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lunes, 18 de marzo de 2019

Nuestro entorno 16


El patrimonio minero andaluz. El futuro de un pasado 3/3

La “tranversalidad” del patrimonio minero
Las consecuencias del desarrollo minero fueron fundamentales para entender el progreso de la región entre 1815 y 1930. Algunos efectos fueron directos, otros son producto revertido, de larga duración y una inusitada amplitud territorial; todos han interrelacionado de manera compleja y local. De aquí el valor “pedagógico” del patrimonio minero para evidenciar, por ejemplo, las contradictorias relaciones entre historia y medio ambiente.
Al fuerte aumento de habitantes se unió la formación de una burguesía regional con intereses en diversos puntos geográficos y sectores productivos, cuyo prototipo fueron las familias Larios o Heredia de Málaga, muy vinculada esta a Almería (NADAL, J., 1972), o los Orozco (SÁNCHEZ, A., 1983 y 1991). Este capital local fue perdiendo importancia con el auge de la minería del hierro y del cobre (desde 1880), que prácticamente quedó en manos inglesas (FLORES, M., 1983 y GIL, L., 1984).
La cara opuesta de la sociedad minera fue la emergencia de la clase trabajadora de mineros-campesinos (COHEN, A., 1987). y la pronta inclusión de ideales emancipatorios de desigual implantación (CHECA, Fr., 1995). Mientras que gran parte de los beneficios obtenidos en el primer periodo se revirtieron en la construcción y mejora de la vivienda urbana y en el acondicionamiento agrícola (CARA, L., 2002 y RUIZ, A., 2001), la segunda minería generó un modelo de desarrollo "colonial" (GIL, L., 1984) cuyos beneficiarios fueron los comerciantes y, sobre todo, el capital extranjero que concentró las explotaciones (SÁNCHEZ, A., coordin., 1991). Además, introdujo como elemento singular ciertos gustos sociales y arquitectónicos europeos (en especial ingleses) en la vida doméstica (RAMÍREZ, J., 1985).
La minería también produjo efectos medioambientales devastadores. Una intensa deforestación de los montes y la acumulación de escombreras terminaron por aumentar la erosión del terreno, lo que aumentó la peligrosidad de las riadas (SOBRINO, J., 1994). El ejemplo paradigmático vuelve a ser Almería, donde en 1834 se había acabado con cualquier trazo de bosque en La Alpujarra (SÁNCHEZ, A., 1996). Por su parte, la inestabilidad de escombreras y vertidos ha ocasionado desastres como el de Aználcollar.

La Cueca de la provincia de Huelva. Su folclor
Bajando por la parte sur de la Sierra de Huelva nos encontramos con la Cuenca Minera, conocida en estos lugares como El Andévalo, nombre aún no descifrado aunque presenta las hipótesis de referirse a la diosa Ande-Baal, en el término municipal de El Cerro de Andévalo, de clara reminiscencia fenicia, y a la referida de origen árabe, de Ándelos.
Veintiséis son los pueblos que aglutinan esta zona andevaleña -o Cuenca Minera- que, en su aspecto folclórico, sólo presenta ocho localidades que cuentan con un amplio pentagrama musical, que se fue gestando a lo largo de los siglos, como consecuencia de aquellos encuentros culturales que se producían debido a la trashumancia de ganado, procedente, en su gran mayoría, de las tierras de Castilla y León.
Estas ocho localidades son: Alosno, El Cerro de Andévalo, Santa Bárbara de Casa, Cabezas Rubias, Calañas, Valverde del Camino, Zalamea la Real y Riotinto. Poseen una individual partitura para manifestar su autóctona música, siendo la del Fandango, en sus múltiples variantes, la más popularmente conocida.
De Alosno, situado en la zona central de la provincia, se dice que es la cuna del fandango; que allí nació y se crió, y que fue diversificándose en estilos y formas hasta llegar a poseer el coplero más amplio de todo el mapa fandanguero, a lo que hay que sumar otras muchas músicas diferentes como son las llamadas "Coplas del Niño" (Villancicos), "Saetas antiguas", "Rogativas de lluvia", "Cantos de trilla", "Copla de los quintos", "Romances", "Seguidillas" y "Baile del pino".
En lo que respecta al Fandango, podemos identificar varios estilos conocidos como "populares" entre los que destacamos el llamado "cané" -que normalmente se canta en grupo-, el estilo "valiente" y el "parao", este último carente de letra alguna, sólo expresado con la gaita y el tambor, y que sirve de ritmo al baile de los "cascabeleros" que acompañan al Patrón, San Juan Bautista, el día de su procesión por las calles del pueblo. En los llamados "personales", Alosno cuenta con una extensa lista de estilos como son los creados por Juana "la Conejilla", Manuel Pérez, Juan María Blanco, Bartolomé García "el de la Tomasa", Manuel Blanco "el Acalmao", Antonio Abad, Juan Rebollo, Juana María "la de Felipe Julián" y D. Marcos Jiménez. A todo esto hay que añadir la personal forma de expresar el fandango de Paco Toronjo, reconocido como el gran embajador de los cantes alosneros.
El Cerro de Andévalo, además de poseer una preciosa "folía", bailada por los llamados "danzaores", cuenta además con unos cantes, llamados "del camino", que se dedican a su patrón, San Benito Abad, el día de su romería, además de otro, conocido como "toná de quintos" y un cadencioso fandango, que es cantado para el baile de "las jamugueras", solamente en solitario, acompañado por guitarra, o en su primera mitad en solitario interviniendo un coro en sus tres últimos tercios.
La procedencia del fandango de Santa Bárbara de Casa es casi desconocida por los actuales habitantes del lugar. Cierto es que, en el año 1946, el entonces famoso cantaor, Canalejas de Puerto Real, lo da a conocer en una grabación como tal estilo y, desde entonces, se le atribuye a esta localidad andevaleña. Además del citado fandango, se canta una antigua "jotilla" y se hace una danza llamada "el baile de la sonaja".
También existe una incógnita sobre el fandango atribuido a la localidad de Cabezas Rubias, estilo que se canta en la romería a su patrón, San Sebastián, que tiene lugar en el mes de enero.
En la localidad minera de Calañas se conocen dos estilos de fandango: el llamado antiguo, que hizo popular el cantaor sevillano, José Domínguez "El Cabrero", y el conocido como "el del abuelo Clavero". Dándose a conocer este último sobre los años ochenta por el buen aficionado calañés Gonzalo Clavero, que reconstruyó el mismo basado en una música que escuchaba a su abuelo cuando era aún un niño.
Valverde del Camino posee un estilo de fandango valiente y muy musical, popularizándolo con exacta cuadratura un carnicero, hijo del lugar, llamado Ildefonso Romero, conocido históricamente como "El Gatillo".
El estilo -o estilos- de la localidad de Zalamea la Real viene de antiguo. Es este un fandango que se puede hacer de diferentes maneras, ya que son muchas las variantes que admite dentro de la misma estructura musical. Estilo que, para bailar, no se canta y es sólo acompañado por guitarras, bandurrias y panderetas. Por último, tenemos el fandango atribuido al pueblo minero de Riotinto. Un estilo discutido ya que los valverdeños se lo apropian como lugar de nacimiento. Lo cierto es que, en 1974, lo graba el aficionado de La Palma del Condado, Miguel Pichardo, registrando el mismo como fandango de Riotinto. (Onofre LópezPeriodista).

El reto de la puesta en valor
A pesar del evidente potencial de ocio cultural (CAPEL, H., 1996) que presenta el patrimonio minero andaluz, se puede afirmar que la política de su puesta en valor ha sido, en gran parte, errática y difusa.
Como siempre, el registro y el inventario son herramientas fundamentales de conocimiento y gestión patrimonial (CATALOGACIÓN, 1996 y IZARZUGAZA, I. y OLAIZOLA, J.J, 1994). Pero, pese a planteamientos pioneros (MARTÍNEZ, A., 1985 y TOMÁS, L., 1994), todavía no se ha ultimado un catálogo sistemático y detallado de instalaciones y conjuntos mineros particularmente significativos de ámbito regional (DOCUMENTACION, 2000).
Bien es verdad que el patrimonio minero se caracteriza por su dispersión y diversidad (pozos con castilletes, cabrías o malacates, escombreras, sistemas de selección, molturaje o preparación, hornos y chimeneas de fundición, almacenes, naves, tolvas, líneas de ferrocarril y embarcaderos, generadores de energía, etc.), por su especificidad (es realmente difícil aplicar propuestas foráneas; GONZÁLEZ-MORENO, A., 1994) y por un fuerte componente medioambiental que permite inscribirlo en corrientes museológicas novedosas.
Además, dentro de los complejos industriales es necesario proceder, nos guste o no, a una doble selección, tanto en su carácter (histórico, cultural, técnico, artístico, emocional, testimonial o práctico) como en su integridad física (por ejemplo, se puede conservar una cabria pero es muy difícil hacerlo con la totalidad de la cadena de extracción), factor este estrechamente vinculado al de la seguridad del visitante, un aspecto que, a menudo, se olvida o minusvalora.
En este sentido, es de gran importancia plantearse seriamente el uso de estos elementos. Dotar de un futuro al pasado debe justificarse  tanto en criterios de difusión como de viabilidad económica y rentabilidad social (AGUILAR, I., 2001). Sin duda, el ejemplo más destacado en el panorama andaluz es el onubense Museo Minero de Ríotinto (creado en 1992), un amplio proyecto (AGUILERA, E., 2001) del que tenemos abundante información en este mismo boletín.
Definitivamente cerrado en 1991, el coto minero de Linares presenta en su misma amplitud y diversidad graves problemas de conservación y gestión. Destaca del conjunto de instalaciones (fundición de "San Luis" o los complejos de San Miguel, con el pozo más profundo de la Península, "La Cruz", "La Minera", Los Arrayanes"...) un elemento excepcional: la única instalación de bombeo general (llamada "casa bull"), para desagüe de las galerías, conservada en la Península.
Una reciente iniciativa, encabezada por el colectivo "Arrayanes", pretende habilitar una ruta (con una extensión total de 58 kilómetros) para visitar las 130 instalaciones mineras inventariadas que se conservan en Linares y municipios próximos (Bailén, La Carolina, Guarromán y Vilches). Se tiene previsto levantar un "Centro de Interpretación de la Metalurgia", que recoja la importancia de la extracción de galena argentífera para la comarca entre 1875 y 1930, periodo en el que fue (junto al coto minero de Cartagena-La Unión) el mayor productor europeo (MORENO, A., 2001).
Mayores problemas de gestión presentan las minas de Alquife, en la vertiente septentrional de sierra Nevada (Granada), pues, mientras un colectivo de intelectuales y vecinos han solicitado su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) y Punto de Interés Geológico (PIG), la empresa propietaria mantiene diversos contactos para crear un "parque arqueológico industrial", todavía de contenido bastante inconcreto.
Carácter más medioambiental adquirió la rehabilitación por la Consejería de Obras Públicas hace unos diez años de parte de los edificios de Las Menas de Serón (Almería), coto minero cerrado en 1968 (ESPINOSA, J. y MENA, P., 1997). El resto de las iniciativas (GIL, L., 1994 y SOBRINO, J., 2001) mantienen un carácter local y dependen para su desarrollo, consecución y mantenimiento de la buena voluntad de los propietarios y, sobre todo, de la inversión obtenida de entidades locales y de los fondos regiones europeos de desarrollo para áreas rurales.

Lorenzo Cara Barrionuevo
Arqueólogo. Centro Virgitano de Estudios Históricos
 

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