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domingo, 9 de enero de 2022

Últimos días de la feria de Guaditoca 9

 

Novena parte

La Villa, por su parte, a primeros de Abril, tomaba acuerdos sobre las rentas de la feria, en los años en que D. Bruno de Ortega había estado encargado de su recaudación, y sobre las obras que se hacían en el Santuario, dejando abierta la puerta para continuar los litigios con D. ª María Teresa de Tena, entreteniendo la atención de ésta en la villa mientras se resolvía en Cáceres el traslado de la feria- 19.-

19.- Auto capitular de 5 de Abril de 1792.- "Asimismo en este Cabildo se hizo presente que desde el año de ochenta y nueve ha estado don Bruno de Ortega y Saavedra encargado en la recaudación de los intereses que produce la feria de Guaditoca en favor de la Santa Imagen de este título por nombramiento que sucesivamente se ha hecho por este Ayuntamiento y a efecto de saber sus productos, inversión y existencias Acuerda: que dicho don Bruno formalice la correspondiente cuenta y la de a este Ayuntamiento y a sus capitulares en su nombre, como son a los señores don Martín Castillo y don Vicente Maesa, Regidores perpetuos de él a quienes nombran para ello y a que asiste el presente escribano (Guerrero) y evacuada se de cuenta a esta villa para acordar lo más justo y conveniente. E igualmente teniendo noticia este Ayuntamiento de que en la Ermita de Guaditoca se está haciendo obra por los Ermitaños sirvientes de dicho Santuario, quienes sin embargo de no recibir salario, ni aun para su preciso alimento de persona alguna, manifiestan administrar caudal perteneciente a dicho Santuario respecto de las ningunas obenciones que les pueda sobrevenir por distintos respectos del que les autoriza por ser gentes pobres que se acogen a este modo de vivir por tener con que sustentarse y pasar la vida, deseando el Ayuntamiento tomar conocimiento, para los efectos convenientes, de donde provienen dichos caudales, que destino se les da, y con qué orden y a quien dan cuentas de ellos, por quién son nombrados los dichos Ermitaños y colocados en dicho sitio, quién los mantiene y a quién entregan las limosnas y a cuanto ascenderán, expresando las especies que piden; acuerdan: se saque testimonio de este particular y se comparezcan ante el Sr. Corregidor y declaren los dichos Ermitaños en razón de lo expuesto y demás que su merced tenga por conveniente, sin omitir que expresen qué especie de obra están haciendo y en qué sitio". (Cuadernos de autos capitulares).

Mandó la Audiencia, en 14 de Abril, que a la mayor brevedad informase el Ayuntamiento, con asistencia de los Diputados y Personero del Común, cuanto se le ofreciere y pareciere sobre el traslado de la feria, examinando para ellos las razones, que hubiese, de necesidad, utilidad y comodidad, en caso de accederse a lo que proponía el Corregidor: manifestando, a la vez, con toda claridad las causas y motivos en que fundase su informe, expresando, al mismo tiempo, el privilegio que hubiese para tener dicha feria y la persona o individuo a cuyo favor se hubiera concedido, y que el original de las diligencias se remitiera al Real Acuerdo por manos del Fiscal.

Reunido el Ayuntamiento el día 30, con asistencia del síndico general y Personero de su común de vecinos y Manuel Arcos, diputado de él, no habiendo asistido su compañero, Nicolás Gómez, por estar ausente, se leyó el auto de la Audiencia y se acordó informar favorablemente la solicitud del Corregidor, ampliando sus razones y alegando otras; 20.- remitiéndose las informaciones al fiscal, como estaba mandado, el día 3 de Mayo.

20.- "En la villa de Guadalcanal a treinta días del mes de Abril de mis setecientos noventa y dos los señores Capitulares que componen el Ayuntamiento de ella, síndico general y Personero del su Común de vecinos y Manuel Arcos Diputado de él, no habiendo asistido Nicolás Gómez su compañero, sin embargo de haber sido citado en día anterior, por haberse ausentado de la Villa, se hizo presente la carta orden que antecede, mandada librar por el Real Acuerdo de la Real Audiencia de la villa de Cáceres y representación que la acompaña sobre que informe a dicha regia superioridad de los particulares que comprende en razón de las traslación de la Feria que se celebra en el sitio de nuestra Sra. de Guaditoca de esta Jurisdicción de villa, y vista por este Ayuntamiento la citada Real orden obedeciendo como obedece su litoral preceptivo con la mayor veneración, debe informar a la justificación de dicho Real Acuerdo, como habiendo examinado y reconocido pródigamente los fundamentos expuestos en dicha representación hallar ser constante la utilidad y comodidad que se dice para los concurrentes a dicha feria a efecto de comprar y vender con motivo de tener en esta población la mayor seguridad en sus intereses y en el citado sitio no haberla, por ser desierto, sin poblado alguno en donde poderse refugiar, con cuyo motivo no concurren mayor número de mercaderes y feriantes de todas clases, siendo el más util el de los criadores de ganado yeguar de esta Provincia y Reínos de Andalucía por quanto excita la estación de la recoleción a comprar o vender según sus respectiva necesidades, verificándose que los más acaudalados, habiendo experimentado alguna vez la incomodidad de la citada feria y su inseguridad, reusan volver a ella, por lo que considera este Ayuntamiento ser necesaria su traslación a esta villa en donde sus vecinos facilitarían los medios para el mejor abasto en el mantenimiento de los forasteros, a el paso que en dicho sitio de Guaditoca es forzoso y necesario conducir alimentos a excepción de los generales que el Arbitrio Judicial facilita, cuales son aceite, vino, pan y carne: También es constante que el consumo que pudiese causar dicha feria colocada en esta población cedería en utilidad a sus vecinos, mediante a que cada uno, especialmente los pobres, harían comercio de los respectivos comestibles, franquearían sus casas para la comodidad y seguridad de los forasteros, esperanzados del premio que pudiese resultarlos, cuyos antecedentes unidos, a la escasez de aguas perjudiciales a la salud por la suciedad que perciben del abrevadero de ganados yeguares, caballares, mulares y asnales, inducen a este Ayuntamiento de que será ventajosa las traslación, y aun beneficiosa a la Real Hacienda, en quanto evita establecer estanco en dicho sitio sin alguna seguridad, y de que se introduzcan contrabando de tabacos del Brasil, sin embargo del resguardo de Rondas y partidas que suelen concurrir a este fin, y al de evitar robos y quimeras en los concurrentes, pero por más que se empeñe el cuidado de dichas partidas, ordinariamente se experimentan ciertos quebrantos protegidos los malechores del desierto y situación montañosa y montuosa: También es cierto que la citada feria es antiquísima y se ignora si s obtuvo la correspondiente licencia para ella, repecto a no haber visto documentos que lo acrediten: Que es lo que puede informar con la verdad que acostumbra a la regia Superioridad, para que en revistas acuerde lo que a su superior y real agrado, para lo qual se remita original con dicha copia de la Representación a dicho Real Acuerdo de la citada Real Audiencia por mano de Sr. Conde de la Concepción Fiscal de S.M. quedando testimonio de todo en el libro Capitular corriente; y lo firmaron sus mercedes: de que yo el Escribano del Cabildo doy fe = Ldo. D. Diego Salcedo – Do. Rodrigo Josef de Ayala y Sotomayor o D. Joaquín de Ayala – Dn. Vicente Maeda del Hoyo – Dn. Luis de Monsalbe – Josef Cavallero. Manuel Arcos.-Pedro de Thena y Cote.- Ante mi Juan Antonio Guerrero.- (Autos Capitulares).

No se hizo esperar la resolución, tan ansiada por la Villa. El día 14 dio su Auto la Audiencia, cuyo tenor es el siguiente:

Cáceres y Mayo catorce del mis setecientos noventa y dos”

Se da facultad al Alcalde mayor de la villa de Guadalcanal, “para que haga trasladar a ella la Feria o Mercado, que ordinariamente se ha hecho en la Ermita de nuestra señora de Guaditoca y sus inmediaciones por el tiempo de Pascua de Pentecostés, cuidando de que se ejecute con tranquilidad y buen orden, y de que a los forasteros se les provea de víveres a justos y moderados precios. Librándose para ello la correspondiente certificación. Lo proveyeron y rubricaron los señores Regente y Oidores de la Real Audiencia de Extremadura, estando el Acuerdo, de que certifico = está rubricado = Peña = Y en cumplimiento doy esta que firmo en Cáceres a diez y seis de Mayo de mil setecientos noventa y dos = D. Manuel Antonio de la Peña.”

Recibida en Guadalcanal la autorización, que venía cometida para su ejecución al Corregidor, mando éste, en la misma fecha, darle cumplimiento, “y que, reservándose proveer lo conveniente para la mayor seguridad, comodidad y quietud de los vecinos y concurrentes a dicha feria, se lleve al Ayuntamiento para que, teniendo presente el particular de bastimentos y otros puntos respectivos a beneficiar a la santa Imagen, acuerde lo que tenga por conveniente.”

Bien pudo gloriarse Salcedo de su triunfo, conseguido sin gran esfuerzo, aunque con mucha astucia. El Ayuntamiento, que en derecho era derrotado en el Real Consejo de las Órdenes por el Patrono, venció de hecho a éste al conseguir el traslado de la feria.

¡Triste gloria la de Salcedo! No es lícito poner en duda (y líbrenos Dios de abrigar la más leve sospecha) la buena intención y alteza de miras con que, tal vez, se movió el Corregidor en este asunto: pero los resultados no respondieron a la buena intención, si éste fue su única consejera.

El traslado de la feria fue la decadencia de ésta, porque le faltó lo que era vital para ella, la proximidad al Santuario de Guaditoca. Las innovaciones son muy peligrosas, porque no puede hacerse en un día lo que requiere siglos para formarse.

Para acoplar el nuevo estado de cosas el Ayuntamiento acordó: 21.-En primer lugar que para recordar la devoción de la Santa Imagen de nuestra señora de Guaditoca a los fieles y devotos, se traiga anualmente a la Parroquia Iglesia Mayor de Santa María de esta villa, en donde se le de culto por los tres días de feria, con una Misa cantada y la luminaria de cera correspondiente, y que al final de dichos tres días se saque por la tarde procesionalmente a dicha Soberana Imagen alrededor de la plaza y en el siguiente se restituya con el culto debido a su santa Ermita, procediendo con acuerdo en este particular del Sr. D. Paulino de Caro Guerrero, del Orden de Santiago, Vicario juez cceo. y Cura de la expresada parroquial mayor de ella; satisfaciendo los derechos necesarios del caudal de limosnas que se recauden en los citados tres días en conformidad de lo que se acuerde con el Colector de dicha Parroquial, para lo cual, y para que sean más abundantes las limosnas acordará este Ayuntamiento anualmente el nombramiento de Comisarios para traer y llevar a nuestra Señora, sin hacer gasto alguno, ni prevención alguna de alimentos para los que concurran voluntariamente, quienes nombrarán en cada uno de los dichos tres días dos personas del mayor carácter de esta población, para que pidan por todo el pueblo y feria a beneficio de dicha Soberana Imagen,” y nombraron por comisarios a D. Pedro de Tena y Cote y a Bernardino Murillo, y señalaron el día 25 para traer en su mañana a la Stma. Virgen, “previniéndose al Mayordomo con anticipación lo dispuesto en este acuerdo para que le conste y tome las disposiciones de colocar a nuestra Señora en las Andas”; y para convenir con el Vicario se nombró a D. Martín Castelló y a D. Vicente Maeda.

21.- Cuadernos capitulares de este año.

En el mismo día fueros estos a las casas de D. Paulino “y precedida la urbanidad correspondiente” le dieron noticias del acuerdo anterior quedando conformes en todo; pero expresó su deseo de que se difiriera la reunión hasta el Jueves próximo para tratar con más comodidad.

Aceptó también el cargo de comisario D. Pedro de Tena “no obstante de hallarse enfermo, con la cualidad de que en caso de no pueda por sí desempeñar su cargo lo haga y ejerza sus funciones su hijo D. Joaquín de Tena e Hidalgo”; pero ni ese día, ni en el siguiente, pudo encontrarse a Bernardino, y así lo hizo constar el Escribano en su diligencia.

Se mandaron fijar edictos en el Santuario de Guaditoca y se enviaron convocatorias a las villas de Berlanga, Valverde y Ayllones para que llegase a conocimiento de todos el nuevo emplazamiento de la feria y la traída de la Virgen al pueblo: se trajeron a la villa las mesas y tablaje que estaban en el Santuario y se tomaron cuantas medidas parecieron oportunas y convenientes para el mejor éxito de la feria; se convino también con la autoridad eclesiástica el orden de los cultos y pago de derechos a las comunidades de Santa María; sin que para nada se tuviese en cuenta a la Administradora del Patronato.

Nota.- Se ha transcrito y respetado la ortografía del original de 1922

Antonio Muñoz Torrado
Presbítero

domingo, 2 de enero de 2022

Alonso de Guadalcanal en tierras de Tenochtitlan 1/2

Yo, señores, dijo, soy de Guadalcanal

Solía coincidir en estos corros el cazador y arquero que habló en el vivaque de Potonchan y vi en la batalla de Cintla, un tipo recio y fuerte como una encina, con guedeja de rizos menudos: Yo, señores, dijo, soy de Guadalcanal, en la sierra Norte de Sevilla, y a renglón seguido contó cómo recorría los pueblos con su padre vendiendo los animales que cazaban, con trampas cazaban, aunque también con arco y flechas, que era un grandísimo tirador de arco según ya había observado y aún tendría ocasión de comprobar muchas veces. Y una vez en Cazalla, en casa del alcalde, notó que la alcaldesa lo miraba de modo especial y así a la vez siguiente se metió en la braga un palo liado en trapos para hacer bulto, a manera de soldado, y ver qué pasaba. Sucedió entonces que dijo la alcaldesa a su padre que fuera a la cocina a limpiar la caza porque se le había ido la cocinera y entretanto se encerró con él en un cuarto chico y sin más trámite, se levantó la falda y enaguas, le mostró lo que guardado tenía y dijo apresúrate que no tenemos mucho tiempo. “Tuvo ella que cogerme el chorizo y meterlo en la olla” –así lo contó–, que yo no atinaba de tan nervioso que me puse, como era la primera vez y no sabía, y ella me agarraba del culo y me atraía con fuerza hacía sí, tanto que en un instante se me escapó la fuerza. La mujer se enfadó entonces mucho, dijo que no era hombre y que se lo diría a su marido, y empezó a gritar, ay, que me violan, gritaba. Nos persiguieron con perros –concluyó–: “Huimos a Sevilla, que mi padre quería irse a la serranía de Ronda, pero yo decidí venirme a las Indias”.

Este de Guadalcanal formaba en la compañía de ballesteros y manejaba el arco con una eficacia y celeridad envidiables, que por cada tiro de ellos él hacía tres o cuatro y nunca fallaba. Luego recogió varios arcos y aljabas con flechas de mayas y mexicas, dijo que eran de una calidad admirable y desde entonces los usó siempre, que era un lujo ver cómo lo tensaba y derribaba un venado al galope. Allí, en los arenales, lo retó un Alonso Hernández, que era buen ballestero, pusieron blancos de veinte en veinte pasos y al llegar a cien falló el ballestero, pero atinó el cazador. Ajustaba la flecha, tensaba el arco, la cuerda contra la nariz, los labios y el mentón y soltaba. Vibraba el arco resonando semejante a un arpa y volaba la flecha como un halcón a su presa. Otros ballesteros también lo retaron y a todos ganó, por lo que desde entonces tuvo fama y todos admiraron, pero dijo el arquero por no humillar a los ballesteros: --No crean vuesas mercedes que mi destreza es virtud, sino la práctica continua a que mi oficio de cazador me obliga--. De niño mi padre me decía: “Si aciertas, comes, si fallas, no hay comida”. Y así era. Otra pendencia hubo de esas que no se pueden creer de increíbles que son. Fue que el hidalgo que se decía Carmona y Río Guadaíra compró un ave al de Guadalcanal, la pagó y el cazador se la dio, pero dijo entonces el hidalgo que le había comprado dos y no una. Desconcertado quedó el de Guadalcanal un instante y luego respondió: Creo, señor, que se equivoca vuesa merced, y con la mirada buscó testigos que avalasen sus palabras, pero no los encontró porque el Carmona tenía ya fama de pendenciero y torcido. Sin embargo, fiado de la amistad inicial que con él contraje en río Tabasco, quise intervenir a favor del cazador. –Señor hidalgo –dije–, no sé por qué razón, pero yo también creo que se equivoca vuesa merced.

–¿Me está llamando vuesa merced mentiroso? –bramó entonces–.

¿A mí, que lo he curado y salvado la vida? –Señor, digo solamente que ha habido un malentendido y que la manera de solucionarlo es volver a negociar o deshacer el trato--.

No hubo manera, tiró de la toledana el Carmona y dijo que uno a uno o los dos al tiempo habríamos de conocer el sabor de su acero. –Permítame vuesa merced, señor, que soy el primer agraviado –dijo el serrano, sacó el cuchillo de monte, una hoja de palmo y medio de largo por dos pulgadas de ancho, y se plantó ante el alcalaíno. Habían acudido los compañeros a hacer corro y tapar el duelo por la fama del Carmona y el de Guadalcanal, y la extraña escena que formaban, que mientras el uno presentaba espada y daga, el serrano en cambio adelantaba el cuchillo y la mano izquierda abierta como escudo. Pero el pintor de Marchena lanzó una manta al serrano que de inmediato se lió en el brazo izquierdo y las fuerzas se equilibraron un tanto. Pareció un instante confundido el alcalaíno mientras evaluaba la guardia de su contrario, tanteó un par de veces y luego atacó el primero, que era justo lo que esperaba el cazador, quien desvió la estocada con la cruz del cuchillo, avanzó como un rayo y trabó al Carmona de tal modo que le puso la hoja de acero en la garganta. –¡Si os movéis sois hombre muerto! –amenazó–. Soltad las armas. Trató de resistir el alcalaíno, apretó el serrano el cuchillo y al fin hubo de ceder el Guadaíra. –¡Quietos! –gritó entonces una voz–. Os estamos apuntando escopetas. Creí reconocer la voz e hice señal a los nativos de que no se movieran. Enseguida salió el Carmona de entre los árboles seguido del mancebo tantas veces dicho, que fornicaba con una perra, y uno de los bribones que solían acompañarlo. –Ahora no te valdrán trucos –dijo al de Guadalcanal–. Luego el “indio” perderá la mano que debió perder. Señor bachiller, dé a su amigo una de sus espadas. Quiero saber si la maneja tan bien como el cuchillo. Tomó el de Guadalcanal muy lentamente la espada que le tendía, la Florida, al tiempo que con la izquierda empuñaba el cuchillo de monte. Pero de pronto, con celeridad pasmosa, asió la espada como si fuera jabalina y la arrojó contra el bribón, luego, cuando ya el Carmona se le venía encima gritando como un demonio, se arrojó al suelo, rodó sobre sí mismo e hizo caer al alcalaíno. Inmediatamente, con la rapidez felina que lo caracterizaba, fue sobre él, le puso el cuchillo en la garganta y le obligó a jurar por su honor que nunca más haría armas contra nosotros. --Así lo recordaréis mejor – dijo y le rajó la cara con la punta del cuchillo. Nos incendiaron varios aposentos y no paraban de caer flechas, varas y piedras, que estaban los suelos cubiertos de ellas y no podíamos andar por los patios sino arrimados a las paredes porque no nos diese alguna piedra o flecha suelta. Entonces fue cuando Alonso Guadalcanal, el cazador sevillano de la Sierra Norte, mostró su talla de grandísimo arquero y buen estratega, que subió al teocali que teníamos, desde el que dominaba la posición de los arqueros y honderos mexicas, comenzó a tirarles y no perdía flecha. Le disparaban ellos, pero no lo alcanzaban porque estaba más alto, no obstante lo vio Cristóbal de Olid y mandó a dos o tres soldados que le subiéramos más flechas y lo protegiéramos con nuestras rodelas, y yo fui uno de estos soldados.    También subieron algunos ballesteros, pero no tenían la destreza ni sangre fría del Guadalcanal, que se parecía a Hércules, hijo de Zeus, el divino Odiseo flechando a los pretendientes parecía, tanta era su mortífera eficacia. Colocaba la flecha en la cuerda, tensaba el arco, aquel magnífico de madera de roble que salvó de la Joyería, y la soltaba sin tomar puntería como en los retos de los arenales, que ahora tiraba por instinto con una celeridad pasmosa. Disparaba el Guadalcanal y caía un mexícatl, hasta que no quedó ninguno, que unos cayeron y huyeron otros. ¡Oh, Dios misericordioso! Tenían los mexicas la costumbre de sacrificar a sus dioses los prisioneros enemigos y a los mejores de éstos ponían adobados como trofeo en el altar del Huitzilipochli. Así pude ver varios cueros de caballos muy bien curtidos, que los tenían por animales fabulosos, y los rostros de algunos soldados, entre los cuales estaba el de Alonso Guadalcanal, que bien lo reconocí por los rizos de la guedeja y rostro afeitado, que decía nuestro pintor Ribera cómo se parecía al David que Miguel Ángel había puesto en la plaza mayor de Florencia, según una estampa que tenía su maestro. ¡Virgen Santísima! Lo miré con cuidado y era su rostro, la nariz recta y labios bien dibujados. Me puse malísimo. No sé lo que sentí, como si el mundo me aplastase o me tragase el infierno. Un sudor frío me subió por la espalda, me mareé y tuve que sentarme un rato en el suelo, luego tomé una tea encendida y prendí fuego a todos aquellos tristes despojos. ¡Tan magnífico arquero y persona cabal! Entonces noté que un sacerdote, aquellos sacerdotes engreñados, sucios y malolientes, me contemplaba en silencio y sin pensarlo, lleno de furia, me fui a él y lo degollé. No hizo nada por evitarlo y se derrumbó como un saco vacío, mientras su negra sangre se derramaba por las losas de piedra.

¿Cómo se puede entender la misericordia divina?

¿Dónde estaba el Dios de la misericordia?

 Capítulo de la novela inédita sobre la Conquista de México, del profesor Aurelío Mena Hormedo. 

domingo, 26 de diciembre de 2021

Últimos días de la feria de Guaditoca 8

Octava parte

(V) EL CORREGIDOR SALCEDO. - SU PETICIÓN DE AUDIENCIA DE EXTREMADURA PARA TRASLADAR LA FERIA DE 1792.- ESTADO ECONÓMICO DE LA VILLA EN ESTE AÑO. - INFORMA EL AYUNTAMIENTO SOBRE LA CONVENIENCIA DEL TRASLADO DE LA FERIA. - AUTO DE LA REAL AUDIENCIA CONCEDIENDO EL TRASLADO. - ACUERDO DE LA VILLA CON ESTE MOTIVO. -APELACIÓN DE D. ª MARÍA TERESA TENA CONTRA LA TRASLACIÓN DE LA FERIA. DECADENCIA DE ÉSTA. - DEVOCIÓN ACTUAL DE NTRA. SRA. DE GUADITOCA.

Llegamos al año 1792, en el que se llevó al cabo el traslado de la feria a la villa de Guadalcanal, realizándose así el plan que venían acariciando, hacía varios años, algunos y que había encontrado patrocinador en el Corregidor Donoso de Iranzos, aunque faltaron a éste arrestos para conseguirlo, o teniéndolo no le fue posible vencer las resistencias que encontró en su camino.

Más afortunado fue el abogado D. Diego Salcedo, que sucedió a D. Martín Castelló en el Corregimiento de la villa en 1791.

No debemos negar a Salcedo habilidad para guiar el asunto por recta vereda, y conseguir, a costa de poco esfuerzo, lo que para Donoso fue empresa difícil.

Mientras en el Real Consejo de las Órdenes se tramitaba el asunto del Patronato, que disputaba la Villa a la familia de los Ortegas, obteniendo éstos el reconocimiento de sus derechos, acudía Salcedo a la Real Audiencia de Cáceres con solicitud en que se alegaban las razones de bien común, que podían aducirse, para obtener despacho favorable a sus pretensiones, firmado el pedimento el día 29 de Septiembre. 17.-

17.-El Licenciado D. Diego Salcedo, Abogado de los Reales Consejos, Corregidor de la Villa de Guadalcanal, con el mayor rendimiento hace presente a V. S. que, habiéndose hecho cargo de la vasta población y término de la villa, estado y constitución de sus vecinos, tratos y granjerias que las sostienen, ha procurado facilitarles los arbitrios posibles en la continuación y fomento de ellas, dándoles los terrenos que han solicitado algunos para plantíos de olivar y zumaque y hacer extensivas sus heredades por este medio tan ventajoso a la pública utilidad de su común: sostenerlos en la conservación de pastar con sus ganados las dehesas de propios con preferencia del trashumante, que se hallaba intruso en ellas, por el precio de la tasación y en perjuicio de los ganados de dicha villa y su aldea de Malcocinado de que les dimana la multiplicación de sus ganaderías, sin las cuales no pueden fructificar las tierras de labor, cuyo industrioso Ramo es el más general entre dichos vecinos, por cuanto apenas hay jornalero que deje de tener senara, sembrar lino u otra semilla, que le pueda coadyuvar extra del jornal que le resulta de su personal trabajo: también ha procurado el aseo, limpieza y aspecto público de dicha población, ya en obras públicas en que ha podido arbitrar, ya en las privadas que se han ofrecido en el tiempo de su servidumbre. Sucede, pues, señor, de que habiendo en su jurisdicción y a distancia de dos leguas de la referida villa de Guadalcanal, una Ermita de Ntra. Señora de Guaditoca, en la que de inmemorial tiempo a esta parte se celebra una feria en los tres días de Pascua de Pentecostés, la cual pudo tener principio a motivo de la concurrencia de dicha villa y las de su comarca en celebración de alguna festividad del Santuario, pues se ignora si hubo licencia para ella, y es constante que se considera la más útil, precisa y necesaria a los Reinos de Andalucía y esta Provincia por la estación en que se ejecuta de estar la recolección presente, y ser de donde se surten de caballerías los labradores para sus trillas y demás trabajos de verano; los Regimientos acopian caballos y los pueblos de la comarca se abastecen de lo que necesitan para dicha recolección, con cuyo motivo se hace de numeroso concurso de gentes, cuya cualidad le hace licensiosa y ocasionada a insultos y robos y demás consecuencias a que induce la soledad de aquel desierto, aunque la Justicia, en observancia de su obligación, procure de día y de noche remediar; bajo de estos antecedes parecía al exponente sería conveniente se trasladase dicha Feria a la referida villa de Guadalcanal y que se hiciese en ella en los mismos tres días de Pentecostés, en donde concurrirían mayor número de mercaderes, supuesta la comodidad que proporciona la población para la seguridad de sus caudales y recogimiento de caballerías que no tienen en el sitio de Guaditoca, en donde ni hay poblado, ni posadas para descansar; resultando de esta disposición que los feriantes y gentes tendrían mayor provisión de comestibles y satisfacción de resguardo de sus intereses; igualmente que los vecinos harían comercio con sus habitaciones, especialmente los pobres, conque facilitarían a mayor comodidad dar salida a los géneros de su mantenimiento en conocida utilidad de sus intereses, cesarían las concurrencias de las gentes vagas propensas a robar y causar escándalos, y se daría estimulo y fomento a la población para que se reedificasen las casas arruinadas que se hallan en sus extremos y se construyesen otras al modo que se ha reconocido en Cabeza del Buey, Monterrubio, Mairena y otras partes donde las había fuera de la población, por haberlas reducido a ella: además de lo expuesto se considera dicha feria por el que representa repugnante al Decreto de V.S. acordado a instancia del señor Fiscal, en 4 de Junio del año próximo pasado, por cuanto es prohibitivo su literal de cualesquiera juntas de gentes en Ermitas y sitios públicos para comidas y refrescos, siendo, como es, consiguiente el que suceda en Guaditoca por la necesidad de los concurrentes de refugiarse en su Ermita en tiempo de aguas, y que no pueden prescindir por carecer de habitación en cuyo concepto, sujetando esta resolución el exponente a la superior penetración de V.S., hace en su consecuencia a su justificación la más humilde súplica, para que, en vista de los fundamentos y motivo expuestos, se digne decretar la traslación a la villa de Guadalcanal, o resolver lo que sea de su Real agrado. Nuestro Señor guarde y prospere a V.S. por muchos años que ruega el exponente. Guadalcanal y febrero veintinueve de mil setecientos noventa y dos.-A.L.P. de V.S. su súbdito.- Ldo. D. Diego Salcedo.

No había dejado de interesarse Salcedo por el bien de sus administrados facilitando mayor desarrollo a la riqueza, de que toma pie para disponer favorablemente a los magistrados de Cáceres; y unida esta exposición al informe dado por la villa en 10 de Septiembre del mismo año, a petición de la Real Audiencia, sobre el estado de la agricultura en Guadalcanal 18.- podemos conocer la situación en que se encontraba el pueblo económicamente a fines del siglo XVIII.

18.- Auto capitular informando a la Real Audiencia de Extremadura. – "En la villa de Guadalcanal a diez días del mes de Septiembre de mil setecientos noventa y dos: Los señores Xª y Regimiento, diputado y síndicos del común, con asistencia del señor don Paulino Caro Guerrero del Orden de Santiago Vicario Juez Eclesiástico ordinario y cura propio beneficiado de la Parroquial de Señora Santa María la mayor de esta villa se juntaron a efecto en orden que se comunicó por el Real Acuerdo de la Real Audiencia de Extremadura, en virtud de otra del supremo Real Consejo de Castilla al señor Gobernador de la ciudad de Llerena, sobre acreditar los particulares que inserta, comprendidos en los cinco primeros artículos, y teniendo presente para mayor instrucción las diligencias practicadas para el establecimiento de única contribución en el año pasado de cincuenta y tres, y los informes remitidos a este fin acuerdan su evacuación en la forma que sigue: Que esta villa de Guadalcanal se constituye de mil vecinos útiles con exclusión de las viudas y pobres de solemnidad, es de la orden de Santiago, cuio exercicio de dichos vecinos es el destino al cultivo de tierras en sementeras y varias especies de Plantios, como de zumaque, olivares y viñas, de forma que hasta los Menestrales de la Población fomentan dicho cultivo, por lo que conceptuando a dicho número en calidad de lavradores, senareros, aunque en distintas clases, su posivilidad se esperimenta que aun aquellos que se dicen Jornaleros siembran alguna corta porción en terreno de Roza para auxiliarse en sus necesidades, mas concretando el informe a la citada orden y al numero que se pretende es depentir el Ayuntamiento que el numero de Lavradores asciende a el de trescientos, los cuales insiste, y perseveran anualmente en dicho exercicio, y en los demas Ramos que le son anexos, como el cuidar de dichos Plantios, de los quales solamente se tienen como veinte Personas Acendadas que sostienen sus labores en tierras propias, y los restantes las tienen en Arrendamiento: Que las tierras de Dominio particular y de Labor que consisten en este termino ascenderán prudencialmente y con arreglo al resultante de dichas diligencias de unica contribución a ocho fanegas, la maior parte de ellas pertenecientes a Capellanias conventos de Religiosas y Hacendados forasteros: cuia qualidad las hace infructiferos, siendo necesario para el vso de ellas de alguna intermision de años de una a otra simentera: con cuia circunstancia se imposibilita el adelantamiento, y fomento de los vecionos Lavradores, y demás que de dicen Jornaleros, o Peujareros en esta Industria, hallandose precisados ha establecer sus cortas sementeras en los valdios, y en sitio donde consideran tener proporcion de lograr el premio de sus trabajos; y como quiera que estos se hallan descontinuos en lo Montañoso de dichos valdios les es mas penoso, y dificultoso de veneficiar y conserbar de las Ganaderias que pastan en dichos Valdios, por lo que para adelantar este industrioso Jiro general a todo el vecindario a excepción de dichos Menestrales, sería ventajoso y beneficioso que se le concediese a esta –villa facultad para repartir a los vecinos mil fanegas de tierra anualmente de las Dehesas de los Propios, y Arvitrios de esta villa, las quales alternen con todas las que sean de dichos Propios proporcionadas para dicha Labor, con cuia circunstancia medrarian los Pastos y Montes a veneficio de ellas y los Lavradores y senareros, igualmente multiplicarian sus cosechas. Que las tierras de Regadio llamados Huertas serán como vnas sesenta fanegas que se venefician para Hortaliza, y otros efectos de su naturaleza: de olivares y hasta trescientas fanegas: de viña quinientas todo lo qual es de dominio particular: que la demarcación del término de esta villa se regula a seis leguas de circunferencia, dos de travesia de levante a poniente y otras dos a sur y norte, en que se comprenden y prudencialmente veinte y siete mil y quinientas fanegas, de tierra toda Montañosa y la mitad de él Montuoso, de cuaia parte se halla la mitad infructífero, y de monte bajo vravio: Que las dehesas, de Propios y Arbitrios de esta Villa y la llamada del Donadio propia del Marqués de Legarda se constituyen por la operación de única contribución de tres mil ochenta y nueve fanegas de tierra que sirven para aprovechamiento de Pastos, cuio número, y el demás que ba exprresado, de Lavor, regadio, olivares, viñas, y zumacales, y rebajado todo del dicho de veinte y siete mil y quinientas fanegas lo restante es terreno de común aprovechamiento, lo qual la mayor parte es ynutil por lo Montuoso y pedregoso: Que las tierras que aquí se arriendan regularmente se pacta exigir de los colonos según Estilo o práctica a proporción de la distancia de la población desde seis partes hasta diez de las Mieses que en ellas siembran cobrando los dueños de dichas tierras en Mies, o en Rama en las mismas tierras, y esto se entiende en las de Labor, pues las demás de frutos se Arriendan a dinero por el precio que tienen por conveniente pactar: que a veneficio de la Agricultura va dicho anteriormente lo que contemplan de utilidad a los Labradores y senareros y respecto a tener con olvido este informe acordado este Ayuntamiento se saque testimonio Liberal y se remita a la Gobernación de Llerena, y los firmaron sus Mercedes de que yo el Escribano doy –fee = Lcdo. Dn. Diego Salcedo = Dn. Paulino Raphel Caro Guerrero – Martín Castelló – D. Dn. Bizente Maeda – Joseph Cavallero – Pedro de Thena y Cote – Manuel Arcos = Ante Dn. Juan Antonio Guerrero". (Cuaderno de Autos Capitulares)

Nota.- Se ha transcrito y respetado la ortografía del original de 1922

Antonio Muñoz Torrado
Presbítero

domingo, 19 de diciembre de 2021

Los Viajes de Quirós


Descubrimiento de las regiones Australes 
Hecho por el General Pedro Fernández de Quirós 

Corría el 9 de Mayo del año del señor de 1568, cuando la expedición capitaneada por Don Alvaro de Mendaña cuando fue descubierta para la corona de Castilla y Aragón y su regio Felipe II. 

ISLA GUADALCANAL. — Río DE ORTEGA. — Vióse una grande isla; en ella un gran rio, donde salieron á ver los nuestros, nadando, muchos hombres, mujeres y muchachos, y otros muchos en canoa, los cuales dieron un cabo al bergantin, y teniéndole junto á tierra, tiraron muchas piedras, diciendo mate, mate: mataron los arcabuces algunos de ellos, con que se retiraron. Saltó el maese de campo en un pueblo, á donde halló mucho número de raíces y gengibre verde, cogido en cestillas, y también puercos; llamaron á la isla Guadalcanal y al rio de Ortega, que está en altura de diez grados escasos al Sur de Buena Vista, distancia de nueve leguas.

De cómo salió el general del puerto y prosiguió el descubrimiento. 

G A L LE G O.— P UERTO DE LA C R U Z.— Sábado á ocho Mayo acordó el general de salir con las naos y bergantín del puerto donde había estado, por entre unos arreciles que están á su entrada; los vientos eran Les­ tes y á ratos recios, y con ellos fue á surgir en una playa de la isla de Guadalcanal; buscóse otro puerto y hallóse junto á un rio que se llamó Rio Gallego, altura diez grados ocho minutos, y al puerto de la Cruz. Tomóse el siguiente dia posesión de la tierra por S. M . y se levantó una cruz en un cerrillo,- presentes algunos indios que tiraban Hechas; mataron dos con los arcabuces y los demás huyeron todos, y nuestra gente se embarcó. Quisieron el otro dia salir en tierra para celebrar la mi­sa y vieron cómo los indios habían quitado la cruz y la llevaban, con que los nuestros se volvieron á embarcar, y viéndolos los indios, volvieron la cruz á su lugar y se huyeron.

A diez y nueve de Mayo envió el general á don Fernando Enriquez, alférez real, con treinta soldados, á ver la tierra: queriendo dar cara á un gran rio, cargaron tantos naturales, que fue forzoso dejarse de esto y defenderse; afirmaron los mineros que el rio era de oro; trujeron dos gallinas y un gallo, que fueron los primeros que se vieron, de que mucho se holgó el general, por entender de que cada dia se habia de ir descubriendo mas tierra con mejoría de cosas.

Envió el general desde allí á don Fernando Enriquez, con el piloto mayor, en el bergantín; navegaron Lessueste, y á distancia de una legua, se halló un rio y cerca de él muchas poblaciones: otra legua más adelante está el rio Ortega, y toda la costa llena de poblaciones; y más adelante, en otro rio, doce leguas de las naos, saltó el alférez real en tierra, y en ella le salieron. de paz doscientos indios á darle plátanos; mas, al embarcarse los nuestros, la convirtieron en pedradas. Navegó á Lessueste, y á cuatro leguas más adelante, se dió en otro rio poblado; púsosele nombre de San Bernardina; su altura, diez grados, un tercio: está Nordeste Sueste con un muy alto y redondo cerro. Dos leguas más adelante, á orilla de un pequeño rio, se vió una gran población; saltó en tierra nuestra gente, y los indios, al son de sus instrumentos, se juntaron más de seiscientos, y al embarcar, les tiraron muchas piedras y flechas y, con todo eso, mandó don Fernando Enriquez que no íes hiciesen mal. Algunos se echaron á nado y entraron en el bergantín á pedir con muchos halagos una canoa suya; mas viendo que no se la daban y que los amenazaban, se fuero à tierra, y a poco rato trujeron dos, en un palo, un cierto bulto a la playa, y llegaron gándose al bergantín, decían les diesen su canoa y fuesen por aquel puerco, que los nuestros conocieron ser bulto de paja, y ellos que era conocida su treta, y con grandes gritos se echaron todos á nado y, tirando flechas y piedras, se fueron todos á tierra sin que se les hiciese mal ninguno.

Al Sueste cuarta del Leste se vió, á siete leguas, una isla; no se fue á ella sino á la de Malarta ó de Ramus, que está con la punta de la isla de Guadalcanal (de donde salieron) Nordeste Sudueste cuarta del Leste; á diez y seis leguas parte del Sudueste, se fue á dar en buen puerto, que en su entrada tiene muchos arrecifes; está en altura de diez grados y un cuarto, y por ser casi cerrado se le puso Puerto Escondido. Los indios andan aquí del todo desnudos y los más con unas mazas, que son de grandor de naranjas, de un metal que parecía oro bajo: tiénenlas puestas y fijas en un palo, para pelear con ellas cuando vienen á las manos.

Saliendo de este puerto, se navegó al Lessueste hasta cuatro leguas, donde se halló una entrada de un gran rio que por su rápida corriente no se pudo entrar en él: cuatro leguas adelante se halló un buen puerto, en diez grados, con una isla á la entrada, que se ha de dejar á la banda de estribor y pasarse por junto á ella; púsose por nombre Puerto de la Asunción. Siguiendo la costa al Lessueste está al cabo de esta isla, en altura de diez grados y un cuarto y Nordeste Sudueste con la isla de Jesús, la primera que se descubrió: distancia de ochenta y cinco leguas tiene esta isla de Ramos de largo; no se anduvo toda por la parte del Norte, y por esto no se sabe su ancho. De la isla de Guadalcanal dice así Hernán Gallego, que para andarla es menester medio año, y que habia andado de largo de ella, por la banda del Norte, ciento y treinta leguas, y que va corriendo la costa al Oeste con una infinidad de poblaciones, y que hay allí papagayos blancos y de muchas colores.

Si su relación se mira, hallarse han otros puntos de poca claridad y aun de contradicción, porque una vez dice: los indios le dijeron habia de aquellas islas al Sueste mucha tierra, y dice que la vió: y luego dice que un marinero subió en una palma, y que no la vió. Dice mas, que á la isla de Guadalcanal no la vió el cabo, y que su costa iba corriendo al Oeste: y luego dice que era menester seis meses para andarla; y á la tierra que no vió la vende por muy buena, y afirma lo no visto por muy cierto: y dice que era mejor ir a la parte del Norte para volver al Perú, porque por la del Sur tenia por dificultoso hallar vientos; razón que la confesaron pocos pilotos, porque no la hay mas para haber vientos generales fuera de los trópicos en tanta altura de la parte del Norte como de la del Sur. Y ¿cuánto más ba­rato era, estando (como dice) cierto de no haber tierra al Sueste, ir de once grados, donde se hallaba á treinta cuarenta de su parte, que no disminuir once y subir á treinta y más de la parte contraria, y quedar más lejos del Perú?

Y porque también puede ser duda, cómo el adelantado la primera vez no encontró las islas que agora descubrimos, digo; que cuando salió á navegar del Perú, hicieron una vuelta larga á diez y ocho grados al Oes-sudueste, y otra al Oesnorueste, y puestos en seis grados más y menos, fueron siguiendo aquella altura, según que lo he sabido de quien se halló en aquella navegación: y por esto no pudieron encontrar aquellas islas, que estaban en más altura, y las dejaron á la parte del Sur, y pasaron por el Norte de ellas.

Para más prueba de que las islas de Santa Cruz parece que están más cerca de las de Salomon, viene bien ser sus naturales parejos en color, teñirse de colores los cabellos, llamar al capitán jauriquí, tener las mismas armas, los puercos, gallinas de Castilla, y otras tantas cosas de unos mismos géneros como en ambas relaciones se puede ver, y realmente se puede tener por ciertoque todas las gentes de las islas de Santa Cruz, islas de Salomon, proceden del Archipiélago de las Filipi­nas. Demás que el teñir los indios de Santa Cruz los dientes de colorado y de negro, y usar comer el “buyo” como lo comen en Filipinas, y haber en la isla de Luzon negros que dicen ser los naturales de la tierra, á quien llaman pegotes, retirados en una isla que se dice “Mciragondon”, y en otras islas; por manera que los morillos é indios vizayas, y otras castas de gentes que hay por allí, les ocupan sus tierras, y los echaron de ellas, y arrinconaron los que quedaron á donde están: y bien podria ser, que por razón de los advenedizos, los per­ seguidos fuesen buscando á donde poblar, hasta hinchir y ocupar la Nueva Guinea, como más cerca, y de allí á las islas de Salomon, y de estas á la de Santa Cruz; y los mulatos, y las diferencias de color que hay entre todos proceda de las mezclas de unos y otros.

 ISLAS TRES MARÍAS. — SANTIAGO Y SAN URRAN. — De la punta de esta isla, al Sur cuarta del Sudueste, hay á tres leguas unas islas bajas, con muchos bajos á la redonda; están pobladas y llamáronse Las Tres Marías; no tienen puerto alguno; córrense Leste Oeste cuarta del Norueste Sueste. A tres leguas de Las Marías, hay otra que bojea seis leguas; está en altura de diez grados y tres tercios, tiene buen puerto: á dos leguas Norte Sur, esta otra isla que se llamó Santiago; tiene de largo cuarenta leguas; córrese del Leste Oeste por la banda del Norte; esta en altura de diez grados y tres cuartos: á diez leguas, a la parte del Sudueste, esta otra isla grande; córrese Lessueste Oesnorueste en altura de doce grados y medio, y sólo cuatro leguas apartada de la isla de Guadalcanal: llámase isla de San Urban. 

Nota. - Se ha transcrito y respetado la ortografía y acentos del original del siglo XIX

Fragmentos del libro de Don Justo Zaragoza editado en Madrid en 1876 y depositado en la Biblioteca Hispano-Ultramarina.

domingo, 12 de diciembre de 2021

Últimos días de la feria de Guaditoca 7

Séptima parte

Declaró D. Juan Pedro que del tiempo de su administración había rendido cuentas del primer trienio al Vicario general “que es a quién corresponde la Visitación de la Ermita y cuentas”, y que se le mandó invertir “el alcance que contra el Administrador resultó de 600 reales en el mayor culto de la Virgen y ornato de la Ermita, lo cual ejecutó incontinenti; estando los otros años pendientes de aprobación por no haber venido a la Visita del Vicario general”. Presentó el mismo D. Juan al Corregidor, en 21 de enero de 1787, “cuatro libretes de cuentas” y su examen dio el siguiente resultado: los productos de la feria en 1783 importan 1.900 reales; los de 1784 suman 2.471 reales; 1.754 reales y medio los de 1.785, y 212 reales y medio los de 1.786; pero notó el Corregidor la falta de hojas, claros y otros particulares que al por menor pueden verse la certificación que firmó el escribano Escutia.

El Auto del Corregidor del 22 de Enero del mismo año contiene duras apreciaciones para la gestión de los Patronos 15-.

15.- Auto del Corregidor.-Los patronos imponían a los feriantes la contribución que les ha parecido, como se deduce de haberse ido aumentando con ella los productos de dicha feria, aunque con visible mengua en los diez y nueve años que administró D. Pedro de Ortega y Arjona, padre del actual, y que contrajo el alcance de dos mil y más reales en está perjudicado el Santuario, a que ha contribuido no poco el mismo D. Juan Pedro su hijo, que con igual equivocación en su último recurso supone no solamente haberse cobrado por el presente escribano mayor cantidad en la feria del año que la resultante de Autos, sino que ha procurado tergiversar con nuestro informe la verdad de los hechos, desentendiéndose de que para mejor instruir el informe decretado por la superioridad se le mandaron exhibir las cuentas de su tiempo, que no ha cumplido hasta el presente con motivo de la enfermedad que a pocos días de dicha última feria padeció y las que después padecieron igualmente así su merced para los dos escribanos de esta villa en el discurso de la general epidemia que ha experimentado hasta fines del año próximo, por cuya causa, y la muerte del de autos recrecieron las ocupaciones, sin poderse desahogar el juzgado de muchos atrasos; ni tampoco ha presentado el libro de cuenta y razón que le está mandado, y que ha debido llevar de la administración de su cargo, a que no satisfacen los cuatros libretes exhibidos con menos formalidad y levantamiento de algunas hojas, asientos recientes y defectuosos y que no llenan el ministerio de la administración, en el cumplimiento de la prevención que se le hizo por el título que ha presentado: y que además de ser unos borradores manuales de las exacciones de las cuatro últimas ferias padecen a primera vista los reparos de menos formalidad, dispersión, falta de numeración y las de no contener más que el del último año los valores de las cinco casas que todos ha tenido arrendadas para el Alcabalero y tiendas de licores, uno de los mayores renglones de la feria; ni tampoco las limosnas y ofertas a aun pujas que todos los años se hacen con motivo de llevar la Imagen los hombres y las mujeres el Niño en la procesión y entrarla en su Iglesia; en que es notorio y su merced tiene visto el alboroto y atropello de pujas que se causan, ni tampoco las muchas limosnas de Misas que en discurso de la feria se recogen y aun de algunas reses y alhajas, como también entre año… por otra parte del mismo residuo de que da cuenta quiera deducir, como efectivamente lo hace y resulta de sus mismas cuentas, sin haber costumbre en los demás administradores que han sido, ni tampoco por las personas de sacar las tales decimas otros Administradores o Mayordomos de Iglesias o Ermitas o cofradías.”

Administradores; “además de ser la certificación, que firmó el escribano Escutia, unos borradores manuales de las exacciones de las últimos cuatro ferias, padecen de primera vista los repasos de menos formalidad, dispersión, falta de numeración y las de contener más que el del último año los valores de las cinco casas que en todas ha tenido arrendadas para el alcabalero y tiendas de licores, unos de los mayores renglones de la feria; ni tampoco las limosnas y ofertas, y aun pujas, que todos los años se hacen, ni tampoco las muchas limosnas de Misas, que en el discurso de la dicha feria se recogen y aún de algunas reses y alhajas, como también entre año…”

Hasta el 23 de Junio no dio el Ayuntamiento el informe 16.- que se le tenía pedido desde el 22 de Enero. Siempre las mismas dilaciones.

16.-Auto de la villa.- "Juan Antonio Guerrero, Escribano del Rey nuestro señor publico y del Cabildo de esta Villa en observancia y puntual obedecimiento de lo mandado en el auto precedente: Certifico que en el Acuerdo celebrado en el día de ayer por Sres. Corregidor, D. Juan Pedro de Ortega, Alferez mayor consistorial de esta Villa; don Martín Castelló, don Vicente Maeda, regidores perpetuos de ella, a que asistieron de aguacil mayor, síndicos y diputado de esta precitada villa, resulta acordado acerca del Informe sobre la feria de Guaditoca, que se hace anualmente en este término, que el establecimiento de ella no consta, ni habido, ni entendido el tiempo de su principio, ni tampoco que se haya obtenido Privilegio alguno para ello, y solo comprende que se introdujo muchos años hace con el nombre de Velada que se da a los concursos de otras Ermitas del término y otros inmediatos en los días de sus respectivas celebridades el de dicho Santuario y que con el tiempo se ha ido aumentando con la devoción hastaque se ha ganado el nombre común de feria por todo el país; que el terreno de la Ermita citada de Guaditoca, se dice por dicho Ayuntamiento en el referido acuerdo, duda de si en sus principios fue de realengo concedido por la Villa o por la Orden, como duda del tiempo en que se edificó o en el que se apareció, como se dice sobre una peña inmediata a las aguas del arroyo que divide la dehesa de la Vega, y solo sabe que por D. Alonso Carrasco se reedificó y labró la Iglesia que hoy tiene dicha Imagen y por consiguiente se deduce que sería por estrechez o ruina de la antigua, sobre que el citado Ayuntamiento dice no ha visto documento de mayor antigüedad que la dicha reedificación de el año de mil quinientos ochenta y seis, (sic) y que el mismo don Alonso Carranco Ortega, labró así mismo una casa unida a dicha Ermita de nuestra señora de Guaditoca y con una tribuna o balcón a su capilla mayor y mano derecha y por consiguiente que infiere el Ayuntamiento que su terreno pertenecía al mismo, por cualquier modo de adquisición, vínculo, o herencia, como otras algunas tierras y huerta que parece hubo en sitio por la parte de un moral que existe entre la esquina de la espalda de dicha Ermita y dicho arroyo. Que a dicho Santuario no se le conocen tierras algunas en propiedad, ni asignación más que lo que ocupa la Iglesia, pues las tres casa de Hospedería que tienen los Mayordomos de las Villas de Berlanga, Valverde y Ayllones están, la del último en tierra conocida del Encinal, de los propios de esta Villa y las de los otros parece estar en tierras del Vínculo de los Ortegas y su Patronato, que se dice fundado por Don Pedro de Ortega Freire, hijo del mencionado D. Alonso Carranco, lo que mejor constará de los permisos de edificar que obtendrían dichas Villas y sus Mayordomos: y que en cuanto al Patronato de dicha Ermita, dicha villa, entiende que reside en ella y su Ayuntamiento como el de las demás Iglesias y Ermitas de su término, sin saber que dicho Patronato esté enagenado, o titulado en otra Iglesia y persona: que el del convento y Religiosas franciscanas de la advocación del Espíritu Santo de esta misma Villa en la casa y mayorazgo que goza el Sr. D. Vicente Maeda de que obtiene Real Cédula y la renta de su fundación: y según que todo lo relacionado consta de dicho Acuerdo, que se haya –en el libro capitular corriente de esta Villa a que me remito y en fe de ello cumpliendo con dicho Judicial precepto estampo la presente que firmo en Guadalcanal y Enero 23 de 1787.- Juan Antonio Guerrero. Cuaderno de Autos capitulares de este año".

Los sucesos del siguiente año de 1788 los hemos referido en otro lugar; pero hemos de hacer mención de dos hechos: el primero la muerte de D. Juan Pedro, en Octubre, y el segundo haber cesado en el Corregimiento de la Villa D. Antonio Donoso de Iranzos, sucediéndole D. Martín Castelló.

Quedó pues en suspenso toda actuación; pero dispuesto el Ayuntamiento a recabar un derecho, que creía tener, de Patronato sobre el Santuario, aprovechándose de la viudez de D. ª María Teresa de Tena y de la menor edad de su hijo D. Francisco, a quién correspondía el derecho de su padre, para recabarlo. En entretanto queda un poco olvidado el traslado de la feria, hasta que venga a la Villa otro Corregidor que haga de este asunto el objeto principal de sus desvelos.

En la villa quedó D. Antonio de Iranzos dedicado al noble ejercicio de la abogacía, y cuando pasaron cinco años, y volvió a suscitarse el pleito de la feria, lo encontraremos defendiendo la permanencia de ésta en Guaditoca, como abogado de D. ª María Teresa.

¿Fue este cambio efecto de convencimiento?

¿Fue solo cumplimiento del deber profesional?

¿Se debió tal mutación a oposición hacia el que por aquel entonces ocupaba su puesto?

¿Pudo ser efecto de la caballerosidad y nobleza de sus sentimientos, al ver sostener desigual combate a una dama en el desamparo de su viudedad?

A través de los folios del largo expediente quedan sin contestación estas preguntas.

Algún dato nos deja el expediente de la feria de 1789 y siguientes y hemos de aprovecharlo también. Desde dicho año estuvo encargado de recaudar los ingresos de la feria de Guaditoca D. Bruno de Ortega y Saavedra, por delegación del Ayuntamiento.

Nota.- Se ha transcrito y respetado la ortografía del original de 1922 

Antonio Muñoz Torrado
Presbítero

domingo, 5 de diciembre de 2021

LA MINA DE POTOSÍ/CUEVA DE SAN FRANCISCO (GUADALCANAL)


INVESTIGACIÓN ESPELEOLÓGICA Y ARQUEOLÓGICO-ARQUEOMÉTRICA



Resumen.-
        La mina de Potosí se encuentra dentro del Geoparque “Sierra Norte de Sevilla” (miembro de la Red Global de Geoparques Nacionales, creada bajo la égida de la UNESCO), en el municipio de Guadalcanal (provincia de Sevilla, Andalucía, SW España), ambientado en la serie geológica lutítico-carbonato del Cámbrico. También es conocida localmente como cueva de San Francisco  y combina su formación natural en un macizo kárstico con una extensa alteración por la acción de la actividad minera llevada a cabo durante diferentes períodos, desde la Prehistoria.
        La cueva de la mina fue identificada y localizada, gracias a la información de archivo, durante la realización de estudios arqueológicos relacionados con el proyecto Patrimonio Histórico Minero de Andalucía. Mediante métodos espeleológicos, se han cartografiado recientemente las cavidades subterráneas y la topografía superficial, reconociendo la importancia de los agentes geológicos en su formación e identificando los diferentes sectores y etapas de explotación minera de la veta y el registro arqueológico asociado. Este registro incluye restos mineros hallados in situ, como obras con tipología característica y herramienta, marcas, martillos de piedra estriados, alfarería, etc., y fragmentos minerales y escorias, indicando la existencia de, al menos, 3 fases principales de explotación: Prehistórica (Calcolítico Tardío / Edad del Bronce Temprano), Romana y Siglo XIX dC.
     Las muestras de minerales y otros arqueos metalúrgicos han sido seleccionadas y analizadas por diferentes métodos (XRF, SEM) con el fin de tener un acercamiento preliminar a su composición y las actividades productivas realizadas.

Introducción.-
        La denominación de la localidad de Guadalcanal, ubicada en el norte de la provincia de Sevilla (Andalucía, suroeste de España), dentro del Parque Natural “Sierra Norte de Sevilla”, incorporada en septiembre de 2011 a la Red Europea de Geoparques, está históricamente asociada a actividades mineras, principalmente por el descubrimiento a mediados del siglo XVI d.C. de la famosa mina de plata Pozo Rico (Sánchez Gómez, 1990).
        Sin embargo, esta no es la única mineralización existente en el área y se han documentado diversos depósitos minerales con evidencia de trabajos, desde la Prehistoria hasta la época contemporánea. Una de estas minas se llama Mina de Potosi, ubicada a unos cientos de metros al oeste de la localidad de Guadalcanal y recientemente relevada y estudiada arqueológicamente. Esta mina ha demostrado estar vinculada a una cueva natural conocida como Cueva de San Francisco.                 Además de sus características geológicas propias de una cueva desarrollada en un macizo kárstico, cabe destacar la existencia de una mineralización de calcopirita, explotada en diferentes períodos, desde la Prehistoria hasta el siglo XIX d.C. Estas fases mineras han dado lugar a la remodelación de la cavidad natural original y se han fechado tanto a través de los diferentes tipos de trabajos mineros documentados como de los restos arqueológicos recuperados.
        Así, por sus singulares características, tanto geológicas como arqueológicas, la mina cueva de Potosí en la que se centra esta investigación es un geositio adicional en el Geoparque y refuerza la importancia de la actividad minera en la región desde la Prehistoria.

Ubicación geográfica.-    
        Al inicio de nuestra investigación arqueo metalúrgica realizada en el municipio de Guadalcanal, se revisaron los datos bibliográficos de la mina Potosí, la mayoría de ellos estudiados previamente por el profesor Claude Domergue, quien la ubicó al noreste de la localidad de Guadalcanal (Domergue, 1987). La revisión de las fuentes originales, publicadas a mediados del siglo XIX d.C., y el estudio de topónimos y datos históricos de Guadalcanal permitieron la ubicación precisa de la mina (Hunt Ortiz, 2003). En efecto, en una breve reseña publicada en el Boletín Oficial de Minas en 1844 (Anónimo, 1844) se hizo una descripción del hallazgo de una galería, mencionando que fue hallada durante la voladura de un fuste en las huertas de Guadalcanal y monte San Francisco. para explotar una veta de cobre encontrada a cuatro pies de profundidad. También se indicó que la galería estaba dirigida hacia el monasterio de San Francisco.
        En agosto de 1845 el célebre ingeniero de minas español Joaquín Ezquerra del Bayo visitó la explotación minera (bautizada “con el pomposo nombre de Potosí”), indicando que estaba ubicada “cerca de las viviendas del pueblo de Guadalcanal” (Ezquerra Del Bayo, 1850).
        Estas referencias, junto con el hecho de que el Monasterio Franciscano de La Piedad en Guadalcanal (destruido tras su secularización pocos años después de la visita de Ezquerra) ocupaba la zona del actual cementerio (Guía De Guadalcanal, 1989), al noroeste de la localidad, conducen a el relevamiento de la zona y finalmente al descubrimiento de los restos de la antigua mina de Potosí.
       Así, como se refirió, la mina de Potosí se ubica en el municipio de Guadalcanal, a unos 600 m al Oeste del pueblo, en el cerro denominado San Francisco, que era el nombre que localmente se le daba a la cueva allí ubicada.
    
Contexto geológico.-
         La Cueva de la Mina San Francisco-Potosí se encuentra dentro de la zona geológica Ossa-Morena, que lleva el nombre de la cordillera portuguesa de Ossa y la Sierra Morena española. Actualmente esta zona geológica está dividida en varios dominios y unidades, consideradas más o menos provisionales. Uno de ellos es el dominio geológico Zafra-Alanis, en el que se encierran los terrenos pertenecientes al municipio de Guadalcanal.
      Específicamente, la mina cueva se ubica en la serie Cámbrico Lutítico-Carbonato, en contacto con la formación Precámbrica Loma del Aire, con el límite pasando por el poblado de Guadalcanal (IGME, 1980). Litológicamente, la mina se coloca en contacto entre rocas metamórficas de alto grado al norte y mármol calizo al sur.

Referencias históricas y registro arqueológico.-
        Como se mencionó, las referencias históricas relacionadas con la explotación de la mina de Potosí datan de mediados del siglo XIX d.C. y están directamente relacionadas con el descubrimiento de “una antigua galería de 70 varas (poco más de 58 m)”, que se consideró bastante antigua por “estar abierta por picos y por las tinajas con inscripciones que no se han podido leer y que se encontraron dentro de la mina” (Anónimo, 1844). Gracias a la visita de Ezquerra del Bayo unos meses después del descubrimiento, se dispone de algunos datos adicionales: en el momento de su visita se encontraron 17 esqueletos humanos, deduciendo que las labores fueron abandonadas tras un repentino colapso del techo de la mina. Además, se recuperaron “una porción de utensilios, una tenaza de hierro y un martillo, muchas hachas de piedra, vasijas de alfarería tosca y tibias de oveja afiladas en su punta”, y algunas monedas del emperador Maximino (235-238 dC). Ezquerra del Bayo data de esa época romana las obras mineras encontradas y algunas de las herramientas, y del “Paleolítico” los restos más antiguos recuperados (Ezquerra Del Bayo, 1850: 491).
        A finales del siglo XIX se mencionan dos cuevas con el mismo nombre de San Francisco en el municipio de Guadalcanal, una de ellas, que es la que ahora se ocupa, se describe brevemente como “Cueva de San Francisco (antigua mina al NE del pueblo), municipio de Guadalcanal, calizas cámbricas y grauvacas” (Puig y Larraz, 1897: 55). Las investigaciones arqueo metalúrgicas realizadas en los últimos años, además de producir un mapa preliminar de las evidencias mineras subterráneas y superficiales (Hunt Ortiz, 2000; 2003), documentaron restos arqueológicos, recuperados principalmente en el botadero minero exterior, que se han correlacionado con diferentes Fases mineras del yacimiento: alfarería artesanal y con torno, herramientas de minería de piedra con surco central, minerales y escorias metalúrgicas escasas.
        Los restos recuperados que dan datos cronológicos más precisos fueron los fragmentos de cerámica. Los fragmentos hechos a mano datan de la transición del Calcolítico a la Edad del Bronce (ca. 2000 aC). La cerámica histórica hecha a rueda que se encontró incluyó jirones pintados, decorados en bandas, Deslizamiento rojo africano Terra Sigillata, que datan respectivamente del período Turdetano / Romano temprano y del Imperio Romano tardío, siglo III d.C. Esta última fase romana coincidiría con las mencionadas monedas recuperadas en el siglo XIX.
        Así, en general, se consideró que la mina se abrió en una formación kárstica caliza natural, remodelada por las distintas fases de las operaciones mineras. Con base en la evidencia histórica y arqueológica se proponen 3 fases principales de la actividad minera:
-Calcolítico tardío/Edad del Bronce Temprano, con uso de martillos de piedra estriados y herramientas de hueso.
-Romano, con dos periodos diferenciados: el romano republicano temprano y una fase romana imperial posterior, con uso de herramientas de hierro.
-Moderno, realizado en el siglo XIX. Plan y descripción general de la cueva mina.         Los diferentes periodos de explotación determinados por los restos arqueológicos fueron confirmados parcialmente por las morfologías de los trabajos mineros y las huellas dejadas por las diferentes técnicas de extracción empleadas.
      El estudio reciente de la cavidad, la aplicación de la metodología comúnmente utilizada en espeleología, ha permitido obtener un mejor enfoque para evaluar la importancia de los factores geológicos en su formación y establecer sectores preliminares de las diferentes fases de explotación de la mina cueva de Potosí.
        Brevemente, en el exterior, hacia el Este, se abrió una trinchera en dirección EO (siguiendo el encajado de la veta). Correspondiente a la última fase de las obras mineras (siglo XIX d.C.) con 40 m de largo y un ancho medio de 2,5 m. La trinchera se abrió con explosivos, de los cuales los agujeros de explosión en sus paredes son la evidencia conservada.
        Originalmente, la longitud probablemente era mayor, porque la parte este de la zanja, ubicada en una plantación de olivos, se rellenó para nivelar la superficie del suelo.
        En la parte occidental de la zanja, se seccionó una cavidad natural estrecha y se destruyó parcialmente antes de atravesar la cámara principal de la mina de la cueva. Al Noroeste de la trinchera se ubicó un pozo vertical (de unos 2 m de diámetro) y, unos metros al Oeste, otro pozo, relleno de basura, de similares características. Ambos están fechados también en el período moderno de explotación minera.
      Como se mencionó, el extremo occidental de la zanja se conecta con la cámara principal de la cavidad (eje mayor de aproximadamente 20 m), a la que también se puede ingresar a través de la abertura elíptica (eje mayor de aproximadamente 6,5 m) producida por el colapso parcial del techo de la cámara.         En el vertedero formado por el material derrumbado se encontraron algunos restos arqueológicos.
    La cámara principal fue conformada principalmente por procesos kársticos, aunque alterada por obras mineras. Desde la cámara principal, dos galerías irradian hacia el oeste hacia la piedra caliza:
-La del sur es una galería kárstica formada de forma natural ampliada por obras mineras. Su acceso desde la cámara principal estaba originalmente obstruido con sedimentos rojizos y reabierto con piquetas, cuyas marcas son claras en las paredes laterales. También se minó el relleno de la galería, rebajando el suelo calcáreo formado en la cavidad.
-La galería norte, más corta, también es natural, terminando en un pozo profundo, aún no explorado. Esta parte de la cueva parecía no haber sido transformada por obras mineras. Además, desde la parte sur de la cámara principal, dos galerías cortas y estrechas dan paso a una cámara mucho más pequeña. Esta segunda cámara, que muestra signos de los trabajos mineros realizados para acceder (piso roto y espeleotemas), es donde se ve con mayor claridad la mineralización de calcopirita cuarzosa tipo veta, con la calcita circundante teñida de color verde. En la cámara más pequeña, ubicada en la parte superior de los orificios en las paredes, se identificaron áreas teñidas de negro, producidas por el humo de las lámparas de aceite (alfalfa). Estas lámparas dieron luz a los mineros que, con picos puntiagudos, excavaron la galería más meridional de la mina (en dirección Este-Oeste como se deduce de los picos), de sección trapezoidal, probablemente durante la época romana.
        Es importante mencionar que, en el exterior de las obras subterráneas, al sur de la zanja, se identificó un vertedero minero, seccionado por la nivelación del olivar, que contiene restos de mineralógicos (calcopirita y cobre carbonatos) y de carácter arqueológico (fragmentos de martillos de piedra estriados, fragmentos de cerámica y solo 4 fragmentos de escoria golpeada).

Estudio arqueométrico: resultados.-
        Una selección de las muestras de mineral de cobre recolectadas en la mina de Potosí, principalmente carbonatos (malaquita / azurita), ha sido analizada por Fluorescencia de Rayos X (XRF). Además, una muestra de la escoria sangrada recuperada en el área del botadero de la minería también fue analizada por XRF, incluyendo también estudios por Microscopía Electrónica de Barrido (SEM) (Hunt Ortiz, 2003: 14 -15, para los métodos analíticos utilizados).
        Los análisis XRF arrojaron los siguientes resultados:
Dos muestras de carbonato de cobre, previamente analizadas (también normalizadas al 100%) y publicadas, también tenían un contenido de cobre bastante alto, con algo de hierro y antimonio como elemento secundario en un caso: Azurita (PA7552) 0,06% Sb; 2,56% Fe; 97,15% Cu y Malaquita (PA7552) 0,83% Fe; 99% Cu.
        -La escoria, una escoria sangrada que tecnológicamente tiene que ser datada en la época romana o posterior (sorprendentemente sin contenido de cobre detectado en el análisis XRF), también fue analizada por SEM, dando los siguientes resultados (elementos, también normalizado al 100%), representativo de una gran serie de análisis realizados en las diferentes fases minerales; que demostró que las muestras corresponden a escorias de fundición de hierro.

Conclusiones.-
       La mina cueva de Potosí, ubicada dentro del Geoparque Sierra Norte de Sevilla, fue formada por procesos kársticos, y alterada y parcialmente transformada por trabajos mineros explotando una veta de cuarzo mineralizada con calcopirita, meteorizada a sus minerales secundarios, principalmente carbonatos de cobre (malaquita y azurita).
       El relevamiento espeleológico realizado, aún no terminado, mostró una compleja cavidad kárstica con cámara principal y galerías radiantes, algunas de ellas remodeladas o abiertas por las obras mineras.
        A través del registro arqueológico recuperado y la tipología de las obras mineras se han establecido tres fases principales, sucesivas, de explotación minera: Calcolítico tardío/Edad del Bronce (hacia 2000 aC), con martillos de piedra estriados; Romano, con al menos dos periodos de minería diferentes (Republicano e Imperial), con el uso de picos de hierro para la realización de galerías trapezoidales y lámparas de aceite para la iluminación, y finalmente, una fase Contemporánea, caracterizada por el uso de explosivos para la obra. en la zanja, y pozos verticales.
        La disposición y orientación de las obras mineras muestran que la cámara principal, hoy con el techo parcialmente derrumbado, estaba totalmente subterránea, sin conexión con la superficie hasta hace muy poco, como lo demuestra la ubicación de los pozos verticales contemporáneos. Probablemente el colapso del techo de la cavidad principal fue consecuencia del uso de explosivos en las obras de la zanja.
        El estudio arqueométrico de las muestras arqueometalúrgicas seleccionadas mostró que las especies minerales explotadas, carbonatos de cobre contenían, junto con altos niveles de Cu y Si -el gange es cuarzo-, diversas proporciones de Fe y, ocasionalmente, otros elementos.
        Por el contrario, no se detectó arsénico (As) en ninguna de las muestras. La mina de Potosí ha demostrado ser uno de los pocos yacimientos de cobre del suroeste de la Península Ibérica explotados en la antigüedad que no contienen arsénico.
        Este hecho debe relacionarse con la presencia durante el Calcolítico y la Edad del Bronce de objetos metálicos hechos de cobre, simultáneamente con objetos hechos de cobre arsénico, una aleación considerada por algunos autores como producida involuntariamente debido al contenido de As original en el mineral fundido (Hunt Ortiz, 2003).
        -La escoria sangrada que, como se ha mencionado, tiene que estar fechada tecnológicamente en época romana o posterior, es una escoria de fundición de hierro, producida como subproducto durante la reducción de minerales de hierro a metal. La presencia de los escasos fragmentos de escoria recuperados en Potosí, podría estar relacionada con la explotación de una cercana mina de hierro de hematita (mineral de hierro oligista o especular, Fe2 O3, hoy principal mineral de hierro) probablemente en época romana. 
        La mina de Potosí/Cueva de San Francisco, de fácil acceso y a escasa distancia del pueblo de Guadalcanal, combina elementos geológicos, mineralógicos y arqueológicos (desde la Prehistoria hasta la Contemporánea) que conforman un sitio único que hay que preservar y seguir. estudiado, e incluso preparado para la visita pública, como importante factor de enriquecimiento del recientemente declarado Geoparque Sierra Norte de Sevilla.

Referencias.-
Anónimo, (1844), Descubrimiento de trabajos antiguos en Guadalcanal. Boletín Oficial de Minas, Madrid, págs. 47-48. Domergue C., (1987), Catalogue des mines et des fonderies antiques de la Penínsule Iberique. Publicaciones de la Casa de Velázquez, Madrid Vols. 2. Ezquerra Del Bayo J., (1850), Sobre los escoriales de fundiciones antiguas, y en particular de las de Rio Tinto y Cartagena, Boletín Oficial del Ministerio de Comercio, Industria y Obras Públicas 9, pp. 489-504. Guía De Guadalcanal, (1989), Ayuntamiento de Guadalcanal. Hunt Ortiz MA, (2000), El área minera de Guadalcanal (Sevilla): de la explotación Prehistórica a la Moderna, Temas Geológico Mineros 31, pp. 379-389. Hunt Ortiz MA, (2003), Minería y Metalurgia Prehistórica en el Suroeste de la Península Ibérica. BAR Serie Internacional, S-1118. Archaeopress. Oxford. IGME, (1980), Síntesis de los indicios Mineros en la Zona Llerena-Alanís (Badajoz-Sevilla), diciembre. Archivo Instituto Geológico Minero de España, Madrid. Moreno C., Sáez R. y González F., (2008), Guía Geológica e Itinerarios. Parque Natural Sierra Norte de Sevilla, Consejería de Medio Ambiente, Junta de Andalucía. Sevilla Puig Y Larraz G. (1897), Catálogo Geográfico y Geológico de las Cavidades Naturales y Minas Primordiales de España, Anales de Historia Natural, 2 (6) (XXVI). Sánchez Gómez J. (1990), De Minería, Metalurgia y Comercio de Metales. La Minería no férrica en el reino de Castilla (1450-1610), Universidad de Salamanca IGME.

Mark A. Hunt Ortiz, Sergio García-Dils de la Vega, Pilar Orche Amaré & Víctor Hurtado Pérez