Primera parte
COMPUESTO. -POR D. VICENTE BARRANTES, EN EL CONCURSO PUBLICO DE 862, É IMPRESA DE REAL ÓRDEN.
Noticia histórica documentada de las célebres minas de
Guadalcanal, desde su descubrimiento en el año de 1555,
hasta que dejaron de labrarse por cuenta de la Real Hacienda. (De orden
del Rey nuestro señor. — Madrid: por D. Miguel de Burgos.
—Año de 1831.)
Esta obra, en dos abultados tomos en
4. °, que comprenden, el primero desde 1555 hasta 1558, y el segundo desde esta
última fecha hasta 1700, fue redactada por el archivero de
Simancas D. Tomas González, á consecuencia de la
Real orden de 27 de marzo
de 1830, que también produjo su conocido Registro
de las minas de Castilla.
Aunque antes que Noticia histórica, como la titula, es aquella una
simple colección de documentos, no carece de importancia para la historia económica de Extremadura, porque la minería, coincidiendo en tan crítica
ocasión con las emigraciones al Nuevo Mundo, vino, por decirlo así, a dar el
golpe de gracia á la agricultura y las artes
extremeñas.
La villa de
Guadalcanal perteneció á la provincia de Badajoz
hasta 1843, que, habiéndose segregado de ella, y
hecho villa su anexo Malcocinado, se quedó éste en
la provincia de Extremadura, pasando la matriz á Sevilla,
de donde sólo dista 15 leguas, en el partido
judicial de Constantina. No obstante, por lo
eclesiástico pertenece al vicariato de Santa María de Tudía.
GUADALCANAL y su antigüedad.
(MS.
original mutilado, en 4.º, letra del siglo xvi, 34 hojas.)
El artículo, tal como se inserta,
hallóse entre los papeles del Sr. D. Bartolomé José Gallardo, y nos ha sí lo facilitado
por el Sr. Sancho Rayon, á quien tantos servicios debemos. Por nota que tiene
del famoso bibliófilo, se sabe que el manuscrito á que se refiere existía en
1824, en la librería del lectorul Trianes (síc), que ántes (en 18I3) lo había
visto en la de D. Antonio de la
Torre, notario del cabildo de Cádiz. Y de letra posterior hay otro renglón que ya echaban de ménos los maliciosos, diciendo á secas: Despues me
la regaló á mi. G.— No ha parecido, sin embargo, entre sus papeles.
En cuanto á Guadalcanal
y su antigüedad, dista, en nuestro concepto, bastante de merecer los elogios que Gallardo le tributa, ni por el
lenguaje, ni por la investigacion, que sólo en lo que toca á las minas romanas
es erudita y notable. Acaso el bibliófilo extremeño la estimaria así con
relacion á la escasez que de estas interesantes
monografias se padece en nuestra comun patria, y más principalmente á medida
que nos acercamos á su límite geográfico de Sierra
Morena. Por esta misma razon, junto con el respeto debido á su memoria, y por
reparar en algun modo la pérdida siempre sensible del manuscrito, insertamos
integro su jugoso extracto, despojándolo, como es natural, de la endiablada ortografia que, por no faltar a su
costumbre, le puso. Dice, pues, así:
«Guadalcanal, ilustre villa del
(corregido al márugen, Extremadura en el) maestrazgo de Santiago,
«provincia de Leon, ha corrido en su poblacion y «antigüedad
la desgracia... «
Y
acaba en hoja rota: — «El número de los hijos
hidalgo, hombres insignes en letras, armas, oficios y dignidades... y otras
cosas memorables... «
No aparece el nombre del escritor;
pero en el fólio 12-32 da señas de haber sido fraile
franciscano, acaso del mismo convento de Guadalcanal, y
por el tono, extremeño. Es pluma elegante y castiza. Escribia á mediados del
siglo vi.
La obra está escrita en discurso
seguido, y al paso vamos sacando de ella los
apuntes siguientes:
«De
Guadalcanal ignoramos
no sólo la primera fundacion, sino lo que más es, el nombre que tuvo en
«aquellos primeros tiempos (fól. 6). Llegó á pensar «que la (fundacion) de esta villa fué del rey
Genon «que llamaron Avo, hijo del rey Hyarbas de Mauritania,
por los años de 1690 ántes de Cristo.
(Diod. «Sic., lib. v, cap. Ii; Pineda, 1." part., lib. n, «cap. viu, 8 2.) Fundo este pensamiento en tres: la
primera es lo que dice Diodoro Sículo, que este rey Gerion fué las conjeturas primero
que descubrió los ricos minerales de la Sierra
Morena... «La segunda es los rastros que hallamos de aquellos
tiempos en la caldera que trae por armas la «villa de Alanis,
aludiendo, como dice su tradicion, «á los caldeos, sus primeros habitadores, y
á la «lengua que entóneos más que otra se usaba en «España. La tercera
conjetura saco de algunas momedas de plata antiquísimas, que, halladas cerca de «Guadalcanal, han llegado a mis manos, y tienen «divisas
y letras de las que usaban aquellas primearas
naciones que vinieron á poblar en España. «
¿Quién, pregunto yo, habrá andado
algun monte de las sierras de
Guadalcanal, que no haya bailados rastros de estos
edificios, algunas cuevas ó minas ciegas y asoladas con el tiempo, curiosas
piedras, ladrillos matarte*, que eran aquellos muy grandes y anchos de que
ya casi se ha perdido la memoria en España? Y en estos tiempos se han hallado
sepulcros en los campos de Guadalcanal hechos con
estos ladrillos. Pues estos indicios, ¿qué hacen, sino persuadir el trato y
comercio grande que aquellas naciones tenian en nuestras tierras, y en
particular de las que voy hablando? De quien hace notable memoria Festo Avieno es de los masienus, selvisinos, feroces y ricos: llama
masienos á los de las comarcas del Almadén,
llamado Masia antiguamente, y por la destreza que tenian en hacer los ladrillos
masaries-, selvisinos llama á los de Sevilla
y su contorno; feroces á los de Sierra
Morena, y picos a los de la costa de Tarifa y Cádiz.
Bie
Chyrtu amtút mtrat allum gurgucm
Ultra citraque quatuor gentes colunt:
Xam sut ferocet hoc loco Ubi fenicet
Sunt masicnl, reata letv'ma smt,
ftracií a/ri el divitis Tartesii.
«Déla Sierra Morena ¿quién hay
que ignore sus riquezas? ¿No se ven hasta hoy en los montes cuneos de Ayamonte infmidad de reliquias
de los hornos y minas? Junto á Araceust y Aroche ¿no
están los campos llenos de deshechos antiguos, y en
nuestros tiempos se ha tratado de refinarlos y
reducirlos á moneda? En las comarcas de Almaden ¿no
brotan cada dia plata los mayores desiertos? ¿Guadalcanal
no fué por excelencia, como despues diré, el sitio más rico-de metales que se hallaba, y de cuyos
efectos vino á heredar el nombre que hoy tiene? ¿Alanis y su contorno no fué
donde el rey Gerion y sus caldeos hallaron pozos de plata?...
¿El oro y la plata de las sierras de Córdoba no fué de quien
más caudal hizo Anibal (¿Si’’? Iial., lib. m) para llevar á Italia despues de la guerra de Sagunto?...
¿Todas estas tierras no están contiguas á la provincia Turdelania? (Ac
Turdetania, eique contigua regio... Strabon.) Pues juzgue el desapasionado, y
verá cuánta fuerza se hizo el que pretendió persuadirnos que la region contigua
á los lurdetanos eran las campiñas de Andalucia, y
no las extremeñas de la Sierra Morena (fólio 6). Plinio...
haciendo memoria de esta region (libro xxxii, cap.
iv; Diod. Sic, Ju. vi, cap. íx) dice que aquellas naciones antiguas, y mucho
más los romanos, codiciosos del oro y la plata, minaban por larguísimos trechos
la sierra, horadandolas mayores montañas, al modo que en nuestros tiempos se ha
visto en las minas de Averoja, en las de esta villa de Guadalcanal;
hoy dia lo vemos en las minas del azogue en el Almaden, y todas estas minas y
otras están en Extremadura, y de ellas dice Plinio
que muchas veces se hundia la tierra y las peñas, perdiendo, los que en los
pozos trabajaban, la vida, quedando en ellos sepultados; que cargaban los
montes sobre arcos y bóvedas, y los pedernales que no se sujetaban al hierro,
el fuego y vinagre los vencia , y que la tierra que cavaban y las peñas de los metales los sacaban en hombros de mano en mano; que hallaban en partes la tierra más
dura que las mismas piedras y la rompian con cuñas y almadanas, y acabada esta
labor, degollaban los arcos sobre que cargaban los montes, y al tiempo de caer hacia señal la centinela que estaba en las
cumbres, y él solo sentia cuando se bajaban, y avisando que se apartasen,
huian, y la montaña caia con mayor estruendo y ruido que puede pensar hombre
humano; y sin este trabajo, tenian otro mayor, que era llevar los rios
acanalados para lavar a la tierra que sacaban , y para esto juntaban los
montes, allanaban los collados, levantaban los valles, y porque el agua les
viniese á piso, la tomaban muy alto en las partes que por naturaleza solos
pájaros se podian tener, y por aquellas partes hacian paso para ellas, colgando
á veces los hombres por los riscos para que cavasen. ¡Espectáculo horrendo y
temeroso! Que en los más altos montes hacian estancos cuadrados muy grandes
para recoger las aguas, deque se hallan hoy algunos en estas comarcas, como tambien
las grietas y aberturas de los montes, que
conocidamente son de los que habla Plinio y Diodoro
Siculo. Pues nada de esto conviene á los llanos y
campiñas de Andalucia, con que se entenderá cuán
sin fundamento han querido privar á esta comarca de Guadalcanal
de la gloria que le dió naturaleza... (fólio 7).
«Para mayor connotacion del
intento y probanza de este asunto, quiero traer á
la memoria los inagotables frutos, la multitud de ganados
que se crian en los campos y sierras de Fregenal y
Aroclte y en las sierras que llamamos Ardevalo, las deleitables frescuras y la
abundancia de frutos de Aracena,
las montañas soberbias que por falta de agricultura están como
vagamundas y estériles, la provision que se hace pira cargar las flotas y para
sustentar el reino de vinos preciosos en Alanis, Fuente Ovejuna, Constantina,
Cazalla y Guadalcanal (Luc. Mar. Sic., lib. n). La grande suma de aceite, cera, miel, grana,
pez, bermellon, almagra, tocinos y salsamenta, finos paños de lana, barros curiosísimos de la ciudad de Salacía, hoy Salvatierra,
cerca de Zafra, á
quien A. de Lebrija
(ít't. S.) pone entre los túrdulos junto á Mérida.
Exportantur
(dice)
e Turdetania multum frumenti ac vini, oleumque non multum modo, sed el
optimum; prceterea cera, pix, mel, el coccus multus, et minisum,
sinopica terra non deterius, lum salsamenta copiosa, quondam etiam, multum
vestium ad vehebalur, nunc lance, coraxorum lana prcstantiores, longeque
pulcherrime, lum summé, tenina texta, quce saleralce efffciunt, ctc
(Estrab., lib. m). Y despues dice: Cum autem tot bona suppeditent, non
leviler sed vel aprime observet, mireturque aliquisquod ita ferax melallorum
est (fól. 8).
« Thartesiaás
domas est natiísima tenis Quam dives placidum Cardaba Bctim ama! Vellera nativo
pallen! ubi flava metallo Et ímil Hisperium braclea viva ecus.
(Marcial, lib. u, epig. 62.)
«Son conocidas las ovejas y íos
ganados que de verano se apacientan en las riberas
y íos que entran en Guadalquivir desde la ciudad de Córdoba
á la de Sevilla por la parte de
las sierras, que son Guadarroman, Guadiato, Bembezar, Guadalora,
Retortillo, Guadalvacar, Viar y Güelva, cuyos arenales deslumbran á la vista
del sol á quien pasa por ellos, y los ganados que se abrevan en sus riberas, se
tiñen con las mismas arenas de color de oro (fól. 8).
«Acerca de los
nombres que ha tenido esta ilustre villa, hallo
diversidad de pareceres... Algunos lian dicho que
se llamó Canaca, lugar notable de quien habló
Tolomeo en su Geografía; el fundamento que para ello tienen es la alusion del nombre
de Canal, que se practicó en esta tierra ántes que
los árabes entráran en España, y que la diccion Guad se la añadieron ellos...
Para prueba de su intento traen por ejemplo la villa do Aroche, que se llamó Aruci; Feria, Sería; el
Casar de Cáceres, Castrum Ccesaris; Pamplona, Pompelon;
las villas de Almoharin , Almaria ; Carmona, Carmo;
la ciudad de Coria, Caurion (fól . 10) ... Otros han dicho que su primer nombre
de Guadalcanal fué Civitas Reginensis ó Regina. Fúndanse en la inscripcion de una
piedra que se halla en el camino de Cazalla, dedicada al emperador M. Aurelio.
«Así la trae el M. Ambrosio de Morales, con que los secuaces de esta
opinion la hacen cierta diciendo que ninguna autoridad hace más fe para conocer
el sitio de las fundaciones y lugares que las memorias
escritas en semejantes piedras, y tan cerca del sobredicho sitio de Monforte no debe dudarse, sino que allí fué su primera
fundacion... Pero eso es cuando se sabe que no se mudaron del lugar primero
donde se fundaron, ó se conoce y sabe dónde primero estaban; tales son las que
por su grandeza ó bruteza no dan lugar ni ocasion á mudarse, mas las que no son
tan grandes cada dia se mudan de unas partes á
otras (fól. 10)... Sirva para crédito la inscripcion y piedra referida; pues si
de ella se hubiese de argüir
que el pueblo de Regina estuvo donde ella estaba,
no viniera á estar en el sitio de Monforte, ni
donde está hoy Guadalcanal. Y áun en estos tiempos
pongo en duda que estuviera donde dice A. de Morales,
como tambien pongo en duda que esté la piedra donde él dice, porque yo he hecho
diligencias para saber de ella y nunca lo he podido
conseguir.
«Para mayor desengaño tengo
trasladada la inscripcion de otra piedra que está
en el mismo sitio, donde por cuenta de Tolomeo
(lib. i, cap. u, Europa) estuvo la ciudad de Regina,
á cuya opinion asiento á velas llenas de aprobacion.
Este sitio es junto á una ermita llamada San Pedro de
Villacorza, tres leguas pequeñas de Guadalcanal
hácia el norte, pasando de Valverde á la
ciudad de Llerena. Es la piedra de un sepulcro de
Lucio Rufino y de su mujer Fabia Campana.,
Y allí mismo está otra memoria de una doncella llamada Terencia , que dejó una grande ofrenda en el templo de la diosa Juno , que allí se veneraba.
POR D. VICENTE BARRANTES, EN EL CONCURSO PUBLICO DE 862, É IMPRESA DE REAL ÓRDEN.
Publication date 1856 Publisher. Madrid: Impr. de M. Rivadeneyra