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lunes, 10 de diciembre de 2018

Nuestro Entorno 9


Algunas reflexiones sobre las ermitas de la provincia de Sevilla y sus bienes muebles (Segunda parte)

Un grupo importante, especialmente por las imágenes que en ellas se veneran, es el compuesto por los templos cuyo origen se relaciona con los hechos históricos de la Reconquista. El asedio de la ciudad de Sevilla por las tropas cristianas dio como resultado la construcción, en los lugares donde se habían instalado los campamentos, de las ermitas de Nuestra Señora de Valme en Dos Hermanas y Nuestra Señora del Aguila en Alcalá de Guadaira. Esta última se utilizó hasta mediados del siglo XVI como iglesia parroquial, pasando a denominarse ermita cuando la población abandonó definitivamente el recinto militar en el que se sitúa, a lo largo de la centuria siguiente. Relacionado con los capitanes del ejército de San Fernando, o con sus familiares, se encuentran la ermita de Nuestra Señora de Roncesvalles de Bollullos de la Mitación y la Capilla de Santa Ana de Dos Hermanas. En estos templos se veneran imágenes góticas, de fines del siglo XIII, excepto en la de Alcalá de Guadaira que, al ser quemada en 1936, fue sustituida por una copia realizada por Illanes al año siguiente. Aquellas esculturas son de gran interés, no sólo por ser las más antiguas que se conservan en la provincia, sino por tratarse de obras realizadas en talleres del norte de España o franceses, caso de la Virgen de Roncesvalles. Todas responden a los modelos medievales de tradición bizantina, apareciendo sentadas o de pie, sosteniendo al niño sobre el brazo o la pierna izquierda. Ambas figuras miran al frente, en actitud hierática, sin ninguna relación entre sí. Estas mismas características presenta la Santa Ana Triple de la capilla del mismo nombre en Dos Hermanas.
En este caso, Santa Ana le sirve de trono a la Virgen y ésta, a su vez, al Niño. La iconografía de esta imagen es centroeuropea, siendo una simplificación de la representación del árbol de Jesse o generación terrenal de Cristo.
La ermita de San Mateo de Carmona, al igual que las anteriores, tiene su origen en la Reconquista. En este caso, en la acción de gracias por la toma de esta población sevillana el mismo día de la festividad del santo. Los conquistadores decidieron construir una ermita donde celebrar los aniversarios a través de un acto de “pleito-homenaje” que, prácticamente, se estuvo realizando hasta mediados del siglo XIX. En la década de los ochenta del presente siglo, tras la restauración de la ermita, el Ayuntamiento ha recuperado esta antigua tradición (13). Durante las obras de rehabilitación se descubrieron restos de pinturas murales, posiblemente del siglo XV. De entre ellas, la mejor conservada es la que representa, en el muro de la epístola, una Santa Lucía distinguiéndose sus atributos característicos, la bandeja con los ojos y parte de la palma del martirio.
Este hallazgo nos hace reflexionar sobre la importancia que tienen estos inmuebles para la Historia del Arte en Andalucía, ya que muchos de ellos guardan aún
importantes obras pictóricas hasta hoy desconocidas. No es ésta la única muestra de pintura mural de fecha tan tardía que se ha localizado en la provincia de Sevilla. De no existir ningún testimonio medieval de esta modalidad de pintura, si exceptuamos las del Monasterio de San Isidoro del Campo en Santiponce, en los últimos años han ido apareciendo importantes testimonios.
Una vez estudiados y analizados en su conjunto, nos ayudarán a conocer mejor las labores de los talleres sevillanos a lo largo de los siglos XIII al XV. Junto a la anteriormente comentada y a las aparecidas, durante las obras de restauración, en la Capilla de la Magdalena del Conjunto Monumental de la Cartuja de Sevilla, habría que señalar las existentes en las ermitas de Cuatrovitas de Bollullos de la Mitación o, las recientemente restauradas, de Nuestra Señora del Águila de Alcalá de Guadaira. En aquella se han localizado diferentes restos, sobresaliendo el panel donde un grupo de personajes se distribuyen en un esquemático paisaje. En el de Nuestra Señora del Aguila figuran San Mateo y Santiago el Mayor, vestido éste de peregrino, cobijados por un arco apuntado y teniendo de fondo un falso tapiz decorado con motivos vegetales, inspirados en tejidos tardomedievales. Junto a estas raras pinturas medievales, algunas ermitas conservan parte de su primitiva decoración mural realizada entre los siglos XVI y XVIII. En el lado de la epístola del presbiterio de la ermita de Nuestra Señora de Guía en Castilleja de la Cuesta se observa un fragmento de la pintura la Adoración de los Reyes del siglo XVI. Está cobijada bajo un arco de medio punto decorado con motivos vegetales, siendo visible parte de los tres magos. El único completo, viste túnica roja y manto marrón portando entre las manos un objeto.
De los otros dos, en pié, solo se conserva parte del manto azul de uno y del tercero el calzón blanco y una túnica roja. En la misma ermita de Cuatrovitas existe también un San Cristóbal del siglo XVIII. Las paredes de la ermita de San Sebastián de Puebla del Río presentan un interesante programa iconográfico-devocional realizado en el último tercio del siglo XVIII, aún sin estudiar. Enmarcados por rocallas, guirnaldas y angelitos aparecen, en forma de cuadro o efigiados en cartelas, San Rafael, San Fernando, San Marcos, San Isidoro, San Cayetano, San Mateo, Santa Marina, San Antonio de Padua, San Francisco de Asís, San Antonio Abad, San Juan Evangelista, Santa Bárbara, San Joaquín, San Diego, Santa Isabel de Hungría, Santa Ana, San Basilio, San Lucas, Santo Tomás y San Juan Nepomuceno.
Menos vistosos, pero no por ello menos importantes, son los conjuntos de la ermita de Guaditoca de Guadacanal, realizado por Juan Brieva, y el de la Iglesia de San Bartolomé de Cantillana. Escenas bíblicas, padres de la iglesia y evangelistas aparecen en la primera, mientras que ángeles pasionarios entre guirnaldas de flores, rocallas, cintas con versículos y cartelas de exaltación a la pasión de Cristo cubren las bóvedas de la segunda. Otro tipo de ornamentación de estos templos son las yeserías, aunque algunas de ellas, en el año 1989, se encontraban prácticamente perdidas por
el hundimiento de las cubiertas, como las deciochescas de la ermita de la Virgen del Carmen en Pedrera.
Otras, en cambio, han tenido una mayor fortuna. Así, en Lora del Río, las bóvedas de la ermita de Setefilla siguen conservando las labores de yeserías, de motivos
vegetales enmarcadas en registros geométricos, de fines del siglo XVII.
Muchos de los bienes muebles existentes en estas capillas y ermitas, especialmente en las ubicadas a las afueras de las poblaciones, tal y como recomiendan
las Autoridades Eclesiásticas, han sido trasladados a las iglesias parroquiales de las poblaciones por motivos de seguridad, devolviéndolos a sus respectivos templos durante la festividad de los titulares. Sería larga la lista de bienes que han sido trasladados, aunque en el caso de las imágenes titulares, algunas de ellas, el cambio de ubicación, está relacionado con epidemias y enfermedades que asolaron a las poblaciones a lo largo de la historia. La Virgen del Valme se llevó a la iglesia parroquial de Dos Hermanas para salvar a la población de una epidemia de peste acaecida hacia el 1800. En su lugar, en la ermita, actualmente existe una reproducción fotográfica. Un trampantojo del siglo XVIII preside el altar de la ermita de la Virgen de Gracia de Carmona, desde que a mediados del XIX la titular se depositó en la iglesia prioral de Santa María. Asimismo, un simpecado preside, desde hace pocos años, el retablo donde se situaba la Virgen de Cuatrovitas, tras su traslado a la parroquia de Bollullos de la Mitación.
Si esta medida es tomada para los objetos de gran valor histórico, artístico o devocional, no suele ser aplicada a los exvotos, a pesar de que son los únicos bienes muebles que aparecen explícitamente señalados en el Derecho Canónigo, prestando especial atención a su seguridad y al modo de exposición (14). Este interés de la Iglesia por los exvotos radica en el hecho de ser actos de fe hacia la imagen, testimonios de la devoción y veneración que se tiene a las imágenes sagradas. Tal y como su nombre indica, estos objetos son ofrendas a la divinidad como resultado de una promesa o de un favor recibido. Los más interesantes, por su valor documental, son los que narran los milagros y las diferentes circunstancias por las que el beneficiario solicitó la intervención divina. Los inventariados en las ermitas sevillanas responden a esta tipología, encontrándose en las capillas de Nuestra Señora de los Remedios de El Coronil, de la Vera Cruz de Marchena, de San Gregorio Osetano de Alcalá del Río, de la Hacienda de Torrijos de Valencina de la Concepción y en las ermitas de Nuestra Señora de la Aurora de Los Palacios-Villafranca, de la Vera Cruz de Coria del Río y de
Nuestra Señora de Setefilla en Lora del Río. Estos, generalmente rectangulares, están realizados con la técnica del óleo sobre lienzo y compartimentados en dos zonas bien diferenciadas. En la superior, se narra gráficamente el milagro, mientras que en la inferior, una leyenda sirve para identificar al autor de la súplica, así como los hechos ocurridos. Particularmente interesantes son los conservados en la Capilla de la Hacienda
de Torrijos y en la Ermita de Nuestra Señora de Setefilla. En la primera, a pesar de ser un oratorio privado, la relación devocional con la población es bastante grande, especialmente durante los siglo XVIII y XIX. A estos siglos corresponden los cincuenta y nueve exvotos, siendo una de las colecciones más importantes y numerosas que se conservan en la provincia de Sevilla. En los mismos se efigia la escultura del Cristo de Torrijos, imagen de Cristo atado a la columna de fines del XVI. Acompañan a la imagen el gallo y la cabeza de San Pedro, a manera de atributos personales, símbolos de la negación de este Santo. En el segundo de los santuarios, el de Setefilla, junto a los numerosos exvotos, se conserva una peculiar colección de Vítores.
Éstos, formados por inscripciones de diferentes formas y tamaños, son productos de una tradición local.
Se realizan cuando la Virgen baja a la población, reclamada por los vecinos para pedir una gracia o agradecer los favores otorgados. La cronología de los mismos abarca desde el siglo XVIII hasta nuestros días. 
Juan Carlos Hernández Núñez
Centro de Documentación del IAPH


Notas.-


13. BUZÓN FERNÁNDEZ, M.: La ermita de San Mateo: un monumento del siglo XIII, abandonado, recuperado para el pueblo de Carmona. Carmona, 1986.
14. “En los santuarios o en lugares adyacentes, consérvese visiblemente y custodiense con seguridad los exvotos de arte popular y de piedad”. Código de Derecho Canónico, 13ª ed. Madrid, 1995. Canon, 1234,2. A éstos se le ha de buscar un sitio idóneo dentro de los templos para su colocación, teniendo en cuenta de que no deben invadir el lugar en el que se encuentra la imagen devocional ni el ámbito de las iglesias. Asimismo, se recomienda a los encargados de los santuarios el educar el “buen gusto” de los fieles para que los exvotos que se ofrezcan sean dignos y no expresiones populacheras y de mal gusto. A este respecto vease las recomendaciones dadas por la CONGREGACIÓN para el Culto Divino, Orientaciones y sugerencias para el Año Mariano, 1987, págs. 58-59.

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