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domingo, 3 de diciembre de 2023

Reseñas de una mujer que despachaba aguardiente


Anita la peluca
 

    Continuamos con los oficios y el tejido empresarial que desapareció en Guadalcanal durante el siglo XX, , y de ello nos lamentamos cada día, que la industria de Guadalcanal ha conocido tiempos mejores, no cabe duda. Hoy analizamos el sector del anís o aguardiente. Ésta actividad, la empresarial, que apenas tiene incidencia en el conglomerado comercial y económico en nuestra localidad en los tiempos actuales, tuvo a finales del XIX y durante algo más de la primera mitad del siglo XX gran actividad e iniciativa de nuestros paisanos, fábricas y trasformaciones de productos, almazaras de aceites, zapatos, gaseosas, aguardientes, carpinterías y muebles, fábricas de harinas, transformados de productos agrícolas y ganaderos y un largo etcétera, todas ellas desaparecidas, hoy vamos a recordar las fábricas de aguardientes o anisetes.

    Tal vez las tres marcas de referencia eran “La Flor de Guadalcanal, La Flor de la Sierra y La Flor de Jara”, existiendo otras varías.
   Ya en 1904 y posteriores, encontramos en la revista “Heraldo de la Industria”, varios anuncios de nuestros aguardientes:

 

Trespalacios y hermana. - Fábrica de aguardientes. Especialidades: Néctar Florido y Giralda. Guadalcanal.

 

Cárdenas, Pinelo y Compañía. - Fábrica de aguardientes, anisados, licores y Jarabes. Especialidad: anisado Rosita. Guadalcanal.

 

Antonio Pérez López. - Fabrica y distribución de la afamada marca de anisetes y derivados con su marca de referencia Flor de Guadalcanal

 

Cándido Cordo Villate. - Fabricante de aguardientes y jarabes y distribuidos de vinos y otros alcohólicos de la zona.

 

En la misma revista y en el año siguiente (1905), encontramos una breve reseña sobre tal apreciado producto.

“Guadalcanal de la Sierra (Badajoz). - Desplazado a este pueblo serrano el Sr. Montoliú, uno de nuestros veedores ó redactores, tuvo la ocasión de apreciar los afamados anisetes y jarabes varios que se fabrican con esmeros y artesanía en varias destilerías de la villa, siendo atendido amablemente por el Sr. López de Ayala, familiar del insigne político y escritor de la misma.

No hubo caldos tan exquisitos y equilibrados que el dios Baco degustara en su mitológica historia, ni gente tan artesana que, con pocos recursos y mucho esmero artesano, fabricaran licores dignos de dioses”  


(Curiosamente el redactor en cuestión ubica a Guadalcanal en la provincia de Badajoz, quizá debido a la confusión producida por los efluvios del líquido elemento que trasegó en su estómago).

    Hoy queremos recordar estas fábricas con Ana García Rodríguez, tal vez una de las últimas personas vivas que puedan dar fe de estas fábricas.

    Ana García Rodríguez, cariñosamente conocida por muchos por “Anita, o Anita la peluca” tenía la particularidad de haber trabajado en una de las fábricas que había en Guadalcanal, concretamente atendiendo y despachando pedidos en la fábrica de “Flor de Jara”.


    
A parte existían varias fábricas más: “Flor de Guadalcanal” por Antonio Pérez López y “Fernández Hermanos”.

    E igualmente, existían a principio del siglo XX otras industrias quizás un poco menos relevantes pero seguro que tuvieron su importancia en su día, según datos sacados de una revista llamada “Heraldo de la Industria”, como fueron:

-Trespalacios y hermana (Fábrica de aguardientes). Especialidades: Néctar Florido y Giralda.
-Cárdenas, Pinedo y Compañía. (Fábrica de aguardientes, anisados, licores y jarabes). Especialidad en anisados Rosita.
-Cándido Cordo Villate. (Fábrica de aguardientes). Especialidad en Anís Imperial.

    La Flor de Jara estaba en un principio en la antigua calle Diezmos hoy Antonio Machado y era dueño Manuel Porras Ibáñez, aparte vendían vinos de la comarca y de algunos que tuvieran pequeñas viñas en Guadalcanal.
    Según nos comentaba Anita, entró en 1943 con unos 13 años, ya para esa fecha se había cambiado la fábrica de lugar y se trasladó a la calle Santa Clara, a la altura de la casa de la familia de Jorge Criado.
    La industria estaba dividida en tres partes, una era la propia fábrica de aguardientes, en otra en la que se fabricaba vinagre y otra zona era un almacén de sal.
    En aquella época tenía Guadalcanal más habitantes y se hacían muchas matanzas en las casas y vio que era un buen negocio traer sal para ello.
    Por lo visto, llegaba un vagón de tren a la Estación y se vaciaba a mano con palas y se llevaba en bestias y carros a la calle Santa Clara.
    
Anita, que como comentaba, ella misma, tenía muy buen agrado con el público y su simpatía a todos les encantaba, más bien bajita y morenita siempre atendía con agrado al cliente, además no se le caían los anillos y si se tenía que poner ayudar a los hombres acarreando botellas o garrafas también lo hacía, era una mujer fuerte. Aunque su trabajo principal era en el mostrador. Según comentaba ella, había algunas mujeres (hay que recordar que era otra época) que le decían. porque trabajas ahí si eso es un trabajo para hombres: Ella simplemente les decía: “me gusta lo que hago y es un oficio bonito”, lo que hoy llamamos una comercial más, una dependienta. Se dedicaba a despachar en el mostrador a los clientes, ayudaba a acarrear botellas de vidrio vacías, las limpiaba, una vez llenas las etiquetaba y preparaba el empaquetado de los pedidos en cajas de madera rellenadas de virutas y serrín para protegerlas de los golpes. Las botellas tenían que ir bien limpias por fuera para que dieran buena impresión.
    Y cierto es, porque recuerda que cogió una botella de vino de su cocina e hizo una demostración y de la manera que ella la cogía, se ve que lo tuvo que hacer muchísimas veces, porque era una presentación en toda regla de cara al cliente, no la cogía de cualquier forma, lo hacía que parecía como si la acariciara y así te la ofrecía, porque para todo hay que tener un arte.
    Los anises los catalogaban de cuatro formas diferentes, según la calidad en la destilación que se consiguiese:
-Anís sencillo (de inferior calidad)
-Anís corriente de un poquito mejor calidad
-Anís doble (ya de una cierta calidad)
-Anís doble superior que era el de mejor calidad.

    Aparte, durante un tiempo por lo visto también envasaban Ron, de hecho, ella todavía conservaba un par de botellas, pero con las etiquetas ya muy desgastadas por el paso del tiempo.
    El licor de guindas que también se hacía era de color acaramelado tirando a rojizo. Al parecer se utilizaba para su destilación hollejo prensado del vino o matalahúva.
     Y según nos comentó, se gastaba mucha leña, tanto de encina como de olivo ya que el proceso de la destilación era a vapor. Anita dice que tenía que estar 24 horas o más la caldera encendida para no perder su temperatura y así hacerlo de una manera continua para que no se parase en el proceso y así no perdiera calidad (del líquido que salía de la condensación por los vapores), así que había que estar siempre pendiente de la caldera y siempre habría que tener a alguien allí turnándose. No recordaba exactamente los nombres de las dos personas que habían trabajado y que ella me dijo.
    Del alambique, que al parecer era muy grande y estaba muy alto, nos dijo que había unas escaleras y que se subían para hacer las cosas que tuvieran que hacer ajustando ahí arriba en el que a través de unas ventanas que daban a un corral muy grande. Había unas tuberías que salían para fuera, al parecer sería por los diferentes vapores del resultado de la destilación. El cuerpo entero era de cobre, al serpentín que salía de una especie como de olla grandísima en la que por cierto tenían que sellarla por cierta parte siempre muy bien para que no se escapara nada cuando estuviera cociendo. Se utilizaba para ello una pasta hecha con ceniza. Al serpentín se le denominaba “corbato”.
    El líquido que salía como por un grifo era un chorrito muy fino y claro como el agua, aunque tenían que ver y separar cuál era la mejor parte en su destilación. En principio se le llamaba cabeza y no era de muy buena calidad y salía con muchos grados, después ellos ya sabían perfectamente cuando tenía una calidad aceptable, más claro y con la graduación correcta. Por último, le decían la cola a la parte de la destilación que no tenía suficientes grados y tampoco lo daban como de muy buena calidad, era ya lo último que salía del proceso.
    De todas estas destilaciones se preparaba el aguardiente y se envasaba según lo que quisieran conseguir en los pedidos que tenían que hacer.
    Son recuerdos de una mujer que durante unos años trabajó mucho desde prácticamente una niña en un oficio de hombres, en la que asegura que disfrutaba mucho del trabajo que desarrollaba.
    Ella contaba que fueron pasando los años y que estuvo unos catorce o quince años en total, de esos, un año o año y medio estuvo en Villanueva del Río y Minas porque el dueño de la Industria decidió trasladarla de Guadalcanal, porque bajaron bastante los pedidos y la gente compraba más el de Cazalla y a los hombres ya no les gustaba tanto el aguardiente y se aficionaron más al vino o la cerveza, entonces fue cuando se cambiaron a Villanueva del Río y Minas, por el auge tan grande de gente que había trabajado en la mina.
    El dueño quería que se quedase, pero ella no le gustaba estar allí, tenía ya planes de casarse, y donde quería estar era con su prometido en Guadalcanal, y la familia ya de paso no le hacía mucha gracia el sitio.
    Por lo visto, a Manuel Porras no le duró muchos años el cambio de negocio, fue mermando el trabajo la minería hasta desaparecer y decidió cambiar por completo y poner una fábrica de maderas en Lora del Río.
    Anita una mujer amable y simpática que bien merece que se hable de ella, porque yo diría que es un “resquicio” de la industria de aguardientes y licores que hubo en su día en Guadalcanal.

Publicado en el blog Guadalcanal por su Recuperación Patrimonial.

Artículo y entrevista. - Miguel Ángel Nieto

sábado, 25 de noviembre de 2023

Las Ordenanzas Municipales de Guadalcanal en el Siglo XVI 1/2

Sancionadas o aprobadas por Carlos II en 1674

Primera parte


        En la Revista de 2001 ya tuve la oportunidad de comentar sucintamente algunos aspectos de las ordenanzas municipales de Guadalcanal sancionadas o aprobadas por Carlos II en 1674. En aquel momento ya sabíamos de la existencia de un ordenamiento anterior, porque así lo indicaban en el texto que precedía al de 1674, pero desconocíamos su paradero, sospechando que los avatares del tiempo habrían eliminado esta importante referencia documental sobre la historia de nuestra villa. Afortunadamente no fue así, pues escudriñando en distintos archivos dimos con su paradero fuera de los lugares usuales, concretamente en los fondos documentales de la Fundación Lázaro Galdiano.
        Desconocemos las circunstancias que mediaron para que dicho documento recalara en la biblioteca y archivos de la citada fundación y, aunque nos gustaría que se custodiase en nuestro archivo municipal, nos damos por satisfecho con su conservación, que probablemente no hubiese sido posible de no mediar el quebrantamiento de la voluntad de los guadalcanalenses de custodiarlas en su pueblo. En cualquier caso, agradecemos las facilidades encontradas para hacernos con una copia digitalizada, copia hoy en nuestro poder tras las gestiones que compartí con el Excmo. Ayuntamiento de Guadalcanal.
        El manuscrito al que nos referimos presenta un estado de conservación más que aceptable. La primera referencia que tuvimos sobre su existencia nos la proporcionó Salvador Hernández González (1), que nos remitió a un catálogo de manuscritos de la referida fundación, obra de Juan A. Yeves (2). En su tomo I, pág. 127, reseña 58, aparece textualmente lo que sigue:

1. Guadalcanal. Cabildo: (Ordenanza y arancel de la villa de Guadalcanal), – (15-), 4hs, cij fols, 2hs. (29lín): perg. : 205 x 144 mm. (3).
2. Manuscrito original. Las ordenanzas se han escrito en letra gótica redonda libraría y los añadidos posteriores, de varias manos, con caligrafía menos cuidada. Encontramos una inicial de adorno en tinta roja y verde en el verso de la tercera hoja, otras iniciales y calderones a lo largo del texto y reclamos al final de cada uno de los cuadernos. La numeración inicial se ha completado después y se ha visto alterada por errores o por la falta de algunos folios: xxiij a xxv, lxxxix xc, que se han cortado; se repiten los folios xcvj y xxv, pues en las dos hojas añadidas aparece esta misma foliación. Después de las modificaciones apuntadas, ha variado, de forma más notable en la parte final del volumen, la composición de los cuadernos, que constaba en su mayor parte de cinco hojas dobladas. Encontramos una anotación a lápiz en el recto de la primera hoja: 248. Encuadernación original en piel sobre tabla con orla plateresca de hierros gofrados, restos de cierre en piel con broche metálico, en mal estado y desprendido del manuscrito; 207 x 148 mm.
3. Sign. M -35; Inventario 15219; Ms.394.
4. Bibl.: Paz: Colección Lázaro, núm. 248.

        Continúa la reseña, diferenciando los cinco documentos que siguen:

1. Tabla de las Ordenanças y alanzel de la villa de Guadilcanal scripto por las letras a, b, c. (h. 1r. 3r.).
2. (Texto de las Ordenanzas), (h, 3v. –f. xcv v.)
3. (Ordenanzas sobre la carnicería, 1527, abr., 29, Guadalcanal). (h. 1r.- 2v. Entre fols. Xcv y xcvj)
4. RAMÍREZ, Pedro: (Decreto judicial del licenciado Pedro Ramírez por el que se incluye en el libro de arancel una sentencia del bachiller Juan González contra los hijosdalgo de la villa. 1525, feb., 18, Guadalcanal). (f. xcvj r. – c r.)
5. (Ordenanza sobre la corta de leña por los extranjeros con el testimonio de Cristóbal Mata y Alonso Ramos, 1537, ene, 12, Guadalcanal). (f c r. –cij r)

        El documento por el que nos interesamos en esta ocasión es el segundo de los descritos, las ordenanzas municipales, que ocupan la mayor parte del manuscrito. De su minuciosa y laboriosa lectura nos sorprende que básicamente se trata del mismo documento de 1674, observándose escasas diferencias entre las que sólo merecen destacar dos de ellas:
        Ambos ordenamientos siguen prácticamente el mismo desarrollo, con la salvedad de que mientras que en el del XVII las 294 ordenanzas van apareciendo consecutivamente, todas con el mismo rango y tratando por orden alfabético distintos núcleos temáticos, en el del XVI el texto está dividido en LXXXVIII títulos, que se corresponden con los mismos núcleos temáticos anteriores, organizados alfabéticamente en torno a las palabras claves que aparecen en el texto con letras capitulares.
        La segunda diferencia radica en la cuantía de las penas o multas que suponía el incumplimiento de lo dispuesto en cada uno de las ordenanzas o apartados, lógicamente más cuantiosas en el segundo de los ordenamientos para compensar la inflación acumulada en los aproximadamente 140 años que median entre ambos textos legales. Precisamente en la declaración de intenciones que justificaba la necesidad de introducir un nuevo ordenamiento en 1674, se admitía esta causa como la principal pues, como indicaban, habían quedado tan reducidas las penas que resultaba más provechoso infringir tal o cual artículo que pagar la pena impuesta.
        Llegado a este punto parece conveniente interesarnos por el origen y significado de las Ordenanzas Municipales. Sobre su origen, hemos de remitirnos a la primera mitad del s. XV, concretamente a los tiempos del maestre e infante don Enrique de Aragón, que incluyó entre las Leyes Capitulares santiaguista una nueva sobre la conveniencia de que cada concejo dispusiese de un ordenamiento claro que facilitara la convivencia vecinal y regulara las relaciones con los concejos limítrofes y con la propia Orden. Debían sustituir a los escuetos y complejos fueros y privilegios aplicados hasta esas fechas en el ámbito jurisdiccional de la Orden, que frecuentemente daban pie a discordias y pleitos entre concejos y encomiendas vecinas. Además, debían atenerse y someterse a disposiciones de mayor rango, como lo eran las Leyes Capitulares, revisadas y matizadas periódicamente en los Capítulos Generales, el órgano regulador y legislador de la institución.
        En efecto, desde finales del XIV los Acuerdos, Leyes o Establecimientos de la Orden de Santiago se formalizaban por escrito, constituyendo textos legales matizando, derogando o ampliándolos de acuerdo con las situaciones coyunturales que iban afectando al señorío santiaguista. Se imprimieron por primera vez en 1502, como parte de un proyecto más ambicioso que tenía como objetivo recopilar las leyes de los distintos reinos bajo la monarquía de los Reyes Católicos.                      Concretamente, lo concerniente a dicha Orden le fue encomendado a Fernandes de la Gama, que lo agrupó bajo el título Compilación de los Establecimientos de la Orden de la caballería de Santiago del Espada (4) recogiendo disposiciones ya en vigor a finales del XIV, sobre las cuales se habían ido añadiendo o derogando los acuerdos tomados en los sucesivos Capítulos Generales celebrados hasta principios del XVI. Desentendiéndonos de los primeros LXXIX Títulos, que se centran en los Establecimientos Espirituales, nos ocupamos de su segunda parte, los Establecimientos Temporales o Leyes Capitulares, es decir, lo relativo a la buena gobernación de los pueblos santiaguistas, desarrollados en LXX Títulos, muchos de ellos subdivididos en apartados con rango de Ley.
        Pese al desorden del texto, entendemos que cubría satisfactoriamente el objetivo propuesto, esto es, su aplicación en las unidades administrativas en que había sido dividido el territorio santiaguista: cada una de sus dos provincias (la de Castilla y la de León) y, dentro de ellas, en sus distintas alcaydías y encomiendas, estas últimas constituidas por uno o varios concejos (5). Como debían ser los visitadores, gobernadores provinciales, alcaldes mayores, comendadores, alcaydes, alcaldes ordinarios, regidores y el resto de oficiales concejiles los garantes de su puesta en práctica y aplicación, sus primeros títulos (del I al XXIII) se dedican a regular el nombramiento de las autoridades citadas, a relacionarlas desde el punto de vista jerárquico y a recoger las competencias de cada una de ellas. El resto de los títulos y leyes regulan los distintos aspectos para el buen gobierno del señorío.
        Por lo tanto, existía una referencia básica para el gobierno de los pueblos santiaguistas. No obstante, como al parecer seguían surgiendo equívocos, los Reyes Católicos insistieron en la iniciativa ya tomada en tiempos de don Enrique de Aragón, confirmando que los concejos debían disponer de un ordenamiento particular para su buen gobierno, recogiendo lo establecido e instituido de forma general, así como ciertas peculiaridades locales concedidas a los concejos diferencialmente por privilegios antiguos (6). Por ello, en Guadalcanal decidieron establecer su primer ordenamiento a principios del XVI, siendo la iniciativa más antigua de esta índole tomada entre los pueblos santiaguistas de la zona que preferentemente nos ocupa, centrada en lo que fue el partido histórico de Llerena dentro de la provincia de León de la Orden de Santiago en Extremadura (7). No se ha podido determinar la fecha exacta de su redacción, pues en ninguna parte del texto legal se indica tal circunstancia. Sin embargo, por el desarrollo cronológico de los distintos documentos que integran el libro, intuimos que las ordenanzas fueron aprobadas por el concejo en fecha anterior a 1525, sin que mediara expresa aprobación o sanción real, la otra circunstancia que motivó la aparición del ordenamiento de 1674.
        El contenido más usual de las ordenanzas municipales abarcaba aspectos relacionados con el orden institucional, la economía, la limpieza, el abastecimiento y la organización, funcionamiento y administración del concejo; es decir, tal como sucede en la actualidad, incluyendo además otras consideraciones hoy fuera de las competencias municipales, como la ordenación de la vida económica y laboral (regulación de oficios, salarios y precios), en aquella época bajo la tutela de los gobernantes municipales ante la incompetencia o escaso desarrollo de la maquinaria administrativa del Estado y de la Orden. Por lo tanto, salvo las cuestiones relativas al derecho civil, procesal o penal, en aquellas fechas las ordenanzas municipales regulaban la práctica totalidad de los asuntos de cada comunidad o concejo.
        Por ello, podemos establecer grupos de ordenanzas centradas en uno u otro aspecto a regular. En este sentido diferenciamos ordenanzas:
        Institucionales o relacionadas con la administración del concejo y su hacienda, cuantiosa en nuestro caso. Se incluyen los derechos y obligaciones del cabildo concejil, de otros oficiales municipales sin voz ni voto en los plenos capitulares, y la administración de los bienes concejiles.
        Aquella otras incluidas para regular las relaciones con los concejos vecinos, aspecto importante en nuestro caso por compartir con ellos arroyos y abrevaderos, e incluso los aprovechamientos de casi 10.000 fanegas de tierras baldías.
        Las orientadas a organizar la economía agraria. Caben en este apartado las introducidas para fomentar y defender los cultivos y la ganadería.
      Las encargadas de garantizar los abastecimientos de artículos de primera necesidad (carne, pescados, pan, vino, aceite, etc.) en buen estado y a su justo precio.
        Las que regulaban las actividades artesanales e industriales, garantizando así manufacturas y productos de calidad, sin vicios y a un precio justo.
     Y otras difíciles de encuadrar en los apartados anteriores, como las que regulaban las fiestas, el trato con los esclavos, las tasas de profesionales liberales, peones, braceros y jornaleros, el control de las epidemias, la defensa del medio ambiente (regulación de los fuegos, caza, pesca, formas de aprovisionarse de leña y madera) etc.
        En nuestro caso, la disposición seguida a la hora de vertebrar el texto legal sigue un orden escuetamente alfabético en torno a determinados núcleos temáticos, como expresamente se indica en la declaración de intenciones (número 6 de la foliación superpuesta con signos árabes, que se corresponde con el folio ii de la organización original del texto):
        Acordamos de fazer este libro por el alphabeto o más vulgar por las letras del a, b, c, porque más ligeramente hallen el título o ley que buscaren buscándole en la letra que suena…

Notas. -
1 Salvador HERNÁNDEZ GONZÁLEZ es de sobra conocido por los habituales lectores de esta revista, donde ha participado en numerosas ocasiones.
2 YEVES ANDRÉS, J. A. Manuscritos españoles de la biblioteca Lázaro Galdiano, Madrid, 1997.
3 identifica al pueblo sobre el que trata el documento, indicando que es propio de su cabildo. Además, reseña el título, la fecha imprecisa de su redacción, que la ubica en el s. XV, y su estructura, indicando que está constituido por cuatro hojas sin numerar al principio, más 104 folios a dos caras con 29 líneas, Por último, aclara que se trata de un libro en pergamino de 205 x 144 mm.
4 existen otras ediciones más actualizadas correspondientes a 1527, 1555, 1565, 1577, 1598, 1605, 1655, 1702 y 1752, generalmente mandadas a imprenta después de algunos de los Capítulos Generales.
5 En este caso se toma como referencia la organización administrativa existente en la Provincia de León, más próxima al ámbito de los potenciales lectores de este artículo y que poco difiere de la observada en tierras castellanas.
6 CORRAL GARCÍA, E. y LADERO QUESADA, M. A. Ordenanzas de los concejos castellanos: Formación, contenidos y manifestaciones (s. XIII-XV), pág. 37. Burgos, 1988
7 Las otras iniciativas de las que tenemos constancia corresponden a años posteriores,

Manuel Maldonado Fernández
Revista de Feria de Guadalcanal 2005

sábado, 18 de noviembre de 2023

Guadalcanal en los archivos eclesiásticos y municipales

Inventarios de archivos históricos  municipales y de de Tentudía

    La vinculación eclesiástica de Guadalcanal con el Priorato de San Marcos de León y el Monasterio de Tentudía durante la época que pertenecía nuestra villa a la Orden de Santiago y enclavada dentro de la provincia de León de Extremadura, ya sido analizada por muchos historiadores y sobre ello hay una enorme bibliografía a disposición en anales y estudios.
    Aquí queremos analizar varios legajos y documentos analizados y clasificados que se encuentran a disposición de los historiadores. Esta documentación se encuentra en el Centro de Desarrollo Comarcal de Tentudía (CEDECO-Tentudía) y en la parroquia de San Pedro de Monasterio (Badajoz), así como en otros archivos municipales y parroquiales, en el caso de los citados archivos en Guadalcanal, me consta la labor de los archiveros para clasificar y catalogación de la documentación que se podrán consultar.
    Relacionamos algunos de ellos:

CONVENTO DE MONJAS CONCEPCIONISTAS
Año 1795.- reglamento del Consejo de órdenes al efecto 26-1 1795 Recurso sobre el pago de los alimentos que debe el convento concepcionista de Guadalcanal a dos religiosas trasladadas al de Segura. Legajos 21-3

CONFLICTOS CON LA [TENENCIA DE VICARÍA DE GUADALCANAL]
Año 1785 Ejecutoria ganada por el vicario de Tudía en el pleito con su teniente de Guadalcanal Legajos 27-15
Año ¿1805? Instancia del vicario de Tudía solicitando testimonio del privilegio de Guadalcanal sobre el nombramiento de los tenientes, e informe del teniente actual 38-59 inc.
Año 1832 Providencias sobre el proceder del teniente de vicario en el encarcelamiento del párroco de Santa Ana de Guadalcanal legajos 38-53.
Sin fecha (s.f.) Impreso del ayuntamiento de Guadalcanal solicitando que su vicario conozca en todas las causas en primera instancia, así como en las de apelación que le fije el Consejo de órdenes 2.7-21.
Sin fecha (s. f.) Impreso. Defensorio por la vicaría de Guadalcanal, en cinco capítulos:
1- Jurisdicción ordinaria del vicario;
2- Es inferior al de Tudía, pero no es su teniente;
3- Puede nombrar teniente;
4- No cesa por promoción o muerte del de Tudía; 5- Ha de ser religioso de la Orden de Santiago Legajos 27-9
OTROS DOCUMENTOS. XI (2).17. GUADALCANAL
1662, 1764 Reales provisiones facultando a los párrocos la administración de todas las capellanías 27-12
774 autos sobre la provisión de la sacristía. Información del personal de servicio y dotaciones 18-12 1792
Autos de la demanda instruida por los incidentes ocurridos en la elección de colector de la parroquia de la Asunción 38-75
1802 apelación de un auto del teniente de vicario contra el presbítero D. Juan García por cerrar una ventana en pared divisoria 18-13
1802 demanda de Alfonso Arenas contra Juan Alonso y sus cuñados de Alanís, por una propiedad que tiene réditos de una capellanía 20-20
1804 juicio de conciliación entre D. Fernando Artero, vecino de Calera, y varios vecinos sobre la bellota de una dehesa 17-5
1843 oficio del alcalde para que se separe de su cargo al vicario por no haberse sumado al pronunciamiento nacional 23-3
1843-1850 Correspondencia entre el vicario de Tudía y el teniente de vicario de Guadalcanal S.C.

MATRIMONIOS DE GUADALCANAL
1801 dispensas y otras diligencias matrimoniales 36 ç
1806-1856 Ídem 34

Jurisdicciones eclesiásticas
    Desde sus inicios las poblaciones de la Mancomunidad, surgidas a la Historia en plena Edad Media, se integran, salvo el caso de Bodonal de la Sierra, en la Vicaría de Tudía y Reina. Contra lo que pensaba Rodríguez Blanco (1985: 329), la Vicaría contaba con atribuciones jurisdiccionales y término bien definido. (“El último titular fue Don Vicente Espínola y Centurione, Marqués de Montemolín (vid. Interrogatorio Real Audiencia, pág. 698). Según el informe incluido en la Estremadura de López de 1798, la recuperación de la jurisdicción fue en 1776. pág. 312”).
    El vicario de Tudía y Reina contaba en un principio con tres vicarios, uno en Llerena, otro en Guadalcanal y otro en la propia villa de la Calera. La polisemia del concepto de vicario y su contenido jurisdiccional originarían conflictos interminables entre las autoridades en contacto, el Vicario de Tudía con su propio vicario de Guadalcanal, o con el Vicario General y el provisor, vicario a su vez del Prior de San Marcos (Un buen estudio sobre las dignidades santiaguistas de la provincia de León puede leerse en la obra de V. Navarro del Castillo, Historia de Mérida y pueblos de su comarca, t. 11, Cáceres 1974, especialmente cap. XXXIII-XXV).

Archivos municipales.
    Origen y estado de los mismos. Pronto se evidenció que el mejor archivo municipal de la Mancomunidad, por lo que a volumen documental guardado se refiere, es sin duda el municipal de t., al punto que, por lo extenso de dicha documentación, la catalogación no ha podido pasar del mediados del S. XVII, puesto que había que dedicar tiempo a los demás de la Mancomunidad y otros de fuera de ella. Le sigue en importancia o masa documental el de Cabeza la Vaca, y en tercer lugar el de Segura de León. Obviamente la relevancia de tal masa documental afecta no sólo al ámbito local de estas y las demás poblaciones mancomunadas sino que rebasa sus límites hasta resultar en muchos casos de interés, cuando menos regional, entendiendo por tal un ámbito no administrativo sino territorial, es decir, de un ámbito tan sólo inmediatamente inferior al nacional ; tal es el caso por lo que respecta a antiguas poblaciones santiaguistas hoy en otras administraciones autonómicas o provinciales como son las de Guadalcanal, en la de Sevilla, o Arroyomolinos y Cañaveral de León en la de Huelva, pero también para las del propio límite mancomunado.

Archivos vicariales y parroquiales
    De forma general se puede afirmar que los archivos parroquiales han guardado mejor la documentación que los municipales. Del archivo del Vicario de Tudía, al trasladarse de Calera a Segura de León hacia 1790, debió desecharse toda la documentación acumulada desde la fundación de la Vicaría a finales del S. XIII. Tan sólo se reservaron los documentos que incluían los pleitos de aquella con diversas instancias santiaguistas (prior de San Marcos, provisor de Llerena, vicario de Guadalcanal, sobre todo) a partir de 1427, bien en los documentos originales bien en transcripción de los pleitos, o ambas cosas a la vez. A eta última fecha corresponden el pleito y la llamada sentencia antigua, favorable al Vicario de Tudía frente al provisor de Llerena, por oposición a la sentencia nueva, de 1536, por la que el provisor asentó sus derechos en perjuicio de los del Vicario. Junto a esta documentación originada en los diversos pleitos, se incluye manuscrita alguna historia de la Orden de Santiago y de su Vicaría de Tudía. Igualmente se conservan escritura de bienes, donaciones y fundaciones a favor de la Vicaría anteriores a 1790. En ellos estaba en juego la supervivencia de la institución. La documentación vicarial se guarda en mejores condiciones a partir de 1790, es decir, la generada por la institución en su último siglo de vida, y en ella encontramos expedientes matrimoniales. El archivo parroquial de Calera de León guarda escrituras de diverso contenido relacionadas con la Encomienda y Vicaría de Tudía, con una cronología que va de 1512 a 1878. Todas las poblaciones de la Mancomunidad estuvieron incluidas en el distrito vicarial, salvo la de Bodonal que lo estuvo en la Fregenal de la Sierra.

Se ha respetado la escritura original de los textos.

Fuentes. - MESTO cuadernos monográficos de Tentudía III
INFORME SOBRE LA TERCERA FASE DEL PROYECTO LA MEMORIA COLECTIVA DE TENTUDÍA Andrés Oyola Fabián.

sábado, 11 de noviembre de 2023

Guadalcanal año a año

Una Revista casi centenaria

             La Revista de Feria de Guadalcanal es prácticamente centenaria, el primer número que aparece en mis archivos es de 1928, pero creo que existen algunos anteriores, esta revista se llamaba “EL COMERCIO DE GUADALCANAL”, dirigida por Manuel Elena y estaba dedicada a las ferias y fiestas de la localidad.

             En ella ya aparecían artículos de escritores locales y foráneos, algunos de ellos, como es el caso de una poesía de Luís Chamizo, insigne escritor y poeta de Guareña que se estableció en nuestra localidad al esposarse con Virtudes Cordo Nogales en 1921, Este artículo que contiene la poesía “HEROES SIN GLORIA”, es una oda dedicada a los héroes sin gloría, los héroes del martillo y del arado. Igualmente aparece en esta revista un curioso artículo como uno de Édouard Heliot, escritor y político francés de la época, titulado “EL PROBLEMA DELALCOHOL”.

           Vemos el programa de la feria de ganado y fiestas del 1928, del 4 al siete de septiembre, organizados por la comisión de festejo, siendo presidente de la misma, Don Ignacio Vázquez, alcalde Don Guillermo Alvarado y actuando de secretario Don Adrián Salinas. La inauguración fue el día 4 a las 7,00 horas de la mañana con un pasacalles amenizados por la banda de música de la localidad dirigida por el profesor señor Escote, el día 6 a las 18,00 horas solemne procesión de Nuestra Señora de Guaditoca, patrona de la localidad, organizada por su Real Hermandad, con acompañamiento de las Autoridades, Banda Municipal de Música y de Tambores y Cornetas, durante el recorrido se dispararán numerosos cohetes y tracas. Por las noches, bailes de sociedad, conciertos, circo (Circo París), teatro, cinematógrafo, fuegos artificiales y otros festejos. Igualmente, se anunciaban el comercio de la localidad y la zona, como PURIFICACIÓN R. FRESNO -Fábrica de harinas y panificación esmerada-, ALBERTO DE LA HERA -Farmacia, droguería y perfumería-, JOAQUIN GARCÍA CALDERÓN -Transportes de mercancías y viajeros, servicio a la estación de tren-, CASA ROMERO – Bisutería, mercería y novedades-, FONDA DE MISERICORDIA - Casa especial para viajeros, amplías y ventiladas habitaciones, limpieza absoluta y cuarto de baños-, JULIO BARRAGAN CORDOBÉS -Paquetería, mercería, perfumería, ferretería, calzados y armas y explosivos de todas clases-, MANUEL NAVAS - Sombrearía-, SANTA CLARA – Molino de aceite, fábrica de harinas y panificación-, ADRIANO ATALAYA RIVERO -Almacén de calzado-, MARCOS ALVARADO Y TENA -Fabrica de aceite de oliva y orujos, jabones y sulfuros-, JUAN ATALAYA ROMERO -Colonias, paquearía, quincalla y vinos.- MANUEL BAÑOS MÁRQUEZ - fábrica de curtidos-. Y otros establecimientos, algunos de ellos han perdurado durante todo el siglo XX a través de sus sucesores.

            En esta canturía, la revista ha tenido diferentes nombres, como EL COMERCIO DE GUADALCANAL -Revista ilustrada-, FOTO Y LUZ -Revista de feria-, GUADALCANAL. Revista de feria o feria y fiestas-, PROGRAMA OFICIAL DE LOS FESTEJOS, REVISTA DE GUADALCANAL, y otras, simplemente ponían en su portada GUADALCANAL y el año. La revista durante tantos años ha pasado por varios estilos y contenidos, algunas de ellas, se limitaban simplemente al programa oficial de la feria, otras, la mayoría han contado con gran variedad de artículos y poesías, de guadalcanalenses y gente que ama Guadalcanal.

            La revista no siempre tuvo una cadencia anual, pero fue a partir de los años 70 cuando cogió su redacción y dirección Rafael Rodríguez Márquez, nuestro añorado amigo “Rafalito Electrovira” cuando realmente la edición tuvo continuidad hasta nuestros días, Rafael aparece por primera vez en el año 1969 con su artículo “REYES MAGOS”, en el reflejaba en aquella época los escasos juguetes que nos traían a los niños “el flaco caballo de cartón o la ruidosa chirriera,..” después siguen apareciendo sus artículos, año tras año, todos ellos relacionados con Guadalcanal, en el año 1973 aparece en el consejo de redacción de la revista, a partir del año siguiente coge la dirección hasta el 1985.

            Con Rafael a pesar de la diferencia de edad y que yo he vivido desde los nueve años fuera de Guadalcanal, me unía una amistad especial, tal vez nos unió nuestro amor por nuestra villa, como a tantos otros. Era la única persona que me llamaba en el pueblo Aguilar, mi segundo apellido por línea materna, tal vez por la amistad que le unía con mi tío Antonio, con el que compartía primer apellido y su gran pasión por el Guadalcanal CD, de los que ambos formaron parte de la directiva.

            Todos los veremos cuando iba a la feria me tenía guardada la revista, recuerdo que en el año 82 hablando con él en la puerta de la Puntilla, me comentó que estaba buscando un libro de poesía en las librerías de Sevilla y no lo encontraba de Agustín Capitán Álvarez, otro ilustre escritor Guadalcanalense poco conocido, le ofrecí que me diese el tirulo y yo se lo buscaba en Madrid, finalmente lo localicé en una librería de viejo de la Cuesta del Moyano de Madrid, se lo llevé en Navidades y me regaló un estuche con una pluma y un bolígrafo de la marca Inoxcrom, que guardo en mi escritorio como un tesoro.

            Cuantos y cuantos artículos, trabajos de personas de nuestro pueblo o muy amantes de él a través de los años, artículos que nos ha enseñado la historia de Guadalcanal, sus monumentos, sus hijos ilustres, el sentir y el pensar de nuestra gente, escritores, poetas e historiadores como los mencionados anteriormente Agustín Capitán y Luis Chamizo, u otros relevantes Manuel Maldonado Fernández, Antonio Gordón Bernabé, María Dolores Gordón Peral, Juan Collantes de Terán, Jesús Rubio, Antonio Fontán, Antonio Burgos, Andrés Mirón, Alberto Bernabé Salgueiro, Salvador Hernández  González, y tanto otros, que unir a la lista interminable de Guadalcanalenses o foráneos, como José F. Titos Alfaro, Pedro Porras Ibáñez, Leopoldo Tena, Rafael Rodríguez Márquez, Ignacio Gómez Galván, José Baños Carmona, José María Álvarez, José Vázquez Márquez, Rafael A. Rivero del Castillo y un largo etcétera, entre los que humildemente me incluyo. Sin olvidar por último en esta larga lista a José Luis Ceballos y Antonio Murillo (Muri) que con sus historias futboleras nos han recordado las vicisitudes y anécdotas de nuestro equipo de futbol.

            La revista y el formato que actualmente conocemos se debe en parte a Ignacio Gómez Galván que en los dos periodos que ha estado en el ayuntamiento como concejal, ha llevado la dirección y le ha dado un formato más actual.

Rafael Spínola Rodríguez
Teruel, mayo 2021.
Publicado en la revista Guadalcanal 2021

sábado, 4 de noviembre de 2023

Barberías y carnicerías en Guadalcanal

¡Qué cosas trae la modernidad!

             Cuando Guadalcanal contaba con muchos más habitantes y actividad, las carnicerías se convertían en centro social para nuestras madres y abuelas y las barberías el centro de reunión y mentidero para nuestros padres y abuelos.          

  

         
Barberías. -

            Recuerdo cómo me contaba mi padre que se tiraban de dómía hasta quince días y cuando regresaban al pueblo eran visitas obligadas, primero ir a la barbería para pelarse o afeitarse, después ir al Bar Cazalla, El Chato, El Botero o cualquier otro casino para tomar unos vinos y chalar con las amistades, eran los noticieros del pueblo.

            En la actualidad y aprovechando la modernidad, los hombres se cortan el pelo y se arreglan la barba, la mayoría en las peluquerías unisex o de señoras, ya no existen barberías en Guadalcanal, ¡qué cosas trae la modernidad, me comentaba un viejo amigo que me vio salir una tarde de una de ellas!

            Aun pensando que podemos dejarnos algunas, citamos:

            En los años 30/40 estaban abiertas, en la calle Calvo Sotelo (actual Antonio Porras) se encontraba la barbería de José Casaus Parra, la de Adelardo Palacios (padre del Sano) en la calle San Sebastián, 24 y también pelaba y afeitaba en las casas, Antonio Criado en la calle Granillos, Rafalillo en la calle Milagros, Clemente en la calle Milagros y después en la calle San Sebastián.

            En la siguiente década, Martin Cote Blanco en Plaza España, 8, José Escote Romero en General Mola, 1 (actual Costalero), José María Gil Cantero en Muñoz Torrado, 1, José Pérez Gusano en Calvo Sotelo, 3 actual Médico Antonio Porras, Pepe el Músico (Plaza de España), entre otras.

            Según el libro de Rafael Rodríguez Márquez, en Guadalcanal hubo 8 barberías en los años 50 y 70.

            Muchos de mi edad recordados como barbero ambulante a nuestro recordado Rafael Palacios Gil (El Sanito), junto a su maletín de barbero y los caramelos que nos regalaba a los niños (para que estuviésemos quietos) y los de menta a nuestros abuelos (para que no tosieran), igualmente, llevaba la cámara de fotos en ristre, en invierno vendía cajas de polvorones, (de los que se pegaban al cielo de la boca decía y había que despegarlos con aguardiente). Si moría alguien allí estaba con su seguro para ofrecer los servicios que cobraba mensualmente puerta a puerta, era igualmente ditero y otros quehaceres…, y aun le quedaba tiempo para organizar y ayudar  a los vecinos de Santa Ana y los Escaloncitos en lo que le pedían, a principio de los 70 se trasladó a Sevilla por motivos de trabajo ( se metió a celador), pero cada vez que tenía vacaciones, Navidades, Semana Santa, Feria o en los fines de semana aprovechaba para venir al pueblo y seguir haciendo fotos (su pasión) decía.

            Hay un artículo en la revista de feria de Guadalcanal (1991) que escribe un paisano con el seudónimo de Pepe Shopson, sobre unos hechos ocurridos en los años 50 en la Barbería de Manolo Escote, situada en lugar privilegiado de la plaza, titulado “Cuernos en la barbería” y que reproducimos:

            “Yerra el lector si supone, por el título de estas líneas, que el asunto se refiere a una infidelidad conyugal consumada en una peluquería, que, en Guadalcanal, donde ocurrió la historia, se denomina en el vocablo cervantino cuando se trata del establecimiento de caballeros".

            Los hechos ocurrieron una tarde de verano de 1950. Fueron protagonizados por ese singular y entrañable guadalcanalense llamado Manuel Escote y por un viajante, cuyo nombre ni conocemos ni hace al caso.

            Baste saber que era sevillano, chaparrito y vacilón. El escenario fue la barbería de Manolo, sita en la impar plaza de España, de Guadalcanal, frente a la estatua de A. López de Ayala, aquel que temía “más al olvido que a la muerte”.  

        Serían las primeras horas de la tarde, en las que la tranquilidad de la plaza, mientras los naranjos agrios aguantaban impávidos la canícula, era absoluta.

         La barbería, como la tenía puesta Manolo, se diferenciaba poco de las de otros pueblos de Andalucía. El detalle distintivo era una hermosa cornamenta de ciervo que había en la pared que quedaba a la derecha de la puerta, y que cumplía la utilitaria misión de perchero. Se trataba de las astas de una pieza no cobrada por Manolo, sino de un regalo que le había hecho uno de sus hermanos, aficionado a la caza mayor, ya que nuestro protagonista, empedernido cazador, lo era de las especies pequeñas que abundaban por nuestro término.

            Aquella tarde, Manolo, después de haberse levantado de la siesta, abrir la barbería y haber leído el ABC, daba cuenta del crucigrama de Cova con la facilidad acostumbrada. De pronto, La cortina dejó entrar la luz de la plaza y una voz netamente sevillana irrumpió en la estancia:

            _ Buenas tardes, maestro. Aquí vengo, a ver si me hace usted un buen arreglo.

            Manolo, al mismo tiempo que se levantaba del sillón giratorio en que se encontraba, contestó:

            _ Buenas tenga Usted. Veremos lo que podemos hacer.

            El cliente se acomodó en el sillón del que Manolo acababa de levantarse.

         Manolo le aplicó el paño blanco, y tras ajustar el respaldo a la altura del cogote, empezó su faena, extendiendo jabón con la brocha sobre el rostro de su desconocido cliente. Este, que ya había reparado en los hermosos cuernos que adornaban la pared de enfrente, no pudo reprimirse las ganas de vacilar a Manolo, y con la entonación ambigua que el caso requería, pausadamente dijo:

            _ Maestro, digo yo que buenos cuernos tiene usted… aquí.

            _ Mire usted qué casualidad, -respondió Manolo sin inmutarse, mientras continuaba su cometido-, precisamente son del último viajante que pasó por aquí, que se los dejó olvidados.

            El Viajante tras la sorpresa de la respuesta, encajó el golpe con deportividad. En Sevilla, en más de una ocasión, tomando unas copas con amigos de su gremio, decía que había algunos, como el barbero de Guadalcanal, que no se cortaba un pelo”. 

Carnicerías. –

      Las carnicerías fue otro sector que tuvo gran actividad en Guadalcanal, ya encontramos una referencia del siglo XVI, en la revista de feria de Guadalcanal (2003) de Antonio Gordón Bernabé:

      Diego Ramos de León el Rico que era hijo de Diego Ramos el Viejo y de Elvira Rodríguez de León, marcho a Indias en la primera mitad del siglo XVI y se asentó en México. Allí testó en 1556 y murió. Mando fundar dos capellanías, una en el convento de San Agustín de México y otra en Guadalcanal, en la iglesia de San Sebastián, esta con 3.000 ducados para decir misas por su alma y la de su familia. Eran sus hermanos García Ramos el Viejo, Alonso Ramos Rico y Rodrigo Ramos de León el Viejo.

      Mandaba que con ese dinero se comprara además una carnicería que se hallaba junto a la iglesia de San Sebastián "y se quite de tal negocio por la reverencia que se debe tener" según consta en la manda testamentaria.

       Al igual que con las barberías, seguro que nos dejamos algunas, pero a continuación describimos las que hemos encontrado referencias:

    En los años 30/40 Francisco Tomé Gil, Jesús y José Vázquez Díaz, Rafael Morente Gusano, en la siguiente década, 41/55, José Álvarez Ibáñez en la calle San Sebastián, 8, la mayoría estaban en la Plaza de Abastos. Juan Arcos García y posteriormente Juan Arcos Yerga (los Romaneros), Manuel y José Galván Muñoz, Félix Ramos Polanco, Antonio, Josefa y Adelardo Álvarez Tomé.

    Otras fueron las de Antonio Tomé Trancoso, Dolores Tomé Vázquez y Tomás Tomé (Tomasin) en la Plaza de Abastos, Patrocino Moreno Chacón (Patro) que la tuvo en la calle San Francisco, en la Plaza de Abastos y al lado de la antigua cárcel, Juan Gallardo Jiménez en los Mesones, entre otras

       En la actualidad, después de cerrar Juan Arcos (hijo del Romanero) por jubilación, en la plaza de abasto la única referencia que queda de nuestros carniceros es Rafael Romero Galván (Chasquito) y en los diferentes supermercados también se venden carne y chacinas, pero aquellas tertulias en la cola de las carnicerías, -pasa Guaditoca, tu tienes más prisa, no pasa tú Rosita que estoy hablando con mi comadre-, eso ya no volverá.     

Publicado en 2018 en el blog “Guadalcanal por su recuperación Patrimonial”

sábado, 28 de octubre de 2023

CON LA ALFORJA AL HOMBRO (y 4)

3ª ETAPA DE CAZALLA DE LA SIERRA A EMBALSE DEL RETORTILLO (LA PUEBLA DE LOS INFANTES)

        Comenzamos la cuarta ruta que hemos previsto, como primera parada nos marcamos llegar hasta la Colonia del Galeón, lugar que encontramos otra particularidad del diverso paisaje de nuestro parque, visitamos los viñedos y la bodega del mismo nombre, con un cultivo esmerado y ecológico de variedades en su mayoría de origen francés, como son Syrah, Merlot, Cabernet Saungnon, o el Tempranillo, apreciada por todas las Denominaciones de Origen españolas por su actitud para la mezcla con otras variedades y hacer excelentes vinos, el cultivo de la vid que en épocas anteriores fue muy extensa, se encuentra casi extinguida en esta zona, debido principalmente a la enfermedad de la filoxera, que a principios del pasado siglo mermó este cultivo en toda España.

        Continuamos caminando entre dehesas y monte, dejando a nuestra izquierda Navahonda y el cerro del San Cristóbal, en la Sierra del Cubillo y continuamos camino hacia El Pedroso, no sin ante visitar el cortijo Del Patronato, nos encontramos antes de la entrada al pueblo las confluencias de los arroyos Gondula y Las Cañas, antes de entrar en la localidad nos acercamos a la Ermita de la Virgen del Espino, construcción de estilo mudéjar, edificio de una sola nave que data posiblemente del siglo XV y en siglo XVIII tuvo lugar una serie de obras de reformas y ampliación, siendo muy semejante al estado actual. Cabe destacar el crucero que se encuentra frete a la fachada principal y que según el profesor D. José Hernández Díez, fue obra de los mismos canteros gallegos que labraron la fachada del Ayuntamiento de Sevilla (Plaza de San Francisco).

        Entramos en el Pedroso bello pueblo en el centro del parque, con un casco urbano semicircular en torno a plaza que alberga la Iglesia de Ntra. Sra. de la Consolación, esta villa perteneció en tiempo de los árabes al distrito de La Kura de Firrish, cuya capital que se situaba dentro del término municipal de Constantina se llamaba Firrish, posteriormente, en 1248 en la reconquista como jurisdicción de la Tierra de Sevilla, el Concejo del Pedroso (Tierra de Realengo), posteriormente la consolidación del Lugar del Pedroso está documentada en la Crónica de Alfonso XI, siguiendo con su rica historia, a finales de febrero de 1502, los Reyes Católicos que procedían de Sevilla, permanecieron en El Pedroso. Caballeros castellanos y portugueses que acompañaban a Isabel de Portugal, igualmente pernoctaron en la localidad con la reina en 1526, en su viaje a Sevilla para casarse con Carlos I. Igual que la mayoría de pueblos de la Sierra Norte conocieron tiempo de esplendor en la primera mitad del siglo pasado, acercándose a los 5.000 habitantes, tras la emigración que comenzó por los años 60 y el abandono progresivo de las labores agrícolas y ganaderas, en la actualidad apenas sobrepasa los 2.300 habitantes. Dentro de sus monumentos, nos encontramos.
        La Iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, tuvo su origen en una construcción de estilo gótico-mudéjar, de la que se conserva una capilla y la pila bautismal, que data de principios del siglo XV, introduciéndose modificaciones a mediados del siglo XVI, ampliándose nuevamente en la segunda mitad del siglo XVIII; Otros monumentos son la citada Eremita de la Virgen del Espino; La Cruz del Humilladero que se encuentra frente a la fachada principal de la iglesia, su contrición corresponde a la mitad del siglo XVI, concretamente al año 1540; Ermita del Cristo de la Misericordia que ocupa el antiguo Hospital de la Misericordia, el edificio original era una construcción mudéjar de finales del siglo XV, pero su primitivo aspecto ha sufrido varias transformaciones hasta la imagen actual que corresponde a las obras que se llevaron a efecto a lo largo de los siglos XIX y principios del XX; Y La Cartuja (Casa Granja) construida en el siglo XVI por los frailes de la Orden de San Bruno.
        
        Salimos de la población y nuestra próxima parada será el Embalse del Huéznar, entre paisajes de dehesas y senderos bien acondicionados, siguiendo el curso de la rivera, llegamos al retroceso norte del embalse, ya en los límites del parque, dejamos a nuestra izquierda Cañadas del Romero y cruzamos el embalse en barca en nuestro camino a Constantina.
        Una vez hemos cruzado a la otra orilla, cogemos el sendero que pasa entre el cortijo de Frías del Charlo y la Dehesa de Frías, continuando por dehesas de ganado y toros bravos llegamos a las inmediaciones de Constantina por el sendero entre la Fuente del Negro y las Baltronas.

        Llegamos a Constantina, unas de las villas principales del parque, según los restos arqueológico hallados en cuevas cercanas al núcleo de la población, muestran ya una ocupación en la época calcolítica, después fue llamada Laconimurgi por Plinio en la época celtita, el topónimo se fue renovando en la época de la colonización romana llegando a llamarse Constancia Iulia, pero fue ya en la época islámica cuando se empezó a configurar como núcleo urbano, de la que aún existe el Barrio de la Morería, ubicado en la ladera del cerro del Castillo, fue reconquistada en el año 1247 y entregada al rey Fernando II de Castilla, pasando a agregarse a Córdoba y en 1258 se anexiona al reino de Sevilla por el privilegio de Alfonso X; En el año 1594 ya formaba parte del reino de Sevilla y contaba con 1047 vecinos percheros.
        Durante la segunda mitad del siglo XIX y primer tercio del siglo XX  Constantina tuvo una gran actividad industrial, con fábricas de hielo, corcho, almazaras de aceite, destilerías, etc., pero como el resto de poblaciones de la zona, con la desindustrialización y la emigración que sufrió Andalucía, a mediados de los 60 comenzó el éxodo de la población a otras zonas más industrializadas.
        
        Está población cuenta con gran cantidad de edificios catalogados por el Patrimonio Histórico Artístico Andaluz, como la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación, de estilo mudéjar y que data del siglo XIV, ampliada en el siglo XVI por Hernán Ruiz II que construyó su torre y fachada; La Iglesia de Nuestro Padre Jesús, edificio construido en el siglo XVIII; La Iglesia de la Concepción y el Convento de Santa Clara, que conservan la portada del Convento del Tardón que actualmente se ha convertido en casa habitada por vecinos; El Castillo que descansa sobre los resto de un castrum romano, el edificio actual data de la época islámica y era una fortificación de defensa importante del eje norte-sur hacia Sevilla en la línea defensiva de La Kora de Firrish, las últimas modificaciones del conjunto del edificio fueron efectuadas en el siglo XV por Rodrigo Ponce de León.
        Otros monumentos so el conjunto de viviendas del barrio de la morería, la plaza de toros, la Torre del Reloj y el centro histórico en su conjunto por sus edificios de variada arquitectura de fisonomías burguesas y señoriales.        

        Cogemos el camino de la Jurdana que se inicia en la ladera del parque de “El Castillo” pasando por la Fuente El Chorrillo (siglo XVI), la Ermita de Ntra. Sra. de la Yedra y la Huerta de Fuente Nevada para llegar finalmente al Centro de Visitantes de El Robledo, donde podemos percibir el sonido de los bosques de las riberas de los ríos del parque y los olores de las plantas aromáticas del monte mediterráneo, cuenta con un jardín botánico, exposiciones para comprender el ayer y el hoy del parque y el equilibrio hombre-naturaleza en montes y dehesas , así como restos de las culturas que a través de los siglos han poblado las distintas zonas del parque.
        Continuamos nuestro camino para hacer una parada en las Navas de la Concepción, dejamos al margen el cerro de Gibarrayo, cruzamos el río Guadalvacar y el nacimiento del arroyo Mazacán y por el sendero del cortijo de Doña Catalina llegamos a Las Navas de la Concepción. 
        
        Las Navas de la Concepción tuvieron su origen allá por el año 1557 que con el permiso de Felipe II se construye un asentamiento de viviendas de trabajadores dependientes de Constantina que desde tiempos inmemoriales criaban cerdos en las dehesas, de ahí su nombre de Navas o Colinas, allí los frailes de la orden de San Basilio construyeron el Convento de San Antonio del Valle, desaparecido en la época de la desamortización y cambian su nombre de las Navas de las Puercas por el actual Las Navas de la Concepción, firmado por Real Decreto de Isabel II de 11 de febrero de 1854 y otorgándole el título de villa. Su monumento más representativo es la Iglesia Parroquial, construida en la mitad del siglo XVIII, en su interior destacan las esculturas de los siglos XVII y XVIII procedentes del antiguo convento de San Antonio del Valle. 
        Salimos de la población por el sendero de la Rivera de Ciudadeja entre bosques de galerías y nos dirigimos por el margen del Río Retortillo al pantano de su mismo nombre construido 1970, dentro del término municipal de La Puebla de los Infantes, el núcleo urbano de esta localidad se encuentra ya fuera del ámbito del parque, así que decidimos terminar aquí esta etapa.

RESUMEN. -
En este viaje imaginario que hemos hecho en tres etapas, hemos recorrido el Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla, con sus pueblos y sus gentes, sus cortijos, sus montes y dehesas de encinas y alcornoques centenarias, sus riberas y ríos…, en definitiva hemos conocido una zona natural con rica vegetación, bosque frondoso mediterráneo, dehesas de alcornoque y encina, en zonas húmedas aparecen formaciones de quejido, lentisco, madroño, y acebuche, fresno, olivo, aliso, sauce, olmo, castañares y pinos piñoneros y el protegido eucalipto.
La fauna es igualmente diversa y rica, ciervos y jabalí constituyen la reserva de caza mayor del parque, una escasa población del lince ibérico, y otras especies esquivas y difíciles de ver, como el zorro, la jineta, la nutría, el turón, el gato montés, el meloncillo, y el tejón, a pesar de los depredadores y el hombre, la fauna más extendida son las aves, con especies tan interesantes como el buitre negro, el águila real, la cigüeña negra o el mirlo acuático.
Entre sus muchos monumentos, debemos destacar dos naturales, El Cerro del Hierro y las cascadas de la Rivera del Huéznar, ambos declarados Monumentos Naturales y protegidos de la Naturaleza.

Fuentes. - Webs Ayuntamientos, Guía de Parques Naturales de España, página Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y autor. 

Rafael Spínola Rodríguez