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lunes, 25 de marzo de 2019

Recordando un día en Guadalcanal

¿Usted, qué viene buscando, piedras viejas o qué?

Oiga, oiga usted, que ya hemos llegado. Me había adormecido un poco; y como casi siempre ocurre en el tren, rápidamente entablas conversación con tu vecino de asiento, resultando, que este señor, era del Pueblo al que yo me dirigía. Nada, nada, usted des­canse tranquilo, que en cuanto yo vea, que estamos subiendo el repe­cho de la Cruz Chiquita, le aviso. Por­que que si unas veces a médicos, que si otras a cosa de papeleo, total que está uno, casi siempre en el camino; y aún dormido, sé yo en cualquier momento, por donde está pasando el tren; así que nada, descanse, descan­se usted.
Ya en el andén, pregunté a un se­ñor que pasaba por allí: Oiga, ¿haría usted el favor de decirme, dónde pue­do coger un taxi, para ir a Guadalca­nal? Pues... como no se les avise con tiempo, aquí no suben; lo que debe usted de hacer es coger el coche, que está ahí a la vuelta, y él le lleva­rá al Pueblo. Así lo hice, pero antes de subir a él puse mi atención en unas luces mortecinas, que allá abajo brillaban, eran las luces de Gua­dalcanal.
Una cosa muy curiosa; ya a la en­trada del Pueblo, oigo al conductor del coche que dice: Macarena, y más adelante, Cruz del Campo, y pien­so yo, que esto puede ser debido a la influencia que pueda ejercer la capi­tal, en cuanto a sus maneras y costumbres, sobre este pueblo. Una vez, en el centro del| mismo, pregunto por un hospedaje, y un chico que me oye, se acerca y me dice si usted quiere, yo le acompaño.
Antes de retirarme a descansar, charlo un momento con el dueño de la Pensión, para inquirirle informa­ción sobre los lugares más interesan­tes del Pueblo, para poder visitar. Y me contesta: ¿Usted, qué viene buscando, piedras viejas o qué? No, le contesto, yo sólo vengo a pasar un día de descanso, y no busco nada en especial. Bueno, me responde, el buen señor; pues si usted quiere, yo le des­pierto a la hora que sale el “Directo”. ¿Cómo dice usted? Sí, hombre, la Bética, el coche de línea, que hace el servicio hasta Constantina, y sale a las cinco de la mañana. Porque para muchos de nosotros, el día aquí en Guadalcanal, comienza a esa hora, va­mos, cuando empieza el trajín de bes­tias para arriba, carros para abajo; en una palabra: es la hora en que la gente comienza a salir para el cam­po. Y así quedamos.
Ya estoy, en el bar donde tiene pa­rada a su puerta, el coche que hace el servicio a la Estación. ¿Qué toma usted? me preguntan: Coñac, res­pondo, y me dice el señor que hace de barman: cómo se ve, que usted no es de aquí, vamos, continúa diciendo, no es que el coñac, a estas horas aquí en mi casa, no se tome; pero observe, ob­serve usted.
Buenos días, buenos días, se le con­testa al señor que acaba de entrar; y observo que el barman, sin mediar palabra, entre él y el cliente, depo­sita en el mostrador un vasito muy pequeño y vierte sobre él, aguardien­te, pasado cierto tiempo, dice el clien­te : llena. Y así de esta forma, muchas de las personas que allí entraban.
Ve lo que le decía, me comenta el dueño del bar; y cogiendo uno de es­tos vasitos dice: un “gorrito”, esto se llama un “gorrito”. Me encontraba to­davía allí, cuando oí al conductor del coche que hacía el servicio a la Estación: ¡Vámonos! y a otro señor, que por la indumentaria  me hacía pensar, que se marchaba al campo: bueno fulanito, hasta luego, pues se me va a hacer tarde, y tengo que lle­gar al Porrillo.
Más tarde, me dediqué a recorrer el Pueblo y sus aledaños, pudiendo contemplar, los hermosos rincones que tiene Guadalcanal; su magnífica plaza, circundada por hermosos naran­jos, con sus “bancos” de hierro y gra­nito; y a un lado una fuente hermo­sísima, echando abundante agua por sus enormes caños; y ver a las mu­jeres, coger el agua en grandes cán­taros de barro, y con muchísima gra­cia transportarlos al cuadril. No po­día tampoco, dejar de visitar el paseo del Palacio (del que tanto me habían hablado), con sus enormes madroñeros, el Cristo, los Mesones, el Coso, y otros lugares, que quizás para el nativo y vecino de él, por el sólo hecho de estar en contacto permanente, no le llame tanto la atención, como a la persona que por primera vez los visita.
De regreso a la Pensión, me sale al encuentro, el dueño y me pregunta ¿Qué, cómo se le ha dado el día? ¿Ha visto usted, qué Pueblo tan encantador  tenemos? Pueblos, hay muchos pero con “eso” que tiene este nuestro yo creo que hay pocos; y eso que usted prácticamente, no le ha dado tiempo de ver y visitar más; a ver si viene usted otro día y tengo rato de lugar, y le acompaño. ¿A que ha estado usted en el Cabril?, se cría allí en primavera, unos espárragos  que son la bendición de Dios. Ni tampoco habrá estado en el Pino, desde allí, los días de buena visibilidad se ve perfectamente el pantano del Pintado. Lo que yo le digo a usted la próxima vez, le voy a acompañar (si el trabajo aquí me deja, pues ya ve usted, como está esto: ¡siempre abarrotado!; le voy a servir de guía, de cicerone, ¡oiga, pero sin cobrarle un duro!
Me encuentro de nuevo en el bar donde a la puerta tiene parada, el coche que hace el servicio a la Estación ¿Qué toma usted, coñac? No, no señor me va usted a servir un “gorrito”, y estando en esto, me dice el buen hombre: Le ha «cálao» eh,.. normal.
Me voy alejando, ahora el tren va mucho más de prisa, pero aún desde mi asiento, puedo divisar entre una finísima niebla, las luces mortecinas de este maravilloso pueblo, y por qué no decirlo, querido Pueblo de Guadacanal.
Instintivamente, miro un calendario que llevo en el bolsillo, y mentalmente me digo: estamos en noviembre, pues, diciembre, enero, febrero en el puente” de San José, vuelvo; y además unos días de las vacaciones de verán.

Un gran amador
Revista de Feria 1979

lunes, 18 de marzo de 2019

Nuestro entorno 16


El patrimonio minero andaluz. El futuro de un pasado 3/3

La “tranversalidad” del patrimonio minero
Las consecuencias del desarrollo minero fueron fundamentales para entender el progreso de la región entre 1815 y 1930. Algunos efectos fueron directos, otros son producto revertido, de larga duración y una inusitada amplitud territorial; todos han interrelacionado de manera compleja y local. De aquí el valor “pedagógico” del patrimonio minero para evidenciar, por ejemplo, las contradictorias relaciones entre historia y medio ambiente.
Al fuerte aumento de habitantes se unió la formación de una burguesía regional con intereses en diversos puntos geográficos y sectores productivos, cuyo prototipo fueron las familias Larios o Heredia de Málaga, muy vinculada esta a Almería (NADAL, J., 1972), o los Orozco (SÁNCHEZ, A., 1983 y 1991). Este capital local fue perdiendo importancia con el auge de la minería del hierro y del cobre (desde 1880), que prácticamente quedó en manos inglesas (FLORES, M., 1983 y GIL, L., 1984).
La cara opuesta de la sociedad minera fue la emergencia de la clase trabajadora de mineros-campesinos (COHEN, A., 1987). y la pronta inclusión de ideales emancipatorios de desigual implantación (CHECA, Fr., 1995). Mientras que gran parte de los beneficios obtenidos en el primer periodo se revirtieron en la construcción y mejora de la vivienda urbana y en el acondicionamiento agrícola (CARA, L., 2002 y RUIZ, A., 2001), la segunda minería generó un modelo de desarrollo "colonial" (GIL, L., 1984) cuyos beneficiarios fueron los comerciantes y, sobre todo, el capital extranjero que concentró las explotaciones (SÁNCHEZ, A., coordin., 1991). Además, introdujo como elemento singular ciertos gustos sociales y arquitectónicos europeos (en especial ingleses) en la vida doméstica (RAMÍREZ, J., 1985).
La minería también produjo efectos medioambientales devastadores. Una intensa deforestación de los montes y la acumulación de escombreras terminaron por aumentar la erosión del terreno, lo que aumentó la peligrosidad de las riadas (SOBRINO, J., 1994). El ejemplo paradigmático vuelve a ser Almería, donde en 1834 se había acabado con cualquier trazo de bosque en La Alpujarra (SÁNCHEZ, A., 1996). Por su parte, la inestabilidad de escombreras y vertidos ha ocasionado desastres como el de Aználcollar.

La Cueca de la provincia de Huelva. Su folclor
Bajando por la parte sur de la Sierra de Huelva nos encontramos con la Cuenca Minera, conocida en estos lugares como El Andévalo, nombre aún no descifrado aunque presenta las hipótesis de referirse a la diosa Ande-Baal, en el término municipal de El Cerro de Andévalo, de clara reminiscencia fenicia, y a la referida de origen árabe, de Ándelos.
Veintiséis son los pueblos que aglutinan esta zona andevaleña -o Cuenca Minera- que, en su aspecto folclórico, sólo presenta ocho localidades que cuentan con un amplio pentagrama musical, que se fue gestando a lo largo de los siglos, como consecuencia de aquellos encuentros culturales que se producían debido a la trashumancia de ganado, procedente, en su gran mayoría, de las tierras de Castilla y León.
Estas ocho localidades son: Alosno, El Cerro de Andévalo, Santa Bárbara de Casa, Cabezas Rubias, Calañas, Valverde del Camino, Zalamea la Real y Riotinto. Poseen una individual partitura para manifestar su autóctona música, siendo la del Fandango, en sus múltiples variantes, la más popularmente conocida.
De Alosno, situado en la zona central de la provincia, se dice que es la cuna del fandango; que allí nació y se crió, y que fue diversificándose en estilos y formas hasta llegar a poseer el coplero más amplio de todo el mapa fandanguero, a lo que hay que sumar otras muchas músicas diferentes como son las llamadas "Coplas del Niño" (Villancicos), "Saetas antiguas", "Rogativas de lluvia", "Cantos de trilla", "Copla de los quintos", "Romances", "Seguidillas" y "Baile del pino".
En lo que respecta al Fandango, podemos identificar varios estilos conocidos como "populares" entre los que destacamos el llamado "cané" -que normalmente se canta en grupo-, el estilo "valiente" y el "parao", este último carente de letra alguna, sólo expresado con la gaita y el tambor, y que sirve de ritmo al baile de los "cascabeleros" que acompañan al Patrón, San Juan Bautista, el día de su procesión por las calles del pueblo. En los llamados "personales", Alosno cuenta con una extensa lista de estilos como son los creados por Juana "la Conejilla", Manuel Pérez, Juan María Blanco, Bartolomé García "el de la Tomasa", Manuel Blanco "el Acalmao", Antonio Abad, Juan Rebollo, Juana María "la de Felipe Julián" y D. Marcos Jiménez. A todo esto hay que añadir la personal forma de expresar el fandango de Paco Toronjo, reconocido como el gran embajador de los cantes alosneros.
El Cerro de Andévalo, además de poseer una preciosa "folía", bailada por los llamados "danzaores", cuenta además con unos cantes, llamados "del camino", que se dedican a su patrón, San Benito Abad, el día de su romería, además de otro, conocido como "toná de quintos" y un cadencioso fandango, que es cantado para el baile de "las jamugueras", solamente en solitario, acompañado por guitarra, o en su primera mitad en solitario interviniendo un coro en sus tres últimos tercios.
La procedencia del fandango de Santa Bárbara de Casa es casi desconocida por los actuales habitantes del lugar. Cierto es que, en el año 1946, el entonces famoso cantaor, Canalejas de Puerto Real, lo da a conocer en una grabación como tal estilo y, desde entonces, se le atribuye a esta localidad andevaleña. Además del citado fandango, se canta una antigua "jotilla" y se hace una danza llamada "el baile de la sonaja".
También existe una incógnita sobre el fandango atribuido a la localidad de Cabezas Rubias, estilo que se canta en la romería a su patrón, San Sebastián, que tiene lugar en el mes de enero.
En la localidad minera de Calañas se conocen dos estilos de fandango: el llamado antiguo, que hizo popular el cantaor sevillano, José Domínguez "El Cabrero", y el conocido como "el del abuelo Clavero". Dándose a conocer este último sobre los años ochenta por el buen aficionado calañés Gonzalo Clavero, que reconstruyó el mismo basado en una música que escuchaba a su abuelo cuando era aún un niño.
Valverde del Camino posee un estilo de fandango valiente y muy musical, popularizándolo con exacta cuadratura un carnicero, hijo del lugar, llamado Ildefonso Romero, conocido históricamente como "El Gatillo".
El estilo -o estilos- de la localidad de Zalamea la Real viene de antiguo. Es este un fandango que se puede hacer de diferentes maneras, ya que son muchas las variantes que admite dentro de la misma estructura musical. Estilo que, para bailar, no se canta y es sólo acompañado por guitarras, bandurrias y panderetas. Por último, tenemos el fandango atribuido al pueblo minero de Riotinto. Un estilo discutido ya que los valverdeños se lo apropian como lugar de nacimiento. Lo cierto es que, en 1974, lo graba el aficionado de La Palma del Condado, Miguel Pichardo, registrando el mismo como fandango de Riotinto. (Onofre LópezPeriodista).

El reto de la puesta en valor
A pesar del evidente potencial de ocio cultural (CAPEL, H., 1996) que presenta el patrimonio minero andaluz, se puede afirmar que la política de su puesta en valor ha sido, en gran parte, errática y difusa.
Como siempre, el registro y el inventario son herramientas fundamentales de conocimiento y gestión patrimonial (CATALOGACIÓN, 1996 y IZARZUGAZA, I. y OLAIZOLA, J.J, 1994). Pero, pese a planteamientos pioneros (MARTÍNEZ, A., 1985 y TOMÁS, L., 1994), todavía no se ha ultimado un catálogo sistemático y detallado de instalaciones y conjuntos mineros particularmente significativos de ámbito regional (DOCUMENTACION, 2000).
Bien es verdad que el patrimonio minero se caracteriza por su dispersión y diversidad (pozos con castilletes, cabrías o malacates, escombreras, sistemas de selección, molturaje o preparación, hornos y chimeneas de fundición, almacenes, naves, tolvas, líneas de ferrocarril y embarcaderos, generadores de energía, etc.), por su especificidad (es realmente difícil aplicar propuestas foráneas; GONZÁLEZ-MORENO, A., 1994) y por un fuerte componente medioambiental que permite inscribirlo en corrientes museológicas novedosas.
Además, dentro de los complejos industriales es necesario proceder, nos guste o no, a una doble selección, tanto en su carácter (histórico, cultural, técnico, artístico, emocional, testimonial o práctico) como en su integridad física (por ejemplo, se puede conservar una cabria pero es muy difícil hacerlo con la totalidad de la cadena de extracción), factor este estrechamente vinculado al de la seguridad del visitante, un aspecto que, a menudo, se olvida o minusvalora.
En este sentido, es de gran importancia plantearse seriamente el uso de estos elementos. Dotar de un futuro al pasado debe justificarse  tanto en criterios de difusión como de viabilidad económica y rentabilidad social (AGUILAR, I., 2001). Sin duda, el ejemplo más destacado en el panorama andaluz es el onubense Museo Minero de Ríotinto (creado en 1992), un amplio proyecto (AGUILERA, E., 2001) del que tenemos abundante información en este mismo boletín.
Definitivamente cerrado en 1991, el coto minero de Linares presenta en su misma amplitud y diversidad graves problemas de conservación y gestión. Destaca del conjunto de instalaciones (fundición de "San Luis" o los complejos de San Miguel, con el pozo más profundo de la Península, "La Cruz", "La Minera", Los Arrayanes"...) un elemento excepcional: la única instalación de bombeo general (llamada "casa bull"), para desagüe de las galerías, conservada en la Península.
Una reciente iniciativa, encabezada por el colectivo "Arrayanes", pretende habilitar una ruta (con una extensión total de 58 kilómetros) para visitar las 130 instalaciones mineras inventariadas que se conservan en Linares y municipios próximos (Bailén, La Carolina, Guarromán y Vilches). Se tiene previsto levantar un "Centro de Interpretación de la Metalurgia", que recoja la importancia de la extracción de galena argentífera para la comarca entre 1875 y 1930, periodo en el que fue (junto al coto minero de Cartagena-La Unión) el mayor productor europeo (MORENO, A., 2001).
Mayores problemas de gestión presentan las minas de Alquife, en la vertiente septentrional de sierra Nevada (Granada), pues, mientras un colectivo de intelectuales y vecinos han solicitado su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) y Punto de Interés Geológico (PIG), la empresa propietaria mantiene diversos contactos para crear un "parque arqueológico industrial", todavía de contenido bastante inconcreto.
Carácter más medioambiental adquirió la rehabilitación por la Consejería de Obras Públicas hace unos diez años de parte de los edificios de Las Menas de Serón (Almería), coto minero cerrado en 1968 (ESPINOSA, J. y MENA, P., 1997). El resto de las iniciativas (GIL, L., 1994 y SOBRINO, J., 2001) mantienen un carácter local y dependen para su desarrollo, consecución y mantenimiento de la buena voluntad de los propietarios y, sobre todo, de la inversión obtenida de entidades locales y de los fondos regiones europeos de desarrollo para áreas rurales.

Lorenzo Cara Barrionuevo
Arqueólogo. Centro Virgitano de Estudios Históricos
 

lunes, 11 de marzo de 2019

Los Indianos de Guadalcanal 6

El mecenazgo de Alonso González de la Pava

Documentos tercera parte

Documento  9
1632-Julio-5 GUADALCANAL Escritura de concierto del retablo del convento del Espiritu Santo entre Juan Gonzalez de la Pava, patrono, y Mateo Mendez, escultor. (A.M.G., Libro de Escrituras Publicas del año 1632. Escribano público, Diego Ortiz del Águila. Fol. 574r.-574v. original. (Al margen: Escritura de concierto del retablo del convento del Espiritu Santo). En la villa de Guadalconal, en cinco dias del mes de jullio de mill y seiscientos y treinta y dos años, ante mi el escribano y testigos parecierón Juan Gonzalez de la Pava, vecino desta cilla, patrono y administrador y mayordomo del convento y monjas del espiritu santo desta villa, y de sus vienes y rentas. Y en nombre del dicho convento, de la una parte Joan Gonzalez de la Pava por si mismo, y Mateo Mendez, ensanblador, vecino de la ciudad de Llerena, de la otra, y dixeron son convenidos y concertados en que el dicho Mateo Mendez a de facer a su costa un retablo para el altar mayor de la iglesia del dicho convento, en el tiempo y en la forma contenida en una scondiciones que tienen echas y otorgadas de sus nombres los dkhos otorgantes, oy dicho día. Y el dicho convento y por el dicho Juan onzalez de la Pava, le a de pagar ocho mill y tresientos reales en la forma y en los platos contenidos en los dichos capítulos y condiciones, las qualeGs me entregoron a mi el escribano público que las incorporé en esta escritura, e yo el escribano las reviví para el dicho efeto, que su tenor es el siguiente. —Aquí las condionesY en conformidad de las dichas condiciones de suso incorporadas ,el dicho Juan Gonzalez de la Pava.— dixo, que por lo que a el toca y al dicho convento, las guardará y cumplirá en todo y por todo, como en ellas y en cada una dellas se contiene, y que cumpliendose Po rparte del dicho Mateo Mendez lo que tiene obligación de cumplir conforme a ellas, el dicho convento por su parte y el por su persona e bienes, cumplirá e pagará los dichos ocho mill y trescientas reales al dicho Mateo Mendez y a quien por el oviere de aver, a los platos y en la forma que en las dichas conidcione sse contiene, y cada una dellas pena de execución y otro devido remedio.— Y el dicho Mateo Mendez onsimismo se obligó de facer el retablo en el tiempo y de las maderas y en la forma contenida en las dichas condiciones, y cada una dellas a vista de oficiales que declaren estar icunplido por su parte, y los que lo ovieren de ver y declarar an de ser del arte, y si ansimismo no lo ficiere y cumpliere, se le quite y descuente del dicho precio lo que se tasaré aber faltado por su parte, por las dichas personas que lo an de ver, y para que ansi lo cumpliran. Y ansimismo es condicion quel patrono del dicho convento, ques Juan Gonzalez de la Pava, se a de abligar los dichos ocho mill trescientos reales a lo splacos que estan declarados en estas dichas condi^ciones, y lo firmaron los susodichos de su nombre. (Juan Gonzalez de la Pava, Mateo Mendez, ante mi: Diego Ortiz) (rubricado).

Documento 10
1632-Julio-5 GUADALCANAL Condiciones para el ensamblaje del retablo del convento del Espiritu Santo. (A.M.G., Libro de Escrituras Públicas del año 1632. Escribano público, Diego Ortiz del Águila. Fol. 575r.-576r., original) Condiciones del retablo del convento del Espiritu Santo, son las siguientes, fechas en cinco de julio de mill y sescientos y treinta y dos años. 1.—Primera condicion es que el retablo a de cojer todo lo blonco de la pared desde el suelo hasta arriva, sin que quede blanco en toda ella. 2.—Segunda condicion, que a de ser conforme a la planta questa firmada de tres firmas, de la abadesa, patrono y capellan. 3.—Que donde hay una coluna a de aver dos torcidas. 4.—Questas an de ser de pino de Castilla y ansimismo los tableros de la obra del mismo pino. 5.—Que las demas madera de guardiciones y el sagrario y una cruz que a de estar en el tablero alto, a de ser de madera de vorne, y ansimismo se a de hacer una paloma para el quadro del Espiritu Santo. 6.—Y es condicion que lo a de traer a su costa y asentallo, dandole para ello madera para el andamio y sogas, puesta en la iglesia sin otra cosa alguna, y la madera se entiende para quando asiente el retablo en la dicha iglesia. 7.—Y es condicion que de oy e ntres años a de dar echo y asentado el dicho retablo, todo a su costa, y que del dicho retablo a de dar echo y asentado el banco y sagrario el dia de Navidad primero venidero deste dicho año. 8.—Y es condicion que ocho mill y trescientos reoles que se le da por hacer el dicho retablo y dallo asentado como dicho va en esta memoria, se le a de pagar la dicha cantidad en la forma siguiente: El primero dia del mes de abril primero venidero del año de seiscientos treinta y tres, seiscientos y cinquenta reales, y deste día al un año, otros seiscientos cinquenta reales que viene a cumplir estas dos pagas primero de abril de seiscientos treinta y quatro, y los siete mill reales restantes se an de pagar en siete años, que se an de contar desde primero día de abril de seiscientos treinta y quatro, cada año contando desde primero de abril asta otro tal día del año venidero, mil reales cada un año y así sucesivamente las demás pagas. Y el dicho Mateo Mendez, que presente está, atetó las dichas condiciones sigun y conforme ban declaradas y se obligara a cumplir lo susodicho, y sino Io cumpliere el dicho convento o su patrono, lo puedan apremiar... (roto) ...no lo cumpliere ansi, puedan... (roto) ...maeso o maesos que a su costa lo hagan, y ansimismo se a de abligar al susodicho y su mujer y dar fiancas a satisfacion del patrono del dicho convento, la qual nueva obligación y fiancas a de otorgar el día que se le hiciere la primera paga antes de que se le entregue. Cada una de sus partes por lo que le toca, el dicho Juan Gonzalez de la Pava obligo los vienes propios y rentas del dicho convento y su persona e vienes avidos e por aver y el dicho Mateo Mendez ovligo su persona e vienes avidos e por aver, dieron poder a las justicias de su magestad y especialmente a las desta villa, donde se sometieron y renunciaron sus propios foros jurisdiciones y domicilios y la ley sid convenerid de juridicione omniun judiicun, para que por todo rigor de derecho y via ejecutiva les conpesan y apremien al cumplimiento e paga de lo que dicho es, como por mandatos de sentencia passada en cossa juzgada, renunciaron todas leyes fueros y derechos de su favo ry la general del derecho, en testimonio de lo qual, nos a dos, cada uno por lo que le toca, otorgaron esta escriptura en la manera en que dicha es, ante el presente escribano pú- blico. Y que a cada una de las partes se le de un traslado della para guarda de su derecho, son tetsigos Xpoval de Olivares y Francisco Sanchez Zancada y Juan Bonilla Jaraquemada, vecinos desta villa, y los otorgantes a quien yo el escribano doy fe que conozco, lo firmaron.— (Juan Gonzalez de la Pava, Mateo Mendez y Diego Ortiz). (rubricado).

Documento  12
1632-Julio-5 GUADALCANAL Condiciones del dorado y pintura del retablo del convento del Espiritu Santo. (A.M.G., Libro de Escritueras Públicas del año 1623. Escribano público; Diego Ortiz del Águila. Fol. 578r.-578v., original). Condiciones del dorado y pintura del retablo del Espiritu Santo, son las siguientes. 1.—Primeramente que lo a de asentar, quitar y poner a su costo, para averlo de dorar y darlo acavado con todos sus matices y pinturas qye fueren necesario y la obra pidiere, sinque para esto se le aya de dar cossa alguna más de lo en que está concertado. 2.--Que la pintura de toda esta obra se a de pintar en lienco a el olio, que la pintura que oviese de ser sean los santos que pidiese la dicha abadesa y que la dicha pintura y dorado a de ser a satisfacion de maestros y of&iales que lo sepan y entiendan, y que declaren si bale la cantidad que por ello se le da y que si baliere menos de lo que declararen los dichos maestros, se le pueda quitar del concierto que tiene fecho y esto se entienda si no estubiere a gusto y satisffacion de la abadesa y monjas del dicho convento.
3.—Y para esto se a de dar a Manuel Rodriguez, pintor, que a de facer la dicha obra, cinco mill reales en esta manera: seiscientos reales el día que comience la obra, y otros seiscientos de mediada la dicha obra y con estos mill y ducientos reales a de tener acavada la obra. Y desde el día en que se acavare e nada un año, se le han de dar mill males asta que se le ayan acabado de pagar los dichos cinco mill reales, cada uno de los dichos años mill reales. 4.— Yes condicion que dicho Manuel Rodriguez a de dar fianca quando se le entregar qualquiera cantidad. 5.—Y es condición que para la paga de la dicha cantidad de ¡cinco mill reales se a de obligar Juan Gonzalez de la Pava, patrono de dicho convento, a la paga de la dicha cantidad, a los platos y en la forma contenida en la condicion antes desta, y ansi lo firmaron de us nombre, en Guadalcanal, en cinco días del mes de junio de mill y seiscientos y treinta y dos años.---- (Manuel Rodriguez, Juan Gonzalez de la Pava, antemi; Diego Ortiz). (rubricado).

EL MECENAZGO ARTISTICO DEL INDIANO ALONSO GONZALEZ DE LA PAVA EN GUADALCANAL

Por Julia Mensaque Urbano

lunes, 4 de marzo de 2019

Nuestro entorno 15

El patrimonio minero andaluz. El futuro de un pasado 2/3

Un patrimonio diverso que hay que conocer.-
Aunque son numerosos los datos históricos (PÉREZ, J.A., 1996) más o menos legendarios sobre la minería prerromana en la región (incluidas algunos interesantes relatos como el de la "Mina del Sabinar" o la "Sepultura del Gigante", en sierra de Gádor; CARA, L., 2002), es en época romana (entre los siglos II a-C y II d-C) cuando encontramos una trama de conocimientos históricos suficientemente amplia, susceptible de materializarse en un sistema patrimonial complejo a partir de algunos restos arqueológicos (DOMERGUE, C., 1987 y 1993).Los testimonios abarcan desde la famosa Societas Castulonensis o Castulonensium, con sede en esta importante población cercana a Linares (que también controlaba explotaciones en la provincia de Córdoba), hasta datos sobre los sistemas de explotación y las condiciones de trabajo (DOMERGUE, C., 1993), pasando por los procesos tecnológicos aplicados (por ejemplo, el famoso sistema de desagüe de las minas de Riotinto mediante ruedas hidráulicas conservadas en su museo, BLANCO-FREJEIRO, A. y LUZÓN, J. Mª., 1966).
La minería de época andalusí es una gran desconocida, pues hasta el presente los estudios se han centrado en la recopilación de referencias textuales (VALLVE, J., 1996) y la publicación de hallazgos ocasionales (BERNÁRDEZ, Mª J. y otros, 1996).  No obstante, está plenamente atestiguada (por ejemplo, una mina y fundición de Berja era propiedad particular del sultán de Granada y en el beneficio de los antiguos escoriales para dar un baño de "alcohol" o vidriado protector y decorativo a la cerámica; CARA, L. y RODRÍGUEZ, J.Mª., 1996). Recientemente ha despertado el interés de los investigadores con resultados prometedores (BERTRAND, M. y otros, 1996). En la corona de Castilla, las minas constituyeron una regalía, es decir un monopolio que la monarquía aprovechaba a través de diferentes concesiones y privilegios. En el siglo XVI destacan varias actividades extractivas, en las que sobresale Francisco de Cobos, comendador mayor de Castilla, secretario y hombre de la confianza absoluta de Carlos I (SÁNCHEZ, J., 1989). En Almería, se benefició el alumbre, utilizado como mordiente de las fibras textiles (FRANCO, A., 1996), aunque la explotación minera andaluza más importante aparece con las minas de plata de Guadalcanal en 1555, que cierran al poco (GONZÁLEZ, T., 1832 y SÁNCHEZ, J., 1989).
En La Alpujarra, el siglo XVII es un periodo de consolidación (GONZÁLEZ, T., 1832). A partir de 1642 (cuando aparece el estanco o prohibición del aprovechamiento y venta libre del plomo; COLECCIÓN, 1889, 1890 y 1892), se estableció una fundición con varios hornos de pava, alimentados con fuelles, en Presidio (hoy Fuente Victoria). Por desgracia, apenas se han descrito restos materiales de la minería andaluza de este periodo.
La Dirección General de Minas, creada en tiempos de Carlos III, reorganizó la producción en 1748. A partir de este momento, la fundición del plomo se establecía obligatoriamente en las fábricas nacionales de Alcora (1753), Baza, Motril y Turón (1789) y sobre todo en la de Presidio, con una diversificación de la producción de municiones que se expedían por el puerto de Almería a Sevilla, Alicante, Valencia y otros puntos.
La Real Fábrica de Plomos de Alcora (Canjáyar) es la única que se conserva íntegra en toda Andalucía. En su interior, los edificios se encuentran alineados a lo largo de un patio; entre ellos destacan dos hornos "castellanos" y uno reverbero posterior, más un conjunto de dependencias secundarias y áreas de transformación del mineral (CARA, L., 2002).
Debido a la presión de los mineros de la zona, la nueva ley de 1825 liberalizó totalmente del sector (COLECCIÓN, 1889, 1890 y 1892), algunos años antes de la "liberalización" política. La minería de sierra de Gádor revolucionó a los mercados internacionales del plomo en las décadas de 1820 y 1830 (PÉREZ DE PERCEVAL, M.A., 1985), precisamente cuando la revolución industrial y un importante desarrollo urbano requerían de sus aplicaciones.
Además, aportó una tecnología propia (el horno "reverbero español") capaz de consumir el escaso combustible de la zona y obtener un beneficio hasta del 80 % del plomo. El carácter innovador de esta actividad se percibe cuando la casa comercial malagueña "Rein y Cía" introduce en su fábrica de Adra los primeros hornos reverberos ingleses, alimentados con carbón (1824), e instala una máquina de vapor de 25 CV (1827), convirtiéndola en una de las primeras de España que utiliza esta fuente de energía (PÉREZ DE PERCEVAL, M.A., 1985). Las fundiciones del Peñón de Castala (Berja) y de Heredia (Almería) son algunos de sus ejemplos todavía visibles. Por aquella época, Marbella lideraba la incipiente industrialización española con las fundiciones de hierro de "La Concepción" y "El Ángel" en Río Verde, mientras empresarios locales levantaban la fundición de plomo "Buenavista" en 1836 (NADAL, J., 1972), cuyas interesantes ruinas aún se conservan.
Hubo también una industria metalúrgica derivada de la minería, de menor importancia económica y trayectoria más incierta, de la que apenas quedan restos, y resulta, por tanto, peor conocida (por ejemplo, las fábricas de albayalde para pintura o de calamina para latón) o bien se trata de manufacturas más especializadas (MORA, P., 1994).
Mayor grado de concreción histórica y patrimonial presentan las herrerías, cuya importancia en el mundo rural fue grande al abastecer de herramientas, aperos de labranza, clavazón (imprescindibles, por ejemplo, para puertas, mobiliario o molinos harineros) y utensilios domésticos a los campesinos. Aparte de otras menores, conservamos información de las de Bogaraya (entre Almócita y Padules), Bacares (ambas en Almería) y Lugros o Jeres del Marquesado (cerca de Guadix) (LÓPEZ, T., 1985 y 1990). La primera fue fundada en 1517 (CARA, L., 2000) y dio origen a la del Aguilón (Ohanes) en 1824; de ambas se conservan el imponente salto del martinete y otras dependencias (CARA, L., 2002).
Con el descubrimiento de los ricos filones plomizos de sierra Almagrera (Cuevas de Almanzora, Almería) en 1839, capital local y extranjero (muy vinculado al vecino coto minero de Cartagena-La Unión y a la ciudad de Almería) se aunaron para desarrollar una metalurgia avanzada y complejos sistemas de desagüe (SÁNCHEZ, A., 1983). Las minas y hornos del Pilar de Jaravía (Pulpí), las fundiciones "Nueva" y "La Invencible", el desagüe de El Arteal o la máquina de vapor de El Chaparral (1873), en Cuevas, constituyen algunos de sus restos más evidentes.
A la decadencia de la minería del plomo almeriense (a partir de los años 1870, y con mayor incidencia desde 1885), le siguió el desarrollo de la del hierro (SÁNCHEZ, A., coordin., 1991). Esta tuvo una expansión tan rápida como su decadencia (de 1885 a 1915). El transporte fue la gran asignatura pendiente por lo que se habilitaron líneas férreas (de Linares Almería, en manos de la “Compañía del Sur de España”, para el hierro de Alquife (COHEN, A., 2002), o la de Sierra Alhamilla), cables aéreos (como el de Bédar a Garrucha) y embarcaderos (GÓMEZ, J.A. y COVAS, J.V., 1994), entre los que destaca el de Las Almadrabillas de Almería, proyecto que Harrison y Monche llevaron a cabo entre 1901-1904 (MORALES, R. y GAGO, A., coord., 2001a y 2001b), un pendiente de rehabilitación.
En Sevilla, destaca el complejo siderúrgico de El Pedroso, iniciado en 1817 y con importantes vestigios hasta los años Setenta, y Aználcollar donde se explotaron las piritas de 1876 a 1942. Colonizada por empresas extranjeras, el desarrollo de la minería onubense despega con fuerza en 1866 para consolidarse con la poderosa "Riotinto Company Limited" que compra al Estado las minas (1873) y construye una línea de ferrocarril. Pero sin duda, la obra señera, es el muelle de embarque, un extraordinaria ejemplo de la arquitectura del hierro, obra de los ingenieros Bruce, Gibson y Ridley (1874) (FLORES, M., 1983 y GIL, L., 1984).

Lorenzo Cara BarrionuevoArqueólogo. 
Centro Virgitano de Estudios Históricos