

Revista de feria 1995
Segunda parte
PROVINCIA DE LEÓN
Documentación que
afecta a la villa de Guadalcanal.
Capítulo de Uclés, 6 de Junio de 1395 (domingo).
Don Lorenzo Suárez
de Figueroa confirma privilegio de don Vasco Rodríguez Coronado al
concejo de Montiel.
AHN, OO.MM., leg. 2/30.
… E agora el concejo e homes buenos de
la villa de Montiel, nuestros vasallos, pidiéronnos merced que les
confirmásemos la dichas claúsulas de mercedes en el dicho privilegio contenidas
y nos, el dicho maestre, con consejo e otorgamiento de don Alfonso Díaz, prior
de Uclés, e de don Diego Alfonso, prior de Sanct Marcos de León, e de don
Alfonso Pérez Ponce, comendador mayor de Castilla, e de don García Fernandes,
sennor de Villagarcía, comendador mayor de Tierra de León, e de Pero López de
Horozco, comendador de Uclés, e de Diego Gonçales de Mendoça, comendador de
Carabaca, e de Rui Martínez de Céspedes, comendador de Mérida, e de Gómez
Hernandes Malaver, comendador de Sanctiago de Montizón, e de don Álvaro de
Ponte, comendador de Guadalcanal, e de Rui Núnnez, comendador de Oreja, e de
Diego García Pardo, comendador del Corral de Almaguer, e de Gutierre Méndez,
comendador de Vesajate, enmyenda por él Diego Álvarez de Mesa, comendador de
Medina, e de Alfonso Yannes, enmyenda por él Gómez Xuárez, comendador de
Montiel, e de Lope Xuárez Mexía, comendador de Veas, e de Juan Rodrigues,
comendador de Alhanbra, mayordomo mayor del maestre, que son los trezes, e de
todos los otros cavalleros, freyles de nuestra Orden que con nos se asentaron
en el nuestro Cabildo general que nos hezimos en el nuestro convento de la
nuestra villa de Uclés, que fue hecho e celebrado domyngo, seys días de junyo,
el anno de la hecha desta carta.
… Yo, Diego Núnnez, escrivano de my
sennor el maestre, lo fiz escrevir por su mandado.
Don Lorenzo Suárez
de Figueroa confirma privilegios de sus predecesores concediendo a Criptana y
al Campo de Criptana exención de portazgo en el territorio de la Orden.
AHMCC, documento 1395/e.
… E agora el concejo e omes buenos de
la nuestra villa de Segura, nuestros vasallos, pidéronnos por merced que les
confirmásemos el dicho previlejio e carta de sentencia e las mercedes [y]
gracias en ella contenidas, e que lo mandásemos guardar. E nos, el dicho
maestre, con consejo e otorgamiento de don Alonso Díaz, prior de Uclés, e de
don Diego Alonso, prior del convento de San Marcos de León, e de don Alfonso Pérez
Ponce, comendador mayor de Castilla, e de don García Hernández, sennor de
Villagarcía, comendador mayor de tierra de León, e de don Pero Fernández de
Yxar, comendador mayor de Montalván, e de Pero López de Heredia, comendador de
Uclés, e de don [Diego] Gonçález de Mendoça, comendador de Caravaca, e de Gómez
Hernández Malaver, comendador de Santiago de Montizón, e de don Álvaro de
Ponte, comendador de Guadalcanal, e de Ruy Martínez, comendador de Oreja, e de
García Perado, comendador del Corral de Almaguer, e de Garci Martínez,
comendador de Vejezate, emienda por él Diego Álvarez de Mesa, comendador de
Medina, e de Alfonso Yánnez fleyre, hemienda por él Gómez Xuárez, comendador de
Montiel, e de Lope Xuárez Mexía, comendador de Beas, e de Juan Gonçales, comendador
de Alanbra, nuestro mayordomo mayor, que son los treze, e de todos los otros
cavalleros e fleyres de nuestra Orden que con nos se concertaron en el nuestro
Cavildo general que nos hizimos en el nuestro convento de la nuestra villa de
Uclés, que fue fecho e celebrado domyngo, seys días de junyo el anno de la
fecha desta carta.
Dada en la nuestra villa de Uclés,
domyngo, seys días de junyo del anno del nascimiento de nuestro Salvador
Jesuchristo de myll e trezientos e noventa e cinco annos.
Yo, Rui Sánchez, escrivano del
dicho maestre, la fiz escribir por su mandado.
Capítulo de Uclés, 6 de junio de
1395 (domingo).
Don Lorenzo Suárez
de Figueroa confirma al concejo de Guadalcanal su Fuero y añade una serie de
privilegios.
AHT, leg. 78.219 y leg. 78.214.
… Sepan quantos estas carta vieren cómo
nos, don Lorenço Suárez de Figueroa, por la gracia de Dios, maestre de la Orden
de la Cavallería de Santiago, con consejo y otorgamiento de don Alfonso Díaz,
prior de Uclés, e de don Diego Alfonso, prior de San Marcos de León, e de don
Alfonso Pérez Ponze, comendador mayor de Castilla, e de don Garci Fernández,
sennor de Villagarcía, comendador mayor de Tierra de León, e de don Pedro López
de Forozco, comendador de Uclés, e de Diego Gonçalez de Mendoça, comendador de
Caravaca, e de Ruy Martínez de Céspedes, comendador de Mérida, e de Gómez
Fernández Malaver, comendador de Santiago de Montizón, e de Álvaro de Ponte,
comendador de Guadalcanal, e de Ruy Martínez, comendador de Oreja, e Diego
García Prado, comendador del Corral de Almaguer, e de Gutierre Martínez,
comendador de Bezejate, hemyenda por él Diego Álvarez de Mesa, comendador de
Medina, e de Alfonso Yánnez fleyre, hemyenda por él Gómez Suárez, comendador de
Montiel, e de Lope Suárez Mesía, comendador de Veas, e de Juan Gonçales,
comendador de Alfanbra, que son los treze, e de todos los otros cavalleros e
fleyres de nuestra Orden que con nos se juntaron en el nuestro Cabildo general
que nos fezimos en el nuestro Convento de la nuestra villa de Uclés, que fue
fecho e celebrado domingo, seys días de mes de junio del anno de la fecha de
esta carta, [1] por fazer bien e merced a vos, el concejo e omes buenos de la
nuestra villa de Guadalcanal, nuestros vasallos, entendiendo qu’es nuestro
servicio e poblamiento de la dicha villa, mandamos e tenemos por bien e es
nuestra merced que los apanyaguados qu’el comendador de la dicha villa oviere a
tomar por la casa de la Horden delos vezinos de la dicha villa, que los tome de
los pecheros de fasta en contía de quarto e dende ayuso e non dende arriba, e
que non tome entreguero nin tres quartos nin mediero nin quarto e ochavo
ninguno por apanyaguado.
Yo, Ruy Sanches, escrivano del
dicho sennor maestre, lo fize escrivir por mandado del dicho sennor maestre. Y
en las espaldas del dicho previlegio estaban escriptos estos nonbres que se
syguen: Diego Álvarez. Alfonso Fernández. Juan Alfonso escrivano.
Don Lorenzo Suárez
de Figueroa ordena al comendador de Mérida, Ruy Martínez de Céspedes, que no cometa
los atropellos que el concejo había denunciado que les ocasionaba:
intervenía en sus cabildos, disponiendo de
sus propios, y violaba sus privilegios, obligando a dar posadas a sus hombres
en las casas que los vecinos tenían dentro del castillo; además de prohibirle
esas actividades, confirma los privilegios de los emeritenses y da licencia a
las viudas para casar de nuevo antes de cumplir el año de la turbatio
sanguinis, durante dos años, en atención a la peste y guerras sufridas.
Don Lorenzo Suárez de Figueroa, por
la gracia de Dios, maestre de la Orden de la Cavallería de Santiago, a vos, Rui
Martínez de Céspedes, comendador de nuestra villa de Mérida. Salud e amor en
Christo.
Fazemos vos saber que el concejo,
escuderos e oficiales e omes buenos de la dicha nuestra villa, nuestros
vasallos, [.] se nos enbiaron a querellar e dizen cómo vos entremetedes dezir e
fablar en sus concejos e ordenanzas que fazen, e les turbades e enbargades sus
propios e rentas, contra sus fueros e privilegios e usos e costunbres que han,
de que sienpre usaron, e por quanto sobre ello nos enbiaron mostrar privilegios
e cartas de algunos de los maestres, nuestros antecesores, que Dios perdone, e
confirmados por nos, tenemos por bien e mandámosvos que no lleguedes a sus concejos
que fizieren nin fabledes en ellos, nin les enbarguedes, ni turbedes sus
ordenanzas, e rentas que ellos fizieren e ordenaren, salvo si llegaredes a los
tales concejos e ayuntamientos, por requerir al dicho concejo e hombres buenos
de nuestra parte sobre algunas cosas que cunplen a nuestro servicio.
…Otrosí, no enbiaron dezir que les
passades sus fueros e privilegios en muchas cosas, especialmente en dar posadas
en sus casas que tienen en esse nuestro castillo. E desto somos mucho
maravillados por lo vos assí fazer, mayormente sabiendo cómo nos les fizimos
merced e les dimos privilegio que non possassen ningunas personas en el dicho
castillo, porque vos mandamos que les guardedes e cunplades e fagades guardar e
cunplir el dicho nuestro privilegio en todo, segund se en él contiene.
…E otrosí, todos los otros privilegios
e buenos usos e costunbres que han e de que sienpre usaron, segund mejor e más
cunplidamente les fueron guardados en tiempos pasados fasta aquí.
…E otrosí, por fazer bien y merced al
dicho concejo e hombres buenos de la dicha villa de Mérida con los otros
lugares de su término e considerando el gran danno que han recibido, assí por
las gran pestilencia que Dios sobre la gente quiso echar, como por las guerras
que han sido en tienpos pasados, que todas las mugeres viudas que son en la
dicha villa e su término puedan casar si quisieren ante del anno cunplido de la
muerte de su marido, sin pena e calumnia alguna de oy día de la fecha desta
nuestra carta en adelante fasta dos annos cunplidos primeros siguientes, assí
las que aora son viudas, como las que enbiudaren en este dicho tienpo de los
dichos annos.
…E defendemos firmemente que les non
vades nin passedes nin consintades ir ni passar contra esto que dicho es e en
esta nuestra carta se contiene, nin contra parte della, aora nin de aquí
adelante, en algún tienpo, ni por alguna manera, si non, sed cierto que a vos
nos tornaremos por ello, e vos lo demandaremos con Dios e con Orden, e desto
vos mandamos dar esta nuestra carta firmada de nuestro nombre e sellada con
nuestro sello.
…Dada en nuestra villa de Guadalcanal,
tres días de junio, anno del nascimiento de nuestro Sennor Jesuchristo de 1396
annos. La carta leyda, dádgela. Nos el maestre.
Yo, Rui Sánchez, escrivano del
dicho sennor maestre, lo fize escrivir por su mandado.
Don Lorenzo Suárez de Figueroa confirma al
concejo de Caravaca privilegio de don Fernando Osórez.
AHN, Consejos, leg. 11.537, nº 510.
Pergamino.
…E nos, el dicho maestre don Lorenço
Suárez, por fazer bien e merced al concejo e omes buenos de la dicha nuestra
villa de Caravaca, nuestros vasallos, con consejo e otorgamiento de don Diego
Alonso, prior de Sant Marcos de León, e de don Alfonso Díaz, prior de Uclés, e
de don Lorenço Suárez de Figueroa, comendador mayor de tierra de León, e de don
Garci Fernández, sennor de Villagarcía, comendador [mayor] de Castilla, emienda
por él Gonçalo Yannes de Godoy, comendador de Ocanna, e Alfonso Ferrández,
soprior de Montalván, procurador de don Pero Fernández de Year, comendador
mayor de Montalván, e de Ferrant Gonçález Monniz, comendador de Uclés, e de
Gonçalo Messía, comendador de Segura, e de Gutier Martínez de Céspedes, emienda
por él Garci Gonçález, su fijo, comendador de Mérida e de los nuestros
bastimentos de tierra de León, e de Ruy Monniz, comendador de Oreja, e de Johán
Gonçález, comendador de Montiel, nuestro mayordomo mayor, emienda por él Diego
Álvarez de Mesa, comendador de Medina, e de Diego onçález de Mendoça,
comendador de Caravaca, e de Diego Álvarez, comendador de Stepa, e de Lope
Suárez Messía, comendador de Veas, e de Gómez Suárez, comendador de
Guadalcanal, e de Gómez Ferrández, comendador de Montemolín, e de Diego García
Pardo, comendador del Corral, que son los treze, e de todos los otros
cavalleros e freyles de nuestra Orden, que con nos se acertaron en el nuestro
Cabildo general que nos fezimos en la iglesia de Santa Olalla de la nuestra
villa de Mérida, que fue fecho e celebrado en la dominica de Letare Jherusalem,
veynte e cinco días de março, este anno de la fecha desta nuestra carta,
tovímoslo por bien e confirmamos la dicha carta [y] la mercet en ella contenida
e mandamos que les vala e sea guardada en todo, bien e conplidamente, segunt
que mejor e más conplidamente les valió e fue guardada en los tiempos pasados,
sy dello gozaron de quarenta annos acá, e defendemos firmemente que ninguno nin
algunos non sean osados de les yr nin pasar contra la dicha merced en esta
nuestra carta de previllegio contenida, ni contra parte della en algunt tiempo
nin por alguna manera, por gela quebrantar o menguar, ca qualquier que lo
fiziesse, si freyle fuesse, demandárgelo y amos con Dios e con Orden, e al
seglar al cuerpo e a lo que oviesse nos tornaríamos por ello.
…E desto mandamos dar esta nuestra
carta de previllegio, sellada con nuestro sello de cera pendiente, Dada en la
nuestra villa de Mérida, domingo, veinte e cinco días de março, anno del
nascimiento de nuestro Sennor Jesuchristo de mil e quatrocientos e tres annos.
Nos el maestre.
Yo, Ruy Martínez, escrivano de mi
sennor el maestre, la fiz escrevir por su mandado.
Don Lorenzo Suárez
de Figueroa confirma al concejo de Paracuellos un privilegio del maestre don
Juan Osórez de 1301 y otro del maestre don Fernando Osórez de 1371, si bien los
exceptúa en tres puntos.
AHT, leg. 78.123-2.
Sepan quantos esta carta vieren
cómo nos, don Lorencio Xuárez de Figueroa, por la gracia de Dios, maestre de la
Orden de la Cavallería de Santiago, vimos dos cartas, la una del maestre don
Juan Osores e la otra del maestre don Fernando Osores, que Dios perdone,
escriptas en pargamino e selladas con sus sellos de cera pendientes, a las
quales dezían en esta guisa:
[inserta privilegios de don Juan Osórez
de 1301 y de don Fernando Osórez de 1371]
…E nos, el dicho maestre don Lorenço
Xuárez de Figueroa, por haser bien e merced al concejo e omes buenos del
nuestro lugar de Paracuellos, nuestros vasallos, con consejo e otorga miento de
don Diego Alonso, prior de San Marcos de León, e de don Alfonso Díaz, prior de
Uclés, e de don Lorencio Xuárez de Figueroa, comendador de Segura de León, e de
don Garci Hernández, sennor de Villagarcía, comendador de mayor de Castilla,
emyenda por él Gonçalo Yánnez de Godoy, comendador de Ocanna, e de Alfonso
Hernández, sennor de Montalván e procurador de don Pero Hernández de Ysgar,
comendador mayor de Montalván, e de Hernán González Núnnez, comendador de
Uclés, e de Gonçalo Mexía, comendador de Segura, e de Garci Hernandes de
Céspedes, emyenda por él Garci Gonçález, su hijo, comendador de Mérida e de los
nuestros Bastimentos de tierra de León, e de Ruy Martínez, comendador de Oreja,
e de Juan Gonçales, comendador de Montiel, nuestro mayordomo mayor, emyenda por
él Diego Gonçález de Mesa, comendador de Medina, e Diego Gonçález de Mendoça,
comendador de Caravaca, e Diego Álbarez, comendador d’Estepa, e Lope Xuárez
Mexía, comendador de Veas, e de Gómez Xuárez, comendador de Guadalcanal, e de
Gómez Hernández, comendador de Montemolín, e de Diego García Pardo, comendador
del Corral, que son los treze, e de todos los otros cavalleros e fleyres de
nuestra Orden que con nos se acertaron en el nuestro Cavildo general que nos
hizimos en la iglesia de Santa Olalla de la nuestra villa de Mérida, que fue
fecho y celebrado en la domynica de Letare Jerusalem, veynte e cinco de março,
este anno de la fecha de esta nuestra carta, tovímoslo por bien e
confirmámosles la dicha carta y merced en ella contenida e mandamos que vala y
seha guardada en todo, bien y cunplidamente, segund que myjor y más
conplidamente le valió e fue guardada en los tienpos pasados, sy dellos gozaron
de quarenta annos.
Yo, Ruy Martínez, escrivano de my
sennor el maestre, la fiz escrybir por su mandado. E en las espaldas de la
dicha carta estava escripto un nonbre que dezía «Jo. M. Gui. Dottor».
Don Lorenzo Suárez
de Figueroa otorga licencia al comendador de Bedmar para dar a censo las casas,
heredades y molinos que tenía en Jaén, Baeza, Úbeda y Andújar.
AHN, Uclés, carp. 69, nº 12.
…Sepan quantos esta carta de previllejo
vieren cómmo nos, don Lorenço Suares de Figueroa, por la grasia de Dios,
maestre de la Orden de la Cavallería de Santiago, con consejo e otorgamiento de
don Diego Alfonso, prior de Sant Marcos de León, e de don Alfonso Días, prior
de Uclés, e de don Lorenço Suares de Figueroa, comendador mayor de tierra de
León, e de don Garçía Fernandes, sennor de Villagarçía, comendador mayor de
Castilla, emienda por él Gonçalo Yannes de Godoy, comendador de Ocanna, e de
Alfonso Fernandes, soprior de Montalván, procurador de don Pero Fernandes de
Yxar, comendador mayor de Montalván, e de Fernand Gonçales Munnís, comendador
de Uclés, e de Gonçalo Mesía, comendador de Segura, e de Diego Gonçales de
Mendoça, comendador de Caravaca, e de Diego Alvares, comendador de Estepa, e de
Gomes Suares de Gres, comendador de Guadalcanal, e de Ruy Munnís, comendador de
Oreja, e de Juan Gonçales, nuestro mayordomo mayor, mayor co mendador de
Montiel, emienda por él Diego Alvares de Mesa, comendador de Medina, e de Gomes
Fernandes Malaver, comendador de Montemolín, e de Gutier Martines de Çéspedes,
emienda por él Gonçalo Gonçales de Çéspedes, comendador de Mérida e de los
nuestros Bastimentos de tierra de León, e de Lope Suares Mesía, comendador de
Veas, e de Diego Garci Prado, comendador del Corral, que son los trese e de los
otros cavalleros e freyres de nuestra Orden que con nos se acercaron en el
nuestro Cabildo General que celebramos en la eglesia de Santa Olalla de la
nuestra villa de Mérida por la dominica del Letare Jerusalem de este anno de la
data desta nuestra carta.
E yo, Ruy Martines, escrivano de
nuestro sennor el Rey e su notario público en la su Corte e en todos los sus
regnos, fuy presente a esto que dicho es y este previllejo fis escrevir e por
mandamiento del dicho sennor maestre e su Cabildo fis aquí este mío signo atal
en testimonio de verdat.
Fuentes.- Pedro Andrés Porras Arboledas
PRIVILEGIOS MAESTRALES DE LA ORDEN MILITAR DE SANTIAGO (SIGLOS XIII-XVI)
La dehesa, un valor a cuidar
Dehesas de la Sierra Morena, espacio protegido al Norte de Sevilla, es un
enclave natural único en el mundo abierto a visitantes y turistas en busca del
origen. Gastronomía, cultura, calidad de vida y paisajes de ensueño son un
reclamo turístico cada vez más en alza.
La dehesa es, según la RAE, una «tierra generalmente acotada y arbolada,
por lo común destinada a pastos». Durante siglos la intervención de la mano
humana en este espacio natural ha sido determinante para que hoy exista la
dehesa. Bosque mediterráneo adehesado gracias a la ganadería y a la agricultura
de la zona en perfecta simbiosis con el medio. Lo que hoy llamamos «desarrollo
sostenible» es el germen de este espacio que atesora, además, otras
distinciones por sus valores geológicos y naturales.
El Parque Natural Sierra Norte de Sevilla, declarado en 1989, comparte parte del territorio de las Dehesas de Sierra Morena siendo uno de los más extensos de Andalucía con 177.484 hectáreas. Además, este enclave es Geoparque Mundial de la UNESCO desde 2015 por su singularidad geológica, minera y arqueológica. Sus cielos, libres en su mayoría de contaminación lumínica, son también único en Europa. Y por ello se encuentra dentro de la Reserva Starlight avalada por la UNESCO pudiéndose considerar el telescopio de la provincia.
Encinas y alcornoques son la seña de identidad de la vegetación de estas
Dehesas de Sierra Morena. En su monte, acompañado
de jarales, durillos, madroños y esparragueras entre
otros, alcornoques y encinas dan como fruto la bellota. Este fruto madura en
otoño y se desprende del árbol en otoño e invierno siendo alimento del cerdo
ibérico más selecto.
El alcornoque
además es el origen del corcho de mayor calidad de Europa.
Aunque otros países con bosque mediterráneo pueden tener alcornoques, el clima,
el suelo y la dehesa sevillana son claves en la obtención de un corcho de
primera calidad muy valorado en el mercado. Un alcornoque puede tardar hasta
treinta años en producir corcho de excelentes cualidades. Este dato, entre
muchos otros, demuestra el compromiso de la población de la comarca con su
entorno. Quien decide plantar alcornoques lo hace pensando en el futuro y en el
bienestar de la dehesa, no en el propio exclusivamente.
Visitar las Dehesas de Sierra Morena es aprender el origen de lo auténtico.
Desde hace siglos el cultivo de olivos, viñas, y huertas han marcado la
agricultura de la zona. Y, por otro lado, estas grandes extensiones de terreno
han permitido mantener hasta hoy el modelo de la ganadería extensiva. Es decir,
producir carne de calidad dejando la menor huella posible en el medio. Las
producciones de la zona, hoy ejemplos de innovación y tradición,
están sujetas a una alta exigencia durante todo el proceso de producción que
culminan ofreciendo un producto de calidad certificada.
La dehesa no solo se puede ver, también se puede saborear. Como era de
esperar este lugar protegido por su alto valor natural y singularidad en la
producción de materias primas presume de gastronomía. Las tradiciones
culinarias maduran en las diferentes estaciones al igual que los recursos
forestales, ganaderos y agrícolas.
Sus montes adehesados son el escenario perfecto en el que se crían cerdos
ibéricos, ovejas y reses de vacuno. Por tanto, para entender la dehesa hay que
probar sus: chacinas, jamones, quesos de cabra y guisos de carnes de retinto,
cordero, cerdo, jabalí. Además, encontramos el verde en sus aceites de oliva de
personalidad única. La tradición, el ingenio y el aprovechamiento de sus
recursos naturales han hecho que, además, esta comarca sea la cuna
de aguardientes y licores que dieron la vuelta al mundo.
A tan solo una hora de la capital andaluza los visitantes no solo
encontrarán una oportunidad de disfrutar de atardeceres de ensueño y de
paisajes únicos. También podrán realizar un turismo activo adaptado a sus
necesidades y gustos. Las empresas turísticas de la comarca se han adaptado a
la demanda decididas en la puesta en valor de lo que les hace únicos.
En familia, con amigos o para encontrarse a uno mismo. Las dehesas pueden
disfrutarse a través del senderismo, escalada, ciclismo… Y las posibilidades se
multiplican con el astroturismo (turismo de observación astronómica) el orniturismo
(turismo para conocer la diversidad de aves de la zona) o el geoturismo (el
turismo que difunde el valor geológico y su repercusión en la Historia).
ALMUDENA GONZÁLEZ CABALLERO
Sevilla
Primera parte
PROVINCIA DE LEÓN
Documentación que
afecta a la villa de Guadalcanal.
Fuentes.- Pedro Andrés Porras Arboledas
Ma. Victoria Díez Chamizo
(1)
Ante todo, quiero dar las gracias a mi madre y a mis tías, por las muchas historias que les he oído contar a lo largo de mi vida y que han hecho posible que pudiera escribir estas páginas. Huelga decir que, si algún mérito encierra, no es mío, sino de ellas y que mucho me temo que de los errores tengo la exclusiva. Asimismo, deseo hacer constar que en ningún momento he pretendido molestar u ofender a nadie. Y que sí, torpemente, lo he hecho, le pido perdón. Mi único interés es relatar unos hechos familiares con la máxima objetividad que he podido y con la esperanza de que haya llegado la hora de que todos sustituyamos antiguos resentimientos por un clima de afecto y compresión. Y en este sentido, también describo... ¡un sueño!
"Apenas
llegados, entramos, deliciosamente ignorados, -así me lo pareció en aquel
momento- en un modestísimo bar todavía en las afueras. Nadie descompuso el
gesto, ni hizo movimiento alguno que denotase la entrada de una persona
conocida. Bebimos unas cervezas y Don Luis pidió el importe de la consumición.
Entonces ocurrió lo que para mí hubo de representar una gran sorpresa. Mi
primera sorpresa de Mérida".
El mozo del bar, sin levantar apenas
los ojos hacia nosotros, sin detenerse siquiera un momento en su faena de
limpiar el mostrador, contestó poniendo cierto énfasis en las palabras:
Esta fue, como os
decía, mi primera sorpresa, acabados de llegar a Mérida. Hasta hacía poco yo
había vivido en una primerísima ciudad, en la que seguramente por su gran
población, todo el mundo, incluso los valores más constatados, se
impersonaliza, y nadie cuida de expresiones admirativas o deferentes -solo
quizás algún amigo- ni siquiera de esas tan sencillas y enternecedoras como ésta que había vivido al
lado del ilustre poeta, y que luego habían de repetirse en más de una ocasión durante nuestra corta estancia
en esta bella ciudad del Guadiana". (2)
Cuando estalló la guerra mi abuelo estaba en Guareña con su hija mayor, Ma. Luisa, visitando a su madre, Asunción. Intentó llegar a Guadalcanal en tren a fin de reunirse con mi abuela y sus otras cuatro hijas, pero no pudo. No consiguió pasar desapercibido. Le detuvieron unos milicianos, junto con otros viajeros, al hacer trasbordo en Mérida. De este episodio existen dos versiones. La primera de ellas (defendida por mi madre y por María Luisa, que aseguran habérsela oído contar a su padre) consiste en que estuvo preso varias horas, con la amenaza de que le matarían al día siguiente, de madrugada. Se quejó amargamente, alegando que iban a matar a un poeta que tanto había cantado a Extremadura y a sus gentes. Consiguió que le retaran a que lo demostrase. Y aceptó el reto, insistiendo que necesitaba las manos libres para poder recitar. Lo desataron y recitó "la nacencia" y "los héroes sin gloria". Les emocionó tanto que le dejaron marchar.
Dijeron
que no querían comprometerse. Volvió a Guareña en la máquina de un tren de
carbón. Llegó completamente tiznado. Como les suplicara tener noticias de su
familia, al poco tiempo esos mismos milicianos le comunicaron que su esposa y
sus hijas estaban huidas, que se encontraban bien y que se habían refugiado en
Malcocinado (Badajoz).
La segunda versión (defendida por mi
tía Ma Virtudes, que me ha dicho que se la contó su abuela Asunción cuando
vivió con ella en Guareña) (3) se remonta a
hechos que ocurrieron mucho antes de que se declarase la guerra civil. Al morir
mi bisabuelo Joaquín, su hijo se hizo cargo de la fábrica de tinajas y otros
utensilios (que ocupaba una gran superficie en la parte trasera de la
vivienda), con la ayuda de un operario de toda su confianza. Sólo ellos dos
tenían llave de la caja fuerte que había en la casa. Un día, mientras mi abuelo
dormía la siesta, oyó unos ruidos muy extraños. Con todo sigilo se levantó (sin
ponerse el ojo de cristal) (4), cogió un
arma, y fue a ver qué pasaba. Se encontró a su hombre de confianza con la caja
fuerte abierta, apoderándose del dinero. Al verle, el operario se echó a
llorar. Le contó una circunstancia familiar muy difícil que hizo que mi abuelo
no sólo le perdonase, sino que le regalase parte del botín que pretendía
llevarse. Además, le prometió que nunca diría nada (este trabajador, por
voluntad propia, se fue al poco tiempo). Y es así que cuando le cogieron
preso en Mérida, la casualidad quiso que uno de los milicianos que le
detuvieron fuera su antiguo hombre de confianza, que creyó reconocerle. Este
comentó a sus compañeros, "¡de ése me encargo yo!". Ya a
solas, le pidió que se quitara el ojo, cosa que hizo. Así comprobó su
identidad. El miliciano le dijo que una vez le había hecho un gran favor y que
él, ahora, se lo devolvía dejándole escapar. Le escondió en un pajar y ese
mismo día, por la noche, le permitió volver a Guareña, en un camión. (De ser
esta segunda versión cierta, mi abuelo sólo le contó este episodio a su madre.
Muy posiblemente, él mismo habría inventado la versión anterior.)
Sea quien fuere su liberador y las
razones que tuviera para dejarle marchar, el caso es que se libró de una muerte
casi segura (poco tardó en llorar que su misma suerte no la hubiese tenido
su amigo Federico García Lorca). Padre e hija permanecieron en Guareña unos
tres meses, hasta que fue tomada por los nacionales. Durante este periodo, mi
abuelo se escondió en los hornos de la casa, que en más de una ocasión
registraron, sin que lo encontraran. Normalmente los registros coincidían con
la llegada de "refuerzos" de Madrid. Cuenta Ma. Luisa que en
una de estas ocasiones la cogieron y la llevaron, a la fuerza, a la parte
trasera de la casa, cerca de donde estaban los hornos, amenazándola con pegarle
hasta que su padre saliera del escondite; y que, al primer impacto, antes de
que empezara a gritar, se cayó, golpeándose con fuerza la cara contra el suelo
y perdiendo el conocimiento (dice que desde entonces tiene la nariz torcida).
En casa de Asunción también vivían Marcial y Atanasia, hermanos solteros de
Asunción. Marcial trabajaba en las bodegas de vino del pueblo y tenía un hijo,
Joaquín, ya muchacho (Marcial y su hijo también se escondieron en los hornos
de la casa). Atanasia ayudaba en las faenas domésticas.
En Guadalcanal, pared con pared con la
casa de mi abuela estaba la de su hermana Consuelo, que vivía con su marido,
Juan Pastor (en realidad ambas casas eran sólo una, que se dividió en dos
cuando se casó Consuelo, que hasta su boda convivió con mis abuelos en la que
había sido la casa de sus padres). Consuelo y Juan no tuvieron hijos. La
relación entre las dos familias era muy estrecha, prácticamente vivían juntos.
Un poco antes de declararse la guerra varios amigos de la familia avisaron a mi
abuela de que la situación se estaba poniendo muy seria, que acumulara víveres
y que bajo ningún pretexto saliera a la calle. Las casas de mi abuela y de
Consuelo se unieron por un agujero en la pared, que disimularon con un mueble a
cada lado. Así se visitaban. Los milicianos registraron las viviendas en varias
ocasiones. Buscaban armas. Ya el primer día de guerra hubo muchos
fusilamientos, en el cementerio. Mi abuela, Consuelo y Juan decidieron huir de
Guadalcanal. Salieron del pueblo "medio disfrazados" (mal vestidos
y sin ningún equipaje) y se fueron, andando, a Malcocinado, a casa de
Rafaela, el ama de leche de mi madre. Eran las tres de la tarde y caía un sol
de justicia (por el camino se encontraron con una mujer que les regaló un
pan y una botella de aceite -con el tiempo mi abuela la pudo localizar y le
volvió a expresar su agradecimiento-). Llevaban consigo dinero, oculto en
la ropa. La casa de Rafaela era pequeña. Se apañaron cómo pudieron. Por las
noches se instalaba en el suelo un jergón muy grande de paja. Mi abuela,
Consuelo y Juan dormían "en la cabecera". Las niñas,
perpendiculares a ellos, "a los pies". Así estuvieron un mes.
Los milicianos se personaron en casa de Rafaela, buscando al tío Juan (que
había sido director del Banco de Guadalcanal). No lo encontraron.
Volvieron todos a Guadalcanal cuando
fue tomada por los nacionales. Las casas se las encontraron intactas, al
contrario de lo que había ocurrido con muchas otras casas, que las habían
saqueado y quemado. Y allí permanecieron hasta que "aparecieron"
mi abuelo y Ma. Luisa. Una vez todos juntos y pasado un tiempo, se fueron a la
finca "La Gastana", propiedad de Consuelo. En Guadalcanal
escaseaban los alimentos y se respiraba mucho terror. Muy cerca de La Gastana
estaba el cortijo de mi abuela, "El Burgalés". Mi abuela y sus
cinco hijas permanecieron en La Gastana el resto de la guerra, con Consuelo y
Juan. Mi abuelo, no. Se ausentaba a temporadas, incluso semanas o meses.
Colaboraba con Auxilio Social.
La vida en el campo transcurría
tranquila, lejos de los lujos y comodidades a los que la familia había estado
acostumbrada. Buen testimonio de ello es las siguientes canciones, de letra de
mi abuela y escritas en ausencia de mi abuelo, que tanto mi madre como mis tías
cantaban a voz en grito por La Gastana y El Burgalés (a todos los nietos y
nietas, estas coplas y otras parecidas nos las cantaba mi abuela y su hermana
Consuelo, y también nuestras madres, de pequeños).
Primera canción:
Somos los refugiados en La Gastana de BurgalésDurante la guerra, por casa de Asunción pasó mucha gente (como había ocurrido en otros tiempos de forma habitual) y eso implicaba muchas bocas que alimentar. Asunción había sido siempre una mujer muy generosa. Mi abuelo sentía por ella verdadera admiración. Marcial prestó dinero a su hermana, probablemente en muchas ocasiones, y también a mi abuelo. Ella le firmaba pagarés a cargo de la casa de Guareña. La deuda llegó a ser tanta que, con el tiempo, Marcial se quedó con la casa. Esto originó graves problemas en la familia, ya que no siempre las liquidaciones de Marcial coincidían con las cuentas que llevaba mi abuelo de las deudas pendientes. Aproximadamente al año de acabar la guerra civil murió Asunción, ajena al disgusto de su hijo (que se negó a decirle que había perdido aquella casa que tanto quería y añoraba, ¡antes de heredarla!). Con su muerte cesaron las visitas a Guareña.
¡Ay abuelo!A modo de apéndice:
Notas. -
(2)
Párrafo de la conferencia "Chamizo y Mérida en el recuerdo",
pronunciada por el Dr. Osuna el cuatro de abril de 1964, en la Sociedad Liceo
de Mérida. Folio 5. (Obra en mi poder el original de esta conferencia, que
el autor dedicó y regaló a mi madre, Ma Victoria).
(3) Ma.
Virtudes cuidó de su abuela, que estuvo muy enferma, casi un año. Ambas
llegaron a intimar mucho.
(4) Durante
toda su vida mi abuelo llevó un ojo de cristal que únicamente se quitaba para
dormir. (El ojo lo perdió al nacer, en el parto.)
(5) se
accidentó y se fue al pueblo.
(6) el
vino (mi abuela le despidió por borracho).
(7) el tío
Juan y Manuel se fueron a comprar víveres.
(8) una
sobrina de Málaga del tío Juan.
(9) el
panadero visitaba las distintas fincas y cortijos de la comarca una vez por
semana. Era costumbre que a la vez que vendía el pan repartiese el correo.
(10) pelea
muy sonada entre mi tía Consuelo y la sobrina del tío Juan, Ma. Victoria.
(11) esta
canción se canta con la tonadilla de "si vas a París papá..."
(12)
fragmento de la poesía "A mi padre” que se reproduce íntegramente a
continuación.
(13) poesía
de mi madre publicada el domingo uno de septiembre de 1957 en el
"Hoy" de Badajoz. (Los restos de mi abuelo yacen en su querida
Guareña, como fue siempre su voluntad, desde 1994, año del centenario de su
nacimiento, gracias al esfuerzo de las mujeres y los hombres de la villa muy
especialmente del Ayuntamiento- y de sus hijas).
Ma. Victoria Chamizo (Ceuta, 1957).
Publicado en la
Revista El Carro de Guareña 1997 (Año 4 nª2)