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domingo, 5 de diciembre de 2021

LA MINA DE POTOSÍ/CUEVA DE SAN FRANCISCO (GUADALCANAL)


INVESTIGACIÓN ESPELEOLÓGICA Y ARQUEOLÓGICO-ARQUEOMÉTRICA



Resumen.-
        La mina de Potosí se encuentra dentro del Geoparque “Sierra Norte de Sevilla” (miembro de la Red Global de Geoparques Nacionales, creada bajo la égida de la UNESCO), en el municipio de Guadalcanal (provincia de Sevilla, Andalucía, SW España), ambientado en la serie geológica lutítico-carbonato del Cámbrico. También es conocida localmente como cueva de San Francisco  y combina su formación natural en un macizo kárstico con una extensa alteración por la acción de la actividad minera llevada a cabo durante diferentes períodos, desde la Prehistoria.
        La cueva de la mina fue identificada y localizada, gracias a la información de archivo, durante la realización de estudios arqueológicos relacionados con el proyecto Patrimonio Histórico Minero de Andalucía. Mediante métodos espeleológicos, se han cartografiado recientemente las cavidades subterráneas y la topografía superficial, reconociendo la importancia de los agentes geológicos en su formación e identificando los diferentes sectores y etapas de explotación minera de la veta y el registro arqueológico asociado. Este registro incluye restos mineros hallados in situ, como obras con tipología característica y herramienta, marcas, martillos de piedra estriados, alfarería, etc., y fragmentos minerales y escorias, indicando la existencia de, al menos, 3 fases principales de explotación: Prehistórica (Calcolítico Tardío / Edad del Bronce Temprano), Romana y Siglo XIX dC.
     Las muestras de minerales y otros arqueos metalúrgicos han sido seleccionadas y analizadas por diferentes métodos (XRF, SEM) con el fin de tener un acercamiento preliminar a su composición y las actividades productivas realizadas.

Introducción.-
        La denominación de la localidad de Guadalcanal, ubicada en el norte de la provincia de Sevilla (Andalucía, suroeste de España), dentro del Parque Natural “Sierra Norte de Sevilla”, incorporada en septiembre de 2011 a la Red Europea de Geoparques, está históricamente asociada a actividades mineras, principalmente por el descubrimiento a mediados del siglo XVI d.C. de la famosa mina de plata Pozo Rico (Sánchez Gómez, 1990).
        Sin embargo, esta no es la única mineralización existente en el área y se han documentado diversos depósitos minerales con evidencia de trabajos, desde la Prehistoria hasta la época contemporánea. Una de estas minas se llama Mina de Potosi, ubicada a unos cientos de metros al oeste de la localidad de Guadalcanal y recientemente relevada y estudiada arqueológicamente. Esta mina ha demostrado estar vinculada a una cueva natural conocida como Cueva de San Francisco.                 Además de sus características geológicas propias de una cueva desarrollada en un macizo kárstico, cabe destacar la existencia de una mineralización de calcopirita, explotada en diferentes períodos, desde la Prehistoria hasta el siglo XIX d.C. Estas fases mineras han dado lugar a la remodelación de la cavidad natural original y se han fechado tanto a través de los diferentes tipos de trabajos mineros documentados como de los restos arqueológicos recuperados.
        Así, por sus singulares características, tanto geológicas como arqueológicas, la mina cueva de Potosí en la que se centra esta investigación es un geositio adicional en el Geoparque y refuerza la importancia de la actividad minera en la región desde la Prehistoria.

Ubicación geográfica.-    
        Al inicio de nuestra investigación arqueo metalúrgica realizada en el municipio de Guadalcanal, se revisaron los datos bibliográficos de la mina Potosí, la mayoría de ellos estudiados previamente por el profesor Claude Domergue, quien la ubicó al noreste de la localidad de Guadalcanal (Domergue, 1987). La revisión de las fuentes originales, publicadas a mediados del siglo XIX d.C., y el estudio de topónimos y datos históricos de Guadalcanal permitieron la ubicación precisa de la mina (Hunt Ortiz, 2003). En efecto, en una breve reseña publicada en el Boletín Oficial de Minas en 1844 (Anónimo, 1844) se hizo una descripción del hallazgo de una galería, mencionando que fue hallada durante la voladura de un fuste en las huertas de Guadalcanal y monte San Francisco. para explotar una veta de cobre encontrada a cuatro pies de profundidad. También se indicó que la galería estaba dirigida hacia el monasterio de San Francisco.
        En agosto de 1845 el célebre ingeniero de minas español Joaquín Ezquerra del Bayo visitó la explotación minera (bautizada “con el pomposo nombre de Potosí”), indicando que estaba ubicada “cerca de las viviendas del pueblo de Guadalcanal” (Ezquerra Del Bayo, 1850).
        Estas referencias, junto con el hecho de que el Monasterio Franciscano de La Piedad en Guadalcanal (destruido tras su secularización pocos años después de la visita de Ezquerra) ocupaba la zona del actual cementerio (Guía De Guadalcanal, 1989), al noroeste de la localidad, conducen a el relevamiento de la zona y finalmente al descubrimiento de los restos de la antigua mina de Potosí.
       Así, como se refirió, la mina de Potosí se ubica en el municipio de Guadalcanal, a unos 600 m al Oeste del pueblo, en el cerro denominado San Francisco, que era el nombre que localmente se le daba a la cueva allí ubicada.
    
Contexto geológico.-
         La Cueva de la Mina San Francisco-Potosí se encuentra dentro de la zona geológica Ossa-Morena, que lleva el nombre de la cordillera portuguesa de Ossa y la Sierra Morena española. Actualmente esta zona geológica está dividida en varios dominios y unidades, consideradas más o menos provisionales. Uno de ellos es el dominio geológico Zafra-Alanis, en el que se encierran los terrenos pertenecientes al municipio de Guadalcanal.
      Específicamente, la mina cueva se ubica en la serie Cámbrico Lutítico-Carbonato, en contacto con la formación Precámbrica Loma del Aire, con el límite pasando por el poblado de Guadalcanal (IGME, 1980). Litológicamente, la mina se coloca en contacto entre rocas metamórficas de alto grado al norte y mármol calizo al sur.

Referencias históricas y registro arqueológico.-
        Como se mencionó, las referencias históricas relacionadas con la explotación de la mina de Potosí datan de mediados del siglo XIX d.C. y están directamente relacionadas con el descubrimiento de “una antigua galería de 70 varas (poco más de 58 m)”, que se consideró bastante antigua por “estar abierta por picos y por las tinajas con inscripciones que no se han podido leer y que se encontraron dentro de la mina” (Anónimo, 1844). Gracias a la visita de Ezquerra del Bayo unos meses después del descubrimiento, se dispone de algunos datos adicionales: en el momento de su visita se encontraron 17 esqueletos humanos, deduciendo que las labores fueron abandonadas tras un repentino colapso del techo de la mina. Además, se recuperaron “una porción de utensilios, una tenaza de hierro y un martillo, muchas hachas de piedra, vasijas de alfarería tosca y tibias de oveja afiladas en su punta”, y algunas monedas del emperador Maximino (235-238 dC). Ezquerra del Bayo data de esa época romana las obras mineras encontradas y algunas de las herramientas, y del “Paleolítico” los restos más antiguos recuperados (Ezquerra Del Bayo, 1850: 491).
        A finales del siglo XIX se mencionan dos cuevas con el mismo nombre de San Francisco en el municipio de Guadalcanal, una de ellas, que es la que ahora se ocupa, se describe brevemente como “Cueva de San Francisco (antigua mina al NE del pueblo), municipio de Guadalcanal, calizas cámbricas y grauvacas” (Puig y Larraz, 1897: 55). Las investigaciones arqueo metalúrgicas realizadas en los últimos años, además de producir un mapa preliminar de las evidencias mineras subterráneas y superficiales (Hunt Ortiz, 2000; 2003), documentaron restos arqueológicos, recuperados principalmente en el botadero minero exterior, que se han correlacionado con diferentes Fases mineras del yacimiento: alfarería artesanal y con torno, herramientas de minería de piedra con surco central, minerales y escorias metalúrgicas escasas.
        Los restos recuperados que dan datos cronológicos más precisos fueron los fragmentos de cerámica. Los fragmentos hechos a mano datan de la transición del Calcolítico a la Edad del Bronce (ca. 2000 aC). La cerámica histórica hecha a rueda que se encontró incluyó jirones pintados, decorados en bandas, Deslizamiento rojo africano Terra Sigillata, que datan respectivamente del período Turdetano / Romano temprano y del Imperio Romano tardío, siglo III d.C. Esta última fase romana coincidiría con las mencionadas monedas recuperadas en el siglo XIX.
        Así, en general, se consideró que la mina se abrió en una formación kárstica caliza natural, remodelada por las distintas fases de las operaciones mineras. Con base en la evidencia histórica y arqueológica se proponen 3 fases principales de la actividad minera:
-Calcolítico tardío/Edad del Bronce Temprano, con uso de martillos de piedra estriados y herramientas de hueso.
-Romano, con dos periodos diferenciados: el romano republicano temprano y una fase romana imperial posterior, con uso de herramientas de hierro.
-Moderno, realizado en el siglo XIX. Plan y descripción general de la cueva mina.         Los diferentes periodos de explotación determinados por los restos arqueológicos fueron confirmados parcialmente por las morfologías de los trabajos mineros y las huellas dejadas por las diferentes técnicas de extracción empleadas.
      El estudio reciente de la cavidad, la aplicación de la metodología comúnmente utilizada en espeleología, ha permitido obtener un mejor enfoque para evaluar la importancia de los factores geológicos en su formación y establecer sectores preliminares de las diferentes fases de explotación de la mina cueva de Potosí.
        Brevemente, en el exterior, hacia el Este, se abrió una trinchera en dirección EO (siguiendo el encajado de la veta). Correspondiente a la última fase de las obras mineras (siglo XIX d.C.) con 40 m de largo y un ancho medio de 2,5 m. La trinchera se abrió con explosivos, de los cuales los agujeros de explosión en sus paredes son la evidencia conservada.
        Originalmente, la longitud probablemente era mayor, porque la parte este de la zanja, ubicada en una plantación de olivos, se rellenó para nivelar la superficie del suelo.
        En la parte occidental de la zanja, se seccionó una cavidad natural estrecha y se destruyó parcialmente antes de atravesar la cámara principal de la mina de la cueva. Al Noroeste de la trinchera se ubicó un pozo vertical (de unos 2 m de diámetro) y, unos metros al Oeste, otro pozo, relleno de basura, de similares características. Ambos están fechados también en el período moderno de explotación minera.
      Como se mencionó, el extremo occidental de la zanja se conecta con la cámara principal de la cavidad (eje mayor de aproximadamente 20 m), a la que también se puede ingresar a través de la abertura elíptica (eje mayor de aproximadamente 6,5 m) producida por el colapso parcial del techo de la cámara.         En el vertedero formado por el material derrumbado se encontraron algunos restos arqueológicos.
    La cámara principal fue conformada principalmente por procesos kársticos, aunque alterada por obras mineras. Desde la cámara principal, dos galerías irradian hacia el oeste hacia la piedra caliza:
-La del sur es una galería kárstica formada de forma natural ampliada por obras mineras. Su acceso desde la cámara principal estaba originalmente obstruido con sedimentos rojizos y reabierto con piquetas, cuyas marcas son claras en las paredes laterales. También se minó el relleno de la galería, rebajando el suelo calcáreo formado en la cavidad.
-La galería norte, más corta, también es natural, terminando en un pozo profundo, aún no explorado. Esta parte de la cueva parecía no haber sido transformada por obras mineras. Además, desde la parte sur de la cámara principal, dos galerías cortas y estrechas dan paso a una cámara mucho más pequeña. Esta segunda cámara, que muestra signos de los trabajos mineros realizados para acceder (piso roto y espeleotemas), es donde se ve con mayor claridad la mineralización de calcopirita cuarzosa tipo veta, con la calcita circundante teñida de color verde. En la cámara más pequeña, ubicada en la parte superior de los orificios en las paredes, se identificaron áreas teñidas de negro, producidas por el humo de las lámparas de aceite (alfalfa). Estas lámparas dieron luz a los mineros que, con picos puntiagudos, excavaron la galería más meridional de la mina (en dirección Este-Oeste como se deduce de los picos), de sección trapezoidal, probablemente durante la época romana.
        Es importante mencionar que, en el exterior de las obras subterráneas, al sur de la zanja, se identificó un vertedero minero, seccionado por la nivelación del olivar, que contiene restos de mineralógicos (calcopirita y cobre carbonatos) y de carácter arqueológico (fragmentos de martillos de piedra estriados, fragmentos de cerámica y solo 4 fragmentos de escoria golpeada).

Estudio arqueométrico: resultados.-
        Una selección de las muestras de mineral de cobre recolectadas en la mina de Potosí, principalmente carbonatos (malaquita / azurita), ha sido analizada por Fluorescencia de Rayos X (XRF). Además, una muestra de la escoria sangrada recuperada en el área del botadero de la minería también fue analizada por XRF, incluyendo también estudios por Microscopía Electrónica de Barrido (SEM) (Hunt Ortiz, 2003: 14 -15, para los métodos analíticos utilizados).
        Los análisis XRF arrojaron los siguientes resultados:
Dos muestras de carbonato de cobre, previamente analizadas (también normalizadas al 100%) y publicadas, también tenían un contenido de cobre bastante alto, con algo de hierro y antimonio como elemento secundario en un caso: Azurita (PA7552) 0,06% Sb; 2,56% Fe; 97,15% Cu y Malaquita (PA7552) 0,83% Fe; 99% Cu.
        -La escoria, una escoria sangrada que tecnológicamente tiene que ser datada en la época romana o posterior (sorprendentemente sin contenido de cobre detectado en el análisis XRF), también fue analizada por SEM, dando los siguientes resultados (elementos, también normalizado al 100%), representativo de una gran serie de análisis realizados en las diferentes fases minerales; que demostró que las muestras corresponden a escorias de fundición de hierro.

Conclusiones.-
       La mina cueva de Potosí, ubicada dentro del Geoparque Sierra Norte de Sevilla, fue formada por procesos kársticos, y alterada y parcialmente transformada por trabajos mineros explotando una veta de cuarzo mineralizada con calcopirita, meteorizada a sus minerales secundarios, principalmente carbonatos de cobre (malaquita y azurita).
       El relevamiento espeleológico realizado, aún no terminado, mostró una compleja cavidad kárstica con cámara principal y galerías radiantes, algunas de ellas remodeladas o abiertas por las obras mineras.
        A través del registro arqueológico recuperado y la tipología de las obras mineras se han establecido tres fases principales, sucesivas, de explotación minera: Calcolítico tardío/Edad del Bronce (hacia 2000 aC), con martillos de piedra estriados; Romano, con al menos dos periodos de minería diferentes (Republicano e Imperial), con el uso de picos de hierro para la realización de galerías trapezoidales y lámparas de aceite para la iluminación, y finalmente, una fase Contemporánea, caracterizada por el uso de explosivos para la obra. en la zanja, y pozos verticales.
        La disposición y orientación de las obras mineras muestran que la cámara principal, hoy con el techo parcialmente derrumbado, estaba totalmente subterránea, sin conexión con la superficie hasta hace muy poco, como lo demuestra la ubicación de los pozos verticales contemporáneos. Probablemente el colapso del techo de la cavidad principal fue consecuencia del uso de explosivos en las obras de la zanja.
        El estudio arqueométrico de las muestras arqueometalúrgicas seleccionadas mostró que las especies minerales explotadas, carbonatos de cobre contenían, junto con altos niveles de Cu y Si -el gange es cuarzo-, diversas proporciones de Fe y, ocasionalmente, otros elementos.
        Por el contrario, no se detectó arsénico (As) en ninguna de las muestras. La mina de Potosí ha demostrado ser uno de los pocos yacimientos de cobre del suroeste de la Península Ibérica explotados en la antigüedad que no contienen arsénico.
        Este hecho debe relacionarse con la presencia durante el Calcolítico y la Edad del Bronce de objetos metálicos hechos de cobre, simultáneamente con objetos hechos de cobre arsénico, una aleación considerada por algunos autores como producida involuntariamente debido al contenido de As original en el mineral fundido (Hunt Ortiz, 2003).
        -La escoria sangrada que, como se ha mencionado, tiene que estar fechada tecnológicamente en época romana o posterior, es una escoria de fundición de hierro, producida como subproducto durante la reducción de minerales de hierro a metal. La presencia de los escasos fragmentos de escoria recuperados en Potosí, podría estar relacionada con la explotación de una cercana mina de hierro de hematita (mineral de hierro oligista o especular, Fe2 O3, hoy principal mineral de hierro) probablemente en época romana. 
        La mina de Potosí/Cueva de San Francisco, de fácil acceso y a escasa distancia del pueblo de Guadalcanal, combina elementos geológicos, mineralógicos y arqueológicos (desde la Prehistoria hasta la Contemporánea) que conforman un sitio único que hay que preservar y seguir. estudiado, e incluso preparado para la visita pública, como importante factor de enriquecimiento del recientemente declarado Geoparque Sierra Norte de Sevilla.

Referencias.-
Anónimo, (1844), Descubrimiento de trabajos antiguos en Guadalcanal. Boletín Oficial de Minas, Madrid, págs. 47-48. Domergue C., (1987), Catalogue des mines et des fonderies antiques de la Penínsule Iberique. Publicaciones de la Casa de Velázquez, Madrid Vols. 2. Ezquerra Del Bayo J., (1850), Sobre los escoriales de fundiciones antiguas, y en particular de las de Rio Tinto y Cartagena, Boletín Oficial del Ministerio de Comercio, Industria y Obras Públicas 9, pp. 489-504. Guía De Guadalcanal, (1989), Ayuntamiento de Guadalcanal. Hunt Ortiz MA, (2000), El área minera de Guadalcanal (Sevilla): de la explotación Prehistórica a la Moderna, Temas Geológico Mineros 31, pp. 379-389. Hunt Ortiz MA, (2003), Minería y Metalurgia Prehistórica en el Suroeste de la Península Ibérica. BAR Serie Internacional, S-1118. Archaeopress. Oxford. IGME, (1980), Síntesis de los indicios Mineros en la Zona Llerena-Alanís (Badajoz-Sevilla), diciembre. Archivo Instituto Geológico Minero de España, Madrid. Moreno C., Sáez R. y González F., (2008), Guía Geológica e Itinerarios. Parque Natural Sierra Norte de Sevilla, Consejería de Medio Ambiente, Junta de Andalucía. Sevilla Puig Y Larraz G. (1897), Catálogo Geográfico y Geológico de las Cavidades Naturales y Minas Primordiales de España, Anales de Historia Natural, 2 (6) (XXVI). Sánchez Gómez J. (1990), De Minería, Metalurgia y Comercio de Metales. La Minería no férrica en el reino de Castilla (1450-1610), Universidad de Salamanca IGME.

Mark A. Hunt Ortiz, Sergio García-Dils de la Vega, Pilar Orche Amaré & Víctor Hurtado Pérez  

domingo, 28 de noviembre de 2021

Últimos días de la feria de Guaditoca 6

Sexta parte

(IV) NUEVAS INSTANCIAS DE D. JUAN PEDRO DE ORTEGA AL CONSEJO. - DESPACHO DE ÉSTE MANDANDO AL CORREGIDOR EN CUMPLIR LAS ÓRDENES DEL CONSEJO. - EXCUSAS DEL CORREGIDOR. - NUEVAS DILACIONES. - EXAMEN DE LAS CUENTAS DE LA ADMINISTRACIÓN DEL SANTUARIO. - INFORME DEL AYUNTAMIENTO. - SUSPENCIÓN DE LAS ACTUACIONES.

Un año había corrido, desde la apelación de D. Juan al Consejo, sin que el Corregidor hubiese cumplido con tal lapso de tiempo los mandatos del Tribunal más alto de las

Órdenes Militares, por lo que el Patrono creyéndose en el deber de acudir nuevamente para defensa de su derecho, exponiendo el nuevo agravio que le había hecho el Corregidor en este año, “contraviniendo notoriamente al contexto de la última orden en la que se le prevenía no hiciese novedad en cuanto la celebración de la feria”, suplicando al Consejo que “bajo la multa que fuese de su agrado”, se sirviese ordenar al Corregidor que “a correo seguido” evacue el informe que se le tiene pedido, “el cual sea extensivo a la novedad causada en la feria de este año.”

En el mismo día, 12 de Septiembre, en que se presentó por Domingo Gómez Serrano el pedimento, se libró carta-orden por el Consejo para que el Corregidor informase, según la súplica de don Juan.

Recibida la comunicación por Donoso el día 22, dio nuevo Auto obedeciendo la orden y dispuso la petición de nuevos documentos, entre otros el relativo al robo que hizo la Extremeña, pero siguió si emitir su informe; llegamos al mes de Diciembre y D. Juan Pedro hubo de acudir otra vez al Consejo con nuevo pedimento, suplicando esta vez “que impusiese al Corregidor la multa de 500 ducados y librándose sobre-carta de la Real provisión anterior, sometida al alcalde mayor de orden más cercano, pase a Guadalcanal a hacer dicha multa efectiva con todas las costas que se causen, como asimismo las del despacho que se librase, entendiéndose esto para que el Regidor decano evacue el informe pedido y lo remita incontinenti con las diligencias, y que se me entreguen los autos para en su vista exponer y alegar lo que a derecho de mi parte convenga”. Libró el Consejo nuevo despacho, fecha 1º de Diciembre 13.- para que cualquier escribano requiriese al Corregidor a fin de que en el plazo de 15 días y con pena de 200 ducados cumpliese lo que se le tenía mandado, y llegada la provisión real a manos de D. Juan, requirió al escribano Escutia para su cumplimiento, dándose este por requerido, y pasando en el mismo día, 16 de Diciembre, a las Casas del Corregidor para intimarle la provisión real; pero no hubo ocasión “por hallarse ocupado en su despacho con el escribano Antonio Melgarejo examinando testigos, o recibiendo declaraciones a varias personas de esta villa, a consecuencia de orden superior sobre asunto del perito de ella. Al día siguiente fue festivo y cuando volví –dice el escribano- en la mañana de este –18 de Diciembre- para el propio efecto encontré a su merced con la villa en Ayuntamiento, el cual duro hasta después de la una.” Volvió al siguiente día “hallando a dicho señor en disposición de poderle intimar la real previsión (precedida la atención y urbanidad que es debida), se le intimó e hizo saber a la letra, cumpliendo lo que en ella se manda, y por su merced vista, dijo que la obedecía, y obedeció por su parte con el respeto que debe y acordó que, para venir a su cumplimiento se busquen los antecedentes y se traigan con ella para darles el curso que corresponde.”

13.- Pedimento al Consejo.- M. P. I. Domingo Gómez Serrano, en nombre de D. Juan Pedro de Ortega... a V. A. como mejor proceda digo que… mi parte… pidio que el Corregidor, bajo la multa que fuese del agrado del Consejo, evacuase a correo relativo el informe que se le tiene pedido… y sin embargo de haber pasado muchos meses aun no ha evacuado dicho informe. En este estado hago presente a la justificación del Consejo que la falta de obediencia del Corregidor de Guadalcanal a los preceptos de V. A. es tan manifiesta, que no necesita de otra prueba más que ver que desde el 6 de Septiembre del año pasado de ochenta y cinco hasta ahora, se le han comunicado dos Ordenes y un despacho para que evacuase el informe que se tiene pedido; que no se ha podido conseguir, sin embargo de ser transcurrido mas ha de un año, abusando de la notoria piedad y justificación de esta superioridad… de que dimana verse ultrajada y vulnerada la autoridad de V. A., aumentarse considerablemente los gastos y perjuicios a mi parte, con la multiplicidad de despachos; estar privado de la reintegración de las cantidades que indebidamente le ha exigido dicho Corregidor; y lo que es mas; sin arbitrio para dar curso a los autos pendientes y pedir lo que a su derecho convenga: En cuya atencion … a V. A. suplico se sirva mandar se le exijan inmediatamente quinientos ducados de multa y que librandose sobrecarta de la Real provision anterior, cometida al alcalde mayor de orden mas cercano, pase a Guadalcanal a hacer dicha multa efectiva con todas las costas que se causen, como asimismo las del Despacho que se librase, entendiendose este para que el Regidor Decano evacue el informe pedido y lo remita incontinenti con las diligencias, y venido todo se me entreguen los autos en su vista exponer y alegar lo que al derecho de mi parte convenga, como anteriormente tengo pedido, quees justicias que pido. Etc. = Ldo. Dr. Joseph Luis Bort y Maimó = Domingo Gomez Serrano. Y en vista del Pedimento inserto y antecedentes se proveyo por los del nominado nuestro Consejo el auto siguiente = Librese a esta parte Provision para que por cualquier escribano que sea requerido se haga saber al Corregidor de la villa de Guadalcanal que en el preciso termino de quince dias y pena de doscientos ducados evacue el informe que se mandó en Decretos de tres de Septiembre del año próximo pasado, nueve de Mayo y dos de Septiembre del corriente. Madrid y Noviembre veintidos de mil setecientos ochenta y seis = Ldo. Navarro. Y para su ejecucion y cumplimiento fue acordado que debiamos mandar librar esta nuestra carta y Provision para vos cualquier Escribano que con ella fuereis requerido. Por lo cual os mandamos hagais saber al nominado Corregidor de la villa de Guadalcanal, que en el preciso termino de quince dias y pena de doscientos ducados, evacue el Informe que se le mando en decretos de tres de Septiembre del año proximo pasado, nueve de Mayo y dos de Septiembre del corriente. Que asi es nuestra voluntad; y no hagais lo contrario pena de nuestra merced y de cincuenta mil mrs. aplicados para la nuestra Real Cámara. Dada en Madrid a primero de Diciembre de mil setecientos ochenta y seis.= D. Diego Morales = El Conde del Carpio. = D. Joseph de Zuaro. = D. Gaspar Merchol de Jovellanos. = Yo D. Francisco Antonio de Larraza, Sr. De Cámara del Rey nuestro Señor la hice escribir por su mandato con acuerdo de los de su Consejo de la Ordenes.

No podía faltar la explicación de la demora del Corregidor en el cumplimiento de un –deber tan sagrado para él, como la obediencia debida a tan alto Tribunal, y excusó su tardanza ya “por las dificultades del asunto, ya por las enfermedades padecidas desde el mes de Julio por su merced, el presente escribano y Gerónimo Muñoz de Espinosa, su compañero, único en aquella sazón, y de resultas de cuya muerte ocurrieron otras y muchas urgentes ocupaciones y desempeño de varias órdenes detenidas del mismo Consejo y otros superiores Tribunales.”

Ya parecía dispuesto el Corregidor a marchar con más velocidad en el asunto; al día siguiente puso manos en él, para mandar insertar una Orden del Ministerio de Rentas para informar sobre la feria (tenía la carta en que se la habían comunicado desde Llerena, fecha 7 de Octubre) y que se llevará después el expediente para despacho “pasada la próxima vacación, con respecto a las muchas ocupaciones de oficio que ocurren en su intermedio.” Los días que corrieron entre el 10 y el 22 de Enero de 1787 se emplearon en ver los libros y papeles, que presentó D. Juan Pedro, y en poner autos y providencias. Por fin, en la última fecha citada, “acordó su Merced se despache sin más dilación el informe decretado”; pero mandó también que se formara relación del expediente sobre el pago de los derechos a la Colecturía en 1784 y sobre las dietas a la Audiencia, insertando el Informe del Ayuntamiento sobre el patronato, y otra porción de documentos y noticias, que debían reunirse y para lo cual hacía falta algún tiempo. El día 28 “puso el Sr. Corregidor el informe para el Real Consejo, compuesto de cuatro hojas y en papel de a veinte maravedís, yendo escrito de mi puño –dice el escribano- el cual y testimonio por mí dado puso bajo cubierta con subscrición del Real servicio y por mano de Francisco Antonio Larrasa, Secretario de Cámara de dicho superior tribunal, a efecto de que lo presente en él, cuyo pliego cerrado llevé yo, y puse en casa de Nicolás José de Arenas para su destino a Madrid, por ser quien de presente corre con la correspondencia del público de esta villa.”

Párrafo aparte merece las cuentas que presentó D. Juan Pedro de Ortega, y no sale, por cierto, bien parada la Administración del Santuario. 14.- Nos detenemos en esto por no aglomerar cargos contra el Patrono, aunque bien merecidos los tiene, si se exceptúan los días de la Administración de los Marqueses; sino porque esta administración, no provechosa al Santuario, debió ser causa en unos de decidirse por cuantos medios podían ser conducentes a anularlas, o al menos a disminuir sus ingresos, y en otros de presenciar indiferentes estas luchas, en las que, al remate de cuentas, saldría perjudicado el Santuario y el culto de la Virgen. Si hubiera seguido la Hermandad al cuidado del culto y del Santuario, seguramente otros sesgos hubieran llevado los asuntos. El patronato no hizo más que considerar como propios los bienes que no le pertenecían, llegando una época en que dispuso de lo que quedó con olvido de sacratísimos intereses y lesión de justísimos derechos.

14.- Examen de los libros de cuentas.- Certifico en cumplimiento del auto antecedente que habiendo reconocido con intervención y presencia del Sr. Corregidor los cuatro libretes exhibidos por D. Juan Pedro de Ortega, resulta que el primero perteneciente a los productos de la feria de Guaditoca del año de setecientos ochenta y tres se formó de cinco medios pliegos de papel común doblados, componiendo hasta diez hojas, empezando los asientos a la vuelta de la primera hasta el final de la quinta, entre la cual y siguiente se reconoce faltar una, indicando haberse rasgado por existir su residuo unido a la dicha quinta y llevándose alguna parte de ella y luego en la septima, que hay de sexta, se saca la suma los productos de dicha feria en mil y novecientos reales con una media firma a su pie que dice Ortega y rúbrica al parecer el mismo D. Juan Pedro; y a su continuación siguen diferentes asientos de limosnas para Misas por los devotos hasta el número de ciento noventa y tres y la vuelta de ella se encuentra en blanco como otras tres últimas, advirtiéndose que los asientos que por su mayor parte están hechos por columnas en unas las llenan y en otras no = El segundo, respectivo al año de ochenta y cuatro, empieza también a la vuelta del primer folio tercero, en la que se saca por producto de la feria de aquel año la cantidad de dos mil cuatrocientos setenta y un real, don diferentes claros en siete hojas útiles advirtiéndose faltarle las tres últimas para completar los cinco medios pliegos de que igualmente aparece haberse formado = El tercero con la misma conformidad principió vuelto el primer folio y signe en columnas, la mayor parte incompletas, hasta el folio sexto con que acaba con una nota de igual media firma en que se dan por productos de la feria del año de ochenta y cinco un mil setecientos cincuenta y cuatro reales y medio y otra después sin firmar por la que aparece deberse rebajar trescientos veintiocho que se suponen entregados al Alguacil mayor a presencia del escribano Diego Vicente de Robles, de orden de su merced, y tiene arrancadas las cuatro últimas para el complemento de las diez = Y el cuarto y último principia y sigue en igual conformidad por otras seis, en que acaba con otra nota y media firma semejante a las anteriores, sin fecha de día cierto y con la del mes de Junio del año próximo pasado en que se expresa no haber entrado en su poder doscientos doce reales y medio por importe de los puestos fuera de las casas portales y por decir haberse cobrado de orden de su merced por el presente escribano, y el producto de dicha feria fueron dos mil y setecientos reales; y luego siguen otras dos hojas en blanco y las dos ultimas rotas; apareciendo igualmente que las dichas notas y medias firmas están de letra mas reciente, tinta más clara que los demás asientos y a un mismo pulso; todo lo cual certifico en cumplimiento de lo mandado y con su merced lo firmo dejando rubricadas las libretas como tiene preceptuado – Donoso- Diego Josef Escutia.=


Nota.- Se ha transcrito y respetado la ortografía del original de 1922

Antonio Muñoz Torrado
Presbítero

domingo, 21 de noviembre de 2021

GALERÍA DE GUADALCANALENSES

 


EL MÉDICO DE LOS POBRES 

        Don José Torrico y López Calero médico cirujano, ejerció su profesión desde su licenciatura hasta sus últimos días en Guadalcanal, fundador del Banco Agrícola de Labradores de Guadalcanal. Gran filántropo, pues se caracterizaba por su amor a las personas desfavorecidas de nuestra villa, trabajando por ellas y procurando su bienestar y progreso poniendo todo su capital al servicio de los labradores y agricultores, siendo considerado en el terreno profesional como el “médico de los pobres”, se puede considerar como uno de los Guadalcanalenses olvidados.

Nació en Guadalcanal en el año 1815 (el 15 de marzo o de mayo, el mes difiere según varios datos contrastados). Hijo de Don Pedro Torrico (también cirujano y “sanador en Guadalcanal” con referencia en varios capítulos de la guerra de la independencia en el año 1810), y de Doña María del Carmen López-Calero procedente de la vecina Azuaga. Murió soltero y sin descendencia.

Vivía en la calle Tentudía número 8 (actualmente Médico Antonio Porras), en ella pasaba consulta; en la misma calle esquina a la actual Costaleros poseía otra casa, en ella, en los años cuarenta del pasado siglo, se montó en los bajos un almacén que tenía por objeto vender productos agrícolas, herramientas para el campo, aperos de caballerías e incluso, pequeñas ventas y trueques de productos de las huertas. (información facilitada por nuestro paisano Manuel Muñoz Serrano Q.P.D.).

Tuvo gran protagonismo en la actividad social de la segunda mitad del siglo XIX en Guadalcanal, en los años 1854/55: “Se declaró una pandemia de cólera morbo asiática en los pueblos vecinos, que poco a poco llegó a esta nuestra villa y empezó a mermar la población, ante esta eventualidad, los médicos cirujanos titulares Don José Torrico y Don Dionisio Palacios, reunidos con el Ayuntamiento, acuerdan en conjunto hacer un nuevo cementerio en el Prado de San Francisco, actuando de primer edil, el primer teniente alcalde Don Leonardo Castelló i Donoso, y asistieron a la misma, además los concejales, los curas párrocos Don Juan Antonio Salvador, Don Mariano Martín de Arriva y Don Gonzalo Canelo Hidalgo” (sic)

Siendo muchas sus actividades y funciones públicas, su principal iniciativa consistió en la fundación de un banco que fue a su vez, de los pioneros en la España del último tercio del siglo XIX, para favorecer a los labradores de la localidad. Para ello, testó de forma verbal ante su amigo personal Don Manuel Pardillo Sánchez, Notario del Colegio de Sevilla, distrito de Cazalla de la Sierra, con residencia en esta población, dejando sus bienes inmuebles para la capitalización del citado banco.

Que en el protocolo de instrumentos públicos dice: “En la villa de Guadalcanal a veintiséis de marzo de mil ochocientos ochenta y tres” villa (Archivos de Cazalla de la Sierra), aparece bajo el número cincuenta y cinco el expediente sobre declaración del testamento de la célula testamentaría de Don José Torrico López Calero, dice así:

CÉDULA “Testamento de palabra que yo Don José Torrico López Calero, vecino de Guadalcanal, hago en presencia de los cinco testigos asistentes todos a este acto, rogados por mí al efecto, todos ellos vecinos de esta villa y que todos saben leer y escribir, autorizados con sus firmas, y esta mi espontánea y libre misma declaración, que reducirán a documento público mis herederos con arreglo a las prescripciones de la Ley de Enjuiciamiento Civil, hallándome en el pleno uso de mis facultades físicas, intelectuales y morales, y en el libre ejercicio de todos mis derechos civiles y políticos, he determinado deliberada y libremente, ordenar esta mi última voluntad en la forma siguiente conforme a la legislación patria”. (sic).

A continuación: “Declaro llamarme y ser conocido por Don José Torrico López Calero licenciado en medicina, vecino de Guadalcanal, con cédula personal número mil trescientos sesenta y siete, edad de setenta y ocho años cumplidos, hijo legítimo de Don Pedro Torrico y de Dña. María del Carmen López Calero, difuntos, natural de la expresada villa, de estado soltero y sin herederos forzosos y que profesa la religión católica, Apostólica y Romana. Prohíbo la intervención civil o eclesiástica en el cumplimiento de este mi testamento y ordeno que los bienes de los que soy dueño y poseo y los derechos y acciones que me correspondan, se hereden y suceda de la manera que se eximieran en el mismo” (sic)

Encontrándose muy enfermo, organiza sus recursos y testamenta para dejar distribuidos sus bienes, siempre pensando en favorecer a sus paisanos y familiares:

“Lego a Rogelio Vázquez Rivero, hijo de José Vázquez y María Jesús Rivero, la cantidad de dos mil reales cumpliendo la voluntad de mí difunto hermano cuya suma será entregada por mis herederos, luego que el legatario cumpla los diecinueve años”

“Es mi voluntad a la moza que me haya asistido en mi última enfermedad se le dé por mis herederos doscientos reales de remuneración y para los lutos”. “Es también mi voluntad, que los muebles, efectos, dinero, créditos y alhajas, entendiéndose en los dos primeros, los cuadros, mesas, sillas y menaje de la casa, loza y cristalería, aceite, granos, cecina y demás enseres, se formen ocho partes iguales, de las cuales llevará una solamente cada una de las tres primas , existen tres en Azuaga, llamadas Doña Guaditoca, Doña Brígida y Doña Rufina López Calero y Puga; dos partes para mi prima Doña Josefa López Calero y Puga y las tres partes restantes para mi otra prima Doña Antonia López Calero y Puga, cuyas ocho partes en la forma expresada la tendrán como herencia en propiedad, pudiendo disponer en ellas libremente”

“Es también mi voluntad que los libres inmuebles (excepción hecha de los frutos pendientes que se entiendan comprendida en la cláusula anterior) se distribuyan en usufructo por iguales partes entre mis cinco primas ya nombradas las cuales conservaran y poseerán mis dichas fincas utilizando sus rentas y productos, manteniendo siempre la esencia de las fincas y su buen cultivo o reparaciones, de este usufructo se dará a Dña. Antonia la parte que le corresponda en el olivar de las Umbría, lindando el que ella posee allí, y a Doña Josefa las cosas de mi habitación calle Tentudía número ocho. En las partes respectivas de este usufructo irán sucediéndose respectivamente los superviviente a las fallecidas en la misma proporción que las han recibido o sea por partes iguales”

“Igualmente es mi voluntad que al terminar el usufructo establecido en la cláusula anterior. O sea, al fallecimiento de la última de mis primas, la propiedad de todos los bienes inmuebles que me corresponden, sirva para establecer y contribuir en esta villa un banco agrícola para la clase labradora, conforme y con arreglo a la legislación que se halle entonces vigente y consultando los reglamentos y estatutos establecidos por el Gobierno de la Nación para esta institución acomodándolos en cuanto sea posible a las circunstancias, usos y costumbres de esta localidad”

“Considerando que a más de resulta el propósito de hacer testamento él Don José Torrico instituido herederas a sus primas llamadas Dña. Guaditoca, Doña Brígida y Doña Rufina López calero y Puga, (dos partes para su otra prima Doña Josefa López Calero y Puga) Doña Josefa y Doña Antonia López Calero y Puga en usufructo y permanente de sus dichas cinco primas destinará su caudal hereditario a la formación de un Banco Agrícola aparece que los testigos han ido de boca del testador y simultáneamente su disposición considerando que para el otorgamiento del testamento de que trata se ha guardado la formalidad exigida por la ley, él por ente el Eximo. Dijo: Le declaraba testamento del difunto Don José Torrico López Calero que resulta de dichas declaraciones y cedula presentadas sin perjuicio de tercero, mandando que se protocolice en el Registro del Notario de esta villa Don Francisco de Paula Muñoz por lo cual se darán a los interesados las copias pidieren o fuesen conducente”. (sic)

Hombre de convenciones religiosas y viéndose enfermo, confía a su buen amigo el presbítero Don Modesto Buiza, las exequias a su fallecimiento, bajo los siguientes puntos:

“Declaro ser mi voluntad que reducido mi cuerpo o cadáver ser decentemente vestido y colocado en un ataúd de buenas condiciones que será conducido hasta el cementerio público de esta villa y enterrado en nicho al que se pondrá después lápida moratoria con el rótulo correspondiente por mis albaceas, siendo conducido por cuatro criados de la casa o pobres que se designen y además veinticuatro de estos últimos que serán pagados a cinco reales cada uno para que lucen acompañamiento al cadáver al cementerio, asistiendo los clérigos de las tres parroquias de esta villa que gusten cantando y haciendo seis pozas hasta la salida de la población y terminándolas hasta el cementerio”.

“Es mi voluntad se apliquen por mi eterno descanso en misas rezadas mil reales al precio cada una de seis reales y asimismo que se den al presbítero Don Gregorio, y si no existiese dicho presbítero, se reducirá la cantidad a trescientos reales pasa el sacerdote quien se encargasen” “Es mi voluntad que al siguiente día de mi fallecimiento si es posibles se verifique al cabo del año y en este día se dé la cantidad de mil quinientos reales en limosnas a pobres, por mis herederos, con intervención de mis albaceas”

“Es mi voluntad que los vestidos y adornos de mi persona, se den por mis albaceas, que saben cuáles son, al presbítero Don Modesto Buiza”. (sic)

Don José Torrico era amigo de un reducido círculo de tertulias de personas relevantes de la época que se reunían en la casa del boticario Manuel de Alvarado, entre ellas y a pesar de la diferencia de edad, estableció gran amistad con don Juan Antonio Torre y Salvador (Micrófilo), así lo atestigua algunas referencias encontrada en un artículo de la revista científica y literaria, “El Alabardero” (hemeroteca portal archivos españoles), igualmente fue amigo del padre del doctor Vallina, así lo describe en las primeras memorias publicadas en México 1968 de Pedro Vallina Martínez, médico nacido en Guadalcanal, dice en uno de sus apuntes:

 “Mi padre era de Asturias y se vino a Andalucía andando junto con un grupo de amigos en busca de fortuna, mi madre era de Cantillana (Sevilla). Cuando se casaron se establecieron en la localidad de Guadalcanal, población serrana de la provincia de Sevilla, donde iniciaron un negocio pequeño montando una confitería y laborando unas fincas que fueron comprando y cultivando. Mi padre de naturaleza afable y buena persona por vocación, hizo enseguida amistad con Don José Torrico y López Calero, médico de profesión en la localidad, natural de la misma y gran benefactor de la gente humilde de su pueblo, era muy querido entre ese sector de la población y compartía con mi padre la inquietud social por ayudar a los pobres de necesidad, campesinos y jornaleros desfavorecidos de la localidad, cargados de hijos en su mayoría”. (sic)

El doctor José Torrico y López Calero falleció en la villa de Guadalcanal el 3 de diciembre de 1883 a las 10,00 de la mañana a causa de una infección intestinal, según consta en el acta de defunción folio 422, asiento 144 del Registro Civil. No pudo ver en funcionamiento su proyecto de banco, pero dejó establecidas las bases y nombrado tres albaceas administradores para su puesta en marcha. 

FUENTES: Archivos Municipales (apuntes de Leopoldo Tena) y Registro Civil de Guadalcanal, Archivo Notarial del Colegio de Sevilla, distrito de Cazalla de la Sierra, Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, Archivo Virtual de Prensa 

 Revista de Guadalcanal Feria y Fiestas - Año 2021

Rafael Spínola Rodríguez

domingo, 14 de noviembre de 2021

Últimos días de la feria de Guaditoca 5

Quinta parte

Mucho confiaba Donoso en la cooperación del tiempo para salir airoso de este asunto; dejó correr lo que quedaba del año y parte del siguiente, de 1786, sin que se ocupara de él. Ya se acercaba otra vez las Fiestas y se empezó a rumorear que la feria se celebraría en la Villa, creciendo el rumor y presentándose con tales visos de realidad que llegó a inquietar seriamente al Patrono, D. Juan Pedro de Ortega, temeroso, de que el Corregidor cometiese tal desaguisado. De Donoso se debía temer todo. Acudió nuevamente al Consejo pidiendo que urgiera al Corregidor el cumplimiento de la orden de Septiembre y pusiera coto a los planes del traslado de la feria 10.- consiguiendo nuevas órdenes del Consejo, que comunicó en carta oficial su secretario, el Marqués de Hinojosa, al Corregidor, y en la que decía: “ha resuelto el Consejo que comunique a V. md. esta orden para que evacue el referido informe, que le está pedido; no haciendo novedad entretanto en cuanto a la celebración de la feria.”.

10.- M. P. S. Domingo Gomez Serrano en nombre de D. Juan Pedro de Ortega… Patrono Administrador y Mayordomo de los bienes y rentas de Nuestra Señora de Guaditoca… diga que el Corregidor… ha causado en este año otro atentado no de menos consideración que en el pasado, contraviniendo notoriamente al contexto de la ultima orden en la que se le prevenia no hiciese novedad en cuanto a la celebracion de la feria, pues aunque es cierto que recibida la orden no solicitó cobrar derechos, lo que hizo fue nombrar un sujeto parcial, y de su faccion (sin ser individuo del Ayuntamiento como se requeria) que en clase de teniente pasase a la feria, bien persuadido, que este y el escribano que le acompañaba ejecutarian sus ordenes sin la menor dilacion, como efectivamente pasó el ultimo dia de feria, y usurpando a mi parte las facultades que privativamente le corresponden, como Patrono del Santuario, empezo a cobrar aquellos derechos que a este le pertenecen de los puestos que ocupan los quincalleros o buhoneros y otros que van a vender sus mercadurias, exceptuando unicamente los portales que estan fabricados, sin advertir que por sentencia de vuestro Consejo, confirmada por la Real Junta de Comisiones en el pleito que siguio mi parte sobre el derecho de patronato que es notorio y publico en la villa, se le señalo todo el terreno que circundaba la Ermita; y ademas el terreno de los citados puestos se halla situado en los ambitos de las calles que forman los portales, todo propio del Santuario, mediante el formal deslinde que se hizo a consecuencia de la citada Ejecutoria, que los prescribe y señala; sin poderse conceptuar en parte alguna a realengo, efugio de que parece se valio el Corregidor para causar la novedad de cobrar lo que unicamente pertenece a la Ermita ofrecida en beneficio de la Imagen; y aunque mi parte no omitio el hacer al teniente las mayores reconvenciones sobre este particular, respondio que no podia separarse de la orden que le habia sido dada por el Corregidor negandose a dar el correspondiente testimonio, que mi parte solicito para hacerlo presente en esta Superioridad. De lo expuesto se ve los irregulares procedimientos del Corregidor que ligado con la orden del Consejo no causara novedad, ni menos cobrar derechos para sus dietas, encontro medio para interpretar, o por mejor decir, infringir la orden cobrando derechos de los nominados puestos… y no pareciendo justo que el Corregidor se haya lucrado, con unos derechos tan indebidos, ni menos el que haya causado esta novedad, contraviniendo a lo mandado por vuestro Consejo, a fin de que mi parte pueda pedir a su tiempo la reintegracion de estas cantidades y las que le exigio en el pasado año de 85, y que esta patente el desprecio que hace de los mandatos de V. A… causando a mi parte los mayores perjuicios… A V. A. Suplico que en consideracion a los fundamentos expuestos se sirva mandar que el Corregidor de la villa de Guadalcanal, bajo la multa que fuese del agrado del Consejo remita, o evacue a correo relativo el Informe que se le tiene pedido, el cual sea extensivo a la novedad causada en la feria de este año… Ldo. D. Joseph Luis Bost y Maymó. = Domingo Gomez Serrano.= Es copia del pedimento original que se presento en el Consejo. Madrid y Septiembre doce mil setecientos ochenta y seis.= Francisco Antonio de Zaragoza.

Por fin se conseguía detener los planes del Corregidor, pero el peligro, sorteado de momento, seguía amenazando.

Llegó el día 20 a poder del Corregidor la carta y al punto mandó buscar con toda diligencia la anterior comunicación del Consejo, para darle el debido cumplimiento. No fue afortunado el escribano Escutia (lo era del Juzgado del Corregidor por ausencia de Robles) en la búsqueda del documento, y después de infructuosos trabajos “sin haberlo encontrado, no hago memoria, -dice- de haberlo visto y acaso parecerá entre los papeles que dejó cerrado en su oficio Diego Vicente Robles, mi compañero, que sirvió la escribanía hasta Octubre o Noviembre del año próximo, que se retiró, sin haber vuelto hasta hoy 22 de Mayo.” Mandó Donoso que se registraran los papeles de Robles, “que se mantenían en un cuarto bajo de las casas donde vivió y cuya llave tenía Agustín Ugia”, y por fin el día 24 pudo tenerse en las manos la carta orden del Consejo.

Otros dos días tardó el Corregidor en preparar su auto y el 26 pidió a D. Juan Pedro de Ortega “que manifieste o diese razón del título de concesión o privilegio que se haya ganado para la celebración de la feria, que pretende hacerse a vista del Santuario de la Ermita de nuestra señora de Guaditoca, de este término, y acredite el terreno y edificios que le pertenezcan con exhibición de los títulos o documentos a su favor y relación de cuentas dándole dos días plazo.”

Como se ve, desviaba el Corregidor el asunto principal de la apelación del Patrono y acudía a lo secundario: al traslado de la feria; pues esto era lo que le preocupaba y hacia donde dirigía sus pasos desde 1784.

Hasta el día 29 no fue posible entregar a D. Juan copia del Auto, por haber estado ausente hasta ese día, preparando las fiestas en Guaditoca: enviando a los dos días al Juzgado un informe sobre el origen de la feria y suplicando al Juez que no se le obligase a sacar copia de los documentos que había de presentar para cumplir su providencia, sino que, para evitarse gastos, se extractaran judicialmente.

Volviose otra vez a Guaditoca el día 1º o más tardar el día 2 “sin duda para mantenerse el tiempo de la concurrencia, que con el nombre de feria se espera en la próxima Pascua de Pentecostés, sin haber dado, ni exhibido las cuentas de los productos de su tiempo, ni razón alguna de haberlas dado, o no,” y el día 3 dispuso el Corregidor enviar un Delegado de su autoridad a la feria 11.- con instrucciones concretas y “sin exigir esta vez el pago de dietas, por no poder concurrir él por diferentes ocurrencia que le impiden”. Recayó la delegación en Don Cayetano de Ayala, pues el Alguacil mayor, D. Pedro de Tena y Cote, no andaba bien de salud, y aceptó aquél en el mismo día, “prometiendo desempeñar la Comisión con la mayor diligencia, celo y actividad y dar los partes que sean necesarios al Sr. Corregidor.” También fueron requeridos los ministros ordinarios del Juzgado Manuel Giles, vulgo Tablantes, y Antonio Trigueros, y los guardas de campo Basilio Cortés y Francisco Contreras, todos los cuales emprendieron el camino de Guaditoca a la mañana siguiente, a hora de las siete.

11.-Respecto de haberse ausentado D. Juan Pedro de Ortega la mañana del día de ayer o su precedente noche al sitio de Guaditoca y su Santuario, distante legua y media de esta población, sin duda para mantenerse el tiempo de la concurrencia que con el nombre de feria se espera en la próxima Pascua de Pentecostés, sin haber dado ni exhibido las cuentas de los productos de su tiempo, ni razón alguna de haberlas dado o no, y que por otra parte vista el pasar, según costumbre, a dicho sitio para precaver cualquier desorden que pueda recaer en quimeras, como en contrabandos, escándalos, desacatos al templo, y faltas en las especies de abastos, pesas, medidas, robos, juegos prohibidos y demás que ofrece el desordenado concurso y la despoblación de dicho sitio, no pudiendo hacerlo su merced personalmente por diferentes ocurrencias que le impiden ni tampoco el Alguacil mayor, D. Pedro de Tena y Cote, por su accidentada salud, cometió sus facultades a D. Cayetano de Ayala, de esta vecindad, para que asistido del presente escribano y de los guardas y ministros del Juzgado y campo pase a dicho sitio y presencie dicho concurso, providenciando lo conducente en cualquiera acontecimiento, celando y cuidando de la administración de justicia con la vigilancia que la ocasión requiere, denunciando y aprehendiendo cualesquiera delincuentes, tomando los auxilios necesarios de la partida de escopeteros voluntarios de Andalucía que se halla a prevención en el mismo sitio y librando de ella los que necesite: dando cuenta en caso necesario con cualquiera de dichos guardas de campo, o por otro seguro y pronto conducto de lo que pudiese ocurrir y necesitare providencia de su merced. Y respecto de que aunque dicho D. Juan Pedro se convino en el año próximo anterior en pagar la Audiencia y sus dependientes del fondo que exige y cobra a los mercaderes, tenderos, fruteros y toda especie de traficantes que conducen género, venales a dicho sitio, y después se ha retraído y reclamado el pago que hizo en nombre de una condescendencia y retribución prudente, hasta haber hecho recurso a Su Magestad y señores de su Consejo de la órdenes, procediendo por modo de intervención y justificación en la cobranza que hiciere, llevando y formando relación individual de todas las partidas que exigiese de los concurrentes con nombre de limosna para dicho Santuario, por estorbarle por ahora el recibo de aquellas cantidades que pagaren los que tuviesen hospedados en las casillas, portales o cobertizos que hay en la inmediación de dicho Santuario, o tuvieren mesas, tablas u otro acomodo de dicho Santuario, o tuviesen mesas tablas y otro acomodo de dicho Administrador, y sólo si percibiendo o reteniendo aquellos cortos estipendios, que parece que el mismo acostumbra exigir de los que sientan y forman rancho fuera de todo cobertizo y a espaldas de ellos, con frutas, gergas y espartos, cordonería, y otros semejantes géneros, poniendo por diligencia lo que la requiera, para proveer en su tiempo y demás que haya lugar. Y por este su auto así lo proveyo y firma el Sr. Corregidor de esta villa de Guadalcanal a tres de Junio de mil setecientos ochenta y seis.- Donoso. Ante mí.- Diego Josef Escutia.”

     Nos ha dejado el escribano testimonio en el expediente de la asistencia de Ayala a la feria: “Doy fe –dice- que habiendo permanecido dicho Sr. Comisionado regenteando la Jurisdicción real los tres días de Pascua de Pentecostés en el sitio y santuario de Guaditoca, término y jurisdicción de la villa de Guadalcanal, (a motivo del concurso grande de gentes que con diferentes géneros venales concurren a él) con la misma asistencia que trajo de dicha villa, haciendo las dos noches intermedias las rondas necesarias, la primera por medio de sus subalternos y la segunda (que es la de más cuidado) con su persona misma, aquellos y alguna tropa, retirándose a descansar siendo la hora de las dos; y levantadas ya cuasi todas las gentes, se devolvió conmigo el escribano, ministros y guarda de campo Basilio Cortés (dejando aún en aquel sitio al otro guarda, Francisco Contreras) y llegó a esta villa bien la noche del día último de dichos tres.”

Hizo relación el escribano –según le estaba mandado- y asiento individual de las partidas de dinero que han contribuido para el santuario de nuestra Señora de Guaditoca en esta que se dice su Feria por pascua de Pentecostés de 1786; los puestos públicos de ella extra de los portales, casillas para el abasto del vino, aguardiente y otros licores, mesas y tablas.” Importante documento, como lo son los cuadernos de compra-venta de ganados, que han llegado hasta nosotros, para ver la importancia del ferial.

Un pequeño incidente ocurrió tan de poca monta, que no lo menciona el Escribano en su testimonio, el robo de unas enaguas 12.-. Por lo que toca al cumplimiento de la orden del Consejo, seguía incumplida, no por culpa del Corregidor, sino por no haber comparecido D. Juan Pedro aportando los datos que se le tenían pedidos. Bien conocía el Corregidor los recovecos de un expediente y el modo de alargarlo.

12.- Certifico: "que habiéndose librado a esta real Justicia por la del crimen de la villa de Constantina despacho requisitorio en treinta de Junio de este año para que la informara lo que le constase sobre el robo que en la feria de Guaditoca, celebrada en el mismo dentro de esta jurisdicción, ejecutó Josefa González, conocida en aquella villa por la Extremeña, en compañía de su yerno Bernardo el francés, no constando de él en este juzgado formó el Sr. Corregidor expediente de oficio sobre su certeza y averiguación teniendo principio a cinco de Julio, y por las declaraciones recibidas resulta que la recibida tomó en el concurso de dicha feria y en el último día de su celebración unas enaguas de otra muger, que se le aprendieron y quitaron a corta distancia de ella por el camino que sale de la misma para dicha villa de Constantina a cuyo acaso intervino Andrés Muñoz, teniente de esta real Jurisdicción en la Aldea de Malcocinado con uno de los guardas de campo, y que aunque al Comisionado D. Cayetano de Ayala se le dio queja de ello y encargó al ministro Antonio Trigueros la persecución de dicha muger, esta se entró en la Ermita y se interpelú con algunos eclesiásticos y otras personas, y entretanto que dicho Ministro acudió a dar cuenta se puso en salvo aquella, y sucedió en encuentro referido: Que es sustancialmente lo que aparece de dicho expediente, y para que conste doy el presente en cumplimiento de lo mandado. Guadalcanal y Septiembre veinticuatro de mil setecientos ochenta y seis.”

Nota.- Se ha transcrito y respetado la ortografía del original de 1922

Antonio Muñoz Torrado
Presbítero

domingo, 7 de noviembre de 2021

EL BANCO AGRÍCOLA DE LABRADORES DE GUADALCANAL

 


Célula testamentaría de Don José Torrico López Calero

Este banco pionero en el sector rural español fundado en el último tercio del siglo XIX, tiene su origen el 27 de noviembre de 1882, fecha en la que Don José Torrico y López Calero otorga testamento de palabra ante Don Manuel Pardillo y Sánchez, Notario del Colegio de Sevilla, distrito de Cazalla de la Sierra, con residencia en esta villa de Guadalcanal, dando fe el mismo: “Que en el protocolo de instrumentos públicos de mil ochocientos ochenta y tres de esta Notaría aparece bajo el número cincuenta y cinco el expediente sobre declaración del testamento de la célula testamentaría de Don José Torrico López Calero”, disponiendo que, con la propiedad de sus bienes inmuebles se constituyera en la localidad de Guadalcanal, provincia de Sevilla, un banco agrícola, su fin: “poner a disposición de la localidad de una entidad de crédito para favorecer la clase labradora”.

La nueva entidad bancaría se constituye con el capital inmovilizado material de su propiedad, así lo refleja en el reglamento funcional de esta entidad, aprobado por al Ministerio de la Gobernación por Real Orden de 4 de Julio de 1916. Y que refleja en su capítulo segundo, Artículo sexto: “El capital de este Banco lo constituye en la actualidad las fincas rusticas y urbanas donadas por el fundador, las cuales radican en el término Municipal de esta Villa de Guadalcanal”.

El citado capital estaba constituido por una casa en la calle Tentudía nº 8 (actualmente Antonio Porras) de Guadalcanal en la que estaba la vivienda familiar; una casa en la calle Tentudía nº 9 de Guadalcanal; una casa en la calle San Bartolomé nº 2 (actualmente Costaleros), de Guadalcanal, donde se estableció la oficina del banco y posteriormente se instaló el Banco Exterior de Crédito; un olivar al sitio y pago de las Umbrías de la Calera, de 25 hectáreas 76 áreas con 2.500 pies de olivo, algunas matas de castaño y una pequeña casa de campo; un olivar al sitio y pago de la Zarza, de 5 hectáreas 79 áreas y 60 centiáreas, con 750 pies de olivo; una suerte de tierra calma al sitio de Dornajuelo, en el pago de San Pedro, de 2 hectáreas 57 áreas y 60 centiáreas; una suerte de tierra en el sitio de Puerto de Guaditoca, de 16 áreas y 10 centiáreas.

El banco Agrícola de Labradores de Guadalcanal fue pionero en la zona y uno de los primeros fundados en la España de finales del XIX para beneficiar a los labradores que en su mayoría eran jornaleros eventuales, sin recursos y cargados de hijos, su funcionamiento era muy simple, constaba de ofrecer microcréditos a los más desfavorecidos para que tuvieran su pequeña tierra en propiedad para cultivar, así se refleja en el citado reglamento del banco, capítulo primero artículo segundo: “El objeto de este Banco es el de favorecer a la clase labradora de dicha Villa, prestando cantidades, que no podrán exceder de cien pesetas con el interés anual de un cuatro por ciento”. Estableciendo como norma en el siguiente artículo: “Como el objeto de la fundación es favorecer el mayor número de labradores ninguno de estos que sea agraciado con un préstamo, podrá pedir otro en el mismo año que no sea que ambos no excedan de la cantidad que, como máximum, señala en el artículo anterior”.   El fundador del banco, el señor Torrico y López Calero, falleció al año siguiente del proyecto de la fundación del banco, por tanto, solo dejó un esbozo de lo que posteriormente sería la entidad. Como hemos referido anteriormente, antes de morir testó de palabra ante su amigo el D. Manuel Pardillo y Sánchez, asistiendo cinco testigos: D. José Cabeza Calderón, Don Juan Calderón García, D. José Barberán Muñoz, Don Eduardo Calderón García y D. Tomás Calvo y Melli (todos ellos actuando de hombres buenos y vecinos de la villa de Guadalcanal. Dejando establecido que: “Por voluntad expresa del fundador Don José Torrico y López Calero, la representación del Banco Agrícola la ostentarán perpetuamente tres Patronos administradores”. Estos patronos administradores en principio fueron: Don Antonio Moreno Vázquez, Don Ruperto Bernáldez y Don Agustín Romero Vázquez, vecinos de Guadalcanal, los cuales fueron confirmados en dicho cargo por Reales Orden de 17 y 21 de Julio de 1913 al clasificar como de Beneficencia particular la repetida fundación.

Tras la toma posesión de los albaceas designados por el fundador, quedan ratificados en el cargo, D. Antonio Moreno Vázquez, D. Ruperto Bernáldez Rubio y D. Agustín Romero Vázquez, el 5 de julio de 1911, el Ministerio de la Gobernación, que ejercía el Protectorado de las Instituciones Benéficas, por Orden de 17 de junio de 1913, rectificada por Orden de 21 de julio de 1913, clasifica a la Fundación como de Beneficencia Particular, confirmando en el cargo de Patronos administradores a los albaceas anteriores. El 4 de julio de 1916 se aprueba por Orden de dicho Ministerio el Reglamento por el cual se establece esta Institución con la denominación de “Banco Agrícola de labradores de Guadalcanal, dado por D. José Torrico y López Calero”.

El 20 de septiembre de 1923, se aprueba por Orden Ministerial la suspensión en el cargo a los anteriores Patronos, nombrando como nuevos Patronos interinos a D. José Castelló, D. José María Ortiz Romero y D. Adelardo López de Ayala, propuestos por la Junta Provincial de Beneficencia de Sevilla, y a ésta como copatrona mientras la interinidad subsista, ordenando, además, la inscripción de las fincas en el Registro de la Propiedad y Catastro a nombre de la Fundación.

El 4 de julio de 1924 por Orden Ministerial se destituyen a los anteriores y se nombran Patronos interinos a D. Marciano Mirón y Villagrán, D. Pascual Castillón de la Rosa y D. Tomás Ramos y Fernández, en sustitución de los anteriores, en unión de la Junta Provincial de Beneficencia, como copatrona.

El 20 de agosto de 1929 se nombran nuevos Patronos, tras el fallecimiento de dos de ellos, cargos que recaen en D. Emilio Crespo López y D. Antonio Guillén Chaves. Con posterioridad, ante el abandono en que se encontraba la Fundación, el Gobierno designa como Patronos interinos a una Junta compuesta por el alcalde de Guadalcanal, D. Guillermo Alvarado Moreno como presidente, el cura párroco D. Pedro Carvallo (sic) Corrales y el maestro de escuela más antiguo de la localidad D. Leopoldo Fernández Calderón, como Vocales, tomando posesión de sus cargos el 22 de febrero de 1930. Desde su constitución, la actividad de la Fundación se dirige principalmente a la concesión de préstamos a la clase labradora de Guadalcanal con las rentas que van produciendo las fincas rústicas y urbanas, rindiendo cuentas con regularidad hasta aproximadamente el año 1951.

A partir de entonces, se constata una ausencia de cuentas anuales puesto que la Fundación deja de prestar dinero dada la pequeña cantidad que prestaba se indica que la Fundación deja de tener actividad por no ser operativa.

La función de estos administradores estaba regulada en el capítulo cuarto de 4º del reglamento: “OBLIGACIONES DE LOS PATRONOS ADMINISTRADORES”, en sus artículos: once: “Velar por los intereses y buena administración del Banco, cobrar con exactitud la renta y hacer cumplir todas las obligaciones que resulten a su favor”; doce: “Representarlo en todos los actos y defender los derechos del mismo, de acuerdo con la Ley Civil y decisiones dictadas sobre Beneficencia particular”; trece: “Ordenar cuantas disposiciones crean conducidas y favorables en beneficio del Banco siempre que no ensenare con ellas el fin principal de la Benéfica Institución”; catorce: “Todos los acuerdos que tomen los Patronos administradores serán autorizados por los tres o por lo menos dos de ellos”; quince: “Serán obligación de los mismos celebrar sesión los primeros días de cada mes. Los acuerdos se anotarán y firmarán en un libro de actas que se llevará al efecto”; dieciseises: “Dichos Patronos administradores mandarán todos los meses copias de estas actas a la autoridad Superior pertinente”, diecisiete: “Asimismo será obligación de los anteriores los libros de Contabilidad necesarios para que en tiempo pueda comprobarse la buena administración del referido Banco Agrícola"; dieciocho: “De acuerdo con lo que disponen las Reales Órdenes de clasificación, como de Beneficencia del particular Obru-pia, los Patronos administradores quedan obligados a presentar presupuestos y rendir cuentas al Protectorado de gobierno en la forma, términos y fechas que dispone la Información sobre Beneficencia particular de 14 de marzo de 1913” y diecinueve: ”Los fondos que recauden los Patronos administradores y los que tenga de existencia la fundación se depositaran en cuenta corriente en el Banco de España a favor del Banco Agrícola fundado por Don José Torrico y López Calero, si no se van dando en préstamos a petición de los labradores de la Villa de Guadalcanal”

Asimismo, entre las funciones de los patrones administradores estaban: “El cobrar las rentas de las fincas lo mismo, arrendarlas, expedir los recibos de pagos a los arrendadores, exigir de estos el cumplimiento de los contratos y hacer cuanto crean conducente en beneficio de la Institución”, se establece que percibirán: “El diez por ciento legal de renta líquida que en todo tiempo produzcan los bienes de dotación del Banco Agrícola por derecho de administración del mismo, teniéndose que satisfacer de este diez por ciento todos los gastos que originen dicha administración”. Por expresa voluntad del fundador de este y en su disposición testamentaria: “Siempre serán tres los Patronos administradores del mismo, los cuales, autorizados por dicha disposición, tendrán derecho, cada uno de por sí, a apalabrar persona que le sustituya en el cargo en caso cese”.

La persona que designe en su testamento el cedido o por fallecimiento: “Tendrá los mismos derechos y atribuciones que su antecesor” y caso de que “alguno de estos patronos administradores falleciere sin designar sucesor, los dos administradores nombrarán a la persona que haya de sustituir al finado con los mismos derechos y atribuciones".

Debido a las nueva legislación bancaría española y la agrupación de este tipo de pequeños bancos con escasez de recursos y fondos propios, esta entidad estuvo funcionando de forma regular hasta el año 1950, de ella dependía también una agrupación que fue el germen de lo que luego derivó en cooperativas, este almacén que estaba situado en la calle Tentudía 9 (hoy Antonio Porras), tenía por objeto vender productos agrícolas, herramientas para el campo, aperos de caballerías e incluso, pequeñas ventas y trueque de productos de las huertas. (información facilitada por Manuel Muñoz Serrano (Q.P.D.).

A partir de los años 50 este banco ha estado en el limbo, han pasado gobiernos de distinto carácter político por la Junta de Andalucía, se han ido pasando la patata caliente de departamento en departamento, pero aún hoy, consultando con el Registro de Fundaciones de Andalucía, creado en el año 2002, consta como “Fundación Banco Agrícola de don José Torrico y López Calero, Fundación Pública Andaluza”, (en proceso de disolución).

Esta es la breve historia de fechas y que se han seguido en el proceso al finalizar el funcionamiento de la entidad como banco:

El 5 de febrero de 1953, por Orden del Ministerio de la Gobernación se confía a la Junta Provincial de Beneficencia de Sevilla el Patronato interino de la Fundación, tras la renuncia de los anteriores Patronos, al ser el organismo que asumía entonces el Patronazgo de las Instituciones Benéficas que quedaban sin representación, ordenándole que se procediera a tramitar urgentemente el expediente especial de venta en pública subasta de las fincas propiedad de la Fundación. En Esta fecha en el patronato ya no constaba el banco objeto de este artículo como “puerta abierta” y trataban de vender los pocos inmuebles y fincas urbanas de su propiedad, que no habían sido ya liquidadas.

Durante los años 1957 y 1960, por la entonces Junta Provincial de Beneficencia de Sevilla, se subastaron la mayor parte de las fincas rústicas y todas las fincas urbanas propiedad de la Fundación, invirtiéndose el precio obtenido en títulos de Deuda Perpetua Interior del Estado, quedando únicamente en propiedad de la Fundación las fincas “Umbría de la Calera y “Valle del Rosal procedentes del banco de Guadalcanal”, cuyas subastas, tras varios intentos, resultaron desiertas.

Durante los años 1962 a 1976, la Junta Provincial de Beneficencia de Sevilla va rindiendo sus cuentas anualmente, las cuales reflejan como patrimonio de la Fundación los títulos de Deuda Perpetua Interior del Estado y las fincas rústicas “Umbría de la Calera” y “Valle del Rosal”.

El 9 de abril de 1968, la Junta Provincial solicita una modificación de los fines fundacionales para la creación de un colegio en Guadalcanal ya que la finalidad de la Fundación de prestar auxilio económico a la clase labradora, que por una escasa cuantía no se venía cumpliendo y había quedado obsoleta, modificación que es, sin embargo, denegada por el Protectorado.

En el año 1983, con la aprobación del Real Decreto 2974/1983, de 2 de noviembre, se produce la transferencia de competencias a la Comunidad Autónoma de Andalucía en materia de fundaciones benéficas que venían atribuidas al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social después de las distintas reestructuraciones administrativas operadas a nivel estatal, autonómico y periférico por la supresión de las extintas Juntas Provinciales de Beneficencia, con lo que el Patronato de la Fundación queda reducido a un Patrono Único por razón del cargo, que recae en el Delegado Provincial de Trabajo y Seguridad Social de Sevilla de la Junta de Andalucía.

En el año 1988, con la creación del Instituto Andaluz de Servicios Sociales (I.A.S.S.), el Patronato pasa a recaer en el Gerente Provincial del I.A.S.S. de Sevilla, como Patrono Único por razón del cargo. Con fecha 11 de octubre de 1994, se suscribe Convenio de Colaboración entre la Gerencia Provincial del I.A.S.S en Sevilla como Patrono Único de la Fundación y el Ayuntamiento de Guadalcanal por el cual la Fundación cede la gestión de la finca rústica “Los Torricos” (en la que se integran las fincas “Umbría de la Calera” y “Valle del Rosal”) al Ayuntamiento para llevar a cabo determinadas inversiones forestales en la misma, autorizándole para que se soliciten ayudas para dicha inversión, con el objeto de conseguir un mejor aprovechamiento y mejora de la finca.

En febrero de 1996, por dicho Patrono Único se aprueban las cuentas correspondientes a los ejercicios 1984-1995, con la conformidad del Protectorado, que no sufren alteración significativa, manteniéndose el mismo patrimonio.

El 3 de octubre de 1996, el Delegado Provincial de Asuntos Sociales de Sevilla pasa a ostentar el cargo de Patrono Único de la Fundación por asunción de las competencias de la extinta Gerencia Provincial del I.A.S.S.

El 10 de abril de 1997, se acuerda por los respectivos Patronatos la fusión de la Fundación “Banco Agrícola” en la Fundación “Agregación de Fundaciones de Sevilla”, motivada en que los fines de Banco Agrícola resultaban imposibles de conseguir teniendo en cuenta el patrimonio con el que contaba la Fundación, dando su conformidad el Protectorado con fecha 28 de mayo de 1997 condicionada a la elevación a documento público de los acuerdos adoptados e indicación del patrimonio, que como resultado de la fusión, se incorpora a la Fundación subsistente, requisitos que no se cumplieron, con lo que la fusión no llegó a culminarse. A pesar de la entrada en vigor de la Ley 30/1994, de 24 de noviembre, de Fundaciones y de Incentivos Fiscales a la Participación Privada en Actividades de Interés General, y el mandato de adaptación de Estatutos a dicha norma, la Fundación no adapta su Reglamento debido a que era necesario modificar los fines para adaptarlos a otros que se pudieran cumplir y que se acordó la fusión en Agregación de Fundaciones.

En octubre de 2001, aumenta el número de miembros del Patronato de uno a tres, tras la aceptación del nombramiento como Patronos, por razón del cargo, del Secretario Provincial de la Delegación de Asuntos Sociales de Sevilla y del jefe del Servicio de Administración General y Personal de la misma Delegación, los días 24 y 15 de octubre de 2001, respectivamente. Se van sucediendo en el cargo de Patronos las distintas personas que van ocupando los puestos en la Administración de Delegado Provincial, secretario y jefe del Servicio de Administración General y Personal, por razón de los cuales son nombrados miembros del Patronato.

El 30 de octubre de 2001, se aprueban las cuentas correspondientes a los ejercicios 1997-2000, con la conformidad del Protectorado, que reflejan en su inventario de bienes, además de la propiedad de las dos fincas rústicas “Umbría de la Calera” y “Valle del Rosal”, desapareciendo los Valores del Estado, y una cuenta corriente en la Caja San Fernando, ya que según se constata dicho saldo fue traspasado a la cuenta que la Fundación “Agregación de Fundaciones de Sevilla”, que tenía abierta en la misma entidad financiera en el año 1997. No aparece otra actividad hasta las cuentas correspondientes al ejercicio 2014 que fueron aprobadas en Acta de 14 de septiembre de 2015 y presentadas al Protectorado el 15 de octubre de 2015. La Fundación se encuentra inscrita en la Sección Registral Tercera “Fundaciones benéfico asistenciales y sanitarias” del Registro de Fundaciones de Andalucía, con fecha 17/06/2013, con el núm. SE/130. El 21 de junio de 2013 aceptan su nombramiento como miembros del Patronato, por razón del cargo, la actual Delegada Territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de Sevilla, en calidad de presidenta del Patronato, el Secretario General Provincial de esta Delegación Territorial, como vicepresidente, y el jefe del Servicio de Administración General y Personal de la Delegación Territorial, con funciones de secretario.

El 6 de octubre de 2014, con motivo del cese como Secretario General Provincial de la Delegación Territorial de D. Esteban Mellado Careño, se produjo a su vez el cese como patrono de la Fundación, en el que estaba por razón del cargo ocupado, siendo nombrado como nuevo Secretario General Provincial, D. Jesús J. Ferreiro Casillas, que tomó posesión de su cargo conforme a lo dispuesto en el artículo 30 de la Ley 6/1985 el 9 de octubre de 2014, asumiendo por tanto el cargo de patrono de la Fundación y, aceptando su cargo ante el Registro de Fundaciones de Andalucía el 18 de febrero de 2015.

El 25 de mayo de 2015, el Patronato aprueba los Estatutos con objeto de adaptarlos adecuadamente a lo dispuesto en la Ley 10/2005, de 31 de mayo, de, con las especialidades contenidas en su Capítulo X que regula el régimen jurídico de las Fundaciones del Sector Público de la Comunidad Autónoma de Andalucía, al ser considerada de naturaleza pública andaluza en base a lo establecido en su artículo 55.2, al ostentar la Administración de la Junta de Andalucía la representación mayoritaria en la misma ya que todos los miembros de su Patronato son nombrados por la Junta de Andalucía. Por ello, pasa a denominarse “Banco Agrícola de D. José Torrico y López Calero, Fundación Pública Andaluza”, en cumplimiento de lo establecido en el artículo 51 del Decreto 32/2008, de 5 de febrero, por el que se aprueba el Reglamento de Fundaciones de la Comunidad Autónoma de Andalucía (BOJA núm. 44, de 4 de marzo). El 23 de junio de 2015 ante la notaría Dª. Margarita Cano López, bajo el número 289 de su protocolo, se eleva a escritura pública el texto de los Estatutos adaptados a dicha Ley. El 2 de julio de 2015, D. Antonio Reyes Muniz ante el Registro de Fundaciones de Andalucía, comparece y acepta su nombramiento como miembro del Patronato de la Fundación. Según sus Estatutos vigentes, la Fundación es una entidad sin ánimo de lucro, cuyo patrimonio se encuentra afecto de modo duradero, por voluntad de sus creadores, a la realización de los fines de interés general, propios de la Fundación y que son constituir una Banco Agrícola para la clase labradora de Guadalcanal.

Resolución de 22 de septiembre de 2015, de la Dirección General de Justicia Juvenil y Cooperación, por la que se acuerda la inscripción en el Registro de Fundaciones de Andalucía de la modificación estatutaria de la Fundación Banco Agrícola de don José Torrico y López Calero, Fundación Pública Andaluza.

Acuerdo de 7 de mayo de 2019, del Consejo de Gobierno, por el que se insta al grupo de trabajo de evaluación de las entidades instrumentales de la Junta de Andalucía a realizar determinadas actuaciones a las entidades instrumentales, acuerdo 7 de mayo de 2019, sobre las que se hayan en proceso de liquidación o extinción, así como aquellas que se encuentren si actividad, entre las que se encuentra la Fundación Banco Agrícola D. José Torrico y López Calero, Fundación Pública Andaluza.

Hay un último inventario registrado: La Fundación cuenta en la actualidad única y exclusivamente con un patrimonio formado por dos fincas rústicas situadas en el término municipal de Guadalcanal denominadas: 1. “La Palomilla” (Polígono 11, Parcela 93) con referencia catastral 41048A011000930000ZQ y 2. “Umbría de la Calera” (Polígono 11, Parcela 95) con referencia catastral 41048A011000950000ZL

Sin embargo, aproximadamente desde el año 1951, la Fundación no presenta actividad fundacional de ningún tipo, ni directa, ni indirecta, manteniéndose esta situación de inactividad en la actualidad, por lo que no se cumplen sus fines fundacionales, habiendo concretado sus esfuerzos el Patronato en regularizar su situación jurídica, actualizando y adaptando sus Estatutos a la normativa vigente, y su situación económica y contable, identificando y valorando el patrimonio actual de la Fundación, todo ello, previa investigación y estudio de su evolución histórica y actividad desde su constitución, sobre la base de los datos y documentos que constan en los archivos de la Fundación.

Han pasado por el gobierno diferentes situaciones políticas, con la democracia en el gobierno autonómico se han ido pasando “la patata caliente), políticos, partidos, administraciones públicas, departamentos…, pero lo cierto es que en junio del 2020 la fundación sigue sin ser disuelta y los pocos bienes que posee sin liquidar. El domicilio actual de la fundación se encuentra situado en la calle Luis Montoto núm. 87-89 de Sevilla, C.P. 41071. 

Fuentes. - FUNDACIONES DE LA C
OMUNIDAD AUTONOMA DE ANDALUCÍA, CONSEJERÍA DE TURISMO, REGENERACIÓN, JUSTICIA Y ADMINISTRACIÓN LOCAL, BOJA, JUNTA DE ANDALUCÍA, ARCHIVOS CONFEDERACION ESPAÑOLA DE CAJAS RURALES, REGISTRO DE FUNDACIONES DE ANDALUCÍA y FUNDACIONES DE LA COMUNIDAD AUTONOMA DE ANDALUCÍA.
 

Revista de Guadalcanal Feria y Fiestas - Año 2020

Rafael Spínola Rodríguez