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lunes, 2 de diciembre de 2019

La arquitectura de la orden de Santiago en Guadalcanal 1/6

Nuestro patrimonio monumental 1
Vista de Guadalcanal

Las localidades de la orden en Sevilla fueron, en general, difíciles de repoblar. Lugares como Mures, Villanueva y Castilleja, tuvieron escasos habitantes hasta el siglo XIV, teniendo la última villa pro­blemas, en dicho sentido, hasta el siglo XVI. Por otra parte, Estepa, como lugar de frontera que era, tampoco creció ampliamente hasta que se tomó Granada. Además, el tipo de poblamiento que se dio en la zona difiere del de otros territorios santiaguistas andaluces: todas las poblaciones fueron cabezas de su encomienda y las únicas de las mismas (salvo Estepa). Así, la organización territorial resultó muy distinta a la de, por ejemplo, la Sierra de Segura, donde proliferaron los núcleos menores.
Otro de los condicionantes que afecta a la arquitectura a estudiar es que casi todas las encomiendas sevillanas Rieron vendidas en el siglo XVI, aunque la orden de Santiago conservó la jurisdicción ecle­siástica en algunas de ellas (las del Aljarafe). La excepción fue Guadalcanal, que entonces tan sólo perdió buena parte de sus rentas.
Todo ello justifica que en algunas de las poblaciones, sobre todo en las del Aljarafe, sean escasos los edificios conservados que se pueden vincular a los santiaguistas. No es el caso de Estepa y, aún menos, el de Guadalcanal, que sobresalen indiscutiblemente por la calidad, cantidad y variedad de las cons­trucciones subsistentes.
Como rasgo diferenciador, es preciso señalar la vinculación de Guadalcanal a Extremadura hasta el siglo XIX, hecho que, junto a. su lejanía del resto de las propiedades santiaguistas sevillanas y a su propio desarrollo histórico, parece proporcionar a su arquitectura rasgos singulares y en conexión con los de la zona geográfica en la que se ubica.
En los territorios santiaguistas de Sevilla, a diferencia de lo que hemos podido constatar en Jaén, no abundan los castillos ni las construcciones fortificadas. Destaca tan sólo el recinto de Estepa, importan­te conjunto que culmina una villa amurallada y en el que han efectuado significativas intervenciones en las últimas décadas. En el caso de Guadalcanal, que enseguida queda en la retaguardia, dudamos, como tales a su uso por los lugareños cuando venían "los moros".
Por lo dicho, las casas de las encomiendas debieron suplir pronto la función administrativa y re­sidencial que las fortalezas cumplieron inicialmente en otros territorios. Es evidente que tuvo que existir este tipo de edificios en todas las localidades, puesto que fueron, como se ha referido, cabezas de encomiendas. Sin embargo, apenas hemos encontrado referencias a la de Estepa (quizás por tener un importante castillo). Las demás, parece que eran buenas casas y que es posible que pudieran también servir, además de como viviendas, como lugares de almacenaje, lo que está claro en el caso de Guadalcanal. Bodegas, lagares, caballerizas, corrales... son mencionados como partes de ellas en los libros de visitas. Quizás por ello apenas hay datos sobre casas tercias o de bastimento en la provincia de Sevilla, excepción hecha de Guadalcanal, donde se conserva aún hoy un interesantísimo bastimento de la mesa maestral fechado en el siglo XIV, además de una casa que pudo ser la última que tuvo allí la encomien­da. En lo que se refiere a su ubicación, solían estar situadas en las plazas principales de las poblaciones o junto a las parroquias. También presentan ciertas peculiaridades. Por ejemplo, la de Castilleja fue comprada a fines del siglo XV; la de Guadalcanal estaba rodeada por un "circuito” o "cortijo"; y la de Mures estaba ya arruinada a comienzos del siglo XVI (quizás por la existencia de aposentamientos en Benazuza). Gabe señalar que en Villanueva del Ariscal se menciona una "casa de la vicaría" y, también, un corral que servía corno casa de bastimento. Por lo demás, es difícil, con las descripciones de las mis­mas que hemos podido conocer; apuntar otras características tipológicas comunes.
En cuanto a las parroquias, se convirtieron en los edificios que, junto con las casas de encomiendas y ante la ausencia casi generalizada de fortalezas, marcaban el centro urbano en tomo al que se desa­rrollaba el caserío. Entre las tardo medievales nos encontramos fundamentalmente dos tipos: primero, el de los edificios con cubiertas de madera sobre arcos diafragmas o transversales (Santa Ana y San Se­bastián en Guadalcanal o la primitiva parroquia de Estepa); y segundo, el de los templos de tres naves separadas por arcos y cubiertas de madera, con posibles cabeceras góticas (Santa María de la Asunción de Guadalcanal o posiblemente las iglesias del Aljarafe en su origen, puesto que han sido reconstruidas posteriormente). Completamente abovedada, de cantería, sólo encontramos una, la inacabada de Santa María de Estepa, hecha en un gótico tardío de gran calidad y en consonancia con el giro artístico que se impuso en la zona tras la construcción en Sevilla de su enorme catedral, aunque puede tener tam­bién características comunes con obras extremeñas del momento. Igualmente se puede apuntar que la primitiva iglesia de Castilleja de la Cuesta era de dos naves, siendo posteriormente ampliada en el siglo XVI. Así que encontramos en Andalucía Occidental algunos tipos edificatorios similares a los existentes en Jaén, como los templos construidos con arcos transversales, seguramente (dada la inexistente preten­sión de unidad de criterios estilísticos en la orden) por coincidencia cronológica y funcional, además de por la austeridad y la economía habituales en las edificaciones santiaguistas en sus primeros tiempos y en poblaciones menores 11. También hay que señalar que los templos presentan características comunes.
Nos ocupamos de Guadalcanal fue reconquistada en 1241 por los caballeros sampaguitas, bajo el mando del maestre don Rodrigo Iñiguez (1) Posteriormente, en 1246, Fernando III se la cedió a la orden, quedando bajo su jurisdicción hasta el siglo XIX, La villa perteneció eclesiásticamente a la vicaría de Tentudía, dependien­te del priorato de San Marcos de León, con sede judicial en Llerena. A finales del siglo XIII o principios del XIV se constituyó como una de las encomiendas desdobladas de las tierras de Reina (2) y en 1395 se convirtió en vicaría independiente, gracias a un privilegio concedido por el maestre Lorenzo Suárez de Figueroa (3). Posteriormente, en 1540, los administradores del Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla, cumpliendo una de las mandas testamentarias de don Fabrique Enríquez de Ribera, adquirieron para el citado Hospital la mitad de los derechos de la encomienda y todas las rentas que la mesa maestral poseía en Guadalcanal (4), sin que ello desvinculara a la localidad de la orden. También hay que resaltar que durante los siglos XVI y XVII hubo un importante éxodo de vecinos hacia el Nuevo Mundo, quienes realizaron numerosas donaciones y fundaciones en la localidad (5). Por último, produciéndose por las mismas fechas que la finalización de la encomienda, en 1833 Guadalcanal, históricamente vinculada a Extremadura, pasó a pertenecer a la provincia de Sevilla (6)
Esta población destaca por el rico patrimonio que conserva: varias parroquias, ermitas, conventos, edificios civiles... (7). De hecho, su centro histórico fue declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico el 2 de marzo de 2004 (8), aunque ya contaba con algunos edificios declarados individualmente (9).
La situación estratégica de Guadalcanal dio lugar a la existencia en sus alrededores de un gran nú­mero de castillos y fortalezas (10), de los que hoy quedan pocos restos (11). La villa, según afirman Hernán­dez Díaz, Sancho Corbacho, Callantes de Terán y Rodríguez Márquez, estaba rodeada por una muralla que Cordón Bernabé data en la segunda mitad del siglo XII  (12). No se conoce con certeza la delimitación del recinto, pero sí señalan los anteriores autores que contó con cuatro puertas (la de Sevilla, la de Llerena, la del Jurado y la de los Molinos) e indican la situación de las mismas. Además mencionan que estaba rodeado por un foso conocido como "la cava" y que tenía una alcazaba situada al sur, que fue el denominado castillo de la orden, en cuyo interior estuvieron las casas de los comendadores, conocidas con el nombre de "el palacio" (13). Según Mirón, las edificaciones de la población, como era común, aprovechaban los lienzos de la muralla en sus construcciones, como también hizo el supuesto castillo de la localidad (14). Aunque dicha muralla se mandó derrocar en el siglo XVI, por orden de Carlos I tras haberse sumado Guadalcanal a la sublevación de las Comunidades, su demolición no debió de efectuarse (o sólo lo fue parcialmente), ya que hasta tiempos "relativamente recientes" se conservaban tramos aislados de la misma y tres de sus puertas (15). Cordón Bernabé considera que saldría de la del alcázar, que rodearía la población y que seguramente sería de tapial, reforzado con ladrillo en esquinas de torres y arcos, y con piedra, como la de Llerena (16).
La primera noticia documental localizada sobre el recinto de Guadalcanal data de 1313, cuando D. Arias Gómez, nombrado comendador de la villa, se comprometió a no labrar ni fortalecer "el cortijo" de Guadalcanal sin licencia del maestre (17), ignoramos de qué recinto se trataba, si del de la muralla o del menor que debía de constituir el supuesto alcázar, posteriormente denominado casa de palacio. En este sentido hemos de manifestar que las fuentes utilizadas son confusas y en numerosas ocasiones parecen hacer referencia a ambos circuitos de forma indiferenciada, siendo los historiadores contemporáneos los únicos que mencionan las murallas, mientras que los textos más antiguos, medievales y modernos, suelen aludir a un "cortijo", "castillo" o "palacio". De hecho, incluso Peinado Santaella duda de la enti­dad como castillo de esta fortaleza, señalando que en la provincia de Sevilla la única realmente existente era la Estepa. (18). Cabe suponer que quizás el denominado castillo de Guadalcanal fuera en realidad un recinto cercado por un muro almenado de poca entidad. Podríamos pensar entonces lo mismo que Garrido Santiago sobre la fortaleza del Puebla del Maestre, que no fuera un “auténtico castillo”, aunque así la denominan las fuentes. Afirma el mismo autor que en los siglos XV y XVI se denominan castillo o fortaleza, indistintamente, al prototipo de castillo medieval, a torres, como la de Valencia de las Torres, o a casas fuertes como la de Valencia del Ventoso. (19)
El texto de la visita de 1494 recoge que en la casa de la orden, '"con el çircuyto que llaman el castillo", había una huerta y que los aposentamientos estaban bien reparados. Los visitadores mandaron entonces alzar parte de la cerca del castillo que estaba derribada "hazla la parte del bastimento del maestre", de forma que se igualase con lo más alto del muro, y que se reparasen algunos cimientos de la misma. Por el exterior del castillo, a las espaldas del mismo, hallaron una casa "poblada de mugeres del partido" que mandaron situar fuera de la villa. También trataron sobre la situación de unas tenerías situadas "en torno de la cava del castillo de la dicha horden que rrodea la casa del dicho comendador" (20). Ruiz Mateos   describe el muro del castillo, indicando que estaba todo almenado y tenía saeteras en la zona norte, donde se situaba la puerta principal. Disponía de otras puertas, al sur y al oeste y, además, de una coracha, un torreón y un pasadizo. Entre la muralla y las distintas partes del palacio había un espacio que las rodea­ba y comunicaba sus distintas zonas. La misma autora añade que en 1549 tenía el palacio una portada de cantería y que la puerta de la muralla del castillo, separada de aquel por un pasillo o espacio, era un simple vano. También apunta que en 1604 se cerró ésta para hacer una nueva entrada más al este, más grande y lujosa, y que el castillo sufrió una reforma entre 1604 y 1690 en la que se abrió un corredor de arcos pequeños que comunicaba con la capilla mayor de Santa María mediante una terraza (21).


Notas.-

(1)  MIRÓN, Andrés, Historia de Guadalcanal, Sevilla, 2006, p. 41.
(2) MALDONADO FERNÁNDEZ, Manuel, "La encomienda santiaguista de Guadalcanal", Archivo Hispalense 258 (2002), pp. 59-40.
(3) MIRÓN, Andrés, Historia, cit., p. 57; HERNÁNDEZ DÍAZ» José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DETERAN, Francisco, Catalogo arqueológico, ob, cit., t. IV, p. 206.
(4) MALDONADO FERNANDEZ, Manuel, "La encomienda...", ob. cit,, p. 42.
(5) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DETERAN, Francisco, Catalogo arqueológico ... ob. cita., t, IV, p. 206
(6) MALDÜNADO FERNÁNDEZ, Manuel, "La encomienda...*', ob. cit., pp, 58-59.
(7) Queremos expresar nuestra más sincera gratitud al Ayuntamiento de Guadalcanal, especialmente al concejal de Patrimonio, D. Eduardo Cordobés Chaves, y al presidente de la Asociación Cultural Benalixa, D. Ignacio Gómez Galván, quienes generosamente nos acompañaron en nuestras visitas a Guadalcanal y nos facilitaron datos y documentación de gran interés. Su ayuda ha sido fundamental para la realización de esta parte del trabajo,
(8) BOE de 28 de abril de 2004. Cabe destacar también los numerosos estudios histórico-artísticos que tratan sobre esta localidad. Véase a este respecto: HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Salvador, "El patrimonio monumental de Guadal­canal a través de la historiografía artística: aproximación bibliográfica”. Guadalcanal Feria y Fiesta (2004), pp, 171-188.
(9) Véase http://ww\v.mcu.cs/bienes/BienesInmuebles. La base de datos de bienes inmuebles protegidos del Ministe­rio de Cultura incluye: la muralla urbana, el arco integrado en la iglesia de Sta. María de la Asunción, la iglesia de Santa Ana, la ermita de San Benito y los restos de los castillos de Monforte y de Ventosilla.
(10) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DE TERÁN. Francisco, Ca­tálogo arqueológico... ob. cit., t. IV, pp. 227-228. Gran parte de los castillos se construyeron entre los siglos XI y XII y debieron ser edificaciones de poca importancia. Una vez reconquistada la zona, la orden debió establecerse en algunos de ellos, y con seguridad en el de la villa.
(11) Véase http://www.mcu.es/bienes/BienesInrnuebles. Hoy sólo quedan restos de dos de ellos: el de Ventosilla, que conserva aún parte de un costado de la fortaleza y de una torre, de fábrica de mampostería; y el de Monforte, que parece ser el más antiguo de la zona. Véase también MIRÓN. Andrés. Historia... ob. cit., pp. 43-44.
(12) CORDÓN BERNABÉ, Amonio, "Las murallas de Guadalcanal", Guadalcanal, Feria y Fiestas (1996).
(13) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DE TERAN, Francisco, Ca­tálogo arqueológica... ob. cit., t. IV, p. 228; y RODRÍGUEZ MÁRQUEZ, Rafael, Guadalcanal. Un pueblo en la memo­ria, Sevilla, 2006, pp. 52-53. Este autor traza sobre un plano actual de la población, un recorrido de las antiguas murallas de Guadalcanal, en el que ubica sus cuatro puertas.
(14) MIRÓN, Andrés, Historia... ob, cit., p. 38.
(15) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DE TERAN, Francisco, Ca­tálogo arqueológico... ob. cit., t. IV, p. 228; y MIRÓN, Andrés, Historia... db. ck., p. 38.
(16) CORDÓN BERNABÉ, Antonio, "Las murallas...", ob. cit.
(17) RU1Z MATEOS, Aurora, "Encomienda de Guadalcanal", Guadalcanal feria y fiestas (1994); de la misma autora, Arquitectura civil de la Orden de Santiago en Extremadura: la casa de encomienda. Su proyección en Hispano América, Badajoz, 1985, p. 91; y MIRÓN, Andrés, Historia... ob. cit., p. 52. Este autor apunta la fecha de 1351, que es coincidente con la anterior sí le son restados los correspondientes 38 años a la segunda fecha, que debe responder a la era hispánica. Un dato que corrobora este planteamiento es que Diego Muñiz fue maestre de la orden de Santiago entre los años 1311 y 1318,
(18) PEINADO SANTAELLA, Rafael Gerardo, La Orden... ob, cit.» t II, pp. 393 y 742.
(19) GARRIDO SANTIAGO, Manuel, Arquitectura militar de la Orden de Santiago en Extremadura, Mérida, 2006, pp. 148-149.
(20) PEINADO SANTAELLA, Rafael Gerardo, La Orden... ob. cit., apénd. doc., t. III, pp. 871-S74. El problema de la situación de las tenerías realmente lo constituía el uso del agua de la fuente que utilizaban tanto los curtidores como el comendador para el riego de su huerta. Véanse MIRÓN, Andrés, Historia... ob. cit., p. 74; y MUÑOZ TORRADO, Antonio, "Visitas hechas a los pueblos de Andalucía, León y Extremadura de la referida Orden de Santiago)", Boletín de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, t. IX, 47 (1925), pp. 81 -100; y t. X, 52 (1926), pp. 25-40, y 53 (1926), pp. 62-80.

 (21) RUIZ MATEOS, Aurora, Arquitectura civil... ob. cit., pp. 92-93; de la misma autora "Encomienda...", ob. Cit. Señala que al corredor que comunicaba con la capilla mayor de Santa María se accedía por una escalera situada espacio comprendido entre la muralla y la fachada del palacio.

María Gracia y María del Valle Gómez Terreros Guardiola

lunes, 25 de noviembre de 2019

Feria 1901



La Feria en el Coso
Esos palos "borrachos" 

Sí. Nuestro Real de la Feria de 1901
¡Ese es!
¿Así?
Sí, así. Que este actual siglo XX aún estaba con baba, pues era el año 1901 —el arte fotográfico todavía muy joven— cuando quien fuere sube a esa atalaya que es el COSO ALTO y enfoca su cámara hacía la SIERRA  DEL AGUA,   la Sierra más pintoresca de las nuestras próximas, recogiendo, en primer término, el paraje que, desde poco, se hallaba dedicado a instalación del ferial.
Desde hacía muy poco, ya que nuestra Feria, la Feria de fama na­cional, la que acogía personas de todos los rincones de España, fue la Feria de Guaditoca. Una Feria que se celebraba en el Santuario los días de la Pascua de Pente­costés, teniendo afluencia de fie­les como hoy el Rocío.
Sólo hacía tres años que el CO­SO se engalanaba de ferial. Desde la traída de la Feria, de la Ermita al pueblo, lo estuvo haciendo la PLAZA DE LOS NARANJOS.
A la sazón feria de ganados, buscando amplitud para éstos, se trasladó al COSO, donde se les de­dicaba mucho terreno y en éste se fraguaban esas casetas que, en el lado izquierdo de la fotografía, aparecen alineadas.
La presencia de reses nos dice a las claras que se fotografía cuando ya había empezado el mer­cado y, con él, las fiestas. Que lo sino la incipiente actividad de los "caballitos" del centro de la foto.
Esos palos "borrachos" sostie­nen la iluminación de cabos de cera dentro de vistosos farolillos de papel rizado, como el carburo daba luminaria a los puestos de chucherías y juguetes.
Son de acusar, entre otras, dos transformaciones habidas de aquel año a éste:
Una, el traslado del pilar, que ahora se encuentra colocado más abajo.      
Otra, la pérdida de plantaciones de árboles, por aquellos día cien hechas. 
Pese a todo, cuanto se ve nos es sumamente familiar y querido, y nos mueve a haber tenido la oportunidad de asomarnos, si quisiera con la brevedad del toma una copa, a ese esplendoroso campo "enteriado".    
Enternece  contemplar  este ferial de principios de siglo. Uno se figura cuanto regocijo anegaría el alma del (por sin medios ágiles de comunicación) casi confinado muchachuelo de calzón, entonces, de "pirata", presto a no perder nada del   sonido  inhabitual   -música , bullicio—, del fulgor infrecuente y fantasmagórico de fuegos artificiales - cuyas "ruletas" se ven  ya colocadas— de esos días feriados.

Revista de Feria 1980

lunes, 18 de noviembre de 2019

Nuestro entorno 33


La Sierra Morena de Sevilla y sus paisajes

Última  Parte

4.1_ Diagnóstico general del paisaje
Pese a la creciente consideración de los valores y recursos paisajísticos, no puede obviarse el carácter novedoso que esta nueva dimensión y funcionalidad del territorio presenta tanto a nivel institucional como social. Resulta, por tanto, fundamental acompañar cualquier estrategia de protección o mejora del paisaje en un determinado ámbito con iniciativas destinadas a resaltar la importancia que, en términos patrimoniales, socioeconómicos y de calidad de vida, ha adquirido el paisaje en las últimas décadas. Esta tarea de sensibilización, acompañada de las tareas formativas o de asesoramiento a los poderes públicos locales, se hace especialmente necesaria en áreas como la Sierra Norte sevillana, donde todavía se observan algunas reservas respecto a las políticas ambientales, siendo entendidas por determinados colectivos o sectores sociales como negativas para el desarrollo del área.
Se plantea, de esta manera, la necesidad de hacer evidentes las posibilidades que ofrece el paisaje en relación con la cualificación y singularización de los productos y servicios del ámbito serrano, como un nuevo recurso patrimonial que puede ser movilizado y, en definitiva, como un eficaz indicador de la calidad de vida del área. Por el contrario, debe desecharse cualquier lectura que identifique al paisaje como una imposición burocrática que viene a sumarse a las limitaciones específicas que afectan al ámbito en virtud de sus valores ambientales o culturales.
A partir de este reconocimiento del paisaje como patrimonio territorial, deberán desarrollarse las medidas oportunas para preservar y revalorizar los componentes y espacios que contribuyen a generar la cualificada imagen paisajística de la que disfruta este sector de la provincia de Sevilla. En este sentido, es preciso indicar que, junto con la recuperación de determinados recursos en claro proceso de degradación (fundamentalmente, edificaciones vernáculas y muros de piedra seca), es necesario reforzar la dimensión paisajística de determinados elementos patrimoniales (tanto naturales como culturales), en los que no han sido suficientemente explicitados o gestionados sus valores estéticos y perceptivos.
En algunos casos, la reconsideración desde una perspectiva paisajística de estos componentes del patrimonio territorial pasará por el estudio de las relaciones espaciales y visuales que establecen con su entorno inmediato o con otros referentes más lejanos con los que de alguna forma interactúan. En otras ocasiones, el tratamiento paisajístico de estos elementos patrimoniales deberá compatibilizar el mantenimiento de sus valores ambientales, históricos o culturales con los usos y significados que la población les atribuye o les ha atribuido tradicionalmente. No debe olvidarse en ningún caso que la accesibilidad y el disfrute social de estos recursos también contribuyen a su preservación, evitando su abandono o su olvido con el consiguiente peligro de degradación ambiental y paisajística. La apertura y el mantenimiento de itinerarios y equipamientos públicos que permitan el acercamiento a los referentes territoriales y paisajísticos del área deben formar parte, por tanto, de la estrategia general de intervención en el paisaje serrano.
Siendo importante la adopción de medidas paisajísticas relativas a los elementos o espacios con mayor grado de reconocimiento o singularidad, no puede obviarse el carácter dinámico y evolutivo de la mayor parte del territorio serrano, conformado a partir de la actuación continuada del ser humano sobre el medio. El mantenimiento de los paisajes agroforestales del área, con la dehesa al frente, necesitan fundamentalmente actuaciones y medidas orientadas a mantener su funcionalidad. Desde este punto de vista, la preservación de la calidad paisajística del ámbito está estrechamente ligada a la gestión y al mantenimiento de las labores y actividades tradicionales que, en última instancia, son las que han generado los paisajes que actualmente percibimos y apreciamos (prácticas ganaderas extensivas, tareas de mantenimiento de la dehesa, saca del corcho, explotación de recurso selvícolas, mantenimiento de huertas en los entornos urbanos). Junto a estas prácticas tradicionales, la continuidad y la integridad ambiental de los paisajes serranos también requerirá de la adopción de intervenciones e iniciativas destinadas a evitar incendios forestales, a renaturalizar y reforestar espacios degradados, a minimizar los procesos erosivos asociados a la agricultura, así como a promover la integración paisajística de las nuevas construcciones e infraestructuras en el territorio.
En el entorno de los núcleos, así como en determinados enclaves productivos, la actuación paisajística debe orientarse fundamentalmente a la ordenación física del espacio (comenzando por la eliminación de los focos de suciedad o degradación existentes), al control de los procesos constructivos (dimensionándolos y ubicándolo correctamente), a la integración de las actividades o elementos con mayor incidencia paisajística (antenas, instalaciones técnicas, depósitos, playas de descarga o almacenamiento, áreas de estacionamiento) y, cuando resulte pertinente, su recualificación a través de intervenciones con criterios paisajísticos.

4.2_Definición de objetivos de calidad paisajística
• Unos paisajes adehesados sostenibles y multifuncionales que preserven y pongan en valor sus recursos patrimoniales, culturales y paisajísticos.
• Unos paisajes agrícolas serranos compatibles y adaptados a las limitaciones del terreno pero que resulten competitivos en función de su especificidad o de la aplicación de prácticas productivas ecológicas o tradicionales.
• Una imagen tradicional de los núcleos serranos acorde con los valores históricos y culturales que atesoran, siendo imprescindible a tal efecto el máximo respeto por las características urbanas y tipologías constructivas en las que se sustentan las representaciones y significados socialmente atribuidos. Especial atención merecen en este sentido, las vistas externas, los bordes y periferias urbanas recientes, así como las entradas a los núcleos, que presentan una especial sensibilidad en función de los procesos urbanizadores y edificatorios que suelen desarrollarse en ellos.
• Un patrimonio cultural asociado a la explotación de los recursos naturales de la Sierra Norte (minería, aprovechamientos agroforestales, ganadería, obras hidráulicas,…) que se mantenga en buen estado de conservación y que se incorpore como un activo territorial para la implementación de estrategias diversificadas de desarrollo socioeconómico del ámbito mariánico.
• Unos paisajes naturales connotados (parajes o espacios que gozan de un mayor reconocimiento institucional y social) en los que se concilien el acceso y disfrute público de los recursos y valores sobre los que se sustenta su mayor consideración con la preservación de los procesos y formas que los singularizan o caracterizan.
• Unas implantaciones productivas y terciarias (polígonos industriales, enclaves turísticos u hosteleros, naves de transformación o distribución de los productos serranos,…) en medio rural adaptadas a los significados de naturalidad e integridad que se atribuyen a amplios sectores de la sierra.

Bibliografía de referencia y saber más
• AGUDO TORRICO, J. (1984), Arquitectura popular en la provincia de Sevilla, en VÁZQUEZ MEDEL, M. (dir.), Sevilla y su provincia. Tomo I. Ediciones Gever S.A.: Sevilla. pp. 115-148.
• BUENO MANSO, F. (1995), Guía de la naturaleza de la provincia de Sevilla. Centro Andaluz del Libro, Diputación Provincial de Sevilla, 127 pp.
• CARMONA GRANADO, A. y JIMÉNEZ CUBERO, S. (1995), Cazalla de la Sierra. Naturaleza e historia. Sevilla, Ayuntamiento de Cazalla de la Sierra.
• CONSEJERÍA DE MEDIO AMBIENTE (1999), Manual práctico Parque Natural Sierra Norte de Sevilla. Consejería de Medio Ambiente, Junta de Andalucía.
• DÍAZ QUIDIELLO, J. (Coord.) (2009), Atlas de la historia del territorio de Andalucía Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio, Instituto de Cartografía de Andalucía, Junta de Andalucía.
• DIRECCIÓN GENERAL DE LA RED DE ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS Y SERVICIOS AMBIENTALES (2003), Plan de Desarrollo Sostenible del Parque Natural Sierra Norte (Sevilla), Servicio de Fomento de Espacios Naturales, Consejería de Medio Ambiente, 2 vol.
• FERNÁNDEZ CACHO, S., FERNÁNDEZ SALINAS, V., HERNÁNDEZ LEÓN, E.,
LÓPEZ MARTÍN, E., QUINTERO MORÓN, V., RODRIGO CÁMARA, J.M., ZARZA BALLUGUERA, D. (2010), Paisajes y patrimonio cultural en Andalucía. Tiempo, usos e imágenes. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, Junta de Andalucía, Consejería de Cultura, 2 vol.
• Plan Especial de Protección del Medio Físico de la provincia de Sevilla (1987), Consejería de Obras Públicas y Transportes, Junta de Andalucía.
• REQUENA SÁNCHEZ, M.D. (1993), Permanencia y cambios de la Sierra Norte de Sevilla. Estudios Integrados de Geografia. Sevilla, 1993.
• SILVA GARCÍA, J.A. (2002), El Parque Natural de la Sierra Norte, Excmo. Ayuntamiento de Constantina.
• ZOIDO NARANJO, F., SILVA PÉREZ, R., FERNÁNDEZ SALINAS, V., RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, J., TROUT TATE, A., PARDO GARCÍA, S.M. (2011), Entorno urbano de Constantina. Identificación, caracterización y cualificación de recursos paisajísticos. En: Paisajes de Oportunidad. Convención Europea del Paisaje y Participación: las acciones piloto del proyecto
PAYS.MED.URBAN, Ed. Maggioli, pp. 98-103.

Catálogos de Paisajes de la Provincia de Sevilla 
2019

lunes, 11 de noviembre de 2019

Hoy las ciencias avanzan que es una barbaridad





“Yo, ahí lo dejo”

Hace unos días estaba escuchando la zarzuela de La Verbena  de la Paloma, hay un pasaje titulado ”Hoy las ciencias avanzan que es una barbaridad”, en mis mano una revista de la feria de Guadalcanal del año 1979, es decir hace cuarenta años, esto me lleva a una reflexión, si el tiempo es una ciencia o magnitud física, en Guadalcanal se ha detenido, o tal vez a retrocedido al pasado y estamos igual en comunicaciones que el 16 de Enero de 1885 cuando pasó el primer tren por la estación de Guadalcanal tirado por una locomotora serie 220 construida en 1880 en los talleres de Richard Harmand, haciendo el primer tramo El Pedroso-Llerena con parada en Guadalcanal, la línea empezó a funcionar a pleno rendimiento en 1892 con el recorrido completo Sevilla-los Rosales-Mérida y viceversa.
Durante el último tercio del siglo XIX y avanzado la primera mitad del siglo XX esta línea tuvo gran actividad en el transporte de personal y mercancías (ganado, cereales, minerales, carbón, etc.), con los llamados trenes ómnibus, correos, rutas, carretas y mixtos, circulando varios diarios en cada sentido de la ruta, la estación de Guadalcanal era un centro neurálgico para estos trenes y a menudo se podían ver gran cantidad de vagones cargados en las vías de apartadero de las mercancías citadas o de ladrillos, tejas y aceites producidos y manufacturados en Guadalcanal. Otras mercancías a menudo eran de origen o destino a los enlaces de vía estrecha de Fuente del Arco, Puerto Llano y Cerro de Hierro en el caso de los minerales o a Villanueva del Rio con en el carbón.
A partir de la segunda mitad del siglo XX varios factores influyeron para el declive de este pasillo ferroviario de personas y mercancías hasta llegar a la casi desaparición en nuestro días, es muy difícil ver algún tren de mercancía por estos lares y los trenes de viajero se limitan a uno al día en cada sentido, estos elementos son por un lado, el deterioro de la línea quedando obsoleta debido a la poca o nula inversión por parte del gobierno central y el entramado de autonomías y diputaciones, esto  junto a la modernización y rapidez del transporte por carreteras (aun cuando las carreteras de la Sierra Morena de Sevilla no son un ejemplo de modernidad) y principalmente la desaparición del gran flujo de negocio en la zona de influencia, la desaparición de las minas, la disminución del cultivo de cereal, actualmente ha quedado testimonial o como autoconsumo para los ganaderos de la región y sobre todo, la decadencia industrial con la desaparición de fábricas, claro ejemplo es Guadalcanal y comarca.
Tal vez los más curioso de aquella época (ahora algo hemos mejorado en tiempo y material de Renfe, no suficiente) era el tiempo que se  dilataba el viaje desde Guadalcanal a Sevilla, el llamado mixto (llevaba vagones de mercancías y de viajeros) tomando como referencia el año 1916, salía de Llerena a las 6,00 de la mañana,pasaba por Guadalcanal a las 8,00 con salida a las 8,06 y llagada a la estación sevillana de Plaza de Armas a la hora “estimada” de las 15,00, es decir, siete horas (una jornada casi completa), un Guadalcanalense ya fallecido que estaba de guarda en la caseta del puerto me contaba una vez en mi niñez “en los difíciles años del estraperlo la gente se bajaba en marcha antes de llegar a la estación para evitar la vigilancia, hacia sus –negocios- y volvía a cogerlo”, en verano cuando “la calor apretaba” se bajaban los viajeros a beber agua de los pipotes de las “aguaoras”, se liaban un pitillo, se lo fumaban en la cantina y a paso ligero alcanzaban al tren antes de llegar al túnel, algo más rápido era el tren correo que reducía el tiempo a la mitad, salía de Guadalcanal a las 16,00 horas y llegaba a Sevilla sobre las 20,00 horas(todo un avance), existía otro misto llamado el “el de la madrugá” , este salía de Guadalcanal a la 1,50 horas y llegaba a Plaza de Armas a las 7,40 horas, este tren disponía de coche cama y  vagón de primera clase (todo un lujo), el regreso no era más rápido, había un correo que salía de Plaza de Armas a las 12,10 horas del mediodía y llegaba a Guadalcanal a las 18,50 horas, otra opción era coger el mixto que salía de Sevilla a las 20,50 llegaba a nuestro pueblo a las 3,15 horas de la madrugada o si hacían noche en Sevilla podían coger el correo de la 7,10 horas y llegaban a
Guadalcanal sobre las 11,45, todas las fuentes consultadas estimaban siempre “hora aproximada de llegada y salida”, ya que siempre podía haber imprevistos que retrasaban la llegada hasta en una hora.
¿Situación actual?, lamentable, solo un tren Regional Express (el término Express es solo una metáfora, en el siglo XXI tarda más de una hora 1,45 en un recorrido que en otras zonas con el mismo tipo de tren se limita a la mitad) con salida de Guadalcanal a las 10,00 horas y salida de  Sevilla a las 18,53 horas.
El tren es un transporte asequible, seguro y barato, además un medio sostenible para el inmejorable contorno de nuestra Sierra Morena de Sevillana  y Campiña Sur de Badajoz, algo necesario para un amplio sector de nuestra envejecida población y para nuestra cada vez más escasa juventud que cada lunes si tiene que desplazar a Sevilla a trabajar o cursar sus estudios universitarios.
¿Para qué le vale a los ciudadanos de Guadalcanal este servicio?, creo que para hacer turismo, los estudiantes y trabajadores que se desplazan los lunes a Sevilla llegan a una  hora que ya no se pueden incorporar a sus quehaceres, si te envían a hacerte alguna prueba médica o visita hospitalaria, procura negociar en el personal del consultorio o viajar por tus propios medios, cuando llegues a Sevilla solo llegaras a tiempo para almorzar y repito,  hacer turismo.
¿Esto tiene solución?, creo que sí, no hablemos de solución política que es la menos política de las soluciones, actualmente Guadalcanal se encuentra en lo que el Ministerio de Fomento llama Zona Valle, yo diría que las cosas hay que llamarlas por su nombre, es decir, estamos en una zona de aislamiento, en la que nos acompaña el vecino pueblo de Fuente del Arco.
Todo sería tan fácil si las sesudas gentes pensantes que cada cuatros años nos piden el voto para solucionar los problemas de la zona, comunidad o a nivel nacional, cogiesen un sencillo mapa de la red nacional de ferrocarriles españoles y pensaran con criterio, no creo que les pidamos mucho, y aprovechando que Guadalcanal  es límite de provincias y comunidades tuviesen la gran idea de hacer llegar los trenes de cercanía y medía distancia a la estación de Guadalcanal y evitar tenerlos parados en Llerena y en Cazalla-Constantina. 
A continuación y para finalizar el artículo, transcribo los trenes y horarios de aquellos años 60 y 70, no solo disponíamos de cuatro trenes diarios para ir a Sevilla o Mérida, indirectamente estábamos comunicados a gran parte del territorio patrio, pues haciendo trasbordo se enlazaba con Cáceres, Badajoz, Madrid y Barcelona y desde los cercanos pueblos de Cazalla y Llerena podíamos ir con el Ruta de la Plata hasta Gijón.
¡Qué tiempos aquellos que me enviaban mis padres en los veranos desde Madrid a Guadalcanal en tren con algún paisano para pasar el verano!


Comunicaciones ferroviarias con Guadalcanal año 1979

FERROCARRIL.-

SEVILLA - MERIDA
Clase de tren
Recorrido
llegada a Guadalcanal
1.723Omnibus
Sevilla-Mérida
10,53 horas (1)
1.701Omnibus
Sevilla-Mérida
16,04 horas (2)
1.725Omnibus
Sevilla-Llerena
22,07 horas
757 Ter
Sevilla-Gijón (Ruta de la Plata)
08,54  horas (3)

(1) Enlaza en Marida a Cáceres y Badajoz.
(2) Enlaza en Marida a Cáceres, Badajoz y Madrid.
(3) Para en Cazalla y Llerena. No tiene parada en Guadalcanal.

MERIDA - SEVILLA
Clase de tren
Recorrido
Llegada a Guadalcanal
1726Omnibus
Llerena-Sevilla
06,11 horas
1702Omnibus
Mérida-Sevilla
13,51 horas (1)
1754Omnibus
Mérida-Sevilla
19,08 horas (2)
758 Ter
Gijón-Sevilla (Ruta de la Plata)
20,00 horas (3)

(1) Enlaza en Sevilla con tren Expreso a Barcelona.
(2) Enlaza en Sevilla con tren Expreso a Madrid.
(3) Efectúa parada en Llerena y Cazalla. No tiene parada en Guadalcanal

Tal vez tengamos que esperar veinte años como Granada para que llegue el Ave, ¿el Ave?, a no si nosotros solo pedimos más trenes ¿express?, para estar comunicados.
Como dice la juventud, “Yoahí lo dejo”.

Rafael Spínola R. 
Publicado Revista de feria 2019