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lunes, 4 de mayo de 2020

Historia de las Minas de Plata de Guadalcanal 6/8

Explotación de la compañía francesa (1767-1780)
Poco después, Miguel Múzquiz y Goyeneche (1719-1785), Secretario de Estado y del Despacho Universal de Hacienda, comunica a ‘Oconry’ la intención de cancelar el asiento con la condesa de Powis y que podría formar compañía con sus socios franceses, pero se ponía como condición que al menos uno de ellos debía residir en España. Poco después se informa que el conde de Clonard (Thomas de Sutton), persona de suficientes caudales, vendrá a ocuparse de las minas de Guadalcanal, aportando “mineros, fundidores y demás artífices acreditados de Europa” (Larruga, 1795: 90-91). Clonard nombra a un apoderado en Madrid, Alfonso Bernardino de Cervantes y, en 22 de noviembre de 1767, se establece asiento con las mismas condiciones que había tenido la Sra. Herbert, esto es por un periodo de 30 años.
Debemos conocer las circunstancias de la familia para pensar en que condiciones se produjo la llegada del conde Clonard a Guadalcanal. Nos retrotraemos a la Inglaterra de Oliver Cromwell (1599-1658), el cual decide en 1649 iniciar una durísima persecución contra los católicos de Irlanda y Escocia. Después de la batalla de Boyne (1691) y hasta principios del XVIII gente con formación y recursos van abandonando las islas. Una familia de la nobleza irlandesa, de la que procede Thomas Sutton (Wexford, 1700-Angulema, 1776), por su condición de católicos jacobitas se exilia en Francia. Otra parte de la misma familia vino a España, en tiempos de Felipe V (1683-1746), colaborando activamente en nuestras luchas contra los ingleses. Redmond de Sutton (1691-1769) que se había casado con la gaditana Isabel Herrera González (1700-17.), hija de armadores, tenía negocios de comercio marítimo con las colonias españolas y también con las colonias inglesas americanas. La Corona favorecía la actividad mercantil de este colectivo que le ayudaba contra el enemigo británico. Redmond compartía con sus parientes franceses flota mercante. Su primo Thomas de Sutton, conde de Clonard, que era Síndico de la Compañía Francesa de las Indias Orientales y que estaba casado con Seraphina Langton Carew (1741-1821), residía en París y acabaría regentando las minas de Guadalcanal. Otro primo francés de Redmond, Ricardo Wall y Devereux (1694-1777), fue ministro en España, desde el 6 de junio de1754 al 9 de octubre de 1763. La rama francesa tenía el título dado por los reyes de Francia, pero la española a través de Michel de Sutton y Herrera (Sutton o Sotto, en España) (1733-1788) también lo recibió en 1770, de manos de Carlos III (1716-1788). Los descendientes de Thomas Sutton de Clonard participaron en la Guerra de la Independencia de EEUU, con sus navíos y hombres. En resumen, la entrada de Thomas de Sutton en Guadalcanal viene favorecida por instancias políticas, ya que en España su familia campa en el Gobierno con poderío. La compañía estaba capitalizada en 3 millones de libras y en ella participaron como accionistas algunos aristócratas galos, tales como los duques de Harcourt, Châtelet y Liancourt, así como la Marquesa de Marboeuf, etc., aunque rompieron años más tarde con la empresa, quedando al parecer Sutton como accionista único (Shovlin, 2006, pp. 158). Tras la firma del asiento, Michael Louis Le Camus de Limaré (1722-1794), natural de Le Creusot (Francia), es nombrado director de las Minas (Larruga, 1795: 105), contando con la colaboración como Ingeniero Jefe de Joseph Richard (Larruga, 1795: 111).
Cuando tomó posesión, el Conde de Clonard y su Compañía, las minas estaban inundadas llegando el agua hasta la boca de los pozos, los cuales se encontraban en muy mal estado. Le Camus y Richard hicieron un estudio de los caudales disponibles y decidieron el empleo de máquinas hidráulicas para el desagüe, haciendo plan de presas y canales que remitieron a París, donde fue aprobado (Larruga, 1795: 111). Quieren utilizar la energía hidráulica del arroyo del Molinillo y hacer una serie de mejoras, cosa que piden a la Junta de Minas, por ello el 8 de febrero de 1770 se expide Real Cédula para el mejor beneficio de las minas, donde respecto a las aguas se señala lo siguiente: “se observase el curso dellas para el beneficio de las Minas, baxo las penas que se estableciesen”. También se acuerda que los ingenieros y maestros de las minas pudiesen usar un uniforme (Larruga, 1795: 107-109), tal y como era costumbre en Europa central y otros lugares. Se enviaron a “varios maestros maquinistas, barreneros, mineros, carpinteros y herreros de los más hábiles que había en las Minas de Bretaña en Francia” (Larruga, 1795: 112), probablemente se tratase de trabajadores de las minas argentíferas de Huelgoat-Poullaouen. También se contrataron a operarios españoles. Los trabajos de superficie habían concluido en octubre de 1772. Destacamos una casa para barrenar las bombas y otra casa con cinco fraguas, dos casas para los ingenieros (Richard y Besnier) y una magnífica para el director (Le Camus).
También se colocó en Pozo Rico una rueda hidráulica de 10 varas de diámetro, pero que podía ser sustituida por un malacate accionado por caballerías, que era más caro, pero podría usarse en caso de que faltase el agua.
La rueda tenía cajones dobles, dispuestos contrariamente, para poder hacer que girase en un sentido u otro, según interesase que subiesen o bajasen las cubas para extraer el mineral. No muy lejos, en el cauce de un pequeño arroyo próximo se hallaba la gran máquina hidráulica de San Carlos, de la que todavía se conserva el cajón que la albergaba. Era una rueda de 15 varas de diámetro, la cual accionaba unas manivelas que unidas a unos brazos transmitían el movimiento horizontalmente, por un socavón llamado Galería de los Tirantes. Este llegaba hasta Pozo Rico, donde los brazos conectaban con un balancín que transmitía el movimiento hasta las bombas. Había otra máquina en el Pozo San Antonio y un canal, procedente de una presa, cuya traza todavía es visible, que llevaba el agua para accionar la rueda, caudal que luego seguía hacia San Carlos. Esta última rueda también aprovechaba las aguas extraídas de la mina y las del arroyito donde estaba ubicada. Todo esto se completó con distintas obras en interior y exterior (Cfr. mapa: Plan geométrico de la mina rica de plata de Guadalcanal, 1774 y Larruga, 1795: 114-120).
El desagüe finalizaría en primavera de 1773. Todas estas obras causaron tremendos gastos, siendo la inversión estimada de 80.000 ducados (Remuzgo Gallardo, 2004). Enseguida empezaron a sacar mineral, pero, sin embargo, hubo problemas económicos y en 1774 Robert Sutton (1751-1788), hijo de Thomas, tuvo que acudir a Guadalcanal. En este momento dimitieron Le Camus y Besnier, siendo nombrado Juan Nicolás Geffrier nuevo director de las Minas.
Hacia 1775, el Ministro de Estado envía a Guillermo Bowles (1720-1780) para que de noticias de la situación de las minas. Tras pasar por Almadén llega a Guadalcanal donde observa una mina en mal estado, mucha agua y las entibaciones podridas (Bowles, 1775: 59-63).
Bowles envía documentación y planos a Madrid, entre la que estaría probablemente el mapa de Le Camus (1774). Según Matilla Tascón (1987, pp. 144-145). “La Compañía francesa que explotaba la mina de Guadalcanal pidió que Almadén le diera auxilio técnico, enviando a Störr (se trata del ingeniero de minas alemán Enrique Cristóbal Störr, †1802, responsable de las minas de Almadén y primer Director de la Academia de Minas, en 1777) a localizar las vetas metálicas que se habían interrumpido (…) el 4 de mayo de mayo de 1775 salió Storr para Guadalcanal acompañado de Francisco Ceballos, primer alumno de Almadén, y el maestro alemán Juan Jorge Stembach”, pero tardaron varios días en entrar en la mina por falta de seguridad. Narra Larruga (1795: 121-122), en referencia a ellos, que unos ingenieros, que habían venido del Electorado de Sajonia, encontraron en 1775 una veta bastante rica. Luego vinieron otros descubrimientos, pero enseguida se acabó el mineral rico (Larruga, 1795: 122). Thomas Sutton fallecerá en 1776 tomando las riendas de las minas su hijo Robert, de 25 años que no conseguiría evitar la quiebra de la
empresa, en 1778.
A partir de 1776, tenemos noticias del alemán Juan Martín Hoppensak (†1815) como Ingeniero Jefe de las explotaciones, haciendo diversos intentos de buscar nuevas vetas (Larruga, 1795: 122-124). En El Correo Mercantil de España y sus Indias (1793) hay una descripción del trabajo de Hoppensak, el cual hizo el pertinente levantamiento topográfico, lo que posibilitó ver la disposición de las vetas. Es la primera vez que se considera la geología de Guadalcanal para realizar un laboreo en orden.

Juan Martín Hoppensak en Guadalcanal (1796-1808)
El 19 de septiembre de 1783 Hoppensak es nombrado director de las minas de Almadén, puesto en el que estuvo hasta el 8 de septiembre de 1791, recibiendo pensión vitalicia en 1793 (Matilla Tascón, 1987: 146-147).
Por Cédula de 25 de abril de 1795, Hoppensak, junto con el suizo Antonio Zacarías Helms (1760-18., químico y mineralogista, ex director de las minas de Cracovia, miembro de la expedición del barón Nordenflinch a Perú y ex director de las minas de Cerro de Pasco) reciben Privilegio Real para el beneficio de las minas de Guadalcanal (y anexas) por tiempo ilimitado, mientras se cumpliesen las condiciones establecidas en el asiento.
Para poner en marcha las labores tenían un plazo de 18 meses. Estos manifiestan que esperan formar compañía con socios polacos y holandeses, dejando fuera a los franceses (Larruga, 1795: 124-136). Ya había estallado la revolución francesa (que duraría desde 1789 a 1799) y los vecinos del Norte ya no eran nuestros aliados, sino un enemigo que hostigaba al país. Para lograr capital ponen en circulación 1.000 acciones de 200 ducados Parece ser que, agotado el filón de Pozo Rico, Hoppensak se puso a buscar filones próximos, lo que le permitiría abandonar el costoso desagüe. Se dedica así a abrir pozos nuevos, como es el caso de Santa Victoria, Pozo Azul, El Chaparral y Santa Casilda o el socavón de La Cueva (Hoppensak, 1796, Mercurio de España, 28 de septiembre de 1828: 188-189 y Kith, 1852: 274-275).
En 1806, continuaban los trabajos en las minas de Guadalcanal, y también en Cazalla (Remuzgo Gallardo, 2004). El químico francés Louis Nicolás de Vauquelin (1763-1829) dice en los Annales de Chimie (1806) que encargado de hacer el análisis de las famosas minas de Guadalcanal había encontrado platino en bastantes muestras. Asimismo, el barón Antonio Maria Heron de Villefossse (1774-1852) en De la richesse minerale. considerations sur les mines, usines et salines des diferents états, trabajo redactado en 1807 y revisado en 1808 y 1809 al mencionar las minas y fábricas de cada país señala, entre las españolas, a las de Guadalcanal y Cazalla. La Guerra de la Independencia (1808-1814) paralizará las labores extractivas y Hoppensak fallece en Cazalla, en 1815, al poco tiempo de finalizar la contienda.


ETSI Minas y Energía, Ríos Rosas 21, 28003 Madrid

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