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lunes, 8 de abril de 2019

Documentación sobre Guadalcanal en el archivo de la Real Chancillería de Granada


Primera parte

El Archivo de la Real Chancillería de Granada conserva entre sus fondos un importante volumen de documentación de interés para la historia de Guadalcanal, dada la extensión territorial de la jurisdicción judicial ejercida por dicho organismo durante el Antiguo Régimen. Por ello, para entender la presencia de estos documentos en este archivo radicado en la capital de la Alhambra, conviene que tracemos una semblanza de la historia de este organismo judicial de tan amplia extensión territorial [1].
El tribunal de la Real Chancillería de tuvo su origen en el denominado Tribunal de Oidores, que era itinerante en principio. Los Reyes Católicos intentaron poner fin al desorden que la administración judicial había padecido Castilla, por lo que la Real Chancillería se estableció de manera definitiva en Valladolid, rigiéndose para su gobierno con las ordenanzas dadas en Medina del Campo en 1489. Como la jurisdicción de este órgano judicial era muy grande, se creó otro tribunal similar en Ciudad Real, dotado con ordenanzas propias en 1494. La jurisdicción de cada uno de estos tribunales venía separada por el río Tajo, correspondiendo los territorios situados al norte de este curso fluvial al tribunal de Valladolid y los del sur al de Ciudad Real. Sin embargo, por real provisión del 20 de septiembre de 1500 se ordena el traslado a Granada del Tribunal de Ciudad Real, lo que no se ejecutó hasta 1505. La que a partir de ahora se conocerá como Chancillería de Granada tenía una amplia jurisdicción, que se extendía a toda Andalucía, Reino de Murcia, La Mancha, Extremadura y Canarias. Y al mismo tiempo le fueron concedidos grandes prerrogativas y privilegios extraordinarios, confirmados y ampliados por distintos monarcas en épocas posteriores. Era el Tribunal Superior de Justicia en el que se conocía en apelación todas las causas de los jueces de provincia que estaban dentro de su distrito y, privativamente, de los de hidalguía y bienes de los Mayorazgos. A finales del siglo XVIII la creación de la Real Audiencia de Extremadura, con sede en Cáceres, desgajó del tribunal granadino la jurisdicción judicial sobre los territorios extremeños, a los que como es sabido perteneció Guadalcanal hasta el siglo XIX.
La historia del Archivo va de la mano con la propia institución. Como parte inherente de la Chancillería compartió hasta la extinción de este organismo en 1834 sus ubicaciones, primero en Ciudad Real y desde 1505 en Granada, donde pasó por diversos emplazamientos hasta ocupar finalmente el edificio renacentista de la Plaza Nueva. El gran volumen de documentación generado por este organismo judicial, con la consiguiente necesidad de tratamiento archivístico de sus fondos, hizo que en 1906 este archivo judicial pasase a ser atendido por el Cuerpo Facultativo de Archiveros. Sin embargo, lo obsoleto de las instalaciones motivó su traslado en 1963 a la remodelada Casa del Padre Suárez, inaugurándose esta nueva sede en 1966. Pero pronto estas instalaciones revelaron sus carencias y problemas, solucionados con una profunda intervención en el edificio en el año 2000, que dio como resultado un edificio de nueva planta que reproduce en su aspecto exterior la fachada del antiguo, del que perduran sólo algunas dependencias de especial interés artístico. Con motivo de estas obras los fondos se trasladaron a una sede provisional, compartida con el Archivo Histórico Provincial de Granada, hasta que recientemente han vuelto a la remodelada Casa del Padre Suárez, donde este rico depósito documental goza ahora de unas magníficas instalaciones.
Pasando ya al comentario de los fondos relativos a Guadalcanal, el grueso de la documentación se centra obviamente en la sección de Pleitos, dada la naturaleza judicial de la institución que originó esta documentación.
Dentro de estos densos autos judiciales podemos establecer dos grandes bloques temáticos en función de su naturaleza: los pleitos eclesiásticos y los pleitos civiles.

Pleitos eclesiásticos.

El afán legalista de las instituciones eclesiásticas del Antiguo Régimen en la defensa de sus intereses les llevaba a iniciar actuaciones judiciales que en muchas ocasiones desbordaban el marco de la propia justicia eclesiástica y sus organismos propios – curias diocesanas, provisoratos, etc. – para desembocar en el la jurisdicción civil, a quien se le pedía la última palabra sobre las cuestiones planteadas. Este es el caso del litigio de 1646 entre el Provisor y Vicario General de la Orden de Santiago, residente en la vecina localidad de Llerena, y el Concejo de Guadalcanal, a cuenta de ciertos bienes pertenecientes a frailes adscritos al convento de San Marcos de León, de la propia orden militar santiaguista [2]
Otras veces sucedía a la inversa, cuando los particulares pleiteaban contra las instituciones eclesiásticas, especialmente en relación con la propiedad inmobiliaria. Así en 1566 Alonso Gálvez litigaba con la Iglesia
Mayor de Santa María de Guadalcanal sobre la sucesión y propiedad de unas casas vinculadas al mayorazgo fundado por el cura Juan Muñoz  [3]. Y  en 1761 Diego de Morales y Tejedo, como marido de María de Arjona Boza, demandaba a los conventos de monjas de la localidad a propósito de una herencia [4].
[1] En este punto sintetizamos lo expuesto por NUÑEZ ALONSO, Pilar:Archivo de la Real Chancillería de Granada. Guía del investigador. Madrid, 1984. Págs. 11 – 13
[2] Caja 5309, pieza 21.
[3] Caja 505, pieza 5.
[4] Caja 1327, pieza 6

Salvador Hernández González

Revista Guadalcanal 2008

lunes, 1 de abril de 2019

Nuestro Entorno 17

RASGOS GEOLÓGICOS GENERALES DEL PARQUE DE LA SIERRA NORTE DE SEVILLA

Primera parte

Desde el punto de vista geológico, el Parque Natural Sierra Norte de Sevilla se localiza en el Macizo Hespérico. Esto significa que todas sus rocas están relacionadas con la Orogenia Varisca. También significa que todas ellas son de edad prepaleozoica y paleozoica, o a lo sumo del Triásico inferior, es decir 250 millones de años para las más jóvenes1. Hay una excepción a estos datos ya que al sur de la población de Constantina, en la zona suroriental del Parque, existen algunos afloramientos de sedimentos y rocas sedimentarias miocenas que indican que hasta allí, como mínimo, llegaba la Depresión del Guadalquivir. Son el testigo de la línea de costa de hace 7 millones de años aproximadamente, y su origen en nada está relacionado con el resto de las rocas del Parque. Casi el 90% de la superficie del Parque se localiza en la Zona de Ossa-Morena, un 10 % en la Zona Surportuguesa y menos del 1% se corresponde con los restos-testigo de las rocas de la Depresión del Guadalquivir.
EDAD DE LAS ROCAS DEL PARQUE
El mapa muestra la distribución en superficie de las edades de las rocas del Parque. Las precámbricas son las más antiguas, sus afloramientos están representados por un núcleo anticlinal al oeste del embalse de El Pintado, una banda de rocas detríticas que se extiende al norte de El Real de la Jara, los mármoles de la Loma del Viento al norte de Guadalcanal y algunos afloramientos de pequeña extensión localizados cerca del extremo suroriental. El Cámbrico es el sistema con los afloramientos más extensos de la región, aunque sus rocas pueden encontrarse en cualquier latitud del Parque predominan en la mitad septentrional. Silúrico y Ordovícico se encuentran fundamentalmente representados por la llamada Unidad del Valle, que se extiende como una estrecha banda al este del Embalse de El Pintado. Los materiales del Devónico y Carbonífero Inferior corresponden sobre todo a la parte del Parque perteneciente a la Zona Surportuguesa, al sur de Almacén de la Plata, aunque también hay algunos afloramientos devónicos en el sinclinal del Valle y en otros puntos. Las rocas del Carbonífero Superior, Pérmico y Permotrias representan el relleno de lo que fueron las cuencas post-variscas de San Nicolás del Puerto, Viar y alrededores del embalse del Retortillo.
Desde los últimos tiempos paleozoicos, hasta el Cenozoico superior no hay ninguna litología representada. Un lapso de prácticamente 240 millones de años sin registro estratigráfico alguno separa las rocas formadas bajo la influencia varisca  de las neógenas y cuaternarias de la Depresión del Guadalquivir (cobertera alpina).
En la actualidad, hay procesos geológicos que siguen generando nuevos materiales y que en el entorno del Parque se manifiestan en la formación de suelos y aluviones, y en el depósito de travertinos, estos últimos especialmente activos en la rivera del Huéznar.

NATURALEZA Y COMPOSICIÓN DE LAS ROCAS DEL PARQUE
En el Parque afloran rocas correspondientes a las tres categorías de clasificación fundamentales en Geología: ígneas, metamórficas y sedimentarias. A su vez, cada uno de estos tipos de roca incluye una gran variedad, dando como resultado la gran diversidad litológica que la Sierra nos ofrece. De cualquier manera, todas las rocas no están igualmente representadas en la región, las más frecuentes son las sedimentarias que se distribuyen por toda la superficie de la comarca, aunque son más abundantes en la mitad norte, que es donde hay menos intrusiones ígneas. Estas aparecen especialmente concentradas en la mitad meridional, mientras que las rocas metamórficas en sentido estricto se encuentran reducidas a extensiones menores dispersas por el Parque.
El mapa de la figura 18 representa la distribución en superficie de los diferentes tipos de rocas del Parque.
Rocas sedimentarias
En el Parque hay grandes afloramientos de rocas sedimentarias tanto detríticas como químicas (ver Rocas Sedimentarias,  con un gran rango de edad, desde proterozoicas hasta prácticamente actuales.
Rocas detríticas
Conglomerados.- Los conglomerados son rocas detríticas de tamaño de grano grueso, es decir, que el tamaño de las partículas que los constituyen es superior a 2 mm. Se pueden originar en medios sedimentarios continentales, litorales o marinos, pero son especialmente representativos de la sedimentación continental. En estos casos, muy frecuentemente, aparecen impregnados de óxidos de hierro y “teñidos” de un intenso color rojo. Dentro del ámbito del Parque, los mejores afloramientos de conglomerados se han observado en formaciones geológicas pérmicas y permotriásicas y la mayoría obedecen a las características anteriormente indicadas. Muestran una intensa coloración rojiza y se depositaron por la acción de ríos y aguas de escorrentía del continente más grande que jamás ha existido en la historia geológica del planeta: La Pangea. A este grupo pertenecen los conglomerados de la Cuenca Pérmica de El Viar y de San Nicolás del Puerto, donde pueden observarse buenos ejemplos de abanicos aluviales, conos de deyección y barras fluviales fósiles. También hay conglomerados de la misma edad en la carretera que va de Alanís a Malcocinado. Por último, señalar los espléndidos afloramientos que se observan en la carretera de Navas de la Concepción a Puebla de los Infantes, poco antes de llegar al embalse del Retortillo. Los cantos que forman los conglomerados de estos dos últimos afloramientos presentan como rasgo muy llamativo superficies pulimentadas con una especie de barniz que les confiere un brillo en algunos casos espectacular. Este tipo de barniz es común en rocas expuestas a condiciones ambientales extremadamente áridas, que son las que reinaban durante el Pérmico e inicio del Triásico en lo que ahora es
La Península Ibérica.
En la actualidad, se puede presenciar la formación de conglomerados en relación con los ríos y arroyos del Parque, basta con mirar cualquiera de sus aluviones. Son múltiples los ejemplos que podrían citarse
Arenas y areniscas.
Las arenas son sedimentos detríticos en los que el tamaño de grano de las partículas es menor de 2 mm y mayor de 0,0625 mm. Las areniscas son las rocas que se forman a partir de las arenas. Junto con las lutitas y calizas son las rocas sedimentarias más abundantes en la naturaleza. Pueden estar relacionadas con sedimentación continental o marina, tanto en el ámbito costero (playas, cordones de dunas, llanuras mareales) como en plataformas marinas o fondos oceánicos profundos a los cuales pueden llegar los detritus procedentes de los continentes.
En el Parque hay numerosos afloramientos de areniscas en relación con rocas de prácticamente todas las edades representadas en la zona. Unas veces aparecen como litología dominante y otras intercaladas o alternantes con otros tipos de roca. Cabe destacar las cuarcitas del Cámbrico, que son el registro de playas fosilizadas de esa edad, entre 500 y 540 ma; en estas rocas existen algunos yacimientos de icnofósiles de gran interés paleoecológico y bioestratigráfico. Los mejores afloramientos de este tipo de depósitos se localizan en el término municipal de Las Navas de La Concepción.
Características sedimentológicas semejantes muestran las cuarcitas devónicas del Calvario, al sur de Almacén de la Plata, aunque estos afloramientos son de escasa calidad.
Las areniscas que afloran al sureste de San Nicolás del Puerto, en la Vía Verde construida sobre el antiguo ferrocarril minero del Cerro del Hierro, muestran buenas evidencias del medio costero donde se depositaron. Abundantes ripples (Ripples” son las ondulaciones que se forman en cualquier fondo arenoso debido a la acción de una corriente que puede ser fluvial, marina o eólica. Dependiendo de las características de la corriente y, también, de las arenas se forman diferentes tipos de ripples. En la actualidad pueden verse en las orillas de los ríos, en la playa, especialmente, cuando la marea está baja y también sobre la superficie de las grandes dunas de los desiertos.) Originados por las olas de una playa de hace más de 500 millones de años pueden verse junto a otras estructuras sedimentarias fósiles.

Parque natural Sierra Morena de Sevilla 

lunes, 25 de marzo de 2019

Recordando un día en Guadalcanal

¿Usted, qué viene buscando, piedras viejas o qué?

Oiga, oiga usted, que ya hemos llegado. Me había adormecido un poco; y como casi siempre ocurre en el tren, rápidamente entablas conversación con tu vecino de asiento, resultando, que este señor, era del Pueblo al que yo me dirigía. Nada, nada, usted des­canse tranquilo, que en cuanto yo vea, que estamos subiendo el repe­cho de la Cruz Chiquita, le aviso. Por­que que si unas veces a médicos, que si otras a cosa de papeleo, total que está uno, casi siempre en el camino; y aún dormido, sé yo en cualquier momento, por donde está pasando el tren; así que nada, descanse, descan­se usted.
Ya en el andén, pregunté a un se­ñor que pasaba por allí: Oiga, ¿haría usted el favor de decirme, dónde pue­do coger un taxi, para ir a Guadalca­nal? Pues... como no se les avise con tiempo, aquí no suben; lo que debe usted de hacer es coger el coche, que está ahí a la vuelta, y él le lleva­rá al Pueblo. Así lo hice, pero antes de subir a él puse mi atención en unas luces mortecinas, que allá abajo brillaban, eran las luces de Gua­dalcanal.
Una cosa muy curiosa; ya a la en­trada del Pueblo, oigo al conductor del coche que dice: Macarena, y más adelante, Cruz del Campo, y pien­so yo, que esto puede ser debido a la influencia que pueda ejercer la capi­tal, en cuanto a sus maneras y costumbres, sobre este pueblo. Una vez, en el centro del| mismo, pregunto por un hospedaje, y un chico que me oye, se acerca y me dice si usted quiere, yo le acompaño.
Antes de retirarme a descansar, charlo un momento con el dueño de la Pensión, para inquirirle informa­ción sobre los lugares más interesan­tes del Pueblo, para poder visitar. Y me contesta: ¿Usted, qué viene buscando, piedras viejas o qué? No, le contesto, yo sólo vengo a pasar un día de descanso, y no busco nada en especial. Bueno, me responde, el buen señor; pues si usted quiere, yo le des­pierto a la hora que sale el “Directo”. ¿Cómo dice usted? Sí, hombre, la Bética, el coche de línea, que hace el servicio hasta Constantina, y sale a las cinco de la mañana. Porque para muchos de nosotros, el día aquí en Guadalcanal, comienza a esa hora, va­mos, cuando empieza el trajín de bes­tias para arriba, carros para abajo; en una palabra: es la hora en que la gente comienza a salir para el cam­po. Y así quedamos.
Ya estoy, en el bar donde tiene pa­rada a su puerta, el coche que hace el servicio a la Estación. ¿Qué toma usted? me preguntan: Coñac, res­pondo, y me dice el señor que hace de barman: cómo se ve, que usted no es de aquí, vamos, continúa diciendo, no es que el coñac, a estas horas aquí en mi casa, no se tome; pero observe, ob­serve usted.
Buenos días, buenos días, se le con­testa al señor que acaba de entrar; y observo que el barman, sin mediar palabra, entre él y el cliente, depo­sita en el mostrador un vasito muy pequeño y vierte sobre él, aguardien­te, pasado cierto tiempo, dice el clien­te : llena. Y así de esta forma, muchas de las personas que allí entraban.
Ve lo que le decía, me comenta el dueño del bar; y cogiendo uno de es­tos vasitos dice: un “gorrito”, esto se llama un “gorrito”. Me encontraba to­davía allí, cuando oí al conductor del coche que hacía el servicio a la Estación: ¡Vámonos! y a otro señor, que por la indumentaria  me hacía pensar, que se marchaba al campo: bueno fulanito, hasta luego, pues se me va a hacer tarde, y tengo que lle­gar al Porrillo.
Más tarde, me dediqué a recorrer el Pueblo y sus aledaños, pudiendo contemplar, los hermosos rincones que tiene Guadalcanal; su magnífica plaza, circundada por hermosos naran­jos, con sus “bancos” de hierro y gra­nito; y a un lado una fuente hermo­sísima, echando abundante agua por sus enormes caños; y ver a las mu­jeres, coger el agua en grandes cán­taros de barro, y con muchísima gra­cia transportarlos al cuadril. No po­día tampoco, dejar de visitar el paseo del Palacio (del que tanto me habían hablado), con sus enormes madroñeros, el Cristo, los Mesones, el Coso, y otros lugares, que quizás para el nativo y vecino de él, por el sólo hecho de estar en contacto permanente, no le llame tanto la atención, como a la persona que por primera vez los visita.
De regreso a la Pensión, me sale al encuentro, el dueño y me pregunta ¿Qué, cómo se le ha dado el día? ¿Ha visto usted, qué Pueblo tan encantador  tenemos? Pueblos, hay muchos pero con “eso” que tiene este nuestro yo creo que hay pocos; y eso que usted prácticamente, no le ha dado tiempo de ver y visitar más; a ver si viene usted otro día y tengo rato de lugar, y le acompaño. ¿A que ha estado usted en el Cabril?, se cría allí en primavera, unos espárragos  que son la bendición de Dios. Ni tampoco habrá estado en el Pino, desde allí, los días de buena visibilidad se ve perfectamente el pantano del Pintado. Lo que yo le digo a usted la próxima vez, le voy a acompañar (si el trabajo aquí me deja, pues ya ve usted, como está esto: ¡siempre abarrotado!; le voy a servir de guía, de cicerone, ¡oiga, pero sin cobrarle un duro!
Me encuentro de nuevo en el bar donde a la puerta tiene parada, el coche que hace el servicio a la Estación ¿Qué toma usted, coñac? No, no señor me va usted a servir un “gorrito”, y estando en esto, me dice el buen hombre: Le ha «cálao» eh,.. normal.
Me voy alejando, ahora el tren va mucho más de prisa, pero aún desde mi asiento, puedo divisar entre una finísima niebla, las luces mortecinas de este maravilloso pueblo, y por qué no decirlo, querido Pueblo de Guadacanal.
Instintivamente, miro un calendario que llevo en el bolsillo, y mentalmente me digo: estamos en noviembre, pues, diciembre, enero, febrero en el puente” de San José, vuelvo; y además unos días de las vacaciones de verán.

Un gran amador
Revista de Feria 1979

lunes, 18 de marzo de 2019

Nuestro entorno 16


El patrimonio minero andaluz. El futuro de un pasado 3/3

La “tranversalidad” del patrimonio minero
Las consecuencias del desarrollo minero fueron fundamentales para entender el progreso de la región entre 1815 y 1930. Algunos efectos fueron directos, otros son producto revertido, de larga duración y una inusitada amplitud territorial; todos han interrelacionado de manera compleja y local. De aquí el valor “pedagógico” del patrimonio minero para evidenciar, por ejemplo, las contradictorias relaciones entre historia y medio ambiente.
Al fuerte aumento de habitantes se unió la formación de una burguesía regional con intereses en diversos puntos geográficos y sectores productivos, cuyo prototipo fueron las familias Larios o Heredia de Málaga, muy vinculada esta a Almería (NADAL, J., 1972), o los Orozco (SÁNCHEZ, A., 1983 y 1991). Este capital local fue perdiendo importancia con el auge de la minería del hierro y del cobre (desde 1880), que prácticamente quedó en manos inglesas (FLORES, M., 1983 y GIL, L., 1984).
La cara opuesta de la sociedad minera fue la emergencia de la clase trabajadora de mineros-campesinos (COHEN, A., 1987). y la pronta inclusión de ideales emancipatorios de desigual implantación (CHECA, Fr., 1995). Mientras que gran parte de los beneficios obtenidos en el primer periodo se revirtieron en la construcción y mejora de la vivienda urbana y en el acondicionamiento agrícola (CARA, L., 2002 y RUIZ, A., 2001), la segunda minería generó un modelo de desarrollo "colonial" (GIL, L., 1984) cuyos beneficiarios fueron los comerciantes y, sobre todo, el capital extranjero que concentró las explotaciones (SÁNCHEZ, A., coordin., 1991). Además, introdujo como elemento singular ciertos gustos sociales y arquitectónicos europeos (en especial ingleses) en la vida doméstica (RAMÍREZ, J., 1985).
La minería también produjo efectos medioambientales devastadores. Una intensa deforestación de los montes y la acumulación de escombreras terminaron por aumentar la erosión del terreno, lo que aumentó la peligrosidad de las riadas (SOBRINO, J., 1994). El ejemplo paradigmático vuelve a ser Almería, donde en 1834 se había acabado con cualquier trazo de bosque en La Alpujarra (SÁNCHEZ, A., 1996). Por su parte, la inestabilidad de escombreras y vertidos ha ocasionado desastres como el de Aználcollar.

La Cueca de la provincia de Huelva. Su folclor
Bajando por la parte sur de la Sierra de Huelva nos encontramos con la Cuenca Minera, conocida en estos lugares como El Andévalo, nombre aún no descifrado aunque presenta las hipótesis de referirse a la diosa Ande-Baal, en el término municipal de El Cerro de Andévalo, de clara reminiscencia fenicia, y a la referida de origen árabe, de Ándelos.
Veintiséis son los pueblos que aglutinan esta zona andevaleña -o Cuenca Minera- que, en su aspecto folclórico, sólo presenta ocho localidades que cuentan con un amplio pentagrama musical, que se fue gestando a lo largo de los siglos, como consecuencia de aquellos encuentros culturales que se producían debido a la trashumancia de ganado, procedente, en su gran mayoría, de las tierras de Castilla y León.
Estas ocho localidades son: Alosno, El Cerro de Andévalo, Santa Bárbara de Casa, Cabezas Rubias, Calañas, Valverde del Camino, Zalamea la Real y Riotinto. Poseen una individual partitura para manifestar su autóctona música, siendo la del Fandango, en sus múltiples variantes, la más popularmente conocida.
De Alosno, situado en la zona central de la provincia, se dice que es la cuna del fandango; que allí nació y se crió, y que fue diversificándose en estilos y formas hasta llegar a poseer el coplero más amplio de todo el mapa fandanguero, a lo que hay que sumar otras muchas músicas diferentes como son las llamadas "Coplas del Niño" (Villancicos), "Saetas antiguas", "Rogativas de lluvia", "Cantos de trilla", "Copla de los quintos", "Romances", "Seguidillas" y "Baile del pino".
En lo que respecta al Fandango, podemos identificar varios estilos conocidos como "populares" entre los que destacamos el llamado "cané" -que normalmente se canta en grupo-, el estilo "valiente" y el "parao", este último carente de letra alguna, sólo expresado con la gaita y el tambor, y que sirve de ritmo al baile de los "cascabeleros" que acompañan al Patrón, San Juan Bautista, el día de su procesión por las calles del pueblo. En los llamados "personales", Alosno cuenta con una extensa lista de estilos como son los creados por Juana "la Conejilla", Manuel Pérez, Juan María Blanco, Bartolomé García "el de la Tomasa", Manuel Blanco "el Acalmao", Antonio Abad, Juan Rebollo, Juana María "la de Felipe Julián" y D. Marcos Jiménez. A todo esto hay que añadir la personal forma de expresar el fandango de Paco Toronjo, reconocido como el gran embajador de los cantes alosneros.
El Cerro de Andévalo, además de poseer una preciosa "folía", bailada por los llamados "danzaores", cuenta además con unos cantes, llamados "del camino", que se dedican a su patrón, San Benito Abad, el día de su romería, además de otro, conocido como "toná de quintos" y un cadencioso fandango, que es cantado para el baile de "las jamugueras", solamente en solitario, acompañado por guitarra, o en su primera mitad en solitario interviniendo un coro en sus tres últimos tercios.
La procedencia del fandango de Santa Bárbara de Casa es casi desconocida por los actuales habitantes del lugar. Cierto es que, en el año 1946, el entonces famoso cantaor, Canalejas de Puerto Real, lo da a conocer en una grabación como tal estilo y, desde entonces, se le atribuye a esta localidad andevaleña. Además del citado fandango, se canta una antigua "jotilla" y se hace una danza llamada "el baile de la sonaja".
También existe una incógnita sobre el fandango atribuido a la localidad de Cabezas Rubias, estilo que se canta en la romería a su patrón, San Sebastián, que tiene lugar en el mes de enero.
En la localidad minera de Calañas se conocen dos estilos de fandango: el llamado antiguo, que hizo popular el cantaor sevillano, José Domínguez "El Cabrero", y el conocido como "el del abuelo Clavero". Dándose a conocer este último sobre los años ochenta por el buen aficionado calañés Gonzalo Clavero, que reconstruyó el mismo basado en una música que escuchaba a su abuelo cuando era aún un niño.
Valverde del Camino posee un estilo de fandango valiente y muy musical, popularizándolo con exacta cuadratura un carnicero, hijo del lugar, llamado Ildefonso Romero, conocido históricamente como "El Gatillo".
El estilo -o estilos- de la localidad de Zalamea la Real viene de antiguo. Es este un fandango que se puede hacer de diferentes maneras, ya que son muchas las variantes que admite dentro de la misma estructura musical. Estilo que, para bailar, no se canta y es sólo acompañado por guitarras, bandurrias y panderetas. Por último, tenemos el fandango atribuido al pueblo minero de Riotinto. Un estilo discutido ya que los valverdeños se lo apropian como lugar de nacimiento. Lo cierto es que, en 1974, lo graba el aficionado de La Palma del Condado, Miguel Pichardo, registrando el mismo como fandango de Riotinto. (Onofre LópezPeriodista).

El reto de la puesta en valor
A pesar del evidente potencial de ocio cultural (CAPEL, H., 1996) que presenta el patrimonio minero andaluz, se puede afirmar que la política de su puesta en valor ha sido, en gran parte, errática y difusa.
Como siempre, el registro y el inventario son herramientas fundamentales de conocimiento y gestión patrimonial (CATALOGACIÓN, 1996 y IZARZUGAZA, I. y OLAIZOLA, J.J, 1994). Pero, pese a planteamientos pioneros (MARTÍNEZ, A., 1985 y TOMÁS, L., 1994), todavía no se ha ultimado un catálogo sistemático y detallado de instalaciones y conjuntos mineros particularmente significativos de ámbito regional (DOCUMENTACION, 2000).
Bien es verdad que el patrimonio minero se caracteriza por su dispersión y diversidad (pozos con castilletes, cabrías o malacates, escombreras, sistemas de selección, molturaje o preparación, hornos y chimeneas de fundición, almacenes, naves, tolvas, líneas de ferrocarril y embarcaderos, generadores de energía, etc.), por su especificidad (es realmente difícil aplicar propuestas foráneas; GONZÁLEZ-MORENO, A., 1994) y por un fuerte componente medioambiental que permite inscribirlo en corrientes museológicas novedosas.
Además, dentro de los complejos industriales es necesario proceder, nos guste o no, a una doble selección, tanto en su carácter (histórico, cultural, técnico, artístico, emocional, testimonial o práctico) como en su integridad física (por ejemplo, se puede conservar una cabria pero es muy difícil hacerlo con la totalidad de la cadena de extracción), factor este estrechamente vinculado al de la seguridad del visitante, un aspecto que, a menudo, se olvida o minusvalora.
En este sentido, es de gran importancia plantearse seriamente el uso de estos elementos. Dotar de un futuro al pasado debe justificarse  tanto en criterios de difusión como de viabilidad económica y rentabilidad social (AGUILAR, I., 2001). Sin duda, el ejemplo más destacado en el panorama andaluz es el onubense Museo Minero de Ríotinto (creado en 1992), un amplio proyecto (AGUILERA, E., 2001) del que tenemos abundante información en este mismo boletín.
Definitivamente cerrado en 1991, el coto minero de Linares presenta en su misma amplitud y diversidad graves problemas de conservación y gestión. Destaca del conjunto de instalaciones (fundición de "San Luis" o los complejos de San Miguel, con el pozo más profundo de la Península, "La Cruz", "La Minera", Los Arrayanes"...) un elemento excepcional: la única instalación de bombeo general (llamada "casa bull"), para desagüe de las galerías, conservada en la Península.
Una reciente iniciativa, encabezada por el colectivo "Arrayanes", pretende habilitar una ruta (con una extensión total de 58 kilómetros) para visitar las 130 instalaciones mineras inventariadas que se conservan en Linares y municipios próximos (Bailén, La Carolina, Guarromán y Vilches). Se tiene previsto levantar un "Centro de Interpretación de la Metalurgia", que recoja la importancia de la extracción de galena argentífera para la comarca entre 1875 y 1930, periodo en el que fue (junto al coto minero de Cartagena-La Unión) el mayor productor europeo (MORENO, A., 2001).
Mayores problemas de gestión presentan las minas de Alquife, en la vertiente septentrional de sierra Nevada (Granada), pues, mientras un colectivo de intelectuales y vecinos han solicitado su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) y Punto de Interés Geológico (PIG), la empresa propietaria mantiene diversos contactos para crear un "parque arqueológico industrial", todavía de contenido bastante inconcreto.
Carácter más medioambiental adquirió la rehabilitación por la Consejería de Obras Públicas hace unos diez años de parte de los edificios de Las Menas de Serón (Almería), coto minero cerrado en 1968 (ESPINOSA, J. y MENA, P., 1997). El resto de las iniciativas (GIL, L., 1994 y SOBRINO, J., 2001) mantienen un carácter local y dependen para su desarrollo, consecución y mantenimiento de la buena voluntad de los propietarios y, sobre todo, de la inversión obtenida de entidades locales y de los fondos regiones europeos de desarrollo para áreas rurales.

Lorenzo Cara Barrionuevo
Arqueólogo. Centro Virgitano de Estudios Históricos
 

lunes, 11 de marzo de 2019

Los Indianos de Guadalcanal 6

El mecenazgo de Alonso González de la Pava

Documentos tercera parte

Documento  9
1632-Julio-5 GUADALCANAL Escritura de concierto del retablo del convento del Espiritu Santo entre Juan Gonzalez de la Pava, patrono, y Mateo Mendez, escultor. (A.M.G., Libro de Escrituras Publicas del año 1632. Escribano público, Diego Ortiz del Águila. Fol. 574r.-574v. original. (Al margen: Escritura de concierto del retablo del convento del Espiritu Santo). En la villa de Guadalconal, en cinco dias del mes de jullio de mill y seiscientos y treinta y dos años, ante mi el escribano y testigos parecierón Juan Gonzalez de la Pava, vecino desta cilla, patrono y administrador y mayordomo del convento y monjas del espiritu santo desta villa, y de sus vienes y rentas. Y en nombre del dicho convento, de la una parte Joan Gonzalez de la Pava por si mismo, y Mateo Mendez, ensanblador, vecino de la ciudad de Llerena, de la otra, y dixeron son convenidos y concertados en que el dicho Mateo Mendez a de facer a su costa un retablo para el altar mayor de la iglesia del dicho convento, en el tiempo y en la forma contenida en una scondiciones que tienen echas y otorgadas de sus nombres los dkhos otorgantes, oy dicho día. Y el dicho convento y por el dicho Juan onzalez de la Pava, le a de pagar ocho mill y tresientos reales en la forma y en los platos contenidos en los dichos capítulos y condiciones, las qualeGs me entregoron a mi el escribano público que las incorporé en esta escritura, e yo el escribano las reviví para el dicho efeto, que su tenor es el siguiente. —Aquí las condionesY en conformidad de las dichas condiciones de suso incorporadas ,el dicho Juan Gonzalez de la Pava.— dixo, que por lo que a el toca y al dicho convento, las guardará y cumplirá en todo y por todo, como en ellas y en cada una dellas se contiene, y que cumpliendose Po rparte del dicho Mateo Mendez lo que tiene obligación de cumplir conforme a ellas, el dicho convento por su parte y el por su persona e bienes, cumplirá e pagará los dichos ocho mill y trescientas reales al dicho Mateo Mendez y a quien por el oviere de aver, a los platos y en la forma que en las dichas conidcione sse contiene, y cada una dellas pena de execución y otro devido remedio.— Y el dicho Mateo Mendez onsimismo se obligó de facer el retablo en el tiempo y de las maderas y en la forma contenida en las dichas condiciones, y cada una dellas a vista de oficiales que declaren estar icunplido por su parte, y los que lo ovieren de ver y declarar an de ser del arte, y si ansimismo no lo ficiere y cumpliere, se le quite y descuente del dicho precio lo que se tasaré aber faltado por su parte, por las dichas personas que lo an de ver, y para que ansi lo cumpliran. Y ansimismo es condicion quel patrono del dicho convento, ques Juan Gonzalez de la Pava, se a de abligar los dichos ocho mill trescientos reales a lo splacos que estan declarados en estas dichas condi^ciones, y lo firmaron los susodichos de su nombre. (Juan Gonzalez de la Pava, Mateo Mendez, ante mi: Diego Ortiz) (rubricado).

Documento 10
1632-Julio-5 GUADALCANAL Condiciones para el ensamblaje del retablo del convento del Espiritu Santo. (A.M.G., Libro de Escrituras Públicas del año 1632. Escribano público, Diego Ortiz del Águila. Fol. 575r.-576r., original) Condiciones del retablo del convento del Espiritu Santo, son las siguientes, fechas en cinco de julio de mill y sescientos y treinta y dos años. 1.—Primera condicion es que el retablo a de cojer todo lo blonco de la pared desde el suelo hasta arriva, sin que quede blanco en toda ella. 2.—Segunda condicion, que a de ser conforme a la planta questa firmada de tres firmas, de la abadesa, patrono y capellan. 3.—Que donde hay una coluna a de aver dos torcidas. 4.—Questas an de ser de pino de Castilla y ansimismo los tableros de la obra del mismo pino. 5.—Que las demas madera de guardiciones y el sagrario y una cruz que a de estar en el tablero alto, a de ser de madera de vorne, y ansimismo se a de hacer una paloma para el quadro del Espiritu Santo. 6.—Y es condicion que lo a de traer a su costa y asentallo, dandole para ello madera para el andamio y sogas, puesta en la iglesia sin otra cosa alguna, y la madera se entiende para quando asiente el retablo en la dicha iglesia. 7.—Y es condicion que de oy e ntres años a de dar echo y asentado el dicho retablo, todo a su costa, y que del dicho retablo a de dar echo y asentado el banco y sagrario el dia de Navidad primero venidero deste dicho año. 8.—Y es condicion que ocho mill y trescientos reoles que se le da por hacer el dicho retablo y dallo asentado como dicho va en esta memoria, se le a de pagar la dicha cantidad en la forma siguiente: El primero dia del mes de abril primero venidero del año de seiscientos treinta y tres, seiscientos y cinquenta reales, y deste día al un año, otros seiscientos cinquenta reales que viene a cumplir estas dos pagas primero de abril de seiscientos treinta y quatro, y los siete mill reales restantes se an de pagar en siete años, que se an de contar desde primero día de abril de seiscientos treinta y quatro, cada año contando desde primero de abril asta otro tal día del año venidero, mil reales cada un año y así sucesivamente las demás pagas. Y el dicho Mateo Mendez, que presente está, atetó las dichas condiciones sigun y conforme ban declaradas y se obligara a cumplir lo susodicho, y sino Io cumpliere el dicho convento o su patrono, lo puedan apremiar... (roto) ...no lo cumpliere ansi, puedan... (roto) ...maeso o maesos que a su costa lo hagan, y ansimismo se a de abligar al susodicho y su mujer y dar fiancas a satisfacion del patrono del dicho convento, la qual nueva obligación y fiancas a de otorgar el día que se le hiciere la primera paga antes de que se le entregue. Cada una de sus partes por lo que le toca, el dicho Juan Gonzalez de la Pava obligo los vienes propios y rentas del dicho convento y su persona e vienes avidos e por aver y el dicho Mateo Mendez ovligo su persona e vienes avidos e por aver, dieron poder a las justicias de su magestad y especialmente a las desta villa, donde se sometieron y renunciaron sus propios foros jurisdiciones y domicilios y la ley sid convenerid de juridicione omniun judiicun, para que por todo rigor de derecho y via ejecutiva les conpesan y apremien al cumplimiento e paga de lo que dicho es, como por mandatos de sentencia passada en cossa juzgada, renunciaron todas leyes fueros y derechos de su favo ry la general del derecho, en testimonio de lo qual, nos a dos, cada uno por lo que le toca, otorgaron esta escriptura en la manera en que dicha es, ante el presente escribano pú- blico. Y que a cada una de las partes se le de un traslado della para guarda de su derecho, son tetsigos Xpoval de Olivares y Francisco Sanchez Zancada y Juan Bonilla Jaraquemada, vecinos desta villa, y los otorgantes a quien yo el escribano doy fe que conozco, lo firmaron.— (Juan Gonzalez de la Pava, Mateo Mendez y Diego Ortiz). (rubricado).

Documento  12
1632-Julio-5 GUADALCANAL Condiciones del dorado y pintura del retablo del convento del Espiritu Santo. (A.M.G., Libro de Escritueras Públicas del año 1623. Escribano público; Diego Ortiz del Águila. Fol. 578r.-578v., original). Condiciones del dorado y pintura del retablo del Espiritu Santo, son las siguientes. 1.—Primeramente que lo a de asentar, quitar y poner a su costo, para averlo de dorar y darlo acavado con todos sus matices y pinturas qye fueren necesario y la obra pidiere, sinque para esto se le aya de dar cossa alguna más de lo en que está concertado. 2.--Que la pintura de toda esta obra se a de pintar en lienco a el olio, que la pintura que oviese de ser sean los santos que pidiese la dicha abadesa y que la dicha pintura y dorado a de ser a satisfacion de maestros y of&iales que lo sepan y entiendan, y que declaren si bale la cantidad que por ello se le da y que si baliere menos de lo que declararen los dichos maestros, se le pueda quitar del concierto que tiene fecho y esto se entienda si no estubiere a gusto y satisffacion de la abadesa y monjas del dicho convento.
3.—Y para esto se a de dar a Manuel Rodriguez, pintor, que a de facer la dicha obra, cinco mill reales en esta manera: seiscientos reales el día que comience la obra, y otros seiscientos de mediada la dicha obra y con estos mill y ducientos reales a de tener acavada la obra. Y desde el día en que se acavare e nada un año, se le han de dar mill males asta que se le ayan acabado de pagar los dichos cinco mill reales, cada uno de los dichos años mill reales. 4.— Yes condicion que dicho Manuel Rodriguez a de dar fianca quando se le entregar qualquiera cantidad. 5.—Y es condición que para la paga de la dicha cantidad de ¡cinco mill reales se a de obligar Juan Gonzalez de la Pava, patrono de dicho convento, a la paga de la dicha cantidad, a los platos y en la forma contenida en la condicion antes desta, y ansi lo firmaron de us nombre, en Guadalcanal, en cinco días del mes de junio de mill y seiscientos y treinta y dos años.---- (Manuel Rodriguez, Juan Gonzalez de la Pava, antemi; Diego Ortiz). (rubricado).

EL MECENAZGO ARTISTICO DEL INDIANO ALONSO GONZALEZ DE LA PAVA EN GUADALCANAL

Por Julia Mensaque Urbano

lunes, 4 de marzo de 2019

Nuestro entorno 15

El patrimonio minero andaluz. El futuro de un pasado 2/3

Un patrimonio diverso que hay que conocer.-
Aunque son numerosos los datos históricos (PÉREZ, J.A., 1996) más o menos legendarios sobre la minería prerromana en la región (incluidas algunos interesantes relatos como el de la "Mina del Sabinar" o la "Sepultura del Gigante", en sierra de Gádor; CARA, L., 2002), es en época romana (entre los siglos II a-C y II d-C) cuando encontramos una trama de conocimientos históricos suficientemente amplia, susceptible de materializarse en un sistema patrimonial complejo a partir de algunos restos arqueológicos (DOMERGUE, C., 1987 y 1993).Los testimonios abarcan desde la famosa Societas Castulonensis o Castulonensium, con sede en esta importante población cercana a Linares (que también controlaba explotaciones en la provincia de Córdoba), hasta datos sobre los sistemas de explotación y las condiciones de trabajo (DOMERGUE, C., 1993), pasando por los procesos tecnológicos aplicados (por ejemplo, el famoso sistema de desagüe de las minas de Riotinto mediante ruedas hidráulicas conservadas en su museo, BLANCO-FREJEIRO, A. y LUZÓN, J. Mª., 1966).
La minería de época andalusí es una gran desconocida, pues hasta el presente los estudios se han centrado en la recopilación de referencias textuales (VALLVE, J., 1996) y la publicación de hallazgos ocasionales (BERNÁRDEZ, Mª J. y otros, 1996).  No obstante, está plenamente atestiguada (por ejemplo, una mina y fundición de Berja era propiedad particular del sultán de Granada y en el beneficio de los antiguos escoriales para dar un baño de "alcohol" o vidriado protector y decorativo a la cerámica; CARA, L. y RODRÍGUEZ, J.Mª., 1996). Recientemente ha despertado el interés de los investigadores con resultados prometedores (BERTRAND, M. y otros, 1996). En la corona de Castilla, las minas constituyeron una regalía, es decir un monopolio que la monarquía aprovechaba a través de diferentes concesiones y privilegios. En el siglo XVI destacan varias actividades extractivas, en las que sobresale Francisco de Cobos, comendador mayor de Castilla, secretario y hombre de la confianza absoluta de Carlos I (SÁNCHEZ, J., 1989). En Almería, se benefició el alumbre, utilizado como mordiente de las fibras textiles (FRANCO, A., 1996), aunque la explotación minera andaluza más importante aparece con las minas de plata de Guadalcanal en 1555, que cierran al poco (GONZÁLEZ, T., 1832 y SÁNCHEZ, J., 1989).
En La Alpujarra, el siglo XVII es un periodo de consolidación (GONZÁLEZ, T., 1832). A partir de 1642 (cuando aparece el estanco o prohibición del aprovechamiento y venta libre del plomo; COLECCIÓN, 1889, 1890 y 1892), se estableció una fundición con varios hornos de pava, alimentados con fuelles, en Presidio (hoy Fuente Victoria). Por desgracia, apenas se han descrito restos materiales de la minería andaluza de este periodo.
La Dirección General de Minas, creada en tiempos de Carlos III, reorganizó la producción en 1748. A partir de este momento, la fundición del plomo se establecía obligatoriamente en las fábricas nacionales de Alcora (1753), Baza, Motril y Turón (1789) y sobre todo en la de Presidio, con una diversificación de la producción de municiones que se expedían por el puerto de Almería a Sevilla, Alicante, Valencia y otros puntos.
La Real Fábrica de Plomos de Alcora (Canjáyar) es la única que se conserva íntegra en toda Andalucía. En su interior, los edificios se encuentran alineados a lo largo de un patio; entre ellos destacan dos hornos "castellanos" y uno reverbero posterior, más un conjunto de dependencias secundarias y áreas de transformación del mineral (CARA, L., 2002).
Debido a la presión de los mineros de la zona, la nueva ley de 1825 liberalizó totalmente del sector (COLECCIÓN, 1889, 1890 y 1892), algunos años antes de la "liberalización" política. La minería de sierra de Gádor revolucionó a los mercados internacionales del plomo en las décadas de 1820 y 1830 (PÉREZ DE PERCEVAL, M.A., 1985), precisamente cuando la revolución industrial y un importante desarrollo urbano requerían de sus aplicaciones.
Además, aportó una tecnología propia (el horno "reverbero español") capaz de consumir el escaso combustible de la zona y obtener un beneficio hasta del 80 % del plomo. El carácter innovador de esta actividad se percibe cuando la casa comercial malagueña "Rein y Cía" introduce en su fábrica de Adra los primeros hornos reverberos ingleses, alimentados con carbón (1824), e instala una máquina de vapor de 25 CV (1827), convirtiéndola en una de las primeras de España que utiliza esta fuente de energía (PÉREZ DE PERCEVAL, M.A., 1985). Las fundiciones del Peñón de Castala (Berja) y de Heredia (Almería) son algunos de sus ejemplos todavía visibles. Por aquella época, Marbella lideraba la incipiente industrialización española con las fundiciones de hierro de "La Concepción" y "El Ángel" en Río Verde, mientras empresarios locales levantaban la fundición de plomo "Buenavista" en 1836 (NADAL, J., 1972), cuyas interesantes ruinas aún se conservan.
Hubo también una industria metalúrgica derivada de la minería, de menor importancia económica y trayectoria más incierta, de la que apenas quedan restos, y resulta, por tanto, peor conocida (por ejemplo, las fábricas de albayalde para pintura o de calamina para latón) o bien se trata de manufacturas más especializadas (MORA, P., 1994).
Mayor grado de concreción histórica y patrimonial presentan las herrerías, cuya importancia en el mundo rural fue grande al abastecer de herramientas, aperos de labranza, clavazón (imprescindibles, por ejemplo, para puertas, mobiliario o molinos harineros) y utensilios domésticos a los campesinos. Aparte de otras menores, conservamos información de las de Bogaraya (entre Almócita y Padules), Bacares (ambas en Almería) y Lugros o Jeres del Marquesado (cerca de Guadix) (LÓPEZ, T., 1985 y 1990). La primera fue fundada en 1517 (CARA, L., 2000) y dio origen a la del Aguilón (Ohanes) en 1824; de ambas se conservan el imponente salto del martinete y otras dependencias (CARA, L., 2002).
Con el descubrimiento de los ricos filones plomizos de sierra Almagrera (Cuevas de Almanzora, Almería) en 1839, capital local y extranjero (muy vinculado al vecino coto minero de Cartagena-La Unión y a la ciudad de Almería) se aunaron para desarrollar una metalurgia avanzada y complejos sistemas de desagüe (SÁNCHEZ, A., 1983). Las minas y hornos del Pilar de Jaravía (Pulpí), las fundiciones "Nueva" y "La Invencible", el desagüe de El Arteal o la máquina de vapor de El Chaparral (1873), en Cuevas, constituyen algunos de sus restos más evidentes.
A la decadencia de la minería del plomo almeriense (a partir de los años 1870, y con mayor incidencia desde 1885), le siguió el desarrollo de la del hierro (SÁNCHEZ, A., coordin., 1991). Esta tuvo una expansión tan rápida como su decadencia (de 1885 a 1915). El transporte fue la gran asignatura pendiente por lo que se habilitaron líneas férreas (de Linares Almería, en manos de la “Compañía del Sur de España”, para el hierro de Alquife (COHEN, A., 2002), o la de Sierra Alhamilla), cables aéreos (como el de Bédar a Garrucha) y embarcaderos (GÓMEZ, J.A. y COVAS, J.V., 1994), entre los que destaca el de Las Almadrabillas de Almería, proyecto que Harrison y Monche llevaron a cabo entre 1901-1904 (MORALES, R. y GAGO, A., coord., 2001a y 2001b), un pendiente de rehabilitación.
En Sevilla, destaca el complejo siderúrgico de El Pedroso, iniciado en 1817 y con importantes vestigios hasta los años Setenta, y Aználcollar donde se explotaron las piritas de 1876 a 1942. Colonizada por empresas extranjeras, el desarrollo de la minería onubense despega con fuerza en 1866 para consolidarse con la poderosa "Riotinto Company Limited" que compra al Estado las minas (1873) y construye una línea de ferrocarril. Pero sin duda, la obra señera, es el muelle de embarque, un extraordinaria ejemplo de la arquitectura del hierro, obra de los ingenieros Bruce, Gibson y Ridley (1874) (FLORES, M., 1983 y GIL, L., 1984).

Lorenzo Cara BarrionuevoArqueólogo. 
Centro Virgitano de Estudios Históricos

lunes, 25 de febrero de 2019

Los Indianos de Guadalcanal 5

El mecenazgo de Alonso González de la Pava

Documentos segunda parte
Documento 3
1615-Junio-16 GUADALCANAL Lugar donde Alonso Gonzalez de la Pava dispuso se edificare el convento. (A.P.G., Libro de fábrica de los años 1621 a 1695. Lib. 1, fol. 7v. original) (Al margen: sitio donde dispuso se hiciere el convento). 3.—(cláusula de la escritura de fundación del convento) Lo segundo, señalo por casa y sitio para la obra y fundar el dicho convento, un ora su casita y corral y árboles de la advocación de Espiritu Santo,-torio con que está en esta villa de Guadalcanal entre las dos calles que llaman del Berrocal grande y Berocal chico, que es a la entrada de esta dicha villa en is calle Real y pasaxera a la ciudad de Sevilla y a toda Andalucia, y a la villa de Llerena y provincia de León y Extremadura, por ser sitio muy alegre y sano y donde hay agua de pie muy buena y sutil para las monjas y ser más acomodado para poder labrar que otro alguno desta villa, por el material principal que es piedra, que está al pie de la obra, y ser varrio apartado de la yglesias parrochiales y monesterio y de jente pobre que por falta de adornos dexan de oyr misa y por la devoción particular que yo le tengo a el dicho oratorio y no aver daño de tercero, sino que será muy gran servicio de Dios y bien desta villa que se labre y edifique en el dicho oratorio. Y ansi pido humildemente al Rey nuestro señor y a los señores Presidente y Real Consejo de las Ordenes, me concedan esta licencia que pido para labrar el dicho convento, pues es cosa tan justa y santo y de las que siempre su Real Magestad y Real Consejo de las Ordenes como tan santo favorece y apoya.

Documento  4
1628-Julio-2 GUADALCANAL. Visita General Fecha en que se habito el convento del Espiritu Santo. (A.P.G., Libro de fábrica de los años 1621 a 1695. Lib. 1, cuenta del año 1628, fol. 75v., original) Más se le hace cargo de mil reales que el dicho convento goza de renta en cada un año, en la de la obra pía que fundaron los testamentarios del dicho Alonso Gonzales de la Pava, de los bienes sueltos que dejó de la quenta dicha renta conforme al testamento del dicho Alonso Gonzalez de la Pava, comenzó a gocar el dicho convento desde que se encerró y entraron monjas, en el que fue a trece días del mes de junio del año pasado de mil y seiscientos y veinte y siete. Y es de lo corrido de un año que cumplió atrás al día del presente año de mil y seiscientos veinte y ocho años, la cual dicha obra pía administra de presente Xpoval Mata de Rojas, patrono de la dicha obra pía.

Documento 5
1621-Junio-27 GUADALCANAL. Visita General Carta de pago a Pedro Montes, maestro de canteria, por la planta del convento del Espiritu Santo. (A.P.G., Libro de fábrica de los años 1621 a 1695. Lib. 1, cuenta del año 1621, fol. 43r., original) Primeramente dió por descargo cien reales que pagó a Pedro Montes, maestro de canteria vecino de la villa de Zafra, por la planta que hizó para la obra del dicho convento.

Documento 6
1626-Marzo-17 GUADALCANAL. Visita General Salario que se le abona a Cristóbal Fernandez Cano, maestro de obras del convento. (A.P.G., Libro de fábrica de los años 1621 a 1695. Lib. 1, cuenta del año 1626, fol. 68v., original). Más se le pasan en quenta a los dichos alvaceas ciento y treynta reales de trescientos que se le dan cada un año al dicho Xpoval Fernandez, mayor de hacimientos del dicho convento, demás de su salario, y aunque estos avian de ser trescientos y treinta reales de trece meses y medio, no se le pasan al dicho difunto y alvaceas más que los dichos ciento y treinta reales porque los trescientos restantes se sacaron de un poco de material que se vendió del dicho convento.

Documento 7
1620-Noviembre-19 GUADALCANAL Carta de poder de Alonso Gonzalez de la Pava a sus albaceas testamentarios para que hagan testamento en su nombre. (A.P.G., Libro de cuentas del testamento y obra pía de Alonso G. de la Pava. Lib. 1, fol. Iv., 2v., original). Sepan quantos esta corta vieren como yo Alonso oGnzalez de la Pava, vecino desta villa de Guadalcanal, digo que por quanto yo esty muy enfermo y a punto de muerte y me hallo muy cargado de cossas que son necesarias para el descargo de mi conciencia y porque podría ser apretarme la dicha enfermedad y no poder facer mi testamento como convenga para descargo della.— Por tanto, en la forma que mejor aya lugar de derecho y dexando como dexo en su fureca y bigor la fundación del convento del Espiritu Santo, que esta haciendose con facultad de su magestad y los nonbramintos que en ella tengo fechos, y la capellania que dego fundada sigue y como se contiene en las escripturas de fundación sobre ello fechas antes, si es necesario de nuevo las otorgo y apruevo y ratifico y e por firmas bastantes.— Otorgo y conozco por esta presente carta que doy mi poder bastante como se requiere de derecho a Francisco de Rojas Bastida, alferez mayor y administrador de las minas de la provincia de León y Diego de Ortega Ramírez, regidor y a Diego Garcia de la Rubia, presbitero, vecinos de esta villa, a todos tres juntamente y no al uno sin el otro para que en mi nombre y como yo mismo, puedan hacer y torgar y otorguen mi tetamento, cado y quando y luego que bien visto les sea mandado en el las mandas que quisieran y dispensando de mis bienes y hacienda, en todo o parte, nombrando alba que cumplan y hagan lo que en el testamento mandaren. Y para el-ceas cunplimiento dello a los tales doy poder bastante desdeluego para que como tales albaceas lo cunplan y nonbren en él herederos y para que ayan el remanete que dejaren de mis bienes con que no puedan nombrar ni nombren por heredero entre los que nombraren a Juan Gonzalez de la Pava, mi sobrino ausente en Yndias, porque le escluyo de la dicha herencia para siempre jamás. Y a los demás que nombraren sean tales mis herederos e yo los nombro en el dicho remanente de mis vienes y desdeluego para mayor avundamiento nonbro por tales mis albaceas o los dichos Francisco de Rojas, Diego de Ortega Ramirez, mi primo, y al dicho Diego García para que los tales como tales alvaceas cunplan y paguen lo que se contiene en el testamento que en mi nonbre hicieren. Porque tal testamento y todo aquello que hicieron en él y fuera de él quiero y es mi voluntad que me balga por tal mi testamento o codicilio, o como mejor hubiere lugar de derecho, y les doy este poder con libre y general administración y entera facultad. Y por tal le otorgo como si yo lo hiciera y otorgara y revoco qualesquier testamentos aviertos o cerrados que yo tengo fechos, porque no hagan fe sino solo el que otorgaren los susodichos porque en el tal se cunple mi voluntad contal aditamento, que el dicho Juan Gonzales, mi sobrino, no sea heredero ni patorno porque a él y a sus descendientes los escluyo dello. Que es fecha en diez y nueve días de Imes de novienbre de mill y seiscientos y beynte años, siendo testigos don Diego Diaz de Ortega, regidor, y Diego Martin de la Pava y Francisco Mendes Remusgo, vecinos desta villa y el otorgante que yo el escribano doy fe que conosco, lo firmó, Alonso Gonzalez de la Pava ante mi Xptoval de Lobos, escrivano.— E yo el dicho Xptoval de Lobos, escribano de su magestad real, público y del cabildo y ayuntamiento de la villa de Guadalcanal, o lo que dicho es fuí presente con los dichos otorgantes y testigos y five mi signo a tal en testimonio de verdad. Vptoval de Lobos, escrivano. (rubricado). –



Documento 8
1621-Marzo-16 GUADALCANAL Testamento de Alonso Gonzalez de la Pava hecho por sus albaceas testamentarios. (A.P.G., Libro de cuentas del testamento y obra pía de Alonso Gonzalez de la Pava. Lib. 1, fol. 3r., 29r., original) El qual dicho poder y nonbramiento de albaceas y comisorios que en él hijo en nosotros lo tenemos aceptado y siendo necesario de nuevo atetamos y del usando quanto podemos y de derecho devemos, todos tres juntos unanimes y conformes de un acuerdo y conformidad, atento que el dicho Alonso Gonzalez de la Pava murió a los beynte y quatro días del mes de novienbre de dicho año de mill seicientos y veynte, debajo de la disposición del dicho poder otorgado por él, como dicho es, usando del derecho y facultad que por él y las leyes del reyno se nos da y concede, otorgamos y conocemos por esta presente carta que en nonbre del dicho Alonso Gonzalez de la Pava, difunto, por él y en su nonbre por ser como era fiel y catolico cristiano... (cláusulas del testamento)... y lo otorgomos ante el presente escribano público y testigos en la villa de Guadalcanal, en diez y seis días del mes de marzo de mill y seicientos y veynte y un años. Siendo testigos el licenciado Diego de Ortega Hidalgo y Juan de Ochoa de Cortazar y Juan Gonzalez Carranco, todos vecinos desta dicha villa y los otorgantes yo el escribano doy fe que conosco, lo firmaron de sus nombres aquí, Diego García de la Rubia, Diego de Ortega Ramirez, Francisco de Rojas Bastida, ante mi Sancho de Urgelos, escribano, e yo el dicho Sancho de Urgelos, escribano público desta villa de Guadalcanal, presente fui y lo signé en testimonio de verdad, aSncho de Urgelos (rubricado).

EL MECENAZGO ARTISTICO DEL INDIANO ALONSO GONZALEZ DE LA PAVA EN GUADALCANAL

Por Julia Mensaque Urbano