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sábado, 15 de noviembre de 2025

LA GUERRA DE NUESTROS ABUELOS

 

Acataban El Franquismo Por Miedo 

Mi abuelo Andrés Cordero Mariscal.-         Nació 1905 en Guadalcanal (Sevilla) y falleció en 1974, de modo que he tenido que elaborar y reconstruir estas vivencias con la ayuda de su familia más cercana, mi madre y sus primos, Antoñita, de setenta y tres años, y su hermano José, de setenta y dos, hijos de una hermana de mi abuelo. El pueblo natal de mi madre es Alanís de la Sierra, en plena Sierra Morena, adonde mi abuelo había llegado a los cinco años, cuando quedó huérfano. En su entorno se encuentran Guadalcanal, San Nicolás del Puerto, Cazalla de la Sierra o Azuaga, ya en Badajoz.
        La geografía de la zona es la típica de la Sierra Norte de Sevilla, llena de olivares, encinas y dehesas, también hay huertas a lo largo de la rivera de Benalíjar, donde se realiza la Romería, arroyo que limita el término por occidente con el de Guadalcanal, antes de rendir sus aguas al Viar.

La Escuela Era Sólo Para Las Familias Bien Posicionadas. -
        Mi abuelo Andrés era el cuarto de seis hermanos, cuatro hembras y dos varones. Su padre, mi bisabuelo, murió cuando mi abuelo era niño todavía. Se dedicó al cultivo del campo, trabajando para los terratenientes, propietarios de los numerosos cortijos de la zona.
        Porque entonces prácticamente los únicos trabajos que había, los más abundantes, eran el de jornalero o el de las minas, muy numerosas también por estos pueblos de la sierra y que en estos años provocaron el desarrollo económico de la zona. Mi abuelo no fue a la escuela, directamente se puso a trabajar a muy corta edad ya que la situación económica lo requería así. Asistir a la escuela estaba reservado sólo para las familias bien posicionadas.

El Fruto Del Trabajo Era Para El Terrateniente. -
        Pues bien, mi abuelo, igual que su padre, trabajó en el campo labrando las tierras, los cortijos, un trabajo muy duro, ya que además de las muchas horas, el fruto del trabajo no era para el labrador, sino para el terrateniente, aunque había familias propietarias que ellas mismas se encargaban de la labranza. Semejante es el caso de mi tío, el marido de mi tía, cuyos padres eran propietarios entonces de un cortijo y varias tierras, que ellos mismos cultivaban y siguen cultivando sus hijos en la actualidad. Y puedo asegurar que es un trabajo muy duro, que no permite descanso, ya que los animales no dejan de comer, incluso los fines de semana. La diferencia está en que el jornalero trabajaba por un pedazo de pan y no veía el fruto de su esfuerzo.

Matarife, Talabartero, Cestero. -
        Como la vida en aquellos años era tan dura y había tanta necesidad, había que buscarse trabajos complementarios: Mi abuelo trabajó como matarife, es decir, se encargaba de matar los cochinos en los meses de matanza, de noviembre a febrero, o bien cogiendo aceituna, o descorchando los alcornoques.
        También realizaba trabajos artesanales, era talabartero o guarnicionero, que hacía monturas de cuero para las caballerías, y cestero, porque confeccionaba cestas y canastos, y echaba asientos a las sillas de enea. Las mujeres, aunque en su mayoría se dedicaban a criar a los hijos y a las labores del hogar, no era de extrañar tampoco que ayudasen a la economía familiar, yendo a coger aceitunas o blanquear las casas. La recogida de la aceituna es algo muy común, ya que abunda mucho en estas tierras y porque hay una cooperativa en el mismo pueblo, aparte de que en aquellos años también había un molino de aceite, el “Molino de la Silla”.
        La situación económica requería saber de todo, aunque fuera por un mendrugo de pan, ya que eran años de mucha escasez.

Aún Hablan Con Miedo. -
        Según mis entrevistados, los años previos a la guerra, fueron de relativa calma. No puedo concretar hasta qué punto esto es cierto, ya que por entonces tenían muy corta edad como para darse cuenta de la situación real. Otra dificultad que he encontrado al realizar este trabajo es la reticencia de las personas mayores a hablar sobre estos temas.
        Aún en nuestros días, hablan con miedo y dejan sin contar detalles que, según ellos, es mejor no contar por lo que pueda suceder. A pesar de esto, he reunido bastantes datos como para reconstruir los hechos lo más fielmente posible. En el momento mismo de estallar la guerra, cuenta Antoñita que estaba en la plaza con otros niños del vecindario y algunas madres que allí reunían, cuando empezó todo el alboroto, los disparos, las tropas.
        El pánico se reflejaba en los rostros de aquellas mujeres, que cogieron a sus hijos huyendo a las casas más próximas a refugiares. Según cuentan, hubo gente que el estallido los pilló en otro pueblo y no pudieron regresar. Dice que, aunque no sabía lo que ocurría, se daba cuenta de que no era bueno. Tenía miedo, todos tenían miedo, fueran niños, adultos o ancianos. Recuerda las largas horas en su casa, reunida toda la familia, en medio de un silencio sepulcral, a la espera de noticias.

La Incertidumbre De Herir A Un Paisano Era Insoportable. -
        El pueblo quedó bajo dominio de las tropas franquistas, al igual que otras comarcas cercanas. A partir de entonces nada volvió a ser igual. Parecía como si la gente no fuera la misma. Mi abuelo tuvo más suerte que otros y no fue llevado al frente, que por esas fechas ya tenía treinta y un años. Sin embargo. un hermano y su cuñado, padre de mis entrevistados, fueron movilizados y llevados a luchar, donde fueron heridos en una pierna y un brazo respectivamente, por lo que se les permitió regresar a sus casas. En el poco tiempo que estuvieron en el frente vieron cosas temibles. La incertidumbre de poder herir a algún hombre del pueblo que estuviera en el otro bando era insoportable. Además, la vida allí era muy difícil: hambre y miseria. Cuenta que su padre y tantos otros, orinaban en los proyectiles, para enfriarlos, debido a las a las temperaturas que se alcanzaban por aquellas tierras.
        Muchas eran las familias que veían partir al frente a los más jóvenes, sin poder remediarlo, muchos de los cuales no regresaron. El dolor era compartido por todos y cuentan que fue impresionante como unió a familias enteras.

Mi Abuelo Se Libró De Una Muerte Segura. -
        Según mi madre y mis tías, mi abuelo era totalmente apolítico. Sin embargo, se lo incluyó en las listas de personas opuestas al franquismo, que eran llevadas a fusilar. Pues bien, lo fueron a buscar y cuando ya lo llevaban al paredón, llegó uno de los jefes del pueblo, que al verlo pregunto que por qué lo habían apresado, porque él lo conocía y sabía perfectamente que no pertenecía a ningún bando. Gracias a su intervención, mi abuelo se libró de una muerte segura. Otros no corrieron su misma suerte.
        Numerosos fueron los casos que me han narrado, de hombres que, sin saber a ciencia cierta si eran republicanos o comunistas y, por el simple hecho de que alguien diera un chivatazo, eran apresados y fusilados, dejando mujeres e hijos. Tal fue el caso de un vecino de la calle donde vivía mi abuelo, la calle Triana.
        La Guardia Civil entró su casa, mientras su mujer estaba de parto, y lo apresó. La mujer se casó de nuevo al cabo de unos años, ya que daba por muerto al primer marido. Pero no fue así. Se oyeron rumores de que había sobrevivido y que iba a regresar. La mujer, como es lógico, se preguntaba qué haría ella con dos maridos. Otro caso especial fue el de dos mujeres acusadas de ser comunistas, a consecuencia de lo cual les raparon la cabeza y las pasearon por el pueblo para mostrar lo que les podía suceder a todas las de su militancia.
        Posteriormente fueron encarceladas y una de ellas, que estaba embarazada, tuvo a su hija en la cárcel.

La Gente Del Pueblo Acogía A Los Guerrilleros. -
        Otros tantos, profirieron huir al monte antes de ser apresados y seguramente fusilados. En esta sierra hubo varios grupos guerrilleros, contrarios a abandonar la lucha, que ofrecieron mucha resistencia al franquismo. Las gentes del pueblo, a pesar de las fuertes represalias, acogían a los guerrilleros cuando por las noches aprovechaban y bajaban por comida.
        Me contaron que más de una noche estuvieron en la casa con mi abuelo y el resto de la familia. En estas visitas aprovechaban y les informaban de todo lo que sucedía fuera, las novedades. Les hablaron de la reforma agraria que se realizaba en la zona republicana y de otros proyectos que tenían para cuando la guerrilla venciese, algo de lo que se mostraban totalmente seguros.
        Estas pequeñas veladas daban algo de esperanza a todos aquellos que por miedo acataban el franquismo. Pero como es de suponer, el mantener contacto con los guerrilleros, estaba fuertemente penalizado, pagándose incluso con la muerte.
        La Guardia Civil, mandaba contrapartidas por las noches, a los cortijos, en busca de estos guerrilleros que bajaban en busca de comida. Eran muy conocidas las brutalidades que estos grupos de las contrapartidas realizaban: desde matar a los perros de los cortijos y colgarlos de los árboles, acusando posteriormente a los guerrilleros, hasta maltratar y golpear a las familias que vivían en los cortijos, violando a las mujeres, por el simple hecho de que la zona era frecuentada por los guerrilleros.
        Hasta el pueblo legaron noticias de la matanza realizada en El Pedroso, un pueblo de la comarca, que provoco en los ciudadanos más miedo si cabe a las fuerzas falangistas. Esta matanza no fue la única, ya que en Guadalcanal o en el mismo Alanís hubo muchas muertes, hasta diecisiete en un mismo día contra la pared del cementerio.
        La Guardia Civil quería evitar a toda costa que la gente escuchara cualquier clase de noticia, por lo que patrullaban las calles para impedir que se escuchase la radio en alguna casa, hecho por el cual eras encarcelado.

Los Moros Tenían Muy Mala Fama. -
        Entre tanto dolor y pena, también hay sitio para las anécdotas, pequeñas cosas que quedaron grabadas en la mente de estos pequeños que tanto vieron y padecieron. Cuentan que un día vieron que el color del cielo no era el de siempre, tenía un tono anaranjado. Se alarmó la gente porque pensaban que podría tratarse de gases que habían echado en el frente.
        Pues bien, se avisó a los vecinos para que salieran al campo, a las zonas verdes, para respirar aire puro, por lo que pudiera pasar. Pero luego uno de los maestros del pueblo anunció que no se preocuparan, que solo se trataba de una aurora boreal (aunque no sé si ese fenómeno es posible por estas zonas). Hechos semejantes muestran el miedo que tenía aquella gente.
        Otro hecho, quizás ya menos alegre, fue que por la calle de la casa donde vivían mi abuelo con el resto de la familia, pasó un grupo de moros, de las tropas africanas, los cuales tenían muy mala fama y al pasar por la puerta de la casa dieron una patada. Menos mal que poco antes había legado mi abuelo de trabajar y cerrado el portón.
        De no ser así, quizá habrían muerto todos los que estaban en ese momento en el interior. En otra ocasión, en esa misma casa, una bala entró por la ventana y se incrusto en la cuna de madera de uno de los niños, con la fortuna de que en ese momento no se encontraba en ella.

Era El Único Modo De Salir Adelante. -
        La situación económica, como es lógico, fue a peor. La imposibilidad de ir a trabajar fuera del pueblo afecto a muchas familias. Si la situación económica ya era bastante difícil, en estos años fue a peor. Familias que no tenían que levarse a la boca y bebés que no salían adelante.
        Pero hubo casos de personas que no se resignaron a vivir así y, arriesgando su vida, se dedicaron al estraperlo. Este fue el caso de una vecina de la familia que sobrevivía gracias a esta actividad. Compraba café y azúcar, productos de primera necesidad, que luego traía al pueblo para venderlos a precios más altos. Este comercio estaba fuertemente penalizado, pero a veces era el único camino para seguir adelante. Pues bien, esta señora, sin saber leer ni escribir, sin haber recibido educación alguna, lo consiguió. Salió adelante y montó su propia taberna con la que se ganó la vida.

Los “Rojos” Tiraban Los Santos Y Las Imágenes. -
        Los monumentos en la guerra también fueron protagonistas de primera mano. Es más, son los más fielmente podrían relatar lo sucedido, pues fueron testigos de todo lo acontecido en aquellos años. El primero de ellos es el castillo. Su historia se remonta mucho más atrás de esta Guerra, pues se construyó en el siglo XIV. Situado en un estratégico montículo al sur de la población, sobrevivió a los bombardeos de las tropas napoleónicas, que lo dejaron en ruinas. En los años de la guerra su función queda reducida a ser el lugar desde donde los “rojos” tiraban los santos y las imágenes como protesta y oposición a las tropas franquistas. Otro monumento clave es la Ermita de Nuestra Señora de las Angustias,
        Destruida por republicanos y comunistas. Según cuentan en el pueblo, fue un alto mando franquista el que prometió que, si sobrevivía a la guerra, reconstruiría esta ermita. Sucedió así, cumplió su palabra y mandó reconstruir la ermita a la Virgen de las Angustias, que se convirtió en patrona del pueblo. La Ermita de San Juan no corrió su misma suerte, ya que, tras su destrucción, sigue prácticamente en ruinas, aunque la gente devota del santo aún la visita.

La Dictadura Prohibió Las Fiestas Populares. -
        Las celebraciones tradicionales del pueblo, quedaron paralizadas en estos años. Una de ellas era la Romería, que se llevaba y lleva a cabo en el mes de mayo. Pero en los años que duró la guerra la gente no tenía ánimos para ningún festejo. Sin embargo, terminada la guerra e instaurada la dictadura franquista, se prohibió de modo absoluto cualquier celebración popular, tanto de la Romería como las Cruces de Mayo, que se hacía el 2 de mayo y se adornaban las calles principales: Triana, Corredera y cale Nueva, que competían entre sí. Todas estas tradiciones volvieron a realizarse, una vez abolido el régimen franquista, con la llegada de la democracia. 

El Miedo Estaba Presente Más Que Nunca. –
        Cuando en 1939 finalizó la guerra y se instauró la dictadura del general Franco, toda posible esperanza de una victoria republicana se vino abajo. A pesar de esto, muchos guerrilleros que no abandonaron su lucha y permanecieron en el monte hasta años más tarde. Otros, en cambio, tuvieron miedo. En el pueblo se conocen casos de hombres que regresaron a sus casas, fueron encarcelados, en el mejor de los casos, o fusilados. El miedo estaba presente más que nunca. Nadie hablaba de lo sucedido, parecía como si no hubieses pasado nada, aunque la situación lo reflejaba todo.

Con El Hambre Y La Miseria Llegaron Las Enfermedades. -
        Al año de 1940 se lo conoce como el Año del Hambre. La miseria se incrementó hasta límites inimaginables. No todas las personas que dejaron el trabajo por la guerra, lo recuperaron luego, pues había escasez. Mi abuelo salía adelante con pequeñas labores, lo que fuera. Los niños se incorporaron a la escuela, aunque muchos de ellos, como en el caso de mis. entrevistados, también trabajaban de porqueros, pastores...
        Cualquier ayuda en casa era poca. Los salarios muy pocas veces superaban la peseta, en el mejor de los casos. El estraperlo seguía funcionando. Se repartieron cartillas de racionamiento, en las que se detallaba la cantidad, precio y fecha en la que se debían adquirir los alimentos, para así controlar que nadie comprase más cantidad de la permitida.
        Como es lógico, esto sólo se aplicaba a las familias humildes, con pocos recursos, porque los ricos, que tenían dinero, compraban todo lo que querían. Con el hambre y la miseria legaron las enfermedades: tifus, poliomielitis, piojos, pulgas... Un hermano pequeño de estos primos murió con dos años de poliomielitis. Estas enfermedades atacaban sobre todo a niños pequeños y durante estos años aumentó el número de muertes infantiles. Les

Daban Leche En Polvo Y Queso De Bola. -
        Mi abuelo se casó en el 41 y tuvo a su tercera hija, mi madre, en el 48. Aunque ya habían pasado varios años desde el final de la guerra, la situación en que mi madre y sus hermanas crecieron no era mucho mejor. Vivían en la misma casa con el resto de familiares, tías y tíos, primos y primas.
        Pudieron ir a la escuela, donde les daban leche en polvo y queso de bola, y tenían que levar la lata para el brasero del maestro. Pero como en años anteriores, también tenían que ayudar a la economía familiar. Esta situación de miseria, dureza y miedo se prolongó durante toda la dictadura de Franco y desapareció poco a poco tras su muerte en 1975, por lo que mi abuelo no pudo ver esta otra forma de vida, la democracia.

La Guerra Los Arrancó De La Infancia. -
        No es fácil sacar conclusiones de algo que no se ha vivido, que no se ha padecido en primera persona y menos de un suceso tan grave como la Guerra. Son muchas las impresiones que quedan tras haber realizado este trabajo y haber escuchado los relatos por boca de personas que sí lo vivieron. La idea básica en la que coincidimos todos, tanto los que pasaron la guerra como las generaciones posteriores, es la gran suerte que tiene mi generación, suerte de la que a veces no somos conscientes.
        Al contrario que nosotros, que no hemos conocido guerra alguna en nuestro propio país (exceptuando el movimiento terrorista del País Vasco), aquella generación creció en medio de un conflicto bélico, que los hizo despertar a muy tierna edad y los arrancó de la infancia.
        Es cierto que esta generación maduró mucho antes que la anterior y, por supuesto, mucho antes que las generaciones posteriores. A pesar de ello, estos niños de la guerra, abuelos hoy en día, prefieren que la juventud actual siga como hasta ahora, viviendo como ausentes al mundo, inmersos en nuestros propios problemas y preocupaciones, sin importarnos todo lo que nos es ajeno, a que despertemos a este mundo de la forma en que ellos lo hicieron, en medio de una guerra.
        Por ello, viendo la situación actual del mundo, creo que sería una buena idea que nuestro Presidente del Gobierno escuchara todos estos relatos de las personas que sufrieron la Guerra Civil y así quizás se daría cuenta de las consecuencias que acarrearía provocar una nueva guerra.

C. D. C., Curso 2002-03

Aurelio Mena Hornero

Jun 2025 – La comunidad

sábado, 8 de noviembre de 2025

NOTICIAS SOBRA SUS CONVENTOS, A TRAVES DE UN INFORME DEL AÑO 1646 (parte 2)

 

3. Convento de San José de la Penitencia (Santa Clara).

         Durante los siglos XVI y XVII se produjo en Guadalcanal una fuerte corriente de emigración a Indias, que tuvo fuertes repercusiones en vida religiosa. Los vecinos de Guadalcanal, una vez acomodados en el Nuevo Mundo, enviaban limosnas y donaciones para fundaciones capellanías, hospitales y conventos en su villa natal.
        Una de estas fundaciones fue promovida por Jerónimo González Alanís, quien en su testamento otorgado en 1582 en la ciudad de Plata en el Perú disponía 30.000 pesos de plata para la fundación de un convento de monjas de Santa Clara, una capellanía y un pósito, lo que fue llevado a la práctica en su nombre por Fray Antonio Delgado (Guardián de San Francisco), Fray Diego de Espinosa (Padre Provincial) y Catalina López (hermana del fundador), por escritura otorgada en Madrid el 4 de mayo de 1591, entrando las primeras religiosas el 28 de abril de 1593 (6).
        Fray Juan Benítez se muestra en su informe muy parco en noticia sobre el convento. En lo referente a la fundación, su relato resulta muy pobre y escueto en comparación con lo que nos cuenta la crónica de Fray Andrés de Guadalupe, pues sólo alude al fundador y su hermana, fecha de entrada de las religiosas en el convento, procedente de Belvis, (Cáceres), y la primera abadesa, en todo lo cual coincide con la cita crónica. En cuanto a la comunidad, señala que en 1646 estaba compuesta por veintisiete monjas y tres donadas (mujeres que, sin ser monjas, vivían retiradas en el convento), siendo abadesa la Madre Francisca de la Encarnación.
        Su breve reseña del convento de San José concluye con la mención de algunas religiosas ilustres por sus vidas ejemplares y virtuosas: Madre San Ildefonso, natural de la localidad; la Madre Leonor de San Bernardo, de la cual cuenta el hecho milagroso de que "en su tierna edad, yendo a la iglesia de Santa Clara, iba delante de ella Cristo Redentor Nuestro con una cruz en los hombros, lo cual vio con los ojos corporales, de donde nació afecto para ser religiosa"; y las Madres Catalina San José, Antonia de la Trinidad y Francisca de San Agustín.

4. Convento de la Purísima Concepción.
        En la fundación de este convento, de franciscanas concepcionistas, también encontramos implicado a otro indiano, Álvaro de Castilla y Ramos, quien por su testamento, otorgado en Guanajuato el 17 de septiembre de 1614, establecía la fundación de un convento de Religiosas de la Concepción, señalándoles 500 ducados de renta (7).
        En su informe, Fray Juan Benítez, aparte de citar a Don Álvaro de Castilla y su mujer Doña María de Loja como fundadores, señala como fecha efectiva de fundación el 14 de agosto de 1624, día en el que entran las religiosas fundadoras, procedentes del convento de la Concepción de Mérida y de las que nos aporta sus nombres: Doña Leonor del Espíritu Santo, Doña Inés de San Gregorio, Doña Olalla de Santiago y Doña Juana Moreno, esta última primera abadesa. En 1646 la comunidad está compuesta por diecinueve religiosas y dos donadas, siendo abadesa la Madre María de San Juan Evangelista. El Patrono del Convento era Don Rodrigo de Castilla. Durante el año la comunidad celebra diversos ejercicios espirituales, con "mucha virtud, oración y mortificación".

5. Convento del Espíritu Santo.
        La fundación del convento del Espíritu Santo en torno a 1612 por parte de otro hijo de Guadalcanal, Don Alonso González de la Pava, enriquecido en Potosí, es un hecho bien conocido y estudiado (8), por lo que no vamos a entrar en sus pormenores.
        Fray Juan Benítez alude a su fundador y señala que el 14 de junio de 1627 entraron en él las religiosas fundadoras, que eran las Madres Catalina de la Asunción (primera abadesa), María de Santa Ana, ambas procedentes del convento de San José de la propia localidad, y Leonor María de San José, del convento de Santa Clara de Alanís.
        En 1646 sigue desempeñando el cargo de abadesa la Madre Catalina de la Asunción, componiéndose la comunidad, "de señalada virtud y que frecuenta mucho los santos sacramentos de la penitencia y eucaristía cotidianos", por veintidós religiosas y dos donadas.

6. La Orden Tercera de San Francisco en Guadalcanal.
        El último punto tratado por este informe de 1646 es la Orden Tercera de San Francisco. En la historia de la iglesia, las Ordenes Terceras son unas asociaciones piadosas, afiliadas a una orden religiosa-franciscanos, dominicos, carmelitas, etc., formadas por laicos pero que participan de la espiritualidad de la Orden en cuestión. Sus miembros buscan la perfección espiritual siguiendo las Reglas de la Orden, aunque sin renunciar a su vida seglar.
        De este modo, existe una Orden Tercera de San Francisco, una Orden Tercera del Carmen, etc. La Orden Tercera Franciscana fue fundada por San Francisco de Asís en 1209 y aprobada por Roma en 1230.
        En el caso de Guadalcanal, Fray Juan Benítez señala que la Orden Tercera fue fundada en el año 1621. En años posteriores se fundó las localidades vecinas, como Azuaga, Berlanga, Valverde y Ahillones. Sus miembros eran "la gente más principal, eclesiástica y seglar", habiendo hermanos" de ejemplares vidas, en penitencia muy austera" y comunión diaria. Los cultos de esta Orden Tercera se practicaban en la iglesia de convento de La Piedad, rezándose todos los domingos "la corona de Nuestra Señora", consistente en siete de los Misterios del Rosario y realizando algunos ejercicios de penitencia y actos de caridad con los pobres. El número de hermanos ascendía a unos setecientos, entre ellos treinta ocho clérigos.
        Entre los miembros ilustres de esta Orden Tercera, Fray Juan Benítez destaca a dos: Don Enrique Enríquez, fundador del convento de La Piedad, en cuyo archivo se conservaba su testamento, y Diego de Ortega Bondéjar, natural de Guadalcanal, "varón muy penitente y de particulares virtudes", de quien nos refiere algunos hechos prodigiosos, muy en sintonía con el gusto por lo milagroso y sobrenatural tan propio de 1a mentalidad barroca:
"Que antes de su fallecimiento le dio a su mujer el día en que había de morir, y que aquella enfermedad que tenía era la última. El cual no consintió en la enfermedad última, que era grave, le desnudasen. Y después de muerto, quitándole el vestido le hallaron un silicio asperísimo, que le cogía todo el cuerpo, incorporado con la carne".

NOTAS.-
6, MUÑOZ TORRADO, Antonio: El Santuario de Nuestra Señora de Guaditoca, Patrona de Guadalcanal: notas históricas. Sevilla, 1918, Pág. 22; GUADALUPE, Fray Andrés de: Op cit, págs. 612 - 6 13.
7. MUÑOZ TORRADO, Antonio: Op. cit., pág. 23.
8. Ibídem, págs. 23 - 24; MENSAQUE URBANO, Julia: "El mecenazgo artístico del indiano Alonso González de la Pava en Guadalcanal", en Andalucía y América en el siglo XVII Actas de las III Jornadas de Andalucía y América. Sevilla, 1985. Vol. págs. 59 - 79.

SALVADOR HERNANDEZ GONZALEZ
Licenciado en Historia del Arte
Revista de Guadalcanal 1998

sábado, 1 de noviembre de 2025

El Porvenir del Obrero

 


Dr. Vallina, un incomprendido  revolucionario

    El 29 de junio de 1879 nace en Guadalcanal, Sevilla, Andalucía. Pedro Vallina Martínez, conocido por Dr. Vallina o El Tigre. Médico y activista anarquista.
    De familia de clase media, su infancia transcurrió en contacto con la naturaleza. Se manifestó muy joven amante de la lectura, pasión que le durará toda su vida. En su lugar de nacimiento, simpatizo con los comités republicanos luego se declaró anarquista, como sus hermanos Natalia y Juan Antonio, enemigo de la Guardia Civil y defensor de los perseguidos.
    Posteriormente, se trasladó a Sevilla, donde estudió bachillerato, escribió poemas y artículos en El Programa, se entusiasmó con los independentistas cubanos, frecuentó las librerías de viejo y participó en manifestaciones, a veces armado.
    Viajaba periódicamente a Santiponce, donde vivía su hermano y donde conoció al médico Puelles Ruíz, padre de José Manuel Puelles de los Santos. Al terminar el bachillerato, se marchó a Cádiz con la intención de estudiar Medicina y conocer a Fermín Salvochea, de quien era fiel admirador.
    En septiembre de 1899 se establece en Madrid, junto a Salvochea, compatibilizando sus estudios con una intensísima vida de revolucionaria antimonárquica y anarquista. Frecuentó el Casino Federal, donde conoció: Nicolás Estévanez, Rossend Castillo, Jaime, Latorre, Bermejo y otros... se encarga, hasta su detención, de una escuela fundada por los albañiles de "El Porvenir del Obrero”.
    En esta época conspira contra la monarquía con el coronel Rosendo Castillo, médico de Sanidad Militar, y conoce a Ernesto Álvarez. En 1900 asiste al congreso de la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), se manifiesta en el entierro de Pi y Margall y en el estreno de Electra de Pérez Galdós.
    En 1901 participó en el congreso de la Federación de Sociedades Obreras de Resistencia de la Región Española (FSORE) llevado a cabo en Madrid. Presidió en 1902 la asamblea madrileña de apoyo a los huelguistas barceloneses, su activismo se extiende al conflicto de las Cigarreras se le vincula en el intentó asesinar Narciso Portas, jefe de la policía especial para la represión del anarquismo durante el proceso de Montjuïc de 1896, todo ello mezclado con ingresos en prisión.
    Entre mayo y octubre de 1902 es encarcelado debido a un complot de la Coronación, que fue un montaje policial, y al salir, gracias a las simpatías de José Canalejas, ante la seguridad de volver a ser encerrado por presiones militares, decide abandonar el país. Se traslada a París en octubre de 1902 comienza un largo exilio, con viajes clandestinos a la Península, hasta 1914.
    En París contacta con los revolucionarios españoles: Ciudad, Nicolás Estévanez, Ferrer i Guardia…, se relaciona con el anarquismo internacional, desde entonces se le considera junto a Ferrer i Guardia, Charles Malato y Lorenzo Portet, promotores e ideólogos de todas las insurrecciones, magnicidios y huelgas que se realizan en España.
    En 1904 viajó a España, para encauzar la revolución que se aplazará, parece que poco después, con motivo del viaje de Alfonso XIII a París, se compromete a poner en marcha la revolución con el asesinato del monarca, proyecto finalmente frustrado, que supuso su detención preventiva durante seis meses en mayo de 1905, para luego ser absuelto en el Proceso de los Cuatro "Malato, Vallina, Harvey y Caussanel" el 27 de noviembre de 1905 es expulsado de Francia.
    Su periodo francés se caracterizó por el activismo: entierro de Louise Michel, mitin antimilitarista con Sébastien Faure, intervención directa en la publicación de La España Inquisitorial, oposición a la llegada del rey italiano, etc., todo con frecuentes detenciones.
    Desde Francia llegó a Londres el 3 de mayo de 1906, con su amigo Max Nacht, ambos representaron España y Portugal en el Congreso Antimilitarista de Ámsterdam de donde salió un comité internacional del que formó parte Vallina; fueron excelentemente recibidos por los anarquistas judíos y por la redacción de Freedom, y retomó sus estudios médicos.
    Su actividad revolucionaria no cesó: secretario y tesorero del Club Anarquista Internacional, contactó con Tarrida del Mármol, presencia en el Congreso Sindicalista Internacional de 1913, conferenciante anarquista y neomaltusiano, redacción con Combe del famoso manifiesto antimilitarista de 1914, dirigente de las protestas contra la ejecución de Ferrer i Guardia, etc.
    En 1914 se acoge a una amnistía y regresa a España, por Portugal, estableciéndose primero en Berlanga, Badajoz, después en Sevilla, donde convalida sus estudios médicos y ejerció la profesión al tiempo que proseguía con sus tareas revolucionarias convertido en referente del anarquismo andaluz: participó en la comisión reorganizadora del Centro de Estudios Sociales sevillano en 1916; fue miembro del comité local sevillano octubre de 1917; representó Andalucía en el congreso anarquista de 1918; fundó y dirigió el periódico Páginas Libres de Sevilla y presidió el comité que desencadenó la campaña de los inquilinos de 1919, por lo que será detenido y confinado con Sánchez Rosas y otros en Fuenlabrada de los Montes, Badajoz, durante tres meses.
    En 1920, tras participar en la reorganización de la CNT, será de nuevo desterrado a Fuenlabrada de los Montes, Peñalsordo y Siruela por dos años, destierros que son el origen del inmenso prestigio con el que Vallina contó en esta comarca de Badajoz llamada "La Siberia extremeña".
    Más tarde, se estableció en Cantillana, Sevilla, donde fundó un sanatorio de tuberculosos, y luego en Sevilla, donde participó como tesorero en el Comité Nacional de la CNT de 1922 a 1923, que presidió Paulino Díez, hasta su caída.
    Cuando Primo de Rivera llegó al poder, pasó medio año encarcelado y será finalmente expulsado a Tánger, Casablanca y Lisboa. En la capital portuguesa contacto con Mogrovejo, Magalhaes Lima i Péres, de nuevo la represión lo ataco por lo que volvió a Siruela, reclamado por sus habitantes, desde donde reactivó su prestigio como médico y como revolucionario.
    Con la caída de Primo de Rivera su confinamiento fue trasladado a Almadén, Estella y Siruela, hasta que es liberado, viajó por Andalucía, Catalunya y Madrid.
    El 12 de abril de 1931 las elecciones implantan la República, proclamada el mismo día en Almadén, Ciudad Real, se levanta el pueblo minero, después marcha hacia Sevilla, siendo detenido y encarcelado en Ciudad Real. Instaurada la República, presidió el Pleno Nacional de Regionales de la CNT-AIT de 1931 y se estableció en Alcalá de Guadaíra, Sevilla.
    Se presentó en una candidatura republicano-revolucionaria por Sevilla con Blas Infante, Pablo Rada, Rexach y Balbontín, en 1931 se acercó al Partido radical revolucionario socialista de Balbontín y se afilió al grupito Junta Liberalista de Andalucía de Blas Infante.
    Poco después se le involucró en la huelga general de Sevilla y es encerrado en la prisión de Cádiz tres meses. En 1932 creó gran tensión en la CNT-AIT andaluza cuando acusó a algunos militantes: Miguel Mendiola Osuna, Carlos Zimmermann, de haber traicionado la huelga campesina "asunto de los explosivos", su actuación fue criticada por entenderse que quería llevar la CNT-AIT al campo político.
    Durante los años republicanos intentó sin éxito implantar el octubre asturiano en Extremadura, participó en el frustrado complot de La Tablada, sorprendió con sus opiniones sobre la reforma agraria, poco después del levantamiento fascista, dirige la expulsión de los alcaldes reaccionarios en la comarca de Herrera del Duque que sustituyó por comités anarquistas revolucionarios.
    El golpe militar lo cogió en Almadén, el comité revolucionario que presidió, y creó las milicias mineras hasta que, en agosto, harto de las intromisiones de los políticos, marchó a Sigüenza, Bajatierra y Baides, donde hizo de médico de la milicia, en Cañete, dirigió el hospital cenetista el Cañizar.
    En febrero de 1937 pasó a Valencia y meses más tarde se enroló en el Ejército, tras comprobar la imposibilidad de mantener las milicias, del frente de Albacete, entre junio de 1937 y marzo de 1938, en Barcelona.
    En enero de 1939 cruza la frontera, por Massanet, siendo detenido en Perpiñán. Será enviado a Narbona como médico del refugio inglés de intelectuales españoles.
    Declarada la guerra europea, se fue a Santo Domingo, donde estuvo dos años en la colonia de Dajabón, donde abrió una clínica para curar el paludismo y la tuberculosis de los nativos; recalando finalmente en México, primero en la capital y luego, durante treinta años, en Loma Bonita, Oaxaca, curando indios y campesinos en el Consultorio Médico Quirúrgico Ricardo Flores Magón.
    Hasta que ya muy anciano se trasladó a Veracruz, México, donde falleció el 14 de febrero de 1970 con grandes penurias económicas, siempre fiel al pensamiento libertario.
    Aunque Vallina fue más un activista, también colaboró en fuerza publicaciones: Açao Directa, Acracia, La Anarquía, Cénit, Espagne Inquisitorielle, Der Freie Generation, Germinal, El Heraldo de París, O Libertario, Naturaleza, Nervio de París, Páginas Libres, El Porvenir del Obrero, El Productor, El Programa, El Proletario, El Rebelde, la Revista Blanca, Almanaque de la Revista Blanca, Solidaridad Obrera de México, Tierra y Libertad de México, Tierra y Libertad, etc. Es autor de Aspectos de la América actual (Toulouse, 1957), Crónica de un revolucionario. Trazos de la vida de Salvochea (Choisy, 1958), Mis memorias (Caracas-México, 1968-1971).

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sábado, 25 de octubre de 2025

NOTICIAS SOBRA SUS CONVENTOS, A TRAVES DE UN INFORME DEL AÑO 1646 (parte 1)

 


I. Introducción.

        Los siglos XV, XVI y XVII suponen una época esplendorosa para la vida religiosa en Guadalcanal, al convertirse en escenario de una verdadera cadena de fundaciones conventuales a cargo de la Orden Franciscana. Este ciclo fundacional vendrá a enriquecer, por un lado, el patrimonio artístico de la localidad, que contará, además de sus tres parroquias y las ermitas repartidas tanto por el casco urbano como por el término municipal, con los conventos de Nuestra Señora de la Piedad (vulgo San Francisco), San José (más conocido como Santa Clara), Purísima Concepción y Espíritu Santo. Y por otro, se intensifica el clima de espiritualidad existente, al servir estos templos de sede a diferentes hermandades y cofradías. De esta forma, a lo largo de la Edad Moderna Guadalcanal aparece como una villa eminentemente levítica, poblada por las torres, espadañas y portadas de sus templos, en los que se albergaban numerosas imágenes, retablos, pinturas y ornamentos sagrados.
        A la hora de fundar conventos es aplastante el monopolio de la Orden Franciscana en Guadalcanal, frente a la variedad de órdenes presente en otras localidades de la comarca, como Alanís (basilios y Clarisas), Cazalla (franciscanos, clarisas, agustinos, agustinas y cartujos) y Constantina (basilios, franciscanos, clarisas, jesuitas y hospitalarios de San Juan de Dios). No obstante, es evidente el gran peso de los franciscanos en la comarca, que dio a la Orden Seráfica una de sus más insignes figuras: San Diego, cuya vida y obra estuvo muy presente en la espiritualidad española de la época.
        Conocemos muy poco sobre la historia de los diferentes conventos establecidos en Guadalcanal. La Desamortización acarreó la dispersión, cuando no la pérdida. de los archivos conventuales, dificultando la investigación histórica y añadiendo un tupido velo de oscuridad y silencio al tema. Hasta ahora una de las fuentes principales de noticias sobre el tema que nos ocupa ha sido la crónica de Fray Andrés de Guadalupe sobre los conventos de la denominada Provincia de los Ángeles (1).
        A fines del siglo XV, Fray Juan de la Puebla desarrolla una reforma de los franciscanos, buscando una mayor austeridad y ascetismo en la vida conventual (2). Para ello crea, dentro de la propia Orden, la denominada Provincia de los Ángeles, marco administrativo que englobaba los conventos franciscanos situados en la Sierra Norte sevillana y en algunos lugares de la Sierra de Córdoba, vega del Guadalquivir y Extremadura.
        Una de las primeras fundaciones de Fray Juan de la Puebla fue precisamente el Convento de Nuestra Señora de la Piedad de Guadalcanal, más conocido como San Francisco. Ya a fines del siglo XVI se funda el convento de San José, de monjas clarisas, también conocido como Santa Clara y perteneciente igualmente a esta Provincia de los Ángeles.
        El siglo XVII trae dos nuevas fundaciones franciscanas: la Purísima Concepción, de franciscanas concepcionistas, y el Espíritu Santo, también de clarisas. Sin embargo, administrativamente no dependerán de la Provincia de los Ángeles, sino que estarán bajo la jurisdicción eclesiástica del Ordinario o Provisor de la Provincia de León de la Orden Santiaguista, a la cual perteneció Guadalcanal hasta su incorporación al Arzobispado de Sevilla a mediados del siglo XIX. Al no pertenecer estos dos últimos conventos a la Provincia de los Ángeles, Fray Andrés de Guadalupe no se ocupa de ellos en su crónica, siendo conocida su fundación a través de otras fuentes documentales.
        Con el objeto de completar los datos conocidos y aportar algo más de luz a este tema tan poco estudiado vamos a presentar un interesante informe sobre los conventos de Guadalcanal (3), fechado el 18 de octubre de 1646 y en el que se aportan datos tan variados como sus fechas de fundación, fundadores, religiosos y religiosas ilustres, composición de la comunidad en ese momento, reliquias, archivos conventuales, etc.
        El informe en cuestión fue elaborado por Fray Juan Benítez, Lector de Artes en el convento de Nuestra Señora de la Piedad de Guadalcanal, respondiendo a la orden dada en Madrid el 20 de febrero de 1646 por Fray Juan de Palma, Comisario General de la Orden Franciscana. Los conventos tratados son, pues, el de La Piedad (o San Francisco), San José (o Santa Clara), Purísima Concepción y Espíritu Santo.

2. Convento de Nuestra Señora de la Piedad (San Francisco).
        La crónica de Fray Andrés de Guadalupe nos habla del establecimiento de los franciscanos el 1 de mayo de 1495 en la ermita de Nuestra Señora de la Piedad, fundación promovida por Don Enrique Enríquez, Comendador Mayor de la Provincia de León de la Orden de Santiago, y su mujer Doña María de Luna (4). Estos mismos datos son recogidos en su informe por Fray Juan Benítez, quien señala que el primer Guardián o Superior fue Fray Diego de Arvajas, natural de Hinojosa del Duque (Córdoba).
        A fines del siglo XVI, concretamente en 1591, la comunidad estaba integrada por veinticuatro miembros (5). En 1646 se compone de treinta y religiosos, siendo Guardián Fray Miguel Moreno, natural de Añora (Córdoba). El Guardián es copatrono de una obra pía fundada por el en Bastida, consistente en el repartimiento de trigo a los pobres, o cual se le da al Guardián seis fanegas de trigo. Otra de las obligaciones del Guardián es asistir a una misa cantada el día de la Concepción la parroquia de San Sebastián, para lo cual "le dan de limosna treinta reales para vestuario y una vela de media libra".
        Junto a esta función asistencial, el convento desarrollaba cierta vida cultural, pues en él se habían impartido clases de Teología. En el momento de redactarse el informe "ha tenido juntos dos cursos de Artes (letras), a quienes leía un lector cuatro lecciones todos los días", asistiendo normalmente diez y ocho estudiantes.
        La vida espiritual era también intensa, hallándose establecida en el convento la Cofradía de La Soledad, de la que Fray Juan Benítez nos aporta interesantes datos:
        "En sobredicho convento está fundada la Cofradía de la Soledad de Nuestra Señora. Y el Viernes Santo a la procesión del Sepulcro de Cristo Redentor Nuestro ocurren en ella el Cabildo seglar y los clérigos de tres parroquias. Tiene dicha Cofradía una Bula de Urbano VIII, en la cual concede tres indulgencias plenarias en diversos días del año y otras indulas. Y tienen dichas indulgencias resguardo de su valor del Comisario General de la Cruzada Don Fray Antonio de Sotomayor".
        Subrayando el alto nivel alcanzado por la vida conventual, Fray Juan Benítez nos cita algunos de los religiosos ilustres de la casa: Fray Alonso López, que fue canónigo de la Catedral de Puebla de los Ángeles (México), "causó en este pueblo y su comarca grande admiración" al reunir las riquezas de su episcopado, optando por seguir la proverbial pobreza franciscana. Otro religioso ilustre fue Fray Francisco de Lora, “varón de loable vida", cuyo cuerpo se conservaba en el convento, en el que también se veneraba como reliquia la cabeza de un Mártir Franciscano del Japón, llamado Gregorio, enviada desde la Nueva España por Cristóbal Ramírez, natural de Guadalcanal y que desempeñaba allí el cargo de Comisario General de la Orden.
        Finalmente, el informe nos menciona algunos de los documentos conservados entonces en el Archivo conventual: tres Breves de Inocencio VIII y dos de Alejandro VI concediendo la fundación del convento; otro de Alejandro VI en favor del convento, mediante el cual sus frailes confesores podían absolver todos los casos reservados en el Priorato de dos Provisiones Reales dada por los Reyes Católicos para el mismo objeto; una Provisión Real del Emperador Carlos V concediéndole permita cortar leña en todo el término de Guadalcanal; otra de Felipe II, fiando que los escribanos y jueces no cobrasen sus honorarios al convento; una Ejecutoria de los Onces contra los curas de las parroquias de la villa, ante el Licenciado Juan Dionisio Puerto Carrero, Vicario General del Obispado de Córdoba; otra sentencia y provisión contra los curas de las parroquias de la localidad, para que el convento "no pague la cuarta funeral", fechada el 16 de junio de 1594; otra ejecutor para que los síndicos (representantes del convento) "no paguen derechos reales ni concejiles", y otra ejecutoria, dada por Felipe 1V, "contra los que quebrantaren e hicieren quebrantar los privilegios de los síndicos y hermanos que nos hospedan en sus casas". (sic).



NOTAS.-
1. GUADALUPE, Fray Andrés de: Historia de la Santa Provincia de los Ángeles. Madrid, 1662.
2. VARIOS AUTORES: Historia de la Iglesia de Sevilla. Editorial Castillejo, Sevi1la 1992. Pág. 396.
3. ARCHIVO GENERAL DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA, sección III (Justicia), legajo 195: Memorial de cosas pertenecientes al Convento de Guadalcanal (1646).
4. GUADALUPE, Fray Andrés de: Op. cit., págs. 146 - 148.
5. RUIZ MARTIN; Felipe: "Demografía eclesiástica", en Diccionario de Historia Eclesiástica de España. Madrid, 1972. Vol. II, pág. 701.

SALVADOR HERNANDEZ GONZALEZ

Licenciado en Historia del Arte

Revista de Guadalcanal 1998

domingo, 12 de octubre de 2025

Guadalcanal a través de los siglos

HISTORIA DE UNA VILLA HISTORICA 

LA VILLA MEDIEVAL

    La invasión de los bárbaros del norte, hasta los primeros intentos de reconquista de esta villa, pasando -naturalmente- por la dominación musulmana, transcurre un largo período de tiempo -que en gran parte comprende la llamada Edad Media- del que no sabemos muchos datos para la historia de Guadalcanal.
    Nos resultaría gratuito suponer que, dado el enclave geográfico la villa en los accesos a la Bética desde Extremadura, sufriera la invasión y saqueo que los vándalos acometieron en la región meridional (Un contemporáneo de los sucesos, el Obispo Idacio, reflejó en su “Cronicón" los horrores de esta espantosa ocupación)
    En 414, un nuevo pueblo bárbaro, los visigodos, entraron en la Península Ibérica, estableciéndose en la Tarraconense; y, quince años más tarde los vándalos, que ocupaban Andalucía, pasaron al norte de África.
    Puesto que hacia finales del siglo V los visigodos dominaban en si toda España, cabe pensar que fuera a raíz de los hechos señalados cuando se diera la batalla -cuya memoria nos ha quedado- de los suevos y alanos contra los visigodos, en un lugar entre Mérida y Zafra. Las huestes suevos-alanas desbarataron a los ejércitos enemigos y dieron muerte al caudillo Atares. Luego marcharon victoriosos a Llerena desde cuya ciudad alcanzaron el puerto de Guadalcanal, de donde pasaron a Alanís, en que había una plaza fuerte -quizás de construcción alana-, semejante a la que existía en el municipio Iporcense (Constantina)

LA INVASIÓN ÁRABE.
    La situación de Guadalcanal en el confín de AI-Ándalus y las puertas de la Meseta, unido a su riqueza minera -por la que era conocido este pueblo desde que el hombre supo del artificio de las minas, según el Adelantado J. de Oñate-, hizo, sin duda, que con la invasión de los árabes a España fuera éste el lugar más preciado de la región y uno de los primeros, por tanto, en ser ocupados. Pues, de una parte, no es ninguna fábula en la riqueza que el pueblo mahometano desplegó en la fabricación de armas y objetos decorativos y utilitarios, ejecutados en hierro y acero, con adamasquinados e incrustaciones de plata y oro. Y, a más de esta circunstancia, en Andalucía, como se sabe, apenas se opuso resistencia a estos invasores.
    Es incuestionable que cuando los árabes se establecieron en este lugar, aún quedaban vestigios de los procedimientos que los romanos empleaban para las explotaciones minerales, pues los nuevos dominadores continuaron las actividades mineras al modo como los romanos las habían practicado. Sólo que -como era de esperar- se experimentó una versión nominal, ya que los árabes llamaron “wad” -que en su idioma significa "río"- a lo que para los romanos había sido “canalitium". Puede deducirse, pues, que al unir ambos vocablos resultase el nombre de Guadalcanal, que parece significar "lugar donde hay ríos, acequias o minerales excelentes". Para sustento de esta opinión podemos traer a colación los nombres árabes locales de los ríos Benalija y Viar; al primero de ellos se llamó Ben-Alí-Exa, "hijo del fuego", o de los montes calientes, y el otro, que al principio fue Guaviar, viene a ser lo mismo que "río precipitado en sus corrientes".
    Más aceptada y extendida es la teoría que sobre el significado árabe de esta palabra propuso el P. Guadix. Procede, según afirma, de Wad-al-canaá, que equivale a "río de creación o contentamiento", y añade que es incorrecto decir Guadalcanal, pues según su origen y transcripción lo acertado sería "Guadalcaná".
    Sea como fuere, está suficientemente probado que el nombre de Guadalcanal arranca de los primeros tiempos de esta dominación.
Los musulmanes construyeron el alcázar al sur del recinto amurallado que rodeaba la villa, y tuvieron por mezquita lo que luego sería la iglesia de Santa Ana. Se tiene constancia documental de que el pueblo tuvo entonces un volumen de dos mil casas. Por lo demás, salvo por la toponimia, ningún vestigio nos ha quedado de esta época, pues las mismas construcciones árabes serían aprovechadas para la reorganización cristiana.

LA RECONQUISTA.
    Habiéndose declarado independiente del califato de Córdoba el reino moro de Sevilla en 1023, bajo el gobierno de Abul-Cassin -de la dinastía Beni-Abbad, que reemplazó a la Omeya-, su hijo y sucesor. Al-Motadid, incorporó a su reino los de Huelva, Jerez, Niebla, Arcos, Morón y Algeciras, aniquilando a Córdoba en 1044, a cuyo soberano, Gewar-ben-Mohamed, hizo prisionero. Acaso estos progresos suscitaban en el ánimo de Fernando I el Grande, rey de Castilla y León, la idea frenar los éxitos del rey moro sevillano, pues en 1064 convocó a los obispos, ricos-hombres y grandes vasallos de su corona para llevar a la guerra a los Estados de AI-Motadid. La victoria acompañó en todo momento a las armas cristianas, que, procedente de Extremadura, entraron en Guadalcanal. Enorme sobresalto padecería el emir sevillano ante la impetuosa invasión que se aproximaba, pues propuso un pacto a Fernando I, ofreciéndole una cuantiosa indemnización de guerra. Accedió el cristiano, con la condición de que le fueran entregadas las reliquias de Santa Justa, mártir de la persecución romana en tiempos de Diocleciano. Gozose AI-Motadid de poder evitar la tormenta sobre su reino amenazaba a cambio de tal insignificancia, hizo buscar los restos de dicha Santa, pero no fue posible hallarlos, por más empeño que en ello se puso. En vista de esto, Fernando pidió y obtuvo el cuerpo de San Isidoro, que fue trasladado a León y depositado en la iglesia de San Juan Bautista, la cual tomó desde aquel día el nombre y advocación del Santo Obispo de Sevilla.
    Con motivo, pues, de esta campaña, la villa de Guadalcanal se liberó por primera vez del yugo islámico, si bien volvió a perderse inmediatamente. Se recuperó de nuevo en 1088, en que Alfonso VI tras su derrota en Zalaca por el jefe de los almorávides Jussuf-ben-Taxin, decidió emprender una serie de correrías por esta zona de infieles, a fin de desquitar su anterior desastre.
    Poco tiempo duró, sin embargo, la hegemonía cristiana de esta villa, pues algunos años después volvió a caer en poder de los almohades, que al mando de Jusef-Abu-Jacub, conquistaron esta región. Para combatir la nueva avalancha mahometana, en 1185 salió Alfonso VIII de Toledo con un poderoso ejército y realizó una incursión por Extremadura, conquistando Trujillo, algunos lugares de la Serena, Berlanga, Valverde y Guadalcanal, de donde pasó a Sevilla. A su regreso descansó en este pueblo, y de aquí marchó a Reina, en cuyo Castillo tenían los moros la mayor fortaleza de la región, a la que cercó y tomó por combate.
    Más tampoco estas conquistas fueron definitivas, puesto que en 1231 perdiéronse nuevamente Guadalcanal y el Castillo de Reina.
    El Castrum Reginensís de los romanos era punto muy estratégico y disputado por unas y otras armas, y en muchas ocasiones marcó la frontera de los moros.
Ocho años después de estas pérdidas, los Caballeros de la Orden de Santiago celebraron un capítulo general en la ciudad de Mérida que presidió el XV Maestre don Rodrigo Iñiguez, comendador de Montalbán. En él se acordó conquistar algunas plazas fuertes que aún :quedaban en Extremadura bajo el dominio mahometano, pronunciando el maestre una arenga en que infundió un santo celo por la cruzada de recuperación.
Con un ejército compuesto por los Caballeros de Santiago y gran número de gente de sueldo que juntaron, salieron de Mérida y fueron conquistando, a más de otros lugares, los pueblos de Almendralejo, Usagre. Fuente del Maestre, Llerena y, no pudiendo tomar el Castillo de Reina por su gran fortaleza, pasaron a Guadalcanal, donde pusieron un sitio que acabó con la rendición y entrega de la villa por el gobernador Axataf, caudillo de la ciudad de Sevilla, que era este año de 1241 el que más nombre y poder tenía en las fronteras de los cristianos. Entre los Caballeros de Santiago que se hallaron en esta jornada a las órdenes de don Rodrigo Iñiguez, figuraron el comendador don Rodrigo Valverde; don Juan Muñiz de Godoy, comendador de Extremadura don Lope Sánchez de Porras, trece de la Orden; el comendador don Hernán Meléndez, don Rodrigo Yánez, comendador de Almaguer; Albar Martínez de Aibar o Ibarra, comendador de Mora, etc.
    Posteriormente, cuando Fernando III el Santo tomó la ciudad de Carmona, los moros del Castillo de Reina y Constantina fueron a ofrecerle vasallaje. Pero hasta ese momento, parece ser que la Orden realizó nuevos ataques a fin de conquistar las referidas plazas. En uno de estos, narra la tradición que dándose -el día de la festividad de Nuestra Señora- una memorable batalla entre cristianos y moros, y tras llevar varias horas de pelea encarnizada, el Maestre que los mandaba don Pelay Pérez Correa, se encomendó a la Virgen, suplicándole: "Señora detén tu día". A sus ruegos, se oscureció milagrosamente el sol hasta que él y sus gentes quedaron vencedores. Para conmemorar la victoria se dio el nombre a un arroyo donde ocurrió la batalla, Matamoros. y en la cumbre de una montaña inmediata mandó edificar el Maestre una iglesia con el título de Nuestra Señora de Tentudía,  Dotóla de grandes rentas y puso en ella algunos "freires" de su Orden, en cuyo colegio habían de leer gramática, artes y teología. También por su voluntad, fue el Maestre don Pelay Pérez Correa enterrado en esta iglesia. Más tarde, por ser aquél un lugar desierto, se mandó trasladar -con el mismo título- al colegio que la Orden tenía en Salamanca, donde habían de acudir las casas de Uclés y San Marcos de León con 3000 ducados de renta anual.
    El monasterio conserva magníficos azulejos en el altar mayor y en las capillas de Santiago y San Agustín, ejecutados por Juan Riero y Niculoso Pisano.
    A raíz de su reconquista, el rey San Fernando dio Guadalcanal a la Orden de Santiago, cuyo Priorato residía en San Marcos de León, con dependencia de la Vicaría de Santa María de Tentudía de Llerena. Y fue entonces cuando la villa tomó por armas un canal y dos puñales o dagas que aún conserva en su escudo.

LOS CASTILLOS.
    Desde antiguo -abundaron los castillos en el término de Guadalcanal, como consta diversas fuentes, y la misma toponimia en la mayoría de los casos confirma El control y seguridad de la villa, en el tránsito obligado de que grandes regiones naturales, exigirían de este género de instalaciones militares cuando su población comenzara a adquirir alguna importancia.
    En realidad, más que castillos acaso sólo fueran pequeñas fortificaciones diseminadas por el territorio local, según parece inducirse así de la función que desempeñarían dado este enclave geográfico, como por los escasos restos que de ellas nos quedan hoy día.
    En la villa, el Castillo de la Orden, que hasta su reconquiste fue alcázar de los moros, formaba parte del sistema murado, y fue llamado así así por ser la morada de los Comendadores de la Orden de Santiago. Estaba situado en lo que actualmente son el Ayuntamiento y el paseo de El Palacio. En la visita de 1498 se describe del siguiente modo: Está a las espaldas de la Iglesia de nuestra Señora Santa María; en entrando la dicha casa por una puerta, está a la mano derecha una cocina yendo adelante hay un patio por solar con una danza de arcos de ladrillos encalados y un pozo casi en medio del patio. A la mano izquierda de dicho patio está una sala grande por solar, en la cual sala, a mano izquierda, está una cocina con una chimenea grande de ladrillos y junto con ella una cámara y otra recámara solada de ladrillos y en entrando más adelante está una despensa con ciertas jarcia dentro y otra cámara solada; y en entrando adelante está otro cuerpo sala pequeño solado y pintado de ciertas pinturas, y en entrando adelante está otra sala que sale a una huerta con unos pilares pintados en ellos de pincel y ciertas armas y unas rejas de palo que salen a la huerta con sus poyos a la redonda, y a la mano izquierda de esta sala que sale a la huerta está otra sala grande con una danza de arcos de ladrillos y encalados, y la dicha sala por solar y dos poyos a la luenga; en canto de la dicha sala está una escalera a la mano derecha que sale a otra escalera de piedra, está una como saleta y están en ella dos ventanas grandes que salen a la dicha huerta; y subiendo por la dicha huerta está una cámara solada con una ventana que sale a la dicha huerta; está la dicha cámara encabriada y encañada con sus tijeras de madera, y frontero de esta dicha sala está otra sala alta con una ventana que sale al corral de palacio en que están citas jarcias; está encasiada y encabriada. Hay una huerta en que hay siete pies de naranjos y cuatro higueras y unos pies de ciruelos y un nogal grande, y el suelo de ella ciertas plantas. En la mano derecha de dicho patio, como entran, está una seleta de manera de cocina amaderada y bien encabriada en la cual están dos hornos uno grande y otro pequeño, y más está una caballeriza mediana en que hay seis bestias cubiertas de madera y tejas, y está frontera de ésta otra caballeriza grande que hay para unas quince bestias, cubierta de madera y tejas; está sobre dada la mitad de ella. Más adelante está un corral, y frontero de él una bodega grande con ciertas tinajas grandes y medianas y un lagar. Hay otro edificio de paredes de tierra que se dice fue bodega y un trascorral grande a las espaldas.
    Todos los demás castillos de Guadalcanal se hallaban repartidos por su término, siendo el de la Ventosilla el único del que nos han quedado vestigios. Su localización estaba determinada por los ríos Guaditoca y Sotillo; más concretamente, en el llamado Cerro del Castillo, dentro del pago de La Plata, en el lugar donde se cruzan los caminos de Azuaga y el de Valverde a Malcocinado, próximo al Sotillo, a la altura la pasada de Mingo Rey. Se conserva un costado de la fortaleza, unos veinte metros de longitud y dos metros de altura, construido a base de mampostería de piedras careadas, presentando hiladas alternativamente anchas y estrechas. En el extremo norte de dicho lienzo se alza una torre de ángulo de cinco metros, siendo la altura del resalto sobre el paramento del muro de 3,40 metros. El lado opuesto de la muralla parece haber estado guarnecido de otra torre semejante ésta. Hacia el centro del paredón se produce un entrante, formando un entrante de 3 20 metros de luz en lo que tal vez fuera una hornacina.
    El Castillo de Valjondo estaba situado al extremo norte del término al oeste del Camino de Azuaga, habiendo sólo dejado memoria Toponimia, pues a finales del siglo XVIII quedaban apenas unos leves restos.
    Completamente ha desaparecido el Castillo de la Torrecilla, sito a hacienda así llamada, la cual estaba separada por el arroyo de la Canaleja de la del Castillejo. En esta última hacienda -de cuya fortaleza tomó el nombre- se hallaba el del Castillejo, en el cruce del camino de Valverde con la cañada de Esteban Yánez. Tampoco quedan restos de este castillo.
    El Castillo de la Atalaya estuvo enclavado en la suerte de este nombre, ignorándose el sitio exacto de su emplazamiento, pues no ha quedado vestigio alguno del mismo. Otro tanto sucede con el Castillo de Portichuelo, del que ni siquiera conocemos su situación.
De los castillos mencionados, el más próximo a la villa fue el de Santa Cruz, en las cercanías al arroyo de San Pedro, que también se ha extinguido por completo. Conserva su nombre la huerta allí existente.
    Por último, el Castillo de Monforte -del que ya hablaban los romanos- es el más antiguo de cuantos hubo en esta Los restantes probablemente se construyeran entre los siglos XI y XIII para fortalecer esta frontera sevillana. Pues la misma situación de la mayoría de las fortalezas reseñadas -al norte del término de Guadalcanal-, parece confirmar lo expuesto.

Hemerotecas

domingo, 5 de octubre de 2025

UNA GUADALCANALENSE A QUIEN SE LE APARECIÓ LA VIRGEN EN COLOMBIA.

Nuestra Señora de Chiquinquirá

    Honra también a la villa de Guadalcanal el hecho de haber visto en ella la luz primera otra figura, que no lució arreos militares con engallados penachos, ni asombró a los indígenas de América con arrestos conquistadores, pero, en cambio, su nombre -María Ramos, a ruegos a la Santísima Virgen obró el famoso milagro de la renova­re su imagen, allá en el poblado de Chiquinquirá— está relacionado íntimamente con el acontecer religioso de Colombia, pues, como dice Rueda Vargas, "La imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá aparece como impregnada de nuestra historia nacional”
    María Ramos, la Bernardita Soubirous de Colombia, como la llama un dominico, embarcó en Sevilla en 1584 con destino al Nuevo: Reino de Granada, acompañada de sus dos hijos, su sobrino político; Francisco de Aguilar y una sirvienta, a fin de reunirse con su marido Pedro de Santana, que residía en la ciudad de Tunja.
    Decepcionada con la frialdad e indiferencia que a su llegada halló en su marido, marchó María Ramos a Chiquinquirá con el pretexto de visitar a su cuñada Catalina García de Irlos, recientemente viuda por muerte de Antonio de Santana, encomendero que había sido de Suta, más tarde Sutamarchán, localidad de la actual provincia de Recaurte, en el departamento colombiano de Boyacá.
    Para presidir un oratorio que en su casa había erigido Antonio de Santana, encargó al hermano dominico Andrés Jadraque que le proporcionara un cuadro de la Virgen del Rosario, a la que era especial devota. El religioso contrató la obra con un pintor y platero español, vecino de Tunja, llamado Alonso de Narváez, el cual la ejecutó al temple “mixturando tierra de diferentes colores con el zumo de algunas yerbas y flores". Mas como el lienzo tuviera forma apaisada, a ambos v del mismo, representó el artífice las efigies de San Andrés Apóstol y San Antonio de Papua.
    Pasado algún tiempo, puesto que la capilla en que el cuadro fue colocado estaba fabricada a base "de paja y de vara en tierra", la incidencia causó tanto daño en la pintura que el cura del pueblo, Juan de Leguizamón, mandóla quitar del altar. Santana la llevó a sus aposentos y la abandonó en una caballeriza.
    Al llegar María Ramos a Chiquinquirá encontró el cuadro en cuestión en el albergue referido, pero en tan pésimo estado que solo se percibían unos leves vestigios de la pintura, sin que se pudiera identificar imagen alguna. Muy afligida la piadosa María Ramos al conocer la historia del cuadro por Catalina García, lo arregló lo mejor que pudo, le puso un bastidor y lo colgó de unas cañas que había en una choza inmediata al aposento.
    Desde entonces -refiere el padre Mesanza- "frecuenta, capilla y, apenas entraba a hacer oración, con muchas lágrimas significaba a la Madre de Dios el pesar que sentía porque no veía ni un rasgo siquiera de su imagen entre las líneas de la pintura".
    El viernes 26 de diciembre de 1586, hacia las nueve de la mañana, repitió sus ruegos con mayor fervor que nunca. Impelida necesidad de visitar a una pobre ciega, salió del oratorio después de una profunda reverencia, al tiempo que pasaba por allí una india con un niño de la mano. Al pasar por la puerta, el niño gritó a la india: " mire, mire". Miró la mujer y vio la Imagen que estaba en el suelo, verticalmente, despidiendo gran luz e iluminando todo el oratorio. Dirigiéndose a María Ramos, que ya salía, le dijo: " Mire señora que la Madre de Dios se bajado de su sitio y está en vuestro asiento y parece que se está quemando”.
    "María Ramos se volvió inmediatamente se arrojó a los pies la Santísima Virgen, y llorando efusivamente ante tanta dicha, vio sus esperanzas cumplidas: la Imagen resplandecía misteriosamente todos y todos los rasgos de la pintura se delineaban con perfección; y así duró todo aquel día, quedando luego el cuadro como al presente se ve. conservándose las roturas que entonces tenía”
    Este es el origen de una de las grandes devociones marianas de la América Española, pues, así como las advocaciones de Lujan y Guadalupe, por ejemplo, sintetizan los fervores de los pueblos argentinos y mejicanos. así también a la Virgen de Chiquinquirá se la tiene por Reina y Abogada de la República de Colombia.
    Todos los historiadores de Chiquinquirá coinciden en que la benemérita María Ramos nació, en Guadalcanal, hacia 1550. Sus padres fueron Juan Ramos y Catalina Hernández de Ávila. Está enterrada en la iglesia de Chiquinquirá, pues así lo dispuso por su testamento, que fue registrado en la Villa de Leiva el 26 de abril de 1618.
    El primer juez designado para examinar e investigar el prodigio de Chiquinquirá fue el cura beneficiado de Tunja, don Juan de Caste­llanos, cronista egregio y paladín inflexible de la verdad, que nació en Alanís. donde se bautizó en 9 de marzo de 1522.
    Para un mejor conocimiento de la trascendencia que este hecho taumaturgo tuvo en la historia eclesiástica y aun civil de la nación colombiana, que no en balde para Eduardo Caballero Calderón “… el cuadro milagroso de la Virgen de Chiquinquirá, como en Santiago de Compostela la tumba del Apóstol, ha sido para nosotros el mayor aglutinante del espíritu nacional...".
    Transcribo de la mencionada obra del padre Ariza la siguiente:

CRONOLOGÍA DE LA VIRGEN DE CHIQUINQUIRÁ
Fecha Hecho ocurrido:
1499 o  1500 . Nace en España Fray Andrés Jadraque
1529 Febrero 28 Antonio de Santana llega a Santa Marta con el Goberna­dor García de Lerma y veintiún dominicos, los primeros misioneros que tuvo el país.
1540 Entra Antonio de Santana con el Gobernador Jerónimo de Lebrón al Nuevo Reino de Granada, se establece en Tunja y obtiene las Encomiendas de Suta y Chiquinquirá.
1550 Nace María Ramos en Guadalcanal, Andalucía, España. Llega Fray Andrés Jadraque a la fundación del convento de Santo Domingo de Bogotá
1551 Fray Andrés Jadraque es asignado entre los fundadores del convento de Santo Domingo de Tunja, y enviado como doctrinero a Tinjacá y Suta.
1560 Alonso de Narváez pinta en Tunja, por encargo de Anto­nio de Santana y Fray Andrés Jadraque, el futuro milagroso cuadro de Nuestra Señora.
1572 El cuadro es retirado de la Capilla a los Aposentos de Suta de Merchán, por estar muy deteriorado, y llevado a los aposentos de Chiquinquirá.
1582 Muere en Tunja Alonso de Narváez, natural de Alcalá de Guadaira, cerca de Guadalcanal, y se manda enterrar con el hábito dominico.
1584 Llega a Tunja María Ramos.
1585 Muere Antonio de Santana. María Ramos se traslada a Chiquinquirá.
1586 Viernes 26 de diciembre 9 de la mañana Milagrosa renovación de la Imagen de Nuestra Señora.
1587. 10 enero Primeras informaciones jurídicas sobre el milagro de la renovación. Septiembre, nuevas informaciones. Diciembre, 3. Es llevada la santa Imagen a Tunja para remedio de la peste.
1588. Enero 6 El arzobispo de Bogotá, don Fray Luís Zapata de Cárdenas, constituye tribunal eclesiástico para examinar prodigio de Chiquinquirá. Junio. Erige la parroquia Chiquinquirá, independiente de Suta, y nombra primer párroco al presbítero Gonzalo Gallegos. Agosto. El ser arzobispo visita Chiquinquirá, en compañía del Presidente del Nuevo Reino, don Antonio González, y del corregidor de Tunja, capitán Antonio Jove. Bendice y coloca la primera piedra para el templo (agosto 17), y examina María Ramos.
1600 o 1601. Muere en el convento de Mariquita, Fray Andrés de draque, de más de cien años de edad.
1610. Es colocada la sagrada Imagen en la nueva iglesia
1618. Abril 26 María Ramos hace testamento en Chiquinquirá.
162. María Ramos recibe el hábito de dominica terciaria, pronostica la fundación del convento dominicano de Chiquinquirá.
1633.Agosto 18 Por segunda vez sale la Santa Imagen para Tunja y; tal Fe de Bogotá. Este mismo año el señor arzobispo nardino de Almansa visita Chiquinquirá.
1635. Vuelve de Santa Fe a Chiquinquirá la Sagrada Imagen.
1636.Abril 18 El arzobispo don Fray Cristóbal de Torres O.P. decreta entregar el Santuario al cuidado de los dominicos. Mayo. Los dominicos toman posesión solemne del Santuario
1639.Declárase convento la residencia dominicana de Chiquinquirá.
1658. Eríjese canónicamente el convento formal
1682. Muere en el convento del Santo Ecce-Homo el P. Juan Pereira, cartagenero, primer historiador de la Virgen Chiquinquirá
1686. Primer centenario de la renovación; el arzobispo Lozano visita en peregrinación Chiquinquirá.
1694. Se imprime en Madrid la "Historia de Nuestra Señera Chiquinquirá", por el P. Pedro de Tovar y Buendía.
1707.  Despójase a los dominicos de la parroquia de Chiquinquirá
1760. Diciembre El virrey José Solís Folch de Cardona, con gran acompa­ñamiento visita Chiquinquirá. (Poco después se hizo fran­ciscano)
1770. Sept.15 Es declarada solemnemente la Virgen de Chiquinquirá patraña del pueblo por las autoridades eclesiásticas y civiles
1786. Segundo centenario de la renovación.
1790. Julio o Agosto El virrey Ezpeleta visita Chiquinquirá, y anima a los reli­giosos a levantar un nuevo y mejor templo. El primero empezaba a caerse
1801. Colócase la primera piedra de la actual Basílica.
1802/1803. El arzobispo don Fray Fernando del Portillo y Torres, O.P. pide a la Santa Sede el oficio litúrgico en honor de la Vir­gen de Chiquinquirá
1896. Trasládase la Imagen a la capilla pajiza, al lado norte del actual templo
1810. La Junta Suprema de Gobierno erige en Villa, el pueblo de Agosto 8 Chiquinquirá
1815 Enero 20 Los dominicos en nombre de la Virgen, y a petición del Gobierno, entregan el dinero y las joyas de la Virgen para la causa de la independencia
1816. Marzo 21 Fernández Madrid, Presidente de la Nación, invoca el auxilio de la Virgen de Chiquinquirá para las armas de la Unión Granadina.
1819. Julio 29 El P. Fray Mariano Garnica, Provincial de los dominicos, pide al Rey de España su intervención ante la Santa Se­de para obtener el oficio litúrgico.
Abril, 20. El general patriota Manuel Serviez (francés) se lleva la Imagen has­ta Cáqueza, en Cundinamarca. Las tropas españolas la restituyen en julio a su Santuario, después de hacerle grandes homenajes en Santa Fe, con asistencia del Paci­ficador Pablo Morillo (mayo, 24)
1823. El señor Rafael Lasso de la Vega, obispo de Mérida en Venezuela, marzo19 pide a la Santa Sede el oficio litúrgico. Sep­tiembre, 23. El mismo señor obispo consagra el templo actual.
1825. Abril12 Su Santidad León XII concede la fiesta litúrgica en honor de la Virgen de Chiquinquirá, con el oficio y la misa del ^Santísimo Rosario.
1828. Junio 18 El Libertador Simón Bolívar visita a la Virgen de Chiquin­quirá con piedad edificante.
1829. Julio 29 Aprueba el Papa Pío VIII el Oficio propio de la Virgen de Chiquinquirá, y la declara Patrona igualmente Principal de la Nación
1830. Mayo 8 La Santa Sede extiende el oficio litúrgico de la Virgen de Chiquinquirá a la Diócesis de Quito
1836. El Gobierno civil suprime el convento de los dominicos y se incauta de todos sus bienes
1841. Cuarta salida de la Santa Imagen
1881. Noviembre 22 Restaurase la comunidad dominicana de Chiquinquirá
1886. Celébrase con gran esplendor, el tercer centenario de la renovación
1900. Agosto 19 El general Próspero Pinzón, vencedor en Palonegro, visi­ta a la Virgen y le ofrece su victoria. Agosto, 30. El ejérci­to recibe la sagrada comunión al pie del trono de la Virgen.
1908. Diciembre 24 El arzobispo don Bernardo Herrera Restrepo consagra el altar de mármol
1910. Enero 9 El Capítulo de la Basílica Patriarcal de los Apóstoles Pe­dro y Pablo de Roma, expide el decreto para coronar canónicamente la sagrada Imagen, en nombre de Su Santidad Pío X.
1913. Publícase en Bogotá el libro "Nuestra Señoras de Chiquinquirá", por el P. Mesanza
1915. Julio 6 Muere en Chiquinquirá el V.P. Buenaventura García y Saavedra, restaurador de la Provincia Dominicana y pá­rroco ejemplar de Chiquinquirá durante cuarenta y nueve años.
1918. Marzo 4 Llega a Chiquinquirá el Rvrdo. P. Fr. Luís Theissling, Maestro General de la Orden Dominicana, junio, 21. Los chiquinquireños se rebelan contra el decreto episcopal del señor obispo de Tunja, Eduardo Maldonado Calvo, de llevar la santa Imagen a Bogotá, para ser coronada, y comente abominaciones indescriptibles en la ciudad, en el Convento y en el mismo Santuario.
1919. Junio 28 Quinta salida de venerable Imagen. Julio 9. Solemnísima coronación de la Imagen en la plaza mayor de Bogotá y proclamación de su reinado sobre el pueblo colombiano. Publicase la "Historia de la Virgen de Chiquinquirá", por los padres Vicente María Cornejo y Andrés Mesanza. Agosto 14. Entrada triunfal de la Virgen en su Santuario, después de pasar por Tunja, acompañada del Presidente de la República. Don Marcos Fidel Suárez
1927. Agosto 18 Pío XI declara Basílica Menor el Santuario de Nuestra Señora
1928. Julio 9 El Nuncio Apostólico Pablo Giobbe y el Presidente de la República, Miguel Abadía Méndez, presiden las fiestas para ejecutar el decreto de Basílica Menor. Julio 18. La Sagrada Congregación de Ritos adiciona al oficio litúrgico
1930. Mayo La Conferencia Episcopal Colombiana (dos arzobispos, ochos obispos, un vicario apostólico, cinco prefectos apostólicos, un provicario apostólico, un vicario capitular y varios canónigos y superiores regulares), hace visita ofi­cial a la Virgen de Chiquinquirá.
1934. Redáctase un proyecto de Oficio todo propio en honor de la Virgen de Chiquinquirá. Imprímese en Caracas la "His­toria de la Coronación de la Virgen ", por el P. Mesanza.
1936. Celébrase con gran pompa, el tercer centenario de la llegada de los dominicos a Chiquinquirá.
1939. Enero 9 Concédese a los dominicos el Oficio litúrgico del clero secular
1942 Reimprímese en Bogotá la "Historia de Nuestra Señora de Chiquinquirá", por los PP. Cornejo y Mesanza. Agosto 15. El Arzobispo de Bogotá pide a todo el Episcopado la adhesión para pedir a la Santa Sede el Oficio todo propio
1944. Julio 9 Bodas de plata de la Coronación. Solemnísima fiesta en Chiquinquirá para condecorar la Sagrada Imagen con cetro precioso. Asisten el Nuncio Apostólico Carlos Sere­na, el Arzobispo de Bogotá, Ismael Perdomo, el Obispo de Tunja, Crisanto Luque y otros obispos, vicarios y per­fectos apostólicos. El Gobierno nacional se hace repre­sentar y envía una escuadrilla aérea.
1945. Abril 13 La Sagrada Congregación aprueba las tres Lecciones históricas del Oficio, redactadas por el M.R.P. Fr. Alberto E. Ariza S. O.P
1947. Agosto 9 Visita Chiquinquirá el Revmo. P. Fr. Manuel Suárez, Maestro General de la Orden Dominicana.

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