Las localidades
de la orden en Sevilla fueron, en general, difíciles de repoblar. Lugares como
Mures, Villanueva y Castilleja, tuvieron escasos habitantes hasta el siglo XIV,
teniendo la última villa problemas, en dicho sentido, hasta el siglo XVI. Por
otra parte, Estepa, como lugar de frontera que era, tampoco creció ampliamente
hasta que se tomó Granada. Además, el tipo de poblamiento que se dio en la zona
difiere del de otros territorios santiaguistas andaluces: todas las poblaciones
fueron cabezas de su encomienda y las únicas de las mismas (salvo Estepa). Así, la organización territorial resultó muy
distinta a la de, por ejemplo, la Sierra de Segura, donde proliferaron los
núcleos menores.
Otro de los
condicionantes que afecta a la arquitectura a estudiar es que casi todas las
encomiendas sevillanas Rieron vendidas en el siglo XVI, aunque la orden de
Santiago conservó la jurisdicción eclesiástica en algunas de ellas (las del Aljarafe). La excepción fue Guadalcanal,
que entonces tan sólo perdió buena parte de sus rentas.
Todo ello
justifica que en algunas de las poblaciones, sobre todo en las del Aljarafe,
sean escasos los edificios conservados que se pueden vincular a los
santiaguistas. No es el caso de Estepa y, aún menos, el de Guadalcanal, que
sobresalen indiscutiblemente por la calidad, cantidad y variedad de las construcciones
subsistentes.
Como rasgo
diferenciador, es preciso señalar la vinculación de Guadalcanal a Extremadura
hasta el siglo XIX, hecho que, junto a. su lejanía del resto de las propiedades
santiaguistas sevillanas y a su propio desarrollo histórico, parece
proporcionar a su arquitectura rasgos singulares y en conexión con los de la
zona geográfica en la que se ubica.
En los territorios santiaguistas de
Sevilla, a diferencia de lo que hemos podido constatar en Jaén, no abundan los
castillos ni las construcciones fortificadas. Destaca tan sólo el recinto de
Estepa, importante conjunto que culmina una villa amurallada y en el que han
efectuado significativas intervenciones en las últimas décadas. En el caso de
Guadalcanal, que enseguida queda en la retaguardia, dudamos, como tales a su
uso por los lugareños cuando venían "los moros".
Por lo dicho,
las casas de las encomiendas debieron suplir pronto la función administrativa y
residencial que las fortalezas cumplieron inicialmente en otros territorios.
Es evidente que tuvo que existir este tipo de edificios en todas las
localidades, puesto que fueron, como se ha referido, cabezas de encomiendas.
Sin embargo, apenas hemos encontrado referencias a la de Estepa (quizás por tener un importante castillo).
Las demás, parece que eran buenas casas y que es posible que pudieran también
servir, además de como viviendas, como lugares de almacenaje, lo que está claro
en el caso de Guadalcanal. Bodegas, lagares, caballerizas, corrales... son
mencionados como partes de ellas en los libros de visitas. Quizás por ello
apenas hay datos sobre casas tercias o de bastimento en la provincia de
Sevilla, excepción hecha de Guadalcanal, donde se conserva aún hoy un
interesantísimo bastimento de la mesa maestral fechado en el siglo XIV, además
de una casa que pudo ser la última que tuvo allí la encomienda. En lo que se
refiere a su ubicación, solían estar situadas en las plazas principales de las
poblaciones o junto a las parroquias. También presentan ciertas peculiaridades.
Por ejemplo, la de Castilleja fue comprada a fines del siglo XV; la de
Guadalcanal estaba rodeada por un "circuito”
o "cortijo"; y la de Mures
estaba ya arruinada a comienzos del siglo XVI (quizás por la existencia de aposentamientos en Benazuza). Gabe
señalar que en Villanueva del Ariscal se menciona una "casa de la vicaría" y, también, un corral que servía
corno casa de bastimento. Por lo demás, es difícil, con las descripciones de
las mismas que hemos podido conocer; apuntar otras características tipológicas
comunes.
En cuanto a las
parroquias, se convirtieron en los edificios que, junto con las casas de
encomiendas y ante la ausencia casi generalizada de fortalezas, marcaban el
centro urbano en tomo al que se desarrollaba el caserío. Entre las tardo
medievales nos encontramos fundamentalmente dos tipos: primero, el de los
edificios con cubiertas de madera sobre arcos diafragmas o transversales (Santa Ana y San Sebastián en Guadalcanal o
la primitiva parroquia de Estepa); y segundo, el de los templos de tres
naves separadas por arcos y cubiertas de madera, con posibles cabeceras góticas
(Santa María de la Asunción de
Guadalcanal o posiblemente las iglesias del Aljarafe en su origen, puesto que
han sido reconstruidas posteriormente). Completamente abovedada, de
cantería, sólo encontramos una, la inacabada de Santa María de Estepa, hecha en
un gótico tardío de gran calidad y en consonancia con el giro artístico que se
impuso en la zona tras la construcción en Sevilla de su enorme catedral, aunque
puede tener también características comunes con obras extremeñas del momento.
Igualmente se puede apuntar que la primitiva iglesia de Castilleja de la Cuesta
era de dos naves, siendo posteriormente ampliada en el siglo XVI. Así que
encontramos en Andalucía Occidental algunos tipos edificatorios similares a los
existentes en Jaén, como los templos construidos con arcos transversales,
seguramente (dada la inexistente pretensión
de unidad de criterios estilísticos en la orden) por coincidencia
cronológica y funcional, además de por la austeridad y la economía habituales
en las edificaciones santiaguistas en sus primeros tiempos y en poblaciones
menores 11. También hay que señalar que los templos presentan características
comunes.
Nos ocupamos de
Guadalcanal fue reconquistada en 1241 por los caballeros sampaguitas, bajo el
mando del maestre don Rodrigo Iñiguez (1)
Posteriormente, en 1246, Fernando III se la cedió a la orden, quedando bajo su
jurisdicción hasta el siglo XIX, La villa perteneció eclesiásticamente a la
vicaría de Tentudía, dependiente del priorato de San Marcos de León, con sede
judicial en Llerena. A finales del siglo XIII o principios del XIV se
constituyó como una de las encomiendas desdobladas de las tierras de Reina (2) y en 1395 se convirtió en vicaría independiente,
gracias a un privilegio concedido por el maestre Lorenzo Suárez de Figueroa (3). Posteriormente, en 1540, los
administradores del Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla, cumpliendo una de
las mandas testamentarias de don Fabrique Enríquez de Ribera, adquirieron para
el citado Hospital la mitad de los derechos de la encomienda y todas las rentas
que la mesa maestral poseía en Guadalcanal (4),
sin que ello desvinculara a la localidad de la orden. También hay que resaltar
que durante los siglos XVI y XVII hubo un importante éxodo de vecinos hacia el
Nuevo Mundo, quienes realizaron numerosas donaciones y fundaciones en la
localidad (5). Por último, produciéndose
por las mismas fechas que la finalización de la encomienda, en 1833
Guadalcanal, históricamente vinculada a Extremadura, pasó a pertenecer a la
provincia de Sevilla (6)
Esta población
destaca por el rico patrimonio que conserva: varias parroquias, ermitas,
conventos, edificios civiles... (7).
De hecho, su centro histórico fue declarado Bien de Interés Cultural con
categoría de Conjunto Histórico el 2 de marzo de 2004 (8),
aunque ya contaba con algunos edificios declarados individualmente (9).
La situación
estratégica de Guadalcanal dio lugar a la existencia en sus alrededores de un
gran número de castillos y fortalezas (10),
de los que hoy quedan pocos restos (11).
La villa, según afirman Hernández Díaz, Sancho Corbacho, Callantes de Terán y
Rodríguez Márquez, estaba rodeada por una muralla que Cordón Bernabé data en la
segunda mitad del siglo XII (12). No se conoce con certeza la delimitación
del recinto, pero sí señalan los anteriores autores que contó con cuatro puertas (la de Sevilla, la de Llerena, la
del Jurado y la de los Molinos) e indican la situación de las mismas.
Además mencionan que estaba rodeado por un foso conocido como "la
cava" y que tenía una alcazaba situada al sur, que fue el
denominado castillo de la orden, en cuyo interior estuvieron las casas de los
comendadores, conocidas con el nombre de "el palacio" (13). Según Mirón, las edificaciones de la
población, como era común, aprovechaban los lienzos de la muralla en sus
construcciones, como también hizo el supuesto castillo de la localidad (14). Aunque dicha muralla se mandó derrocar
en el siglo XVI, por orden de Carlos I tras haberse sumado Guadalcanal a la
sublevación de las Comunidades, su demolición no debió de efectuarse (o sólo lo fue parcialmente), ya que
hasta tiempos "relativamente recientes" se conservaban tramos
aislados de la misma y tres de sus puertas (15).
Cordón Bernabé considera que saldría de la del alcázar, que rodearía la
población y que seguramente sería de tapial, reforzado con ladrillo en esquinas
de torres y arcos, y con piedra, como la de Llerena (16).
La primera
noticia documental localizada sobre el recinto de Guadalcanal data de 1313,
cuando D. Arias Gómez, nombrado comendador de la villa, se comprometió a no
labrar ni fortalecer "el cortijo" de Guadalcanal sin licencia del
maestre (17), ignoramos de qué recinto se
trataba, si del de la muralla o del menor que debía de constituir el supuesto
alcázar, posteriormente denominado casa de palacio. En este sentido hemos de
manifestar que las fuentes utilizadas son confusas y en numerosas ocasiones
parecen hacer referencia a ambos circuitos de forma indiferenciada, siendo los
historiadores contemporáneos los únicos que mencionan las murallas, mientras
que los textos más antiguos, medievales y modernos, suelen aludir a un "cortijo",
"castillo" o "palacio". De hecho, incluso Peinado
Santaella duda de la entidad como castillo de esta fortaleza, señalando que en
la provincia de Sevilla la única realmente existente era la Estepa. (18). Cabe suponer que quizás el
denominado castillo de Guadalcanal fuera en realidad un recinto cercado por un
muro almenado de poca entidad. Podríamos pensar entonces lo mismo que Garrido
Santiago sobre la fortaleza del Puebla del Maestre, que no fuera un “auténtico
castillo”, aunque así la denominan las fuentes. Afirma el mismo autor que en
los siglos XV y XVI se denominan castillo o fortaleza, indistintamente, al
prototipo de castillo medieval, a torres, como la de Valencia de las Torres, o
a casas fuertes como la de Valencia del Ventoso. (19)
El texto de la
visita de 1494 recoge que en la casa de la orden, '"con el çircuyto que llaman
el castillo", había una huerta y que los aposentamientos estaban
bien reparados. Los visitadores mandaron entonces alzar parte de la cerca del
castillo que estaba derribada "hazla la parte del bastimento del
maestre", de forma que se igualase con lo más alto del muro, y que
se reparasen algunos cimientos de la misma. Por el exterior del castillo, a las
espaldas del mismo, hallaron una casa "poblada de mugeres del partido"
que mandaron situar fuera de la villa. También trataron sobre la situación de
unas tenerías situadas "en torno de la cava del castillo de la dicha horden que
rrodea la casa del dicho comendador" (20).
Ruiz Mateos describe el muro del
castillo, indicando que estaba todo almenado y tenía saeteras en la zona norte,
donde se situaba la puerta principal. Disponía de otras puertas, al sur y al
oeste y, además, de una coracha, un torreón y un pasadizo. Entre la muralla y
las distintas partes del palacio había un espacio que las rodeaba y comunicaba
sus distintas zonas. La misma autora añade que en 1549 tenía el palacio una
portada de cantería y que la puerta de la muralla del castillo, separada de
aquel por un pasillo o espacio, era un simple vano. También apunta que en 1604
se cerró ésta para hacer una nueva entrada más al este, más grande y lujosa, y
que el castillo sufrió una reforma entre 1604 y 1690 en la que se abrió un
corredor de arcos pequeños que comunicaba con la capilla mayor de Santa María
mediante una terraza (21).
Notas.-
(1) MIRÓN, Andrés, Historia de
Guadalcanal, Sevilla, 2006, p. 41.
(2) MALDONADO FERNÁNDEZ, Manuel,
"La encomienda santiaguista de
Guadalcanal", Archivo Hispalense 258 (2002), pp. 59-40.
(3) MIRÓN, Andrés, Historia, cit., p.
57; HERNÁNDEZ DÍAZ» José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DETERAN, Francisco, Catalogo
arqueológico, ob, cit., t. IV, p. 206.
(4) MALDONADO FERNANDEZ, Manuel, "La encomienda...", ob. cit,, p. 42.
(5) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DETERAN,
Francisco, Catalogo arqueológico ... ob. cita., t, IV, p. 206
(6) MALDÜNADO FERNÁNDEZ, Manuel, "La encomienda...*', ob.
cit., pp, 58-59.
(7) Queremos expresar nuestra más sincera gratitud al Ayuntamiento
de Guadalcanal, especialmente al concejal de Patrimonio, D. Eduardo Cordobés
Chaves, y al presidente de la Asociación Cultural Benalixa, D. Ignacio Gómez
Galván, quienes
generosamente nos acompañaron en nuestras visitas a Guadalcanal y nos
facilitaron datos y documentación de gran interés. Su ayuda ha sido fundamental para
la realización de esta parte del trabajo,
(8) BOE de 28 de abril de 2004. Cabe
destacar también los numerosos estudios histórico-artísticos que tratan sobre esta localidad. Véase a este
respecto: HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Salvador, "El
patrimonio monumental de Guadalcanal a través de la historiografía
artística: aproximación bibliográfica”. Guadalcanal Feria y Fiesta (2004), pp,
171-188.
(9) Véase http://ww\v.mcu.cs/bienes/BienesInmuebles. La base de datos de bienes
inmuebles protegidos del Ministerio de Cultura incluye: la muralla urbana, el arco
integrado en la iglesia de Sta. María de la Asunción, la iglesia de Santa Ana,
la ermita de San Benito y los restos de los castillos de Monforte y de
Ventosilla.
(10) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO
CORBACHO, Antonio y COLLANTES DE TERÁN. Francisco, Catálogo arqueológico...
ob. cit., t. IV, pp. 227-228. Gran parte de los castillos se construyeron
entre los siglos XI y XII y debieron ser edificaciones de poca importancia. Una
vez reconquistada la zona, la orden debió establecerse en algunos de ellos, y con seguridad en el de la
villa.
(11) Véase http://www.mcu.es/bienes/BienesInrnuebles. Hoy sólo quedan restos de dos de
ellos: el de Ventosilla, que conserva aún parte de un costado de la fortaleza y de una torre, de fábrica
de mampostería; y el de Monforte, que parece ser el más antiguo de la zona. Véase también MIRÓN.
Andrés. Historia... ob. cit., pp. 43-44.
(12) CORDÓN BERNABÉ, Amonio, "Las murallas de
Guadalcanal", Guadalcanal, Feria y Fiestas (1996).
(13) HERNÁNDEZ DÍAZ, José, SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES
DE TERAN, Francisco, Catálogo
arqueológica... ob. cit., t.
IV, p. 228; y RODRÍGUEZ MÁRQUEZ, Rafael, Guadalcanal. Un pueblo en la
memoria, Sevilla, 2006, pp. 52-53. Este autor traza sobre un plano actual de la
población, un recorrido de las antiguas murallas de Guadalcanal, en el que ubica sus cuatro puertas.
(14) MIRÓN, Andrés, Historia...
ob, cit., p. 38.
(15) HERNÁNDEZ DÍAZ, José,
SANCHO CORBACHO, Antonio y COLLANTES DE TERAN, Francisco, Catálogo arqueológico... ob. cit., t. IV, p. 228; y MIRÓN, Andrés, Historia...
db. ck., p. 38.
(16) CORDÓN BERNABÉ, Antonio, "Las murallas...", ob. cit.
(17) RU1Z MATEOS, Aurora, "Encomienda de Guadalcanal",
Guadalcanal feria y fiestas (1994); de la misma autora, Arquitectura civil de la Orden de Santiago en Extremadura: la
casa de encomienda. Su proyección en Hispano América, Badajoz,
1985, p. 91; y MIRÓN, Andrés, Historia... ob. cit., p. 52. Este autor
apunta la fecha de 1351, que es coincidente
con la anterior sí le son restados los
correspondientes 38 años a la segunda fecha, que debe responder a la
era hispánica. Un dato que corrobora
este planteamiento es que Diego Muñiz fue maestre de la orden de Santiago entre
los años 1311 y 1318,
(18) PEINADO SANTAELLA,
Rafael Gerardo, La Orden... ob, cit.» t II, pp. 393 y 742.
(19) GARRIDO SANTIAGO,
Manuel, Arquitectura militar de la Orden de Santiago en Extremadura, Mérida, 2006, pp. 148-149.
(20) PEINADO SANTAELLA, Rafael Gerardo, La Orden... ob. cit., apénd.
doc., t. III, pp. 871-S74. El problema de la situación de las tenerías
realmente lo constituía el uso del agua de la fuente que utilizaban tanto los
curtidores como el comendador para el riego de su huerta. Véanse MIRÓN, Andrés,
Historia... ob. cit., p. 74; y MUÑOZ TORRADO, Antonio, "Visitas hechas a
los pueblos de Andalucía, León y Extremadura de la referida Orden de
Santiago)", Boletín de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, t. IX, 47 (1925), pp. 81 -100; y t. X, 52 (1926),
pp. 25-40, y 53 (1926), pp. 62-80.
(21) RUIZ MATEOS, Aurora, Arquitectura civil... ob. cit., pp. 92-93; de la misma autora
"Encomienda...", ob. Cit.
Señala que al corredor que comunicaba con la capilla mayor de Santa María se
accedía por una escalera situada espacio comprendido entre la muralla y la
fachada del palacio.
María Gracia y María del Valle Gómez
Terreros Guardiola