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lunes, 18 de noviembre de 2019

Nuestro entorno 33


La Sierra Morena de Sevilla y sus paisajes

Última  Parte

4.1_ Diagnóstico general del paisaje
Pese a la creciente consideración de los valores y recursos paisajísticos, no puede obviarse el carácter novedoso que esta nueva dimensión y funcionalidad del territorio presenta tanto a nivel institucional como social. Resulta, por tanto, fundamental acompañar cualquier estrategia de protección o mejora del paisaje en un determinado ámbito con iniciativas destinadas a resaltar la importancia que, en términos patrimoniales, socioeconómicos y de calidad de vida, ha adquirido el paisaje en las últimas décadas. Esta tarea de sensibilización, acompañada de las tareas formativas o de asesoramiento a los poderes públicos locales, se hace especialmente necesaria en áreas como la Sierra Norte sevillana, donde todavía se observan algunas reservas respecto a las políticas ambientales, siendo entendidas por determinados colectivos o sectores sociales como negativas para el desarrollo del área.
Se plantea, de esta manera, la necesidad de hacer evidentes las posibilidades que ofrece el paisaje en relación con la cualificación y singularización de los productos y servicios del ámbito serrano, como un nuevo recurso patrimonial que puede ser movilizado y, en definitiva, como un eficaz indicador de la calidad de vida del área. Por el contrario, debe desecharse cualquier lectura que identifique al paisaje como una imposición burocrática que viene a sumarse a las limitaciones específicas que afectan al ámbito en virtud de sus valores ambientales o culturales.
A partir de este reconocimiento del paisaje como patrimonio territorial, deberán desarrollarse las medidas oportunas para preservar y revalorizar los componentes y espacios que contribuyen a generar la cualificada imagen paisajística de la que disfruta este sector de la provincia de Sevilla. En este sentido, es preciso indicar que, junto con la recuperación de determinados recursos en claro proceso de degradación (fundamentalmente, edificaciones vernáculas y muros de piedra seca), es necesario reforzar la dimensión paisajística de determinados elementos patrimoniales (tanto naturales como culturales), en los que no han sido suficientemente explicitados o gestionados sus valores estéticos y perceptivos.
En algunos casos, la reconsideración desde una perspectiva paisajística de estos componentes del patrimonio territorial pasará por el estudio de las relaciones espaciales y visuales que establecen con su entorno inmediato o con otros referentes más lejanos con los que de alguna forma interactúan. En otras ocasiones, el tratamiento paisajístico de estos elementos patrimoniales deberá compatibilizar el mantenimiento de sus valores ambientales, históricos o culturales con los usos y significados que la población les atribuye o les ha atribuido tradicionalmente. No debe olvidarse en ningún caso que la accesibilidad y el disfrute social de estos recursos también contribuyen a su preservación, evitando su abandono o su olvido con el consiguiente peligro de degradación ambiental y paisajística. La apertura y el mantenimiento de itinerarios y equipamientos públicos que permitan el acercamiento a los referentes territoriales y paisajísticos del área deben formar parte, por tanto, de la estrategia general de intervención en el paisaje serrano.
Siendo importante la adopción de medidas paisajísticas relativas a los elementos o espacios con mayor grado de reconocimiento o singularidad, no puede obviarse el carácter dinámico y evolutivo de la mayor parte del territorio serrano, conformado a partir de la actuación continuada del ser humano sobre el medio. El mantenimiento de los paisajes agroforestales del área, con la dehesa al frente, necesitan fundamentalmente actuaciones y medidas orientadas a mantener su funcionalidad. Desde este punto de vista, la preservación de la calidad paisajística del ámbito está estrechamente ligada a la gestión y al mantenimiento de las labores y actividades tradicionales que, en última instancia, son las que han generado los paisajes que actualmente percibimos y apreciamos (prácticas ganaderas extensivas, tareas de mantenimiento de la dehesa, saca del corcho, explotación de recurso selvícolas, mantenimiento de huertas en los entornos urbanos). Junto a estas prácticas tradicionales, la continuidad y la integridad ambiental de los paisajes serranos también requerirá de la adopción de intervenciones e iniciativas destinadas a evitar incendios forestales, a renaturalizar y reforestar espacios degradados, a minimizar los procesos erosivos asociados a la agricultura, así como a promover la integración paisajística de las nuevas construcciones e infraestructuras en el territorio.
En el entorno de los núcleos, así como en determinados enclaves productivos, la actuación paisajística debe orientarse fundamentalmente a la ordenación física del espacio (comenzando por la eliminación de los focos de suciedad o degradación existentes), al control de los procesos constructivos (dimensionándolos y ubicándolo correctamente), a la integración de las actividades o elementos con mayor incidencia paisajística (antenas, instalaciones técnicas, depósitos, playas de descarga o almacenamiento, áreas de estacionamiento) y, cuando resulte pertinente, su recualificación a través de intervenciones con criterios paisajísticos.

4.2_Definición de objetivos de calidad paisajística
• Unos paisajes adehesados sostenibles y multifuncionales que preserven y pongan en valor sus recursos patrimoniales, culturales y paisajísticos.
• Unos paisajes agrícolas serranos compatibles y adaptados a las limitaciones del terreno pero que resulten competitivos en función de su especificidad o de la aplicación de prácticas productivas ecológicas o tradicionales.
• Una imagen tradicional de los núcleos serranos acorde con los valores históricos y culturales que atesoran, siendo imprescindible a tal efecto el máximo respeto por las características urbanas y tipologías constructivas en las que se sustentan las representaciones y significados socialmente atribuidos. Especial atención merecen en este sentido, las vistas externas, los bordes y periferias urbanas recientes, así como las entradas a los núcleos, que presentan una especial sensibilidad en función de los procesos urbanizadores y edificatorios que suelen desarrollarse en ellos.
• Un patrimonio cultural asociado a la explotación de los recursos naturales de la Sierra Norte (minería, aprovechamientos agroforestales, ganadería, obras hidráulicas,…) que se mantenga en buen estado de conservación y que se incorpore como un activo territorial para la implementación de estrategias diversificadas de desarrollo socioeconómico del ámbito mariánico.
• Unos paisajes naturales connotados (parajes o espacios que gozan de un mayor reconocimiento institucional y social) en los que se concilien el acceso y disfrute público de los recursos y valores sobre los que se sustenta su mayor consideración con la preservación de los procesos y formas que los singularizan o caracterizan.
• Unas implantaciones productivas y terciarias (polígonos industriales, enclaves turísticos u hosteleros, naves de transformación o distribución de los productos serranos,…) en medio rural adaptadas a los significados de naturalidad e integridad que se atribuyen a amplios sectores de la sierra.

Bibliografía de referencia y saber más
• AGUDO TORRICO, J. (1984), Arquitectura popular en la provincia de Sevilla, en VÁZQUEZ MEDEL, M. (dir.), Sevilla y su provincia. Tomo I. Ediciones Gever S.A.: Sevilla. pp. 115-148.
• BUENO MANSO, F. (1995), Guía de la naturaleza de la provincia de Sevilla. Centro Andaluz del Libro, Diputación Provincial de Sevilla, 127 pp.
• CARMONA GRANADO, A. y JIMÉNEZ CUBERO, S. (1995), Cazalla de la Sierra. Naturaleza e historia. Sevilla, Ayuntamiento de Cazalla de la Sierra.
• CONSEJERÍA DE MEDIO AMBIENTE (1999), Manual práctico Parque Natural Sierra Norte de Sevilla. Consejería de Medio Ambiente, Junta de Andalucía.
• DÍAZ QUIDIELLO, J. (Coord.) (2009), Atlas de la historia del territorio de Andalucía Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio, Instituto de Cartografía de Andalucía, Junta de Andalucía.
• DIRECCIÓN GENERAL DE LA RED DE ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS Y SERVICIOS AMBIENTALES (2003), Plan de Desarrollo Sostenible del Parque Natural Sierra Norte (Sevilla), Servicio de Fomento de Espacios Naturales, Consejería de Medio Ambiente, 2 vol.
• FERNÁNDEZ CACHO, S., FERNÁNDEZ SALINAS, V., HERNÁNDEZ LEÓN, E.,
LÓPEZ MARTÍN, E., QUINTERO MORÓN, V., RODRIGO CÁMARA, J.M., ZARZA BALLUGUERA, D. (2010), Paisajes y patrimonio cultural en Andalucía. Tiempo, usos e imágenes. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, Junta de Andalucía, Consejería de Cultura, 2 vol.
• Plan Especial de Protección del Medio Físico de la provincia de Sevilla (1987), Consejería de Obras Públicas y Transportes, Junta de Andalucía.
• REQUENA SÁNCHEZ, M.D. (1993), Permanencia y cambios de la Sierra Norte de Sevilla. Estudios Integrados de Geografia. Sevilla, 1993.
• SILVA GARCÍA, J.A. (2002), El Parque Natural de la Sierra Norte, Excmo. Ayuntamiento de Constantina.
• ZOIDO NARANJO, F., SILVA PÉREZ, R., FERNÁNDEZ SALINAS, V., RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, J., TROUT TATE, A., PARDO GARCÍA, S.M. (2011), Entorno urbano de Constantina. Identificación, caracterización y cualificación de recursos paisajísticos. En: Paisajes de Oportunidad. Convención Europea del Paisaje y Participación: las acciones piloto del proyecto
PAYS.MED.URBAN, Ed. Maggioli, pp. 98-103.

Catálogos de Paisajes de la Provincia de Sevilla 
2019

lunes, 11 de noviembre de 2019

Hoy las ciencias avanzan que es una barbaridad





“Yo, ahí lo dejo”

Hace unos días estaba escuchando la zarzuela de La Verbena  de la Paloma, hay un pasaje titulado ”Hoy las ciencias avanzan que es una barbaridad”, en mis mano una revista de la feria de Guadalcanal del año 1979, es decir hace cuarenta años, esto me lleva a una reflexión, si el tiempo es una ciencia o magnitud física, en Guadalcanal se ha detenido, o tal vez a retrocedido al pasado y estamos igual en comunicaciones que el 16 de Enero de 1885 cuando pasó el primer tren por la estación de Guadalcanal tirado por una locomotora serie 220 construida en 1880 en los talleres de Richard Harmand, haciendo el primer tramo El Pedroso-Llerena con parada en Guadalcanal, la línea empezó a funcionar a pleno rendimiento en 1892 con el recorrido completo Sevilla-los Rosales-Mérida y viceversa.
Durante el último tercio del siglo XIX y avanzado la primera mitad del siglo XX esta línea tuvo gran actividad en el transporte de personal y mercancías (ganado, cereales, minerales, carbón, etc.), con los llamados trenes ómnibus, correos, rutas, carretas y mixtos, circulando varios diarios en cada sentido de la ruta, la estación de Guadalcanal era un centro neurálgico para estos trenes y a menudo se podían ver gran cantidad de vagones cargados en las vías de apartadero de las mercancías citadas o de ladrillos, tejas y aceites producidos y manufacturados en Guadalcanal. Otras mercancías a menudo eran de origen o destino a los enlaces de vía estrecha de Fuente del Arco, Puerto Llano y Cerro de Hierro en el caso de los minerales o a Villanueva del Rio con en el carbón.
A partir de la segunda mitad del siglo XX varios factores influyeron para el declive de este pasillo ferroviario de personas y mercancías hasta llegar a la casi desaparición en nuestro días, es muy difícil ver algún tren de mercancía por estos lares y los trenes de viajero se limitan a uno al día en cada sentido, estos elementos son por un lado, el deterioro de la línea quedando obsoleta debido a la poca o nula inversión por parte del gobierno central y el entramado de autonomías y diputaciones, esto  junto a la modernización y rapidez del transporte por carreteras (aun cuando las carreteras de la Sierra Morena de Sevilla no son un ejemplo de modernidad) y principalmente la desaparición del gran flujo de negocio en la zona de influencia, la desaparición de las minas, la disminución del cultivo de cereal, actualmente ha quedado testimonial o como autoconsumo para los ganaderos de la región y sobre todo, la decadencia industrial con la desaparición de fábricas, claro ejemplo es Guadalcanal y comarca.
Tal vez los más curioso de aquella época (ahora algo hemos mejorado en tiempo y material de Renfe, no suficiente) era el tiempo que se  dilataba el viaje desde Guadalcanal a Sevilla, el llamado mixto (llevaba vagones de mercancías y de viajeros) tomando como referencia el año 1916, salía de Llerena a las 6,00 de la mañana,pasaba por Guadalcanal a las 8,00 con salida a las 8,06 y llagada a la estación sevillana de Plaza de Armas a la hora “estimada” de las 15,00, es decir, siete horas (una jornada casi completa), un Guadalcanalense ya fallecido que estaba de guarda en la caseta del puerto me contaba una vez en mi niñez “en los difíciles años del estraperlo la gente se bajaba en marcha antes de llegar a la estación para evitar la vigilancia, hacia sus –negocios- y volvía a cogerlo”, en verano cuando “la calor apretaba” se bajaban los viajeros a beber agua de los pipotes de las “aguaoras”, se liaban un pitillo, se lo fumaban en la cantina y a paso ligero alcanzaban al tren antes de llegar al túnel, algo más rápido era el tren correo que reducía el tiempo a la mitad, salía de Guadalcanal a las 16,00 horas y llegaba a Sevilla sobre las 20,00 horas(todo un avance), existía otro misto llamado el “el de la madrugá” , este salía de Guadalcanal a la 1,50 horas y llegaba a Plaza de Armas a las 7,40 horas, este tren disponía de coche cama y  vagón de primera clase (todo un lujo), el regreso no era más rápido, había un correo que salía de Plaza de Armas a las 12,10 horas del mediodía y llegaba a Guadalcanal a las 18,50 horas, otra opción era coger el mixto que salía de Sevilla a las 20,50 llegaba a nuestro pueblo a las 3,15 horas de la madrugada o si hacían noche en Sevilla podían coger el correo de la 7,10 horas y llegaban a
Guadalcanal sobre las 11,45, todas las fuentes consultadas estimaban siempre “hora aproximada de llegada y salida”, ya que siempre podía haber imprevistos que retrasaban la llegada hasta en una hora.
¿Situación actual?, lamentable, solo un tren Regional Express (el término Express es solo una metáfora, en el siglo XXI tarda más de una hora 1,45 en un recorrido que en otras zonas con el mismo tipo de tren se limita a la mitad) con salida de Guadalcanal a las 10,00 horas y salida de  Sevilla a las 18,53 horas.
El tren es un transporte asequible, seguro y barato, además un medio sostenible para el inmejorable contorno de nuestra Sierra Morena de Sevillana  y Campiña Sur de Badajoz, algo necesario para un amplio sector de nuestra envejecida población y para nuestra cada vez más escasa juventud que cada lunes si tiene que desplazar a Sevilla a trabajar o cursar sus estudios universitarios.
¿Para qué le vale a los ciudadanos de Guadalcanal este servicio?, creo que para hacer turismo, los estudiantes y trabajadores que se desplazan los lunes a Sevilla llegan a una  hora que ya no se pueden incorporar a sus quehaceres, si te envían a hacerte alguna prueba médica o visita hospitalaria, procura negociar en el personal del consultorio o viajar por tus propios medios, cuando llegues a Sevilla solo llegaras a tiempo para almorzar y repito,  hacer turismo.
¿Esto tiene solución?, creo que sí, no hablemos de solución política que es la menos política de las soluciones, actualmente Guadalcanal se encuentra en lo que el Ministerio de Fomento llama Zona Valle, yo diría que las cosas hay que llamarlas por su nombre, es decir, estamos en una zona de aislamiento, en la que nos acompaña el vecino pueblo de Fuente del Arco.
Todo sería tan fácil si las sesudas gentes pensantes que cada cuatros años nos piden el voto para solucionar los problemas de la zona, comunidad o a nivel nacional, cogiesen un sencillo mapa de la red nacional de ferrocarriles españoles y pensaran con criterio, no creo que les pidamos mucho, y aprovechando que Guadalcanal  es límite de provincias y comunidades tuviesen la gran idea de hacer llegar los trenes de cercanía y medía distancia a la estación de Guadalcanal y evitar tenerlos parados en Llerena y en Cazalla-Constantina. 
A continuación y para finalizar el artículo, transcribo los trenes y horarios de aquellos años 60 y 70, no solo disponíamos de cuatro trenes diarios para ir a Sevilla o Mérida, indirectamente estábamos comunicados a gran parte del territorio patrio, pues haciendo trasbordo se enlazaba con Cáceres, Badajoz, Madrid y Barcelona y desde los cercanos pueblos de Cazalla y Llerena podíamos ir con el Ruta de la Plata hasta Gijón.
¡Qué tiempos aquellos que me enviaban mis padres en los veranos desde Madrid a Guadalcanal en tren con algún paisano para pasar el verano!


Comunicaciones ferroviarias con Guadalcanal año 1979

FERROCARRIL.-

SEVILLA - MERIDA
Clase de tren
Recorrido
llegada a Guadalcanal
1.723Omnibus
Sevilla-Mérida
10,53 horas (1)
1.701Omnibus
Sevilla-Mérida
16,04 horas (2)
1.725Omnibus
Sevilla-Llerena
22,07 horas
757 Ter
Sevilla-Gijón (Ruta de la Plata)
08,54  horas (3)

(1) Enlaza en Marida a Cáceres y Badajoz.
(2) Enlaza en Marida a Cáceres, Badajoz y Madrid.
(3) Para en Cazalla y Llerena. No tiene parada en Guadalcanal.

MERIDA - SEVILLA
Clase de tren
Recorrido
Llegada a Guadalcanal
1726Omnibus
Llerena-Sevilla
06,11 horas
1702Omnibus
Mérida-Sevilla
13,51 horas (1)
1754Omnibus
Mérida-Sevilla
19,08 horas (2)
758 Ter
Gijón-Sevilla (Ruta de la Plata)
20,00 horas (3)

(1) Enlaza en Sevilla con tren Expreso a Barcelona.
(2) Enlaza en Sevilla con tren Expreso a Madrid.
(3) Efectúa parada en Llerena y Cazalla. No tiene parada en Guadalcanal

Tal vez tengamos que esperar veinte años como Granada para que llegue el Ave, ¿el Ave?, a no si nosotros solo pedimos más trenes ¿express?, para estar comunicados.
Como dice la juventud, “Yoahí lo dejo”.

Rafael Spínola R. 
Publicado Revista de feria 2019

lunes, 4 de noviembre de 2019

Nuestro entorno 32


La Sierra Morena de Sevilla y sus paisajes

Quinta  Parte

3.1.2_Percepciones y representaciones actuales (Continiación) 
Dos temas clave fracturan de forma importante las valoraciones obtenidas en el proceso de participación. Por un lado, el papel del Parque Natural en los procesos de cambio de los paisajes serranos, que para unos ha sido positivo, pero para otros se ha orientado de forma contraria a sus aspiraciones. Por otro, el papel de la actividad turística, que para unos es garantía de una dinamización económica necesaria para la supervivencia de los paisajes serranos, pero para otros constituye una amenaza para los lugares más emblemáticos, sin una correspondencia clara con el desarrollo socioeconómico de la población autóctona. La percepción de algunas personas es que la política restrictiva asociada a la protección del territorio como parque natural ha empeorado la calidad de los paisajes serranos, uniformizando y dañando los paisajes arbolados. Ha sido frecuente también la referencia a la mala gestión ganadera y a la pérdida de diversidad de cultivos. Se ha mencionado el retroceso del castañar, la práctica desaparición de las huertas en los ruedos urbanos y del paisaje de viñedos sustituido mayoritariamente por un olivar de baja producción.
En cuanto a las riberas y la presencia de cursos de agua se señaló la desaparición de los sistemas asociados a los huertos periurbanos, también de fuentes que servían de abastecimiento para la población y el ganado. Esta pérdida se identifica a su vez como causa de deterioro general de las áreas cercanas a los núcleos, ya que la presencia de agua garantizaba más vegetación y una temperatura más agradable durante el verano.
Por otro lado, se mencionaba la construcción de los embalses como un elemento positivo de transformación y de cualificación de los entornos afectados. Respecto a los caminos hay dos procesos valorados negativamente por la mayoría de los participantes: la desaparición de los vallados de piedra tradicionales se señala como una pérdida identitaria y estética que ha sucumbido a las razones puramente económicas; y la progresiva privatización de los caminos públicos, mediante la proliferación de cierres y vallas, que impide el acceso real a los paisajes.
En el interior de los pueblos, se reconoce una mejora en la calidad de los espacios públicos, aunque se destaca la pérdida de carácter de la arquitectura urbana tradicional. En este sentido se ha mencionado la pérdida de detalles constructivos autóctonos (arcos de medio punto rebajados en los vanos, detalles en las puertas y ventanas, teja árabe, encalados, chaflanes en los cruces de calles, utilización del color “rojo carruaje”, dinteles pintados…) y de elementos propios (cobertizos, cortinares), la proliferación de elementos ajenos, la extensión de la construcción tipo adosado y la estandarización de elementos del mobiliario urbano.
“Por estos campos grises,
por estas duras sierras,
talladas por el viento,
la lluvia y el arado
pasaron los pastores,
los siglos y las guerras,
sembrando sus vestigios
de olvido y de pasado.
Va desgranado piedras
con puños torrenciales,
no abrieron en su lomo,
jamás, una vereda
y sin embargo cría cardos y matorrales,
difíciles juncales y mísera arboleda”.
ANTONIO PARRÓN CAMACHO.
Poemas inéditos. 2005.

“En estos montes, cubiertos desde el comienzo de los tiempos de enormes masas de matorral formado por espesos jarales de troncos retorcidos y entrelazados, por viejas matas de romero, por lentiscos siempre verdes, entre los que crecen apretados los alcornoques y las encinas, tejió la naturaleza un recio entramado, bajo el cual encontraron eficaz refugio osos, venados, ciervos y jabalíes”.
José María Osuna
Cuando se cazaban Osos a unas leguas de Sevilla 1965

3.2_ Establecimiento del carácter paisajístico
El paisaje de la Sierra Norte de Sevilla presenta una marcada impronta serrana y natural que emana de una tradicional y respetuosa convivencia entre el medio y las actividades humanas. La particular base física de este territorio, la componente vegetal de los suelos y los modelos tradicionales de ocupación y aprovechamiento antrópico del medio natural, de profundo arraigo histórico, son los principales rasgos identitarios del paisaje del área.
Desde el punto de vista del relieve, la extensión y continuidad que presentan los suaves relieves de la Sierra Nortea sevillana confieren al área todos los atributos y significados que identifican a la montaña media mediterránea. Una montaña que, como corresponde a su condición de macizo antiguo largamente erosionado, se resuelve desde un punto de vista fisiográfico en una sucesión de lomas, colinas y sierras de formas suaves que se alinean siguiendo las direcciones predominantes de los plegamientos que dieron origen en su momento al macizo hercínico. La trascendencia de la Sierra Norte como espacio montuoso se deriva, por un lado, de su franca separación respecto a las tierras bajas y formas horizontales de la depresión del Guadalquivir y, por otra parte, por la extensión y continuidad que adquiere el macizo como flanco septentrional a lo largo de todo el valle.
Los suelos resultantes son poco evolucionados, de naturaleza ácida y escasa fertilidad, por lo que su vocación es claramente forestal. Los bosques potenciales son encinares y alcornocales, con la aparición de bosquetes de quejigos y robles en microhábitats particularmente húmedos, incluso castañares cultivados, además de formaciones de ribera que ocupan las orillas y suelos más humectados en torno a los ríos. Esta diversidad vegetal no sólo contribuye a la diversificación paisajística, sino que, unida a otros valores naturales del área (fauna, riqueza geológica), ha favorecido la catalogación como Parque Natural y Reserva de la Biosfera de buena parte de la Sierra Norte de Sevilla.
Por lo que respecta a la percepción de estos espacios serranos como un área de marcada naturalidad y continuidad histórica, cabe señalar que dicha apreciación se encuentra profundamente relacionada con las pautas tradicionales de ocupación y aprovechamiento de un territorio con notables condicionantes litológicos, orográficos y edafológicos. La capacidad que han tenido históricamente los habitantes serranos para adecuarse a los citados condicionantes, haciendo uso de los recursos del medio sin llevarlo al límite de sus potencialidades reales, se encuentra en la base de muchos de los valores que actualmente tiene atribuidos esta área como paisaje singular y de calidad. La máxima expresión de este aprovechamiento tradicional del bosque mediterráneo en el área es la dehesa, que constituye uno de los elementos más identitarios de la Sierra Norte y la máxima expresión de sus valores.
Fruto de esta convivencia del hombre con el medio, se encuentran también algunos espacios cultivados que corresponden a afloramientos calizos de mayor aptitud agronómica o a los entornos urbanos, donde prevalecen los cultivos de olivar y cereal en secano. Estas teselas agrarias, que en muchos casos acogen también prácticas ganaderas extensivas, determinan cierta heterogeneidad en los biotopos vegetales y en los espacios adehesados.
El poblamiento de la Sierra Norte se compone de un hábitat mayoritariamente concentrado de pequeños núcleos rurales que se emplazan en espacios con una topografía amable o poco montuosa o bien aprovechando los pasillos naturales que se establecen entre las alineaciones montañosas principales. Estas localidades no han sido sustancialmente transformadas desde el punto de vista urbanístico, manteniendo además determinados rasgos de la vida rural tradicional. Junto a los pueblos del área se mantiene un importante hábitat diseminado tradicional que se relaciona con las prácticas agro-silvo-pastoriles del monte y, especialmente, de la dehesa.
Entre las percepciones del área, destacan también las relacionadas con otros sistemas de explotación pasados como la minería, cuyas evidencias contribuyen a la cualificación y singularización del paisaje de la Sierra Norte. Otro elemento que posee importantes implicaciones territoriales, ambientales y escenográficas, son las láminas de agua de los diferentes embalses que se localizan en el área.
Finalmente, el reconocimiento institucional de estos espacios serranos a través de distintas figuras de protección ha contribuido a reforzar esta imagen de calidad ambiental y de integridad histórica, al tiempo que ha favorecido el desarrollo de numerosas posibilidades en relación con diversos tipos de turismo (activo, turismo cultural, etnológico…).

3.3_Valores y recursos paisajísticos
Valores escénicos, estéticos y sensoriales
• Diversidad de este paisaje serrano: colores, olores, texturas, diferentes perspectivas.
• Se destacan como valores la tranquilidad, la belleza, la armonía entre lo natural y lo humanizado.
• La lámina de agua de pantanos, embalses, ríos como lugares que destacan por su belleza.
• Abundancia de lugares y miradores que permiten amplias panorámicas del paisaje del área.
• La imagen externa de los cascos históricos tradicionales de algunos núcleos.
• Valor escénico y estético de los paisajes de dominante natural y también rural como dehesas y huertas.
Valores naturales y ecológicos
• Bosque galería de la ribera del Huéznar; así como las riberas y cabeceras de otros ríos.
• Características geológicas del paisaje kárstico del Cerro del Hierro.
• Robles melojos del Cerro del Hierro.
Valores productivos y utilitarios
• A pesar de ser un espacio protegido, se destaca que es un espacio productivo: dehesas, aprovechamientos forestales...
• Fincas representativas del paisaje tradicional de la dehesa (La Travesía, UPAPalmilla,
La Atalaya, la Jarosa, Navalvillar, Monte San Antonio, La Armada,…).
• Abundancia de huertas, olivares y viñedos, valorados positivamente.
• Espacio de gran riqueza cinegética, valorado así históricamente.
Valores históricos y patrimoniales
• Vestigios del cultivo de vid en la sierra y elementos patrimoniales asociados al mismo.
• Huellas de la explotación minera de la Sierra. Poblado e instalaciones abandonadas del Cerro del Hierro.
• Patrimonio arquitectónico del paisaje de la ribera del Huéznar: molinos, batanes, martinetes, fábricas de electricidad.
Valores simbólicos e identitarios
• El paisaje de la dehesa se reconoce como el que mejor refleja la identidad del área.
• Los muros de piedra seca, muy en relación con las dehesas, como linde característica de este tipo de explotación.
• Destacan, en relación con la construcción tradicional, detalles constructivos autóctonos (arcos de medio punto rebajados en los vanos, detalles en las puertas y ventanas, teja árabe, proporciones constructivas, encalados, chaflanes en los cruces de calles, utilización del color “rojo carruaje”, dinteles pintados…).
• Pozos de nieve.
• Huertas tradicionales y viñedos de los ruedos de las poblaciones.
• Los castaños de Constantina.
Valores de acceso y uso social
• Vía Verde de la Ribera del Huéznar.
• Presencia de numerosos caminos tradicionales y vías pecuarias, utilizados por las personas de vinculación más directa con el área.
• Paisaje como recurso turístico y principal reclamo de este sector en el área.
Valores religiosos y espirituales
• Presencia de ermitas que gozan de un alto reconocimiento social.
Lugares, hitos y recursos
En la percepción de los que conocen el área en el contexto de visitas turísticas más o menos frecuentes son habituales las menciones a núcleos de población (Cazalla, El Pedroso, Guadalcanal, Alanís, San Nicolás del Puerto…) y a lugares menos localizados asociados a movilidad turística (paseo por las carreteras comarcales, sendero de Almadén-El Real de la Jara, cualquier ermita, los castañares, dehesas…). Asimismo es muy mayoritario el reconocimiento de tres espacios emblemáticos:
• La ribera del Huéznar. Se hace referencia especialmente al bosque galería y su accesibilidad. También se nombra el puente sobre el río en San Nicolás del Puerto y hay menciones a la Vía Verde de la Sierra.
• El Cerro del Hierro. Caracterizado por su espectacularidad y singularidad.
• Los alrededores de Cazalla de la Sierra.
Entre las personas residentes o con mayor vinculación se hace referencia a otros muchos lugares:
• El entorno de los barrancos del Viar. Un lugar que generalmente se caracteriza como desconocido, peligroso, pero con espectaculares valores paisajísticos.
• Riberas de otros ríos, no sólo el Huéznar o el Viar: Benalija, Cala o Guadalbacar. También se mencionó la cabecera del Ciudadela.
• Se mencionan también numerosas fincas como representativas del paisaje de la dehesa.
• Otros lugares mencionados se destacan por la belleza y singularidad (el pantano en La Puebla de los Infantes y de Cala, la Cartuja de Cazalla, La Yedra en Constantina -a pesar del deterioro y el abandono-), por su carácter de hito para una visión panorámica del paisaje (el cerro de La Capitana, Cerro Negrillo, castillo de Alanís, la zona de las Colonias de El Pedroso, el Mirador de Azulaque, el Balcón de la Dehesa de Upa) o por su componente.

Catálogos de Paisajes de la Provincia de Sevilla 
2019