitis, piojos, pulgas...
Un hermano pequeño de estos primos murió con dos años de poliomielitis. Estas enfermedades atacaban sobre todo a niños pequeños y durante estos años aumentó el número de muertes infantiles.
Les Daban Leche En Polvo Y Queso De Bola. -
Mi abuelo se casó en el 41 y tuvo a su tercera hija, mi madre, en el 48. Aunque ya habían pasado varios años desde el final de la guerra, la situación en que mi madre y sus hermanas crecieron no era mucho mejor. Vivían en la misma casa con el resto de familiares, tías y tíos, primos y primas.
Pudieron ir a la escuela, donde les daban leche en polvo y queso de bola, y tenían que llevar la lata para el brasero del maestro. Pero como en años anteriores, también tenían que ayudar a la economía familiar.
Esta situación de miseria, dureza y miedo se prolongó durante toda la dictadura de Franco y desapareció poco a poco tras su muerte en 1975, por lo que mi abuelo no pudo ver esta otra forma de vida, la democracia.
La Guerra Los Arrancó De La Infancia. -
No es fácil sacar conclusiones de algo que no se ha vivido, que no se ha padecido en primera persona y menos de un suceso tan grave como la Guerra. Son muchas las impresiones que quedan tras haber realizado este trabajo y haber escuchado los relatos por boca de personas que sí lo vivieron.
La idea básica en la que coincidimos todos, tanto los que pasaron la guerra como las generaciones posteriores, es la gran suerte que tiene mi generación, suerte de la que a veces no somos conscientes. Al contrario que nosotros, que no hemos conocido guerra alguna en nuestro propio país (exceptuando el movimiento terrorista del País Vasco), aquella generación creció en medio de un conflicto bélico, que los hizo despertar a muy tierna edad y los arrancó de la infancia. Es cierto que esta generación maduró mucho antes que la anterior y, por supuesto, mucho antes que las generaciones posteriores.
A pesar de ello, estos niños de la guerra, abuelos hoy en día, prefieren que la juventud actual siga como hasta ahora, viviendo como ausentes al mundo, inmersos en nuestros propios problemas y preocupaciones, sin importarnos todo lo que nos es ajeno, a que despertemos a este mundo de la forma en que ellos lo hicieron, en medio de una guerra.
Por ello, viendo la situación actual del mundo, creo que sería una buena idea que nuestro presidente del Gobierno escuchara todos estos relatos de las personas que sufrieron la Guerra Civil y así quizás se daría cuenta de las consecuencias que acarrearía provocar una nueva guerra.



Acataban El Franquismo Por Miedo
Escrito por: Aurelio Mena Hornero el 09 Jun 2008

lunes, 2 de diciembre de 2019

La arquitectura de la orden de Santiago en Guadalcanal 1/6

Nuestro patrimonio monumental 1
Vista de Guadalcanal

Las localidades de la orden en Sevilla fueron, en general, difíciles de repoblar. Lugares como Mures, Villanueva y Castilleja, tuvieron escasos habitantes hasta el siglo XIV, teniendo la última villa pro­blemas, en dicho sentido, hasta el siglo XVI. Por otra parte, Estepa, como lugar de frontera que era, tampoco creció ampliamente hasta que se tomó Granada. Además, el tipo de poblamiento que se dio en la zona difiere del de otros territorios santiaguistas andaluces: todas las poblaciones fueron cabezas de su encomienda y las únicas de las mismas (salvo Estepa). Así, la organización territorial resultó muy distinta a la de, por ejemplo, la Sierra de Segura, donde proliferaron los núcleos menores.
Otro de los condicionantes que afecta a la arquitectura a estudiar es que casi todas las encomiendas sevillanas Rieron vendidas en el siglo XVI, aunque la orden de Santiago conservó la jurisdicción ecle­siástica en algunas de ellas (las del Aljarafe). La excepción fue Guadalcanal, que entonces tan sólo perdió buena parte de sus rentas.
Todo ello justifica que en algunas de las poblaciones, sobre todo en las del Aljarafe, sean escasos los edificios conservados que se pueden vincular a los santiaguistas. No es el caso de Estepa y, aún menos, el de Guadalcanal, que sobresalen indiscutiblemente por la calidad, cantidad y variedad de las cons­trucciones subsistentes.
Como rasgo diferenciador, es preciso señalar la vinculación de Guadalcanal a Extremadura hasta el siglo XIX, hecho que, junto a. su lejanía del resto de las propiedades santiaguistas sevillanas y a su propio desarrollo histórico, parece proporcionar a su arquitectura rasgos singulares y en conexión con los de la zona geográfica en la que se ubica.
En los territorios santiaguistas de Sevilla, a diferencia de lo que hemos podido constatar en Jaén, no abundan los castillos ni las construcciones fortificadas. Destaca tan sólo el recinto de Estepa, importan­te conjunto que culmina una villa amurallada y en el que han efectuado significativas intervenciones en las últimas décadas. En el caso de Guadalcanal, que enseguida queda en la retaguardia, dudamos, como tales a su uso por los lugareños cuando venían "los moros".
Por lo dicho, las casas de las encomiendas debieron suplir pronto la función administrativa y re­sidencial que las fortalezas cumplieron inicialmente en otros territorios. Es evidente que tuvo que existir este tipo de edificios en todas las localidades, puesto que fueron, como se ha referido, cabezas de encomiendas. Sin embargo, apenas hemos encontrado referencias a la de Estepa (quizás por tener un importante castillo). Las demás, parece que eran buenas casas y que es posible que pudieran también servir, además de como viviendas, como lugares de almacenaje, lo que está claro en el caso de Guadalcanal. Bodegas, lagares, caballerizas, corrales... son mencionados como partes de ellas en los libros de visitas. Quizás por ello apenas hay datos sobre casas tercias o de bastimento en la provincia de Sevilla, excepción hecha de Guadalcanal, donde se conserva aún hoy un interesantísimo bastimento de la mesa maestral fechado en el siglo XIV, además de una casa que pudo ser la última que tuvo allí la encomien­da. En lo que se refiere a su ubicación, solían estar situadas en las plazas principales de las poblaciones o junto a las parroquias. También presentan ciertas peculiaridades. Por ejemplo, la de Castilleja fue comprada a fines del siglo XV; la de Guadalcanal estaba rodeada por un "circuito” o "cortijo"; y la de Mures estaba ya arruinada a comienzos del siglo XVI (quizás por la existencia de aposentamientos en Benazuza). Gabe señalar que en Villanueva del Ariscal se menciona una "casa de la vicaría" y, también, un corral que servía corno casa de bastimento. Por lo demás, es difícil, con las descripciones de las mis­mas que hemos podido conocer; apuntar otras características tipológicas comunes.
En cuanto a las parroquias, se convirtieron en los edificios que, junto con las casas de encomiendas y ante la ausencia casi generalizada de fortalezas, marcaban el centro urbano en tomo al que se desa­rrollaba el caserío. Entre las tardo medievales nos encontramos fundamentalmente dos tipos: primero, el de los edificios con cubiertas de madera sobre arcos diafragmas o transversales (Santa Ana y San Se­bastián en Guadalcanal o la primitiva parroquia de Estepa); y segundo, el de los templos de tres naves separadas por arcos y cubiertas de madera, con posibles cabeceras góticas (Santa María de la Asunción de Guadalcanal o posiblemente las iglesias del Aljarafe en su origen, puesto que han sido reconstruidas posteriormente). Completamente abovedada, de cantería, sólo encontramos una, la inacabada de Santa María de Estepa, hecha en un gótico tardío de gran calidad y en consonancia con el giro artístico que se impuso en la zona tras la construcción en Sevilla de su enorme catedral, aunque puede tener tam­bién características comunes con obras extremeñas del momento. Igualmente se puede apuntar que la primitiva iglesia de Castilleja de la Cuesta era de dos naves, siendo posteriormente ampliada en el siglo XVI. Así que encontramos en Andalucía Occidental algunos tipos edificatorios similares a los existentes en Jaén, como los templos construidos con arcos transversales, seguramente (dada la inexistente preten­sión de unidad de criterios estilísticos en la orden) por coincidencia cronológica y funcional, además de por la austeridad y la economía habituales en las edificaciones santiaguistas en sus primeros tiempos y en poblaciones menores 11. También hay que señalar que los templos presentan características comunes.
Nos ocupamos de Guadalcanal fue reconquistada en 1241 por los caballeros sampaguitas, bajo el mando del maestre don Rodrigo Iñiguez (1) Posteriormente, en 1246, Fernando III se la cedió a la orden, quedando bajo su jurisdicción hasta el siglo XIX, La villa perteneció eclesiásticamente a la vicaría de Tentudía, dependien­te del priorato de San Marcos de León, con sede judicial en Llerena. A finales del siglo XIII o principios del XIV se constituyó como una de las encomiendas desdobladas de las tierras de Reina (2) y en 1395 se convirtió en vicaría independiente, gracias a un privilegio concedido por el maestre Lorenzo Suárez de Figueroa (3). Posteriormente, en 1540, los administradores del Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla, cumpliendo una de las mandas testamentarias de don Fabrique Enríquez de Ribera, adquirieron para el citado Hospital la mitad de los derechos de la encomienda y todas las rentas que la mesa maestral poseía en Guadalcanal (4), sin que ello desvinculara a la localidad de la orden. También hay que resaltar que durante los siglos XVI y XVII hubo un importante éxodo de vecinos hacia el Nuevo Mundo, quienes realizaron numerosas donaciones y fundaciones en la localidad (5). Por último, produciéndose por las mismas fechas que la finalización de la encomienda, en 1833 Guadalcanal, históricamente vinculada a Extremadura, pasó a pertenecer a la provincia de Sevilla (6)
Esta población destaca por el rico patrimonio que conserva: varias parroquias, ermitas, conventos, edificios civiles... (7). De hecho, su centro histórico fue declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico el 2 de marzo de 2004 (8), aunque ya contaba con algunos edificios declarados individualmente (9).
La situación estratégica de Guadalcanal dio lugar a la existencia en sus alrededores de un gran nú­mero de castillos y fortalezas (10), de los que hoy quedan pocos restos (11). La villa, según afirman Hernán­dez Díaz, Sancho Corbacho, Callantes de Terán y Rodríguez Márquez, estaba rodeada por una muralla que Cordón Bernabé data en la segunda mitad del siglo XII  (12). No se conoce con certeza la delimitación del recinto, pero sí señalan los anteriores autores que contó con cuatro puertas (la de Sevilla, la de Llerena, la del Jurado y la de los Molinos) e indican la situación de las mismas. Además mencionan que estaba rodeado por un foso conocido como "la cava" y que tenía una alcazaba situada al sur, que fue el denominado castillo de la orden, en cuyo interior estuvieron las casas de los comendadores, conocidas con el nombre de "el palacio" (13). Según Mirón, las edificaciones de la población, como era común, aprovechaban los lienzos de la muralla en sus construcciones, como también hizo el supuesto castillo de la localidad (14). Aunque dicha muralla se mandó derrocar en el siglo XVI, por orden de Carlos I tras haberse sumado Guadalcanal a la sublevación de las Comunidades, su demolición no debió de efectuarse (o sólo lo fue parcialmente), ya que hasta tiempos "relativamente recientes" se conservaban tramos aislados de la misma y tres de sus puertas (15). Cordón Bernabé considera que saldría de la del alcázar, que rodearía la población y que seguramente sería de tapial, reforzado con ladrillo en esquinas de torres y arcos, y con piedra, como la de Llerena (16).
La primera noticia documental localizada sobre el recinto de Guadalcanal data de 1313, cuando D. Arias Gómez, nombrado comendador de la villa, se comprometió a no labrar ni fortalecer "el cortijo" de Guadalcanal sin licencia del maestre (17), ignoramos de qué recinto se trataba, si del de la muralla o del menor que debía de constituir el supuesto alcázar, posteriormente denominado casa de palacio. En este sentido hemos de manifestar que las fuentes utilizadas son confusas y en numerosas ocasiones parecen hacer referencia a ambos circuitos de forma indiferenciada, siendo los historiadores contemporáneos los únicos que mencionan las murallas, mientras que los textos más antiguos, medievales y modernos, suelen aludir a un "cortijo", "castillo" o "palacio". De hecho, incluso Peinado Santaella duda de la enti­dad como castillo de esta fortaleza, señalando que en la provincia de Sevilla la única realmente existente era la Estepa. (18). Cabe suponer que quizás el denominado castillo de Guadalcanal fuera en realidad un recinto cercado por un muro almenado de poca entidad. Podríamos pensar entonces lo mismo que Garrido Santiago sobre la fortaleza del Puebla del Maestre, que no fuera un “auténtico castillo”, aunque así la denominan las fuentes. Afirma el mismo autor que en los siglos XV y XVI se denominan castillo o fortaleza, indistintamente, al prototipo de castillo medieval, a torres, como la de Valencia de las Torres, o a casas fuertes como la de Valencia del Ventoso. (19)
El texto de la visita de 1494 recoge que en la casa de la orden, '"con el çircuyto que llaman el castillo", había una huerta y que los aposentamientos estaban bien reparados. Los visitadores mandaron entonces alzar parte de la cerca del castillo que estaba derribada "hazla la parte del bastimento del maestre", de forma que se igualase con lo más alto del muro, y que se reparasen algunos cimientos de la misma. Por el exterior del castillo, a las espaldas del mismo, hallaron una casa "poblada de mugeres del partido" que mandaron situar fuera de la villa. También trataron sobre la situación de unas tenerías situadas "en torno de la cava del castillo de la dicha horden que rrodea la casa del dicho comendador" (20). Ruiz Mateos   describe el muro del castillo, indicando que estaba todo almenado y tenía saeteras en la zona norte, donde se situaba la puerta principal. Disponía de otras puertas, al sur y al oeste y, además, de una coracha, un torreón y un pasadizo. Entre la muralla y las distintas partes del palacio había un espacio que las rodea­ba y comunicaba sus distintas zonas. La misma autora añade que en 1549 tenía el palacio una portada de cantería y que la puerta de la muralla del castillo, separada de aquel por un pasillo o espacio, era un simple vano. También apunta que en 1604 se cerró ésta para hacer una nueva entrada más al este, más grande y lujosa, y que el castillo sufrió una reforma entre 1604 y 1690 en la que se abrió un corredor de arcos pequeños que comunicaba con la capilla mayor de Santa María mediante una terraza (21).


Notas.-

(1)  MIRÓN, Andrés, Historia de Guadalcanal, Sevilla, 2006, p. 41.
(2) MALDONADO FERNÁNDEZ, Manuel, "La encomienda santiaguista de Guadalcanal", Archivo Hispalense 258 (2002), pp. 59-40.
(3) MIRÓN, Andrés, Historia, cit., p. 57; HERNÁNDEZ DÍAZ» José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DETERAN, Francisco, Catalogo arqueológico, ob, cit., t. IV, p. 206.
(4) MALDONADO FERNANDEZ, Manuel, "La encomienda...", ob. cit,, p. 42.
(5) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DETERAN, Francisco, Catalogo arqueológico ... ob. cita., t, IV, p. 206
(6) MALDÜNADO FERNÁNDEZ, Manuel, "La encomienda...*', ob. cit., pp, 58-59.
(7) Queremos expresar nuestra más sincera gratitud al Ayuntamiento de Guadalcanal, especialmente al concejal de Patrimonio, D. Eduardo Cordobés Chaves, y al presidente de la Asociación Cultural Benalixa, D. Ignacio Gómez Galván, quienes generosamente nos acompañaron en nuestras visitas a Guadalcanal y nos facilitaron datos y documentación de gran interés. Su ayuda ha sido fundamental para la realización de esta parte del trabajo,
(8) BOE de 28 de abril de 2004. Cabe destacar también los numerosos estudios histórico-artísticos que tratan sobre esta localidad. Véase a este respecto: HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Salvador, "El patrimonio monumental de Guadal­canal a través de la historiografía artística: aproximación bibliográfica”. Guadalcanal Feria y Fiesta (2004), pp, 171-188.
(9) Véase http://ww\v.mcu.cs/bienes/BienesInmuebles. La base de datos de bienes inmuebles protegidos del Ministe­rio de Cultura incluye: la muralla urbana, el arco integrado en la iglesia de Sta. María de la Asunción, la iglesia de Santa Ana, la ermita de San Benito y los restos de los castillos de Monforte y de Ventosilla.
(10) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DE TERÁN. Francisco, Ca­tálogo arqueológico... ob. cit., t. IV, pp. 227-228. Gran parte de los castillos se construyeron entre los siglos XI y XII y debieron ser edificaciones de poca importancia. Una vez reconquistada la zona, la orden debió establecerse en algunos de ellos, y con seguridad en el de la villa.
(11) Véase http://www.mcu.es/bienes/BienesInrnuebles. Hoy sólo quedan restos de dos de ellos: el de Ventosilla, que conserva aún parte de un costado de la fortaleza y de una torre, de fábrica de mampostería; y el de Monforte, que parece ser el más antiguo de la zona. Véase también MIRÓN. Andrés. Historia... ob. cit., pp. 43-44.
(12) CORDÓN BERNABÉ, Amonio, "Las murallas de Guadalcanal", Guadalcanal, Feria y Fiestas (1996).
(13) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DE TERAN, Francisco, Ca­tálogo arqueológica... ob. cit., t. IV, p. 228; y RODRÍGUEZ MÁRQUEZ, Rafael, Guadalcanal. Un pueblo en la memo­ria, Sevilla, 2006, pp. 52-53. Este autor traza sobre un plano actual de la población, un recorrido de las antiguas murallas de Guadalcanal, en el que ubica sus cuatro puertas.
(14) MIRÓN, Andrés, Historia... ob, cit., p. 38.
(15) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DE TERAN, Francisco, Ca­tálogo arqueológico... ob. cit., t. IV, p. 228; y MIRÓN, Andrés, Historia... db. ck., p. 38.
(16) CORDÓN BERNABÉ, Antonio, "Las murallas...", ob. cit.
(17) RU1Z MATEOS, Aurora, "Encomienda de Guadalcanal", Guadalcanal feria y fiestas (1994); de la misma autora, Arquitectura civil de la Orden de Santiago en Extremadura: la casa de encomienda. Su proyección en Hispano América, Badajoz, 1985, p. 91; y MIRÓN, Andrés, Historia... ob. cit., p. 52. Este autor apunta la fecha de 1351, que es coincidente con la anterior sí le son restados los correspondientes 38 años a la segunda fecha, que debe responder a la era hispánica. Un dato que corrobora este planteamiento es que Diego Muñiz fue maestre de la orden de Santiago entre los años 1311 y 1318,
(18) PEINADO SANTAELLA, Rafael Gerardo, La Orden... ob, cit.» t II, pp. 393 y 742.
(19) GARRIDO SANTIAGO, Manuel, Arquitectura militar de la Orden de Santiago en Extremadura, Mérida, 2006, pp. 148-149.
(20) PEINADO SANTAELLA, Rafael Gerardo, La Orden... ob. cit., apénd. doc., t. III, pp. 871-S74. El problema de la situación de las tenerías realmente lo constituía el uso del agua de la fuente que utilizaban tanto los curtidores como el comendador para el riego de su huerta. Véanse MIRÓN, Andrés, Historia... ob. cit., p. 74; y MUÑOZ TORRADO, Antonio, "Visitas hechas a los pueblos de Andalucía, León y Extremadura de la referida Orden de Santiago)", Boletín de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, t. IX, 47 (1925), pp. 81 -100; y t. X, 52 (1926), pp. 25-40, y 53 (1926), pp. 62-80.

 (21) RUIZ MATEOS, Aurora, Arquitectura civil... ob. cit., pp. 92-93; de la misma autora "Encomienda...", ob. Cit. Señala que al corredor que comunicaba con la capilla mayor de Santa María se accedía por una escalera situada espacio comprendido entre la muralla y la fachada del palacio.

María Gracia y María del Valle Gómez Terreros Guardiola

lunes, 25 de noviembre de 2019

Feria 1901



La Feria en el Coso
Esos palos "borrachos" 

Sí. Nuestro Real de la Feria de 1901
¡Ese es!
¿Así?
Sí, así. Que este actual siglo XX aún estaba con baba, pues era el año 1901 —el arte fotográfico todavía muy joven— cuando quien fuere sube a esa atalaya que es el COSO ALTO y enfoca su cámara hacía la SIERRA  DEL AGUA,   la Sierra más pintoresca de las nuestras próximas, recogiendo, en primer término, el paraje que, desde poco, se hallaba dedicado a instalación del ferial.
Desde hacía muy poco, ya que nuestra Feria, la Feria de fama na­cional, la que acogía personas de todos los rincones de España, fue la Feria de Guaditoca. Una Feria que se celebraba en el Santuario los días de la Pascua de Pente­costés, teniendo afluencia de fie­les como hoy el Rocío.
Sólo hacía tres años que el CO­SO se engalanaba de ferial. Desde la traída de la Feria, de la Ermita al pueblo, lo estuvo haciendo la PLAZA DE LOS NARANJOS.
A la sazón feria de ganados, buscando amplitud para éstos, se trasladó al COSO, donde se les de­dicaba mucho terreno y en éste se fraguaban esas casetas que, en el lado izquierdo de la fotografía, aparecen alineadas.
La presencia de reses nos dice a las claras que se fotografía cuando ya había empezado el mer­cado y, con él, las fiestas. Que lo sino la incipiente actividad de los "caballitos" del centro de la foto.
Esos palos "borrachos" sostie­nen la iluminación de cabos de cera dentro de vistosos farolillos de papel rizado, como el carburo daba luminaria a los puestos de chucherías y juguetes.
Son de acusar, entre otras, dos transformaciones habidas de aquel año a éste:
Una, el traslado del pilar, que ahora se encuentra colocado más abajo.      
Otra, la pérdida de plantaciones de árboles, por aquellos día cien hechas. 
Pese a todo, cuanto se ve nos es sumamente familiar y querido, y nos mueve a haber tenido la oportunidad de asomarnos, si quisiera con la brevedad del toma una copa, a ese esplendoroso campo "enteriado".    
Enternece  contemplar  este ferial de principios de siglo. Uno se figura cuanto regocijo anegaría el alma del (por sin medios ágiles de comunicación) casi confinado muchachuelo de calzón, entonces, de "pirata", presto a no perder nada del   sonido  inhabitual   -música , bullicio—, del fulgor infrecuente y fantasmagórico de fuegos artificiales - cuyas "ruletas" se ven  ya colocadas— de esos días feriados.

Revista de Feria 1980