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sábado, 16 de noviembre de 2024
Guadalcanal Monumental 6
sábado, 9 de noviembre de 2024
El poeta tinajero
La voz tinajera de Guareña
¿Quién te trujo pa estos cerros?
Güervete pa tu Sanroque deseguía,
güervete pa tus tinajas, tinajero?”
El
padre de Chamizo comenzó su vida pobremente y trabajó porque la tinaja ventruda
se estilizase. El padre de Chamizo, el inventor de la tinaja cilíndrica, fue un
revolucionario de la alfarería. A muy temprana edad Chamizo compone sus
primeros versos. El poeta de Extremadura se traslada a Madrid, donde cursa el
bachillerato, que finaliza en Sevilla, donde prosigue los estudios de Perito
Mercantil.
En
los veranos de estudiante frecuenta Guareña y realiza visitas a la finca de su
padre en Valdearenales. También visita la finca de Valdelapeña, donde se
relaciona con varias familias de pastores. A los veinticuatro años termina la
licenciatura en Derecho y vuelve a su pueblo natal y se dedica a la venta de
tinajas, especialmente en la provincia de Ciudad Real. Posteriormente se colocó
de pasante en la notaría de Victoriano Rosado Munilla.
En 1913 escribe la poesía “En el remanso”, en
lengua castellana, que es la primera de la que se tiene noticia del poeta.
Posteriormente
escribe Vibraciones, libro que permanece inédito, y en el que se aprecia la
influencia de Rubén Darío y de otros poetas modernistas. Colabora en el
periódico La Semana en Don Benito. En 1921 marcha a Guadalcanal, provincia de
Sevilla, donde conoce a Virtudes Cordo Nogales, con quien contrae matrimonio al
año siguiente. Tuvieron cinco hijas. En 1924 es elegido, circunstancialmente,
alcalde de Guadalcanal, en ese mismo año, es designado miembro de la Real
Academia Sevillana de Buenas Letras. Durante los primeros meses de la guerra
civil provocada por la rebelión militar del 18 de julio, Chamizo estuvo
escondido en Guareña en uno de los hornos de cocer conos, protegido por los
obreros de su alfarería, y pasó el resto del periodo de la guerra en
Guadalcanal con su familia. Terminada la guerra civil marcha a Madrid y trabaja
en el Sindicato de Espectáculos. Luis Chamizo muere en Madrid, el 25 de
diciembre de 1945.
El
cadáver fue trasladado al cementerio de Guareña, conforme al deseo expresado
por el poeta. El poeta tinajero, mientras sus máquinas laboran, allá en un
cuartito de su casa escribe. Escribe copiando la manera de hablar de los
trabajadores extremeños. Y viaja el poeta para vender sus tinajas, y anda por
las montaneras y por las dehesas, y pernocta a veces en chozas pastoriles, y se
satura del espíritu racial en la conversación de los mercados. Y luego, de todo
este caudal de ideas, de sentimientos y de frases expresivas, él realiza el
empeño noble de convertir en páginas perdurables lo que de otra suerte quedaría
en el olvido. Y además dignifica, ennoblece, cubre de gloria esas maneras de la
actividad del pueblo extremeño.
Chamizo,
en frase de Zamora Vicente, representa para la región extremeña “la mejor voz
del terruño”. Chamizo contactó con el movimiento modernista a través de
Salvador Rueda, Villaespesa, Carrere, Amado Nervo, etc. Coetáneo de la
generación del 27, Chamizo siguiendo la línea de Gabriel y Galán y de Vicente
Medina, cultivó el localismo en dialecto popularista. Su obra poética dedicada
a cantar el terruño materno comprende Poemas extremeños y El miajón de los
castúos (Rapsodias extremeñas) (1921). En 1942 apareció su poema épico
Extremadura. También es autor como hemos dicho de un drama rural, Las brujas
(1932). En 1967 se editó en Madrid una antología poética con el título de Obra
Poética Completa. Todavía permanecen inéditas una zarzuela andaluza, Gloria, y
una zarzuela extremeña, Flor de Luna. El poeta Chamizo tiene el secreto de la
expresión brava. Tiene también el secreto de la expresión tierna. El feliz
tinajero de Guareña posee dos cualidades eminentes y dominadoras: la
originalidad y la vehemencia expresiva. Y ha acertado recogiendo del ámbito
extremeño sus dos modalidades: la energía y la delicadeza. En unos poemas de
extrema sencillez, Chamizo supo captar el espíritu extremeño.
Según
un estudio de José Luis del Barco, profesor de la Universidad de Málaga, la
autenticidad es para Chamizo el rasgo antropológico fundamental como se
desprende del título de su obra más conocida,
El
miajón de los castúos. Luis Chamizo utiliza frecuentemente el término “castúo”.
Así, en Compuerta, habla del “miajón que llevan los castúo por bajo e la
corteza”. En Consejos del tío Perico, de “una raza / de castúos labraores
extremeños”. En El porqué de la cosa, una mujer dice a su esposo, llena de
alegría que habrá de darle un hijo que “será campusino mú castúo”. En El
Chiriveje se refiere a los “muchachos castúos de tu tierra”. Expresiones
parecidas aparecen en La viña del tinajero, donde habla repetidamente de “los
castúos labraores”.
Otras
semejantes se pueden hallar, en fin, en diversos lugares del poema dramático
Las brujas, así como en el poema Extremadura. Luis Chamizo nos ha enseñado que
en las montaneras extremeñas hay un hálito espiritual maravilloso. Y él nos lo
ha entregado. La queja extremeña late en la profundidad de su poesía:
que son probes los que no tienen dinero:
semos probes, semos probes,
¡que sé yo! eso icen de nusotros, icen eso”.
Pero su bellísimo poema La viña del tinajero
es una prueba excelente de que el hombre puede sobreponerse a las
circunstancias y de que su voluntad es un atributo poderosísimo para vencer los
obstáculos sin abdicar de sí mismo como “ser que siempre decide lo que es”:
sus agallas parecían d’otros tiempos;
era un hijo de estas tierras, de la raza
de castúos veteranos extremeños.
Y trunfó de lo que tanto se burlaron,
y trunfó de los que tanto se riyeron,
y las cepas dieron uvas
remojás con el süor del tinajero”.
Y es que, como dijo el poeta “mú castúo”:
“¡Qué saben d’estas cosas
los señores aquellos!”
Francisco Arias Solís
La Comunidad
sábado, 2 de noviembre de 2024
Guadalcanal Monumental 5
Convento de la Concepción
Aparte
de los tres indianos mencionados en lo que antecede Julia Mensaque nos informó,
en su trabajo citado, de la existencia de Teresa de Morales, guadalcanalense,
vecina de Panamá, que legó 3.000 ducados para establecer una capellanía en la
Iglesia Mayor de Santa María. Otras Capellanías fundadas por emigrantes
guadalcanalenses a Indias han sido exhaustivamente documentadas por el
investigador sevillano del CSIC Javier Ortiz de la Tabla Ducasse que enumera
las siguientes personas como fundadores de estos legados: Alonso Bonilla,
Alonso López de la Torre, Diego Ramos Gavilanes, Diego Ramos el Rico, Fernando
Rodríguez Hidalgo, Juan Bonilla Mexías, Jerónimo de Ortega Fuentes, Luis Ortega
Suárez, Antonio de la Bastida y Cristóbal de Arcos.
De
los datos anteriores llama poderosamente la atención el contraste entre la
religiosidad interna de los guadalcanalenses de los siglos precedentes,
particularmente los que habían hecho las Indias, que estuvieron muy preocupados
por la salvación de sus almas, con cuyo fin fundan los monasterios y
capellanías en su pueblo natal, y la actual vivencia externa del hecho
religioso, que se manifiesta en la Semana Santa y Romería, y que algunos
sociólogos de guardia llaman “marcadores de identidad”.
Llegado
a este punto creí oportuno, con vistas a rellenar las enormes lagunas
existentes, hacer una investigación en la Biblioteca Cardenal Cisneros de
Madrid de los PP. Franciscanos, donde fui atendido amablemente por su director
Padre Hipólito. La búsqueda en este Centro concluyó que no había nada
relacionado con nuestro pueblo, pero dicho fraile tuvo la amabilidad de
facilitarme la dirección de dos Centros regidos por su Orden, y otro de los
Dominicos de la Provincia de Filipinas que tienen en Valladolid una Biblioteca
que contiene fondos procedentes de la Desamortización de Mendizábal.
Lamentablemente, en ninguno de los cuatro Centros me pudieron facilitar datos
que completaran los anteriores. En cualquier caso, quiero agradecer desde estas
líneas las amables respuestas que recibí de los Padres Franciscanos
Hermenegildo Zamora del Santuario del Loreto (Espartinas), Jesús España del
Santuario de Regla (Chipiona) y el Sr. C. Mielgo de la Biblioteca Estudio
Agustiniano de Valladolid.
Concluyo estas líneas animando a los historiadores
guadalcanalenses, profesionales y aficionados, tanto nativos como foráneos, a
que hurguen en esta parcela de nuestra historia con el fin de completar la
documentación existente y aportar las fuentes correspondientes que aún no han
sido citadas.
FUNDACIÓN DEL HOSPITAL Y CONVENTO DE LA CONCEPCIÓN.
Llegada
una suma de 40.000 ducados, juntamente con el testamento, a poder del
consignatario Rodrigo de Castilla, hermano del citado albacea, como
transcurrido algún tiempo y conforme a la voluntad del testador, ni dicho
capital se había impuesto a renta, ni tampoco se había comenzado la erección de
dicho establecimiento, en 10 de enero de 1613 un tal Francisco Torres recurrió
ante el fiscal de la Casa de la Contratación de las Indias de Sevilla, a fin de
que se ejecutase lo dispuesto por Pedro de Ledesma en su testamento.
Esta
Audiencia comisionó, pues, a Cristóbal Chamorro para que viniera a Guadalcanal
e investigara en el caso. Resultó, en primer lugar, que el denunciante no
existía. Por declaración que hicieron ciertos testigos, se supo que don Álvaro
de Castilla había marchado a América, y por la que ofreció doña Isabel de
Castilla, hija de don Rodrigo, pudo averiguarse que "en su poder hay
treinta y cuatro mil ducados, enviados desde Indias por don Álvaro, y que Pedro
de Ledesma hace diez y ocho años que vino de Indias a casa de Rodrigo de
Castilla, su pariente".
Añadió
Chamorro en el instrumento que redactó que "esía gente (la familia de
Castilla), que es tan poderosa y de tanto dinero", había tenido
sospecha de que el albañil Juan Bautista Ruiz Callejón había sido el verdadero
delator, quien, a su vez, por denuncia que contra él había presentado en el
Juzgado de esta villa Baltasar Gómez Tamayo. fue encarcelado y preso en la cárcel
de Cazalla de la Sierra.
El 26
de febrero de 1613, el comisionado de la Audiencia de la Casa de la Contratación
solicitó de uno de los alcaldes ordinarios de Guadalcanal hiciera las oportunas
gestiones para que se le entregasen el prisionero y los autos correspondientes,
a lo que se negó la autoridad local. Les fueron entonces demandados por la
propia Audiencia, obedeció puntualmente.
Nada
más sabemos de estos extraños incidentes. Consta documentalmente, en fin, de
cuentas, que este año de 1613 se comenzó a labrar el hospital, "en la
plazuela que sale a la calle Olleros", según lo sitúa una de las
escrituras fundacionales, y así lo cita don Antonio Muñoz Torrado en su
pormenorizada y bien urdida historia de la Cofradía y santuario de la Virgen de
Guaditoca.
Como
queda dicho, el albacea testamentario del instituidor de este hospital, don Álvaro
de Castilla, emigró a las Indias y allí consiguió reunir una gran fortuna. Por
su testamento, otorgado en Guanajato (Méjico) el 17 de septiembre de 1614,
ordenó la fundación de un convento de religiosas, junto al recién construido
hospital, a las que impuso la obligación de asistir a cuatro enfermos acogidos
en el mismo, para lo que les asignó una renta anual de 500 ducados. Nombró por
patraña a su mujer, doña María de Loja y Meneses y dispuso que a la muerte de ésta
pasase el patronato a su hija Agustina Bermúdez de Meneses y sus descendientes,
en cuyo defecto lo ostentaría su otra hija Leonor y sus herederos.
Muerto
don Álvaro de Castilla, su viuda otorgó una escritura el 19 de abril de 1616,
en nombre propio y en el de sus hijas, como tutora y curadora de ellas, por la
que mandó eximir a las religiosas del convento la obligación de curar y
asistir a los pobres del hospital anejo y derogó la cláusula del documento
fundacional según la cual las monjas de su linaje quedaban exentas de tributar
a la comunidad.
Doña
María de Loja dotó la iglesia del convento -que ya se empezó a llamar de la
Concepción- de la primera capellanía que en ella existió, para cuyo desempeño
nombró al presbítero don Francisco de Sotomayor, según escritura de 19 de enero
de 1619.
El 17
de agosto de 1622 entraron en la clausura las religiosas sor Josefa Moreno,
abadesa nombrada; sor Leonor del Espíritu Santo, sor Inés de San Gregorio y sor
Olalla de Santiago, oriundas del convento de la Concepción de Mérida.
Según el "Memorial" de
1646, "hay en el convento algunas religiosas que tratan de mucha
virtud, oración y mortificación; tienen todo el año ejercicios eremíticos y
otros ejercicios que un religioso de esta santa provincia de los Ángeles les
dio, con que se recogen grandes medros espirituales en este nuevo jardín".
Algunos
indicios quedan hoy día de este convento (patios, arcadas, etc.) en casas
inmediatas a la iglesia, que, afortunadamente y muy i a pesar de su abandono,
se conserva en pie todavía.
Esta
iglesia, que posee una extraordinaria elevación, es de una sola nave, cubierta
por bóvedas de cañón y lunetos y media naranja en el presbiterio. En el altar
mayor labraron un retablo de yesería, que recuerda un tanto el estilo
plateresco, y cubrieron su frontal y gradas azulejos sevillanos de cuenca,
probablemente de acarreo, pues i de época muy anterior a la de la erección del
templo.
Pero
lo que más destaca del edificio es la soberbia portada -hoy cegada- de la calle
Concepción, de corte clásico, bien conservada.
sábado, 26 de octubre de 2024
En la memoria
Luis Castelló Pantoja 1881-1964
Breve reseña de este pundonoroso militar español y masón,
perteneciente a la Gran Logia Ibérica Unida, cuyo caso fue uno de los más
dramáticos de nuestra guerra civil, que desarrolló parte de su carrera militar
en África, donde obtuvo la Cruz Laureada de San Fernando.
Su fidelidad al gobierno republicano le hizo ocupar
varios cargos de responsabilidad antes y durante la guerra civil, formó parte
de las Juntas de Defensa en la II República, al iniciarse la Guerra Civil se
hallaba al frente de la Comandancia Militar de Badajoz y jefe de la 2ª brigada
de infantería con el grado de general.
El 20 de febrero de 1933 fue nombrado Subsecretario de
Guerra por Manuel Azaña, cargo que desempeñó en varias ocasiones, se mantuvo
leal a la República, desempeñando el cargo de Ministro de la Guerra, en el
gabinete de Giral, nombrado el 20 de Julio de 1936, hasta el 7 de agosto del
mismo año, pasando a ocupar la Jefatura de la I División hasta octubre.
El prestigioso historiador Ramón Salas, analiza su breve
paso como máximo responsable del Ministerio de Guerra, “Castelló vio pronto que
no pasaba de ser un ministro nominal, también allí había llegado la revolución
y el poder lo ejercía en el Ministerio un comité constituido por el teniente
coronel Hernández Saravia, los comandantes Hidalgo de Cisneros, Chirlandas y
Mezquita, los capitanes Codón, Núñez Mata y Freire y el teniente Martín
Blázquez”, pero lo cierto es que, trató de imponer su honestidad e hizo lo
humanamente posible para poner orden en aquel caos sin conseguirlo.
La salida apresurada de Badajoz, dejando allí a su mujer
y a sus dos hijas y posterior detención y prisión de las mismas y la muerte de
su hermano y su sobrino, fusilado por las milicias anarquistas en Guadalcanal,
le hicieron entrar en una profunda depresión nerviosa y tuvo que ser ingresado
en el sanatorio psiquiátrico de Leganés, terminando así su carrera política y
militar y su participación en la contienda.
Después de unos meses de internamiento en este centro se
refugió en la embajada francesa, en la primavera del 37 consiguió salir de
España, exiliándose en Francia, donde desarrolló actividades cívicas y
culturales, siempre supeditado por su estado de salud, al no poder superar su
salida de España y la pérdida de sus seres queridos.
Fue detenido por los alemanes durante la II Guerra
Mundial en 1942 en su exilio francés y devuelto a España, donde se le sometió a
consejo de guerra y condenado a muerte, siendo indultado y puesto en libertad
tres años después por las autoridades del régimen de Franco. Según comenta el
historiador Cristóbal Zaragoza, más tarde se le otorgó el retiro y terminó sus
días en Guadalcanal (Sevilla), donde todavía le quedaba familia.
Rafael Candelario Repisa
Fuentes.
- Hemeroteca de ABC, Centro Estudios Turolenses y Reseñas del profesor
Cristóbal Zaragoza
domingo, 20 de octubre de 2024
Guadalcanal Monumental 4
CONVENTO DE SANTA CLARA
La sensible despoblación que Guadalcanal sufrió en el siglo XVI a causa de la emigración ya que muchos de sus hijos emprendieron a las Indias, perjudicó grandemente los intereses de esta villa, proporcionó en cambio, notables beneficios en el orden espiritual, como se vio por la larga serie de fundaciones de obras pías, instituciones religiosas y mandas para ayuda de los necesitados que efectuaron gran número de guadalcanalenses enriquecidos en el Nuevo Mundo.
El convento de Santa Clara de Guadalcanal fue
consecuencia devota y benemérita de estos hechos.
El capitán Jerónimo González de Alanís, natural de esta
villa, había pasado a las Indias hacia el año de 1538. Habiendo reunido una fortuna
decidió hacer testamento el 19 de abril de 1584 ante Francisco Pliego, en la
Plata (Perú) -debajo del cual murió veinte días después-, y por él ordenó
que de su hacienda se tomasen 30.000 pesos de plata para la fundación de un
convento de monjas de la observancia regular de Santa Clara en Guadalcanal,
adscrito a la provincia de los Ángeles. Instituyó también la capellanía de
dicho convento y un pósito, ajeno al mismo.
Una vez el dinero en esta villa y en poder de la hermana
del testador, doña Catalina López de Alanís, a quien nombró por patrona, se
compraron 582.953 maravedíes, los cuales se impusieron sobre las alcabalas de
Guadalcanal, Llerena y Azuaga, con autorización real, otorgándose la escritura
correspondiente ante Agustín de Binaldo, en 19 de marzo de 1589.
Por la escritura de fundación -que se leyó en esta
villa en la escribanía de Fernando de Arana, el 4 de noviembre de 1589-
conocemos ciertas normas por las que según la voluntad del instituidor había
de regirse este convento. Consta en ella que la dotación de la capellanía sería
de 400 pesos de principal, equivalente a 108.000 maravedíes, cuyo cargo
ostentaría el clérigo pariente más cercano del fundador residente en
Guadalcanal. A falta de parientes, pasaría la prebenda al sacerdote secular que
nombrase el guardián del convento de la Piedad de esta villa, que lo era a la
sazón Fray Antonio Delgado, quien en principio no hubo de usar esta facultad,
pues fue primer capellán del nuevo cenobio don Juan López Rincón, hijo de la
mencionada doña Catalina López de Alanís y de Cristóbal Muñoz, su marido. Se
especifica asimismo en la escritura de referencia que el capellán debería ser
previamente examinado por el guardián del convento franciscano de esta
localidad de "ciencia y loables costumbres".
Establecíase también que el patrono tendría una
consignación anual del orden de los 100 pesos, equivalentes a 27.000 maravedíes,
con obligación de dar al guardián de la Piedad 300 reales, así para gastos de
ornamentos como para atención de las necesidades propia de la comunidad. Por voluntad del testador, el
patronato pasaría asimismo a un pariente suyo en la villa, siéndolo, tras la
muerte de doña Catalina López, Diego de Fuentes.
En cuanto a la entrada de las religiosas en la clausura,
en fin, las parientes del fundador tenían derecho a abonar sólo la mitad de la dote.
Pasaron algunos años.
El 4 de marzo de 1591 llegó la licencia del Consejo de
las Órdenes para la erección del convento, en cuya fecha el Cabildo municipal,
el entonces provincial del distrito angélico, Fray Diego de Espinosa, y los
párrocos de las iglesias, juntamente con el guardián de San Francisco y doña
Catalina López, acompañados de otros religiosos y mucha gente principal de la
villa, procedieron a la colocación de la primera piedra del edificio
conventual, al que se llamó de San José, sito en la actual calle de Santa
Clara, en casas que se compraron a Cristóbal Muñoz y a Hernando Rodríguez. Dio
testimonio del acto el alcalde ordinario don Juan González Hidalgo.
Concluida la construcción y dotación del edificio, el
provincial de los Ángeles, que a la sazón lo era Fray Juan del Hierro -hijo
preclaro de Alanís-, comisionó a Fray Alonso de Aspariegos para que fuese
al convento de San Juan que las clarisas tenían en Belvis y trajera las monjas
fundadoras, que fueron: Isabel del Espíritu Santo, abadesa nombrada; Juana
de la Cena, vicaria; María de la Columna, María de la Transfiguración, Dionisia
de la Encarnación y María del Pesebre.
El licenciado don Fernando Sánchez Duran, con autorización
del provisor de Llerena, llevó el Santísimo Sacramento en solemne procesión al
sagrario que en la capilla del convento se había deputado, entrando las
religiosas en la clausura el 28 de abril de 1593.
Hemerotecas
sábado, 12 de octubre de 2024
Tal a vez Colón era negro, Señor
Cartas desde Whuzland/Quinta
Whuzland, octubre 2024
Buenos
días señor: Hoy quiero hablarle de mi color de piel y mi dialecto, señor, hace
unos días, escuchaba por radio exterior de RNE las intervenciones de cuatro
sesudos profesores y periodistas en el Instituto Cervantes de Utrecht, la cosa
iba del mal uso del español en los medios de comunicación, SMS e Internet, ese
idioma tan rico y universal en el que Vds. se expresan señor; Uno de los
ponentes, un profesor sudamericano muy brillante, según su auto presentación,
comentaba que hoy muchos jóvenes castellano parlantes no usan más de doscientas
palabras en sus conversaciones, contaba una anécdota muy graciosa de uno de sus
alumnos, el chico escribió un día en un ejercicio que Colón era negro, el
profesor le recriminó y le preguntó de dónde había sacado semejante conclusión,
Colón, añadió el maestro, era un marino genovés o español y en ninguno de los
libros de Historia se menciona que fuera negro.
No
es cierto, señor, respondió el chico; lo dice claramente nuestro libro de
texto: “Cristóbal Colón, un oscuro navegante...”.
Se
contaron muchas otras cosas interesantes en esa conferencia, por ejemplo, que
muchos mandatarios sudamericanos se mofaban de un tal Evo Morales porque en sus
intervenciones en español no utilizaba más de 150 palabras, pero nadie se para
a pensar en que el dialecto materno del señor Morales no es el español sino el
aimara o aymara y que seguramente en ese idioma se expresa mucho mejor, como yo
en el mío, señor, igualmente se comentó que cuando miles de campesinos apoyaron
con una marcha al líder boliviano (el de las pocas palabras), el periódico
español El País, apenas le dedicó a la noticia un recuadro de tres centímetros
por cinco y diez líneas (200 palabras aproximadamente), pero cuando un puñado
de terratenientes protestaron contra el gobierno de Morales, el mismo periódico
le reservó media página, otro de ellos comentaba jocosamente que leyera los
discurso de un tal Fidel, que con su fácil verborrea podría estar tres horas
hablando sin decir nada en perfecto castellano, claro que con dos horas de
discurso el señor Morales se iba a repetir más que un gazpacho cargado de ajo,
pienso yo, señor.
Lo
que más me impresionó fue el comentario de otro lumbreras que hizo sobre un
libro de un periodista mexicano que investigó las manipulaciones de la prensa
durante los gobiernos del PRI; Encontró este periodista investigador en los
Archivos Generales de la Nación, en unas cajas abandonadas y sin clasificar,
cuarenta folios con instrucciones para manipular al ciudadano, por su interés,
le cito señor un párrafo de lo que allí se dice: “El ciudadano debe
tropezarse con la propaganda a cada paso y esquina de su vida privada y de su
vida de relación cotidiana y de trabajo, esto le inducirá a pensar en nosotros
y no en las hordas marxistas, por la acción de la propaganda política podemos
concebir un mundo dominado por una tiranía invisible que deberá adoptar la
forma y que nosotros transformaremos en un gobierno democrático”. Esto sí
que es verborrea, pienso yo, para no decir nada.
Todo
esto me lleva a pensar señor español, que si su idioma universal es rico y
claro, no lo utilizan bien ni los de un lado ni los del otro del mundo. Ser
moreno de piel, como le comentó Sarkozy a un insigne mandatario africano,
entonces, lo mío es una macha oscura
fruto de alguna enfermedad tropical, para Vds. hablar bien o mal es pura
semántica, ya que leyendo en sus periódicos los panfletos escritos de muchos de
sus afamados políticos y periodistas, o escuchándolos en la radio, da la
sensación que también estuvieron en aquella conferencia coloquio de Utrecht y
que siguen al pie de la letra esas instrucciones aprendidas, hablar mucho para
no decir nada o escribir poco para decir menos. Con todo respeto señor, se
despide de Vd. un negro del cuerno sur de África que en su dialecto luzlandes
solo utiliza no más de 200 palabras, eso sí, todos en la aldea entendemos lo
que el otro expresa, por ejemplo.
La fragua del pensamiento
sábado, 5 de octubre de 2024
Guadalcanal Monumental 3
Iglesia de San Sebastián
sábado, 28 de septiembre de 2024
... Y TENDRÁS EL CIELO DE GUADALCANAL
Manuel Machado, Poeta
Anualmente se celebra en Teruel, ciudad dende vivo La Semana
Cultural sobre el Modernismo y la Generación de 98, curioseando en la
exposición de libros encontré un viejo libro de la Editorial Azteca de México
titulado “Manuel Machado de la Generación del 98 al Modernismo”, en este libro
encontré en el capítulo dedicado a su obra Ars Moriendi (Arte de Morir), en el
apartado Sevilla y otros poemas de 1918, en el que sin título comienza un
párrafo de un poema inacabado dedicado a Guadalcanal:
risa, azul y sal…
y tendrás el cielo de Guadalcanal.
Me puse en contacto con un amigo que trabaja en el Centro de Estudios Turolenses y solicité permiso para indagar en los archivos de ésta fundación, una vez concedido me puse manos a la obra con dos objetivos claros, encontrar toda la información sobre este principio de poema y la relación del otro Machado con Guadalcanal, la bibliografía de Manuel Machado es muy extensa y algo distinta a mis ideas, pero a la vez, admito que a mi edad la poesía no se debe juzgar por ideas políticas, simplemente hay escritores y tendencias respetables, compartidas o no.
Las pesquisas fueron decepcionantes, al menos creo que
para mí, consulté libros, Obras Completas tan prestigiosas como las editadas
por Mundo Latino o las de Editorial Plenitud, La Generación del 98 de Pedro
Laín Entralgo, Alma, Ars Moriendi del profesor Pedro del Barco, y varios más,
revistas como Cuadernos Hispanoamericanos, El Modernismo, Poesía Hispánica, La
Farsa, El Castellano, El lunes del Imperial, Cosmópolis y otras, en la mayoría
de estos libros y revistas no aparece ninguna acotación del poema o simplemente
aparece con sus tres líneas.
Lo curioso es que, dentro de su obra del arte de morir,
Manuel Machado apela a describir la belleza de paisajes como Finisterre,
Regreso o el dedicado a Guadalcanal, escapando de su mente atormentada aparando
en el alma y la muerte y refugiándose en la geografía paterna y materna de
Galicia y Andalucía.
Nada, efectivamente en las publicaciones citadas aparece
como un poema inacabado, pero curiosamente en una edición Mundo Latino de
1.929, dice en su comentario final que en esta obra desaparecen algunos poemas,
entre ellos, después de ”Sevilla” , el que, sin título comienza por Mezcla de título
plata y gloría…”, pero en una edición anterior de la misma publicación, en un
capítulo en el que comenta que Manuel Machado “recurre a la pintura en su
obra Ars Moriendi” y se refugia en el paisaje, aparecen poesías nostálgicas
y hermosas como Finisterre, Sevilla y Guadalcanal, y aquí me llevo la sorpresa
que aparece bajo el título “poema inacabado de Guadalcanal”, una “versión”
distinta:
risa, azul y cal,
y tendrás el cielo de Guadalcanal.
Puede que sea un error tipográfico, pero a mí, particularmente me cuadra más cal que sal, ya que nuestro pueblo es de interior y con minas de plata y no de sal, igualmente se caracteriza por la cal que adereza las paredes de sus casas y hacen blancas y hermosas nuestras plazas y calles, y tal vez por esas calles paseara alguna vez el otro Machado y se enamorara de nuestro pueblo, aun pensando que un poeta no tiene que haber estado en un lugar para describir su hermosura.
Mis deducciones me hacen pensar que “Guadalcanal”
no es un poema inacabado como se induce de varias publicaciones consultadas,
simplemente, el poeta seleccionó las palabras justas para describir la belleza
de nuestro pueblo.
¿Y por qué no pudo estar el poeta en Guadalcanal?, por
una parte, su padre, Antonio Machado Álvarez (Demófilo), era íntimo amigo y
colaborador en los estudios folklorista de nuestro paisano Juan Antonio Torre
Salvador (Micrófilo), y por otra, es sabido que, siendo muy niño, apenas
contaba 9 años, su familia abandonó Sevilla y se instaló en Madrid, pero en
1896 su familia le envió nuevamente a Sevilla durante un tiempo, para alejarlo
de un lío de faldas y la vida bohemia.
Durante esa época, combinó sus estudios de filosofía en
Sevilla bajo la supervisión y tutela de su tío materno Rafael Ruiz, con su vida
de juergas y borrachera, las crónicas dicen que se dedicó a viajar por gran
parte de Andalucía e incluso se le sitúa en un ateneo literario en Constantina,
en alguna tertulia literaria, taurina o flamenca, así que yo pienso que
perfectamente en esa, o en otra época pudo visitar Guadalcanal, y por qué no,
visitar a Micrófilo en la calle Guaditoca, amigo de la familia y enfermo ya por
aquellas fechas.
Hemerotecas