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domingo, 8 de agosto de 2021

Me voy a referir a Adelardo López de Ayala y Herrera

Ayala Tu

    Nació en Guadalcanal en 1828 y murió en Madrid en 1879. Fue siempre soltero.

    De poderosa inteligencia, cuerpo hermoso, eminentemente varonil, ojos grandes y negros, muy expresivos, de tez blanca, melena negra, recio bigote y gruesa perilla, regular estatura, andar lento y aspecto pensativo. Había en sus movimientos algo de indolencia, como si el cerebro absorbiese toda la energía de su ser. Era su lenguaje pausado y grave como si las palabras saliesen de su boca esclavas de la intención y del alcance que les quería dar. Sabía expresar con dulzura lo que concebía con rigor, siendo serio al par que afable, poseía el secreto de atraerse la voluntad ajena, ganando simpatía sin perder respeto.

    En el Teatro de Guadalcanal representáronse sus primeras obras, eran sin mujeres por no encontrar dichos papeles quien los interpretase.

    Se hizo bachiller en Sevilla, y quiso ser abogado sin conseguirlo.

    Fue a Madrid en 1849 relacionándose entre otros con Cánovas del Castillo, siendo asimismo amigo del General Serrano, que dieron al traste con el reinado de Isabel II.

    Fue Presidente de las Cortes y cuatro veces Ministro de Ultramar y del Congreso.

    Era gran fumador y tosía mucho; en cierta ocasión dijo a unos amigos: cuando muera en mi epitafio deben poner: "Ya no tose López de Áyala".

    Murió de una pulmonía en Madrid. El orador era tan grande como el poeta y novelista. Tenía una fuerza asombrosa y cuentan no sé si la leyenda o la historia que en cierta ocasión que discutió con su amor sentimental, ésta dio orden al cochero que arrancase y Adelardo se fue al eje brasero del coche y aún teniendo el carruaje dos caballos, consiguió que este no se moviese del sitio que ocupaba.

    He leído en tiempos, dos de sus obras "El tanto por ciento" y "Consuelo".

    Enemigo del General Prim, Conde de Reus y Grande de España, por diferencias políticas llegaron a las manos, por no decir otra cosa.

    El General Prim era revolucionario y Adelardo era conservador y seguimos con la política, casi igual. El General Prim nació en Reus y fue Conde de Reus con grandeza de España, nació en 1814 y murió en Madrid, asesinado en la calle del Turco en 1870. Era progresista, muy liberal, también masón y un gran revolucionario. Tuvo palabras con López de Ayala en un pasillo del Congreso.

    El General Prim fue un gran militar en la guerra de África y muy condecorado.

    Me ocupo ahora de Ignacio Sánchez Martínez. Fue contemporáneo de Adelardo López de Ayala, protegió a éste en sus estudios y al final enemigos políticos.

    Cuentan que el tal Don Ignacio Sánchez Martínez, que fue tío abuelo de mi suegro y dueño de numerosas fincas como "La Dehesilla", Tomillares", "Los Llanos", "Sierra del Viento", "San Julián", "La Florida", etc., vivió en la casa grande que ocupan hoy los primeros pisos que se hicieron en Guadalcanal. Esa calle creo se llama hoy (Juan Carlos I). Era una casa antigua y grande. Lindaba con un huerto enorme. Al principio este huerto fue Cine de Verano, después Cine de Invierno. Hoy no sé que habrá sido de todo esto. En aquel tiempo fui numerosas veces a uno y a otro.

    Los López de Ayala vivían en la calle que lleva hoy su nombre o Camacho. Su casa era blasonada ya que esta familia es muy antigua y las crónicas cuentan que en el 1400, tiempos de Alfonso XI, eran conocidos como poetas y escritores y debieron actuar en las guerras de la Reconquista donde obtuvieron los conocidos Blasones que ostenta hoy en día la mencionada casa.

    Volviendo a Ignacio Sánchez Martínez, fue masón y me han dicho que no servía para el matrimonio. Murió soltero y en cierta ocasión iba por el camino de la Florida y se dedicaba a la caza y de pronto apareció una pareja de Guardias Civiles, invitándole a ir al Cuartel, ya que era tiempo de veda. Don Ignacio no hacía caso de estas leyes y les dijo ya sé de donde viene esta orden, refiriéndose a López de Ayala, enemigo político. Pero les dijo a los guardias "lo cortés no quita lo valiente". Entonces los cigarros había que liarlos a mano y estando en ello aprovechó para apoderarse de las armas de la autoridad y fue él quien llevó custodiado al cuartel a los guardias.

    Había en Guadalcanal un zapatero que hacía muy bien las botas, que es el calzado que se empleaba en esta época. Como viera que el citado zapatero iba envejeciendo, le dijo que le hiciera botas hasta que le dijese basta ya.

    Llegado un tiempo prudencial le preguntó cuantas les tenía hechas, a lo que contestó el mencionado artesano, que diecisiete pares. Ignacio Sánchez Martínez, le dijo que ya estaba bien.

    Había en la época un revolucionario y masón italiano llamado José Garibaldi. Este Garibaldi nació en Niza (Francia) el 4 de julio de 1807 y el 2 de junio de 1882.

    Llevando sus ideas revolucionarias y masónicas viajó y fue combatiente en Alemania, Francia e Italia.

    No contento con esta actividad, fue a Brasil, Uruguay, Argentina y Autralía. Era hombre inquieto y tan inquieto; vino a Guadalcanal, con caminos como estaban entonces y vino a "La Florida", invitado por Sánchez Martínez y allí celebrarían "las tenidas negras" que hacían los masones. Buenas perdices comerían y se llevaría buen recuerdo estas tierras.

    El tal Ignacio Sánchez Martínez está enterrado en Santa Ana arriba en una pared. Yo he visto esto en cierta ocasión.

    Ahora voy a escribir unas líneas sobre el hermano de Don Adelardo, Baltasar López de Ayala. Nació en Guadalcanal en 1836. Poeta español floreció en el Siglo XIX. Hizo inspiradoras poesías y sobre todo excelente sonetistas.

    Licenciado en Leyes por la Universidad de Sevilla.

    Instigado por su hermano Adelardo, inició su carrera política como secretario del Gobierno Civil de Badajoz.

    Acompañó después a su hermano en su vida política y ocupó a su lado varios puestos importantes, destacándose su nombre en la política española desde la Revolución de 1868. Fue Diputado a Cortes en la legislatura de 1867 y 1869.

    El nombre de Ayala, proviene de que un Rey le dijo a un antepasado Adelardo: AYA LA TU.


Miguel Mensaque Romera
Revista de feria 1998

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