https://guadalcanalpuntodeencuentro1.blogspot.com/

domingo, 26 de diciembre de 2021

Últimos días de la feria de Guaditoca 8

Octava parte

(V) EL CORREGIDOR SALCEDO. - SU PETICIÓN DE AUDIENCIA DE EXTREMADURA PARA TRASLADAR LA FERIA DE 1792.- ESTADO ECONÓMICO DE LA VILLA EN ESTE AÑO. - INFORMA EL AYUNTAMIENTO SOBRE LA CONVENIENCIA DEL TRASLADO DE LA FERIA. - AUTO DE LA REAL AUDIENCIA CONCEDIENDO EL TRASLADO. - ACUERDO DE LA VILLA CON ESTE MOTIVO. -APELACIÓN DE D. ª MARÍA TERESA TENA CONTRA LA TRASLACIÓN DE LA FERIA. DECADENCIA DE ÉSTA. - DEVOCIÓN ACTUAL DE NTRA. SRA. DE GUADITOCA.

Llegamos al año 1792, en el que se llevó al cabo el traslado de la feria a la villa de Guadalcanal, realizándose así el plan que venían acariciando, hacía varios años, algunos y que había encontrado patrocinador en el Corregidor Donoso de Iranzos, aunque faltaron a éste arrestos para conseguirlo, o teniéndolo no le fue posible vencer las resistencias que encontró en su camino.

Más afortunado fue el abogado D. Diego Salcedo, que sucedió a D. Martín Castelló en el Corregimiento de la villa en 1791.

No debemos negar a Salcedo habilidad para guiar el asunto por recta vereda, y conseguir, a costa de poco esfuerzo, lo que para Donoso fue empresa difícil.

Mientras en el Real Consejo de las Órdenes se tramitaba el asunto del Patronato, que disputaba la Villa a la familia de los Ortegas, obteniendo éstos el reconocimiento de sus derechos, acudía Salcedo a la Real Audiencia de Cáceres con solicitud en que se alegaban las razones de bien común, que podían aducirse, para obtener despacho favorable a sus pretensiones, firmado el pedimento el día 29 de Septiembre. 17.-

17.-El Licenciado D. Diego Salcedo, Abogado de los Reales Consejos, Corregidor de la Villa de Guadalcanal, con el mayor rendimiento hace presente a V. S. que, habiéndose hecho cargo de la vasta población y término de la villa, estado y constitución de sus vecinos, tratos y granjerias que las sostienen, ha procurado facilitarles los arbitrios posibles en la continuación y fomento de ellas, dándoles los terrenos que han solicitado algunos para plantíos de olivar y zumaque y hacer extensivas sus heredades por este medio tan ventajoso a la pública utilidad de su común: sostenerlos en la conservación de pastar con sus ganados las dehesas de propios con preferencia del trashumante, que se hallaba intruso en ellas, por el precio de la tasación y en perjuicio de los ganados de dicha villa y su aldea de Malcocinado de que les dimana la multiplicación de sus ganaderías, sin las cuales no pueden fructificar las tierras de labor, cuyo industrioso Ramo es el más general entre dichos vecinos, por cuanto apenas hay jornalero que deje de tener senara, sembrar lino u otra semilla, que le pueda coadyuvar extra del jornal que le resulta de su personal trabajo: también ha procurado el aseo, limpieza y aspecto público de dicha población, ya en obras públicas en que ha podido arbitrar, ya en las privadas que se han ofrecido en el tiempo de su servidumbre. Sucede, pues, señor, de que habiendo en su jurisdicción y a distancia de dos leguas de la referida villa de Guadalcanal, una Ermita de Ntra. Señora de Guaditoca, en la que de inmemorial tiempo a esta parte se celebra una feria en los tres días de Pascua de Pentecostés, la cual pudo tener principio a motivo de la concurrencia de dicha villa y las de su comarca en celebración de alguna festividad del Santuario, pues se ignora si hubo licencia para ella, y es constante que se considera la más útil, precisa y necesaria a los Reinos de Andalucía y esta Provincia por la estación en que se ejecuta de estar la recolección presente, y ser de donde se surten de caballerías los labradores para sus trillas y demás trabajos de verano; los Regimientos acopian caballos y los pueblos de la comarca se abastecen de lo que necesitan para dicha recolección, con cuyo motivo se hace de numeroso concurso de gentes, cuya cualidad le hace licensiosa y ocasionada a insultos y robos y demás consecuencias a que induce la soledad de aquel desierto, aunque la Justicia, en observancia de su obligación, procure de día y de noche remediar; bajo de estos antecedes parecía al exponente sería conveniente se trasladase dicha Feria a la referida villa de Guadalcanal y que se hiciese en ella en los mismos tres días de Pentecostés, en donde concurrirían mayor número de mercaderes, supuesta la comodidad que proporciona la población para la seguridad de sus caudales y recogimiento de caballerías que no tienen en el sitio de Guaditoca, en donde ni hay poblado, ni posadas para descansar; resultando de esta disposición que los feriantes y gentes tendrían mayor provisión de comestibles y satisfacción de resguardo de sus intereses; igualmente que los vecinos harían comercio con sus habitaciones, especialmente los pobres, conque facilitarían a mayor comodidad dar salida a los géneros de su mantenimiento en conocida utilidad de sus intereses, cesarían las concurrencias de las gentes vagas propensas a robar y causar escándalos, y se daría estimulo y fomento a la población para que se reedificasen las casas arruinadas que se hallan en sus extremos y se construyesen otras al modo que se ha reconocido en Cabeza del Buey, Monterrubio, Mairena y otras partes donde las había fuera de la población, por haberlas reducido a ella: además de lo expuesto se considera dicha feria por el que representa repugnante al Decreto de V.S. acordado a instancia del señor Fiscal, en 4 de Junio del año próximo pasado, por cuanto es prohibitivo su literal de cualesquiera juntas de gentes en Ermitas y sitios públicos para comidas y refrescos, siendo, como es, consiguiente el que suceda en Guaditoca por la necesidad de los concurrentes de refugiarse en su Ermita en tiempo de aguas, y que no pueden prescindir por carecer de habitación en cuyo concepto, sujetando esta resolución el exponente a la superior penetración de V.S., hace en su consecuencia a su justificación la más humilde súplica, para que, en vista de los fundamentos y motivo expuestos, se digne decretar la traslación a la villa de Guadalcanal, o resolver lo que sea de su Real agrado. Nuestro Señor guarde y prospere a V.S. por muchos años que ruega el exponente. Guadalcanal y febrero veintinueve de mil setecientos noventa y dos.-A.L.P. de V.S. su súbdito.- Ldo. D. Diego Salcedo.

No había dejado de interesarse Salcedo por el bien de sus administrados facilitando mayor desarrollo a la riqueza, de que toma pie para disponer favorablemente a los magistrados de Cáceres; y unida esta exposición al informe dado por la villa en 10 de Septiembre del mismo año, a petición de la Real Audiencia, sobre el estado de la agricultura en Guadalcanal 18.- podemos conocer la situación en que se encontraba el pueblo económicamente a fines del siglo XVIII.

18.- Auto capitular informando a la Real Audiencia de Extremadura. – "En la villa de Guadalcanal a diez días del mes de Septiembre de mil setecientos noventa y dos: Los señores Xª y Regimiento, diputado y síndicos del común, con asistencia del señor don Paulino Caro Guerrero del Orden de Santiago Vicario Juez Eclesiástico ordinario y cura propio beneficiado de la Parroquial de Señora Santa María la mayor de esta villa se juntaron a efecto en orden que se comunicó por el Real Acuerdo de la Real Audiencia de Extremadura, en virtud de otra del supremo Real Consejo de Castilla al señor Gobernador de la ciudad de Llerena, sobre acreditar los particulares que inserta, comprendidos en los cinco primeros artículos, y teniendo presente para mayor instrucción las diligencias practicadas para el establecimiento de única contribución en el año pasado de cincuenta y tres, y los informes remitidos a este fin acuerdan su evacuación en la forma que sigue: Que esta villa de Guadalcanal se constituye de mil vecinos útiles con exclusión de las viudas y pobres de solemnidad, es de la orden de Santiago, cuio exercicio de dichos vecinos es el destino al cultivo de tierras en sementeras y varias especies de Plantios, como de zumaque, olivares y viñas, de forma que hasta los Menestrales de la Población fomentan dicho cultivo, por lo que conceptuando a dicho número en calidad de lavradores, senareros, aunque en distintas clases, su posivilidad se esperimenta que aun aquellos que se dicen Jornaleros siembran alguna corta porción en terreno de Roza para auxiliarse en sus necesidades, mas concretando el informe a la citada orden y al numero que se pretende es depentir el Ayuntamiento que el numero de Lavradores asciende a el de trescientos, los cuales insiste, y perseveran anualmente en dicho exercicio, y en los demas Ramos que le son anexos, como el cuidar de dichos Plantios, de los quales solamente se tienen como veinte Personas Acendadas que sostienen sus labores en tierras propias, y los restantes las tienen en Arrendamiento: Que las tierras de Dominio particular y de Labor que consisten en este termino ascenderán prudencialmente y con arreglo al resultante de dichas diligencias de unica contribución a ocho fanegas, la maior parte de ellas pertenecientes a Capellanias conventos de Religiosas y Hacendados forasteros: cuia qualidad las hace infructiferos, siendo necesario para el vso de ellas de alguna intermision de años de una a otra simentera: con cuia circunstancia se imposibilita el adelantamiento, y fomento de los vecionos Lavradores, y demás que de dicen Jornaleros, o Peujareros en esta Industria, hallandose precisados ha establecer sus cortas sementeras en los valdios, y en sitio donde consideran tener proporcion de lograr el premio de sus trabajos; y como quiera que estos se hallan descontinuos en lo Montañoso de dichos valdios les es mas penoso, y dificultoso de veneficiar y conserbar de las Ganaderias que pastan en dichos Valdios, por lo que para adelantar este industrioso Jiro general a todo el vecindario a excepción de dichos Menestrales, sería ventajoso y beneficioso que se le concediese a esta –villa facultad para repartir a los vecinos mil fanegas de tierra anualmente de las Dehesas de los Propios, y Arvitrios de esta villa, las quales alternen con todas las que sean de dichos Propios proporcionadas para dicha Labor, con cuia circunstancia medrarian los Pastos y Montes a veneficio de ellas y los Lavradores y senareros, igualmente multiplicarian sus cosechas. Que las tierras de Regadio llamados Huertas serán como vnas sesenta fanegas que se venefician para Hortaliza, y otros efectos de su naturaleza: de olivares y hasta trescientas fanegas: de viña quinientas todo lo qual es de dominio particular: que la demarcación del término de esta villa se regula a seis leguas de circunferencia, dos de travesia de levante a poniente y otras dos a sur y norte, en que se comprenden y prudencialmente veinte y siete mil y quinientas fanegas, de tierra toda Montañosa y la mitad de él Montuoso, de cuaia parte se halla la mitad infructífero, y de monte bajo vravio: Que las dehesas, de Propios y Arbitrios de esta Villa y la llamada del Donadio propia del Marqués de Legarda se constituyen por la operación de única contribución de tres mil ochenta y nueve fanegas de tierra que sirven para aprovechamiento de Pastos, cuio número, y el demás que ba exprresado, de Lavor, regadio, olivares, viñas, y zumacales, y rebajado todo del dicho de veinte y siete mil y quinientas fanegas lo restante es terreno de común aprovechamiento, lo qual la mayor parte es ynutil por lo Montuoso y pedregoso: Que las tierras que aquí se arriendan regularmente se pacta exigir de los colonos según Estilo o práctica a proporción de la distancia de la población desde seis partes hasta diez de las Mieses que en ellas siembran cobrando los dueños de dichas tierras en Mies, o en Rama en las mismas tierras, y esto se entiende en las de Labor, pues las demás de frutos se Arriendan a dinero por el precio que tienen por conveniente pactar: que a veneficio de la Agricultura va dicho anteriormente lo que contemplan de utilidad a los Labradores y senareros y respecto a tener con olvido este informe acordado este Ayuntamiento se saque testimonio Liberal y se remita a la Gobernación de Llerena, y los firmaron sus Mercedes de que yo el Escribano doy –fee = Lcdo. Dn. Diego Salcedo = Dn. Paulino Raphel Caro Guerrero – Martín Castelló – D. Dn. Bizente Maeda – Joseph Cavallero – Pedro de Thena y Cote – Manuel Arcos = Ante Dn. Juan Antonio Guerrero". (Cuaderno de Autos Capitulares)

Nota.- Se ha transcrito y respetado la ortografía del original de 1922

Antonio Muñoz Torrado
Presbítero

domingo, 19 de diciembre de 2021

Los Viajes de Quirós


Descubrimiento de las regiones Australes 
Hecho por el General Pedro Fernández de Quirós 

Corría el 9 de Mayo del año del señor de 1568, cuando la expedición capitaneada por Don Alvaro de Mendaña cuando fue descubierta para la corona de Castilla y Aragón y su regio Felipe II. 

ISLA GUADALCANAL. — Río DE ORTEGA. — Vióse una grande isla; en ella un gran rio, donde salieron á ver los nuestros, nadando, muchos hombres, mujeres y muchachos, y otros muchos en canoa, los cuales dieron un cabo al bergantin, y teniéndole junto á tierra, tiraron muchas piedras, diciendo mate, mate: mataron los arcabuces algunos de ellos, con que se retiraron. Saltó el maese de campo en un pueblo, á donde halló mucho número de raíces y gengibre verde, cogido en cestillas, y también puercos; llamaron á la isla Guadalcanal y al rio de Ortega, que está en altura de diez grados escasos al Sur de Buena Vista, distancia de nueve leguas.

De cómo salió el general del puerto y prosiguió el descubrimiento. 

G A L LE G O.— P UERTO DE LA C R U Z.— Sábado á ocho Mayo acordó el general de salir con las naos y bergantín del puerto donde había estado, por entre unos arreciles que están á su entrada; los vientos eran Les­ tes y á ratos recios, y con ellos fue á surgir en una playa de la isla de Guadalcanal; buscóse otro puerto y hallóse junto á un rio que se llamó Rio Gallego, altura diez grados ocho minutos, y al puerto de la Cruz. Tomóse el siguiente dia posesión de la tierra por S. M . y se levantó una cruz en un cerrillo,- presentes algunos indios que tiraban Hechas; mataron dos con los arcabuces y los demás huyeron todos, y nuestra gente se embarcó. Quisieron el otro dia salir en tierra para celebrar la mi­sa y vieron cómo los indios habían quitado la cruz y la llevaban, con que los nuestros se volvieron á embarcar, y viéndolos los indios, volvieron la cruz á su lugar y se huyeron.

A diez y nueve de Mayo envió el general á don Fernando Enriquez, alférez real, con treinta soldados, á ver la tierra: queriendo dar cara á un gran rio, cargaron tantos naturales, que fue forzoso dejarse de esto y defenderse; afirmaron los mineros que el rio era de oro; trujeron dos gallinas y un gallo, que fueron los primeros que se vieron, de que mucho se holgó el general, por entender de que cada dia se habia de ir descubriendo mas tierra con mejoría de cosas.

Envió el general desde allí á don Fernando Enriquez, con el piloto mayor, en el bergantín; navegaron Lessueste, y á distancia de una legua, se halló un rio y cerca de él muchas poblaciones: otra legua más adelante está el rio Ortega, y toda la costa llena de poblaciones; y más adelante, en otro rio, doce leguas de las naos, saltó el alférez real en tierra, y en ella le salieron. de paz doscientos indios á darle plátanos; mas, al embarcarse los nuestros, la convirtieron en pedradas. Navegó á Lessueste, y á cuatro leguas más adelante, se dió en otro rio poblado; púsosele nombre de San Bernardina; su altura, diez grados, un tercio: está Nordeste Sueste con un muy alto y redondo cerro. Dos leguas más adelante, á orilla de un pequeño rio, se vió una gran población; saltó en tierra nuestra gente, y los indios, al son de sus instrumentos, se juntaron más de seiscientos, y al embarcar, les tiraron muchas piedras y flechas y, con todo eso, mandó don Fernando Enriquez que no íes hiciesen mal. Algunos se echaron á nado y entraron en el bergantín á pedir con muchos halagos una canoa suya; mas viendo que no se la daban y que los amenazaban, se fuero à tierra, y a poco rato trujeron dos, en un palo, un cierto bulto a la playa, y llegaron gándose al bergantín, decían les diesen su canoa y fuesen por aquel puerco, que los nuestros conocieron ser bulto de paja, y ellos que era conocida su treta, y con grandes gritos se echaron todos á nado y, tirando flechas y piedras, se fueron todos á tierra sin que se les hiciese mal ninguno.

Al Sueste cuarta del Leste se vió, á siete leguas, una isla; no se fue á ella sino á la de Malarta ó de Ramus, que está con la punta de la isla de Guadalcanal (de donde salieron) Nordeste Sudueste cuarta del Leste; á diez y seis leguas parte del Sudueste, se fue á dar en buen puerto, que en su entrada tiene muchos arrecifes; está en altura de diez grados y un cuarto, y por ser casi cerrado se le puso Puerto Escondido. Los indios andan aquí del todo desnudos y los más con unas mazas, que son de grandor de naranjas, de un metal que parecía oro bajo: tiénenlas puestas y fijas en un palo, para pelear con ellas cuando vienen á las manos.

Saliendo de este puerto, se navegó al Lessueste hasta cuatro leguas, donde se halló una entrada de un gran rio que por su rápida corriente no se pudo entrar en él: cuatro leguas adelante se halló un buen puerto, en diez grados, con una isla á la entrada, que se ha de dejar á la banda de estribor y pasarse por junto á ella; púsose por nombre Puerto de la Asunción. Siguiendo la costa al Lessueste está al cabo de esta isla, en altura de diez grados y un cuarto y Nordeste Sudueste con la isla de Jesús, la primera que se descubrió: distancia de ochenta y cinco leguas tiene esta isla de Ramos de largo; no se anduvo toda por la parte del Norte, y por esto no se sabe su ancho. De la isla de Guadalcanal dice así Hernán Gallego, que para andarla es menester medio año, y que habia andado de largo de ella, por la banda del Norte, ciento y treinta leguas, y que va corriendo la costa al Oeste con una infinidad de poblaciones, y que hay allí papagayos blancos y de muchas colores.

Si su relación se mira, hallarse han otros puntos de poca claridad y aun de contradicción, porque una vez dice: los indios le dijeron habia de aquellas islas al Sueste mucha tierra, y dice que la vió: y luego dice que un marinero subió en una palma, y que no la vió. Dice mas, que á la isla de Guadalcanal no la vió el cabo, y que su costa iba corriendo al Oeste: y luego dice que era menester seis meses para andarla; y á la tierra que no vió la vende por muy buena, y afirma lo no visto por muy cierto: y dice que era mejor ir a la parte del Norte para volver al Perú, porque por la del Sur tenia por dificultoso hallar vientos; razón que la confesaron pocos pilotos, porque no la hay mas para haber vientos generales fuera de los trópicos en tanta altura de la parte del Norte como de la del Sur. Y ¿cuánto más ba­rato era, estando (como dice) cierto de no haber tierra al Sueste, ir de once grados, donde se hallaba á treinta cuarenta de su parte, que no disminuir once y subir á treinta y más de la parte contraria, y quedar más lejos del Perú?

Y porque también puede ser duda, cómo el adelantado la primera vez no encontró las islas que agora descubrimos, digo; que cuando salió á navegar del Perú, hicieron una vuelta larga á diez y ocho grados al Oes-sudueste, y otra al Oesnorueste, y puestos en seis grados más y menos, fueron siguiendo aquella altura, según que lo he sabido de quien se halló en aquella navegación: y por esto no pudieron encontrar aquellas islas, que estaban en más altura, y las dejaron á la parte del Sur, y pasaron por el Norte de ellas.

Para más prueba de que las islas de Santa Cruz parece que están más cerca de las de Salomon, viene bien ser sus naturales parejos en color, teñirse de colores los cabellos, llamar al capitán jauriquí, tener las mismas armas, los puercos, gallinas de Castilla, y otras tantas cosas de unos mismos géneros como en ambas relaciones se puede ver, y realmente se puede tener por ciertoque todas las gentes de las islas de Santa Cruz, islas de Salomon, proceden del Archipiélago de las Filipi­nas. Demás que el teñir los indios de Santa Cruz los dientes de colorado y de negro, y usar comer el “buyo” como lo comen en Filipinas, y haber en la isla de Luzon negros que dicen ser los naturales de la tierra, á quien llaman pegotes, retirados en una isla que se dice “Mciragondon”, y en otras islas; por manera que los morillos é indios vizayas, y otras castas de gentes que hay por allí, les ocupan sus tierras, y los echaron de ellas, y arrinconaron los que quedaron á donde están: y bien podria ser, que por razón de los advenedizos, los per­ seguidos fuesen buscando á donde poblar, hasta hinchir y ocupar la Nueva Guinea, como más cerca, y de allí á las islas de Salomon, y de estas á la de Santa Cruz; y los mulatos, y las diferencias de color que hay entre todos proceda de las mezclas de unos y otros.

 ISLAS TRES MARÍAS. — SANTIAGO Y SAN URRAN. — De la punta de esta isla, al Sur cuarta del Sudueste, hay á tres leguas unas islas bajas, con muchos bajos á la redonda; están pobladas y llamáronse Las Tres Marías; no tienen puerto alguno; córrense Leste Oeste cuarta del Norueste Sueste. A tres leguas de Las Marías, hay otra que bojea seis leguas; está en altura de diez grados y tres tercios, tiene buen puerto: á dos leguas Norte Sur, esta otra isla que se llamó Santiago; tiene de largo cuarenta leguas; córrese del Leste Oeste por la banda del Norte; esta en altura de diez grados y tres cuartos: á diez leguas, a la parte del Sudueste, esta otra isla grande; córrese Lessueste Oesnorueste en altura de doce grados y medio, y sólo cuatro leguas apartada de la isla de Guadalcanal: llámase isla de San Urban. 

Nota. - Se ha transcrito y respetado la ortografía y acentos del original del siglo XIX

Fragmentos del libro de Don Justo Zaragoza editado en Madrid en 1876 y depositado en la Biblioteca Hispano-Ultramarina.

domingo, 12 de diciembre de 2021

Últimos días de la feria de Guaditoca 7

Séptima parte

Declaró D. Juan Pedro que del tiempo de su administración había rendido cuentas del primer trienio al Vicario general “que es a quién corresponde la Visitación de la Ermita y cuentas”, y que se le mandó invertir “el alcance que contra el Administrador resultó de 600 reales en el mayor culto de la Virgen y ornato de la Ermita, lo cual ejecutó incontinenti; estando los otros años pendientes de aprobación por no haber venido a la Visita del Vicario general”. Presentó el mismo D. Juan al Corregidor, en 21 de enero de 1787, “cuatro libretes de cuentas” y su examen dio el siguiente resultado: los productos de la feria en 1783 importan 1.900 reales; los de 1784 suman 2.471 reales; 1.754 reales y medio los de 1.785, y 212 reales y medio los de 1.786; pero notó el Corregidor la falta de hojas, claros y otros particulares que al por menor pueden verse la certificación que firmó el escribano Escutia.

El Auto del Corregidor del 22 de Enero del mismo año contiene duras apreciaciones para la gestión de los Patronos 15-.

15.- Auto del Corregidor.-Los patronos imponían a los feriantes la contribución que les ha parecido, como se deduce de haberse ido aumentando con ella los productos de dicha feria, aunque con visible mengua en los diez y nueve años que administró D. Pedro de Ortega y Arjona, padre del actual, y que contrajo el alcance de dos mil y más reales en está perjudicado el Santuario, a que ha contribuido no poco el mismo D. Juan Pedro su hijo, que con igual equivocación en su último recurso supone no solamente haberse cobrado por el presente escribano mayor cantidad en la feria del año que la resultante de Autos, sino que ha procurado tergiversar con nuestro informe la verdad de los hechos, desentendiéndose de que para mejor instruir el informe decretado por la superioridad se le mandaron exhibir las cuentas de su tiempo, que no ha cumplido hasta el presente con motivo de la enfermedad que a pocos días de dicha última feria padeció y las que después padecieron igualmente así su merced para los dos escribanos de esta villa en el discurso de la general epidemia que ha experimentado hasta fines del año próximo, por cuya causa, y la muerte del de autos recrecieron las ocupaciones, sin poderse desahogar el juzgado de muchos atrasos; ni tampoco ha presentado el libro de cuenta y razón que le está mandado, y que ha debido llevar de la administración de su cargo, a que no satisfacen los cuatros libretes exhibidos con menos formalidad y levantamiento de algunas hojas, asientos recientes y defectuosos y que no llenan el ministerio de la administración, en el cumplimiento de la prevención que se le hizo por el título que ha presentado: y que además de ser unos borradores manuales de las exacciones de las cuatro últimas ferias padecen a primera vista los reparos de menos formalidad, dispersión, falta de numeración y las de no contener más que el del último año los valores de las cinco casas que todos ha tenido arrendadas para el Alcabalero y tiendas de licores, uno de los mayores renglones de la feria; ni tampoco las limosnas y ofertas a aun pujas que todos los años se hacen con motivo de llevar la Imagen los hombres y las mujeres el Niño en la procesión y entrarla en su Iglesia; en que es notorio y su merced tiene visto el alboroto y atropello de pujas que se causan, ni tampoco las muchas limosnas de Misas que en discurso de la feria se recogen y aun de algunas reses y alhajas, como también entre año… por otra parte del mismo residuo de que da cuenta quiera deducir, como efectivamente lo hace y resulta de sus mismas cuentas, sin haber costumbre en los demás administradores que han sido, ni tampoco por las personas de sacar las tales decimas otros Administradores o Mayordomos de Iglesias o Ermitas o cofradías.”

Administradores; “además de ser la certificación, que firmó el escribano Escutia, unos borradores manuales de las exacciones de las últimos cuatro ferias, padecen de primera vista los repasos de menos formalidad, dispersión, falta de numeración y las de contener más que el del último año los valores de las cinco casas que en todas ha tenido arrendadas para el alcabalero y tiendas de licores, unos de los mayores renglones de la feria; ni tampoco las limosnas y ofertas, y aun pujas, que todos los años se hacen, ni tampoco las muchas limosnas de Misas, que en el discurso de la dicha feria se recogen y aún de algunas reses y alhajas, como también entre año…”

Hasta el 23 de Junio no dio el Ayuntamiento el informe 16.- que se le tenía pedido desde el 22 de Enero. Siempre las mismas dilaciones.

16.-Auto de la villa.- "Juan Antonio Guerrero, Escribano del Rey nuestro señor publico y del Cabildo de esta Villa en observancia y puntual obedecimiento de lo mandado en el auto precedente: Certifico que en el Acuerdo celebrado en el día de ayer por Sres. Corregidor, D. Juan Pedro de Ortega, Alferez mayor consistorial de esta Villa; don Martín Castelló, don Vicente Maeda, regidores perpetuos de ella, a que asistieron de aguacil mayor, síndicos y diputado de esta precitada villa, resulta acordado acerca del Informe sobre la feria de Guaditoca, que se hace anualmente en este término, que el establecimiento de ella no consta, ni habido, ni entendido el tiempo de su principio, ni tampoco que se haya obtenido Privilegio alguno para ello, y solo comprende que se introdujo muchos años hace con el nombre de Velada que se da a los concursos de otras Ermitas del término y otros inmediatos en los días de sus respectivas celebridades el de dicho Santuario y que con el tiempo se ha ido aumentando con la devoción hastaque se ha ganado el nombre común de feria por todo el país; que el terreno de la Ermita citada de Guaditoca, se dice por dicho Ayuntamiento en el referido acuerdo, duda de si en sus principios fue de realengo concedido por la Villa o por la Orden, como duda del tiempo en que se edificó o en el que se apareció, como se dice sobre una peña inmediata a las aguas del arroyo que divide la dehesa de la Vega, y solo sabe que por D. Alonso Carrasco se reedificó y labró la Iglesia que hoy tiene dicha Imagen y por consiguiente se deduce que sería por estrechez o ruina de la antigua, sobre que el citado Ayuntamiento dice no ha visto documento de mayor antigüedad que la dicha reedificación de el año de mil quinientos ochenta y seis, (sic) y que el mismo don Alonso Carranco Ortega, labró así mismo una casa unida a dicha Ermita de nuestra señora de Guaditoca y con una tribuna o balcón a su capilla mayor y mano derecha y por consiguiente que infiere el Ayuntamiento que su terreno pertenecía al mismo, por cualquier modo de adquisición, vínculo, o herencia, como otras algunas tierras y huerta que parece hubo en sitio por la parte de un moral que existe entre la esquina de la espalda de dicha Ermita y dicho arroyo. Que a dicho Santuario no se le conocen tierras algunas en propiedad, ni asignación más que lo que ocupa la Iglesia, pues las tres casa de Hospedería que tienen los Mayordomos de las Villas de Berlanga, Valverde y Ayllones están, la del último en tierra conocida del Encinal, de los propios de esta Villa y las de los otros parece estar en tierras del Vínculo de los Ortegas y su Patronato, que se dice fundado por Don Pedro de Ortega Freire, hijo del mencionado D. Alonso Carranco, lo que mejor constará de los permisos de edificar que obtendrían dichas Villas y sus Mayordomos: y que en cuanto al Patronato de dicha Ermita, dicha villa, entiende que reside en ella y su Ayuntamiento como el de las demás Iglesias y Ermitas de su término, sin saber que dicho Patronato esté enagenado, o titulado en otra Iglesia y persona: que el del convento y Religiosas franciscanas de la advocación del Espíritu Santo de esta misma Villa en la casa y mayorazgo que goza el Sr. D. Vicente Maeda de que obtiene Real Cédula y la renta de su fundación: y según que todo lo relacionado consta de dicho Acuerdo, que se haya –en el libro capitular corriente de esta Villa a que me remito y en fe de ello cumpliendo con dicho Judicial precepto estampo la presente que firmo en Guadalcanal y Enero 23 de 1787.- Juan Antonio Guerrero. Cuaderno de Autos capitulares de este año".

Los sucesos del siguiente año de 1788 los hemos referido en otro lugar; pero hemos de hacer mención de dos hechos: el primero la muerte de D. Juan Pedro, en Octubre, y el segundo haber cesado en el Corregimiento de la Villa D. Antonio Donoso de Iranzos, sucediéndole D. Martín Castelló.

Quedó pues en suspenso toda actuación; pero dispuesto el Ayuntamiento a recabar un derecho, que creía tener, de Patronato sobre el Santuario, aprovechándose de la viudez de D. ª María Teresa de Tena y de la menor edad de su hijo D. Francisco, a quién correspondía el derecho de su padre, para recabarlo. En entretanto queda un poco olvidado el traslado de la feria, hasta que venga a la Villa otro Corregidor que haga de este asunto el objeto principal de sus desvelos.

En la villa quedó D. Antonio de Iranzos dedicado al noble ejercicio de la abogacía, y cuando pasaron cinco años, y volvió a suscitarse el pleito de la feria, lo encontraremos defendiendo la permanencia de ésta en Guaditoca, como abogado de D. ª María Teresa.

¿Fue este cambio efecto de convencimiento?

¿Fue solo cumplimiento del deber profesional?

¿Se debió tal mutación a oposición hacia el que por aquel entonces ocupaba su puesto?

¿Pudo ser efecto de la caballerosidad y nobleza de sus sentimientos, al ver sostener desigual combate a una dama en el desamparo de su viudedad?

A través de los folios del largo expediente quedan sin contestación estas preguntas.

Algún dato nos deja el expediente de la feria de 1789 y siguientes y hemos de aprovecharlo también. Desde dicho año estuvo encargado de recaudar los ingresos de la feria de Guaditoca D. Bruno de Ortega y Saavedra, por delegación del Ayuntamiento.

Nota.- Se ha transcrito y respetado la ortografía del original de 1922 

Antonio Muñoz Torrado
Presbítero

domingo, 5 de diciembre de 2021

LA MINA DE POTOSÍ/CUEVA DE SAN FRANCISCO (GUADALCANAL)


INVESTIGACIÓN ESPELEOLÓGICA Y ARQUEOLÓGICO-ARQUEOMÉTRICA



Resumen.-
        La mina de Potosí se encuentra dentro del Geoparque “Sierra Norte de Sevilla” (miembro de la Red Global de Geoparques Nacionales, creada bajo la égida de la UNESCO), en el municipio de Guadalcanal (provincia de Sevilla, Andalucía, SW España), ambientado en la serie geológica lutítico-carbonato del Cámbrico. También es conocida localmente como cueva de San Francisco  y combina su formación natural en un macizo kárstico con una extensa alteración por la acción de la actividad minera llevada a cabo durante diferentes períodos, desde la Prehistoria.
        La cueva de la mina fue identificada y localizada, gracias a la información de archivo, durante la realización de estudios arqueológicos relacionados con el proyecto Patrimonio Histórico Minero de Andalucía. Mediante métodos espeleológicos, se han cartografiado recientemente las cavidades subterráneas y la topografía superficial, reconociendo la importancia de los agentes geológicos en su formación e identificando los diferentes sectores y etapas de explotación minera de la veta y el registro arqueológico asociado. Este registro incluye restos mineros hallados in situ, como obras con tipología característica y herramienta, marcas, martillos de piedra estriados, alfarería, etc., y fragmentos minerales y escorias, indicando la existencia de, al menos, 3 fases principales de explotación: Prehistórica (Calcolítico Tardío / Edad del Bronce Temprano), Romana y Siglo XIX dC.
     Las muestras de minerales y otros arqueos metalúrgicos han sido seleccionadas y analizadas por diferentes métodos (XRF, SEM) con el fin de tener un acercamiento preliminar a su composición y las actividades productivas realizadas.

Introducción.-
        La denominación de la localidad de Guadalcanal, ubicada en el norte de la provincia de Sevilla (Andalucía, suroeste de España), dentro del Parque Natural “Sierra Norte de Sevilla”, incorporada en septiembre de 2011 a la Red Europea de Geoparques, está históricamente asociada a actividades mineras, principalmente por el descubrimiento a mediados del siglo XVI d.C. de la famosa mina de plata Pozo Rico (Sánchez Gómez, 1990).
        Sin embargo, esta no es la única mineralización existente en el área y se han documentado diversos depósitos minerales con evidencia de trabajos, desde la Prehistoria hasta la época contemporánea. Una de estas minas se llama Mina de Potosi, ubicada a unos cientos de metros al oeste de la localidad de Guadalcanal y recientemente relevada y estudiada arqueológicamente. Esta mina ha demostrado estar vinculada a una cueva natural conocida como Cueva de San Francisco.                 Además de sus características geológicas propias de una cueva desarrollada en un macizo kárstico, cabe destacar la existencia de una mineralización de calcopirita, explotada en diferentes períodos, desde la Prehistoria hasta el siglo XIX d.C. Estas fases mineras han dado lugar a la remodelación de la cavidad natural original y se han fechado tanto a través de los diferentes tipos de trabajos mineros documentados como de los restos arqueológicos recuperados.
        Así, por sus singulares características, tanto geológicas como arqueológicas, la mina cueva de Potosí en la que se centra esta investigación es un geositio adicional en el Geoparque y refuerza la importancia de la actividad minera en la región desde la Prehistoria.

Ubicación geográfica.-    
        Al inicio de nuestra investigación arqueo metalúrgica realizada en el municipio de Guadalcanal, se revisaron los datos bibliográficos de la mina Potosí, la mayoría de ellos estudiados previamente por el profesor Claude Domergue, quien la ubicó al noreste de la localidad de Guadalcanal (Domergue, 1987). La revisión de las fuentes originales, publicadas a mediados del siglo XIX d.C., y el estudio de topónimos y datos históricos de Guadalcanal permitieron la ubicación precisa de la mina (Hunt Ortiz, 2003). En efecto, en una breve reseña publicada en el Boletín Oficial de Minas en 1844 (Anónimo, 1844) se hizo una descripción del hallazgo de una galería, mencionando que fue hallada durante la voladura de un fuste en las huertas de Guadalcanal y monte San Francisco. para explotar una veta de cobre encontrada a cuatro pies de profundidad. También se indicó que la galería estaba dirigida hacia el monasterio de San Francisco.
        En agosto de 1845 el célebre ingeniero de minas español Joaquín Ezquerra del Bayo visitó la explotación minera (bautizada “con el pomposo nombre de Potosí”), indicando que estaba ubicada “cerca de las viviendas del pueblo de Guadalcanal” (Ezquerra Del Bayo, 1850).
        Estas referencias, junto con el hecho de que el Monasterio Franciscano de La Piedad en Guadalcanal (destruido tras su secularización pocos años después de la visita de Ezquerra) ocupaba la zona del actual cementerio (Guía De Guadalcanal, 1989), al noroeste de la localidad, conducen a el relevamiento de la zona y finalmente al descubrimiento de los restos de la antigua mina de Potosí.
       Así, como se refirió, la mina de Potosí se ubica en el municipio de Guadalcanal, a unos 600 m al Oeste del pueblo, en el cerro denominado San Francisco, que era el nombre que localmente se le daba a la cueva allí ubicada.
    
Contexto geológico.-
         La Cueva de la Mina San Francisco-Potosí se encuentra dentro de la zona geológica Ossa-Morena, que lleva el nombre de la cordillera portuguesa de Ossa y la Sierra Morena española. Actualmente esta zona geológica está dividida en varios dominios y unidades, consideradas más o menos provisionales. Uno de ellos es el dominio geológico Zafra-Alanis, en el que se encierran los terrenos pertenecientes al municipio de Guadalcanal.
      Específicamente, la mina cueva se ubica en la serie Cámbrico Lutítico-Carbonato, en contacto con la formación Precámbrica Loma del Aire, con el límite pasando por el poblado de Guadalcanal (IGME, 1980). Litológicamente, la mina se coloca en contacto entre rocas metamórficas de alto grado al norte y mármol calizo al sur.

Referencias históricas y registro arqueológico.-
        Como se mencionó, las referencias históricas relacionadas con la explotación de la mina de Potosí datan de mediados del siglo XIX d.C. y están directamente relacionadas con el descubrimiento de “una antigua galería de 70 varas (poco más de 58 m)”, que se consideró bastante antigua por “estar abierta por picos y por las tinajas con inscripciones que no se han podido leer y que se encontraron dentro de la mina” (Anónimo, 1844). Gracias a la visita de Ezquerra del Bayo unos meses después del descubrimiento, se dispone de algunos datos adicionales: en el momento de su visita se encontraron 17 esqueletos humanos, deduciendo que las labores fueron abandonadas tras un repentino colapso del techo de la mina. Además, se recuperaron “una porción de utensilios, una tenaza de hierro y un martillo, muchas hachas de piedra, vasijas de alfarería tosca y tibias de oveja afiladas en su punta”, y algunas monedas del emperador Maximino (235-238 dC). Ezquerra del Bayo data de esa época romana las obras mineras encontradas y algunas de las herramientas, y del “Paleolítico” los restos más antiguos recuperados (Ezquerra Del Bayo, 1850: 491).
        A finales del siglo XIX se mencionan dos cuevas con el mismo nombre de San Francisco en el municipio de Guadalcanal, una de ellas, que es la que ahora se ocupa, se describe brevemente como “Cueva de San Francisco (antigua mina al NE del pueblo), municipio de Guadalcanal, calizas cámbricas y grauvacas” (Puig y Larraz, 1897: 55). Las investigaciones arqueo metalúrgicas realizadas en los últimos años, además de producir un mapa preliminar de las evidencias mineras subterráneas y superficiales (Hunt Ortiz, 2000; 2003), documentaron restos arqueológicos, recuperados principalmente en el botadero minero exterior, que se han correlacionado con diferentes Fases mineras del yacimiento: alfarería artesanal y con torno, herramientas de minería de piedra con surco central, minerales y escorias metalúrgicas escasas.
        Los restos recuperados que dan datos cronológicos más precisos fueron los fragmentos de cerámica. Los fragmentos hechos a mano datan de la transición del Calcolítico a la Edad del Bronce (ca. 2000 aC). La cerámica histórica hecha a rueda que se encontró incluyó jirones pintados, decorados en bandas, Deslizamiento rojo africano Terra Sigillata, que datan respectivamente del período Turdetano / Romano temprano y del Imperio Romano tardío, siglo III d.C. Esta última fase romana coincidiría con las mencionadas monedas recuperadas en el siglo XIX.
        Así, en general, se consideró que la mina se abrió en una formación kárstica caliza natural, remodelada por las distintas fases de las operaciones mineras. Con base en la evidencia histórica y arqueológica se proponen 3 fases principales de la actividad minera:
-Calcolítico tardío/Edad del Bronce Temprano, con uso de martillos de piedra estriados y herramientas de hueso.
-Romano, con dos periodos diferenciados: el romano republicano temprano y una fase romana imperial posterior, con uso de herramientas de hierro.
-Moderno, realizado en el siglo XIX. Plan y descripción general de la cueva mina.         Los diferentes periodos de explotación determinados por los restos arqueológicos fueron confirmados parcialmente por las morfologías de los trabajos mineros y las huellas dejadas por las diferentes técnicas de extracción empleadas.
      El estudio reciente de la cavidad, la aplicación de la metodología comúnmente utilizada en espeleología, ha permitido obtener un mejor enfoque para evaluar la importancia de los factores geológicos en su formación y establecer sectores preliminares de las diferentes fases de explotación de la mina cueva de Potosí.
        Brevemente, en el exterior, hacia el Este, se abrió una trinchera en dirección EO (siguiendo el encajado de la veta). Correspondiente a la última fase de las obras mineras (siglo XIX d.C.) con 40 m de largo y un ancho medio de 2,5 m. La trinchera se abrió con explosivos, de los cuales los agujeros de explosión en sus paredes son la evidencia conservada.
        Originalmente, la longitud probablemente era mayor, porque la parte este de la zanja, ubicada en una plantación de olivos, se rellenó para nivelar la superficie del suelo.
        En la parte occidental de la zanja, se seccionó una cavidad natural estrecha y se destruyó parcialmente antes de atravesar la cámara principal de la mina de la cueva. Al Noroeste de la trinchera se ubicó un pozo vertical (de unos 2 m de diámetro) y, unos metros al Oeste, otro pozo, relleno de basura, de similares características. Ambos están fechados también en el período moderno de explotación minera.
      Como se mencionó, el extremo occidental de la zanja se conecta con la cámara principal de la cavidad (eje mayor de aproximadamente 20 m), a la que también se puede ingresar a través de la abertura elíptica (eje mayor de aproximadamente 6,5 m) producida por el colapso parcial del techo de la cámara.         En el vertedero formado por el material derrumbado se encontraron algunos restos arqueológicos.
    La cámara principal fue conformada principalmente por procesos kársticos, aunque alterada por obras mineras. Desde la cámara principal, dos galerías irradian hacia el oeste hacia la piedra caliza:
-La del sur es una galería kárstica formada de forma natural ampliada por obras mineras. Su acceso desde la cámara principal estaba originalmente obstruido con sedimentos rojizos y reabierto con piquetas, cuyas marcas son claras en las paredes laterales. También se minó el relleno de la galería, rebajando el suelo calcáreo formado en la cavidad.
-La galería norte, más corta, también es natural, terminando en un pozo profundo, aún no explorado. Esta parte de la cueva parecía no haber sido transformada por obras mineras. Además, desde la parte sur de la cámara principal, dos galerías cortas y estrechas dan paso a una cámara mucho más pequeña. Esta segunda cámara, que muestra signos de los trabajos mineros realizados para acceder (piso roto y espeleotemas), es donde se ve con mayor claridad la mineralización de calcopirita cuarzosa tipo veta, con la calcita circundante teñida de color verde. En la cámara más pequeña, ubicada en la parte superior de los orificios en las paredes, se identificaron áreas teñidas de negro, producidas por el humo de las lámparas de aceite (alfalfa). Estas lámparas dieron luz a los mineros que, con picos puntiagudos, excavaron la galería más meridional de la mina (en dirección Este-Oeste como se deduce de los picos), de sección trapezoidal, probablemente durante la época romana.
        Es importante mencionar que, en el exterior de las obras subterráneas, al sur de la zanja, se identificó un vertedero minero, seccionado por la nivelación del olivar, que contiene restos de mineralógicos (calcopirita y cobre carbonatos) y de carácter arqueológico (fragmentos de martillos de piedra estriados, fragmentos de cerámica y solo 4 fragmentos de escoria golpeada).

Estudio arqueométrico: resultados.-
        Una selección de las muestras de mineral de cobre recolectadas en la mina de Potosí, principalmente carbonatos (malaquita / azurita), ha sido analizada por Fluorescencia de Rayos X (XRF). Además, una muestra de la escoria sangrada recuperada en el área del botadero de la minería también fue analizada por XRF, incluyendo también estudios por Microscopía Electrónica de Barrido (SEM) (Hunt Ortiz, 2003: 14 -15, para los métodos analíticos utilizados).
        Los análisis XRF arrojaron los siguientes resultados:
Dos muestras de carbonato de cobre, previamente analizadas (también normalizadas al 100%) y publicadas, también tenían un contenido de cobre bastante alto, con algo de hierro y antimonio como elemento secundario en un caso: Azurita (PA7552) 0,06% Sb; 2,56% Fe; 97,15% Cu y Malaquita (PA7552) 0,83% Fe; 99% Cu.
        -La escoria, una escoria sangrada que tecnológicamente tiene que ser datada en la época romana o posterior (sorprendentemente sin contenido de cobre detectado en el análisis XRF), también fue analizada por SEM, dando los siguientes resultados (elementos, también normalizado al 100%), representativo de una gran serie de análisis realizados en las diferentes fases minerales; que demostró que las muestras corresponden a escorias de fundición de hierro.

Conclusiones.-
       La mina cueva de Potosí, ubicada dentro del Geoparque Sierra Norte de Sevilla, fue formada por procesos kársticos, y alterada y parcialmente transformada por trabajos mineros explotando una veta de cuarzo mineralizada con calcopirita, meteorizada a sus minerales secundarios, principalmente carbonatos de cobre (malaquita y azurita).
       El relevamiento espeleológico realizado, aún no terminado, mostró una compleja cavidad kárstica con cámara principal y galerías radiantes, algunas de ellas remodeladas o abiertas por las obras mineras.
        A través del registro arqueológico recuperado y la tipología de las obras mineras se han establecido tres fases principales, sucesivas, de explotación minera: Calcolítico tardío/Edad del Bronce (hacia 2000 aC), con martillos de piedra estriados; Romano, con al menos dos periodos de minería diferentes (Republicano e Imperial), con el uso de picos de hierro para la realización de galerías trapezoidales y lámparas de aceite para la iluminación, y finalmente, una fase Contemporánea, caracterizada por el uso de explosivos para la obra. en la zanja, y pozos verticales.
        La disposición y orientación de las obras mineras muestran que la cámara principal, hoy con el techo parcialmente derrumbado, estaba totalmente subterránea, sin conexión con la superficie hasta hace muy poco, como lo demuestra la ubicación de los pozos verticales contemporáneos. Probablemente el colapso del techo de la cavidad principal fue consecuencia del uso de explosivos en las obras de la zanja.
        El estudio arqueométrico de las muestras arqueometalúrgicas seleccionadas mostró que las especies minerales explotadas, carbonatos de cobre contenían, junto con altos niveles de Cu y Si -el gange es cuarzo-, diversas proporciones de Fe y, ocasionalmente, otros elementos.
        Por el contrario, no se detectó arsénico (As) en ninguna de las muestras. La mina de Potosí ha demostrado ser uno de los pocos yacimientos de cobre del suroeste de la Península Ibérica explotados en la antigüedad que no contienen arsénico.
        Este hecho debe relacionarse con la presencia durante el Calcolítico y la Edad del Bronce de objetos metálicos hechos de cobre, simultáneamente con objetos hechos de cobre arsénico, una aleación considerada por algunos autores como producida involuntariamente debido al contenido de As original en el mineral fundido (Hunt Ortiz, 2003).
        -La escoria sangrada que, como se ha mencionado, tiene que estar fechada tecnológicamente en época romana o posterior, es una escoria de fundición de hierro, producida como subproducto durante la reducción de minerales de hierro a metal. La presencia de los escasos fragmentos de escoria recuperados en Potosí, podría estar relacionada con la explotación de una cercana mina de hierro de hematita (mineral de hierro oligista o especular, Fe2 O3, hoy principal mineral de hierro) probablemente en época romana. 
        La mina de Potosí/Cueva de San Francisco, de fácil acceso y a escasa distancia del pueblo de Guadalcanal, combina elementos geológicos, mineralógicos y arqueológicos (desde la Prehistoria hasta la Contemporánea) que conforman un sitio único que hay que preservar y seguir. estudiado, e incluso preparado para la visita pública, como importante factor de enriquecimiento del recientemente declarado Geoparque Sierra Norte de Sevilla.

Referencias.-
Anónimo, (1844), Descubrimiento de trabajos antiguos en Guadalcanal. Boletín Oficial de Minas, Madrid, págs. 47-48. Domergue C., (1987), Catalogue des mines et des fonderies antiques de la Penínsule Iberique. Publicaciones de la Casa de Velázquez, Madrid Vols. 2. Ezquerra Del Bayo J., (1850), Sobre los escoriales de fundiciones antiguas, y en particular de las de Rio Tinto y Cartagena, Boletín Oficial del Ministerio de Comercio, Industria y Obras Públicas 9, pp. 489-504. Guía De Guadalcanal, (1989), Ayuntamiento de Guadalcanal. Hunt Ortiz MA, (2000), El área minera de Guadalcanal (Sevilla): de la explotación Prehistórica a la Moderna, Temas Geológico Mineros 31, pp. 379-389. Hunt Ortiz MA, (2003), Minería y Metalurgia Prehistórica en el Suroeste de la Península Ibérica. BAR Serie Internacional, S-1118. Archaeopress. Oxford. IGME, (1980), Síntesis de los indicios Mineros en la Zona Llerena-Alanís (Badajoz-Sevilla), diciembre. Archivo Instituto Geológico Minero de España, Madrid. Moreno C., Sáez R. y González F., (2008), Guía Geológica e Itinerarios. Parque Natural Sierra Norte de Sevilla, Consejería de Medio Ambiente, Junta de Andalucía. Sevilla Puig Y Larraz G. (1897), Catálogo Geográfico y Geológico de las Cavidades Naturales y Minas Primordiales de España, Anales de Historia Natural, 2 (6) (XXVI). Sánchez Gómez J. (1990), De Minería, Metalurgia y Comercio de Metales. La Minería no férrica en el reino de Castilla (1450-1610), Universidad de Salamanca IGME.

Mark A. Hunt Ortiz, Sergio García-Dils de la Vega, Pilar Orche Amaré & Víctor Hurtado Pérez  

domingo, 28 de noviembre de 2021

Últimos días de la feria de Guaditoca 6

Sexta parte

(IV) NUEVAS INSTANCIAS DE D. JUAN PEDRO DE ORTEGA AL CONSEJO. - DESPACHO DE ÉSTE MANDANDO AL CORREGIDOR EN CUMPLIR LAS ÓRDENES DEL CONSEJO. - EXCUSAS DEL CORREGIDOR. - NUEVAS DILACIONES. - EXAMEN DE LAS CUENTAS DE LA ADMINISTRACIÓN DEL SANTUARIO. - INFORME DEL AYUNTAMIENTO. - SUSPENCIÓN DE LAS ACTUACIONES.

Un año había corrido, desde la apelación de D. Juan al Consejo, sin que el Corregidor hubiese cumplido con tal lapso de tiempo los mandatos del Tribunal más alto de las

Órdenes Militares, por lo que el Patrono creyéndose en el deber de acudir nuevamente para defensa de su derecho, exponiendo el nuevo agravio que le había hecho el Corregidor en este año, “contraviniendo notoriamente al contexto de la última orden en la que se le prevenía no hiciese novedad en cuanto la celebración de la feria”, suplicando al Consejo que “bajo la multa que fuese de su agrado”, se sirviese ordenar al Corregidor que “a correo seguido” evacue el informe que se le tiene pedido, “el cual sea extensivo a la novedad causada en la feria de este año.”

En el mismo día, 12 de Septiembre, en que se presentó por Domingo Gómez Serrano el pedimento, se libró carta-orden por el Consejo para que el Corregidor informase, según la súplica de don Juan.

Recibida la comunicación por Donoso el día 22, dio nuevo Auto obedeciendo la orden y dispuso la petición de nuevos documentos, entre otros el relativo al robo que hizo la Extremeña, pero siguió si emitir su informe; llegamos al mes de Diciembre y D. Juan Pedro hubo de acudir otra vez al Consejo con nuevo pedimento, suplicando esta vez “que impusiese al Corregidor la multa de 500 ducados y librándose sobre-carta de la Real provisión anterior, sometida al alcalde mayor de orden más cercano, pase a Guadalcanal a hacer dicha multa efectiva con todas las costas que se causen, como asimismo las del despacho que se librase, entendiéndose esto para que el Regidor decano evacue el informe pedido y lo remita incontinenti con las diligencias, y que se me entreguen los autos para en su vista exponer y alegar lo que a derecho de mi parte convenga”. Libró el Consejo nuevo despacho, fecha 1º de Diciembre 13.- para que cualquier escribano requiriese al Corregidor a fin de que en el plazo de 15 días y con pena de 200 ducados cumpliese lo que se le tenía mandado, y llegada la provisión real a manos de D. Juan, requirió al escribano Escutia para su cumplimiento, dándose este por requerido, y pasando en el mismo día, 16 de Diciembre, a las Casas del Corregidor para intimarle la provisión real; pero no hubo ocasión “por hallarse ocupado en su despacho con el escribano Antonio Melgarejo examinando testigos, o recibiendo declaraciones a varias personas de esta villa, a consecuencia de orden superior sobre asunto del perito de ella. Al día siguiente fue festivo y cuando volví –dice el escribano- en la mañana de este –18 de Diciembre- para el propio efecto encontré a su merced con la villa en Ayuntamiento, el cual duro hasta después de la una.” Volvió al siguiente día “hallando a dicho señor en disposición de poderle intimar la real previsión (precedida la atención y urbanidad que es debida), se le intimó e hizo saber a la letra, cumpliendo lo que en ella se manda, y por su merced vista, dijo que la obedecía, y obedeció por su parte con el respeto que debe y acordó que, para venir a su cumplimiento se busquen los antecedentes y se traigan con ella para darles el curso que corresponde.”

13.- Pedimento al Consejo.- M. P. I. Domingo Gómez Serrano, en nombre de D. Juan Pedro de Ortega... a V. A. como mejor proceda digo que… mi parte… pidio que el Corregidor, bajo la multa que fuese del agrado del Consejo, evacuase a correo relativo el informe que se le tiene pedido… y sin embargo de haber pasado muchos meses aun no ha evacuado dicho informe. En este estado hago presente a la justificación del Consejo que la falta de obediencia del Corregidor de Guadalcanal a los preceptos de V. A. es tan manifiesta, que no necesita de otra prueba más que ver que desde el 6 de Septiembre del año pasado de ochenta y cinco hasta ahora, se le han comunicado dos Ordenes y un despacho para que evacuase el informe que se tiene pedido; que no se ha podido conseguir, sin embargo de ser transcurrido mas ha de un año, abusando de la notoria piedad y justificación de esta superioridad… de que dimana verse ultrajada y vulnerada la autoridad de V. A., aumentarse considerablemente los gastos y perjuicios a mi parte, con la multiplicidad de despachos; estar privado de la reintegración de las cantidades que indebidamente le ha exigido dicho Corregidor; y lo que es mas; sin arbitrio para dar curso a los autos pendientes y pedir lo que a su derecho convenga: En cuya atencion … a V. A. suplico se sirva mandar se le exijan inmediatamente quinientos ducados de multa y que librandose sobrecarta de la Real provision anterior, cometida al alcalde mayor de orden mas cercano, pase a Guadalcanal a hacer dicha multa efectiva con todas las costas que se causen, como asimismo las del Despacho que se librase, entendiendose este para que el Regidor Decano evacue el informe pedido y lo remita incontinenti con las diligencias, y venido todo se me entreguen los autos en su vista exponer y alegar lo que al derecho de mi parte convenga, como anteriormente tengo pedido, quees justicias que pido. Etc. = Ldo. Dr. Joseph Luis Bort y Maimó = Domingo Gomez Serrano. Y en vista del Pedimento inserto y antecedentes se proveyo por los del nominado nuestro Consejo el auto siguiente = Librese a esta parte Provision para que por cualquier escribano que sea requerido se haga saber al Corregidor de la villa de Guadalcanal que en el preciso termino de quince dias y pena de doscientos ducados evacue el informe que se mandó en Decretos de tres de Septiembre del año próximo pasado, nueve de Mayo y dos de Septiembre del corriente. Madrid y Noviembre veintidos de mil setecientos ochenta y seis = Ldo. Navarro. Y para su ejecucion y cumplimiento fue acordado que debiamos mandar librar esta nuestra carta y Provision para vos cualquier Escribano que con ella fuereis requerido. Por lo cual os mandamos hagais saber al nominado Corregidor de la villa de Guadalcanal, que en el preciso termino de quince dias y pena de doscientos ducados, evacue el Informe que se le mando en decretos de tres de Septiembre del año proximo pasado, nueve de Mayo y dos de Septiembre del corriente. Que asi es nuestra voluntad; y no hagais lo contrario pena de nuestra merced y de cincuenta mil mrs. aplicados para la nuestra Real Cámara. Dada en Madrid a primero de Diciembre de mil setecientos ochenta y seis.= D. Diego Morales = El Conde del Carpio. = D. Joseph de Zuaro. = D. Gaspar Merchol de Jovellanos. = Yo D. Francisco Antonio de Larraza, Sr. De Cámara del Rey nuestro Señor la hice escribir por su mandato con acuerdo de los de su Consejo de la Ordenes.

No podía faltar la explicación de la demora del Corregidor en el cumplimiento de un –deber tan sagrado para él, como la obediencia debida a tan alto Tribunal, y excusó su tardanza ya “por las dificultades del asunto, ya por las enfermedades padecidas desde el mes de Julio por su merced, el presente escribano y Gerónimo Muñoz de Espinosa, su compañero, único en aquella sazón, y de resultas de cuya muerte ocurrieron otras y muchas urgentes ocupaciones y desempeño de varias órdenes detenidas del mismo Consejo y otros superiores Tribunales.”

Ya parecía dispuesto el Corregidor a marchar con más velocidad en el asunto; al día siguiente puso manos en él, para mandar insertar una Orden del Ministerio de Rentas para informar sobre la feria (tenía la carta en que se la habían comunicado desde Llerena, fecha 7 de Octubre) y que se llevará después el expediente para despacho “pasada la próxima vacación, con respecto a las muchas ocupaciones de oficio que ocurren en su intermedio.” Los días que corrieron entre el 10 y el 22 de Enero de 1787 se emplearon en ver los libros y papeles, que presentó D. Juan Pedro, y en poner autos y providencias. Por fin, en la última fecha citada, “acordó su Merced se despache sin más dilación el informe decretado”; pero mandó también que se formara relación del expediente sobre el pago de los derechos a la Colecturía en 1784 y sobre las dietas a la Audiencia, insertando el Informe del Ayuntamiento sobre el patronato, y otra porción de documentos y noticias, que debían reunirse y para lo cual hacía falta algún tiempo. El día 28 “puso el Sr. Corregidor el informe para el Real Consejo, compuesto de cuatro hojas y en papel de a veinte maravedís, yendo escrito de mi puño –dice el escribano- el cual y testimonio por mí dado puso bajo cubierta con subscrición del Real servicio y por mano de Francisco Antonio Larrasa, Secretario de Cámara de dicho superior tribunal, a efecto de que lo presente en él, cuyo pliego cerrado llevé yo, y puse en casa de Nicolás José de Arenas para su destino a Madrid, por ser quien de presente corre con la correspondencia del público de esta villa.”

Párrafo aparte merece las cuentas que presentó D. Juan Pedro de Ortega, y no sale, por cierto, bien parada la Administración del Santuario. 14.- Nos detenemos en esto por no aglomerar cargos contra el Patrono, aunque bien merecidos los tiene, si se exceptúan los días de la Administración de los Marqueses; sino porque esta administración, no provechosa al Santuario, debió ser causa en unos de decidirse por cuantos medios podían ser conducentes a anularlas, o al menos a disminuir sus ingresos, y en otros de presenciar indiferentes estas luchas, en las que, al remate de cuentas, saldría perjudicado el Santuario y el culto de la Virgen. Si hubiera seguido la Hermandad al cuidado del culto y del Santuario, seguramente otros sesgos hubieran llevado los asuntos. El patronato no hizo más que considerar como propios los bienes que no le pertenecían, llegando una época en que dispuso de lo que quedó con olvido de sacratísimos intereses y lesión de justísimos derechos.

14.- Examen de los libros de cuentas.- Certifico en cumplimiento del auto antecedente que habiendo reconocido con intervención y presencia del Sr. Corregidor los cuatro libretes exhibidos por D. Juan Pedro de Ortega, resulta que el primero perteneciente a los productos de la feria de Guaditoca del año de setecientos ochenta y tres se formó de cinco medios pliegos de papel común doblados, componiendo hasta diez hojas, empezando los asientos a la vuelta de la primera hasta el final de la quinta, entre la cual y siguiente se reconoce faltar una, indicando haberse rasgado por existir su residuo unido a la dicha quinta y llevándose alguna parte de ella y luego en la septima, que hay de sexta, se saca la suma los productos de dicha feria en mil y novecientos reales con una media firma a su pie que dice Ortega y rúbrica al parecer el mismo D. Juan Pedro; y a su continuación siguen diferentes asientos de limosnas para Misas por los devotos hasta el número de ciento noventa y tres y la vuelta de ella se encuentra en blanco como otras tres últimas, advirtiéndose que los asientos que por su mayor parte están hechos por columnas en unas las llenan y en otras no = El segundo, respectivo al año de ochenta y cuatro, empieza también a la vuelta del primer folio tercero, en la que se saca por producto de la feria de aquel año la cantidad de dos mil cuatrocientos setenta y un real, don diferentes claros en siete hojas útiles advirtiéndose faltarle las tres últimas para completar los cinco medios pliegos de que igualmente aparece haberse formado = El tercero con la misma conformidad principió vuelto el primer folio y signe en columnas, la mayor parte incompletas, hasta el folio sexto con que acaba con una nota de igual media firma en que se dan por productos de la feria del año de ochenta y cinco un mil setecientos cincuenta y cuatro reales y medio y otra después sin firmar por la que aparece deberse rebajar trescientos veintiocho que se suponen entregados al Alguacil mayor a presencia del escribano Diego Vicente de Robles, de orden de su merced, y tiene arrancadas las cuatro últimas para el complemento de las diez = Y el cuarto y último principia y sigue en igual conformidad por otras seis, en que acaba con otra nota y media firma semejante a las anteriores, sin fecha de día cierto y con la del mes de Junio del año próximo pasado en que se expresa no haber entrado en su poder doscientos doce reales y medio por importe de los puestos fuera de las casas portales y por decir haberse cobrado de orden de su merced por el presente escribano, y el producto de dicha feria fueron dos mil y setecientos reales; y luego siguen otras dos hojas en blanco y las dos ultimas rotas; apareciendo igualmente que las dichas notas y medias firmas están de letra mas reciente, tinta más clara que los demás asientos y a un mismo pulso; todo lo cual certifico en cumplimiento de lo mandado y con su merced lo firmo dejando rubricadas las libretas como tiene preceptuado – Donoso- Diego Josef Escutia.=


Nota.- Se ha transcrito y respetado la ortografía del original de 1922

Antonio Muñoz Torrado
Presbítero

domingo, 21 de noviembre de 2021

GALERÍA DE GUADALCANALENSES

 


EL MÉDICO DE LOS POBRES 

        Don José Torrico y López Calero médico cirujano, ejerció su profesión desde su licenciatura hasta sus últimos días en Guadalcanal, fundador del Banco Agrícola de Labradores de Guadalcanal. Gran filántropo, pues se caracterizaba por su amor a las personas desfavorecidas de nuestra villa, trabajando por ellas y procurando su bienestar y progreso poniendo todo su capital al servicio de los labradores y agricultores, siendo considerado en el terreno profesional como el “médico de los pobres”, se puede considerar como uno de los Guadalcanalenses olvidados.

Nació en Guadalcanal en el año 1815 (el 15 de marzo o de mayo, el mes difiere según varios datos contrastados). Hijo de Don Pedro Torrico (también cirujano y “sanador en Guadalcanal” con referencia en varios capítulos de la guerra de la independencia en el año 1810), y de Doña María del Carmen López-Calero procedente de la vecina Azuaga. Murió soltero y sin descendencia.

Vivía en la calle Tentudía número 8 (actualmente Médico Antonio Porras), en ella pasaba consulta; en la misma calle esquina a la actual Costaleros poseía otra casa, en ella, en los años cuarenta del pasado siglo, se montó en los bajos un almacén que tenía por objeto vender productos agrícolas, herramientas para el campo, aperos de caballerías e incluso, pequeñas ventas y trueques de productos de las huertas. (información facilitada por nuestro paisano Manuel Muñoz Serrano Q.P.D.).

Tuvo gran protagonismo en la actividad social de la segunda mitad del siglo XIX en Guadalcanal, en los años 1854/55: “Se declaró una pandemia de cólera morbo asiática en los pueblos vecinos, que poco a poco llegó a esta nuestra villa y empezó a mermar la población, ante esta eventualidad, los médicos cirujanos titulares Don José Torrico y Don Dionisio Palacios, reunidos con el Ayuntamiento, acuerdan en conjunto hacer un nuevo cementerio en el Prado de San Francisco, actuando de primer edil, el primer teniente alcalde Don Leonardo Castelló i Donoso, y asistieron a la misma, además los concejales, los curas párrocos Don Juan Antonio Salvador, Don Mariano Martín de Arriva y Don Gonzalo Canelo Hidalgo” (sic)

Siendo muchas sus actividades y funciones públicas, su principal iniciativa consistió en la fundación de un banco que fue a su vez, de los pioneros en la España del último tercio del siglo XIX, para favorecer a los labradores de la localidad. Para ello, testó de forma verbal ante su amigo personal Don Manuel Pardillo Sánchez, Notario del Colegio de Sevilla, distrito de Cazalla de la Sierra, con residencia en esta población, dejando sus bienes inmuebles para la capitalización del citado banco.

Que en el protocolo de instrumentos públicos dice: “En la villa de Guadalcanal a veintiséis de marzo de mil ochocientos ochenta y tres” villa (Archivos de Cazalla de la Sierra), aparece bajo el número cincuenta y cinco el expediente sobre declaración del testamento de la célula testamentaría de Don José Torrico López Calero, dice así:

CÉDULA “Testamento de palabra que yo Don José Torrico López Calero, vecino de Guadalcanal, hago en presencia de los cinco testigos asistentes todos a este acto, rogados por mí al efecto, todos ellos vecinos de esta villa y que todos saben leer y escribir, autorizados con sus firmas, y esta mi espontánea y libre misma declaración, que reducirán a documento público mis herederos con arreglo a las prescripciones de la Ley de Enjuiciamiento Civil, hallándome en el pleno uso de mis facultades físicas, intelectuales y morales, y en el libre ejercicio de todos mis derechos civiles y políticos, he determinado deliberada y libremente, ordenar esta mi última voluntad en la forma siguiente conforme a la legislación patria”. (sic).

A continuación: “Declaro llamarme y ser conocido por Don José Torrico López Calero licenciado en medicina, vecino de Guadalcanal, con cédula personal número mil trescientos sesenta y siete, edad de setenta y ocho años cumplidos, hijo legítimo de Don Pedro Torrico y de Dña. María del Carmen López Calero, difuntos, natural de la expresada villa, de estado soltero y sin herederos forzosos y que profesa la religión católica, Apostólica y Romana. Prohíbo la intervención civil o eclesiástica en el cumplimiento de este mi testamento y ordeno que los bienes de los que soy dueño y poseo y los derechos y acciones que me correspondan, se hereden y suceda de la manera que se eximieran en el mismo” (sic)

Encontrándose muy enfermo, organiza sus recursos y testamenta para dejar distribuidos sus bienes, siempre pensando en favorecer a sus paisanos y familiares:

“Lego a Rogelio Vázquez Rivero, hijo de José Vázquez y María Jesús Rivero, la cantidad de dos mil reales cumpliendo la voluntad de mí difunto hermano cuya suma será entregada por mis herederos, luego que el legatario cumpla los diecinueve años”

“Es mi voluntad a la moza que me haya asistido en mi última enfermedad se le dé por mis herederos doscientos reales de remuneración y para los lutos”. “Es también mi voluntad, que los muebles, efectos, dinero, créditos y alhajas, entendiéndose en los dos primeros, los cuadros, mesas, sillas y menaje de la casa, loza y cristalería, aceite, granos, cecina y demás enseres, se formen ocho partes iguales, de las cuales llevará una solamente cada una de las tres primas , existen tres en Azuaga, llamadas Doña Guaditoca, Doña Brígida y Doña Rufina López Calero y Puga; dos partes para mi prima Doña Josefa López Calero y Puga y las tres partes restantes para mi otra prima Doña Antonia López Calero y Puga, cuyas ocho partes en la forma expresada la tendrán como herencia en propiedad, pudiendo disponer en ellas libremente”

“Es también mi voluntad que los libres inmuebles (excepción hecha de los frutos pendientes que se entiendan comprendida en la cláusula anterior) se distribuyan en usufructo por iguales partes entre mis cinco primas ya nombradas las cuales conservaran y poseerán mis dichas fincas utilizando sus rentas y productos, manteniendo siempre la esencia de las fincas y su buen cultivo o reparaciones, de este usufructo se dará a Dña. Antonia la parte que le corresponda en el olivar de las Umbría, lindando el que ella posee allí, y a Doña Josefa las cosas de mi habitación calle Tentudía número ocho. En las partes respectivas de este usufructo irán sucediéndose respectivamente los superviviente a las fallecidas en la misma proporción que las han recibido o sea por partes iguales”

“Igualmente es mi voluntad que al terminar el usufructo establecido en la cláusula anterior. O sea, al fallecimiento de la última de mis primas, la propiedad de todos los bienes inmuebles que me corresponden, sirva para establecer y contribuir en esta villa un banco agrícola para la clase labradora, conforme y con arreglo a la legislación que se halle entonces vigente y consultando los reglamentos y estatutos establecidos por el Gobierno de la Nación para esta institución acomodándolos en cuanto sea posible a las circunstancias, usos y costumbres de esta localidad”

“Considerando que a más de resulta el propósito de hacer testamento él Don José Torrico instituido herederas a sus primas llamadas Dña. Guaditoca, Doña Brígida y Doña Rufina López calero y Puga, (dos partes para su otra prima Doña Josefa López Calero y Puga) Doña Josefa y Doña Antonia López Calero y Puga en usufructo y permanente de sus dichas cinco primas destinará su caudal hereditario a la formación de un Banco Agrícola aparece que los testigos han ido de boca del testador y simultáneamente su disposición considerando que para el otorgamiento del testamento de que trata se ha guardado la formalidad exigida por la ley, él por ente el Eximo. Dijo: Le declaraba testamento del difunto Don José Torrico López Calero que resulta de dichas declaraciones y cedula presentadas sin perjuicio de tercero, mandando que se protocolice en el Registro del Notario de esta villa Don Francisco de Paula Muñoz por lo cual se darán a los interesados las copias pidieren o fuesen conducente”. (sic)

Hombre de convenciones religiosas y viéndose enfermo, confía a su buen amigo el presbítero Don Modesto Buiza, las exequias a su fallecimiento, bajo los siguientes puntos:

“Declaro ser mi voluntad que reducido mi cuerpo o cadáver ser decentemente vestido y colocado en un ataúd de buenas condiciones que será conducido hasta el cementerio público de esta villa y enterrado en nicho al que se pondrá después lápida moratoria con el rótulo correspondiente por mis albaceas, siendo conducido por cuatro criados de la casa o pobres que se designen y además veinticuatro de estos últimos que serán pagados a cinco reales cada uno para que lucen acompañamiento al cadáver al cementerio, asistiendo los clérigos de las tres parroquias de esta villa que gusten cantando y haciendo seis pozas hasta la salida de la población y terminándolas hasta el cementerio”.

“Es mi voluntad se apliquen por mi eterno descanso en misas rezadas mil reales al precio cada una de seis reales y asimismo que se den al presbítero Don Gregorio, y si no existiese dicho presbítero, se reducirá la cantidad a trescientos reales pasa el sacerdote quien se encargasen” “Es mi voluntad que al siguiente día de mi fallecimiento si es posibles se verifique al cabo del año y en este día se dé la cantidad de mil quinientos reales en limosnas a pobres, por mis herederos, con intervención de mis albaceas”

“Es mi voluntad que los vestidos y adornos de mi persona, se den por mis albaceas, que saben cuáles son, al presbítero Don Modesto Buiza”. (sic)

Don José Torrico era amigo de un reducido círculo de tertulias de personas relevantes de la época que se reunían en la casa del boticario Manuel de Alvarado, entre ellas y a pesar de la diferencia de edad, estableció gran amistad con don Juan Antonio Torre y Salvador (Micrófilo), así lo atestigua algunas referencias encontrada en un artículo de la revista científica y literaria, “El Alabardero” (hemeroteca portal archivos españoles), igualmente fue amigo del padre del doctor Vallina, así lo describe en las primeras memorias publicadas en México 1968 de Pedro Vallina Martínez, médico nacido en Guadalcanal, dice en uno de sus apuntes:

 “Mi padre era de Asturias y se vino a Andalucía andando junto con un grupo de amigos en busca de fortuna, mi madre era de Cantillana (Sevilla). Cuando se casaron se establecieron en la localidad de Guadalcanal, población serrana de la provincia de Sevilla, donde iniciaron un negocio pequeño montando una confitería y laborando unas fincas que fueron comprando y cultivando. Mi padre de naturaleza afable y buena persona por vocación, hizo enseguida amistad con Don José Torrico y López Calero, médico de profesión en la localidad, natural de la misma y gran benefactor de la gente humilde de su pueblo, era muy querido entre ese sector de la población y compartía con mi padre la inquietud social por ayudar a los pobres de necesidad, campesinos y jornaleros desfavorecidos de la localidad, cargados de hijos en su mayoría”. (sic)

El doctor José Torrico y López Calero falleció en la villa de Guadalcanal el 3 de diciembre de 1883 a las 10,00 de la mañana a causa de una infección intestinal, según consta en el acta de defunción folio 422, asiento 144 del Registro Civil. No pudo ver en funcionamiento su proyecto de banco, pero dejó establecidas las bases y nombrado tres albaceas administradores para su puesta en marcha. 

FUENTES: Archivos Municipales (apuntes de Leopoldo Tena) y Registro Civil de Guadalcanal, Archivo Notarial del Colegio de Sevilla, distrito de Cazalla de la Sierra, Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, Archivo Virtual de Prensa 

 Revista de Guadalcanal Feria y Fiestas - Año 2021

Rafael Spínola Rodríguez